Óscar Husillos y el exceso de celo

Las leyes, igual que los libros de Medicina, tratan de hacer la mejor generalización de muchos casos particulares. Pero, del mismo modo que los problemas de cada paciente deben gestionarse de forma individual, en el ámbito normativo debería también analizarse caso por caso. Ayer, tras haberme quedado absolutamente sorprendido por la exhibición de Óscar Husillos, pensé, durante unos minutos, que hoy estaría escribiendo sobre la progresión de la plusmarca europea de 400 m en sala. Desgraciadamente mi texto de hoy es para poner sobre la mesa que el exceso de celo normativo puede acabar con el espectáculo atlético que continuamente Lord Coe, en su calidad de Presidente de la World Athletics, trata de buscar. No hace mucho escribí sobre el, indebido, protagonismo de los jueces, afortunadamente excepcional. Desde hoy tendré que añadir lo sucedido ayer.

Con el reglamento en la mano, el invadir la línea interna de la curva sin desplazamiento forzado es motivo de descalificación. La norma es taxativa, no especifica ni cm ni tiempo, por lo tanto es suficiente 1 mm 0,01 s. Con esto podríamos terminar el debate, pero también podemos plantear una cuestión. ¿Se tipifican las infracciones porque sí o para evitar que el infractor se beneficie? Si son para evitar que el infractor se beneficie, ¿tiene sentido aplicarlas cuando no hay beneficio alguno? Es más, Husillos no solo no se benefició, sino que el pisar la línea con el pie derecho probablemente le obligó a girar su cuerpo hacia el mismo lado para no salirse de la línea, con la consiguiente pérdida de alguna centésima. Tampoco ayudaba una pista con curva de doble radio, que empuja al atleta hacia dentro a la salida de la curva.

Habitualmente la aplicación que se hace de las normas es razonable. A menudo vemos salirse brevemente en las curvas a atletas en carreras de fondo lentas, como sucedió en el Mundial de Londres con Mo Farah, pero se asume que es involuntario y que no beneficia en absoluto al corredor, más bien todo lo contrario. Si se aplicase de forma estricta el reglamento en el tema de los contactos y obstrucciones, en ocasiones tendríamos campeón de 800 o 1500 m sin necesidad de disputar la final. Sin embargo, en este campeonato, se ha decidido obviar el espíritu del reglamento y aplicarlo al pie de la letra. La consecuencia ha sido que se ha anulado la mejor carrera del campeonato, el mejor 400 de la historia de los campeonatos y la plusmarca europea de un plumazo. Deben ser las últimas directrices de la World Athletics para fomentar el espectáculo tras la retirada de Usain Bolt.

Hay quien compara esta descalificación con la de Natalia Rodríguez en la final de los 1500 m del Mundial de Berlín 2009 tras haber cruzado la meta en primer lugar. En mi opinión no son comparables, pues mientras Husillos ni se beneficia ni perjudica a nadie, el adelantamiento interior de Rodríguez, una maniobra irregular, hace que una atleta tropiece y se vaya al suelo.

La descalificación de Husillos me recuerda, por su injusticia, a la del obstaculista keniano Ezekiel Kemboi en los Juegos de Río. Sesenta años antes, en los Juegos de Melbourne, los propios rivales de Chris Brasher se negaron a que fuese descalificado tras ganar el oro en obstáculos, también por exceso de celo.

Por cierto, al margen de la estricta aplicación del reglamento, la IAAF tampoco ha respetado las formas, entregando las medallas de la prueba de 400 m antes de comunicar oficialmente el rechazo del recurso de la Federación Española. Quizá también debían haber publicado la fotografía al tiempo que anunciaban por primera vez la descalificación. Cierto es que una vez constatada la infracción, había poco lugar al recurso pero ¿de verdad era necesario analizar el vídeo con microscopio?

No veo a la IAAF por buen camino y no solo por el asunto Husillos. Se entiende poco que las marcas mínimas para los concursos solo estén al alcance, literalmente, de 4 y haya que recurrir a la repesca. Por ejemplo en triple salto femenino, la mínima era 14,30 m. Hubo de repescarse, con 14,23 m, a Ana Peleteiro que finalmente fue bronce. Tampoco se comprende que en los concursos no se permita el 6º intento del 5º al 8º clasificado. Como bien dice el explusmarquista español de salto con pértiga, Alberto Ruiz, es como si en un 1500 no se permitiese disputar la última recta a los que ocupan la posiciones a partir de la 5ª.

Al margen de la polémica descalificación de Husillos y a falta de la jornada de hoy, las luces que veíamos algunos en el atletismo español tras el Mundial de Londres parece que se materializan. El Europeo de Berlín del verano será una buena ocasión para confirmarlo.

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3 comentarios en “Óscar Husillos y el exceso de celo

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