Mariano García Verdugo, toda una vida dedicada al atletismo

Esta entrevista se publicó por primera vez en el número 16, y último, de la revista Somos Atletismo, del mes de octubre de 2021. Ha sido un auténtico placer colaborar con Carles Baronet y Joan Estruch en este ilusionante proyecto. Ojalá tengamos ocasión de volver a trabajar juntos.

Hablar de Mariano García-Verdugo Delmas (Madrid, 30 de agosto de 1948) es hacerlo de uno de los técnicos de referencia de medio fondo y fondo del panorama nacional. Corredor de obstáculos en su juventud, tras terminar su licenciatura en Educación Física, comenzó en los años 70 a trabajar como entrenador para el recién formado Club Universitario de Atletismo (CUA) de Santiago de Compostela y en el colegio La Salle, de la misma ciudad, como profesor de Educación Física. En 1988 accedió a la Dirección de Deportes de la Universidad de Santiago, lo que compatibilizó desde 1989 con el cargo de responsable nacional de medio fondo de la Federación Española de Atletismo (RFEA), puesto que ocupó hasta 2012 y que le permitió acudir a seis Juegos Olímpicos, dieciocho campeonatos del Mundo y diecisiete campeonatos de Europa. Ese 2012 también se jubiló de la USC y recibió un merecido homenaje al que acudieron decenas de sus antiguos atletas. Desde entonces ha continuado activo tanto físicamente, alterna a diario la carrera continua y la elíptica, como en su campo profesional, entrenando atletas, impartiendo clases en el Master de Alto Rendimiento de Comité Olímpico Español (COE) o escribiendo libros. Acaba de publicar sus dos últimas obras, sobre un tema que siempre le ha preocupado sobremanera, el entrenamiento de niños y adolescentes. Siempre es un placer conversar con Mariano, no solo por sus vastos conocimientos atléticos, sino, sobre todo, por el gran entusiasmo que muestra en todo lo que hace.

Los comienzos en Pontevedra

P: Mariano, cuando empezaste en los años 60 a practicar atletismo era un deporte desconocido, incomprendido y casi exótico. ¿Qué fue lo que te atrajo para que te acabases dedicando toda tu vida a esto?

R: Era tan exótico que muchas veces te insultaban si te veían corriendo. Mi padre había jugado al fútbol en un equipo de la Primera División de Marruecos, sin embargo, era un apasionado del atletismo, algo que me transmitió. Yo también jugaba al fútbol en el colegio, pero enseguida me di cuenta de que corría más que mis compañeros. Cuando yo tenía 10 años, por el trabajo de mi padre, nos afincamos en Pontevedra. Allí, con 12 años, me anotaron a una competición de campo a través y quedé tercero, me enganché y comencé a practicar atletismo en el club Cisne, en el estadio de la Juventud, y después en la Sociedad Gimnástica de Pontevedra, con José Luis Torrado, mi segundo padre, a quien debo mucho de lo que soy.

P: ¿Y cómo era el atletismo de entonces para el adolescente que eras tú?

R: Bueno, literalmente éramos cuatro locos que corrían. Había poco conocimiento y pocas fuentes de información, pero Torrado era un hombre muy inteligente e intuitivo y su método, mayormente autodidacta, funcionaba. Era capaz de sacar el máximo rendimiento a mi trabajo y yo confiaba plenamente en él. También nos ayudaba que el nivel del atletismo gallego era ya muy alto, con Carlos Pérez, Manuel Augusto Alonso, Javier Álvarez Salgado, Rafa García, Virgilio González Barbeitos… Más próximos a mí en edad son Manuel Carlos Gayoso, compañero de entrenamiento algún tiempo, y Ramón Magariños.

P: Y el atletismo hizo que te decantases por dirigirte profesionalmente al estudio del deporte.

R: La verdad es que no sabía muy bien qué hacer. No había ningún campo al margen del deporte que me llamase. Cuando abrió el Instituto Nacional de Educación Física en Madrid vi mi oportunidad. Me dieron una beca Blume y allá me fui.

P: Y nada más terminar te vienes a Santiago.

R: Pues sí. Ernesto Viéitez Cortizo era catedrático de Biología y delegado de deportes en la USC. Había implementado unas becas para atraer deportistas de alto nivel a la Universidad. Necesitaba un técnico, de modo que me enteré, le escribí una carta, me vino a ver a Madrid y me contrató. Estamos hablando de principios de los 70. El trabajo era a tiempo parcial. El resto del tiempo trabajaba como profesor de Educación Física en el Colegio La Salle, donde permanecí 18 años.

Mariano, el segundo por la izquierda, en una magnífica instantánea de una competición de obstáculos

En Santiago de Compostela, entrenador, gestor deportivo y profesor de Educación Física

P: Y en Santiago organizaste la escuela de atletismo.

R: La USC contaba con un estadio de atletismo, que entonces tenía una pista de ceniza de 333 m de cuerda. La instalación se había construido en la ladera de un montículo, sin tener en cuenta el viento Norte, tan frecuente en estas latitudes, pero era con lo que contábamos. Con los atletas becados, niños que conseguíamos interesar por el atletismo, mucho trabajo y mucha ilusión comenzamos a crear una escuela de atletismo a semejanza de la de Salamanca. Hacíamos de todo, trabajo técnico, de gestión.

P: Sí, porque aunque se te conoce principalmente como entrenador de medio fondo y fondo, dirigiste técnicamente a saltadores y lanzadores. Hiciste a José Luis Antas campeón de España promesa de salto de altura en 1987 o al añorado lanzador de martillo César González Fares medallista en el nacional absoluto. Esas pruebas tan técnicas requerían muchas horas con el atleta. ¿De dónde sacabas el tiempo?

R: No lo sé. El tiempo aparecía. En ese sentido tengo que dar las gracias a mi mujer, María Luisa Peralta, que, al ser ella misma entrenadora y profesora de Educación Física, comprendía perfectamente mi motivación. Como entrenador, lógicamente, disfruto viendo cómo el trabajo realizado con los atletas les permite progresar. Y las pruebas técnicas me encantan. Éramos un club pequeño y no podíamos especializarnos en un sector, así que todos hacíamos de todo, pero sí es cierto que dedicaba mucho al martillo y al salto de altura. Te puedo contar que un día me encontré en el colegio a un chaval superdotado para el lanzamiento de jabalina. Tenía una bola de medio kilo y pedía a los chicos que la lanzasen. Más o menos me colocaba por donde solía caer y este del que te hablo me sobrepasó 20 metros. Lo llevé a lanzar jabalina y de forma natural se fue a 56 metros (era la antigua jabalina). Una lástima que por circunstancias familiares no pudiese entrenar regularmente.

P: ¿Cómo era tu día a día de entonces?

R: Pues tenía 30 horas semanales de clase en La Salle, además de 5 horas cada semana de entrenamiento de niños que hacían atletismo. Terminaba a las 18 y me iba al estadio universitario, hasta las 21:30 y en los fines de semana había competiciones. Cuando eran fuera de Santiago había el añadido de las malas vías de comunicación en aquel momento.

P: ¿De qué manera influyó en tu trayectoria posterior tu experiencia en La Salle con niños y adolescentes?

R: Mi paso por La Salle fue globalmente muy positivo. Me permitió conocer de cerca los complejos problemas que hay en estas edades y la forma de resolverlos, algo que después pude aplicar yo mismo a los entrenamientos de mis atletas. Gracias a mi estancia en La Salle he podido publicar estos dos últimos libros. El colegio también fue una cantera de futuros atletas. Incluso habíamos ido a aquel programa de promoción del deporte de RTVE Torneo, presentado por Daniel Vindel. En el patio habíamos pintado un circuito de 300 m de perímetro y teníamos plusmarcas del colegio de diferentes distancias. De ahí, muchos chavales se pasaron al estadio universitario.

Mariano, formado parte del equipo español de maratón, en el medio de la fotografía, entre Gaston Roelants y Gaston Reiff, con Emil Zátopek a la derecha de Roelants, tres campeones olímpicos

Director de deportes de la USC y responsable nacional de medio fondo

P: A finales de los 80 tu carrera profesional da un vuelco cuando te nombran Director de Deportes de la USC y poco después responsable de medio fondo de la RFEA.

R: Sí, hubo dos grandes saltos cualitativos en mi carrera. Llegó un momento en que noté que me quedaba desfasado En ciudades grandes hay muchos técnicos especializados, pero en Santiago no. Así que decidí hacer el Máster de alto rendimiento deportivo del COE, del que he acabado siendo profesor. Doy dos asignaturas, Bases de la planificación deportiva y Programación del entrenamiento de resistencia. El segundo gran salto fue mi nombramiento de responsable nacional de medio fondo, porque me abrió infinitas posibilidades. No solo pude contemplar a los mejores mediofondistas españoles desde una atalaya privilegiada, sino que además pude convivir con la élite y adquirir muchísimos conocimientos hablando con técnicos de todo el mundo. Hay cosas que no están escritas. Acabas conociendo la aproximación al atletismo de los mejores entrenadores

P: Volviendo al tema de la universidad. La USC cuenta con unas instalaciones más que buenas. Sin embargo, la organización del deporte universitario sigue siendo mejorable.

R: La Ley del Deporte establece que las universidades pueden tener hasta un 5% de deportistas de alto nivel a los que debe facilitar hacer compatible el deporte y el estudio, pero después cada profesor es el que decide. Y desgraciadamente algunos de ellos directamente odian el deporte y basta que el estudiante sea deportista para que se lo pongan más difícil. Por otro lado, no hay muchas competiciones universitarias, más allá de lo que organiza cada universidad para consumo interno. En Estados Unidos, las competiciones universitarias impresionan, si bien entre el deporte universitario y el profesional no hay nada intermedio porque no hay clubes ni federaciones que lo fomenten. Aquí, el deportista universitario tiene que buscarse la vida porque falla la infraestructura.

P: Tu cargo de responsable nacional de medio fondo te permitió ver en directo a los mejores atletas del mundo. ¿Cuáles han sido los atletas que más te han llamado la atención?

R: Cuando empecé mi referencia era el francés Michel Jazy, y también Peter Snell y Ron Clarke. Posteriormente me pareció fantástica la rivalidad entre Coe y Ovett. De lo que yo viví, uno de los atletas que más me impresionó fue Fermín Cacho. Antes de la competición irradiaba tal seguridad, que solo con la mirada ya le absorbía la energía a tres o cuatro rivales. Y ello pese a que tácticamente no era especialmente bueno. Quien, cuando estaba en forma, leía las carreras como nadie era Reyes Estévez. En el ámbito internacional, me quedo con Hicham El Guerrouj, con cuyo entrenador tengo una estrecha relación. El Guerrouj mostró una tremenda superioridad durante casi una década. Sin embargo, por una concatenación de desgraciadas circunstancias, llegó a sus terceros Juegos, con casi 30 años, sin haber ganado el oro. Esa temporada se encontró con un rival que corría tan rápido como él y que en la final olímpica, a falta de 60 metros, lo sobrepasó ligeramente. Lo que pudo pasar por esa cabeza. Me pareció admirable cómo mantuvo la mente fría y cómo consiguió no crisparse y ser campeón olímpico.

Mariano con Hicham El Guerrouj, uno de los atletas que más ha admirado

Deporte, sociedad y cultura deportiva

P: Antes comentabas que en tu juventud alguna gente te insultaba cuando te veían correr por la calle. ¿Ha cambiado la percepción del deporte?

R: Afortunadamente sí, aunque te diría que no lo suficiente. En cualquier caso hemos pasado de que no se recomendase el deporte (y cuando era profesor tenía muchísimas exenciones en Educación física) y que se considerase una pérdida de tiempo, a que se haya convertido en fundamental para la mejoría de la salud. Como bien sabes, hoy hay datos de que el rendimiento intelectual es mejor en las personas que hacen deporte, pero hay otra dimensión que apenas se está empezando a considerar, la económica. Un país que hace deporte tiene mejor salud media y eso se traduce en un considerable ahorro en la factura sanitaria. Y están las cualidades que adquiere el deportista que ha competido que se pueden aplicar al campo profesional, como la capacidad de trabajo, la resistencia, la disciplina. Eso también significa riqueza. El deporte debería ser una parte fundamental en la formación integral del individuo. En mi opinión tendría que ser obligatorio.

P: ¿Y la cultura deportiva mejora?

R: Hay muy poca cultura deportiva, incluso en el fútbol. Aunque es, con diferencia, el deporte que más aficionados reúne, la mayoría se limita a querer que gane su equipo como sea. Ignoran absolutamente el trabajo técnico que requiere un equipo de alto nivel. La prensa tampoco contribuye, ya que la mayoría de los análisis son resultadistas o sesgados. Incluso, en ocasiones, se cuenta más la vida personal de los futbolistas.

P: A propósito de la cultura deportiva, tu viviste en primera persona el desastre del estadio municipal de San Lázaro, cuyas instalaciones atléticas nunca se pudieron homologar porque no cumplían las condiciones

R: Y tanto. Me habían nombrado coordinador de la organización para la final de la Copa de Europa de 1ª división que tendría lugar en Santiago, en el nuevo estadio. Se aceptó la entrega de la obra sin que las instalaciones atléticas cumpliesen las condiciones reglamentarias. El Consejo Superior de Deportes pagaba una parte con la condición de que fuese un estadio multiusos. Pero finalmente se quedó en un uso único. Y fue una lástima porque en ese estadio se podrían haber celebrado competiciones importantes.

P: El atletismo sigue siendo muy desconocido. ¿No debería ser la base del resto de los deportes, y más en estos tiempos en que la preparación física es fundamental?

R: La sensación muchas veces es que no solo los aficionados al deporte, sino también parte de la prensa deportiva, únicamente se acuerdan del atletismo cuando hay Juegos Olímpicos. Respecto a si el atletismo debería ser la base del resto de los deportes, era lo que pensaba yo hace años, pero con el tiempo me he dado cuenta de que el joven necesita una formación deportiva completa, inespecífica, que desarrolle cualidades como la fuerza, resistencia, velocidad, coordinación, flexibilidad que servirán para muchos deportes, incluido el atletismo.

P: El equipo español de atletismo acaba de hacer un papel muy notable en los Juegos Olímpicos, con un gran rendimiento general, pero si nos comparamos con los países de nuestro entorno salimos perdiendo claramente. ¿Qué falla?

R: Es cierto que hemos mejorado mucho. En los años 60, los objetivos eran los Juegos del Mediterráneo o la Westathletic y los equipos olímpicos eran muy poco numerosos, pero había algo que funcionaba muy bien. Eran los Juegos Escolares, que tenían varias fases, regional, sector y nacional. Si obviábamos un cierto trasfondo político, eran un medio excelente para la promoción del atletismo. Desaparecieron cuando el deporte escolar se transfirió a las autonomías. Ya hemos hablado del escaso papel de las universidades en el desarrollo del deporte. Y, por último, está el problema de los entrenadores. En España la mayoría son, somos, entusiastas que no tienen un reconocimiento económico acorde con su trabajo. Las escuelas de entrenadores en España son muy buenas, pero  la motivación tiende a disminuir si las condiciones para entrenar son precarias. En Francia los entrenadores de atletas de alto nivel son profesores de Educación Física en excedencia y cobran como tales. Aun así, en España siguen saliendo atletas, gracias al entusiasmo no solo de los entrenadores, sino también de directivos de clubes de atletismo, que, a veces son la misma persona, como me sucedió a mí con el CUA. En resumen, falta promoción del deporte, falta deporte universitario y falta profesionalización de los entrenadores.

P: Ya que hablas del papel del entrenador, absolutamente fundamental para que haya atletismo, a veces incluso el propio atleta no tiene claro su importancia.

R: Sí, y es muy triste. En ocasiones incluso el atleta parece que piensa que le hace un favor al entrenador dejando que lo entrene.

Mariano en el estudio de su casa, en la actualidad

El entrenamiento de niños y adolescentes

P: Acabas de publicar dos libros Las cualidades físicas y su evolución. Aplicación a niños y adolescentes y La formación del futuro deportista. Fundamentos del entrenamiento a largo plazo. Tratas un tema que siempre te ha interesado y preocupado como es la formación de los niños y adolescentes en el deporte.

R: Dices bien, la formación, porque a esas edades no basta con el entrenamiento. Hay que trabajar muchos más planos vitales. En estos momentos hay cuatro modalidades de técnicos de atletismo, el monitor, el entrenador de club, el entrenador nacional y el entrenador especialista. Hace tiempo que reivindico un entrenador especialista en niños y adolescentes. A estas edades hay aspectos muy específicos, no estrictamente deportivos, que hay que tratar. Hay que tener conocimientos de Pedagogía, de los procesos que ocurren en la adolescencia. Hay que saber cómo abordar al niño en cada momento vital. Pero además hay que saber lo suficiente de alto rendimiento para  trazar el camino atlético del niño, aplicando en cada momento las cargas físicas y psicológicas adecuadas. El desarrollo como atleta tiene que ir parejo al desarrollo personal. No tiene sentido evaluar la fuerza explosiva en un preadolescente, cuando aún no han llegado las hormonas. Tampoco se debe abusar de los clavos. De hecho en los últimos años hay una corriente que propone que los niños hagan más entrenamientos descalzos. Desde pequeños nos ponemos unas cajas en los pies y no desarrollamos correctamente la musculatura o la sensibilidad propioceptiva del pie.

P: A veces a esas edades hay demasiada obsesión con las marcas.

R: En edades tempranas no tiene ningún sentido. Si miras una lista de los mejores cadetes, la mayoría no continúan. Las marcas no deben ser un objetivo, sino una consecuencia del trabajo bien hecho. Lo que hay que hacer es preparar al niño o al adolescente para que en el futuro sea capaz de entrenar al límite, que tenga la capacidad y la fuerza de voluntad. Para ello debe irse mucho más allá de la preparación puramente física. Al joven hay que enseñarle qué es el deporte, su significado, el papel del esfuerzo diario, de la disciplina, del sacrificio, que los resultados cuestan, pero que con trabajo se consiguen muchas cosas, que formar a un deportista es una cuestión de muchos años, que el talento sin el trabajo duro no vale, que el día de la competición hay que dar lo mejor de uno mismo y eso solo se consigue con un gran dominio mental, que también hay que entrenar. En el caso del atletismo, el rival del atleta tiene que ser el mismo atleta. Es una cuestión de superación personal. Debemos diferenciar entre atletismo de élite y atletismo de alto rendimiento. Alto rendimiento consiste, mediante el entrenamiento planificado, en tratar de alcanzar el potencial de un atleta, sea, hablando de 1500 m masculinos, 4 minutos, 3:50, 3:40 o 3:30.

P: Pero la pedagogía del atletismo incluye muchas más cosas

R: Por supuesto. El joven ha de saber el papel fundamental del entrenador y todo el conocimiento que posee. También es muy importante prepararlo para el fracaso. Muchos cuerpos no resisten el esfuerzo que requiere el atletismo de alta competición. Hay que enseñarles el valor de jugar limpio, de respetar al rival, de no obsesionarse con las marcas. Y también han de formarse fuera de la pista y prepararse para el futuro. La falta de formación puede generar incertidumbre y condicionar negativamente el rendimiento. En definitiva se trata de un proceso de desarrollo formativo educativo que, como decía antes, requiere trabajar muchos aspectos, no solamente físicos.

P: ¿Y cómo se motiva a los niños para que hagan atletismo?

R: No es fácil. Esa es otra  de las características que debe tener un entrenador de niños. También es cierto que el niño se motiva en lo que destaca, como me pasó a mí cuando me di cuenta de que corría más que mis compañeros. Hay que hacer el atletismo atractivo, combinar el entrenamiento más exigente con juegos y conseguir que el estadio sea también un lugar de encuentro. Se pueden hacer actividades lúdicas relacionadas con el deporte, como ver películas o vídeos de atletismo y comentarlos, dar charlas sobre historias del atletismo… Los niños no tienen que entrenar todos los días pero es bueno que vayan todos los días a la instalación. Cuando estaba en La Salle recuerdo decir a mi grupo de entrenamiento que ese día no entrenaríamos. Ellos mismos, de forma espontánea, decidieron que quedarían en la puerta del estadio para decidir a dónde se irían. El estadio ya formaba parte de sus lugares favoritos

P: Por último, Mariano, ¿de qué atleta que hayas entrenado te sientes más orgulloso?

R: Me resulta imposible contestar a esa pregunta. Sí te puedo decir que me he sentido orgulloso de ver cómo atletas a los que he entrenado han mejorado gracias a la constancia, al trabajo y a la confianza en el entrenador. Y no necesariamente los que más talento tenían. Me he encontrado personas que me han agradecido que les hubiese cambiado la vida para mejor. Y entonces pienso que he cumplido el objetivo que me marqué cuando decidí dedicarme a esto.

El proceso de formación de los jóvenes deportistas

En su incesante estudio sobre el deporte en general y el atletismo en particular, Mariano acaba de publicar dos libros sobre un tema que siempre le ha interesado sobremanera, la formación de niños y adolescentes deportistas. Aunque su intención era escribir un solo volumen, finalmente han sido dos, donde Mariano refleja no solo su larguísima trayectoria como entrenador de atletismo, sino también sus valiosas experiencias como profesor de Educación Física en un colegio durante 18 años.

Las cualidades físicas y su evolución. Aplicación a niños y adolescentes es una obra más general, dedicado a las particularidades de los deportistas en proceso de formación. Muestra cómo mejorar en cada momento del proceso de desarrollo del joven, desde una perspectiva integral. Está dirigida no solo a entrenadores, sino también a maestros, profesores de Educación Física y padres.

LAS CUALIDADES FÍSICAS Y SU EVOLUCIÓN: APLICACIÓN A NIÑOS Y ADOLESCENTES

La formación del futuro deportista. Fundamentos del entrenamiento a largo plazo es un libro ya más específico para entrenadores, en el que se trata de cómo planificar al joven deportista para que acabe dando su máximo potencial. Se detalla cómo deben trabajarse las cualidades físicas en cada edad y también se incide notablemente en el aspecto psicológico. El deporte es un proceso a largo plazo y lo que se haga con el deportista en formación tiene una enorme incidencia en el futuro.

LA FORMACIÓN DEL FUTURO DEPORTISTA: FUNDAMENTOS DEL ENTRENAMIENTO A LARGO PLAZO

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3 comentarios en “Mariano García Verdugo, toda una vida dedicada al atletismo

  1. Desde luego no hay nada como la figura de un «buen entrenador» , los buenos, los que saben y se preocupan por el atleta, siempre son recordados.
    Supongo que en algún momento me lo tropezaría por las pistas, no lo recuerdo, pero de la forma que hablas de él, es evidente que és especial.
    La entrada me parece una forma muy buena de reconocerle el trabajo realizado.

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  2. Pingback: Reflexiones sobre la entrada número 300 – Historias del atletismo

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