John Powell, uno de los últimos grandes discóbolos estadounidenses

Hasta los años 70, el lanzamiento de disco fue un territorio casi exclusivo para los Estados Unidos. Tras los Juegos 1968, los atletas de ese país habían ganado doce de dieciséis oros olímpicos y un total de veintiocho medallas. A partir de los Juegos Olímpicos de 1972 las jerarquías comenzaron a cambiar con la irrupción de los atletas de los países del Este. El coplusmarquista mundial, compartía el tope universal, 68.40 m, con el sueco Richy Bruch (1946-2011), el estadounidense Jay Silvester (1937) era uno de los favoritos para hacerse por fin con el oro olímpico. Había ganado en las pruebas de selección de su país. Su gran rival era el entonces checoslovaco Ludvík Daněk (1937-1998). Ambos tenían ya treinta y cinco años y habían resultado ensombrecidos por el tetracampeón olímpico Al Oerter (1936-2007). Silvester encabezó la final desde la tercera ronda con un lanzamiento de 63.50 m, pero en el lanzamiento definitivo Daněk se fue a 64.40 m. Por primera vez desde 1948 no había un estadounidense en lo más alto del podio de la prueba. Bruch fue tercero y otro estadounidense, John Powell (1947-2022), ocupó la cuarta posición.

John Gates Powell nació el 25 de junio de 1947 en San Francisco, California. Tras graduarse en la Universidad de San José se unió a la policía, donde estuvo siete años. Lo acabó dejando para centrarse en el lanzamiento de disco. En 1972, tras ser segundo en las pruebas de selección olímpica, fue, como se ha señalado, cuarto en la final de Múnich. Ese año hizo una mejor marca de 64.21 m, duodécima de la temporada. En los años siguientes fue progresando hasta que en 1975 consiguió la plusmarca mundial con 69.08 m. Ese año venció en los Juegos Panaméricanos de México, batiendo a Silvester, de treinta y ocho años, tercero.

Powell parecía el mayor candidato para hacerse con el oro olímpico en 1976. Pero ese mismo año surgió un rival durísimo, su compatriota Maurice Mac Wilkins (1950). Acreditado en 66.78 m en 1976, el 24 de abril de 1976 superó la plusmarca mundial de Powel por 10 cm, 69.18. Seis días después, el 1 de mayo realizó una competición perfecta, nada menos que tres nuevas plusmarcas mundiales, 69.80, 70.2 y 70.86 m, primer atleta en superar los 70 metros. Wilkins era políticamente incorrecto y lenguaraz. No tenía piedad en las críticas a su propia federación. En la final olímpica de 1976, se colocó en primer lugar con un segundo lanzamiento de 67.50 m, que a la postre resultó ganador. Powell lanzó 65.70 m en la tercera ronda y no pudo mejorar. Un último lanzamiento de 66.22 m del alemán del Este Wolfgang Schmidt (1954), que ese temporada había lanzado 68.60 m, apeó a Powell de la segunda posición. Wilkins, último oro estadounidense en este concurso, felicitó calurosamente en Schmidt, algo que se interpretó como un desprecio a Powell. Posteriormente alabaría los métodos de entrenamiento de los atletas de Alemania del Este.

Wilkins volvió a derrotar a Powell en las simbólicas pruebas de selección olímpica de 1980, celebradas cuando ya era oficial el boicot estadounidense a los Juegos de Moscú. En 1981, Powell lideró la lista mundial del año con 69.98 m. En 1984, con casi treinta y siete años, superó por primera vez la barrera de los 70 metros. El 9 de junio en San José, en los campeonatos de Estados Unidos lanzaba 71.26 m, que acabó siendo la mejor marca de ese año, derrotando a Wilkins, 70.43 m. Unos días después, volvía a batir a Wilkins en las pruebas de selección olímpica, 67.14 frente a 66.14 m. Con estos resultados y con la ausencia de los atletas del Este por el boicot del bloque soviético a los Juegos, Powell parecía que, por fin, se podría hacer con el oro olímpico.

Pero las cosas no fueron bien para Powell en la final olímpica de Los Ángeles. El desconocido alemán Rolf Danneberg (1953), acreditado en 67.40 m ese mismo año, se hizo con el oro con un lanzamiento de 66.60 m en la tercera ronda, por delante de Wilkins, 66.30 m. Powell, que al comienzo de la sexta ronda era cuarto, consiguió entrar en el podio con 65.46 m. Estas dos medallas fueron las últimas de atletas estadounidenses en esta prueba en los Juegos Olímpicos.

A Powell aún le quedaba un gran logro. Ya con cuarenta años fue plata en el Mundial de 1987, por detrás del plusmarquista mundial, el alemán Jüngen Schult (1960), 74.08 m en 1986, todavía vigente. Schult lanzó 68.74, plusmarca de los campeonatos, mientras Powell hizo 66.22 m, su mejor marca oficial ese año. Poco después del campeonato, realizó 72.08 m, pero no se homologó por caída excesiva del campo de lanzamiento. Se intentó clasificar para los Juegos Olímpicos de 1988 pero fue quinto en las pruebas de selección olímpica. Su carrera atlética finalizó de una forma un tanto abrupta al resultar sancionado por competir en Suráfrica, entonces apartada de las competiciones deportivas por sus políticas discriminatorias, en 1989.

Ya desde su época de atleta, Powell se dedicó al entrenamiento de lanzadores en la Universidad de Las Vegas y en Stanformd. Murió el 19 de agosto de 2022.

Desde la plata de Powell en 1987, los lanzadores estadounidenses solamente han ganado otras dos medallas en los Mundiales. Anthony Washington (1966) fue oro en 1999 con 69.08 m y Mason Finley (1990) bronce en 2017 con 68.03 m, mejor marca personal.

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Mariano García y el 800 español en los Europeos al aire libre

El murciano Mariano García (1997) lo ha vuelto a hacer. Tras su victoria en Belgrado este invierno, en los 800 m del Mundial de pista cubierta, acaba de obtener una vibrante victoria en el Europeo al aire libre de la distancia. Su actuación fue magistral. Repitiendo la táctica de la ronda previa, se colocó en cabeza tras 300 m de carrera, dio paso a los primeros 400 m en 52.07, contuvo a sus rivales en la curva, aceleró en la contrarrecta, mantuvo la posición en la última curva y aguantó el ataque del británico Jake Wightman (1994) en la recta final. Al contrario que Mariano García, que se mantuvo casi toda la carrera pegado a la cuerda, Wightman estuvo casi todo el tiempo incómodo, encerrado y cuando aceleró a falta de 200 m acabó haciendo toda la curva por la calle 2. El español cruzaba la meta en 1:44.85, marca personal, 0.06 menos que el británico. Wightman, campeón del mundo de 1500 en Eugene el mes de julio y bronce en la misma distancia en los Juegos de la Commonwealth, eligió el 800 para este Europeo. Acreditaba 1:44.18 de 2020, pero esta misma temporada había corrido los 1000 m en 2:13.88, aproximadamente equivalentes a 1:43.36. Tácticamente en la final fue muy inferior al español, que salió decidido a ganar sin importarle demasiado sus rivales.

Tras haber realizado la mejor marca mundial del año de 800 m en sala, mejor marca personal absoluta y plusmarca española en pista cubierta, y de haber ganado el oro en el Mundial en pista cubierta, Mariano García tuvo un inicio algo irregular de la temporada al aire libre. En el campeonato de España fue tercero, con 1:46.04, su mejor marca del año al aire libre en ese momento, detrás del salmantino Álvaro de Arriba (1994), 1:45.82, y del gallego Adrián Ben (1998), 1:46.01. En su serie eliminatoria del Mundial de Eugene mejoró hasta 1:45.74, pero no pudo pasar de la semifinal. Llegó al Europeo de Múnich en plena forma física y mental y se convirtió en el primer español campeón de Europa de 800 m al aire libre.

En categoría masculina, España ha tenido un total de duez finalistas, con esta medalla de oro y un bronce del cántabro Tomás de Teresa (1968) en 1994. El primer español en participar en la prueba de 800 m en un Europeo al aire libre fue el madrileño Manuel Macías (1923-1983), plusmarquista español en 1:54.4, que no pudo evitar la última posición en su serie. En 1958, otro español, el vizcaíno Cesáreo Martín (1930-2006) tuvo la misma suerte que Macías. El aragonés Alberto Esteban (1943) se quedó en 1962 a 0.6 de la clasificación en una ronda durísima, en que pasaban a la final los dos primeros de cuatro series. En 1966 se convirtió en el primer español finalista en la prueba en un Europeo, al ser séptimo en la final con plusmarca española de 1:47.4. Hubo que esperar hasta 1994 para volver a ver españoles en la final, en esta ocasión por partida doble. Tomás de Teresa, primer español en correr por debajo de 1:45.00, 1:44.99 en 1990, finalista en el Mundial al aire libre de 1991, se hizo con la medalla de bronce, mientras el malagueño José Cerezo (1973) entraba séptimo.

El siguiente finalista español fue el catalán Miguel Quesada (1979) en 2006, que supo jugar muy bien sus cartas y en una final táctica se coló en la quinta posición, tras una gran última recta. En 2010 volvió a haber doble representación española, con los sevillanos Kevin López (1990), sexto, y Luis Alberto Marco (1986), séptimo, en una final también muy lenta. El siguiente finalista español en la prueba fue otro sevillano, Antonio Reina (1981) en 2012. Reina había sorprendido en 2002 cuando se impuso en la Copa del Mundo en Madrid con 1:43.83, plusmarca española y primer español por debajo de 1:44.00. En el Europeo de 2012, en una final aun más lenta que la anterior, ocupó la cuarta posición a 0.13 del bronce. El último finalista, por partida doble, antes de Mariano García, fue Álvaro de Arriba, séptimo en 2016 y 2018.

En categoría femenina, la primera española en tomar parte en la prueba fue la salmantina Rosa Colorado (1954), semifinalista en 1986. La primera y única finalista española es la vallisoletana Mayte Martínez (1976), que lo consiguió en las ediciones de 2002, 2006 y 2010. En 2002 obtuvo uno de los mayores éxitos de su carrera al ser plata con marca personal de 1.58.86, tras la eslovena Jolanda Ceplak (1976). En 2006 fue séptima y en 2010 sexta.

El nivel del 800 español es bueno. Mariano García no está solo. También están Álvaro de Arriba, campeón de Europa en sala en 2021, Adrián Ben, sexto en el Mundial al aire libre en 2019 y quinto en la final olímpica de 2021 o el plusmarquista español, 1:43.65, el leonés Saúl Ordóñez (1994). El futuro se presenta interesante.

Finalistas españoles en los 800 metros de un Europeo al aire libre

1966 Alberto Esteban 7º

1994 Tomás de Teresa bronce

1994 José Cerezo 7º

2002 Mayte Martínez plata

2006 Miguel Quesada 5º

2006 Mayte Martínez 7ª

2010 Kevin López 6º

2010 Luis Alberto Marco 7º

2010 Mayte Martínez 7ª

2012 Antonio Reina 4º

2016 Álvaro de Arriba 7º

2018 Álvaro de Arriba 7º

2022 Mariano García oro

El 1500 español en los Europeos al aire libre

Una vez más, la prueba de 1500 ha dado una nueva alegría al atletismo español. En una carrera muy rápida lanzada por el noruego Jakob Ingebrigtsen (2001), el salmantino Mario García Romo (1999) se hizo con la medalla de bronce, 3:34.88, tras Ingebrigtsen, 3:32.76, plusmarca de los campeonatos, y el británico Jake Heyward (1999), 3:34.44. El sevillano Gonzalo García (1995) también tuvo una gran actuación, con una sexta plaza en su primer gran campeonato. El granadino Ignacio Fontes (1998) se quedó lejos de sus objetivos al ser undécimo. Nos regaló, sin embargo, una preciosa imagen de la esencia del atletismo, con la cruz, la frustración momentánea, y la cara, la amistad eterna.

Triste pero bonita imagen en la zona mixta con las lágrimas de Ignacio Fontes decepcionado con su final europea (11º) de 1500 metros. Consolado por su amigo lanzador Javier Cienfuegos

García Romo completa con este bronce una temporada en la que se ha incorporado a la élite mundial, tras su cuarto puesto en el Mundial de Eugene, con 3:30.20, más de 5 segundos menos que su anterior mejor registro. En Múnich fue muy ambicioso y trató de aguantar el ritmo de Ingebrigtsen, pero, de momento, el noruego es superior. Probablemente este esfuerzo le hizo perder la plata en la última recta.

España acudió por primera vez a un Campeonato de Europa en 1950. El primer español en correr el 1500 en un Europeo fue el madrileño Manuel Macías (1923-1983), que también fue el primer español en bajar de los 4:00.0 en la distancia. No pudo evitar el último puesto en su serie. En 1958 hubo dos españoles en la prueba, el barcelonés Tomás Barris (1930) y el vizcaíno Cesáreo Marín (1930-2006). El nivel ese año fue altísimo. Nada menos que cuatro atletas no se clasificaron para la final, pese a haber hecho plusmarca nacional. Entre ellos estaba Barris, que hizo 3:44.5. Poco después del Europeo mejoraría a 3:41.7, decimotercera marca mundial de ese año. Barris volvió al Europeo de 1962, pero ya no estaba en su mejor momento y su actuación fue discreta. No volvió a haber representación española en la prueba hasta 1971, con el madrileño Antonio Burgos (1949), que fue sexto en su serie a 0.5 de la clasificación.

En 1978 el atletismo español estaba a punto de dar un enorme salto de calidad. Se esperaba mucho del joven cántabro José Manuel Abascal (1958). Abascal se había proclamado campeón de Europa junior (sub20) de 3000 m el año anterior y, poco después, se convertía en el primer español en correr los 1500 m por debajo de 3:40.0, con 3:38.2. Se esperaba que fuese el primer finalista español en la distancia, pero, a la hora de la verdad, estuvo muy lejos de clasificarse. Cuatro años después, en 1982, las cosas fueron muy diferentes. Abascal se hizo con la medalla de bronce, en una histórica actuación del equipo español. No solamente era la primera medalla de un atleta español en la prueba, sino también el primer puesto de finalista. En categoría masculina España ha ganado un total de doce medallas (tres oros, tres platas y seis bronces) y ha tenido veintiún atletas que han alcanzado el puesto de finalista.

Abascal disputó en 1986 su tercer Europeo, pero, pese a tener en ese momento la mejor marca mundial del año, 3:31.13, no se pudo clasificar para la final. Allí si estarían su gran rival, el toledano José Luis González (1957) y el madrileño José Luis Carreira (1962). González había hecho el año anterior 3:30.92, cuarta mejor marca de siempre en aquel momento. Se esperaba que estuviese en el podio, pero finalmente solo pudo ser cuarto. Carreira ocupó la novena posición. González entró el sexto en el siguiente Europeo, de 1990. El undécimo fue un atleta que daría muchas alegrías al atletismo español, el soriano Fermín Cacho (1969).

El Europeo de 1990 fue el primer gran campeonato para Fermín Cacho. Cuatro años después, llegó al Europeo de 1994 como campeón olímpico y subcampeón mundial. Se impuso fácilmente con 3:35.27, plusmarca de los campeonatos hasta este año. Segundo fue el palentino Isaac Viciosa (1969) y sexto el jienense Manuel Pancorbo (1966).

En 1998 Cacho se vio superado por el poderío del barcelonés Reyes Estévez (1976), campeón tras un tremendo cambio a falta de 200 m, con el soriano tercero y el coruñés Andrés Díaz (1969) undécimo.

En 2002 Estévez no pudo revalidar su título por milésimas y fue segundo tras el francés Medhi Baala (1978), ambos con 3:45.25. El burgalés Juan Carlos Higuero (1978) entró el sexto y el valenciano José Antonio Redolat (1976) el undécimo. En 2006 Higuero fue bronce, seguido del madrileño Arturo Casado (1983) y del leonés Sergio Gallardo (1979). Casado fue el siguiente campeón, en 2010, con el sevillano Manuel Olmedo (1983) bronce y Reyes Estévez en cuarta posición.

En las tres siguiente ediciones, hubo un solo español finalista, siempre el mismo atleta, el mallorquín David Bustos (1990). Bustos fue bronce en 2012, sexto en 2014 y plata en 2016. En 2018 no hubo ningún español en la final, una época complicada para la prueba en España que, afortunadamente, ya es historia.

En categoría femenina, España ha ganado tres medallas (dos oros y un bronce) y ha tenido un total de diez finalistas. La primera finalista fue la vallesana Carmen Valero (1955), también la primera española en participar en esta prueba, en 1974. Valero superó con 4:13.0 la plusmarca española absoluta de la distancia. Mejoró hasta 4:11.61 en la final, lo que le valió la séptima posición. No volvió a haber representación española en la prueba hasta 1990, con la catalana Montserrat Pujol (1961), que no pasó a la final. Sí lo hizo la alavesa Maite Zúñiga (1964) en la edición de 1994, donde fue octava. Repitió la misma posición en 1998. En 2002, dos futuras medallistas, iniciaron su periplo en estos campeonatos. La tarraconense Natalia Rodríguez (1979) ocupó la sexta posición y la madrileña Nuria Fernández (1976) la octava. La cántabra Iris Fuente Pila (1980) entró la undécima.

No hubo finalistas españolas en 2006. Cuatro años más tarde, en 2010, sucedió el mayor éxito español en este campeonato, con el oro de Nuria Fernández, con su mejor marca de siempre, 4:00.20, y el bronce de Natalia Rodríguez, 4:01.30.

Nuria Fernández renovó su título europeo en 2012, de una manera inesperada en una de las carreras más sucias de la historia. La madrileña fue quinta en la meta, en una carrera ganada por la turca Aslı Çakır Alptekin (1985), que poco después también se haría con el oro olímpico. En la misma prueba la zaragozana Isabel Macías (1984) era décima. Entre 2015 y 2016 una investigación acabó por anular los resultados en la carrera por el consumo de sustancias prohibidas no solo de Alptekin, sino también de la también turca Gamze Bulut (1992), segunda, de la ucraniana Anna MIshchenko (1983), tercera, de la rusa Ekaterina Ishova (1989), cuarta, y de la también rusa Kristina Khaleyeva (1987), octava. En 2017 Nuria Fernández era proclamada oficialmente campeona de Europa de 1500 m en 2012 y Macías pasaba a la quinta plaza.

La última finalista española hasta ahora en un 1500 de un Europeo al aire libre es la gallega de adopción Solange Pereira (1989), octava en 2016. Este año se contaba con la soriana Marta Pérez (1993), brillante novena en la rapidísima final olímpica de 2021, pero se quedó a 0.07 de la final. Por su parte, la otra española participante, la segoviana Águeda Marqués (1999), tuvo un buen rendimiento, al correr en 4:07.78, a 0.27 de su marca personal, insuficiente, en cualquier caso, para alcanzar la final.

El futuro se presenta optimista, tanto en categoría masculina como en femenina. En el primer caso, tras unos cuantos años de crisis, se están recuperando los mejores momentos de la historia de la prueba y en el segundo también hay atletas de gran calidad. Seguiremos disfrutando en las competiciones venideras.

Finalistas españoles en el Europeo al aire libre de 1500 metros

1974 Carmen Valero 7ª
1982 José Manuel Abascal bronce
1986 José Luis González 4º
1990 José Luis González 6º
1994 Fermín Cacho oro
1994 Isaac Viciosa plata
1994 Manuel Pancorbo 6º
1994 Maite Zúñiga 8ª
1998 Reyes Estévez oro
1998 Fermín Cacho bronce
1998 Maite Zúñiga 8ª
2002 Reyes Estévez plata
2002 Juan Carlos Higuero 6º
2002 Natalia Rodríguez 6ª
2002 Nuria Fernández 8ª
2006 Juan Carlos Higuero bronce
2006 Arturo Casado 4º
2006 Sergio Gallardo 5º
2010 Arturo Casado oro
2010 Manuel Olmedo bronce
2010 Reyes Estévez 4º
2010 Nuria Fernández oro
2010 Natalia Rodríguez bronce
2012 David Bustos bronce
2012 Nuria Fernández oro
2012 Isabel Macías 5ª
2014 David Bustos 6º
2016 David Bustos plata
2016 Solange Pereira 8ª
2022 Mario García Romo bronce
2022 Gonzalo García 6º

Londres 2012, una final de 800 metros para la historia

Se han cumplido esta semana diez años de una de las mejores carreras de la historia del atletismo, en cualquier distancia, la final de los 800 m de los Juegos Olímpicos de Londres. El keniano David Rudisha (1988), en cabeza desde el pistoletazo de salida, consiguió una impresionante plusmarca mundial de 1:40.91. De los ocho finalistas, siete mejoraron sus plusmarcas personales. El octavo y último fue el británico Andrew Osagie (1988). Con su marca de 1:43.77 habría ganado en las tres anteriores ediciones. Este fue el resultado de la carrera:

1 David Rudisha Kenia 1:40.91 PM
2 Nijel Amos Botswana 1:41.73 PMS20, PN
3 Timothy Kitum Kenia 1:42.53 MMP
4 Duane Solomon Estados Unidos 1:42.82 MMP
5 Nick Symmonds Estados Unidos 1:42.95 MMP
6 Mohammed Aman Etiopía 1:43.20 PN
7 Abubaker Kaki Sudán 1:43.32 MMT
8 Andrew Osagie Gran Bretaña 1:43.77 MMP

PM=plusmarca mundial PMS20=plusmarca mundial sub20 PN=plusmarca nacional MMP=mejor marca personal MMT=mejor marca de la temporada

David Lekuta Rudisha nació en Kilgoris, Narot County, en Kenia, el 17 de diciembre de 1988. Su padre, Daniel Matasi Rudisha (1945-2019), había sido subcampeón olímpico en el relevo 4 x 400 m en 1968. El joven David comenzó a practicar atletismo en la escuela. En 2006, en Pekín, con 17 años, se proclamó campeón mundial sub20, con 1:47.24, su mejor marca entonces. Mejoró a 1:44.15 en 2007 y a 1:43.72 en 2008. Pese a este gran tiempo no pudo clasificarse para los Juegos Olímpicos. Su primera gran competición internacional fueron los 800 metros del campeonato del Mundo de 2009, donde llegó a las semifinales. Ese año superó la vieja plusmarca africana de Sammy Koskei (1961), de 1:42.28 en 1984. Rudisha realizó 1:42.01. En 2010, en una semana estableció sendas plusmarcas mundiales de la distancia, con 1:41.09 y 1:41.01, a un paso de la barrera de 1:41.00. En 2011 se proclamó campeón mundial al aire libre. En 2012 llegaba en gran forma a los Juegos con dos registros por debajo de 1:42.00, 1:41.54 y 1:41.74.

No hubo sorpresas en las rondas previas y Rudisha se clasificó para la final sin problemas. En la ronda definitiva no dio opción. Se colocó en cabeza desde el inicio, dando paso a un primer 400 en 49.28. El resto de los corredores, en fila de a uno, todavía se encontraban cerca de él, pero un 200 en 25.02, con un parcial de 1:14.30 los 600 m, le permitió quedarse solo en la cabeza. Mostrando un correr seguro y elegante cruzó la meta en 1:40.91, mientras por detrás, el atleta de Botswana Nijel Amos (1994) se hacía con la plata en 1:41.73, plusmarca mundial sub20, y el también keniano Timothy Kitum (1994), ganaba el bronce, con 1:42.53. El etíope Mohamed Amman (1994), que entró tercero en la última recta, solo pudo ser sexto, si bien, con 1:43.20, hacía plusmarca nacional. Se trata de tres atletas que en aquel momento tenían 18 años. De hecho, salvo los estadounidenses Duane Solomon (1984), cuarto, 1:42.82, y Nyck Symmonds (1983), quinto, 1:42.95, el resto de los finalistas tenían todos 24 años o menos. Esto dio lugar a que se pensase que estábamos ante el comienzo de una edad de oro para la prueba. Sin embargo, desde la final de Londres, tan solo Amos ha corrido por debajo de 1:42.00, 1:41.89 en 2019. Esta ha sido la trayectoria de los protagonistas de esta carrera:

Andrew Osagie no volvió a correr tan rápido como en Londres, pese a llegar el último. En el Mundial al aire libre de 2013 fue quinto. En 2014 ganó el bronce en el Mundial en pista cubierta, repitiendo lo logrado en 2012.

Abubaker Kaki fue el único atleta que no mejoró marca en la final olímpica. Tenía 1:42.23 de 2010, que sería su mejor tiempo de siempre. Había empezado a destacar muy joven, con sendos oros mundiales en pista cubierta en 2008 y 2010. En 2011 había sido subcampeón mundial al aire libre. Apenas volvió a correr tras la carrera de Londres.

Mohamed Amman se proclamó campeón del mundo al año siguiente, 2013, temporada en que también hizo su mejor registro de siempre, 1:42.37. Con este tiempo se convirtió en el único atleta de esa final que mejoró su mejor marca obtenida en Londres. En 2014 fue oro en el Mundial de pista cubierta. Ya lo había sido en 2012. En 2017 entró sexto en el Mundial al aire libre.

Nick Symmonds consiguió la medalla de plata en el Mundial de 2013. A partir de entonces su rendimiento fue decreciendo debido a problemas físicos. Se retiró en 2017.

Duane Solomon ocupó la sexta plaza en el Mundial de 2013. En 2014 fue bronce y campeón en 2015 en el campeonato mundial de relevos 4 x 800 m.

Timothy Kitum, que venía de ser subcampeón mundial sub20 ese mismo 2012, aunque siguió compitiendo hasta 2016, no volvió a ninguna final de un gran campeonato. Su mejor marca antes de Londres era 1:43.65.

Nijel Amos había ganado el Mundial sub20 unas semanas antes de los Juegos. Llegó a Londres con 1:43.11 y salió con 1:41.73, que lo convertían en el tercer atleta de siempre, empatado con el británico Sebastian Coe (1956). Su trayectoria ha sido desde entonces muy irregular. En 2014 se hizo con el oro en los Juegos de la Commonwealth batiendo a Rudisha. Sin embargo no ha sido capaz de entrar en ningún podio de un campeonato de ámbito mundial. Fue quinto en el Mundial al aire libre de 2017 y octavo en la final olímpica de 2021. Desgraciadamente el 12 de junio de este año se hizo público que se habían encontrado en su cuerpo restos de una hormona prohibida, por lo que ha resultado suspendido de la actividad atlética de forma provisional.

En cuanto a David Rudisha, los años siguientes tampoco se mostraron fáciles con él. Se perdió el Mundial al aire libre de 2013 por lesión. En 2014 fue segundo en los Juegos de la Commonwealth. En 2015, en Pekín, donde tuvo su primer éxito internacional, tras una temporada muy complicada consiguió ganar el oro en el Mundial al aire libre, en una carrera táctica. En 2016 volvía a los Juegos Olímpicos con 1:43.35, mejor marca del año en aquel momento. Se mostró muy fuerte en la semifinal, al imponerse en la tercera serie con 1:43.88. En la primera Pierre-Ambroise Bosse (1992) y el argelino oro en 1500 en Londres Taoufik Makhloufi (1988) realizaron 1:43.85, con un primer 400 en 52,03. Se preveía una gran final, como así fue. De los finalistas de Londres, solo estaba Rudisha. El keniano Alfred Kipketer (1996) salió excesivamente rápido, marcando 49.32 en la primera vuelta. En la contrarrecta, Rudisha se puso en cabeza, seguido del valiente Bosse. El keniano mantuvo con cierta comodidad el liderato y se hizo con el oro con 1:42.15, plusmarca mundial del año y su mejor marca desde 2012. Bosse no pudo aguantar el ritmo y se vio superado por Makhloufi, 1:42.61, y el estadounidense Clayton Murphy (1995), 1:42.93.

Rudisha se convertía en el cuarto atleta de la historia en ganar dos veces el oro olímpico en la doble vuelta. Los tres anteriores fueron el británico Douglas Lowe (1902-1981) en 1924 y 1928, el estadounidense Mal Whitfield (1924-2015) en 1948 y 1952 y el neozelandés Peter Snell (1937-2019) en 1960 y 1964. En la temporada siguiente a los Juegos, los problemas físicos acumulados de los años anteriores ya no permitieron al keniano competir al más alto nivel y optó por la retirada. Para la historia queda una de las mejores carreras de todos los tiempos en cualquier distancia, en la que desmostró que era uno de los grandes corredores de 800 m de siempre.

Controversias en la selección española para el Europeo de Múnich. ¿Pero qué es la excelencia?

Parece que esta temporada a cada selección española le acompaña la polémica. Ya sucedió cuando se hicieron públicos los elegidos para el Mundial de Eugene y ahora está ocurriendo, curiosamente con mucha mayor repercusión mediática, con el Europeo de Múnich. Y ello cuando el número de seleccionados es el segundo mayor de siempre para un campeonato continental al aire libre, nada menos que noventa y tres, cincuenta y un hombres y cuarenta y dos mujeres, si bien se han caído por lesión el velocista Bernat Canet (2000) y la saltadora Fátima Diane (1996). Pese a esta numerosa expedición, se ha generado un notable disgusto en ambientes atléticos el haber dejado fuera a ocho atletas que cumplían los criterios de la Asociación Europea de Atletismo (EAA). De los ocho, la velocista Auri Bokesa (1988) había realizado la mínima de participación en los 400 m y el resto podrían haber participado por su posición en la lista mundial del año.

El periodista de Cuatro José Manuel Amorós hizo una entrevista al seleccionador español, José Peiró. Tuvo la gentileza de incluirla entera en un hilo en Twitter.

Peiró indica que los atletas no seleccionados tenían pocas posibilidades de superar la primera ronda de sus pruebas. Sobre este particular hace hincapié el Presidente de la Federación de Atletismo (RFEA), Raúl Chapado. En unas declaraciones recogidas por varios medios, Chapado se pregunta si queremos un atletismo más participativo o más competitivo, y se inclina por lo segundo. Peiró indica lo mismo diciendo que la RFEA busca excelencia y no participación. ¿Pero qué es la excelencia?

El atletismo de alto nivel solo es, como en cualquier deporte, la punta del iceberg. Para que este atletismo exista tiene que haber muchos practicantes de este deporte. Son personas que nunca atraerán demasiado interés mediático, más allá de la prensa local, pero que dedican muchas horas al atletismo y que tienen los mismos objetivos que cualquier atleta, correr más, saltar más o lanzar más. La medida del atletismo es uno mismo. Se trata de con trabajo, disciplina y sacrificio ser mejor que el yo pretérito. Dentro de este objetivo general, hay otros objetivos particulares, que varían según el nivel del atleta. Estos objetivos particulares van desde mejorar una marca tan humilde como 4:00.00 en 1500 m masculinos hasta ser campeón olímpico. El atletismo es duro, no es un juego como otros deportes, y mantener la motivación no es una tarea sencilla. Estos objetivos particulares contribuyen a que el atleta continúe. Una marca superada, una mínima para un campeonato de España, una medalla en un Nacional Universitario son el motivo de alegría para muchos atletas. Porque la mayoría no pueden acceder a un gran campeonato.

Unos pocos atletas sí tiene condiciones para tomar parte en grandes campeonatos, algunos de forma clara, otros de forma más apurada, y también los hay que están en el límite. Las federaciones internacionales, llámese EAA, World Athletics o el Comité Olímpico Internacional tienden a endurecer cada vez más las exigencias para entrar en los campeonatos que organizan. Los criterios de estas federaciones son necesarios pero no suficientes para la participación. Las federaciones nacionales tienen potestad para encarecer estos criterios. ¿Realmente es necesario hacerlo?

Peiró descarta motivos económicos en la confección de las listas de seleccionados. Estos podrían ser una buena razón para restringir la participación, pero no es el caso. ¿Es justificable descartar a atletas de los que se considera no superarían la primera ronda? Se pueden aludir motivos por los que no.

En primer lugar está el aprendizaje. No es infrecuente que un atleta se vea superado por miedo escénico, especialmente si es joven e inexperto. Casi nadie triunfa antes de fracasar y las enseñanzas de estas experiencias negativas son muy positivas para el desarrollo del atleta.

Puede que el atleta que está en el límite sea inexperto pero ya no sea tan joven. En cualquier caso no podemos olvidar la motivación. La participación en un gran campeonato puede ser un buen acicate para seguir en el mundo del atletismo y para tratar de mejorar. El caso del campeón de España de triple salto en pista cubierta este año, José Emilio Bellido (1987), que podría haber entrado por puesto en la lista del año, es también significativo en este sentido. El que un hombre de 35 años hubiese ido a un Europeo podría haber servido de ejemplo de que se puede llegar lejos aunque ya no se sea tan joven.

Y finalmente hay una razón de interés general. En la Superliga Europea hay que cubrir todas las pruebas. Un saltador de altura o de pértiga fogueado en un Europeo al aire libre siempre tendrá más posibilidades de sumar más puntos para España en una competición por naciones.

Volviendo a la pregunta del principio, ¿pero qué es la excelencia? ¿Es ser finalista en un gran campeonato? ¿Medallista? No necesariamente. En el reciente Mundial de Eugene, la desbordante alegría de las relevistas españolas del 4 x 100, quintas, contrastaba con la decepción de las jamaicanas, plata. También podemos recordar la reacción del marroquí Hicham El Guerrouj (1974) tras haber sido medalla de plata en la final olímpica de 1500 m de 2000. Excelencia es dar lo mejor de uno mismo en el mejor momento. Excelencia es mejorar marca en una semifinal de obstáculos, aunque no se entre en la final. Excelencia es llegar el 25 de la lista mundial y terminar el cuarto de esa lista con una mejoría de más de 5 segundos en 1500 m. Y excelencia es también planificar una temporada y conseguir cumplir los criterios necesarios para tomar parte en un campeonato. Cierto es que esto debería llevar aparejado el requerimiento de competir bien en el campeonato. El problema de un atleta en el límite es que muchas veces la planificación se hace para poder participar, no para rendir. Pero esto sucede en todos los países, ¿Cuántos atletas estadounidenses gastan lo mejor de sí mismos en las pruebas de selección?

Y sobre si queremos un atletismo más participativo o más competitivo, se trata de una pregunta que plantea una contradicción que no existe. Solo de muchos participantes sale lo excepcional. El que se incluya en las listas de un campeonato a todos los atletas que cumplen criterios, siempre que acrediten una forma adecuada, no va a hacer que los mejores rindan menos.