Roger Moens y Tom Courtney, el duelo olímpico frustrado

El 3 de agosto de 1955, en el estadio Bislett de Oslo tenía lugar una carrera de 800 m que se esperaba histórica. El belga Roger Moens (1930) parecía en condiciones de acercarse a la mítica plusmarca mundial del alemán Rudolf Harbig (1913-1944). Harbig había corrido en Milán, el 15 de junio de 1939, en 1:46.6, nada menos que 1.8 menos que el anterior tope mundial del británico Sydney Wooderson (1914-2006). Moens había realizado el mes anterior 1:47.0 y tenía la competencia del noruego Audun Boysen (1929-2000), medalla de bronce en el Europeo de 1954, donde había realizado plusmarca personal de 1:47.4. La carrera contó con el noruego Finn Larsen (1932) para avivar el ritmo los primeros 400 m, que cruzó en 52.0, con Moens prácticamente a su altura y Boysen un poco más atrás en 52.6. El belga se colocó a continuación en cabeza. Manteniendo un buen ritmo terminó la segunda vuelta en 53.7, con lo que sumó un tiempo de 1.45.7, 0.9 menos que el registro de Harbig. Boysen hizo la segunda parte de la prueba más rápido que Moens, en 53.3, y acabó acercándose peligrosamente al nuevo plusmarquista mundial con 1:45.9.

La plusmarca de Harbig se consideró durante mucho tiempo uno de esos tiempos imposibles. Hasta 1953 ningún otro atleta había conseguido correr por debajo de 1:48.0. Ese año el campeón olímpico de 800 m en 1948 y 1952, el estadounidense Mal Whitfield (1924-2015), registró 1:47.9 de paso para la plusmarca mundial de las 880 yardas (804.672 m), 1:48.6, mucho más asequible que la de 800 m. Las cosas comenzaban a cambiar, como se confirmó en el campeonato de Europa de 1954. El favorito era Roger Moens, que había realizado unos días antes, en el campeonato de Bélgica, 1:47.5, segunda mejor marca de siempre en aquel momento. Moens había tomado parte en los 400 m de los Juegos Olímpicos de 1952. Su gran salto de calidad ocurrió al año siguiente, cuando mejoró desde 1:52.6 a 1:48.8. La final del Europeo resultó magnífica, pero no para Moens. Audun Boysen dio paso al primer 400 en 52.4, con cinco hombres en un pañuelo, Moens, su compatriota Lucien DeMuynck (1931-1999), el húngaro Lajos Szentgáli (1932-2005) y el británico Derek Johnson (1933-2004). La posiciones se mantuvieron hasta la última recta, donde los cinco pelearon duramente por la victoria, que acabó siendo para Szengáli, 1:47.1, por delante de DeMuynck, 1:47.3. Boysen fue bronce con el mismo tiempo que Johnson, 1:47.4, mientras Moens era quinto con 1:47.8. Los cuatro primeros se colocaban inmediatamente detrás de Harbig en la lista mundial de entonces.

En Estados Unidos, mientras tanto, los 800 m/880 y también se iban moviendo. El 26 de marzo de 1955 Lonnie Spurrier (1932-2015) corría la distancia imperial en 1:47.5, nueva plusmarca mundial equivalente a 1:46.8 en la distancia métrica. En los campeonatos de Estados Unidos de ese mismo año de 880 yardas, Spurrier no pudo pasar de la quinta plaza, en una carrera ganada por Arnie Sowell (1935) con 1:47.6, con Tom Courtney (1933) segundo, 1:48.0. Tras esta carrera, Courtney emprendió una gira de un mes por Europa, donde se encontró a Moens por primer vez, que lo derrotó. Unos días después mejoró en 800 m hasta 1:46.8.

El año olímpico de 1956 mostró la superioridad de Courtney en Estados Unidos. Se impuso en los 400 m de los campeonatos nacionales con 45.8 el 23 de junio. En las pruebas de selección, el 30 de junio, se encontró con un 800 rapidísimo en el que Sowell pasó los 400 m en 51.7. Tras un infructuoso ataque de Whitfield en la contrarrecta, la carrera se convirtió en un mano a mano entre Sowell y Courtney, con victoria de este y plusmarca estadounidense de 1:46.4, 0.5 menos que Sowell. Whitfield fue sexto.

Por su parte Moens, que el 1 de junio, había resultado derrotado por Courtney en una prueba de 880 yardas, ambos con 1:49.0, también se preparaba para los Juegos Olímpicos, con tiempos de 1:47.2 el 30 de junio, 1:47.3 el 5 de agosto y de nuevo 1:47.2 el 20 de agosto. La desgracia quiso, sin embargo, que poco antes de los Juegos de Melbourne se lesionase de gravedad en un pie, lo que le impidió intentar el oro olímpico. Aunque era el máximo favorito, no lo habría tenido nada fácil ante Courtney, Johnson, Boysen o Sowell. Los cuatro se clasificaron fácilmente para la final del 26 de noviembre, donde Sowell tomó la cabeza en 52.8. Los otros tres se mantuvieron cerca del estadounidense hasta la última curva, en que Courtney trató de sobrepasarlo, pero no lo consiguió hasta la última recta, donde daba un fuerte viento de cara. Los últimos metros fueron un tremendo mano a mano entre Courtney y Johnson, con victoria final para el primero, 1:47.7, frente a 1:47.8. Boysen, finalmente, consiguió dejar a Sowell fuera del podio, 1:48.1 frente a 1:48.3. Unos días después, Courtney, formando parte del cuarteto de su país, se hacía con su segunda medalla de oro olímpica, en el relevo 4 x 400.

Siempre quedará la duda de qué habría ocurrido si Moens hubiese estado en la final olímpica. El belga no volvió a correr como en 1955. No obstante en 1957 realizó 1:46.0 y 1:46.5 en 1960. Precisamente el tiempo de 1:46.0 le sirvió para derrotar a Courtney en la mejor temporada del estadounidense. Fue el 31 de julio en Oslo, donde Courtney sufrió una de sus escasas derrotas esa temporada, por 0.2. En mayo había hecho plusmarca mundial de las 880 yardas en 1:46.8 y unos días antes del duelo con Moens había mejorado en 800 m hasta 1:46.0. El 9 de agosto, nuevamente en Oslo, Courtney se quedó a un suspiro del primado mundial de Moens. Probablemente el paso demasiado rápido de la liebre, el estadounidense Reggie Pearman (1924-2012), de 50.7 en la mitad de la carrera le impidió conseguirlo. Aun así, Courtney corrió en 1:45.8, 0.1 más que Moens. Se repitió el podio de Melbourne, con Johnson segundo, 1:46.6, plusmarca personal, y Boysen tercero, 1:47.3. Courtney compitió la temporada de 1958 antes de retirarse. Ese año acreditó 1:46.8.

En cuanto a Moens, se perdió el Europeo de 1958 por lesión, pero se preparó a conciencia para los Juegos Olímpicos de 1960. Era el gran favorito para el oro. No dio ninguna importancia a un desconocido neozelandés de 21 años llamado Peter Snell (1938-2019), que lo sobrepasó en la semifinal haciendo marca personal de 1:47.2. A priori, el rival más duro para Moens parecía el jamaicano George Kerr (1937-2012), acreditado ese año en 1:46.4. En la final el suizo Christian Wägli (1934-2019) se colocó en cabeza desde el inicio, pasando en 51.9 por la mitad de la prueba, y se mantuvo hasta los últimos 100m, momento en que Moens lo sobrepasó. Parecía que por fin ganaría el oro olímpico, pero, a falta de 20 metros, Peter Snell se le echó encima por la cuerda y consiguió vencer inesperadamente, con nueva plusmarca personal, 1:46.3 (1:46.48), 0.2 menos que Moens.

Moens acabaría como un grande de su prueba sin el máximo galardón olímpico. Corrió una temporada más y se retiró. Tanto su plusmarca de 800 m, como la de Courtney de las 880 yardas cayeron el mismo día. El 3 de febrero, en la pista de hierba de Chistchurch, Peter Snell se hizo con la plusmarca mundial de las 880y, 1:45,1, y de paso pulverizó la de 800 m, al registrar al paso 1:44.3.

Veinte años después de ganar el oro olímpico, Courtney volvió al estadio de Melbourne donde resumió perfectamente lo que siente el atleta por su deporte:

Ya es un mundo perdido, pero aún disfruto yendo a correr a la pista de mi barrio e imaginándome cuando me falta media vuelta para terminar que estoy volviendo a correr los últimos 200 metros de la mejor época de mi vida.

Siempre quedará la duda de qué habría pasado esos últimos 200 metros de haber estado Roger Moens en la carrera, un gran duelo olímpico… frustrado.

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4 comentarios en “Roger Moens y Tom Courtney, el duelo olímpico frustrado

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