Said Aouita, el corredor más versátil (y II)

El oro olímpico en la prueba de los 5000 m de los Juegos de Los Ángeles convirtieron al marroquí Said Aouita (1959) en una celebridad en su país. El rey Hassan II (1929-1999) lo agasajó con una villa y en su honor el tren entre Rabat y Casablanca se llamó El Aouita. A principios de 1985 declaró que su objetivo era superar todas las plusmarcas mundiales entre 1000 y 5000 m. La primera parada fue Madrid, el 4 de junio. En la distancia de los 2000 m corrió en 4:54.98, a algo más de 3.5 de la plusmarca mundial del neozelandés John Walker (1952). El 27 del mismo mes, en los Oslo Games, recortaba unas centésimas a su marca en 5000 m, al correr en 13:04.52, a poco más de 4 segundos de los 13:00.41 del británico Dave Moorcroft (1953). La temporada estaba resultando excelente para el marroquí, quien el 16 de julio en Niza tendría una excelente oportunidad de demostrar su valía. Frente a un plantel de excelentes corredores, entre los que destacaba sobremanera el británico campeón del mundo y subcampeón olímpico de 1500 m, Steve Cram (1960), Aouita tenía una enorme ocasión para hacer historia y convertirse en el primer atleta en superar la barrera de los 3:30.00. Cram estaba en una excelente forma, pues acababa de correr en 3:31.24, a 0.47 de la plusmarca mundial de su compatriota Steve Ovett (1955). El británico tuvo claro desde el principio cómo quería correr y se colocó inmediatamente después de las liebres, mientras el marroquí parecía incómodo, no encontraba su sitio y se pasaba más tiempo del deseable por las calles exteriores. Los pases de Cram fueron 55.5, 1:53.9 y 2:49.7 el 1200, ya en cabeza en solitario. Aouita, siempre detrás del británico, que lo llegó a aventajar en 7 m, estaba a 0.4 a falta de 300. En la última recta se echó encima de Cram, pero este no perdió la compostura y consiguió ganar con un tiempo histórico de 3:29.67, 0.4 menos que el marroquí, cuyos últimos 100 en unos 13.0 no le sirvieron para imponerse.

El 1500 de Niza fue una enorme decepción para Aouita, que no perdía una carrera desde la milla de Roma en septiembre de 1983. Once días más tarde estaba de vuelta en Oslo, en los Bislett Games. Esta vez no coincidiría con Cram, quien en esta reunión estableció una nueva plusmarca mundial de la milla, 3:46.32, 1.01 menos que la anterior de Seb Coe (1956), tercero en esta carrera. Unos minutos antes, Aouita había conseguido su primer primado mundial, al correr los 5000 m en 13:00.40, recortando tan solo 0.01 a David Moorcroft. Se pasaron los 3000 m en 7:51.00 y el 4000 en 10:32.16. Aouita tuvo que emplearse a fondo con una última vuelta en 54.4 y un último 200 en 27.7 para derrotar al estadounidense de origen surafricano Sydney Maree (1956), que lo sobrepasó en la última vuelta y acabó en 13:01.15.

Por segundo año consecutivo, Aouita evitó a Seb Coe en la reunión de Zúrich, el 21 de agosto. Mientras el británico resultaba derrotado en los 1500 m por el suizo Pierre Délèze (1958), 3:31.75 frente a 3:32.13, el marroquí se quedaba cerca de la plusmarca mundial de la milla, con 3:46.92. Dos días después, en Berlín, Aouita conseguía su segunda plusmarca mundial, con 3:29.46 en 1500 m. Los pases fueron 56.9, 1:53.7, 2:49.3 y un trepidante último 300 en 40.1.

La temporada de Aouita se terminó con un 3000 en 7:32.94 el 30 de agosto en Bruselas, a menos de un segundo de los 7:32.1 del keniano Henry Rono (1952) y un 2000 en 4:54.02, en Rieti, el 4 de septiembre. No había conseguido todas las plusmarcas que había prometido, pero se había hecho con las dos más importantes, la de 1500 y la de 5000 m. Tan solo otros dos atletas habían conseguido ser plusmarquistas mundiales en ambas distancias, el finlandés Paavo Nurmi (1897-1973) y el húngaro Sándor Iharos (1930-1996).

En 1986, Aouita continuó en pos de nuevas plusmarcas mundiales. Su imagen agónica en la última vuelta de los intentos de primado mundial se convirtió en icónica. Aunque esa temporada no consiguió sus objetivos, obtuvo resultados muy interesantes. El 5 de julio corría por primera vez la prueba de los 10 000 m, en una carrera en la que se enfrentaba a los mejores del momento, incluyendo al plusmarquista mundial, 27:13.81, el portugués Fernando Mamede (1951), y el campeón olímpico, el italiano Alberto Cova (1958). Aouita se impuso, dando una magnífica sensación, con 27:26.11. Se pasó el 5000 en 13:52.6. En los intentos de plusmarca mundial, el marroquí se quedó muy cerca, 13:00.86 en 5000 m en La Coruña el 6 de agosto, 7:32.54 en 3000 m en Zúrich el 13 de agosto, 7:32.23 en Colonia el 17 de agosto, marca esta probablemente mejor que los 7:32.1 de Rono, y 4:51.98 en 2000 m el 5 de septiembre en Bruselas, a 0.59 de la plusmarca mundial de Steve Cram del año anterior.

En la temporada de 1987 los éxitos continuaron para el marroquí. Su primer gran logro llegó el 28 de mayo en Turín, en la inusual distancia de las dos millas, con una nueva mejor marca (la World Athletics no considera plusmarcas mundiales en esta prueba) mundial de 8:13.45, 0.06 menos que el anterior mejor tiempo, de Steve Ovett. El 2 de julio, en Helsinki, mejoraba en la milla hasta 3:46.76, a 0.44 de la plusmarca mundial, y dos días después, en Oslo, hacía 3:30.69 en 1500 m, que acabaría como la mejor marca del año. El 16 de julio, en París, añadía, con 4:50.81, la plusmarca de 2000 m a su colección particular. Seis días después, Aouita hacía historia al convertirse en el primer atleta en romper la barrera de los 13 minutos en los 5000 m, en la Golden Gala de Roma. Completamente en solitario, tras el abandono de las liebres, corría la distancia en 12:58.39, con pases de 2:35.6, 5:13.3 (2:37.7), 7:46.5 (2:33.2), 10:26.1 (2:39.6), y un último kilómetro en 2:32.3, últimos 400 en 57.4.

En agosto se proclamó campeón mundial de 5000 m, en una carrera lenta que no tuvo demasiada historia. Ganó fácilmente con 13:26.44. En septiembre, tras hacer doblete en 1500 y 5000 m en los Juegos Mediterráneos, que se celebraban en la ciudad siria de Latakia, sufrió una de sus escasas derrotas en aquellos tiempos, al verse superado en la para él inusual distancia de los 3000 m obstáculos por el italiano Alessandro Lambuschini (1965).

El año de 1988 era olímpico. En las temporadas anteriores, Aouita había declarado que trataría de ganar el oro en los 5000 y los 10 000 m. Sin embargo, acabó cambiando de opinión. En Seúl intentaría emular a Peter Snell (1938-2019) y proclamarse campeón olímpico de 800 y 1500 m. El reto era formidable. Aunque el marroquí corría de vez en cuando los 800 m, el año anterior había hecho 1:44.74, su plusmarca personal de 1:44.38 estaba algo alejada de los mejores y databa ya de 1983. Además en los Juegos habría cuatro rondas en la prueba más corta y tres en la más larga. El marroquí no participaba en un gran campeonato de 1500 m desde 1983. El camino hacia Seúl de Aouita se centró, sobre todo en los 800 m, distancia en la que hizo tres carreras de gran calidad. El 27 de julio, en Verona, marcaba 1:44.74, y derrotaba al británico subcampeón del mundo Peter Elliott (1962), el 19 de agosto en Bruselas, batía al plusmarquista estadounidense Johnny Gray (1960), con 1:44.36. Finalmente el 21 de agosto, en Colonia, mejoraba hasta 1:43.86, delante del campeón olímpico de la distancia, el brasileño Joaquim Cruz (1963). En 1500 m, ese año había realizado 3:32.69. Poco antes de los Juegos, se mostró en forma al mejorar su marca de 1000 m hasta 2:15.16. Sin embargo, las cosas no fueron como pensaba. Tres semanas antes de los Juegos, sufrió una contractura muscular, que lo mantuvo dos semanas parado y que se le reprodujo tras retomar los entrenamientos. Le recomendaron no corren los 800 m, pero prefirió hacerlo. Dio muy buena impresión en las tres rondas previas a la final. En la ronda definitiva apareció en la pista con un aparatoso vendaje. Probablemente la presencia de Aouita en la final, hizo que sus rivales impusiesen un ritmo vertiginoso. Se pasó la primera vuelta en 49.54, con el marroquí algo alejado en sexta posición. A falta de 200 m Cruz se colocaba el primero, seguido de Elliott y de Aouita. Casi pegado a ellos estaba un keniano apenas conocido llamado Paul Ereng (1967). Cruz parecía el más fuerte en la recta de llegada, pero Ereng se las arregló para pasar a Elliott por dentro y superar al brasileño a falta de 30 metros con 1:43.45, su mejor marca personal, frente a 1:43.90 de Cruz. Por detrás, Aouita ganaba la batalla por el bronce a Elliott, 1:44.06 contra 1:44.12. El marroquí, sin ninguna experiencia competitiva en la distancia y con problemas físicos, había tenido un rendimiento superlativo, pero eso a él no lo satisfacía. Le quedaba el 1500, pero, tras ganar su serie, no se presentó en su semifinal.

El ritmo de entrenamiento y de competición de Aouita comenzaba a pasarle factura. No obstante, aún fue capaz de hacer otra gran temporada, en 1989. Había corrido algunas carreras en pista cubierta en años anteriores, pero en 1989 decidió participar en el campeonato del mundo de 3000 m, que tendría lugar en Budapest. En la capital de Hungría se presentó con 3:37.33 en 1500 m, 3:54.99 en la milla, 7:39.71, a 0.5 de la plusmarca mundial, en 3000 m, y 13:22.56 en los 5000 m. Encontró un duro rival en su viejo conocido, el español José Luis González (1958), subcampeón mundial de 1500 m en 1987, al que derrotó por 0.72 en 7:47.94. En su primera competición al aire libre, el 20 de junio, sufrió una estrepitosa derrota ante el keniano Yobes Ondieki (1961), que registró 13:12.12, 11.84 menos que Aouita. Sin embargo, el marroquí fue adquiriendo la forma. El 13 de agosto en Hengelo hacía mejor marca mundial del año en 1500 m, 3:30.63. Una semana después, en Colonia, conseguía, por fin, superar a Rono. Con 7:29.45 en 3000 m, por primera vez un atleta corría la prueba a una media de menos de un minuto por vuelta, con pases de 2:31.7 y 5:03.3.

Era la última plusmarca mundial de la carrera atlética de Aouita, quien en ese momento acaparaba las de 1500, 2000, 3000, 2 millas y 5000 metros. Tan solo se le resistió al milla. Terminó la temporada muy fuerte, con una victoria en la final del Gran Prix en 5000 m, 13:06.36, y otra en la Copa del Mundo de Barcelona, formado parte de la selección de África, 13:23.14.

A partir de 1990, los problemas físicos ya no dejaron de acompañarlo. Se perdió casi toda esa temporada. En 1991 aún fue capaz de correr los 1500 m en 3:33.28 y clasificarse para la final del Mundial de la distancia, donde fue 11º. En 1992 volvió a sorprender con unos magníficos 7:36.66 en pista cubierta, que inicialmente se homologaron como plusmarca mundial, pero se acabaron anulando cuando se demostró que había hecho parte del recorrido por dentro de la cuerda. Pese a que parecía haber recuperado la forma, nuevamente los problemas físicos le impidieron participar en los Juegos de Barcelona. Siguió hasta 1995, pero ya alejado de los mejores.

En 1995 se trasladó a vivir a Estados Unidos. Tras su retirada ha sido consultor de numerosas instituciones, entre ellas las federaciones de atletismo marroquí y australiana. En la actualidad es analista deportivo de la cadena Al Jazeera. Vive en Orlando, Florida.

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Said Aouita, el corredor más versátil (I)

La final olímpica de 800 m de 1988 tuvo un resultado sorprendente, un keniano desconocido llamado Paul Ereng (1967) se impuso viniendo desde atrás al anterior campeón olímpico, el brasileño Joaquim Cruz (1963), que había logrado ponerse en forma tras dos temporadas plagado por las lesiones. El bronce fue, en cierto sentido, otra sorpresa. El marroquí Said Aouita (1959), campeón olímpico de 5000 m en 1984, plusmarquista mundial de esta prueba y de los 1500, había decidido volver a sus orígenes de mediofondista puro e intentar emular al neozelandés Peter Snell (1938-2019) con un doblete en las dos pruebas olímpicas de mediofondo. El reto era casi imposible, pero con su bronce en los 800 m se convirtió en el único atleta medallista en 800 y en 5000 m, lo que, de alguna manera, culminaba una versatilidad pocas veces vista en el mundo atlético. El único precedente similar en la historia es el del británico Sydney Wooderson (1914-2006), plusmarquista mundial de los 800 m, y de las 880 yardas, y de la milla, campeón de Europa de 1500 m en 1938 y de los 5000 m en 1946.

Said Aouita nació en Kenitra el 2 de noviembre de 1959. El mayor de seis hermanos, hijo de un obrero de una fábrica de papel, se trasladó con su familia a Fez cuando tenía nueve años. Como muchos chavales de su edad, el joven Said comenzó a practicar el fútbol. Aunque no está completamente documentado, parece que en 1977, sin haber hecho entrenamiento específico, corrió un 800 en 1:49 y un 3000 en 8:15. A partir de entonces comenzó a practicar atletismo, pero sin dejar el fútbol. En 1978 ganó el campeonato marroquí de campo a través en categoría junior (sub20) y fue 34º en el Mundial. Ese año solo corrió una carrera en pista, 14:10.0 en 5000 m. A partir de 1979 su dedicación al atletismo fue mayor. Terminó esa temporada con registros de 3:42.3 en 1500 m, plusmarca nacional, 13:48.5 en 5000 m y 8:40.16 en obstáculos. En 1980, consiguió una importante mejoría en los 1500 m, al realizar 3:37.04, mínima olímpica, que, sin embargo, no le sirvió para ir a los Juegos, pues Marruecos secundó el boicot de los Estados Unidos a los Juegos de Moscú. En 1981 se proclamó campeón mundial universitario de 1500 m con plusmarca de los campeonatos de 3:38.43.

A la altura de 1982, no obstante, Aouita no había sido capaz de mejorar su mejor registro en el kilómetro y medio. Había corrido en 3:37.69 en 1981 y 3:37.37 en 1982. De manera que el marroquí tomó una decisión que condicionaría su futuro. Abandonó definitivamente la práctica del fútbol y se trasladó a Siena. Aunque él mismo se diseñaba sus planes de entrenamiento, el banquero y directivo del club de atletismo local Enrico Dionisi comenzó a ejercer como su representante. La mejoría no se hizo esperar. En junio de 1983 corría los 1500 m en 3:32.54 y los 800 m en 1:44.38. Con estas credenciales se presentó al 1500 del primer campeonato del mundo al aire libre, que se celebraba en Helsinki. Tras clasificarse fácilmente para la final, se encontró un elenco de excelentes corredores, entre los que destacaban el plusmarquista mundial, el británico Steve Ovett (1955), su compatriota campeón de Europa Steve Cram (1960), el plusmarquista estadounidense de la milla Steve Scott (1956) y el plusmarquista español de 1500 m y medallista de bronce en el Europeo al aire libre José Manuel Abascal (1958). La carrera fue muy lenta con pases cada 400 m de 1:05.02 y 2:07.76. A falta de 500 m el marroquí dio un rápido cambio de ritmo, llevándose consigo a Cram, Scott y Abascal, con Ovett ligeramente retrasado. El pase por los 1200 m fue de 3:02.83. A falta de 200 m, Cram pasó a la primera posición. Aouita aguantó la segunda plaza. En la última recta mantuvo una dura pugna con Scott, que acabó delante del marroquí. El tiempo de Aouita 3:42.02, a 0.43 de Cram y a 0.15 de Scott.

Tras el Mundial, Aouita realizó sus mejores marcas en 1000 m, 2:15.75, y la milla, 3:52.97, carrera en la que fue cuarto. Desde esta prueba hasta la final olímpica de 800 m de 1988, el marroquí encadenó una interminable racha de triunfos, en distancias de los 800 a los 10 000 m, solo interrumpida por dos derrotas, ante Cram en 1985, cuando ambos bajaron por primera vez de 3:30.00 en los 1500 m, y ante el italiano Alessandro Lambruschini (1965) en el 3000 obstáculos de los Juegos del Mediterráneo de 1987. Precisamente en los anteriores Juegos del Mediterráneo cerró el marroquí su temporada de 1983, con sendas victorias en 800 y en 1500 m, en esta última distancia derrotando a los españoles José Luis González (1957) y José Manuel Abascal.

La temporada olímpica no pudo empezar mejor para Aouita, con mejores marcas mundiales en 5000 m, 13:04.78, segunda mejor marca de siempre, y 1500 m, 3:31.54, tercera mejor marca de siempre. Para los Juegos de Los Ángeles se inscribió en los 1500 y en los 5000 m, si bien acabó decidiéndose por la distancia más larga. Adujo que una lesión le había impedido trabajar su velocidad como habría querido, aunque lo cierto es que el kilómetro y medio con el trío británico Seb Coe (1956), Ovett y Cram parecía más duro que los cinco kilómetros. En la final olímpica de esta distancia, Aouita mostró una superioridad incontestable, en una excelente carrera. El portugués António Leitão (1960-2012) poseía con 13:07.50 (1982) la tercera mejor marca de los participantes, tras el plusmarquista mundial, el británico Dave Moorcroft (1953), 13:00.41, y de Aouita. Su falta de aceleración final, sin embargo, lo había dejado fuera de la final del Europeo de 1982 y en un discreto décimo puesto en el Mundial de 1983. Con la lección aprendida, y con la ayuda de su compatriota Ezequiel Canário (1960), estaba decidido a que la final se corriese a un buen ritmo. Y así ocurrió. Canário dio paso a los dos primeros kilómetros en 2:37.22 y 5:17.77 (2:40.55). Leitão tomó el relevo con 2100 metros de carrera y se mantuvo en la cabeza hasta los últimos 200 m. Pasó el 3000 en 7:59.24 y el 400 en 10:38.76. Aouita atacó a falta de 200 m, llevándose al suizo Markus Ryffel (1955) con él. El marroquí se impuso fácilmente con 13:05.59, tras un último kilómetro en 2:26.75 y una última vuelta en 55.08, Ryffel fue plata con 13:07.54 y Leitão pudo mantener el bronce, con 13:09.20.

Tras los Juegos, volvió a evitar a Coe en la reunión de Zúrich, donde el británico, reciente oro olímpico en 1500, ganó en esta distancia, y el marroquí se impuso en la milla con una mejor marca personal de 3:49.50. Dos días después, en Bruselas, con 7:33.3, Aouita se quedó a 1.2 de la plusmarca mundial de 3000 m de Henry Rono (1952). Pese a lo que pudiese parecer, le costaría cinco años superar al keniano, tras quedarse varias veces a las puertas de hacerlo. Oro olímpico e invicto en la temporada de 1984. El siguiente gran campeonato no se celebraría hasta el Mundial al aire libre de 1987. Aouita tendría mucho tiempo para dedicarse exclusivamente a las plusmarcas mundiales.

El año mágico de Henry Rono

El 8 de abril de 1978 en Berkeley (California) ante unos 2000 espectadores, en un encuentro triangular de universidades, un keniano poco conocido llamado Henry Rono (1952) sorprendía al mundo atlético con una plusmarca mundial de 5000 m de 13:08.4. Era la primera de una serie de cuatro que Rono iría superando a lo largo de esa temporada, 8:05.4 en 3000 m obstáculos el 13 de mayo, 27:22.47 en 10 000 m el 11 de junio y 7:32.1 en 3000 m el 27 de junio en Oslo. Por primera y única vez en la historia, un atleta monopolizaba los techos universales de estas cuatro pruebas. Rono, un atleta con un enorme talento y una enorme capacidad de trabajo, no fue, sin embargo, capaz de sacarle todo el partido a su enorme potencial. Los dos boicots olímpicos de su país tampoco lo ayudaron.

Kipwanwok Henry Rono nació en la localidad keniana de Nandi Hills el 12 de febrero de 1952. A los dos años sufrió un accidente en el tobillo que le impidió volver a caminar con normalidad hasta los seis años. Con dieciséis escuchó en la radio la noticia de la victoria de su compatriota Kip Keino (1940) en el 1500 de los Juegos Olímpicos de México. Lo impactó tanto que decidió dedicarse él mismo al atletismo. Tres años más tarde, tuvo ocasión de asistir a una charla impartida por el propio Keino. Se convenció de que la mejor manera de progresar en el atletismo era uniéndose al Ejército, como había hecho su admirado campeón olímpico. Tras comenzar su carrera militar en 1973, en 1975 ya corría los 5000 m en 13:37.0, los 10 000 m en 28:58.0 y los 3000 m obstáculos en 8:34.4. En 1976 aceleró su preparación para los Juegos Olímpicos de Montreal con triples sesiones diarias. Consiguió con 8:29.0 clasificarse para los Juegos en obstáculos. Poco antes del inicio de la competición mejoró hasta 13:30.8 en los 5000 m. Sin embargo, Rono, como la mayoría de los atletas africanos, no tuvo ocasión de competir en los Juegos, pues su federación decidió, el día anterior a la ceremonia de inauguración, boicotear los Juegos en protesta por una gira del equipo de rugby de Nueva Zelanda en Suráfrica, país que entonces seguía políticas discriminatorias contra sus ciudadanos de raza negra.

El boicot africano a los Juegos fue un tremendo mazazo para Rono quien, no obstante, decidió que para mejorar tenía que salir de su país. En Montreal compartió habitación con el vallista Kip Ngeno (1953), becado en la Universidad del Estado de Washington. De vuelta en los Estados Unidos, Ngeno, junto a otro estudiante y atleta keniano, Samson Kimobwa (1955), que en un año se convertiría en plusmarquista mundial de 10 000 m, comentaron el interés y la calidad de Rono, quien en octubre de ese mismo 1976 resultaba admitido en la Universidad. Tan solo siete semanas después, se proclamaba campeón universitario estadounidense de campo a través. Desgraciadamente, probablemente debido a una deficiente adaptación a su nuevo medio, comenzó a ingerir cantidades excesivas de alcohol, lo que, unido a problemas estomacales que empezó a padecer, hizo que el comienzo de su temporada al aire libre fuese decepcionante. No obstante, consiguió sobreponerse y terminar con marcas personales de 5000 m, 13:21.1 y de 10 000 m, 27:37.08. Remató el año renovando su título de campeón universitario de Estados Unidos de campo a través.

La primera temporada de Rono en Estados Unidos había sido francamente, pese a todos los problemas. Sin embargo, nada hacía presagiar lo que sucedería en 1978. Ese año, el keniano tomó parte en cincuenta y dos competiciones en catorce países, en distancias desde la milla al medio maratón, en pista cubierta, pista al aire libre, campo a través y ruta. Ganó cuarenta de ellas, y de las doce que perdió, seis sucedieron en la pista cubierta. Como se ha señalado anteriormente, el 8 de abril en Berkeley, Rono superaba su primera plusmarca mundial con un tiempo de 13:08.4, con parciales cada kilómetro de 2:42.0, 5:18.0 (2:36.0), 7:56.5 (2:39.5), 2:37.0 (10:34.5) y 2:33.9 el último kilómetro, con una última vuelta en 59.4. La anterior plusmarca mundial estaba en poder del neozelandés, subcampeón olímpico de la distancia, Dick Quax (1948-2018), con 13:12.87 (13:12.9). El 13 de mayo, en Seattle, en otra competición universitaria, ante tan solo 200 espectadores, Rono mejoraba la plusmarca mundial de obstáculos hasta 8:05.4, con parciales de 2:42.0, 2:42.0 y 2:40.6. Rono superaba los 8:08.02 (8:08.0) del sueco Anders Garderud (1946) de la final olímpica de 1976. La racha del keniano continuó el 11 de junio en Viena, con un tiempo en los 10 000 m de 27.22.47 (27:22.4), que mejoraban a Kimobwa en 8 segundos justos. Los parciales fueron de 13:49.0 y 13:33.4, con un último kilómetro de 2:36.9. Rono cerró su serie de plusmarcas mundiales en Oslo, el 27 de junio con 7:32.1 (2:34.0, 2:30.5, 2:27.6) en 3000 m, 3.1 menos que la anterior plusmarca mundial del británico Brendan Foster (1948).

Competitivamente, Rono también se desenvolvió perfectamente en ese año mágico de 1978, con oros en 3000 obstáculos y 10 000 m en los Juegos Panafricanos, a finales de julio, y en 5000 m y de nuevo en obstáculos en los Juegos de la Commonwealth, a principios de agosto. No pudo repetir su título universitario estadounidense de campo a través, pues se confundió durante el recorrido y entró el penúltimo. En cualquier caso, esto no empaña su temporada histórica y difícilmente repetible.

El rendimiento de Rono bajó en 1979. Sus mejores marcas ese año fueron 13:19.65 y 8:17.92. No compitió en 10 000 m. A finales de ese año consiguió por tercera vez el campeonato universitario de Estados Unidos de campo a través. En 1980 esperaba realizar un gran papel en los Juegos Olímpicos de Moscú. Se mostró en buena forma a principios de año. El 2 de febrero realizó unos excelentes 27:31.68 en 10 000 m. Pocas semanas después Kenia anunció que secundaba el boicot estadounidense a los Juegos de Moscú. Rono se perdía la segunda ocasión para ser olímpico. Su rendimiento y su dedicación al entrenamiento fueron disminuyendo. A principios de 1981 presentaba un notable sobrepeso. Los patrocinadores y los organizadores de reuniones comenzaban a no contar con él. Pero el keniano mostró una vez más su capacidad para alcanzar la forma en poco tiempo. Tras una temporada estival en la que fue progresivamente mejorando, entre finales de agosto y principios de septiembre fue capaz de correr los 5000 m en 13:12.15, 13:12.47 y 13:12.34, a menos de 4.0 de su plusmarca mundial. El 13 de septiembre, en la ciudad noruega de Knarvik, con los cuatro primeros kilómetros entre 2:38.0 y 2:38.5 y un último 1000 en 2:33.2, con 56.0 la última vuelta, Rono mejoraba su plusmarca mundial de 5000 m con 13:06.20.

Volvió con problemas de sobrepeso tras su gran remate de la temporada de 1981, pero parecía recuperado en 1982. El 28 de junio realizó 27:28.67 en un 10 000 en Oslo, donde fue cuarto y el 6 de junio ganó en un 5000 en Estocolmo 13:08.97. Al día siguiente volvió a Oslo, donde fue testigo de cómo el británico Dave Moorcroft (1953), superaba sorprendentemente, con 13:00.41, su plusmarca mundial de 5000 m. Rono fue cuarto con 13:25.14. Fue su último año en la alta competición. A partir de entonces entró en una situación grave de deterioro deportivo y personal. Llegó a pesar 100 Kg y su adicción al alcohol se acentuó. En 1986 intentó volver al atletismo e hizo 2h19:12 en el maratón de Chicago. Llegó a dormir en albergues para personas sin hogar. Sin embargo, consiguió enderezar su vida con un trabajo de profesor en un instituto.

Henry Rono hizo historia en 1978, pero pudo haberse convertido en el mejor corredor de fondo de la historia. Las decisiones políticas de su país y su mala cabeza se lo impidieron. Será muy difícil que otro atleta pueda igualar sus cuatro plusmarcas mundiales de su año mágico.

Bob Hayes y los cronometrajes confusos

Hasta la llegada del jamaicano Usain Bolt (1986) a la cumbre de la velocidad en el atletismo, muchos consideraban al estadounidense Bob Hayes (1942-2002) como el mejor corredor de 100 m de todos los tiempos. Su actuación en los Juegos Olímpicos de 1964 con 9.91v en la semifinal, 10.06 en la final y un cronometraje oficioso de menos de 9.0 en la última posta del relevo, todo ello en una pista de tierra, se han convertido en un icono de las mejores actuaciones olímpicas.

Robert Lee Bob Hayes nació en Jacksonville (Florida) el 20 de diciembre de 1942. Desde el instituto compatibilizó el fútbol americano con las carreras de velocidad. En 1961, siendo un desconocido, igualó la plusmarca mundial de las 100 yardas, con 9.3 y registró 20.1 en los 200 m en línea recta. En 1962 consiguió una beca deportiva en la Universidad Agrónoma y Mecánica de Florida (Florida A&M), una institución para estudiantes de raza negra en tiempos de segregación racial legal. Ese año volvió a igualar la plusmarca mundial de 100 yardas, que se había mejorado a 9.2, y lideró la lista del año de 100 m con 10.1. Entre 1962 y 1964 no perdió ninguna carrera. En 1963 por fin superó el techo mundial de las 100 yardas, con 9.1, marca que igualó al año siguiente en tres ocasiones, si bien solo se homologó la primera. También en 1963 igualó con 20.5 la plusmarca mundial de 200 m, que tampoco se homologó. En 1964 se impuso en los 100 m de las pruebas de selección olímpica de su país con 10.1. No participó en los 200 m, pese a tener una mejor marca de 20.4, a 0.2 de la plusmarca mundial de su compatriota Henry Carr (1941-2015).

La actuación de Hayes, que seguía compitiendo con el equipo de fútbol de su universidad, en los primeros Juegos de Tokio fue soberbia. La prueba de 100 m se celebró el 14 y 15 de octubre. Hayes se impuso sin forzar en su serie eliminatoria y en la de cuartos de final. En la primera semifinal realizó un tiempo de 9.91, algo inaudito en aquel momento, pese al viento a favor de 5.3 m/s. En la final, corriendo por la calle 1 de una pista de tierra, con un viento a favor de 1.1 m/s, Hayes se impuso con casi 2 metros de ventaja sobre el segundo, el cubano Enrique Figuerola (1938), el tiempo homologado de Hayes fue 10.0, que igualaba la plusmarca mundial de la distancia. El tiempo real fue 10.06, lo que lo convertía, con diferencia, en el tiempo más rápido de siempre. Figuerola se quedó en 10.25 (homologado 10.2).

El cronometraje automático, conectado a la pistola de salida y a la película de la llegada, se utilizó por primera vez, como apoyo, en los Juegos Olímpicos de 1932. Hasta los Juegos de 1960 incluidos, el cronometraje oficial siempre era el manual. La plusmarca mundial oficial de 400 m, 44.9, realizada por el estadounidense Otis Davis (1932) y el alemán Carl Kaufmann (1936-2008), tuvo un cronometraje automático no oficial de 45.07 para el primero y 45.08 para el segundo. En 1964, por primera vez, el cronometraje automático fue el oficial, aunque redondeado a la décima inferior. El tiempo oficial de 10.0 de Hayes se reconvirtió de un tiempo centesimal de 10.01. En aquel momento los sistemas de cronometraje tenían un retraso conocido de 0.05 segundos, por lo que el tiempo real fue 10.06. Los tiempos manuales no oficiales fueron 9.9, 9.9 y 9.8, según las tres mediciones requeridas. Como se ha indicado, el registro de Hayes era el más rápido de siempre, pero la IAAF (hoy World Athletics), decidió darle el mismo valor que los otros 10.0, manuales, considerados entonces plusmarca mundial. Visto con perspectiva, esta igualación no tenía ningún sentido. El primer 10.0 manual de la historia se estableció el 21 de junio de 1960 en Zúrich por el alemán Armin Hary (1937). La carrera contó con un cronometraje automático no oficial de 10.25. La carrera hubo de repetirse por una salida falsa del alemán, que también había terminado en 10.0, 10.14 real, también muy alejado del tiempo de Hayes. Hasta 1977 la IAAF dio el mismo valor a las marcas manuales y a las centesimales redondeadas. Así, hasta ese momento, el estadounidense Jim Hines (1946) compartía sus 9.95 de la final olímpica de 1968 con otros nueve atletas que habían realizado 9.9 manualmente. En 1977 su 9.9 oficial se reconvirtió a 9.95 y se quedó como el único plusmarquista mundial.

La actuación de Hayes en Tokio culminó con el relevo 4 x 100 m, cuya final tuvo lugar el 21 de octubre. Haciendo la última posta, Hayes recogió el testigo en cuarto lugar y, en una espectacular remontada, tras 30 metros ya estaba el primero. Se hizo con el oro para Estados Unidos, con una nueva plusmarca mundial de 39.06 (39.0). El cronometraje no oficial del relevo de Hayes varía entre 8.6 y 8.9, algo nunca visto hasta entonces.

Tras los Juegos, Hayes, que continuaba jugando al fútbol en el equipo de su universidad, resultó elegido por los Dallas Cowboys, equipo de la NFL (National Football League), donde permaneció hasta 1975 y ganó una Super Bowl, en 1972. La presencia de un hombre tan rápido como Hayes obligó a los rivales a cambiar el marcaje individual a marcaje por zona. La vida personal de Hayes no fue paralela a su exitosa vida deportiva y estuvo plagada de adicciones, matrimonios fracasados y problemas con la justicia. El 18 de septiembre de 2002 fallecía a causa de una insuficiencia renal. Para la historia queda la extraordinaria actuación en Tokio de uno de los mejores velocistas de la historia.