Femke Bol, la elegancia sobre las vallas

Probablemente la atleta más destacada, en ambas categorías, del reciente campeonato de Europa de Múnich haya sido la neerlandesa Femke Bol (2000), con su triple oro en los 400 m lisos, los 400 m vallas y el relevo 4 x 400 m. Incluyendo todas las rondas, Bol disputó un total de cinco carreras. Además de por su indudable calidad, sin duda también destaca sobremanera por su elegancia y educación con el resto de las rivales. Fuera del continente, pese a tener una mejor marca de 52.03, la tercera de siempre, la estadounidense Sydney McLaughlin (1999) es, de momento, inabordable. Su plusmarca mundial de 50.68 parece más un tiempo de 400 m lisos.

Femke Bol nació en la ciudad neerlandesa de Amersfoort, en el centro del país, el 23 de febrero de 2000. Comenzó a practicar atletismo a los siete años. A partir de los quince se centró en los 400 m lisos. En 2015 disputó su primera competición internacional, el Festival Europeo de la Juventud, en la vuelta a la pista, pero no pasó de las series. En 2017 conseguía ser semifinalista en el Europeo sub20 también en los 400 m lisos. No comenzó con los 400 m vallas hasta 2019, y los resultados fueron excelentes. Se proclamó campeona de Europa sub20 y llegó a las semifinales del Mundial absoluto, con una mejor marca de 55.32 en las series. Apenas compitió en lisos. Aun así realizó 52.98.

En la temporada 2020, pese a la pandemia por SARS COV 2, Bol continuó progresando notablemente. En las vallas se fue a 53.79, mejor marca mundial del año, en un año en que no compitieron ni Dalilah Muhammad (1990) ni Sydney McLaughlin, campeona y subcampeona del mundo en 2019, con 52.16, plusmarca mundial, y 52.23, respectivamente. Bol también se superó en los lisos con 51.13.

El año 2021 arrancó con la incertidumbre de si habría Juegos Olímpicos, inicialmente pospuestos para el mes de julio y que finalmente se celebraron sin público. Las dos estadounidenses parecían muy superiores a Bol. La neerlandesa se preparó a conciencia y ya en la temporada de invierno se mostró muy fuerte al imponerse en los 400 m lisos del campeonato de Europa en pista cubierta con 50.63, que superaba su tiempo al aire libre. En la temporada estival, apenas prestó atención a los lisos, aunque bajó a 50.37. En las vallas disputó doce carreras y tan solo perdió en la final olímpica. Llegó a Tokio con 52.37, segunda mejor marca del año, tras la plusmarca mundial de McLaughlin, 51.90, en las pruebas de selección olímpica. Tras imponerse en su serie y en su semifinal, Bol hizo en la final unos magníficos 52.03, que habrían sido plusmarca mundial unas semanas antes. Sin embargo, las estadounidenses fueron superiores. McLaughlin ganó el oro con 51.46 y Muhammad segunda con 51.58.

Tras consolidarse como una de las mejores vallistas de siempre, Bol planificó la temporada de 2022, con tres objetivos, el Mundial en pista cubierta de Belgrado, el Mundial al aire libre de Eugene y los Europeos al aire libre de Múnich, donde intentaría el triple oro en los 400 m lisos, 400 m vallas y el relevo 4 x 400. En sala llegó al Mundial con una mejor marca de 50.30. Se llevó sendas platas. En la prueba individual cedió ante la doble campeona olímpica, la banameña Shaunae Miller Uibo (1994), mientras en el relevo el cuarteto neerlandés resultó superado por las jamaicanas.

Al aire libre, en los 400 m vallas tuvo un resultado similar al del año anterior. Disputó once pruebas con una sola derrota, la del Mundial de Eugene. Acudió con la segunda mejor marca del año, 52.27, tras la nueva plusmarca mundial de McLaughlin, 51.41. En la final, la estadounidense no dio opción. Ganó con 50.68. Bol igualaba su mejor tiempo de la temporada y era segunda, a una considerable distancia.

El Mundial de Eugene solo era media temporada para Bol. Su gran objetivo era hacer triplete en el Europeo de Múnich, en 400 m lisos, 400 m vallas y el relevo 4 x 400 m. Una nueva norma dejaba exentos a los mejores de la lista del año de la primera ronda, por lo que la neerlandesa solo tuvo que disputar una ronda previa en ambas pruebas individuales, mientras en el relevo la reservaron para la final. Bol había participado en un único 400 lisos antes del Europeo, en el que había realizado marca personal de 49.75. En la final de Múnich se impuso con 49.44.

Dos días más tarde, obtuvo una victoria relativamente sencilla en los 400 m vallas, con 53.67, 0.73 menos que la ucraniana Viktoriya Tkachuk (1994).

La final del relevo 4 x 400 m tuvo lugar al día siguiente. Bol realizó una extraordinaria última posta en 48.52, definitivo para que las neerlandesas ganasen con unos excelentes 3:20.87.

Bol cerró una gran temporada con dos victorias en los 400 m vallas en las reuniones de Lausana y de Zúrich. Aunque McLaughlin parece imbatible, Bol solo tiene 22 años. Le queda mucho recorrido y el atletismo da muchas vueltas. Los 400 m vallas han entrado en una nueva dimensión. Estaremos atentos a su evolución.

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Aquella tarde mágica de Milán en 1982

Los Campeonatos de Europa de pista cubierta comenzaron a disputarse en 1970, con la primera edición celebrada en Viena y periodicidad anual. De 1966 a 1969 tuvieron lugar las cuatro ediciones de la competición predecesora, los Juegos Europeos de pista cubierta. A España le fue bien en Viena, con tres medallas, una plata para el madrileño Juan Borraz (1946) y dos bronces, para el vigués Javier Álvarez Salgado (1943) en 3000 m y para el valenciano Rafael Blanquer (1945) en el salto de longitud. Hubo que esperar 10 años, hasta la edición de 1979, que se celebraba de nuevo en Viena, para que España volviese al medallero, con un oro para el granadino Antonio Páez (1956) en los 800 m. En 1980 el número de metales para España fue también de uno, bronce en 60 vallas para el oscense Javier Moracho (1957). Moracho se mantuvo en el medallero en 1981 con una plata en 50 m vallas, el mismo metal que el barcelonés Antonio Corgos (1960) en el salto de longitud. Hubo, además, un bronce para Antonio Páez en 800 m.

De esta manera, España llegaba a la edición de Milán en 1982 habiendo ganado seis medallas en toda la historia de la competición. Acudió con un equipo de 17 atletas, 16 hombres y la catalana Montserrat Pujol (1961), quien finalmente no pudo participar por problemas físicos. Pues bien, en 45 minutos se quedaron a punto de igualar el número histórico de metales. A las 17:05 del 7 de marzo tenía lugar la final de 400 m. El Palacio de Deportes de Milán solo tenía cuatro calles, por lo que solo había cuatro finalistas, entre ellos el madrileño Benjamín González (1958-2011), que se había clasificado por 0.01 para la prueba definitiva. Consiguió remontar un puesto en la última recta y alcanzar el bronce, con 47.41, a 0.37 del vencedor, el ruso, entonces soviético. Pavel Konovalov (1960). A las 17:30 se disputaba otra final, con doble representación española, los 1500 m, donde tanto el cántabro José Manuel Abascal (1958), que el día anterior había hecho plusmarca española en sala, 3:40.14, como el toledano José Luis González (1957) estaban en condiciones de subirse al podio. Tendrían dos rivales muy duros, el alemán Thomas Wessinhage (1952), campeón en 1975, 1980 y 1981, y el finlandés Antti Loikkanen (1955), ganador en 1978. En una carrera rápida, los dos españoles acabaron desbordando a Wessinhage, que había atacado a falta de 200 m y acabó fuera de las medallas. González ganaba el primero de sus cinco oros en pista cubierta un una nueva plusmarca española de 3:38.70, 0.21 menos que Abascal, plata, mientras Loikkanen era bronce con 3:39.62. Y aún quedaba otra final para rematar el medallero español, los 800 m, cuya salida se daba a las 17:25. Estaba Antonio Páez, que ya había ganado un oro y un bronce en esta competición, y el leonés Colomán Trabado (1958). Este cambió de ritmo a falta de 200 m, pero el granadino pudo superarlo en la última curva. Trabado perdía también la segunda posición a manos del alemán Klaus Peter Nabein (1960-2009). Mantuvo el bronce, con 1:48.35, a 0.33 del campeón, Antonio Páez. Este, que ya era el primer atleta español con dos medallas en esta competición, se convirtió en el primero con dos oros.

Hubo otros puestos destacados de atletas españoles. El alicantino Javier Arqués (1960) fue sexto en 60 m, tras haber hecho plusmarca española en las semifinales, 6.66. El granadino Francisco Sánchez Vargas (1958) fue quinto, con 7:57.82, en un 3000 de muy alto nivel donde el obstaculista alemán Patriz Illg (1957) pudo derrotar con 7:53.50, al italiano Alberto Cova (1958), 7:54.12, y al ruso, entonces soviético, Valeri Abramov (1956-2016), 7:54.46. Y el guipuzcoano de adopción Roberto Cabrejas (1952-2001) ocupó la quinta posición en el salto de altura con 2.22 m.

España terminó quinta en el medallero, en una actuación magnífica. La progresión del atletismo español se confirmó con las cinco medallas del Europeo al aire libre de Atenas ese año, si bien solo Abascal repitió en el podio.

Nota: Agradezco la magnífica crónica de Ángel Cruz del número 322, de abril de 1982, páginas 15-17, de donde he obtenido parte de la información para esta entrada.

El maravilloso Mal Whitfield, gran valedor del atletismo africano

Ya fuese en misiones aéreas sobre Corea, o ganando una medalla de oro tras otra en los Juegos Olímpicos, o sirviendo como embajador de buena voluntad a los jóvenes atletas africanos, usted lo ha dado todo. Este país está orgulloso de usted y muy agradecido. Estas son las palabras que el entonces Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan (1911-2004) dedicó al Maravilloso Mal Whitfield (1924-2015), aviador militar, tres veces campeón olímpico y uno de los grandes valedores del atletismo africano.

Malvin Greston Whitfield, conocido como Marvelous (Maravilloso) Mal, nació en Bay City, Texas, el 11 de octubre de 1924. Cuando tenía cuatro años se trasladó con su familia a Los Ángeles. Parece que en los Juegos Olímpicos de 1932 consiguió colarse en el Coliseum de LA y ver a su compatriota Eddie Tolan (1908-1967) ganar el oro en los 100 m lisos, lo que le hizo interesarse por el atletismo. No obstante eran tiempos convulsos, y en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, se unió a la Fuerza Aérea. Tras finalizar la guerra no dejó el Ejército, pero se matriculó en la Universidad Estatal de Ohio, donde comenzó a practicar atletismo. Como era muy frecuente en aquella época, Whitfield compatibilizó los 400 y los 800 m, o sus equivalentes en distancias imperiales, las 440 y las 880 yardas. En 1948 se impuso en las pruebas de selección olímpica en ambas distancias, con marca personal de 46.6 en la más corta. Resultó seleccionado en las dos distancias individuales y en el relevo 4 x 400 m. En los Juegos, celebrados en Londres, le tocó enfrentarse a la primera generación de grandes atletas jamaicanos. En los 800 m se clasificó sin dificultades para la final del 1 de agosto. El francés Robert Chef d’Hotel (1922-2019) pasó el primer 400 en 54.2. En ese momento Whitfield se colocó en cabeza y ya no salió de ahí, pese a los denodados esfuerzos el jamaicano Arthur Wint (1920-1992). El estadounidense se impuso con una nueva plusmarca olímpica de 1:49.2, 0.3 menos que su rival. Wint se tomó la revancha en los 400 m, cuya final tuvo lugar el 5 de agosto. El jamaicano se hizo con la victoria, 46.2, por delante de su compatriota Herbert McKinley (1922-2007), 46.4, y de Whitfield 46.9. Se preveía un cerrado duelo entre Jamaica y Estados Unidos en el relevo 4 x 400 m, pero una lesión de Wint en la tercera posta, permitió a Whitfield ganar fácilmente su segundo oro olímpico, formando parte del cuarteto estadounidense.

En 1950, Whitfield resultó movilizado para acudir a la guerra de Corea, donde realizó 27 misiones. No abandonó ni el atletismo ni la competición y en 1951 se hizo con los oros de 400, 800 y 4 x 400 m en los Juegos Panamericanos. Se licenció con honores en 1952, año olímpico en que se volvió a ganar la selección para los Juegos tras imponerse nuevamente en los 400 y los 800 m de las pruebas de selección. La final de 800 m de los Juegos, que se celebraron el Helsinki, tuvo lugar el 22 de julio y fue un calco de la de Londres. Esta vez fue Arthur Wint quien dio paso al primer 400, en 54.0, pero se vio superado por Whitfield en la contrarrecta, quien ganó en 1:49.2, el mismo tiempo que cuatro años antes, 0.2 menos que el jamaicano. Ni Wint, ni Whitfield tuvieron un papel destacado en la final de 400 m, donde hubo doblete jamaicano por parte de George Rhoden (1926), 45.9 (46.09), y Herbert McKenley, 45.9 (46.20). Wint fue quinto, 47.0 (47.24) y Whitfield sexto 47.1 (47.30). Les quedaba un tercer enfrentamiento, el relevo 4 x 400 m, donde Jamaica, en un día histórico para el deporte de este país, con Wint, Leslie Laing (1925-2021), McKenley y Rhoden se proclamó campeona olímpica del relevo con una nueva plusmarca mundial 3:03.9 (3:04.04), 0.1 menos que Estados Unidos, cuyo último relevista era Whitfield.

Whitfield siguió compitiendo hasta 1956. Ese año intentó clasificarse para sus terceros Juegos Olímpicos, pero solo pudo ser sexto en las pruebas de selección, con 1:49.3, muy lejos del ganador, Tom Courtney (1933), 1:46.2. Whitfield fue un gran competidor, que nunca se preocupó en exceso por las grandes marcas. De 1948 a 1955 ganó 66 de 69 carreras. Su mejor marca en 800 m fue 1:47.9, en 1953, al paso de una carrera de 880 yardas, en que hizo 1:48.6, plusmarca mundial, mucho más asequible que los imposibles 1:46.6 del alemán Rudolf Harbig (1913-1944) en la distancia métrica. No obstante, Whitfield tuvo una gran oportunidad de acercarse al alemán en 1950, cuando pasó la mitad de una carrera de 880 yardas en 50.5. Pese al bajón de la segunda vuelta pudo terminar en 1:49.2, igualando la plusmarca mundial de entonces de la distancia imperial.

En 1955, el Departamento de Estado nombró a Whitfield embajador de buena voluntad, en el seno del programa Intercambio Educativo. Esto le permitió viajar a varios países y ser uno de los primeros en darse cuenta del potencial del atletismo africano, hasta entonces, exceptuando algunos países del Magreb y la República Surafricana, considerado algo exótico. Tras su retirada, Whitfield se dedicó a viajar por África durante más de 40 años para asesorar atletas y federaciones. Entre los atletas a los que ofreció consejo se encuentran campeones olímpicos como los kenianos Kip Keino (1940) o Naftali Temu (1945-2003), los etíopes Mamo Wolde (1932-2002) o Miruts Yifter (1944-2016) o el ugandés John Akii-Bua (1949-1997).

Mal Whitfield murió el 19 de noviembre de 2015 a los 91 años, tras una vida completamente dedicada al atletismo.

Shirley Strickland, Marjorie Jackson y Betty Cuthbert, el trío olímpico australiano de oro

Hasta 1952 Australia había ganado cuatro oros olímpicos en once ediciones de los Juegos. Edwin Flack (1873-1935), entonces perteneciente a la colonia británica de Victoria, fue el primer campeón olímpico de 800 y 1500 m. Nick Winter (1894-1955) se impuso en el triple salto en los Juegos de 1924. Y John Winter (1924-2007) fue el campeón de salto de altura en los Juegos de 1948. Entre 1952 y 1964, Australia se hizo con nueve medallas de oro olímpicas. A excepción de Herb Elliott (1938), campeón olímpico de 1500 m en 1960, los otros ocho títulos fueron para tres mujeres velocistas, Shirley Strickland (1925-2004), Marjorie Jackson (1931) y Betty Cuthbert (1938-2017).

Shirley Barbara de la Hunty, conocida durante su carrera atlética por su nombre de soltera, Shirley Strickland, nació el 18 de julio de 1925 en Guidford, en las afueras de Perth. Su padre había practicado atletismo y fútbol australiano. La joven Shirley comenzó a hacer atletismo en el Instituto. En 1948 consiguió el título nacional de 80 m vallas. Acudió a los Juegos Olímpicos de Londres, donde fue bronce en 100m y en 80 m vallas y plata en el relevo 4 x 100 m. Oficialmente ocupó la cuarta posición en los 200 m. Años después se revisó la photo finish y se vio que tendría que haber ganado la medalla de bronce, si bien el resultado final no se cambió. Tras ganar tres oros en los Juegos de la Commonwealth de 1950, Strickhand volvió a los Juegos Olímpicos, en 1952. En Helsinki fue campeona de 80 m vallas, igualando la plusmarca mundial de la neerlandesa Fanny Blankers-Koen (1918-2004), 11.0 en las series. En la final mejoró hasta 10.9. En la semifinal había realizado 10.8 con excesivo viento a favor. En los 100 m fue bronce, en una carrera ganada por su compatriota Marjorie Jackson. Una mala entrega en el relevo 4 x 100 m le impidió pelear por otro oro. Sin embargo tuvo una nueva oportunidad en 1956, en los Juegos de Melbourne, donde renovó su título en 80 m vallas y fue también oro en el relevo 4 x 100. En 1954 se había perdido los Juegos de la Commonwealth por baja forma. Al año siguiente fue plusmarquista mundial de 100 m con 11.3. Tras los Juegos de 1956 se retiró. Siguió ligada al atletismo como directiva y entrenadora. También se dedicó a la política. Falleció el 11 de febrero de 2004.

Marjorie Jackson-Nelson nació en Coffs Harbour, Nueva Gales del Sur, el 13 de septiembre de 1931. Tuvo una carrera más corta que Strickland, pero muy intensa. Saltó a la fama con 17 años al derrotar en dos ocasiones a Fanny Blankers-Koen, en una gira que había hecho a Australia. Tras ganar cuatro oros en los Juegos de la Commonwealth de 1950, acudió a los Juegos Olímpicos de 1952, donde fue campeona en 100 m, con plusmarca mundial igualada de 11.5, y en los 200 m, donde igualó la plusmarca mundial en la primera ronda, 23.6, y la mejoró en la semifinal, 23.4. La posibilidad de otro oro en el relevo, como ya se ha mencionado, se esfumó por una mala entrega. Esa misma temporada mejoró en 100 m hasta 11.4. Se retiró tras ganar tres oros en los Juegos de la Commonwealth de 1954. De 2001 a 2007 fue gobernadora general del estado de Australia Meridional.

Elizabeth Alysse Betty Cuthbert nació el 20 de abril de 1938 en Merrylands, Nueva Gales del Sur. Con tan solo 18 años fue olímpica en 1956. Esa misma temporada había mejorado con 23.2 la plusmarca mundial de Marjorie Jackson, por 0.2. En Melbourne sorprendió con un triple oro en 100, 200 y relevo 4 x 100 m. Su logro tuvo una enorme repercusión mediática, que no favoreció a la joven Betty. En los Juegos de la Commonwealth de 1958 fue cuarta en las 100 yardas y segunda en las 220 yardas. La vencedora de ambas carreras fue su compatriota Marlene Mathews (1934), que había sido doble bronce olímpico en 100 y 200 m. En 1960, sin embargo, parecía que había recuperado la forma. En marzo de ese año un tiempo de 23.2 en las 220 yardas (201.17 m) se homologó como plusmarca mundial igualada de 200 m. En los Juegos de 1960, sin embargo, se lesionó en las eliminatorias de 100 m. Decidió retirarse pero volvió en 1962. Formó parte del equipo australiano que ganó el oro en el relevo 4 x 110 yardas. En 1959 había corrido los 400 m, que por entonces no formaban parte del programa olímpico femenino, en 54.0. En los Juegos de 1964 se disputaría por primera vez esta distancia en la categoría femenina. Cuthbert decidió prepararla. En 1963 fue capaz de registrar 52.9, segunda mejor marca de esa temporada.

La plusmarquista mundial de 400 m en vísperas de los Juegos Olímpicos de 1964 era la norcoreana Sin Kim-dan (1938). En 1962 había corrido la distancia en 51.9. Al año siguiente participó en los GANEFO (Games of the Emerging Forces), una competición organizada por Indonesia en la que participaban países independizados recientemente. Sin ganó los 200, los 400 y los 800 m, estas dos últimas pruebas con sendas plusmarcas mundiales de 51.4 y 1:59.1, primer tiempo por debajo de 2 minutos, pero la IAAF (hoy World Athletics) no reconoció la competición ni las plusmarcas. En 1964, la coreana mejoró hasta 51.2 y 1:58.0, pero la IAAF había suspendido a los participantes en los GANEFO, por lo que no reconoció los tiempos ni permitió su participación en los Juegos.

Ausente Sin, la mayor rival para Cuthbert en el 400 olímpico era la británica Ann Packer (1942), que acreditaba 53.6 del año anterior. La primera ronda tuvo lugar el 15 de octubre. Mientras la australiana fue tercera en la primera serie con 56.0, Packer se impuso en la tercera con 53.1, nueva plusmarca olímpica. Ambas se encontraron en la primera semifinal al día siguiente. Packer volvió a ganar con 52.7 con Cuthbert segunda, 53.8. La otra semifinal fue para otra australiana, Judy Amoore (1940), con 53.3. El 17 de octubre se esperaba una final muy rápida, como así sucedió. En lo que Cuthbert calificó como una carrera perfecta, se proclamó la primera campeona olímpica de la distancia con 52.0 (52.01), por delante de Packer, 52.2 (52.20) y de Amoore (53.4). Con esta victoria en 400 m, la australiana obtenía en único triple oro de la historia de los Juegos en 100, 200 y 400 m. En 1896, en estadounidense Thomas Burke (1875-1929) había ganado los 100 y los 400 m. No se habían disputado los 200 m en estos primeros Juegos. Packer ganaría los 800 m en estos mismos Juegos con 2:01.1, oficialmente plusmarca mundial, que superaría Amoore por 0.1 tres años después. Esta no volvió a los Juegos hasta 1976, donde en la semifinal realizó su mejor marca de siempre, 1:59.93, insuficientes para llegar a la final.

Cuthbert se retiró tras los Juegos de 1964. En 1969 se le diagnosticó esclerosis múltiple. Desde entonces se dedicó a difundir el conocimiento de esta enfermedad entre el público y a la búsqueda de recursos para la investigación. Murió el 6 de agosto de 2017.

Entre 1952 y 1964 las atletas australianas consiguieron ocho medallas de oro en pruebas de velocidad y vallas. Desde entonces otras cuatro australianas han sido campeonas olímpicas en alguna de estas dos modalidades, Maureen Caird (1951) en 80 m vallas en 1968, Debbie Flintoff-King (1960) en 400 m vallas en 1988, Cathy Freeman (1973) en 400 m en 2000 y Sally Pearson (1986) en 400 m vallas en 2012. Seguramente todas ellas encontraron inspiración en Strickland, Jackson y Cuthbert, protagonistas de la edad de oro de la velocidad y las vallas femeninas australianas.

Allyson Felix, la atleta olímpica más laureada

Los recientes Juegos Olímpicos de Tokio, oficialmente 2020, han sido los quintos en los que participaba la estadounidense Allyson Felix (1985). Con su oro en el relevo 4 x 400 metros y su bronce en la prueba individual, Felix se ha convertido en la atleta olímpica más laureada, con 11 medallas, 7 de oro. En la historia del olimpismo tan solo un atleta, el finlandés Paavo Nurmi (1897-1973), ha conseguido un mayor número de medallas, con 12, 9 de oro.

Allyson Michelle Felix nació en Los Ángeles el 18 de noviembre de 1985. Comenzó a practicar atletismo a los 14 años. Al año siguiente, en 2001, fue campeona del mundo juvenil (sub18) de 100 m y del relevo sueco (100+200+300+400 m). En 2002 fue quinta en el Mundial Junior (sub20) en los 200 m, pero en 2003 la categoría de menores de 20 se le había quedado pequeña. Tras unos sorprendentes 22.11 en México en 200 m, no homologados por falta de control antidrogas, fue segunda en el campeonato de Estados Unidos en la misma distancia y se ganó la selección para el Mundial , absoluto, de París, donde se quedó en los cuartos de final. En 2004, con 18 años, se impuso en las pruebas de selección olímpica con unos excelente 22.28 (-1.2 m/s). Se convertía así en una de las candidatas para el oro olímpico en Atenas. Felix se clasificó cómodamente para la final, tras resultar victoriosa en las tres rondas previas. En la final, pese a registrar 22.18, plusmarca mundial sub20 y su mejor marca oficial, no pudo superar a la jamaicana Veronica Campbell (1982), que ganó el oro con 22.05.

Pese al gran logro que fue la plata, Felix se sintió algo decepcionada. En 2005 se volvió a enfrentar a Campbell en la final del Mundial al aire libre En esta ocasión la derrotó ampliamente, pues la jamaicana solo pudo ser cuarta, mientras la estadounidense se hacía con la victoria. En el Mundial de 2007, Felix volvió a batir a Campbell, con su mejor marca de 21.81 por 22.34 de su rival, que fue segunda. Con 21 años, Felix se llevaba otros dos oros con las victorias estadounidenses en ambos relevos.

Tras sus dos victorias en los 200 m de los campeonatos del Mundo, llegó la temporada olímpica. El objetivo de Felix era el oro en la prueba de los 200 m. En las pruebas de selección olímpica obtuvo una cómoda victoria con 21.82v. Intentó clasificarse en los 100 m, distancia en que esa misma temporada había corrido en 10.93, pero ocupó la 5ª plaza con 10.96. En los Juegos, de nuevo su mayor rival era Veronica Campbell. A diferencia de los dos anteriores mundiales, esta vez la jamaicana no dio opción y se hizo brillantemente con el oro, haciendo su mejor marca, 21.74, mientras Felix era segunda con 21.93. Esta pudo consolarse relativamente con su contribución a la victoria estadounidense de 4 x 400 m, su primer título olímpico.

En 2009, Felix, con tan solo 23 años, conseguía su tercer título consecutivo de campeona mundial en 200 m. Otra vez su máxima rival fue Campbell, segunda con 22.35, frente a 22.02 de la estadounidense, que también fue oro en el relevo 4 x 400 m.

Dos años más tarde, en el mundial de 2011 en Daegu, Corea del Sur. Campbell volvía a los más alto del podio, derrotando a Felix, que fue bronce, superada también por su compatriota Carmelita Jeter (1979). En la misma competición, Felix fue plata en los 400 m, con 49.59, entonces su mejor marca, a 0.03 de la bostwanesa Amantle Montsho (1983). Felix, no obstante, pudo llevarse los dos oros de los relevos, con las victorias de Estados Unidos.

El año olímpico de 2012 se presentaba como la tercera oportunidad para Felix de vencer en los 200 m, tras tres títulos mundiales y dos platas olímpicas. En las pruebas de selección se impuso con 21.69, su mejor marca de siempre, a Carmelita Jeter, que había ganado los 100 m, y a Sanya Richards (1985), vencedora en los 400 m. Felix fue tercera en los 100 m, empatada con Jeneva Tarmoh (1989), en 11.07. La renuncia de esta permitió a Felix disputar también los 100 m en los Juegos. Además resultó seleccionada en los dos relevos. En los Juegos, en una final de 100 m de altísimo nivel, Felix realizó su mejor marca de siempre, 10.89. Aun así solo pudo ser 5ª. El podio fue para a jamaicana Shelley-Ann Fraser (1986), 10.75, Carmelita Jeter, 10.78, y Veronica Campbell, 10.81. Las tres, junto con Felix y Sanya Richards, unos días antes campeona olímpica de 400 m, estaban en la final de 200 m, como la de 100 de una enorme calidad. Pero esta vez Felix no dio opción, y se impuso claramente con 21.88 a Fraser, 22.09, Jeter, 22.14, Campbell, 22.38, y Richards, 22.39. En la final de 4 x 100 m, Felix realizó la segunda posta. El cuarteto estadounidense, formado además Tianna Madison (1985), Bianca Knight (1989) y Carmelita Jeter, superaba la vieja plusmarca de 41.37 de Alemania del Este con unos excelentes 40.90. Felix repitió oro en el relevo 4 x 400 m, con una segunda posta en 48.2.

Felix continuó con su carrera atlética en 2013, pero, por primera vez, una lesión le impidió subir al podio en un gran campeonato. En los 200 m del campeonato mundial de ese año, tras pasar a la final con el mejor tiempo de las participantes en la ronda previa, sufrió una lesión durante la carrera definitiva, que puso fin a su temporada. En el Mundial siguiente, en 2015, volvía a estar en gran forma. Debido a un problema de horarios, era muy difícil hacer compatibles en 200 y el 400, por lo que Felix se decidió por esta última distancia. En Pekín, en el Mundial, después de realizar el mejor tiempo, 49.89, en las semifinales, ganó el oro con cierta diferencia, haciendo su mejor marca de siempre, 49.26, 0.41 menos que la banameña Shaunae Miller (1994). No pudo repetir el oro en los relevos 4 x 100 y 4 x 400 m, pues Estados Unidos fue segundo en ambos. En el relevo largo se le cronometró una posta de 47.72.

El plan de Felix para el año olímpico era tratar de hacer doblete en los 200 y los 400 m, pero una lesión a principios de la temporada la dejó mermada para disputar las pruebas de selección olímpica. Venció en los 400 m con 49.68, pero en los 200 m fue 4ª, a 0.01 de la 3ª, por lo que no se clasificó en esta prueba para los Juegos. En los Juegos de Río, se mostró en gran forma. En la tercera semifinal realizó 49.67, su mejor marca del año y el tiempo más rápido de las semifinales, superando a Shaunae Miller, 49.91. En la final, sin embargo, sucumbió ante la banameña, que la batió en 49.44 por 49.51 de Felix. Esta repitió los dos oros en los relevos, con 41.01 en el corto, segunda mejor marca de siempre.

En 2017, Felix continuó su colección de medallas en el campeonato del Mundo. Se hizo con el bronce en los 400 m, algo decepcionante, pues esperaba defender el título con éxito, y con los oros en ambos relevos, su 15ª y 16ª medallas en estos campeonatos. Paró en 2018 para tener a su hija Camryn. Sin embargo, el embarazo se complicó debido a una preeclampsia, un trastorno en el que el embarazo provoca hipertensión arterial en la madre con alto riesgo de daño orgánico y daño al feto. En noviembre de ese año nació su hija por cesárea. El embarazo le generó otro problema a Felix, su ruptura con Nike, tras diferencias de criterio sobre los emolumentos de la atleta durante el embarazo. Su primera competición tras el embarazo fueron los campeonatos de Estados Unidos de 2019. Fue 6ª en la prueba de 400 m, lo que le permitió tomar parte, como reserva, en el relevo 4 x 400 m del Mundial al aire libre de Doha, y su inclusión en el equipo del relevo mixto, que se disputaba por primera vez, en que Estados Unidos ganó el oro. Felix continuo entrenando para tomar parte en sus quintos Juegos Olímpicos. En las pruebas de selección de 2021, con 35 años, fue segunda en los 400 m, con 50.02, detrás de Quanera Hayes (1992). Participaría en Tokio en los 400 y el relevo 4 x 400 m. En los Juegos, el nivel medio de la prueba individual fue altísimo. Felix ocupó la segunda plaza en la tercera semifinal, con 49.89, su mejor marca del año. Seis mujeres corrieron esta ronda más rápido que ella y la octava en 49.97. En la final Shanaue Miller fue muy superior, al ganar con 48.36, 6ª mejor marca de la historia, muy por delante de la dominicana Marileidy Paulino (1996), 49.20. Felix demostró que la experiencia es un grado, y con 49.46, a solo 0.20 de su plusmarca personal, se coló en el podio, en la tercera posición. Remató su actuación olímpica con el oro estadounidense del 4 x 400 m.

Allyson Felix ha entrado con todos los honores en la historia olímpica, con sus cinco presencias y sus once medallas. Toda una leyenda del atletismo y un ejemplo de trabajo, perseverancia y enorme capacidad competitiva.

Lee Evans, el primer 400 de la historia en menos de 44 segundos

Acaba de dejarnos Lee Evans, uno de los grandes de la vuelta a la pista de siempre. Siempre se le recordará por la portentosa victoria en los Juegos Olímpicos de México, donde además se convirtió en el primer hombre en bajar de 44.00 en los 400 m. Sin embargo, estuvo a punto de no disputar esa final.

Lee Edward Evans nació el 24 de febrero de 1947 en Madera, California. Comenzó a practicar atletismo muy joven, en la escuela elemental. Continuó sus estudios en San José donde, aún en edad escolar en 1965 ya corría las 440 yardas (402.34 m) en 46.9. Tras obtener una beca, formó parte del equipo de atletismo de la Universidad Estatal de San José. Fue campeón de Estados Unidos cuatro veces consecutivas, de 1966 a 1969 y posteriormente en 1972. En 1966 consiguió su primera plusmarca mundial, en el relevo 4 x 400 con el equipo estadounidense. Su registro de 2:59.6 fue el primero por debajo de 3:00.0 de la historia. En 1967 sufrió una de sus escasas derrotas en aquella época. Fue ante su compañero de universidad Tommie Smith (1944). El 20 de mayo Smith superaba por 0.4 la plusmarca mundial de los 400 m, con 44.5, 0.5 menos que Evans. Dos meses más tarde, el 30 de junio, Evans fue campeón panamericano con 44.95, el primer crono automático oficial por debajo de 45.00.

En 1968 tendrían lugar los Juegos Olímpicos de México. Entonces se conocía poco sobre el efecto de la altitud en el rendimiento atlético. En cualquier caso, la Federación Estadounidense, la Amateur Athletics Union (AAU) construyó para las pruebas de selección olímpica una pista en Echo Summit, California, en plena Sierra Nevada, a 2250 m de altitud, similar a la capital mexicana. Dos semanas antes Vince Matthews (1947) había corrido los 400 m en 44.4, tiempo no homologado como plusmarca mundial por haberse realizado con unas zapatillas con 68 pequeños clavos de la marca Puma, no homologadas por la Federación Internacional, IAAF (hoy World Athletics). En las pruebas de selección, Evans se mostró intratable. Tras hacer 44.97 en los cuartos de final, dominó la final con unos estratosféricos 44.06. Segundo fue Larry James (1947-2008) con 44.19, tercero Ron Freeman (1947), 44.62. A Matthews, con 44.86 le quedaba el consuelo del relevo olímpico. El tiempo de Evans no se homologó como plusmarca mundial por las zapatillas multiclavos. El nuevo plusmarquista mundial era Larry James con 44.1 (44.19).

Pero, como se vio en Ciudad de México, las zapatillas no habían ayudado a Evans a ganar en Echo Summit. El 16 de octubre comenzaban los 400 m olímpicos con las series. Evans ganó la primera con suficiencia en 45.40. Al día siguiente en el espacio de tres horas tendrían lugar los cuartos de final y las semifinales. Evans fue segundo en la segunda serie de cuartos con 45.54 y ganó la segunda semifinal con 44.83, su segunda mejor marca. La final tendría lugar al día siguiente, pero Evans anunció que no saldría. El 16 de octubre Tommie Smith y John Carlos (1945) habían ganado el oro y el bronce en los 200 m. Durante la ceremonia de entrega de medallas, hicieron el famoso acto de protesta por el trato discriminatorio en su país, con los puños enguantados en alto. El Comité Olímpico Internacional decidió expulsarlos de los Juegos. Evans, que , como los atletas expulsados, formaba parte del Proyecto Olímpico pro Derechos Humanos, optó por no presentarse en la final. Su amigo Tommie Smith lo convenció para que cambiase su decisión. Afortunadamente, porque Evans protagonizó una de las mejores carreras de 400 m de la historia. Salió rapidísimo. Pensó que tendría una placida recta final, pero Larry James entró casi igualado a falta de 100 m. La lucha entre ambos condujo a la primera carrera sub 44.00. Evans fue el ganador con 43.86 y James segundo con 43.97. Tuvieron que pasar casi 20 años hasta que otro atleta corriese en menos de 44.00. Freeman fue tercero, a cierta distancia, con 44.41.

Los integrantes del triplete de la carrera individual, junto con Matthews no dieron opción en el relevo 4×400. Se hicieron con el oro, con una nueva plusmarca mundial de 2:56.16.

Evans no volvió a alcanzar la forma de 1968. En 1972, tras unos buenos 44.6 a principios de temporada, intentó clasificarse para los Juegos Olímpicos de Múnich, pero solo pudo ser cuarto. Ello le daba derecho a forma parte del cuarteto titular en los 4 x 400, pero tras la expulsión de Matthews y Wayne Collett (1949-2010) de los Juegos por mostrarse irrespetuosos en la ceremonia de entrega de medallas de la prueba individual, donde habían sido oro y plata, Estados Unidos no se presentó al relevo. Tras los Juegos, Evans se unió a la International Track Association (ITA), una organización profesional que duró hasta 1976. En 1980 resultó readmitido por la IAAF. Se retiró poco después y se dedicó a entrenar, sobre todo en países africanos. Murió el 19 de mayo de 2021.

Para la historia queda su espectacular triunfo en México, con la asombrosa marca de 43.86. Casi 53 años más tarde sigue siendo el 15º cuatrocentista más rápido de todos los tiempos.

Juegos Olímpicos de Roma 1960: cae la barrera de 45.0 en los 400 metros

Esta entrada se publicó por primera vez como artículo en el número 7, de diciembre de 2020, de la revista Somos atletismo

El 6 de septiembre de 1960, el Estadio de Roma, donde se celebraban los Juegos de la XVII Olimpíada, fue testigo de la caída de la mítica barrera de los 45.0 en los 400 metros lisos. El estadounidense Otis Davis (1932) y el alemán Carl Kaufmann (1936-2008) entraban en la misma décima de segundo en la final olímpica de la prueba. El tiempo oficial de ambos fue de 44.9 y los dos compartieron el honor de la nueva plusmarca mundial, si bien se declaró vencedor al estadounidense. Curiosamente, ninguno de los dos estaba entre los mejores del mundo tan solo dos años antes. Davis acababa de empezar a practicar atletismo y Kaufmann se estaba iniciando en la vuelta a la pista desde las pruebas de los 100 y 200 metros.

Otis Crandall Davis nació en Tuscaloosa, Alabama, el 12 de julio de 1932. De ascendencia amerindia y africana,  sirvió en la Fuerza Aérea durante la Guerra de Corea. En 1954  se incorporó a la Universidad de Oregón, con una beca de baloncesto. Naturalmente dotado para el deporte, en 1958 probó el atletismo y, sin entrenamiento alguno, saltó 1.83 m en altura y 7.01 m en longitud. Decidió quedarse en este deporte, pero cambió los saltos por la velocidad. Al año siguiente ya corría los 400 m en 45.9, tercera mejor marca de ese año, a 0.1 del líder, Carl Kaufmann. El año olímpico de 1960 comenzó muy bien para el estadounidense. El 25 de junio mejoraba a 45.8. El 2 de julio tuvieron lugar en Stanford las pruebas de selección olímpicas de Estados Unidos. El horario de los 400 m fue un despropósito, pues la separación entre la semifinal y la final fue de tan solo hora y media. Davis se mostró muy sólido en la semifinal, al ganar la segunda serie con 46.0, pero en la final sufrió para lograr una agónica clasificación en el último metro. A falta de 100 m ocupaba la sexta posición. Con una gran remontada logró entrar tercero, con 46.7, el mismo tiempo que el cuarto. Antes de los Juegos, el 20 de agosto, mejoró hasta 45.6.

El alemán Carl Kaufmann había nacido el 25 de marzo de 1936 en Nueva York, adonde habían emigrado sus padres desde Alemania. Su familia se estableció en Karlsruhe a principios de los 40. El joven Carl comenzó a destacar en el fútbol como extremo, pero a los 17, tras haber hecho 11.9 en 100 m sin ningún tipo específico de entrenamiento, decidió cambiar al atletismo.  Inicialmente compitió en 100 y en 200 m. En 1955 fue campeón nacional de 200 m. No pudo intentar clasificarse para los Juegos Olímpicos de 1956 por problemas físicos. En 1958, su entrenador lo convenció para que probase en los 400 m. Kaufmann tuvo claro que la vuelta a la pista era su prueba cuando en su primer intento hizo 47.9. Ese año se proclamó campeón de Alemania de esta distancia, con 46.9, y fue cuarto en el campeonato de Europa, con 47.0. Continuó su progresión en 1959. El 7 de julio registró 46.4. El 26 de julio renovó su oro nacional, con el mismo tiempo del año anterior, 46.9. Finalmente, el 19 de septiembre se convirtió, con 45.8, en el nuevo plusmarquista europeo. Su excelente estado de forma se mantuvo en 1960, con un nuevo título alemán, y dos nuevas plusmarcas europeas de 45.7, 15 de junio, y 45.4, 24 de julio.

La prueba olímpica de 400 m comenzó el 3 de septiembre con la primera ronda eliminatoria. Se celebraron 9 series. Kaufmann se impuso en la tercera con 47.3 y Davis en la novena con 46.8. En los cuartos de final, ambos volvieron a ganar sus respectivas series, con 46.5 para el alemán, y 45.9, que igualaba la plusmarca olímpica, para el estadounidense. Davis hizo plusmarca personal en la primera semifinal con 45.5 (45.62), mientras Kaufmann se imponía en la segunda con 45.7 (45.88). Ambos mostraron que en la final se iba a correr mucho.

Y la final no defraudó en absoluto. El surafricano Malcolm Spence (1937-2010), en la calle 5, salió como una bala y pasó el primer 200 en unos tremendos 21.2. Davis y Kaufmann, en las calles 4 y 2, respectivamente, estaban en este momento en la segunda posición, con el mismo tiempo de 21.8. Davis entró en la última recta en 32.6, 0.7 menos que Kaufmann, tras correr los 100 m de la curva en 10.8. En una trepidante recta final, el alemán consiguió igualar al estadounidense. La durísima lucha entre ambos les permitió, con 44.9, correr la prueba por primera vez en la historia en menos de 45 segundos. Para determinar el ganador, hubo que recurrir a la photo finish y al cronometraje automático no oficial, que dio ganador al estadounidense. Este había registrado 45.07, 0.01 menos que su rival.

Ambos volvieron a enfrentarse en la última posta de la final de los relevos 4 x 400 metros. Davis recibió el testigo con 6 metros de ventaja sobre Kaufmann. Este consiguió igualarlo, pero a falta de 150 m, el estadounidense fue capaz de acelerar y terminar con 3:02.2 (3:02.37), nueva plusmarca mundial, 0.5 (0.47) por delante del cuarteto alemán.

Los Juegos de Roma marcaron el punto culminante en la carrera de los dos atletas. Aún compitieron una temporada más, en la que consiguieron los dos su mejor tiempo en 200 m, 20.8 Davis y 20.9 Kaufmann. Tras su retirada, Davis volvió a la Universidad de Oregón donde obtuvo un grado en Educación Física. A partir de entonces se dedicó a trabajar con jóvenes, como profesor de instituto, como entrenador o como promotor del deporte. Kaufmann, que había hecho una carrera paralela artística en la música y en el teatro, fue director el teatro de Karlsruhe Die Kauze y trabajó en producciones de ópera, cine y televisión. Murió el 1 de septiembre de 2008.

Aunque oficialmente, la carrera de Roma fue la primera en que se bajó de 45 segundos, el tiempo real del ganador fue algo mayor, 45.07. Sin embargo, en aquel momento el cronometraje oficial era el manual, por lo que la marca oficial fue 44.9. La primera marca real por debajo de 45.00 tuvo lugar probablemente siete años después, en 1967. En aquel momento la plusmarca mundial de los 400 m continuaba siendo 44.9. Los estadounidenses Adolph Plummer (1938-2015), en 1963, y Mike Larrabee (1933-2003), en 1964, habían igualado la marca de Roma.  El 20 de mayo de 1967, otro estadounidense, Tommie Smith (1944) corría la distancia en 44.5, equivalente a menos de 44.70. Smith. Pese a este gran tiempo, prefirió centrarse en los 200 m, prueba en la que ganaría el oro olímpico al año siguiente.

Hoy las marcas en torno a los 45 segundos en la vuelta a la pista son muy habituales, pero hace sesenta años, en una pista de tierra, correr 400 m en 44.9 se consideró una verdadera hazaña.

Alonzo Babers, un ingeniero militar campeón olímpico de 400 m

El boicot de los Juegos Olímpicos de 1984 por parte de los países del Este redujo ostensiblemente el nivel de diversas pruebas femeninas y de algunas masculinas, sobre todo lanzamientos y salto con pértiga. Pese a ello, en Los Ángeles hubo momentos que quedaron para la historia de los Juegos: los cuatro oros del estadounidense Carl Lewis (1961), los espectaculares 800 m, la resurrección del británico Sebastian Coe (1956) o la consolidación como fondista del marroquí Said Aouita (1959). Una de las carreras que tuvo mayor nivel fueron los 400 m, donde un estadounidense poco conocido, llamado Alonzo Babers (1961), mejoró dos veces su plusmarca personal hasta hacerse con el oro, con unos magníficos 44.27, entonces cuarta marca mundial de siempre.

Alonzo C Babers había nacido en Montgomery (Alabama) el 31 de octubre de 1961. Debido a la ocupación de su padre, que era militar, la familia se trasladó a Alemania, donde el joven Alonzo realizó el bachillerato, en concreto en el Instituto Americano de Kaiserlauten. En 1979 se unió a la Academia Militar del Ejército del Aire de los Estados Unidos, donde se graduó en Ingeniería Aeroespacial. Intentó inicialmente jugar al fútbol americano, pero las lesiones y la falta de peso corporal le hicieron buscar otro deporte, por lo que se fijó en el atletismo.

En 1982 realizó unos buenos 46.86 en pista cubierta, aunque apenas mejoró al aire libre, hasta 46.41. Sin embargo, en 1983 dio un enorme salto de calidad, al registrar 45.07, tiempo con el que ganó la serie B de la reunión de Zúrich. Se había clasificado para disputar el relevo 4 x 400 m del campeonato del Mundo, pero el equipo estadounidense, tras problemas con una entrega de testigo, solo pudo ser sexto.

Babers se preparó intensamente para disputar los Juegos Olímpicos de 1984, que tendrían lugar en Los Ángeles. Primeramente habría que superar las siempre complicadas pruebas de selección, que se celebraban en el propio estadio olímpico. Babers tuvo un excelente papel. Ganó su semifinal mejorando marca hasta 44.95 y fue segundo en la final, nuevamente con plusmarca personal de 44.86, en una carrera que lideraba a falta de 30 m. El ganador, Antonio McKay (1964), corrió en 44.71.

En los Juegos, Babers disputaría los 400 m y el relevo 4 x 400 m. Para la prueba individual se organizaron cuatro rondas. La primera ronda se programó para el 4 de agosto. Babers se impuso en la quinta serie con 45.81. El tiempo más rápido de la ronda correspondió a McKay con 45.55. Los cuartos de final se celebraron al día siguiente, 5 de agosto. Babers hizo marca personal de 44.75, ganando su serie. No obstante, McKay volvió a realizar el mejor tiempo, con 44.72. Sin embargo, ninguno de ellos se impuso en las semifinales del 6 de agosto. Babers fue segundo en la primera semifinal, con 45.17, a 0.01 del ganador, el nigeriano Innocent Egbunike (1961), mientras McKay fue tercero, con 44.92, en la segunda semifinal, por detrás del costamarfileño Gabriel Tiacoh (1963-1992), 44.64 y el nigeriano Sunday Uti (1962), 44.83, en ambos casos mejores marcas personales. En esta semifinal, el campeón del mundo, el jamaicano Bert Cameron (1959) protagonizó un hecho espectacular. Sufrió un tirón a los 150 m de carrera, se paró, perdió 10 metros, y, tras decidir continuar, fue capaz de alcanzar la cuarta posición, que le daba acceso a la final, si bien su lesión le impidió presentarse.

En la carrera definitiva del 8 de agosto, no había un claro favorito. Babers y McKay parecían en buena forma, pero la sorprendente semifinal de Tiacoh lo había convertido en un rival de mucho peso. El joven australiano Darren Clarke (1965) tuvo una salida fulgurante y consiguió mantenerse en cabeza hasta la entrada de la última recta, en que se vio superado por Tiacoh y por Babers. El estadounidense no dio opción a su rival y se fue a la meta como una exhalación con el sobresaliente registro de 44.27. Tiacoh se hizo con la plata, mejorando de nuevo hasta 44.54. El bronce fue para McKay, 44.71, mientras el bravo Clarke se quedó a un suspiro del podio, cuarto con 44.75, el mismo tiempo que el tercer estadounidense Sunder Nix (1961). El australiano repetiría la misma posición cuatro años después en los Juegos de Seúl. Uti ocupó la sexta plaza con 44.93, mientras Egbunike, séptimo con 45.35, fue el único finalista en correr por encima de 45.00.

En una final de altísimo nivel, la actuación de Babers fue espectacular. Sus 44.27 lo convertían, como ya se había indicado, en el cuarto cuatrocentista más rápido de siempre, y el segundo al nivel del mar, por detrás del oro y la plata olímpicos de 1968, los estadounidenses Lee Evans (1947), 43.86, y Larry James (1947-2008), 43.93, y del cubano campeón olímpico en 1976, Alberto Juantorena (1950), 44.26. Al estadounidense le quedaba el relevo 4 x 400 m. Se esperaba una final rapidísima. En las semifinales, sin Babers, los estadounidenses habían registrado 3:00.19. Y la final no decepcionó, con cuatro equipos por debajo de 3:00.00. Sunder Nix realizó la primera posta y entregó el tercero en 45.59. El segundo relevista estadounidense fue Ray Armstead (1960), acreditado en 44.91, que había sido cuarto en las pruebas de selección. Realizó un magnífico parcial de 43.97 y entregó el segundo, a 0.32 de los australianos, que lideraban la prueba. Babers, el tercer relevista, pasó enseguida a la primera posición, que la mantuvo el resto de su posta, en la que marcó 43.75. Finalmente, un tiempo de 44.60 de Antonio McKay quien corriendo solo probablemente no dio lo mejor de sí, otorgaba el oro a Estados Unidos con unos excelentes 2:57.91, mejor marca de siempre al nivel del mar, no muy lejos de la mítica plusmarca mundial, 2:56.16, realizada en la final olímpica de 1968. El Reino Unido fue segundo con 2:59.13, Nigeria tercera con 2:59.32 y Australia cuarta, dos cuartos puestos para Clarke, con 2:59.70.

La excelente actuación de Babers hizo que se señalase como un posible candidato a correr la vuelta a la pista en menos de 44.00, pero él tenía otros planes. Ese mismo año abandonó la competición internacional y comenzó su formación como piloto de combate. No obstante, aún compitió ocasionalmente. En 1987 hizo 45.84 y en 1988 45.37. Permaneció en el servicio activo de la Fuerza Aérea hasta 1991 y en la reserva hasta 2002. Posteriormente fue piloto comercial. Para Babers el atletismo era su tercera prioridad, tras su familia y su profesión, y actuó en consecuencia.

Rudolf Harbig, un adelantado a su época, en una época trágica

De vez en cuando surgen atletas que dan lugar a un enorme salto de calidad de la prueba o pruebas a las que se dedican, con registros muy superiores a los de sus coetáneos. Esto sucedió con la plusmarca mundial de 1:46.6 realizada por el alemán Rudolf Harbig en Milán el 15 de junio de 1939. El tiempo de Harbig superaba el anterior tope universal del británico Sydney Wooderson (1914-2006) en nada menos que 1.8 segundos. El alemán estaba llamado a marcar una época en los 400 y en los 800 m, pero la Segunda Guerra Mundial acabó con su carrera atlética y finalmente con su vida.

Rudolf Waldemar Hardig había nacido en Dresden el 8 de noviembre de 1913. Desde muy joven se dedicó al deporte, compatibilizando el atletismo con el balonmano. En 1932, ante la falta de oportunidades laborales en una situación económica mundial muy compleja se enroló en el ejército. Pudo seguir practicando atletismo y compitiendo. En 1934 bajó por primera vez de 2 minutos, lo que llamó la atención del Dresdner Sporting Club y del entrenador Woldemar Gerschler (1904-1982). Con este club y este entrenador, comenzó a prepararse para los Juegos Olímpicos de 1936. Su ritmo de entrenamientos hizo que dejase el ejército en 1935. Mejoró a 1:54.1 ese año y a 1:52.2 el año olímpico. Su actuación en los Juegos, sin embargo, no fue buena. Ocupó el 6º puesto en la primera serie de los 800 m, si bien lo pudo compensar en parte con la medalla de bronce en el relevo 4 x 400 m.

Harbig continuó progresando en 1937. Siguió dedicando la mayor parte de su atención a los 800 m, distancia que corrió en 1:50.9, pero también centró sus esfuerzos en los 400 m, prueba en la que realizó 47.8. El año siguiente de 1938 tendría lugar en París el segundo campeonato de Europa al aire libre. Unos días antes había mejorado en 400 m hasta 46.8. Debido a que las pruebas de los 400 y los 800 m se celebraban en mismo día, Harbig prefirió la distancia más larga y el relevo. En la doble vuelta se enfrentó al que sería su gran rival los años siguientes, el italiano subcampeón olímpico de los 800 m Mario Lanzi (1914-1980). Lanzi pasó la primera vuelta de la carrera definitiva en 53.3, pero no pudo con el empuje del alemán, oro con su mejor marca, 1:50.6. El italiano, tercero con 1:52.0, acabó cediendo la plata al francés Jacques Lévèque (1917-2013), 1:51.8. Harbig repitió oro en el relevo largo.

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Rudolf Harbig venciendo en los 800 m del campeonato de Europa de 1938

La temporada de 1939 fue la mejor de siempre para el alemán. El haberse encontrado a Lanzi en plena forma condicionó, sin duda, que ambos se hiciesen mejores mutuamente. Harbig había progresado hasta 1:49.4 antes del 15 de julio, fecha en que sucedió el mejor duelo entre ambos corredores. En el Milan Arena, un viejo estadio construido en 1807, con una pista de tierra de 500 m de cuerda, tenía lugar un encuentro internacional entre Alemania e Italia. Habría un doble duelo entre los dos corredores, en días consecutivos, en 800 y 400 m. En la doble vuelta, Lanzi salió decidido a imponer un fuerte ritmo que dejase atrás al alemán. Pasó el primer 200 en 24.6, 52.5 la primera vuelta y 1:19.8 los 600 m. Harbig no se separó de él en ningún momento. El italiano se mantuvo en cabeza hasta la última recta, 1:33,4, pero no pudo resistir el ímpetu del alemán, que se fue como un cohete hasta la meta concluyendo en unos entonces estratosféricos 1:46.6, nueva plusmarca mundial. Harbig se convertía en al primer atleta en bajar de 1:48.0 y de 1:47.0.

No se pudo desquitar el italiano al día siguiente en la prueba de 400 m. Ambos marcaron 46.7, que igualaba la plusmarca europea, pero el alemán había llegado antes. Harbig, en una extraordinaria forma, decidió ir por la plusmarca mundial de los 400 m. Solamente dos atletas lo habían conseguido previamente, los estadounidenses Ted Meredith (1891-1957), en la década de 1910, y Ben Eastman (1911-2002), en la década de los 30, si bien este de forma no simultánea. Lanzi volvió a actuar de liebre involuntaria, en la calle 6, mientras Harbig iba en la 3. Como en la carrera de la plusmarca mundial de 800, el italiano fue en cabeza hasta la última recta con pases de 11.2, 21.7 y 33.5, por 11.3, 22.0 y 33.6 del alemán. Pero no hubo duelo en los postreros 100 m, pues Harbig se fue a 46.0, nuevo tope universal, mientras Lanzi se quedaba en 47.2.

Pese al estallido de la Segunda Guerra Mundial y a ser movilizado a finales de 1940, Harbig siguió corriendo hasta 1942, con mejores marcas anuales de 47.0 y 1:47.8 (1940), 46.7 y 1:49.2 (1941) y 47.9 y 1:51.9 (1942). Murió el 5 de marzo de 1944 combatiendo en el Frente Oriental, en Ucrania, en circunstancias desconocidas.

Rudolf Harbig fue un adelantado a su época, en una época trágica, que le acabó quitando la vida. Su extraordinaria plusmarca mundial de 800 m estuvo vigente hasta el 3 de agosto de 1955, cuando en Oslo el belga Roger Moens (1930) paró el crono en 1:45.7. Harbig fue el último plusmarquista mundial de 400 y 800 m. El que más se acercó desde entonces a esta doble plusmarca fue el cubano Alberto Juantorena (1950), quien en los Juegos Olímpicos de 1976 corrió los 400 m en 44.26, mejor tiempo de siempre al nivel del mar y 3ª marca de la historia, y los 800 m en 1:43.50, nueva plusmarca mundial. El estadio municipal de Dresden lleva el nombre de Rudolf Harbig.

Alberto Juantorena, el doblete inédito de «El Caballo»

A lo largo de la historia del atletismo, tan solo algunos atletas han sido capaces de hacer compatibles las pruebas de 400 y 800 m. En la primera mitad del siglo XX, al menos 5 corredores de alto nivel tuvieron éxito en ambas pruebas. El estadounidense Edward Ted Meredith (1892 – 1957) fue plusmarquista mundial en ambas distancias con 47,4 y 1:51,9. Fue oro olímpico en 1912 en las dos vueltas y en el relevo largo. Su compatriota Ben Eastman (1911 – 2002) también consiguió el tope universal en las dos pruebas, 46,4 y 1:49,8. Fue plata olímpica en 400 m en 1932. Hasta la fecha el último plusmarquista mundial de ambas pruebas fue el alemán Rudolf Harbig (1913 – 1944), con 46,0 y 1:46,6. La Segunda Guerra Mundial, que acabó con su vida, le impidió asaltar el oro olímpico. Los Juegos se reanudaron en 1948, con el doble duelo en 400 y 800 m entre el jamaicano Arthur Wint (1920 – 1992) y el estadounidense Mal Whitfield (1924 – 2012). El isleño fue oro en 400 m y plata en 800, mientras su rival se hizo con el oro en 800 m y en el relevo largo y el bronce en 400. En 1952 se repitió el resultado en los 800 m. En la prueba individual de 400 m Wint fue 5º y Whitfield 6º. Ambos formaron parte del relevo 4 x 400 m de su país, prueba en la que se impuso brillantemente Jamaica a los Estados Unidos.

Tras los Juegos de 1952, los mejores corredores de 800 fueron cambiando de forma de entrenar, prestando más atención a las condiciones aerobias, lo que fue convirtiendo la prueba de las dos vueltas en más compatible con la milla y los 1500 m. Aún en los 50 y primeros 60, el estadounidense Tom Courtney (1933), oro olímpico en 1956 en 800 m, lo fue también en 4 x 400, el jamaicano George Kerr ( (1937 – 2012) fue bronce olímpico en 400 y 800 m, y el belga Roger Moens (1930) plusmarquista mundial de 800 m, 1:45,7, y plata olímpica en 1960 había sido varias veces campeón nacional de 400 m. Pero el corredor de 800 m estaba cambiando, con la irrupción del neozelandés Peter Snell (1938), primer doblete olímpico en 800 y 1500 m, en 1960, desde 1920. Snell ya había sido campeón olímpico de las dos vueltas en 1960 y tenía las plusmarcas mundiales de esta prueba, 1:44,3, y de la milla, 3:54,1. Los 800 m se estaban convirtiendo en patrimonio de milleros. Y era un millero, el estadounidense Rick Wohlhuter (1948), el favorito para hacerse con el oro olímpico en 1976. Tras imponerse brillantemente en las pruebas de selección de su país, Wohlhuter, estaba decidido a intentar el doblete en las dos distancias de medio fondo. Era el plusmarquista mundial de las 880 yardas, con 1:44,1, equivalente a 1:43,4 en 800 m, superior a los 1:43,7 que el italo-surafricano Marcello Fiasconaro (1949) tenía oficialmente como plusmarca mundial. Además, el estadounidense había corrido en 3:36,4 los 1500 m y en 3:53,3 la milla. Era el gran favorito en los 800 m, donde nadie pareció reparar en un cubano, excelente corredor de 400 m y ex jugador de baloncesto, pese a que ya había acreditado 1:44,9 ese mismo año.

Alberto Juantorena Danger había nacido en Santiago de Cuba el 21 de noviembre de 1950. Con 1,88 m de estatura, comenzó simultaneando el baloncesto con el atletismo, con preferencia por el primero. Su rendimiento en el deporte de la canasta, sin embargo, no fue bueno. En 1971, en entrenador polaco Zygmunt Zabierzowski (1916 – 1978) lo convenció para dedicarse a los 400 m. El joven Alberto aceptó y tan solo un año después corría en 45,94 y era semifinalista en los Juegos Olímpicos de 1972. En 1973 fue, con 45,36, campeón mundial universitario y, en 1975, plata en los Juegos Panamericanos, con su mejor marca de 44,80, por detrás del estadounidense Ronnie Ray (1954), 44,45.

Zabierzowski logró convencer a un reticente Juantorena para tomar parte, además de en los 400, en los 800 m de los Juegos de Montreal. Como se dijo anteriormente se presentó en la capital de Québec con 1:44,9 de ese mismo año, un gran crono, que nadie tuvo muy en cuenta por su falta de experiencia en la prueba. De los favoritos se había caído el keniano Mike Boit (1949). Boit, que acreditaba 1:43,79 del año anterior, marca probablemente mejor que la plusmarca de Fiasconaro, no pudo tomar parte en los Juegos por el boicot que realizaron a los Juegos la mayoría de los países africanos. La primera ronda de los 800 m tuvo lugar el 23 de julio. Había tres rondas en tres días. Wohlhuter impresionó con 1:45,71 en la primera serie. Juantorena ganó la 4ª con 1:47,15. En las semifinales, al día siguiente, Juantorena se impuso en la primera con 1:45,88 y el estadounidense en la segunda con 1:46,72. Les acompañaban en la final el belga Ivo van Damme (1954), 1:45,07 de ese año, el campeón de Europa, el entonces yugoslavo, hoy croata, Luciano Sušanj (1948), el subcampeón de Europa, el británico Steve Ovett (1955), el alemán Willie Wülbeck (1954), el italiano Carlo Grippo (1955) y el indio Sriram Singh (1948). La final, el 25 de julio, se inició muy rápido, con los atletas por calles los primeros 300 m. En la calle libre, Juantorena se colocaba momentáneamente en la primera posición, pero se vio sobrepasado por Singh, que dio paso al primer 400 en 50,85. A falta de 300 m, Juantorena recuperaba la cabeza con Wohlhuter y van Damme detrás de él. Wohlhuter trató de igualar el cubano en la última curva pero no pudo con su empuje y acabó perdiendo al segunda plaza en favor de van Damme. Con su potente zancada, Juantorena cruzó la meta en 1:43,50, nueva plusmarca mundial. van Damme fue plata con 1:43,86 y Wohlhuter bronce con 1:44,12.

Sin tiempo para recuperarse, Juantorena se enfrentaba al día siguiente, en sesiones de mañana y tarde, a las dos primera rondas de los 400 m, prueba en la que poco antes de los Juegos, había acreditado 44,70, su plusmarca personal. Reservando fuerzas se clasificó sin problemas para la semifinal del 28 de julio, que ganó con 45,10. Sus principales rivales en la final serían los estadounidenses Fred Newhouse (1948), Herman Frazier (1954) y Maxie Parks (1951) y el británico David Jenkins (1952), todos con mejores marcas por debajo de 45,00. La final del 29 de julio era la 7ª carrera del cubano en 6 días, pero esto no le pesó en absoluto. Corriendo por la calle 2, entró segundo en la recta final, pero acabó imponiéndose en 44,26, 3ª mejor marca de la historia y mejor marca de siempre al nivel del mar. Newhouse fue plata, 44,40, y Frazier bronce, 44,95.

Juantorena consiguió un doblete inédito. En su momento se habló incluso de hazaña imposible, en dos distancias fisiológicamente incompatibles. La actuación del cubano fue ciertamente superlativa, con dos oros, una plusmarca mundial y otra mejor marca oficiosa al nivel del mar. También es cierto que desde entonces ningún corredor de élite ha hecho compatibles ambas pruebas. Sin embargo, como ya se ha señalado al principio de este artículo, sí hubo otros atletas que se quedaron muy cerca de conseguir los oros olímpicos de estas dos pruebas.

El cubano dio por terminada la temporada con un 7º puesto en la final olímpica de 4 x 400. Wohlhuter y van Damme sí tomaron parte en varias carreras de las reuniones posolímpicas del circuito europeo, donde se vieron sorprendidos por un apabullante Mike Boit. El keniano mostró que estaba en condiciones de haber disputado el oro olímpico a Juantorena, pues consiguió dos victorias, en Zúrich el 18 de agosto, derrotando a los dos medallistas olímpicos, y en Berlín el 20, con 1:43,90 y 1:43,57 respectivamente. El año se cerró con una terrible noticia. El 29 de diciembre Ivo van Damme se dejaba la vida en la carretera a los 22 años. Plata olímpica en 800 y 1500 m, sin duda la historia del mediofondo de finales de los 70 y principios de los 80 se habría escrito de forma diferente con él.

Boit tuvo la oportunidad de enfrentarse a Juantorena al año siguiente, en 1977, en dos ocasiones. Antes, el 21 de agosto, Juantorena había arañado unas centésimas a su plusmarca mundial, al imponerse en los 800 m de la Universiada con 1:43,44. Tres días después, en Zúrich, el keniano y el cubano protagonizaron un excelente duelo. Juantorena superó a la liebre y pasó la primera vuelta en 49,6. Boit se le acercó en la contrarrecta pero no pudo seguirlo mucho más. El campeón olímpico consiguió la victoria con 1:43,64, 1 segundo exacto menos que su rival. El segundo enfrentamiento tuvo lugar en Düsseldorf, donde se celebraba la primera Copa del Mundo. Como en Montreal el año anterior, el indio Sriram Singh encabezó la primera vuelta, en 52,31, con Juantorena inmediatamente detrás y Boit en tercera posición. A falta de 300 m, Juantorena se colocó primero, pero Boit no le perdió la rueda. La recta final resultó disputadísima. A falta de 30 m parecía que el keniano podía superar al cubano, pero este resistió y se impuso en 1:44,04, 0,1 menos que su rival. Dos días después, Juantorena se hacía también la victoria en los 400 m.

La temporada de 1978 fue la última en la que el cubano rayó a gran altura. Se proclamó campeón de 400 y 800 m de los Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en la ciudad colombiana de Medellín, donde consiguió su segunda mejor marca de siempre en 400 m, 44,27A. En 800 m registró 1:44,38, tiempo superado en la lista mundial del año por el alemán Olaf Beyer (1957) y dos jóvenes británicos que darían mucho que hablar Steve Ovett y Seb Coe (1956).

A partir de 1979, los continuos problemas físicos de Juantorena hicieron que su rendimiento descendiese mucho. Fue 4º en la final olímpica de 400 m de 1980, sin atletas estadounidenses, en la que el entonces soviético, hoy ruso, Viktor Markin (1957) se impuso con plusmarca europea de 44,60, mejor marca mundial de ese año. En 1982 volvió a vencer en los 800 m de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. En 1983 se lesionó tras haberse clasificado para la semifinal del primer campeonato del mundo de 800 m. Se retiró al año siguiente, tras haberse proclamado vencedor de los Juegos de la Amistad, la competición con la que los países del Este contraprogramaron los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, que habían boicoteado. Su despidió de la alta competición tomando parte en varias reuniones del circuito europeo.

Licenciado en Económicas y bien integrado en el régimen cubano, Juantorena ha ocupado varios cargos de gestión deportiva tanto en el Gobierno de su país con en su federación de atletismo. Es también directivo de la IAAF y del Comité Olímpico Internacional. Su hazaña en los Juegos de Montreal con su amplia zancada persiste en la memoria de los aficionados. Es habitual ver la imponente figura del cubano entre el público de los grandes campeonatos, donde sigue firmando autógrafos y posando para fotos con admiradores.