Los Juegos Olímpicos de México son probablemente los mejores de la historia en lo que se refiere a atletismo. La altitud, el material sintético y una excelente generación de atletas dieron lugar a una catarata de plusmarcas mundiales nunca vista y que no ha vuelto a suceder. De todos los acontecimientos ocurridos en México en el otoño de 1968, tal vez el más emblemático haya sido el salto de Bob Beamon (1946) de 8,90 metros, 55 cm más que el anterior tope mundial, que compartían el estadounidense oro olímpico en 1960 Ralph Boston (1939) y el entonces soviético Igor Ter Ovanesyan (1939), si bien este en altitud. Para hacernos una idea de lo que supuso el famoso salto es como si hoy alguien alcanzase 9,50 metros.
Robert Beamon (South Jamaica, Queens, Nueva York, 29 de agosto de 1946) era, pese a su inexperiencia, uno de los grandes favoritos para hacerse con el oro olímpico. El año de los Juegos ganó 22 de las 23 competiciones en las que había tomado parte. Tenía una mejor marca de 8,33 metros, y otro registro más de 8,39v. Ralph Boston, que lo entrenaba no oficialmente, había dicho de él que podría saltar 9 metros. En la clasificación Boston hizo 8,27 en el primer salto, nueva plusmarca olímpica. Pero Beamon, como Jesse Owens (1913-1980) 32 años antes, hizo dos nulos. Tras un intercambio de palabras con Boston, realizó algunas correcciones y llegó a 8,19. Quien también tuvo problemas en esta fase fue campeón olimpico en Tokio, el galés Lynn Davis (1942), que tras 2 nulos se clasificó con 7,94. La organización no previó la ayuda de la altitud y estableció el punto de corte en 7,65 metros. En la final hubo 17 competidores. El nivel era muy alto, con los dos anteriores campeones olímpicos, uno de ellos coplusmarquista mundial, y el otro coplusmarquista mundial, además de Beamon, líder del año. Beamon saltaba en cuarto lugar. Los tres primeros saltadores hicieron sendos nulos. Beamon tomó carrerilla y realizó un salto prodigioso. El sistema automático de medición no llegaba tan lejos y hubo de cuantificarse manualmente. El resultado, estratosférico, 8 metros y 90 centímetros. Beamon no entendió la magnitud del salto hasta que se lo transformaron a pies y pulgadas, 29-2,5.
El logro del estadounidense hizo perder la concentración para el resto de la competición tanto al propio atleta como a sus rivales. Además, poco después del salto, la lluvia hizo acto de presencia. Beamon solo llevó a cabo un intento más, en que aterrizó en 8,04 m Boston fue 3º con 8,16 en su primer salto. La plata fue sorprendentemente para el alemán Klaus Beer (1942) que hizo el mejor concurso de su vida, con plusmarca personal de 8,19.
Tras su oro olímpico Beamon sufrió algo parecido a lo que le sucedió al dramaturgo francés Edmond Rostand (1868-1918). Rostand alcanzó la fama a los 28 años con su magnífica obra Cyrano de Bergerac. Sin embargo Cyrano, según afirmó el mismo autor, lo sobrepasó emocionalmente y nunca fue capaz de superarse literariamente. Beamon no volvió a saltar más de 8,20 m. Se retiró en 1973.
Los 8,90 m de Beamon siguen siendo la segunda mejor marca de la historia y plusmarca olímpica 48 años después. Se ha calculado que al nivel del mar y sin viento el salto podría haber sido de 8,50-8,60 m, un registro excelente de cualquier manera. El viento oficial fue de 2,0 m/s. Este valor, sin embargo, sigue siendo objeto de controversia. Algunos autores como Roberto Quercetani, en su libro Historia del atletismo mundial, se sorprenden de que nada menos que el 41% de las plusmarcas mundiales realizadas en México lo fueron con 2,0 m/s. Gerald Lawson en World Record Breakers in Trakc&Field Athletics también resalta este hecho. En la final de triple salto se superó 4 veces la plusmarca mundial. En tres ocasiones, separadas la primera y la última por 1 hora, el viento fue exactamente 2,0 m/s. Un testigo presencial de la final de salto de longitud me dijo que el viento pudo ser superior al permitido. Estaba a punto de estallar una tormenta y había viento racheado. De hecho la medición no se mostró inmediatamente sino que tardó en anunciarse más de lo habitual. Si los 8,90 hubiesen sido en realidad 8,90v. ¿cómo habría evolucionado la plusmarca mundial de salto de longitud? Esto es lo que habría sucedido:
8,35 Josef Schwarz RFA 1941 Stuttgart 15 julio 1970. Este alemán igualó la antigua plusmarca de Boston y Ter Ovanesyan. Tuvo una carrera corta sin ninguna actuación destacable en grandes campeonatos.
8,45 Nenad Stekic YUG 1951 Montreal 25 julio 1975. Stekic superó con este salto la plusmarca europea de Ter Ovanesyan y Schwarz. Fue subcampeón de Europa en 1974 y 1978 y 6º en los Juegos de Montreal
8,52 Larry Myricks USA 1956 Montreal 26 agosto 1979. Myricks fue un excelente saltador que coincidió con Carl Lewis. Era también un gran corredor de 200 m, con 20,03 de plusmarca personal. Fue bronce en los Juegos de Seúl y 4º en LA84. También fue bronce en los Mundiales de 1983 y 1987.
8,54 Lutz Dombrowski RDA 1959 Moscú 28 07 1980. Uno de los grandes saltadores europeos pese a su corto recorrido. Consiguió su plusmarca personal y europea ganando el oro en Moscú. No lo habrían tenido fácil los estadounidenses. Posteriormente ganó el campeonato de Europa en 1982, por delante del entonces plusmarquista español Antonio Corgos (1960), que se fue a 8,19.
8,62 Carl Lewis USA 1961 1 julio 1981. El mejor saltador de todos los tiempos, con 4 oros olímpicos. Su condición de velocista tal vez hizo que no prestase al salto de longitud la atención necesaria para superar a Beamon
8,76 Carl Lewis USA 1961 Indianápolis 24 julio 1982
8,79 Carl Lewis USA 1961 Indianápolis 19 junio 1983
8,86A Robert Emmyan URS 1965 Tsaghkadzor 22 mayo 1987. Este es un salto muy controvertido, en una competición menor y casi de forma clandestina. Sin embargo Emmyan era un saltador muy solvente. Su segunda mejor marca, al nivel del mar, es 8,61. Sus actuaciones más destacadas fueron el oro en el Europeo de Stuttgart y plata en el Mundial de Roma.
La plusmarca de Beamon se superó por fin en la final del Mundial de Tokio de 1991, con el duelo entre Mike Powell (1963) y Carl Lewis, que protagonizaron el mejor concurso de la historia, resuelto a favor del primero con 8,95. Lewis pese a hacer su mejor marca de 8,87 (y 8,91v) no pudo con su compatriota. Sobre este enfrentamiento hay una excelente entrada en el blog de Soy Cobarde.
Nunca sabremos si el viento era o no legal. Quizá los jueces no se atrevieron a romper la magia del salto anunciando la verdadera velocidad del viento, o quizá el salto fue realmente legal y esta entrada solo es el producto de un autor descreído.