Cuando se habla de la tradición británica del mediofondo la mayoría de los aficionados probablemente se refieren a la década prodigiosa de 1978 a 1988, en que la rivalidad entre Steve Ovett (1955) y Sebastian Coe (1956) trascendió no solo el mundo del atletismo sino también el del deporte. Ambos se convirtieron en iconos mundiales. Pronto se les unieron otros dos atletas algo más jóvenes, Steve Cram (1960) y Peter Elliott (1962). Plusmarcas imposibles, luchas cronométricas a distancia y enfrentamientos en las grandes competiciones hicieron que la atención mediática se focalizase en el medio fondo británico. En tan solo seis años se mejoró la plusmarca mundial de la milla (1609.34 m) seis veces, por tres segundos en total.
La tradición británica, sin embargo, llevaba décadas en relativa crisis. Fue en las Islas donde comenzó el atletismo de competición, inicialmente con el pedestrismo y posteriormente cuando se trasladaron las carreras a los estadios de fútbol y de rugby con pistas de un cuarto de milla de cuerda (440 yardas o 402.33 m). La milla se convirtió en la referencia de este deporte. El mítico Walter George (1858-1943) fue capaz de correr la distancia en unos impresionantes 4:12.3/5 en 1885. En los primeros Juegos Olímpicos, los británicos se hicieron el oro en los 1500 m en 1900, con Charles Bennett (1871-1948), y en 1912 con Arnold Jackson (1891-1972). En los 800 m Alfred Tysoe (1874-1901) fue campeón olímpico en 1900. Tras la Primera Guerra Mundial, en los Juegos de 1920, Albert Hill (1889-1969) ganó los 800 y los 1500 m por primera vez en la historia. En las dos vueltas a la pista, los británicos encadenaron cuatro oros consecutivos con Douglas Lowe (1902-1981) en 1924 y 1928 y Tommy Hampson (1907-1965).
Sin embargo, desde los años 30 hasta los 70 la presencia de los británicos en la élite mundial del medio fondo se hizo mucho más escasa. Desde el oro de Hampson en los 800 m en 1932 hasta el de Steve Ovett en 1980, tan solo Derek Johnson (1933-2004) fue capaz de subirse al un podio olímpico, plata en 1934. En 1500 m, entre la victoria de Albert Hill en 1920 y la de Seb Coe en 1980, solamente hubo una medalla británica, Jerry Cornes (1910-2001), plata en 1932. Los británicos, sin embargo, sí consiguieron que uno de sus atletas se tornase inmortal, al conseguir bajar por primer vez de los cuatro minutos en la milla. El 6 de mayo de 1954, en Iffley Road, Oxford, Roger Bannister (1929-2018) corría la distancia en 3:59.4. Previamente, desde que la IAAF (hoy World Athletics) comenzó a dar el marchamo oficial a las plusmarcas mundiales, en 1912, solo otro británico, Sydney Wooderson (1914-2006) había sido plusmarquista mundial de la milla, 4:06.4 en 1937. Bannister estuvo mes y medio en lo más alto de la lista mundial. En 1957 otro británico, Derek Ibbotson (1932-2017) mejoraba en 1957 el techo universal de la distancia, hasta 3:57.2, que duró un año. Hubo que esperar más de dos décadas para que otro británico volviese a ser el mejor en la prueba. En 1979 Seb Coe corrió en 3:48.95 (3:49.0).
Tras varias décadas de limitada presencia, el medio fondo británico comenzó a acercarse a la élite mundial en los años 70 con Brendan Foster (1948), Frank Clement (1952), David Moorcroft (1952) y, sobre todo, Steve Ovett, que en 1974, siendo sub20, se proclamó subcampeón de Europa de 800 m. La progresión de Seb Coe a finales de la década condujo a un cerrado duelo entre ambos por el cetro del medio fondo mundial. Ovett había comenzado en los 800 metros pero acabó más centrado en los 1500 m y en la milla, mientras Coe se definía como un corredor de 800 m que de vez en cuando hacía 1500 m y milla. La presencia de estos dos excepcionales atletas permitió en inevitable surgimiento de otros grandes mediofondistas en las Islas. Los más destacados fueron Steve Cram y, posteriormente y en menor medida Peter Elliott. Durante esos últimos 70 y primeros 80, los británicos acapararon plusmarcas mundiales, podios europeos, mundiales y olímpicos, con el oro en 800 de Ovett en 1980 y los dos en 1500 de Coe en 1980 y 1984. Cram, campeón de Europa de 1500 en 1982 y 1986 y mundial en 1983, fue el primer atleta en bajar de 3:30.00, pero también prestó cierta atención a los 800 m, con su oro en los Juegos de la Commonwealth de 1986 y su bronce europeo el mismo año. Elliott comenzó corriendo 800 m. Fue subcampeón mundial de esta distancia en 1987 y también subcampeón olímpico de 1500 m en 1988.
Fue precisamente Peter Elliott quien marcó el fin de esta época dorada del medio fondo británico. Desde su plata en el 1500 de 1988, donde también fue cuarto en los 800 m, hasta el bronce del escocés Josh Kerr (1997) en Tokio en 2021, tan solo cuatro mediofondistas británicos lograron ser finalistas olímpicos, en 800 Curtis Robb (1972), sexto en 1992, y Andrew Osangie (1988), octavo en 2012, y en 1500, Michael East (1978), sexto en 2004, y Andrew Baddeley (1982), octavo en 2008. Las cosas comenzaron a cambiar en los últimos cuatro años, con la irrupción de una nueva generación de mediofondistas como el ya mencionado Josh Kerr, el galés Jake Heyward (1999), subcampeón de Europa de 1500 m, el joven Max Burgin (2002), líder del año en 800 m, 1:43.52, y, sobre todo, el campeón del mundo de 1500 m, Jake Wightman (1994).
Jake Wightman nació el 11 de julio de 1994 en Nottingham, en el seno de una familia de deportistas. Su padre, Geoff (1960), fue corredor de maratón, acreditado en 2h13:17, octavo en la prueba en los Juegos de la Commonwealth de 1990. Su madre, Susan (1960), de soltera Tooby, también se dedicó al maratón. Realizó su mejor marca, 2h31:33, en los Juegos Olímpicos de 1988, donde fue duodécima. Cuando Jake tenía diez años, la familia se trasladó a la localidad escocesa de Linlithgow, 32 Km al oeste de Edimburgo, razón por la que Wightman representa a Escocia en los Juegos de la Commonwealth. Con esos antecedentes no es de extrañar que el joven Jake se interesase por el atletismo, deporte que comenzó a practicar en 2011, bajo la dirección técnica de su padre. Enseguida empezó a destacar y en 2012 ya corría los 800 m en 1:52.16 y los 1500 m en 3:51.74. Mejoró notablemente al año siguiente hasta 1:48.01 y 3:43.74. Esa temporada se proclamó campeón de Europa sub20 de 1500 m. Su progresión continuó en 2014 con una mejoría de más de 8 segundos en 1500 m, hasta 3:35.09, lo que le valió la selección para los Juegos de la Commonwealth, donde no pasó de la primera ronda. No consiguió mejorar en las dos temporadas siguientes. En 2016 fue séptimo en los 1500 del campeonato de Europa al aire libre, pero no pudo obtener la selección olímpica. El año siguiente le fue mejor. Hizo marcas personales tanto en los 800, 1:45.42, como en los 1500 m, 3:34.17. Tomó parte en esta distancia en el Mundial de Londres, donde llegó a las semifinales.
La temporada de 2018 comenzó con un sexto puesto en los 1500 m del Mundial en pista cubierta y terminó con Wightman asomándose a la élite europea. Cronométricamente mejoró en 800 m hasta 1:44.61 y también ligeramente en 1500 m hasta 3:33.96. En los Juegos de la Commonwealth fue cuarto en los 800 m y bronce en los 1500 m, su primera medalla internacional. No fue la única ese año, pues en el Europeo al aire libre también fue bronce en los 1500 m, con 3:38.25, tras entrar sexto en la recta final. Resultó superado por el joven noruego Jakob Ingrebrigtsen (2000), 3:38.10, y por el polaco Marcin Lewandowski (1987), 3:38.14, que rebasó al británico casi en la llegada.
Si en 2018, Wightman se había asomado a la élite continental, en 2019 lo hizo a la élite mundial. Llegó al Mundial al aire libre con cinco carreras previas de 1500 m, entre ellas una derrota en el campeonato británico, en el que fue tercero, por detrás de Neil Gourley (1995) y de Josh Kerr. Los tres estarían en la final del Mundial, pero mientras Gourley y Kerr entraron sin mayores problemas por puestos, Wightman se clasificó con el peor tiempo de la repesca. La final fue, sin embargo, otra historia. El keniano Timothy Cheruiyot (1995) lanzó la carrera a un ritmo frenético, con pases de 54.94, 1:51.69 y 2:48.17, con unos 30 m de margen sobre el grupo perseguidor. Cheruiyot mantuvo la ventaja al entrar en la meta el primero, con 3:29.26. Segundo, a considerable distancia, fue el veterano campeón olímpico de 2012, el argelino Taoufik Makhloufi (1988), 3:31.38, con Lewandowski bronce, 3:31.46, Ingebrigtsen, cuarto, 3:31.70, y Wightman, que había corrido de forma muy inteligente, quinto con 3:31.87, mejor marca personal. Con Josh Kerr, sexto, también con marca personal de 3:32.52 y Gourley undécimo, el medio fondo británico volvía a hacerse notar en el concierto mundial.
La pandemia por SARS-COV2 limitó notablemente el año atlético de 2020, con la suspensión o aplazamiento del Mundial en pista cubierta de Nankín, el Europeo al aire libre de París y los Juegos Olímpicos de Tokio. No obstante, Wightman supo sacar el mayor partido de la poca actividad que tuvo lubar. En una temporada corta se dedicó principalmente a los 800 m, prueba en la que hizo su mejor marca, 1:44.18. Su única incursión en 1500 m, no pudo ser más exitosa. En Mónaco, el 14 de agosto realizaba 3:29.47, la segunda mejor marca británica de siempre tras los 3:28.81 de Mo Farah (1983), en una prueba en la que el británico fue tercero por detrás de Cheruiyot, que realizó 3:28.45, mejor marca de ese año, y de Ingebrigtsen, que superaba precisamente la plusmarca europea de Farah con 3:28.68.
El registro de Wightman en 2020, que acabaría siendo el tercero del año, lo convertía en un serio candidato para el podio olímpico de los Juegos de Tokio que, finalmente, se celebrarían en 2021 sin público. Pero las cosas no salieron con Wightman pensaba. El británico acudió a Tokio con 3:34.67 de ese año y una derrota ante Josh Kerr en el campeonato británico. Heyward, que los acompañaría a los Juegos, fue tercero. Wightman parecía en gran forma cuando se impuso en la primera semifinal con unos excelentes 3:33.48. En la segunda semifinal, no obstante, se rompieron todos los pronósticos, con el keniano Abel Kipsang (1996) ganador con plusmarca olímpica de 3:31.65. También entraban en la final los otros dos británicos, Kerr al ser tercero en dicha semifinal, con 3:32.18, llegaba a los Juegos con 3:31.55, y Heyward, por tiempos, con 3:32.52, su mejor marca entonces. En una final trepidante en la que Ingebrigtsen se imponía a Cheruiyot con 3:28.32, con Josh Kerr tercero, 3:29.05, Wightman solo pudo entrar en décima posición, justo detrás de Heyward.
La decepción olímpica no influyó en el ánimo de Wightman, si acaso lo estimuló, y el británico continuó preparándose para la que sería la mejor temporada de su vida. El 5 de junio realizaba unos buenos 3:32.62. Poco después, el 24 de junio, se hacía con el oro en el campeonato británico, imponiéndose a Gourley y a Kerr. Los tres irían al Mundial de Eugene. Heyward se quedaba fuera por 0.03. Con esas credenciales se presentó en la ciudad de Oregón, donde se plantó en la final del 19 de julio, sin hacer excesivo ruido, al ser cuarto en su serie y tercero en su semifinal. Kerr, vencedor de la segunda semifinal, lo acompañaría en la ronda definitiva, mientras Gourley no entraba por 0.01. La carrera no decepcionó. Kipsang dio paso al primer 400 en 55.5. Poco antes de pasar por segunda vez por la meta, Ingebrigtsen tomó la cabeza y cruzó los 800 m en 1:51.94, con Kipsang, Cheruiyot y Wightman muy cerca. El noruego seguía liderando con 1200 m, 2:48.17. En ese momento Wightman pasaba a la segunda posición y antes de la última curva se colocaba el primero. Ingebrigtsen no pudo contrarrestar el ímpetu del británico, que se proclamaba campeón del mundo con mejor marca personal de 3:29.23, 0.24 menos que el noruego, mientras los españoles Mohamed Katir (1998) y Mario García Romo (1999) eran tercero y cuarto, 3:29.90 y 3:30.20, y Kerr quinto con 3:30.60.
El británico en una carrera plena de fuerza e inteligencia daba la gran sorpresa al derrotar, con todo merecimiento, al gran favorito, Jakob Ingebritsen. Pero a Wightman aún le quedaban dos campeonatos, los Juegos de la Commonwealth, donde repetiría 1500, y el Europeo de Múnich, donde correría los 800 m. La final del 1500 de los Juegos de la Commonwealth volvió a resultar rapidísima. Había nada menos que seis británicos, tres escoceses, dos ingleses y un galés, además de dos kenianos, un australiano, un neozelandés, un canadiense y un surafricano. Kipsang marcó 54.87 en la primera vuelta. Cheruiyot le dio el relevo y pasó en 1:52.15 los 800 m y en 2:49.09 los 1200 m. Muy cerca de él estaban Kipsang, el australiano Ollie Hoare (1997), que se había quedado en semifinales en el Mundial, y Wightman. Como en Eugene, Wightman atacó faltando 200 m. Hubo un momento en que parecía que la victoria sería suya, pero a mitad de la recta final se vio superado por Cheruiyot. Parecía que la victoria sería para el keniano, pero en el último suspiro apareció Hoare como una exhalación y se hizo con el oro, con mejor marca personal y plusmarca de los campeonatos, 3:30.12, superando por dos segundos los 3:32.16 de Filbert Bayi (1953), en la mítica carrera de Christchurch de 1974. Heyward era quinto con mejor marca personal de 3:31.08, mientras Kerr no podía evitar la última plaza.
Con esta carrera, Wightman dejaba los 1500 m esta temporada, para centrarse en los 800 m. Antes del Europeo realizó unos excelentes 2:13.88 en 1000 m, novena mejor marca de siempre, equivalentes aproximadamente a 1:43.38 en 800 m. Esto reforzaba su condición de favorito para proclamarse campeón de Europa de 800 m.
En el Europeo de Múnich, Wightman accedió a la final sin problemas donde se encontró al español Mariano García (1997), campeón mundial en pista cubierta, dispuesto a ganar. Con 300 metros de carrera se colocó en cabeza, cruzando en 52.07 los 400 m. Mientras el español se pegaba a la cuerda e impedía que ningún atleta lo sobrepasase, el británico no acababa de encontrar su sitio. En la última curva este trató, sin fortuna, de superar a Mariano García, que lo hizo correr 100 m por la calle 2. En la recta final hubo un momento en que parecía que Wightman ganaría, pero finalmente hubo de ceder ante el español, que lo batió en 1:44.85, 0.06 menos que el británico.
Wightman y Mariano García volvieron a verse las caras doce días más tarde en el 800 de la reunión de Bruselas, con resultado muy diferente al de Múnich. El español, deseoso de hacer una gran marca, se colocó en los puestos delanteros desde el principio. El pase por los 400 m fue de 49.66. A falta de 200 m, sin embargo, se quedó sin fuerzas, mientras el británico, que se había mantenido en posiciones secundarias, dio un acelerón que lo llevó a hacer mejor marca personal de 1:43.65, quinto registro británico de siempre tras Coe, Cram, Elliott y Burgin.
Wightman, graduado en Administración de Empresas por la Universidad de Loughborough, la misma en la que estudió Seb Coe, ha sugerido que en el futuro podría considerar doblar en los 800 y los 1500 m de los grandes campeonatos, siguiendo la tradición de los grandes fondistas de su país. Sin duda es un firme candidato para los 1500 m de los próximos Mundiales de Budapest y de los Juegos de París. No lo tendrá nada fácil. Estamos entrando en una nueva edad de oro de la prueba, tanto en el ámbito mundial como en el propio Reino Unido. Nos esperan buenos tiempos.
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