El keniano Ezekiel Kemboi (1984) es uno de los mejores corredores de obstáculos de la historia. Su palmarés es apabullante: plata en los Mundiales de 2003, 2005 y 2007, oro en los Mundiales de 2009, 2011, 2013 y 2015 y oro olímpico en 2004 y 2012. Ayer en la final de obstáculos de Río consiguió inicialmente el bronce. La Federación Francesa, a instancias del siempre polémico Mahiedine Mekhissi-Benabbad (1985), que había sido 4º en la carrera, presentó una reclamación alegando que el atleta keniano había pisado por dentro de la cuerda tras haber pasado la ría. Esto efectivamente sucedió, pero no supuso ninguna ventaja para Kemboi. Además, al menos a juzgar por la fotografía, da la sensación de que el pasillo tras la ría es demasiado largo y demasiado estrecho.

Sorprendentemente el Jurado de Apelación de la IAAF, aplicando la regla 163.3d aceptó la reclamación francesa y descalificó al atleta keniano. En la web Let’s run.com, Robert Johnson hace un alegato por el espíritu olímpico y critica de forma contundente tanto a la Federación Francesa como a Mekhissi. Dice Johnson:
Los franceses deberían estar avergonzados. En una carrera de casi 2 millas, en la que su corredor nunca estuvo siquiera cerca de la medalla en la competición, han creído que es una buena idea elevar una protesta porque un atleta ha pisado la línea cuando faltaba más de una milla para la meta. Deberían sentirse abochornados, lo mismo que la IAAF y el Jurado de Apelación por no haber rechazado la protesta.
Hace 60 años, en la final de obstáculos de los Juegos de Melbourne sucedió algo parecido, pero con una conclusión muy diferente para el principal protagonista, el británico Chris Brasher.
Christopher William Brasher había nacido en Georgetown (Guyana) el 21 de agosto de 1928. Su padre, ingeniero de radio, se había trasladado a ese país para diseñar el cableado telegráfico. En 1951 se proclamó campeón mundial universitario de 5000 y subcampeón de 1500, pero no vio mucho futuro en estas dos pruebas, por lo que decidió preparar los 3000 obstáculos. En 1952 participó en los Juegos de Helsinki y fue 11º en la final. En 1954 se hizo famoso por ser una de las liebres de la carrera en que Roger Bannister (1929) bajó de los 4′ en la milla.
Su oportunidad llegó en los Juegos de 1956, cuando sorpresivamente se escapó en la última vuelta de la final de obstáculos y ganó por 15 metros con 8:41,2, nueva plusmarca olímpica, acabando el último kilómetro en 2:47,2. 12 minutos más tarde se anunció que se le descalificaba por haber empujado al noruego Ernst Larsen (1926-2015), pero este, si bien reconoció el choque, no lo consideró motivo de descalificación. Explicó: Brasher y yo tratamos de adelantar a Rozsnyói por fuera juntos, cuando nuestros codos chocaron. Sería terrible que le quitasen el oro a Brasher. Los otros implicados, el húngaro plusmarquista mundial Sándor Rozsnyói (1930-2014), 8:35,6, y el alemán Heinz Laufer (1925-2010) tampoco consideraron que hubiese motivos para descalificar a Brasher. Laufer dijo al británico: Chris, yo no quiero el bronce así. Si no te dan el oro les arrojaré la medalla de bronce a la cara. Tras 3 horas de deliberación el Jurado de Apelación decidió revertir el veredicto inicial y proclamó al británico campeón olímpico. Estos fueron los resultados:
1. Chris Brasher GBR 8:41,2
2. Sándor Rozsnyói HUN 8:43,6
3. Ernst Larsen NOR 8:44,0
4. Heinz Laufer ALE 8:44,4
5. Semyon Rzshishchin URS 8:44,6
6. John Disley GBR 8:44,6
7. Neil Robbins AUS 8:50,0
8. Eric Shirley GBR 8:57,0
9. Charles Jones USA 9:13,0
10. Zdzisław Krzyszkowiak POL Ab
Brasher se retiró ese mismo año. Fue columnista en The Observer, trabajó en la BBC, introdujo en Gran Bretaña las carreras de orientación, abrió varias tiendas de deporte y fundó el maratón de Londres, cuya primera edición se celebró en 1981. Casado con la extenista Shirley Bloomer (1934), murió el 28 de agosto de 2003.
La encomiable reacción de los rivales de Brasher contrasta notablemente con la de Mekhissi y su federación. El corredor francés reconoció que ni se había preocupado por intentar alcanzar a Kemboi puesto que tras ver el incidente estaba seguro de que lo descalificarían. Se ve que hace 60 años los valores eran otros.
No te vi hacer un articulo como este en Zurich 2014. Una federacion reclamando una DQ a un atleta por un acto que no le produce ventaja en a carrera pero que, reglamento en mano, es DQ. Vaya, ambos casos son iguales. Me parece una lastima para Kemboi, pero increiblemente justo para Mekhissi que el riguroso reglamento le devuelve con intereses (puesto que seguro que prefiere una medalla olimpica a otro oro europeo) la medalla que le nego en el pasado.
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Es paradigmático cómo puede tergiversarse una situación dependiendo del gusto de cada momento.
Comparar la descalificación de Kemboi en Río con la de Mekhissi en Zúrich representa, de por sí, un agravio comparativo. Son situaciones radicalmente distintas (aunque terminen ambas en una descalificación).
Por otra parte, aunque con cierta relación, cualquier defensa a un atleta como Mekhissi (que es un talento descomunal, por otra parte) es de por sí ofensiva. Quizá sólo lo estés utilizando para darle la vuelta a la situación, quién sabe.
Gracias Luis. Felicitaciones, como siempre. Saludos.
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Gracias, Chema. Me ha dejado estupefacto la difusión que ha tenido esta última entrada, que es la que menos tiempo me ha llevado hacer. Lo cierto es que es una anécdota desconocida, y eso es sorprendente.
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En mi opinión no tiene nada que ver una acción voluntaria que infringe el reglamento con una acción fortuita que no beneficia al atleta. Mi blog es muy reciente.
Gracias por leerme.
Saludos
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Gracias por tu artículo! me deja pensando, me ha encantado.
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Gracias a ti, Pepa por leerme. Parece que ha gustado.
Saludos
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Estupendo artículo. Da gusto leer este tipo de historias a las que tan poco acostumbrados nos tienen los medios de información deportivos. Felicidades por su trabajo.
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Muchas gracias, Álvaro. Solo es cuestión de bucear un poco en el pasado. El atletismo está lleno de historias interesantes.
Saludos
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