Reflexiones sobre la entrada número 300

Dado que esta entrada hace un número redondo, el 300, aparco esta semana la serie de los años 30, a la que falta escribir sobre El otro atletismo en los Juegos de Berlín, y me voy a dedicar a algo más personal, sobre el blog y sobre cómo surgió mi interés por la historia del atletismo. Desde siempre he disfrutado sobremanera aprendiendo Historia, así con mayúsculas. Como pongo en el encabezamiento de este blog Conocer el pasado permite comprender el presente, pese a que la Historia probablemente sea la disciplina más manipulada, de una forma absolutamente maniquea. El maniqueísmo vende explicaciones muy simples para problemas muy complejas y permite a la persona estar en el lado correcto de la Historia.

En el caso del atletismo, poco tiempo después de empezar a practicarlo, allá en marzo de 1983, con quince años, comencé a interesarme por los grandes atletas del pasado. Entonces las fuentes de información eran muy limitadas. Al poco, descubrí que había una revista especializada llamada Atletismo Español, pero no se vendía en los kioscos de Santiago de Compostela. Para el día a día de los resultados estaban las crónicas de Pedro Molero en el Marca y para los grandes logros de los atletas los reportajes de Ángel Cruz (1956) en As, pero estos no siempre se publicaban de forma programada. De modo que haciendo búsquedas, hablando con gente de atletismo, iba reuniendo alguna información. Recuerdo cómo amablemente el gran estadístico Alfonso Posada (1931-2022) me había facilitado los resultados, que hoy se consiguen dándole a un botón, de los Juegos de Montreal y de Moscú. También, en una ocasión, el delegado del atletismo de Santiago y juez, Jesús Alonso Braña (1944-2015), me había prestado unos cuantos ejemplares de Atletismo Español, que me parecieron un auténtico tesoro y que, por supuesto, le devolví. En el otoño de 1984 me llevé una doble alegría. En el kiosco que había debajo de mi casa, me quedé estupefacto cuando vi a la venta esta revista:

Rápidamente busqué los recursos económicos para hacerme con ella. Creo que hubo alguna época en que me la sabía de memoria. Lo mejor no fue conseguir la revista, sino que a partir de entonces todos los meses habría un número de Atletismo Español que caería en mis manos. Algunas semanas después, mi padre llegaba a casa con otro tesoro, el libro de José Luis López (1963), actual comentarista de atletismo en Movistar plus, que entonces contaba con tan solo 21 años. Se trataba de una completísima crónica, con todos los resultados y un detallado análisis de cada una de las competiciones del año olímpico de 1984, centrado en los Juegos de Los Ángeles.

José Luis López repitió en 1985, año milagro del 1500, con un anuario similar, que yo no conseguí. Entretanto, en Atletismo Español, Ángel Cruz comenzaba su Historia Mundial del Atletismo por entregas. Todos los meses, en el medio de la revista había ocho páginas extraíbles dedicadas a las hazañas de Jim Thorpe (1887-1953), de Paavo Nurmi (1897-1973) o de Jesse Owens (1913-1980), entre otros muchos.

En aquella segunda mitad de la década de los 80, el periodista de El Correo Gallego, el periódico local, Emilio Navaza (1948) me abrió las puertas de su sección y me permitió colaborar con ellos con publicaciones que le enviaba de vez en cuando. He de decir que, salvo alguna cuestión de estilo, nunca me modificó nada que lo que le mandé. Un punto de inflexión en cuanto a material sobre atletismo llegó en 1992, poco antes de los Juegos de Barcelona, con la publicación del mejor libro sobre la historia del atletismo mundial del maestro Roberto Quercetani (1922-2019), cuya primera edición en español, de mayo de 1992, se titulaba Historia del Atletismo Mundial 1860/1991. Para el aficionado al atletismo, el libro es absolutamente maravilloso. Con un estilo narrativo tremendamente ágil, uno se podía imaginar, antes de que existiese Youtube, carreras históricas como la final olímpica de 1500 m de 1968. Con crónicas completísimas y análisis muy detallados, no deja atrás ningún rincón del atletismo de élite desde los inicios.

La llegada de Internet, a mediados de los 90, junto con algunas escapadas a países de habla inglesa, me permitió conseguir mucho material interesante, como The complete book of the Olympics, de David Wallechinsky (1948), World Record Breakers in Track&Field Athletics, de Gerard Lawson (1958), Running with the Legends de Michael Sandrock (1948), o la biografía de Seb Coe (1956) Born to run, entre otros muchos. Por otro lado, la aparición de Youtube hizo posible que se pudiesen contemplar los vídeos de innumerables carreras del pasado. Inevitablemente, el surgimiento de los foros en Internet tuvo un sitio para el atletismo. En los primeros 2000, el club Paris puso en marcha uno en la página elatleta.com. Descubrí una sección titulada De quién hablamos. Se trataba de un concurso informal en el que el participante que hubiese acertado la pregunta anterior debía a su vez preguntar sobre un atleta, que tenía que cumplir determinados criterios, dando pistas sobre su trayectoria. El primero en acertar se llevaba el punto y tenía, a su vez, que preguntar por un nuevo atleta. Había que añadir una semblanza de cada atleta acertado. Unos cuantos nos hicimos adictos y sufrimos síndrome de abstinencia cuando por motivos de viaje nos teníamos que alejar del ordenador. No había entonces Internet en los móviles. Conocí muy buenos aficionados al atletismo. El concurso terminó de la mejor manera posible, con una cena de participantes en Madrid, el día de la reunión de Vallehermoso en 2005.

La tecnología continuó su avance. Los móviles comenzaron a tener Internet y aparecieron las redes sociales. En 2012, poco antes de los Juegos de Londres, mi amigo Ignacio Romo (1966), uno de los sabios patrios del atletismo, me invitó a unirme a Twitter. Mi opinión entonces de las redes sociales era bastante negativa. Me parecía el lugar donde muchos hacían pública su vida privada, a menudo con detalles demasiado personales. Finalmente vencí mis reticencias y me abrí una cuenta en Twitter, pero con el mismo alias que en De quién hablamos, Luis Montes. Luis Montes es el Comisionado Lunar saliente de la novela de Isaac Asimov (1920-1992) Los propios dioses, en mi opinión la mejor del autor, que, por cierto, estoy releyendo estos días por cuarta vez. Enseguida comencé a seguir a buenos aficionados al atletismo, muchos de ellos viejos conocidos en De quién hablamos.

Tras algún tiempo en Twitter hubo quien me sugirió hacer un blog sobre atletismo. Era una idea que llevaba tiempo rondando por mi cabeza, pero no estaba seguro de tener la constancia suficiente para mantenerlo. Tras darle algunas vueltas, decidí intentarlo. El 17 de julio de 2016 se publicaba la primera entrada del blog Historias del atletismo. En parte elegí este nombre como muestra de respeto al blog de Juan de Juan Historias de España, que sigo desde hace unos 15 años. La primera entrada fue sobre la Milla del siglo, el duelo en los Juegos de la Commonwealth de 1954 entre el británico Roger Bannister (1929-2018), primer atleta en correr la milla por debajo de 4 minutos, unos meses antes, y el australiano John Landy (1930-2022), quien superó el tiempo de Bannister pocos días después de la histórica carrera. Desde entonces he ido publicando entradas hasta hoy, que hace la número 300. En los últimos tres años escribo al menos una entrada por semana, con una media de algo menos de 100 visitas diarias. Este número es muy variable. Las visitas suben en agosto y marzo y bajan a finales de año. En el momento en que escribo esto, el número total de visitas es de 168 175. La más leída es una de las primeras, Cuando el atletismo tenía otros valores: Ezekiel Kemboi y Chris Brasher, sobre la injusta descalificación del keniano Ezekiel Kemboi (1982) en la final olímpica de obstáculos de 2016. Este hecho contrastaba con lo ocurrido sesenta años antes, cuando también se descalificó al ganador de los obstáculos, el británico Chris Brasher (1928-2002), pero los jueces se vieron obligados a recalificarlo, bajo amenaza de que los rivales del británico no subirían al podio en caso contrario. En general los temas que generan controversia son los que más se leen. Algo que me alegra sobremanera es que las dos entradas sobre mi entrenador, Maríano García Verdugo (1948), una biografía y una entrevista, se encuentran entre las más leídas. En el lado contrario hay algunas entradas que me han llevado mucho tiempo y que apenas han suscitado interés.

No puedo dejar de recordar a un lector que ya no está con nosotros, el antiguo lanzador de martillo Ángel Berruezo (1961-2023). Cuando me retrasaba en la publicación semanal enseguida me llamaba para ver si había sucedido algo y era el primero en retuitear.

Muchas gracias a todos mis lectores por su interés en el blog. Sin duda, el ver que lo que escribo interesa junto con lo bien que me lo paso escribiendo me motiva para seguir. He de confesar que algún domingo me levanto sin tener claro de lo que voy a escribir, pero siempre acabo encontrando algún tema interesante. Es un placer interaccionar con los que más saben de atletismo.

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