Los primeros campeones olímpicos de 1500 m

Cuando comencé el blog, en 2016, lo hice con una serie de diez entradas sobre las mejores carreras de 1500 m (o de la milla). Con un añadido sobre la final olímpica de 2021 y la entrada dedicada a Gunder Hägg y Arne Andersson, quedaba cubierta la historia de los 1500 m y de la milla desde los años 40. Faltaba la parte desde el siglo XIX hasta los años 40, por lo que hoy inicio una serie de tres entradas sobre la historia de estas pruebas en esa época. La primera abarcará hasta los Juegos Olímpicos de 1920, la segunda sobre los años 20 y el dominio finlandés y la tercera sobre los años 30 y la rivalidad entra Luigi Becalli, Glenn Cunnhingham y Jack Lovelock. Empezamos.

El atletismo comenzó a mediados del siglo XIX en las Islas Británicas con la medida de la milla (1609.344 m) como su referencia. Inicialmente la carrera a pie era sinónimo de pedestrismo, pero alguien tuvo la brillante idea de trasladar las carreras a pistas, de tierra, construidas alrededor de los campos de fútbol y de rugby de un cuarto de milla de cuerda. La distancia de la milla se convirtió en la prueba reina. La gran figura del mediofondo del siglo XIX fue el inglés Walter George (1858-1943). George tomaba parte en distancias desde la media milla hasta las 10 millas. El 21 de junio de 1884 superaba su propia plusmarca mundial amateur de la milla hasta dejarla en 4:18 2/5. El escocés William Cummings (1858-1919) poseía la plusmarca mundial profesional en 4:16 1/5. George pidió permiso para que ambos se enfrentasen. La AAA (Amateur Athletics Association) británica lo denegó. Decidió entonces pasarse al atletismo profesional. El año siguiente, es 31 de agosto, en Lillie Bridge (Londres) ambos atletas se enfrentaron, con victoria de George con 4:20 1/5. Casi 12 meses después, el 23 de agosto de 1886, en el mismo lugar y ante 20 000 espectadores, George volvía a imponerse con unos entonces impresionantes 4:12 3/4. No hubo ningún atleta que corriese tan rápido hasta 1915. El año anterior había hecho 4:10 1/5, si bien esta marca no quedó suficientemente acreditada, en una carrera que tenía 5 metros y medio de más.

La primera edición de los Juegos Olímpicos tuvo lugar en Atenas diez años después, en 1896. Se trataba de un proyecto casi personal del aristócrata francés Pierre de Coubertin (1863-1937). En esta primera competición los mejores milleros estuvieron ausentes. la victoria en 1500 m fue para el australiano Edwin Flack (1873-1935), que no figuraba entre los 25 mejores de año, en una lista encabezada por el canadiense Richard Grant con 4:08.0+. En la dura superficie y las cerradas curvas del estadio Panatinaikos, Flack completó la prueba en 4:33.2. Su sucesor, cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de París, el británico Charles Bennett (1870-1949), corrió mucho más rápido, en 4:06.2, plusmarca mundial oficiosa. Duró hasta 1904, en los siguientes Juegos Olímpicos, que continuaban sin consolidarse, cuando el estadounidense James Lightbody (1882-1953) se hizo con el oro con 4:05.4. Dos años después, en los Juegos Intercalados no oficiales de Atenas volvió a ganar en los 1500 m.

Poco antes de los Juegos de 1908, que tendrían lugar en Londres, se rompía por primera vez la barrera de los 4 minutos en los 1500 m. El 30 de mayo de 1908, en el estadio londinense de White City, el británico Harold Wilson (1885-1932), corría la distancia en 3:59.8. Poco después, en la final olímpica, cedía ante el estadounidense Melvin Shepard (1883-1942), 4:03.4 frente a 4:03.6. El programa de esta prueba fue algo extraño, con ocho series semifinales, de las que solo se clasificaba el primero. El italiano Emilio Lunghi (1887-1925) resultó eliminado con el segundo mejor tiempo de los semifinalistas, 4:03.8. Otros ilustres no clasificados fueron el anterior campeón olímpico James Lightbody o el francés Jean Bouin (1888-1914)

El estadounidense Abel Kiviat (1892-1991) era el gran favorito para los Juegos Olímpicos de 1912. El 26 de mayo de ese año superaba la plusmarca mundial oficiosa de Harold Wilson con 3:59.2. El 1 de junio mejoraba hasta 3:56.8 y una semana más tarde se iba a 3:55.8, primera plusmarca mundial oficial reconocida por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, hoy World Athletics). En la final olímpica de Estocolmo, no pudo, sin embargo, con el británico Arnold Jackson (1891-1972). Jackson se impuso con 3:56.8, 0.1 menos que Kiviat y su compatriota Norman Taber (1891-1952), con los seis primeros por debajo de los 4 minutos. El británico se convertiría en general de brigada tras combatir en la Primera Guerra Mundial.

El cuarto lugar en la final olímpica fue para el también estadounidense John Paul Jones (1890-1970), El 31 de mayo de 1913, Jones se convertía en el primer plusmarquista mundial oficial de la milla, con 4:14.4. Dos años más tarde, el 16 de julio de 1915, Norman Taber superaba, por fin, a Walter George, al correr la prueba en 4:12.6. La entonces llamada Gran Guerra hizo que se cancelasen los Juegos Olímpicos de Berlín. Como sucedería dos décadas y media después, durante la Segunda Guerra Mundial con Hägg y Andersson, otro atleta de la neutral Suecia, John Zander (1890-1967), dominó el medio fondo, con plusmarcas mundiales, entre 1917 y 1918, en 1500 m, 3:54.7, 2000 m, 5:30.4 y 3000 m, 8:33. Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, el mejor millero, con 4:14.4, era Joie Ray (1894-1978). Ninguno de los dos, sin embargo, lastrados por problemas físicos, llegó en forma a los Juegos Olímpicos de 1920, que se celebraban en Amberes. Zander abandonó en la final y Ray solo pudo se octavo. El ganador fue el británico Albert Hill (1889-1969), que se había hecho con el oro en 800 m unos días antes. En 1914 corría en 1:54.1 los 800 m y en 4:21.2 la milla. Tras combatir en la guerra, en 1918 retomó los entrenamientos, dirigido por Sam Mussabini (1867-1927), uno de los protagonistas de Carros de Fuego. En 1919, Hill corrió la milla en 4:16.8. Estuvo a punto de no ir a Amberes porque los seleccionadores consideraban que, con 31 años, era demasiado mayor para tomar parte en unos Juegos. En la final olímpica se impuso a su compatriota, de la misma edad, Philip Noel-Baker (1889-1982), 4:01.8 frente a 4:02.4. Hill corrió la milla en 4:13.8 en 1921. Ese mismo año se retiró y se hizo entrenador. Dirigió entre otros a su compatriota Sydney Wooderson (1914-2006), doble campeón de Europa antes y después de la Segunda Guerra Mundial y plusmarquista mundial de la milla en los años 30.

El caso de Philip Noel-Baker se merece un pequeño apartado. En 1912 había sido sexto en la final olímpica de 1500 m. Durante la guerra se dedicó a gestionar varias unidades de ambulancias en Francia y en Italia, bajo los auspicios de la Cruz Roja Británica. Por sus servicios recibió distinciones en su país, Francia e Italia. Al acabar el conflicto, sin dejar de competir, colaboró en la formación de la Liga de Naciones. Se retiró del deporte en 1924, año en que comenzó como profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Londres y posteriormente en Yale. Fue miembro de la Cámara de los Comunes y ocupó distintos cargos intermedios en el Gobierno Británico en los años 40 relacionados con Asuntos Exteriores. También formó parte de la delegación británica durante la formación de la Organización de las Naciones Unidas. En 1959 recibió el premio Nobel de la Paz.

Uno de los atletas destacados en los Juegos de 1920 fue un finlandés, entonces no demasiado conocido, llamado Paavo Nurmi (1897-1973). En la década que acababa de entrar se convertiría en uno de los mejores corredores de fondo de siempre, pero también en uno de los grandes mediofondistas.

Feliz Navidad a todos mis lectores. El blog está en una media de algo menos de 100 visitas diarias. No está nada mal.

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Melbourne 1956, los primeros Juegos en las antípodas

El Comité Olímpico Internacional (COI), en su reunión 43ª, celebrada en Roma el 28 de abril de 1949, decidió otorgar la organización de los Juegos Olímpicos de verano a la ciudad australiana de Melbourne, que se impuso a Buenos Aires por un voto de diferencia. Era la primera vez que se celebraban los Juegos en el Hemisferio Sur, en una época en que viajar en avión de Europa a Australia llevaba cuatro días, con al menos seis escalas. Hoy puede hacerse directo en 17 horas y con una escala en menos de 24. Hubo siete países que por diferentes motivos boicotearon los Juegos. Por un lado, Egipto, Líbano e Irak, por la invasión del canal de Suez, y por otro, España, los Países Bajos y Suiza por la invasión soviética de Hungría. La República Popular de China continuaba sin acudir por la presencia de la República de China, hoy Taiwán.

Los boicots no afectaron al atletismo, que tuvo un buen papel en los Juegos con 25 plusmarcas olímpicas superadas o igualadas, cinco de ellas también plusmarcas mundiales. Los grandes triunfadores fueron el velocista estadounidense Bobby Morrow (1935-2020), el fondista ucraniano, entonces soviético, Vladimir Kuts (1927-1975), la velocista australiana Betty Cuthbert (1938-2017) y su compatriota, la vallista Shirley Strickland (1925-2004). Hubo cronometraje automático no oficial

En categoría masculina se disputó el programa completo. Bobby Morrow, con solo 21 años, se hizo con los oros en 100, 200 y el relevo 4 x 100 m, en esta última prueba con plusmarca mundial de 39.5 (39.60). Fue el último velocista blanco estadounidense campeón olímpico. Intentó clasificarse para los siguientes Juegos, pero se lesionó y se retiró a los 24 años. En los 400 m saltó la sorpresa con la derrota del plusmarquista mundial, 45.2, el estadounidense Louis Jones (1932-2006). Jones solo pudo ser quinto en una final ganada por su compatriota Charles Jenkins (1934) con 46.7 (46.85). Ambos formaron parte del cuarteto estadounidense que ganó el oro en el relevo 4 x 400 m. En 800 m, la lesión del plusmarquista mundial, 1:45.7, el belga Roger Moens (1930) frustró su duelo con el estadounidense Tom Courtney (1933), que ganó la final, batiendo por 0.1 al británico Derek Johnson (1933-2004). En los 1500 m ganó el irlandés Ron Delany (1935), que derrotó al plusmarquista mundial de la milla, el australiano John Landy (1930-2022), bronce. Vladimir Kuts se convirtió en uno de los destacados de estos Juegos al hacerse con los oros en 5000 y 10 000 m. Con su característica forma de correr, en cabeza desde el principio, se mostró muy superior a sus rivales. El francés de origen argelino Alain Mimoun (1921-2013) fue el ganador del maratón. Tras varios años a la sombra del checo Emil Zátopek (1922-2000), consiguió por fin su oro olímpico, mientras su rival, que lo felicitó calurosamente, entraba el quinto. Dos grandes vallistas estadounidenses ganaron sendos oros en las pruebas de 110 m vallas y los 400 m vallas. Lee Calhoun (1933-1989) derrotó por estrecho margen al plusmarquista mundial Jack Davis (1930-2012) en los 110 m vallas. Mientras Glenn Davis (1934-2009) ganaba en las vallas intermedias. En ambas pruebas hubo triplete estadounidense. Tanto Calhoun como Davis repetirían oro cuatro años más tarde. En los 3000 m obstáculos, la victoria fue para el británico Chris Brasher (1928-2003), una de las liebres de la carrera del Ifley Road, donde dos años antes el británico Roger Bannister (1929-2018) se había convertido en el primer atleta en correr la milla en menos de cuatro minutos. Inicialmente Brasher había resultado descalificado por un contacto que no afectó el resultado. Sus rivales se negaron a recibir las medallas si no se recalificaba al británico, cosa que finalmente se hizo. Los oros en la marcha atlética fueron para el ruso, entonces soviético, Leonid Spirin (1932-1982), en 20 kilómetros, y el neozelandés Norman Read (1931-1994) en los 50 kilómetros.

Los estadounidenses casi hicieron pleno en los concursos, en el oro de Charles Dumas (1937-2004) en salto de altura, el de Bob Richards (1926) en salto con pértiga, también campeón cuatro años antes, y el de Greg Bell (1930) en salto de longitud. Tan solo se les escapó el triple salto, donde repetiría victoria olímpica el majestuoso brasileño, plusmarquista mundial, 16.56 m, Adhermar Ferreira da Silva (1927-2001). También en los concursos los estadounidenses estuvieron cerca del pleno con las victorias de Parry O’Brien (1932-2007) en lanzamiento de peso, ya había ganado en 1952, de Al Oerter (1936-2007), que iniciaba su racha de cuatro oros olímpicos consecutivos, en lanzamiento de disco, y de Hal Connolly (1931-2010) en lanzamiento de martillo. Connolly se acabó haciendo más famoso por el inicio en los Juegos de su relación con la campeona de lanzamiento de disco Olga Fikotová (1932), con quien acabaría contrayendo matrimonio tras superar muchas barreras. El noruego Egil Danielsen (1933-2019) se impuso en el lanzamiento de jabalina con plusmarca mundial, jabalina antigua, de 85.71 m. Otro estadounidense, Milt Campbell (1933-2012) ganó el decatlón por delante de su compatriota Rafer Johnson (1934-2020), que sería el siguiente campeón olímpico.

El programa femenino fue muy reducido, con cuatro carreras, 100 m, 200 m, 80 m vallas y 4 x 100, salto de altura, salto de longitud, y los lanzamientos de disco, peso y jabalina. No se añadió ninguna prueba nueva respecto a los Juegos anteriores. Las australianas hicieron pleno en las carreras con Betty Cuthbert en 100 y 200 m y Shirley Strickland en los 80 m vallas, renovando su título olímpico de 1952. Ambos formaron parte del equipo que ganó el relevo, con 44.5 (44.65), nueva plusmarca mundial. También hubo sendas plusmarcas mundiales en los saltos. La estadounidense Mildred McDaniel (1933-2004) se impuso en la altura con 1.76 m y la polaca Elżbieta Krzesińska (1934-2015), con 6.35 m, plusmarca mundial igualada en este caso. La bielorrusa, entonces soviética, Tamara Tyhkevich (1931-1997) ganó en el lanzamiento de peso, la checoslovaca Olga Fikotová, como se ha dicho, el lanzamient de disco y la letona, entonces soviética, Inese Jaunzeme (1932-2011) el lanzamiento de jabalina.

Al final, más para unos que para otros, globalmente el largo viaje mereció la pena. Los Juegos volverían a Australia cuarenta y cuatro años más tarde, a Sídney, y, si no sucede nada, tendrán lugar de nuevo en 2032, en Brisbane.

Marta Galmany y la historia de la plusmarca española femenina de maratón

El pasado 4 de diciembre, en Valencia, la catalana Marta Galimany (Valls, Tarragona, 5 de octubre de 1985), tras haberse quedado muy cerca hace dos años, consiguió finalmente mejorar la plusmarca española de maratón de la palentina Ana Isabel Alonso (1963) de 2h26:51 lograda el de 1995. El tiempo de Galimany fue de 2h26:14. En febrero de este mismo año había realizado 2h27:53. En 2020, también en el maratón de Valencia, había corrido en 2h27:08. La carrera atlética de Galimany, de 37 años, es algo atípica. Practicó baloncesto y no se dedicó al atletismo hasta pasada la veintena, con resultados poco llamativos en pruebas de medio fondo y obstáculos. En 2016 probó en medio maratón donde realizó 1h13:37. En 2017 corrió por primera vez un maratón con unos buenos 2h34:16. En 2019 se quedó al borde de la barrera de las 2h30, con 2h30:15. En febrero de 2020 se proclamó campeona de España con 2h29:02. Ha participado en el campeonato de Europa de 2018, 24ª, 2h38:25, 3ª por equipos, en el Mundial de 2019, 16ª, 2h47:45, en los Juegos Olímpicos de 2021, 37ª, 2h35:29, y en el campeonato de Europa de 2022, 11º, 2h31:14, 2ª por equipos.

Los inicios del maratón femenino están envueltos en una gran polémica. Se consideraba que las mujeres no podrían aguantar físicamente la distancia. Hasta finales de los años 60 no se autorizó la presencia femenina en la prueba, si bien algunas mujeres habían participado clandestinamente en años previos. La primera plusmarca española oficial fue 4h31:32 de la guipuzcoana Lourdes Gabarain (1960) el 16 de octubre de 1977. Fue la primera española en correr un maratón con dorsal. El tiempo de Gabarain, como era de esperar, duró pocos meses. El 12 de marzo de 1978 la catalana Matilde Gómez (1942) ganaba el primer Maratón de Cataluña, hoy Maratón de Barcelona, con 3h55:03. Esta atleta había comenzado a practicar la carrera a pie a los 33 años, influida por su marido el antiguo fondista olímpico y entrenador Josep Molins (1933). Mejoró dos meses más tarde, el 21 de mayo, al imponerse en su categoría en el maratón de Madrid, con 3h37:46. No acabó el año como plusmarquista española, pues el 15 de octubre, en el primer Maratón del San Sebastián, la guipuzcoana Rosa Talavera (1961) ganaba en la categoría femenina con 3h27:45. Matilde Gómez recuperó la plusmarca española en la segunda edición del Maratón de Cataluña, el 18 de marzo de 1979, 3h18:48. Algo más de un mes después, el 29 de abril, Rosa Talavera mejoraba hasta 3h03:39, ya muy cerca de la barrera de las h, que superaría el 20 de julio de 1980, con 2h59:30.

Tres meses se mantuvo Talavera como mejor española. El 20 de octubre irrumpió la primera corredora de maratón española de talla internacional, la madrileña Iciar Martínez (1947), primera española en correr el maratón de Nueva York, donde recortó más de 10 minutos al techo español, con 2h49:02. Martínez mejoraría otras tres veces la plusmarca nacional: 2h47:12 en el Maratón de Cataluña, 15 de marzo d e1981, 2h43:32, San Francisco 6 de junio de 1982 y 2h42:36, Nueva York 24 de octubre de 1982. Participó en el maratón del primer Mundial al aire libre celebrado en Helsinki en 1983.

El maratón femenino español continuó mejorando con otra madrileña, Mercedes Calleja (1958). En 1985 realizó 2h39:53 en Laredo. El 15 de septiembre en Roma restaba unos segundo a su tiempo con 2h39:20. El 11 de abril de 1987 en Seúl corría en 2h37:13. Ese tiempo le sirvió para tomar parte en el segundo Mundial al aire libre, que tenía lugar en Roma a finales de agosto. Fue 13ª con 2h38:57. El puesto 19º fue para otra española, la guipuzcoana María Luisa Irízar (1964), que el 13 de octubre de 1991 ganaría el maratón se San Sebastián con nueva plusmarca nacional, 2h36:28. En la edición del año siguiente del mismo maratón, el 11 de octubre de 1992, Irízar era segunda y vería cómo Ana Isabel Alonso llevaba el tope español a 2h35:34. Posteriormente se demostró que el recorrido tenía 122 m de más. Este tiempo duró muy poco en lo más alto de la lista española, pues el 8 de noviembre, la asturiana Rocío Ríos (1969) corría en Sama de Langreo en 2h31:46, registro muy cuestionado por un posible desnivel excesivo.

El 31 de octubre de 1993 tuvo lugar en San Sebastián la V Copa del Mundo de maratón. La actuación española en el apartado femenino fue excelente con la cordobesa María Luisa Muñoz (1959) quinta con nueva plusmarca española de 2h31:01, la valenciana Mónica Pont (1969), sexta, 2h31:21, y Rocío Ríos séptima, 2h31:33. España se proclamaba subcampeona del mundo. Sería Pont, que en 1995 sería 6ª en el Mundial, la siguiente plusmarquista nacional y primera española por debajo de 2h30 al correr en Boston el 18 de abril de 1994 en 2h29:36. Tampoco fue una plusmarca muy longeva, pues el 25 de septiembre en Berlín Rocío Ríos volvía a encabezar el maratón español con 2h29:00. Poco más de un año más tarde, el 15 de octubre de 1995, Ana Isabel Alonso ganaba el maratón de San Sebastián y recortaba la plusmarca española hasta 2h26:51. Rocío Ríos era segunda con 2h28:02, su mejor tiempo de siempre. En cuatro años, las maratonianas españolas habían recortado 10 minutos al mejor tiempo. Sin embargo tuvieron que pasar 27 años para superar esos mágicos años 90.

No obstante, hubo algunos logros reseñables en estas casi tres décadas. En 1996 había por primera vez representación española en el maratón olímpico, con tres atletas, Ana Isabel Alonso, Rocío Ríos y Mónica Pont, que en febrero había mejorado hasta 2h27:53. Ríos tuvo una magnífica actuación al ser quinta, la mejor prestación de la historia de una maratoniana olímpica española. Pont fue 14ª y Alonso 49ª. En el Europeo de 1998, Rocío Ríos ocupó la sexta posición. Otra atleta muy destacada es la lucense Alessandra Aguilar (1978), que se quedó muy cerca de la plusmarca española en dos ocasiones, ambas en Rotterdam. En 2011 hizo 2h27:00 y en 2013 2h27:03. Fue quinta en el Europeo de 2010 y en el Mundial de 2013.

Valencia continúa su escalada mundial en las carreras de fondo

Esta mañana tuvo lugar la 42 edición del maratón de Valencia, organizado por la SD Correcaminos, cuyo presidente es Francico Borao y su gerente Juan Botella. Se contaba con la posibilidad de la plusmarca mundial femenina por parte de la etíope Letesenbet Gidey (1998), pese a su juventud, vieja conocida de la afición valenciana. Finalmente no pudo ser y Gidey en su primer maratón ocupó la segunda posición, pero el nivel de la prueba estuvo a la altura de los mejores maratones mundiales.

Valencia se ha convertido en una de las grandes capitales mundiales de las carreras de fondo. En total, ha visto cómo se superaban seis plusmarcas mundiales en diferentes distancias, a saber, ordenados por fecha, 10 Km en ruta, Joshua Cheptegei (1996), de Uganda, el 1 de diciembre de 2019, 26:38, 10 Km en ruta, Rhonex Kipruto (1999), de Kenia, el 12 de enero de 2020, 26:24, el paso de 13:18 por el kilómetro 5 también se homologó como plusmarca mundial, 5000 m, Letesenbet Gidey, 4 de octubre de 2020, 14:06.62, 10 000 , Joshua Cheptegei, 4 de octubre de 2020, 26:11.00, medio maratón , Kibiwott Kandie (1996), de Kenia, el 6 de diciembre de 2020, 57:32, y medio maratón, Letesenbet Gidey, 24 de octubre de 2021, 1h02:52.

Este año se intentó subir la apuesta. Letesenbet Gidey es la actual plusmarquista mundial de 5000 y 10 000 m en pista, 15 Km en carretera y medio maratón. En su estreno en maratón intentaría la plusmarca mundial en carrera mixta de 2h14:06 de la keniana Brigid Kosgei (1994) el 13 de octubre de 2019 en Chicago. En hombres el objetivo era algo más modesto, superar la plusmarca del maratón de Valencia, 2h03:00 del keniano Evans Chebet (1988) en 2020. Se confiaba sobre todo en el etíope Tamirat Tola (1991), acreditado en 2h03:39, y en el tanzano Gabriel Geay (1996), con 2h04:55 como mejor marca personal.

En la carrera femenina, los tiempos de los primeros kilómetros no hacían pensar en un registro próximo a la plusmarca mundial, pero el ritmo se fue avivando y el pase por el medio maratón fue de 1h07:18, con Gidey rodeada de hombres dando muy buena impresión. La acompañaba su compatriota Amane Beriso (1991), acreditada en 2h20:48 de 2016, que no parecía rival para Gidey. La carrera continuó animándose, de manera que en el kilómetro 35 se aproximaban a los pases de la plusmarca mundial. A esas alturas de la carrera Beriso cambió de ritmo y consiguió separarse de Gidey. No pudo, sin embargo, seguir acercándose a la plusmarca mundial y terminó en unos excelentes 2h14:58, tercera mejor marca de siempre detrás del techo mundial de Kosgei y de las 2h14:18 de la también keniana Ruth Chepngetich (1994), de este mismo 2018. Gidey hizo una última parte de la carrera más lenta y terminó segunda en 2h16:49. Cuatro mujeres terminaron en menos de 2h18:00 y siete por debajo de 2h19:00. Por detrás, en el puesto 17, la catalana de 37 años Marta Galimany (1985) mejoraba la mítica plusmarca española de la palentina Ana Isabel Alonso (1963) de 2h26:51 en 1995. Galimany realizó un tiempo de 2h26:14, un enorme éxito para esta mujer que en 2020 se quedó a 17 segundos de ser plusmarquista española de maratón.

En la categoría masculina, las cosas salieron mucho mejor de lo que se preveía, con la inesperada rapidísima victoria del keniano Kelvin Kiptum (1999), quien, como Gidey, se estrenaba en la prueba. Kiptum corría por tercera vez en Valencia. En 2020 había hecho 58:42 en medio maratón, su mejor marca, y en 2021, 59:02. Sus credenciales no impresionaban, pero su actuación sí lo hizo. Tras cruzar el medio maratón en 1h01:41, algo por encima de lo esperado, la cadencia se fue incrementando progresivamente. Un parcial de 14:00 le permitió quedarse solo en el kilómetro 35. Se fue en solitario hacia la meta, terminando en 2h01:53. En toda la historia tan solo el también keniano Eliud Kipchoge (1984), con sus dos plusmarcas mundiales de 2h01:09 y 2h01:39, y el etíope Kenenisa Bekele (1982), 2h01:41, han corrido la distancia más rápido. Dado que estos tres tiempos se hicieron en Berlín, Valencia se ha convertido en el segundo maratón más rápido de siempre. Segundo fue Gabriel Geay, que igualó la anterior plusmarca de la carrera, 2h03:00, y tercero el keniano Alexander Munyao (1996), 2h03:29. Tola fue cuarto, a un segundo de su mejor marca, 2h03:40. Hubo cuatro hombres por debajo de 2h04:00, seis en menos de 2h05:00 y nueve en menos de 2h06:00. Por parte española, se vivió la gran alegría de los 2h07:17 del gallego de adopción Tariku Novales (1998), cuarta mejor marca nacional de suempre, a quien el futuro se le presenta brillante.

Una vez más, Valencia ha demostrado que va camino de convertirse en la ciudad más importante del fondo mundial. El entusiasmo de la SD Correcaminos y el apoyo de la Fundación Trinidad Alonso están consiguiendo que Valencia haga historia.

A título personal, quisiera dar mi más sincera enhorabuena a mi amigo Juan Botella. Su trabajo y su enorme sapiencia atlética son clave para el éxito de esta gran competición.