Emil Zátopek, la locomotora humana (y II)

Tras sus dos oros en el Campeonato de Europa de 1950, Emil Zátopek (1922-2000) decidió probar al año siguiente distancias más largas. Esa temporada sufrió una única derrota, en un lento 3000 del campeonato nacional, dando fin a una racha de 74 victorias consecutivas en pruebas de 2000 m o más. Lideró la lista mundial de ese año en 10000 m, con 29:29.8 y fue segundo en la de 5000 m con 14:11.6, pero, teniendo en mente lo que intentaría en el año olímpico, se movió a pruebas de mayor duración. El 15 de septiembre superó la plusmarca mundial de los 20 000 m en pista, con 1h01:15.8 y de la hora con 19 558, 24.2 y 219 m mejor que el finlandés Viljo Heino (1914-1998). Este éxito constituyó el preludio de lo que sucedería 2 semanas después, el 29 de septiembre. El checo repetía intento de la plusmarca de la hora en pista. Pasó en 29:53.4 por los 10 kilómetros, 44:54.6 por el kilómetro 15, nueva plusmarca mundial, 59:51.8 , también plusmarca mundial, en los 20 kilómetros y terminó haciendo 20 052 m, la primera vez que se pasaba de los veinte kilómetros por hora. En aquel momento, además de Zátopek, solamente otros cinco atletas habían bajado de 30 minutos en 10 000 m.

Con estos buenos resultados, Zátopek había decidido ir un paso más allá. No se conformaba con su superioridad en las pruebas de fondo en pista y en los Juegos de Helsinki se planteó superar a Hannes Kohlemainen (1889-1966). El primer finlandés volador había ganado los 5000 y 10 000 m en 1912, primera vez que ambas distancias eran olímpicas, y se había hecho con el oro en el maratón de los Juegos de 1920. Ahora, el checo trataría de hacer lo mismo en una sola edición de los Juegos, en Helsinki, en 1952. El 20 de julio, Zátopek estaban entre los 33 participantes de la final directa de 10 000 m. Había llegado a la capital finlandesa con 14:17.6 y 29:26.0 como mejores registros de ese año. La carrera resultó bastante sencilla para el checo, quien tenía la sensación de que a los demás corredores les abrumaba ponerse delante de él. Tomó la cabeza en el cuarto kilómetro, con un pase de 14:43 en la mitad de la carrera. Una última vuelta en 1:04 le permitió ganar con 29:17.0. El francés de origen argelino Alain Mimoun (1921-2013) fue segundo con 29:32.8, y el ruso, que representaba a la Unión Soviética, Aleksandr Anufriyev (1926-1966), tercero, con 29:48.2. Otros tres atletas corrieron por debajo de 30 minutos, algo inédito entonces.

La final de 5000 m, celebrada el 24 de julio, resultó mucho más competitiva. Previamente, el 22, hubo tres series semifinales, de las que se clasificaban los cinco primeros. Zátopek se clasificó fácilmente entrando tercero en la tercera serie. En la final, el británico Chris Chataway (1931-2014) dio paso a la primera vuelta en 1:05. Enseguida resultó relevado por el alemán Herbert Schade (1922-1994). Con diversos cambios en la cabeza de la carrera, a falta de 400 m había cinco atletas con opciones al oro, Chataway, Schade, Mimoun, Zátopek y otro británico, Gordon Pirie (1931-1991), con el checo en cabeza. En la contrarrecta, Chataway se colocó primero, llevándose con él a Mimoun y a Schade. Zátopek se colocó en la calle 3 en la última curva, en cuya mitad alcanzó de nuevo el liderato. Al entrar en la última recta, Chataway se cayó al suelo. Aun así, fue quinto. Zátopek se hizo con su segundo oro con 14:06.6, 0.8 menos que Mimoun, plata, y 2.0 menos que Schade, bronce. Ese mismo día, Dana Zátopková (1922-2020), de soltera Ingrová, llevaba a casa de los Zátopek la tercera medalla de oro, en este caso en el lanzamiento de jabalina.

Tras la terrible final de los 5000 m, a Zátopek le quedaba lo más difícil, el maratón. Aunque el año anterior había realizado una excelente plusmarca mundial de la hora y de los 20 000 m, nunca había corrido un maratón. El favorito era el británico Jim Peters (1918-1999), plusmarquista mundial con 2h20:42.2. Zátopek decidió correr a su lado. A los 15 kilómetros le preguntó al británico si el ritmo era demasiado rápido. Este le dijo que era demasiado lento. El checo decidió aligerar la marcha, llevándose con él al sueco Gustav Jansson (1922-2012). Peters abandonaría en el kilómetro 33. En ese momento Zátopek ya corría en solitario. Entró en el estadio donde la multitud lo agasajó con una extraordinaria ovación coreando su nombre. Su tiempo fue de 2h23:03.2. Segundo, a más de dos minutos y medio fue el argentino Reinaldo Gorno (1918-1994), mientras Jansson ganaba en bronce. Emil Zátopek se había convertido en el héroe de los Juegos y se había colocado en el Olimpo del fondo mundial, al lado de Kolehmainen, Paavo Nurmi (1897-1973) o Ville Ritola (1896-1982). En octubre de ese 1952 se hizo con otra plusmarca mundial de largas distancias, la de 30 000 m en pista con 1h35:23.8.

En 1953 se celebraba en Bucarest la IV del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Zátopek esperaba una victoria fácil en los 5000 y en los 10 000 m. Sin embargo, en la primera prueba un desconocido ucraniano llamado Vladimir Kuts (1927-1975) se colocó en cabeza e imprimió un ritmo rapidísimo, que distanció a todos sus rivales, el checo incluido. Finalmente este pudo alcanzarlo y superarlo, con 14:03.0, que igualaba su mejor marca entonces, frente a 14:04.0 del sorprendente Kuts. En 10 000 m, el ucraniano también fue segundo, pero en ningún momento puso en peligro la victoria del checo, que ganó con 29:25.8, 15.6 menos que Kuts. En noviembre de ese 1952, Zátopek superó su plusmarca mundial de 10 000 m, a un suspiro de los 29 minutos, 29:01.6.

La temporada de 1954 resultó paradójica para Zátopek. Fue el año que más rápido corrió, con plusmarcas mundiales de 5000 y 10 000 m, pero también el año en que perdió la hegemonía del fondo mundial. El 30 de mayo, en París, por fin consigue superar la plusmarca mundial de 5000 m de 13:58.2, que tenía el sueco Gunder Hägg (1918-2004) desde 1942. Con 13:57.4, Zátopek era el tercer atleta en correr la distancia en menos de 14 minutos, tras el propio Hägg, 13:58.2, y el medallista de bronce olímpico en 10 000 m Anufriyev, que el año anterior había registrado 13:58.8. Al día siguiente, en Bruselas, el checo se convertía en el primer atleta en bajar de 29 minutos en los 10 000 m, con 28:54.2 14:27.4+14:26.8). Con esas credenciales no era previsible que tuviese problemas para repetir sus títulos europeos en ambas distancias. En Berna, a finales de agosto, renovó, como se esperaba, su oro continental en 10 000 m, al ganar fácilmente con 28:58.0, la segunda mejor marca de la historia entonces. Pero en 5000 m, la historia fue diferente. Vladimir Kuts repitió la táctica del año anterior en el Festival de la Juventud. Con un primer kilómetro en 2:44.0 consiguió dejar muy atrás a todos sus rivales y se proclamó vencedor con una nueva plusmarca mundial de 13:56.6. Chataway, que ese año había ayudado a su amigo Roger Bannister (1929-2018) a bajar por primera vez en la historia de 4 minutos en la milla, fue segundo con 14:08.8 y Zátopek tercero con 14:10.2. El checo trató de resarcirse parcialmente de esta inesperada derrota cinco días después, intentando recuperar el primado mundial de 5000 m. Con 13:57.0 se quedó a tan solo 0.4. Pero la prueba había entrado en una nueva dimensión. Entre Kuts, Chataway, el húngaro Sandor Iharos (1930-1996) y Gordon Pirie llevaron el tope universal de la prueba hasta 13:35.0 en 1957. Ese mismo 1954 Chataway corrió en 13:51.6, en una histórica carrera en Londres en que derrotó a Kuts por 0.2, pero este rebajó 0.4 a la marca del británico diez días más tarde.

El rendimiento de Zátopek se mantuvo en 1955 y 1956. Fue capaz de correr en 14:04.0 en 5000 m y en 29:25.6 en 10 000 en 1955 y en 29:33.4 en 10 000 m en 1956. En 1955 superó con 1h16:36.4 la plusmarca mundial de 25 000 m en pista. En 1956, mermado físicamente por una hernia discal, fue sexto en el maratón olímpico. El vencedor fue su viejo rival y amigo Mimoun, quien había sido tres veces plata olímpica y dos continental detrás del checo. Mimoun esperó a Zátopek en la meta. Este lo felicitó calurosamente y le dijo lo mucho que se alegraba por su victoria. Continuó compitiendo en pista en 1957 y se retiró en 1958 tras haber ganado la prueba de campo a través de Lasarte.

En 1968, Zátopek apoyó las reformas democráticas propuestas por el secretario del partido comunista checoslovaco Alexander Dubček (1921-1992) en la llamada Primavera de Praga. La política aperturista de Dubček dio lugar a la invasión del país por la Unión Soviética. Zátopek, entonces coronel, resultó expulsado del ejército y obligado a realizar trabajos manuales como la búsqueda de uranio en una mina o el cavar zanjas. En 1975 lo reclutaron en el Ministerio de Deportes hasta su jubilación en 1982. Sin embargo, para el régimen continuó siendo sospechoso, y no se le permitió viajar. No recuperó completamente su libertad hasta 1989. El 1990, el nuevo presidente Václav Havel (1936-2011) hizo oficial la completa rehabilitación de Zátopek. Murió el 22 de noviembre de 2000 de las complicaciones de un ictus.

Emil Zátopek fue cuatro veces campeón olímpico. Superó 18 plusmarcas mundiales, 6 en pruebas olímpicas. Continúa siendo en único atleta que ha ganado en la misma edición de los Juegos Olímpicos el 5000, el 10 000 y el maratón. Es uno de los grandes corredores de fondo de todos los tiempos.

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Emil Zátopek, la locomotora humana (I)

Uno de las imágenes icónicas del atletismo de todos los tiempos es la del fondista Emil Zátopek, con su gesto agónico a punto de cambiar de ritmo. El checo ha representado como pocos el enorme esfuerzo que supone el deporte de alta competición y, casi sesenta años después de su triple oro olímpico, en 5000, 10 000 m y maratón, continúa siendo uno de las referencias de todos los tiempos en las carreras de fondo. Su carácter afable lo hizo extraordinariamente popular entre los atletas y los aficionados. En sus años de madurez muchos atletas acudían a su casa a visitarlo y a pedirle consejo. No le resultaba complicado al checo, que hablaba siete idiomas. Es conocida la anécdota con el australiano Ron Clarke (1937-2015). En el verano de 1966, Clarke aprovechó la gira europea para visitar al atleta checo, que fue un estupendo anfitrión. Tras dos días de visita, Zatu acompañó a Clarke al aeropuerto. Antes de irse le dio un paquete y le dijo Cuida de esto. Te lo mereces. Ya en el avión, Clarke abrió lo que contenía la medalla de oro del 10 000 de los Juegos de Helsinki 1952, con el nombre del australiano inscrito.

Emil Zátopek nació en Kopřivnice, Moravia, entonces en Checoslovaquia, hoy en la República Checa, el 19 de septiembre de 1922. Era el séptimo de nueve hermanos, de una familia de campesinos. Con 15 años, sin dejar los estudios, comenzó a trabajar de aprendiz en una fábrica de zapatos cercana a su casa. Cuando tenía 19 años y estaba en el último año de aprendiz, el instructor de deportes de la fábrica lo seleccionó para disputar una carrera, pese a sus protestas. Sin haber entrenado nunca, ocupó la segunda posición, lo que hizo interesarse por el atletismo. En 1938, los acuerdos de Múnich entre Alemania, Francia y Gran Bretaña habían dado lugar a la partición de Checoslovaquia. Alemania ocupó en 1939 la parte checa y la convirtió en un estado satélite con el nombre de Protectorado de Bohemia y Moravia. La guerra, que había estallado en 1939, no hizo que Zátopek resultase movilizado, por lo que pudo dedicarse al atletismo durante la contienda. Había comenzado en 1941 y sus resultados en esos primeros años no invitaban a pensar en lo que sucedería después. Inicialmente se decantó por los 800 y los 1500 m, con alguna incursión en los 5000 m. En 1944 conseguía con 1:59.8 y 3:59.5 bajar por primera vez de 2 minutos en los 800 m y de 4 en los 1500. A finales de ese año, sin embargo, sorprendió con cuatro plusmarcas nacionales en distancias superiores 8:34.8 en 3000 m, 14:54.9 en 5000 m y 5:34.8 y 5:33.4 en 2000 m.

Su temporada de 1944 lo llevó a centrarse en las pruebas de mayor duración, especialmente los 5000 m. En 1945 mejoró a 14:50.8. Ese año entró en el ejército de su país, donde obtuvo grandes facilidades para entrenarse. Zátopek adaptó el entonces novedoso interval training, que el alemán Woldemar Gerschler (1904-1982) había aplicado con gran éxito a Rudolf Harbig (1913-1944) cuando este corrió los 800 m en unos superlativos 1:46.6. Para el checo la clave del éxito era velocidad y resistencia, que este tipo de entrenamiento mejoraba notablemente. El cambio se mostró muy positivo. En junio de 1946 Zátopek corría en 14:36.6 y en agosto ocupaba un buen quinto puesto en la final de los 5000 m del Europeo al aire libre de Oslo, con una nueva plusmarca nacional de 14:25.8. El ganador fue el antiguo plusmarquista de los 800 m y de la milla antes de la guerra, el británico Sydney Wooderson (1914-2006), que con 14:08.6 hacía la segunda mejor marca de siempre, detrás de los inabordables 13:58.2 del sueco Gunder Hägg (1918-2004). Unos días más tarde se imponía en el Encuentro Interaliado, en Berlín, con atletas de los países que habían ganado la guerra, con 14:31.0 en los 5000 m.

La temporada de 1947 sirvió a Zátopek para consolidarse como uno de los mejores fondistas del momento. Ese año sufrió tan solo tres derrotas, en sendos tres miles ante el neerlandés Wim Slijkhuis (1923-2003), subcampeón de Europa de 5000 m, y ante el belga Gaston Reiff (1921-1992), y en un 1500 por encima de 4 minutos en Praga. Ese año mejoró sus plusmarcas nacionales de 2000 m, 5:20.5, 3000 m, 8:08.8, y 5000 m, 14:08.2, segunda mejor marca mundial de siempre. Confirmó este último registro poco después, derrotando al campeón de Europa y plusmarquista mundial de 10 000 m, el último finlandés volador Viljo Heino (1914-1998), en 14:15.2, por 0.2. En París fue campeón mundial universitario de 1500, con 3:52.8, que acabaría siendo su mejor marca personal, y 5000 m.

Tras 12 años, en 1948, los Juegos Olímpicos volverían a celebrarse. La ciudad de Londres, muy castigada por la aviación durante la guerra, sería la sede. Zátopek se decidió por doblar en 5000 y 10 000 m, tras hacer en el segundo 10 000 de su carrera deportiva 29:37.0, a 1.6 de la plusmarca mundial de Heino. La prueba más larga de la pista sería la que más alegrías daría al checo, doble campeón olímpico y de Europa y cinco veces plusmarquista mundial. Antes de los Juegos también había corrido un 5000 muy rápido en 14:10.0. La final olímpica directa de 10 000 m tuvo lugar el 30 de julio. El principal favorito era Heino, mucho más experimentado en la distancia que Zátopek. Este se colocó en cabeza desde el inicio, con un ritmo constante de alrededor de 1:11 cada vuelta. A los 6 kilómetros Heino abandonó. El checo dobló a todos sus rivales, salvo a dos. Ganó con 29:59.6, 47.8 segundos menos que el argelino representante de Francia Alain Mimoun (1921-2013). Tres días después, Zátopek estaba en la línea de salida de la final de 5000 m, tras haber sido segundo en su semifinal con 14:31.2, probablemente con un esfuerzo innecesario. Bajo una torrencial lluvia londinense, se volvió a colocar en cabeza, hasta que a falta de 1200 m, Gaston Reiff tomó el mando, llevándose con él a Win Slijkhuis. Al entrar en el último 300, el checo estaba a 30 metros de Reiff y a unos 20 del neerlandés. Un brusco cambio de ritmo permitió a Zátopek alcanzar a Slijkhuis. En la última recta el belga tenía una ventaja de 20 metros, que se redujeron a 1.5 en la línea de meta. Reiff se proclamaba campeón olímpico con 14:17.6, 0.2 menos que Zátopek. El público no dejó de ovacionar el enorme esfuerzo del checo.

El teniente Zátopek volvió a Praga convertido en un héroe. Ese año se casó con su compatriota Dana Ignetova (1922-2020), que había sido séptima en la final de lanzamiento de jabalina. En 1949, Zátopek se dedicó a mejorar la plusmarca mundial de 10 000 m. Comenzó en Ostrava, el 11 de junio, donde restó 7 segundos al registro de Heino. 29:28.2 era el nuevo tope universal. El finlandés, sin embargo, respondió en septiembre con 29:27.2. Los superiores de Zátopek en el Ejército le hicieron saber que no era aceptable que se hubiese quedado sin la plusmarca mundial de 10 000 m. Les pidió tres semanas para entrenarse y el 22 de octubre, otra vez en Ostrava, se iba a 29:21.2. Continuó su racha cronométrica el 4 de agosto, ya de 1950, cuando en Turku se acercó notablemente a la barrera de los 29 minutos, con 29:02.6. Dos días antes había mejorado a 14:06.2 en 5000 m. Con estas credenciales se presentó en el Campeonato de Europa de Bruselas la última semana de agosto. No dio opción a su principal rival, otra vez Alain Mimoun. En la final directa de 10 000, Zátopek hacía unos excelentes 29:12.0, 1:09.0 menos que el francés, mientras en 5000 m mejoraba su plusmarca personal a 14:03.0, 23 segundos más rápido que Mimoun. Reiff fue tercero. El año anterior se había convertido con 7:58.8 en el primer atleta en bajar de 8 minutos en 3000 m.

Con 28 años, y tras unos inicios discretos en al atletismo, el checo se había convertido en el mejor fondista del momento, plusmarquista mundial de 10 000, prueba en la que era campeón de Europa y olímpico, y campeón de Europa de 5000 m Sin embargo, lo mejor aún estaba por llegar.

Lee Evans, el primer 400 de la historia en menos de 44 segundos

Acaba de dejarnos Lee Evans, uno de los grandes de la vuelta a la pista de siempre. Siempre se le recordará por la portentosa victoria en los Juegos Olímpicos de México, donde además se convirtió en el primer hombre en bajar de 44.00 en los 400 m. Sin embargo, estuvo a punto de no disputar esa final.

Lee Edward Evans nació el 24 de febrero de 1947 en Madera, California. Comenzó a practicar atletismo muy joven, en la escuela elemental. Continuó sus estudios en San José donde, aún en edad escolar en 1965 ya corría las 440 yardas (402.34 m) en 46.9. Tras obtener una beca, formó parte del equipo de atletismo de la Universidad Estatal de San José. Fue campeón de Estados Unidos cuatro veces consecutivas, de 1966 a 1969 y posteriormente en 1972. En 1966 consiguió su primera plusmarca mundial, en el relevo 4 x 400 con el equipo estadounidense. Su registro de 2:59.6 fue el primero por debajo de 3:00.0 de la historia. En 1967 sufrió una de sus escasas derrotas en aquella época. Fue ante su compañero de universidad Tommie Smith (1944). El 20 de mayo Smith superaba por 0.4 la plusmarca mundial de los 400 m, con 44.5, 0.5 menos que Evans. Dos meses más tarde, el 30 de junio, Evans fue campeón panamericano con 44.95, el primer crono automático oficial por debajo de 45.00.

En 1968 tendrían lugar los Juegos Olímpicos de México. Entonces se conocía poco sobre el efecto de la altitud en el rendimiento atlético. En cualquier caso, la Federación Estadounidense, la Amateur Athletics Union (AAU) construyó para las pruebas de selección olímpica una pista en Echo Summit, California, en plena Sierra Nevada, a 2250 m de altitud, similar a la capital mexicana. Dos semanas antes Vince Matthews (1947) había corrido los 400 m en 44.4, tiempo no homologado como plusmarca mundial por haberse realizado con unas zapatillas con 68 pequeños clavos de la marca Puma, no homologadas por la Federación Internacional, IAAF (hoy World Athletics). En las pruebas de selección, Evans se mostró intratable. Tras hacer 44.97 en los cuartos de final, dominó la final con unos estratosféricos 44.06. Segundo fue Larry James (1947-2008) con 44.19, tercero Ron Freeman (1947), 44.62. A Matthews, con 44.86 le quedaba el consuelo del relevo olímpico. El tiempo de Evans no se homologó como plusmarca mundial por las zapatillas multiclavos. El nuevo plusmarquista mundial era Larry James con 44.1 (44.19).

Pero, como se vio en Ciudad de México, las zapatillas no habían ayudado a Evans a ganar en Echo Summit. El 16 de octubre comenzaban los 400 m olímpicos con las series. Evans ganó la primera con suficiencia en 45.40. Al día siguiente en el espacio de tres horas tendrían lugar los cuartos de final y las semifinales. Evans fue segundo en la segunda serie de cuartos con 45.54 y ganó la segunda semifinal con 44.83, su segunda mejor marca. La final tendría lugar al día siguiente, pero Evans anunció que no saldría. El 16 de octubre Tommie Smith y John Carlos (1945) habían ganado el oro y el bronce en los 200 m. Durante la ceremonia de entrega de medallas, hicieron el famoso acto de protesta por el trato discriminatorio en su país, con los puños enguantados en alto. El Comité Olímpico Internacional decidió expulsarlos de los Juegos. Evans, que , como los atletas expulsados, formaba parte del Proyecto Olímpico pro Derechos Humanos, optó por no presentarse en la final. Su amigo Tommie Smith lo convenció para que cambiase su decisión. Afortunadamente, porque Evans protagonizó una de las mejores carreras de 400 m de la historia. Salió rapidísimo. Pensó que tendría una placida recta final, pero Larry James entró casi igualado a falta de 100 m. La lucha entre ambos condujo a la primera carrera sub 44.00. Evans fue el ganador con 43.86 y James segundo con 43.97. Tuvieron que pasar casi 20 años hasta que otro atleta corriese en menos de 44.00. Freeman fue tercero, a cierta distancia, con 44.41.

Los integrantes del triplete de la carrera individual, junto con Matthews no dieron opción en el relevo 4×400. Se hicieron con el oro, con una nueva plusmarca mundial de 2:56.16.

Evans no volvió a alcanzar la forma de 1968. En 1972, tras unos buenos 44.6 a principios de temporada, intentó clasificarse para los Juegos Olímpicos de Múnich, pero solo pudo ser cuarto. Ello le daba derecho a forma parte del cuarteto titular en los 4 x 400, pero tras la expulsión de Matthews y Wayne Collett (1949-2010) de los Juegos por mostrarse irrespetuosos en la ceremonia de entrega de medallas de la prueba individual, donde habían sido oro y plata, Estados Unidos no se presentó al relevo. Tras los Juegos, Evans se unió a la International Track Association (ITA), una organización profesional que duró hasta 1976. En 1980 resultó readmitido por la IAAF. Se retiró poco después y se dedicó a entrenar, sobre todo en países africanos. Murió el 19 de mayo de 2021.

Para la historia queda su espectacular triunfo en México, con la asombrosa marca de 43.86. Casi 53 años más tarde sigue siendo el 15º cuatrocentista más rápido de todos los tiempos.

Sydney Wooderson, el atleta que resurgió tras la guerra

La generación de atletas nacidos alrededor de mediados de la segunda década del siglo XX llegó a su madurez cuando el mundo enloqueció y provocó la mayor tragedia vivida por la Humanidad, la Segunda Guerra Mundial. Algunos, como el alemán Rudolf Harbig (1913-1944), perdieron la vida, pero todos ellos se perdieron dos ediciones de los Juegos Olímpicos, los de 1940 y 1944. Solo algunos de pudieron recuperar el nivel que tenían antes de la contienda. Uno de estos fue el británico Sydney Wooderson, campeón de Europa de 1500 m en 1938 y de 5000 m en 1946.

Sydney Charles Wooderson nació en Carbenwell, Londres, el 30 de agosto de 1914, cuando la Primera Guerra Mundial acababa de estallar. Comenzó a practicar atletismo en la escuela Sutton Valley, de Kent, donde a los 18 años se convirtió en el primer escolar británico en correr la milla por debajo de 4:30.0. Tras su etapa escolar comenzó a trabajar como ayudante en un bufete de la City de Londres y empezó a entrenarse con Albert Hill (1889-1969), el doble campeón olímpico de 800 y 1500 m en 1920. En 1934, con 19 años, fue segundo en la milla de los Juegos del Imperio Británico, posteriormente de la Commonwealth, con su mejor marca de 4:13.4, 0.6 detrás del neozelandés Jack Lovelock (1910-1949), que sería oro olímpico en 1500 m en 1936. Los Juegos de Berlín eran también el objetivo de Wooderson, que comenzó 1936 con unos excelentes 4:10.8 en la milla, plusmarca británica, a 4.0 s del tope mundial del estadounidense Glenn Cunningham (1909-1988). Tres semanas después volvió a derrotar a Lovelock, ya lo había hecho el año anterior, en la milla del Campeonato de la AAA, la Athletic Amateur Association o Federación Británica. Acudió a Berlín, con dolor en un tobillo. No pasó a la final. Una radiografía realizada a continuación mostró una fisura. Ya no volvería a tener otra oportunidad. La guerra impediría la celebración de los Juegos de 1940 y 1944. Pese a ello, el británico tuvo una trayectoria atlética magnífica, que le permitió resurgir tras la contienda, ya pasada la treintena.

Tras la decepción de 1936, las dudas sobre la reanudación de su carrera atlética se transformaron en certezas cuando Wooderson se convirtió en el primer británico plusmarquista mundial de la milla de la era IAAF . El 28 de agosto, en una carrera con hándicap, entonces legal, en Montspur Park, Surrey, el objetivo era la plusmarca británica del propio Wooderson. Con pases cada cuarto de milla de 58.6, 2:02.6 (1:04.0), 3:07.2 (1:04.8) y una última vuelta de 59.2, Wooderson paraba el crono en una nueva plusmarca mundial de 4:06.4. El pase de 3:50.3 en los 1500 m era también plusmarca británica. Entre los espectadores estaba el septuagenario Walter George (1858-1943), que en 1886 había corrido la distancia en unos magníficos 4:12.3/4.

En 1938 renunció a los Juegos del Imperio para realizar el examen que le permitiría practicar la abogacía. A principios de agosto se hizo con el tope británico de las 880y, con 1:50.9. El 20 de ese mes, nuevamente en Montspur Park y en una carrera con hándicap, corría esta distancia en 1:49.2, 52.6 a mitad de la carrera, nueva plusmarca mundial, que fue doble por el pase de 1:48.4 en los 800 metros. El 5 de septiembre se proclamaba campeón de Europa de 1500 m con 3:53.6, y un último 300 en 43.6. Ese año le faltó superar los 3:47.8 que Jack Lovelock tenía como tope universal de 1500 m. Se quedó cerca con 3:49.0 y 3:48.7.

La temporada de 1939 comenzó muy bien para Wooderson con un registro de 4:07.4 en la milla en mayo y una mejor marca mundial de siempre de 2:59.7 en los 3/4 de milla, pero una lesión le impidió continuar. El 1 de septiembre de ese año comenzaba el conflicto bélico más devastador de la Historia. Debido a su mala visión, Wooderson no estuvo en el frente. Se unió a los Royal Pioneer Corps, dedicados a las infraestructuras. Posteriormente fue bombero y radioperador. No descuidó la actividad atlética y fue capaz de correr la milla en 4:11.0 en 1940, 4:11.2 en 1941, 4:16.4 en 1942, 4:11.5 en 1943 y 4:12.8 en 1944. Ese año estuvo cuatro meses en el hospital por fiebre reumática. Los médicos le aseguraron que no volvería a correr, pero se equivocaron.

En 1945, recuperado de su enfermedad y terminada la guerra, Wooderson retomó sus entrenamientos normales. El mundo había cambiado sobremanera. El mundo atlético también. En 1939 Harbig había corrido los 800 m en unos estratosféricos 1:46.6. Y mientras Londres sufría los bombardeos de la Luftwaffe, en la neutral Suecia la durísima pugna entre Günder Hagg (1918-2004) y Arne Andersson (1917-2009) había llevado las plusmarcas mundiales de los 1500 m a 3.43.0 y de la milla a 4:01.6. En agosto, en White City, el estadio de los Juegos de 1908, 54 000 espectadores se dieron cita para ver el duelo en la milla entre Andersson y Wooderson. El sueco acababa de perder su plusmarca mundial de la milla, 4:01.6, a manos de Hagg, por 0.2. Andersson se colocó en cabeza durante el inicio, con pases de 1:00.8, 2:03.2 (1:02.04) y 3:08.2 (1:05.0). El británico lo sobrepasó en la última vuelta, pero se vio superado a falta de 90 metros. Andersson marcó 4:08.8, 0.4 menos que Wooderson. Entre la multitud se encontraba un joven de 16 años llamado Roger Bannister (1929-2018). Años después, tras convertirse en el primer atleta en correr la milla en menos de 4 minutos declararía que Wooderson había sido una de sus fuentes de inspiración. Tras la carrera de White City, Wooderson mejoró con 3:48.4 su tiempo en los 1500 m. En septiembre, en Gotemburgo, volvió a enfrentarse a Andersson en la milla, esta vez con liebre, que pasó cada cuarto en 58.6, 2:00.1 (1:01.5) y 3:02.8 (1:02.7). Wooderson esperó al último 200 para atacar a su rival, que tuvo que esforzarse al máximo para recuperar la cabeza, ya a falta de 60 m. Wooderson hizo 4:04.2, plusmarca británica, si bien cedió ante Andersson por 0.8.

La temporada de 1945 acabó para Wooderson con problemas en los tendones de Aquiles. Eso le hizo decidirse por distancias más largas para 1946. En el campeonato de la AAA, eligió participar en las 3 millas (4828 m). Su principal rival sería el neerlandés Willen Slijkhuis (1923-2003), que alternaba con éxito el medio fondo largo y el fondo corto. La lucha por la victoria fue cerradísima. Finalmente el británico se hizo con la victoria por 3 metros, con 13:53.2, nueva plusmarca de su país. Wooderson, tras este buen resultado, resultó seleccionado para los 5000 m del Campeonato de Europa de Oslo. El 23 de agosto estaba en la línea de salida de la final directa. Slijkhuis y el finlandés Viljo Heino (1914-1998) parecían superiores al británico. Este y el belga Gaston Reiff (1921-1992), que ganaría el oro olímpico dos años más tarde, impusieron un ritmo rápido, tratando de desgastar a Wooderson. No lo consiguieron y a falta de 1200 m Slijkhus cambió de ritmo, llevándose a Wooderson con él. El británico lo acabó derrotando por más de 5 segundos, 14:08.6 frente a 14:14.0. El sueco Evert Nyberg (1925-2000) se hizo con el bronce. Heino fue cuarto, un entonces poco conocido Emil Zátopek (1922-2000), quinto, y Reiff sexto. Wooderson había realizado la segunda mejor marca de siempre, tan solo por detras de los 13:58.4 de Günder Hagg, había mejorado la plusmarca nacional por 23 segundos y había derrotado a la élite europea, y mundial, del fondo.

Pese al éxito en Oslo, la tendinitis crónica que padecía Wooderson hizo que renunciase a la pista y se centrase en el campo a través, modalidad en la que fue campeón británico en 1948 y 14º en el Cross de las Naciones. Se llevó una gran decepción cuando lo sustituyeron como portador de la antorcha olímpica en la inauguración de los Juegos de Londres de 1948. Al parecer no les gustó el carácter discreto y poco mediático de Wooderson. Se retiró en 1949 y trabajó hasta su jubilación como abogado en la City. Murió el 21 de diciembre de 2006.

Sydney Wooderson fue un extraordinario y versátil corredor de medio fondo y fondo, tremendamente longevo, que dominó especialidades tan dispares como los 800 m y el campo a través. Coincidió con los mejores de varias generaciones, Lovelock, Cunningham, Hägg, Andersson, Slijkhuis, Heino, Reiff o Zátopek. Tan solo la guerra le impidió dar lo mejor de sí. La historia de Hágg y Andersson habría sido diferente sin guerra y con Wooderson.

Amsterdam 1928 (y II), se establece el actual programa olímpico masculino

La gran novedad de los Juegos Olímpicos de 1928 fue el inicio del atletismo olímpico femenino, pero hubo otra innovación, que entonces pasó desapercibida. En los Juegos de Amsterdam se estableció el actual programa olímpico atlético masculino, con excepción de la marcha, que se incorporaría más tarde. Respecto al programa de los anteriores Juegos, de 1924, se eliminó el campo a través, los 3000 m por equipos, el pentatlón y los 10 Km marcha. En la capital de los Países Bajos se disputaron los 100 m, 200 m, 400 m, 800 m, 1500 m, 5000 m, 10 000 m, maratón, 110 m vallas, 400 m vallas, 3000 m obstáculos, los relevos 4 x 100 m y 4 x 400 m, los saltos de altura., pértiga, longitud y triple, los lanzamientos de peso, disco, martillo y jabalina y el decatlón. Los 10 Km marcha reaparecieron en 1948. En 1956 se sustituyeron por los 20 Km marcha. Los 50 Km marcha se disputaron por primera vez en 1932. Con la excepción de 1976, se han celebrado en todos los Juegos desde entonces. En 2024 se sustituirán por los 35 Km marcha.

Los Estados Unidos fueron los grandes triunfadores, con 21 medallas, 8 de oro, en categoría masculina. Pese a ello, fracasaron estrepitosamente en la velocidad, donde, por primera vez en la historia olímpica, no hubo un solo atleta estadounidense en el podio ni en 100 ni en 200 m. El canadiense Percy Williams (1908-1982) se convirtió en el rey de la velocidad al imponerse en las dos pruebas individuales. En los 200 m, el estadounidense Jackson Scholtz (1897-1986) fue cuarto con 21.9, el mismo tiempo que el segundo y a 0.1 de Williams. El doble oro olímpico convirtió a Williams en una celebridad en su país. Los 400 m fueron para el estadounidense Ray Barbuti (1905-1988). En los 800 m el británico de Cambridge Douglas Lowe (1902-1981) repitió el oro olímpico que había ganado cuatro años antes.

Las pruebas en pista de 1500 en adelante fueron un festival para los finlandeses voladores, que se hicieron con los oros en 1500 m, 5000 m, 10 000 m y 3000 m obstáculos y un total de 9 medallas, de las 14, 5 de oro, que consiguió su país en todas las pruebas atléticas. En los 1500 m Harri Larva (1906-1980) se impuso al favorito, el francés Jules Ladoumègue (1903-1973). En 5000 y 10 000 m Villie Ritola (1896-1982) y Paavo Nurmi (1897-1973) se repartieron los oros y las platas, con victoria del primero en la prueba más corta y del segundo en la más larga. El sueco, nacido en Finlandia, Edvin Wide (1896-1996) fue bronce en ambas distancias. En los obstáculos hubo triplete finlandés. El oro fue para Toivo Loukola (1902-1984), con plusmarca mundial de 9:21.8, con Nurmi y Ove Andersen (1899-1967) plata y bronce. El argelino, representante de Francia, Boughera El Ouafi (1898-1959) venció en el maratón.

El surafricano Sid Atkinson (1901-1977), plata en 1924, ganó el oro en los 110 m vallas. Su compatriota George Weightman-Smith (1905-1972) superó en semifinales con 14.6 la plusmarca mundial de la prueba. El ganador de los 400 m vallas fue un personaje muy popular en el mundo del atletismo David George Brownlow Cecil, Lord Burghley, heredero del Marquesado de Exeter (1905-1981). El personaje de Carros de Fuego Andy Lindsey está parcialmente basado en Lord Burghley. Sin embargo fue este, y no Harold Abrahams (1899-1978), el primero en correr alrededor del Great Court del Trinity College de Cambridge antes de la última campanada que marca las doce. Tampoco ponía copas de champán en las vallas durante sus entrenamientos, sino cajas de cerillas en vertical, que tenía que tirar sin derribar la valla. Los dos relevos fueron para los estadounidenses, con plusmarca mundial de 3:14.2 en el largo.

Los estadounidenses Bob King (1906-1965), futuro obstetra, Sabine Carr (1904-1983) y Edward Hamm (1906-1982) fueron respectivamente los campeones en salto de altura, salto de pértiga y salto de longitud. El japonés Mikio Oda (1905-1998), ganador del triple salto, primer asiático campeón olímpico individual en atletismo, impidió el pleno estadounidense en los saltos. En el lanzamiento de peso, el estadounidense John Kuck (1905-1986) se hizo con el oro con 15.87, nueva plusmarca mundial, batiendo a su compatriota Herman Brix (1906-2007) por 12 cm. Tras retirarse del atletismo, Brix se hizo actor, conocido como Bruce Bennett. Intervino en más de 100 películas. Entre ellas protagonizó Las nuevas aventuras de Tarzán (1935). El oro en el lanzamiento de disco fue para otro estadounidense, Bud Houser (1901-1994), doble campeón de peso y disco en los Juegos anteriores y futuro dentista de las estrellas de Hollywood. El exjugador de rugby irlandés Pat O’Callaghan (1906-1991) ganó el lanzamiento de martilllo, modalidad que había empezado a practicar un año antes. Repetiría oro olímpico en 1932. El sueco Erik Lundkvist (1908-1963), que dos semanas más tarde establecería una excelente nueva plusmarca mundial de 71.00 m, fue el campeón en el lanzamiento de jabalina. El decatlón, desde entonces la única prueba combinada olímpica, vio al finlandés Paavo Yrjölä (1902-1980) como campeón olímpico y nuevo plusmarquista mundial.

El atletismo ha cambiado mucho desde 1928. El programa olímpico apenas se ha modificado. ¿Podría haber algunos cambios? ¿Los 3000 m podrían ser olímpicos, quizá? No parece que, al menos de momento la World Athletics o el Comité Olímpico Internacional estén muy por la labor. Por ahora solo se han preocupado de la marcha. Tal vez cambien en el futuro.

Amsterdam 1928 (I), comienza el atletismo olímpico femenino

Esta entrada se publicó inicialmente en el número 11 de la revista Somos Atletismo, de abril de 2021.

Aunque desde principios del siglo XX los países anglosajones ya celebraban reuniones en las que participaban mujeres, el atletismo femenino resultó excluido de las primeras ediciones de los Juegos Olímpicos. Sí fueron olímpicos otros deportes en la categoría femenina como tenis, golf y vela en 1900, tiro con arco en 1904, patinaje artístico (1908), salto de trampolín y natación (1912) o esgrima (1924). El gran salto del atletismo femenino vino de la mano de la francesa Alice Milliat (1884-1957), que en 1917 fundó la Fédération Féminine Sportive de France. Milliat, traductora de profesión, había practicado remo y hockey sobre patines. En 1919 presentó formalmente al Comité Olímpico Internacional (COI) una solicitud para hacer el atletismo femenino olímpico, pero no tuvo éxito. Su labor en pro del atletismo femenino continuó y en 1921 organizó en Mónaco el Primer Encuentro Multinacional Femenino, con once pruebas. A finales de ese año, Milliat fundó la Fédération Sportive Féminine International, que contaba con la participación de Francia, Reino Unido, Italia, Checoslovaquia, España y Estados Unidos. Milliat fue su primera presidenta y su primera tarea fue la puesta en marcha de los primeros Juegos Mundiales Femeninos, que tuvieron lugar en París el 20 de agosto de 1922. En un solo día se celebraron 11 pruebas atléticas, 60 metros, 100 yardas, 300 metros, 1000 metros, 100 yardas vallas, relevo 4 x 110 yardas, salto de altura, salto de longitud, salto de longitud sin impulso, lanzamiento de peso a dos manos y lanzamiento de jabalina a dos manos. Participaron 77 mujeres de 5 países, Francia, Reino Unido, Checoslovaquia, Suiza y Estados Unidos. Los Juegos contarían con otras 3 ediciones, en 1926, 1930 y 1934. En esta última edición, celebrada en Londres, tomaron parte 200 atletas, de 19 países. Tuvieron lugar 12 pruebas. En ese momento el atletismo femenino llevaba dos ediciones siendo olímpico. Además estaba previsto la inclusión de las mujeres en el siguiente campeonato de Europa, en 1938. Los Juegos Mundiales dejaron su sitio a esta competición.

La Fédération Sportive Féminine International volvió a solicitar, infructuosamente, la participación de mujeres atletas en los Juegos Olímpicos de 1924. Pero, finalmente, en 1926, el COI accedió a que el atletismo femenino se convirtiese en un deporte olímpico. En los Juegos de 1928, que se celebrarían en Amsterdam, habría cinco pruebas femeninas, los 100 m, los 800 m, el relevo 4 x 100 m, el salto de altura y el lanzamiento de disco. Aunque tenía poco que ver con el programa masculino, se habían podido derribar muchas barreras, entre ellas la oposición del propio Pierre de Coubertin (1863-1937). El fundador del Movimiento Olímpico moderno opinaba que el deporte femenino y los Juegos Mundiales Femeninos eran impracticables, antiestéticos, no interesantes y, no debemos tener miedo a añadir, incorrectos. Esto debemos decir de esa medio olimpíada femenina.

Además de la participación de las mujeres, los Juegos de Amsterdam tuvieron otras novedades importantes. Se modificó el programa masculino, eliminando la prueba de 3000 m por equipos, el campo a través, la marcha y el pentatlón. Con excepción de la marcha, que reaparecería en 1956, el programa no ha cambiado desde entonces. Otra novedad fue la presencia, por primera vez, del pebetero olímpico. Alemania, tras su exclusión de las dos ediciones anteriores, volvió a los Juegos y fue segunda en el medallero, con 31 preseas, 10 de oro.

La primera mujer campeona olímpica, el 31 de agosto de 1928,  fue la lanzadora de disco polaca Halina Konopacka (1900-1989), quien, con 39.62 m, superaba por 44 cm su propia plusmarca mundial. Nacida en una familia de deportistas, Konopacka había practicado equitación, patinaje, esquí y natación antes de dedicarse al lanzamiento de disco. Tras su retirada del disco en 1931 se dedicó al tenis. Casada con el Ministro del Tesoro de Polonia, Ignacy Matuszewski (1891-1946), tras la invasión alemana y soviética en 1939, ayudó a este a llevar las reservas de oro a Francia. Tras la ocupación alemana de este país, ambos huyeron a Estados Unidos, donde se quedaron a vivir. Ella continuó allí tras el fallecimiento de su marido. Posteriormente se dedicaría a la pintura.

El mismo día 31 de julio tuvo lugar la final de los 100 m lisos. La ganadora fue la estadounidense de 16 años Betty Robinson (1911-1999), que había empezado a entrenar el marzo de ese año, con un tiempo de 12.2, que igualaba su propia plusmarca mundial. Ganó también la plata en el relevo 4 x 100 m. En 1931 resultó herida grave en un accidente de avión. Inicialmente la dieron por muerta. Estuvo 7 semanas en coma y 2 años sin poder caminar normalmente. Aunque las secuelas en su rodilla le impedían adoptar la posición de salida en las pruebas de velocidad, en 1936, haciendo el tercer relevo del 4 x 100, con el equipo de Estados Unidos en la final olímpica, consiguió el segundo oro de su carrera.

El 2 de agosto tuvo lugar la polémica final de 800 m. El día anterior se habían celebrado las series clasificatorias, en número de tres. Las tres primeras pasaban a la final. La carrera definitiva resultó muy disputada. La japonesa Kinue Hitomi (1907-1931), que nunca había corrido la distancia antes de los Juegos, se colocó en la cabeza, mientras las alemanas Marie Dollinger (1910-1994) y Elfriede Wever (1900-1941) controlaban la carrera para su compatriota Linda Radke (1903-1983). Esta lanzó un ataque, a falta de 300 m y se proclamó campeona olímpica, con una nueva plusmarca mundial de 2:16.8, 0.8 menos que la japonesa, plata. Tras la carrera, varias participantes se tiraron al suelo para recuperarse. El ácido láctico tiene estas cosas. Numerosos miembros de organizaciones deportivas y de la prensa aprovecharon esta circunstancia para afirmar que era una carrera demasiado larga para las mujeres. Se llegó a decir que las mujeres que corriesen distancias largas envejecerían antes. El presidente del COI, el Conde de Baillet-Latour (1876-1942), llegó a abogar por la supresión del deporte femenino. En contra de esta opinión, muchos argumentaron que situaciones similares sucedían en competiciones masculinas. De hecho, en las dos primeras ediciones de los Juegos Mundiales Femeninos se habían corrido los 1000 m y en las dos siguientes los 800 m. Finalmente no se impuso la lógica y la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) eliminó la prueba del programa olímpico. No se recuperó hasta 1960.

La canadiense, nacida en Estados Unidos, Ethel Catherwood (1908-1987) fue la primera campeona olímpica de salto de altura. Sucedió el 5 de agosto de 1928. Un salto de 1.59 m, a 2 cm de la plusmarca mundial le valió el oro olímpico. Se ganó al público y a la prensa por su belleza. También destacó en el lanzamiento de jabalina, modalidad en que fue campeona canadiense, pero esta prueba no fue olímpica hasta 1932. Después de los Juegos se trasladó a California.

El mismo 5 de agosto se disputó la final del relevo 4 x 100 m, cuyo oro fue para el equipo canadiense formado por Ethel Smith (1907-1979), Bobbie Rosenfeld (1904-1969), Myrtle Cook (1902-1985) y Jane Bell (1910-1998), con 48.4, nueva plusmarca mundial. Estas cuatro mujeres, junto con las mencionadas Konopacke, Robinson, Radke y Catherwood fueron las ocho primeras campeonas olímpicas en cinco modalidades. Los prejuicios hicieron que la introducción de nuevas pruebas en el programa oficial femenino fuese muy lenta. Cincuenta y cinco años después, en el primer Campeonato del Mundo de Atletismo, celebrado en Helsinki, aún no había 5000, aunque sí 3000, ni 10 000 m, obstáculos, triple salto, salto con pértiga, lanzamiento de martillo o marcha. En la actualidad, el programa femenino casi se ha igualado al masculino. A la World Athletics le resta cambiar el heptatlón por decatlón en la categoría. Sería todo un espectáculo.