Rafer Johnson, uno de los mejores decatletas de la historia

Esta semana nos ha dejado el estadounidense Rafer Johnson, uno de los mejores especialistas de la combinada de siempre. Fue plata olímpica en 1956 y oro en 1960, igualando el logro de su compatriota Milt Campbell (1933-2012), oro en 1956 y plata en 1952. Hasta entonces tan solo un atleta, el estadounidense Bob Mathias (1930-2006), había logrado dos oros olímpicos. Tras su retirada, Johnson se dedicó al cine como actor. En 1984 fue el encargado de encender el pebetero en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

Rafer Lewis Johnson nació en Hillsboro, Texas, el 18 de agosto de 1932. Cuando tenía nueve años se trasladó con su familia a Kingsburg, California. Dotado naturalmente para el deporte, en la escuela jugó al fútbol americano y al baloncesto, pero finalmente se decidió por el atletismo, cuando, a los 17, su entrenador lo llevó a Los Ángeles a ver cómo Bob Mathias ganaba las pruebas de selección olímpica de decatlón en 1952. Poco después, tomó parte por primera vez en la combinada, en una competición escolar, y se hizo con la victoria. En 1954 entró en la Universidad de los Ángeles (UCLA). En 1955, en su cuarto decatlón, superaba la plusmarca mundial de Mathias, con 7985 puntos (7608 con la tabla actual). Ese año ganó en México la medalla de oro de los Juegos Panamericanos.

En 1956 estaba decidido a ser campeón olímpico. Se impuso en las pruebas de selección olímpica de decatlón con 7755 puntos y fue tercero en el salto de longitud, con 7.70 m. Una lesión ocurrida antes de los Juegos de Melbourne lo obligó a renunciar a esta última prueba. Mermada su condición física, perdió claramente ante su compatriota Milt Campbell, al que había derrotado en las pruebas de selección. Campbell se quedó muy cerca de la plusmarca mundial del propio Johnson con 7937 (7565*) puntos (10.8, 7.33, 14.76, 1.89, 48.8; 14.0, 44.98, 3.40, 57.08, 4:50.6). Johnson fue plata con 7587 (7422) puntos (10.9, 7.34, 14.48, 1.83, 49.3; 15.1, 42.17, 3.90, 60.27, 4:54.2). El tercer estadounidense en la prueba, que no finalizó, fue Bob Richards (1926), campeón olímpico de salto con pértiga tres días antes y en la edición anterior de 1952.

Los años interolímpicos fueron complicados para Johnson. Se perdió las temporadas de 1957 y 1959, la primera por lesión, la segunda por un accidente de tráfico. Curiosamente continuaba practicando otros deportes. Así, formó parte del equipo de baloncesto de la UCLA, Bruins, en la temporada 1958-59. También resultó elegido por Los Angeles Rams, de la NFL en 1959. Pero el decatlón seguía siendo su actividad deportiva principal. El 18 de mayo de 1958, el decatleta ruso, entonces soviético, Vasili Kutnesov (1932-2001), campeón de Europa en 1954 y bronce olímpico en 1956, se convertía en el primer atleta en superar los 8000 puntos con la tabla de 1950, al sumar 8014 (7653). Dos meses más tarde en un encuentro Estados Unidos – Unión Soviética, en Moscú, Johnson recuperaba la plusmarca mundial con 8302 (7989) puntos. Kutnesov, segundo con 7897 puntos, fue testigo de la pérdida de su primado universal.

El objetivo de Johnson para el año olímpico de 1960 era hacerse con el oro, que se le había escapado cuatro años antes. Las pruebas de selección tuvieron lugar en julio en Stanford. Demostró que el accidente de tráfico del año anterior no le había dejado ninguna secuela. Kutsesov había recuperado la plusmarca mundial al año anterior con 8357 (7839) puntos. En la ciudad de famosa universidad californiana, Johnson consiguió su tercera y última plusmarca mundial con 8683 (7981) puntos (10.6, 7.55, 15.85, 1.78, 48.6; 14.5, 51.97, 3.97, 71.10, 5:09.9). Su rival más duro fue su compañero de la UCLA, el taiwanés Yang Chuang-Kuang (1933-2007), conocido como CK Yang, quien, con 8426 puntos, también superaba la antigua plusmarca mundial.

El decatlón olímpico tendría lugar en Roma el 5 y el 6 de septiembre. Se preveía un durísimo duelo entre Johnson, Yang y Kutnesov y se cumplieron las expectativas. Yang tuvo un excelente comienzo. Superó a Johnson en 100, 10.7 por 10.9, y en el salto de longitud, 7.46 por 7.35. Tras dos pruebas, la ventaja del taiwanés era de 130 puntos, 1984 frente a 1854. Tras el lanzamiento de peso, no obstante, Johnson pudo colocarse en primera posición tras batir a su rival con 15.82 m por 13.33 m. La puntuación parcial era de 2830 del estadounidense frente a 2687 de su adversario. Aunque Yang recuperó en el salto de altura, 1.90 por 1.85 m, y en los 400 m, 48.1 por 48.3, no pudo evitar terminar el día con una desventaja de 45 puntos. Johnson había conseguido 4637 puntos y el taiwanés 4592. Este primer día había resultado durísimo, pues un aguacero de hora y media obligó a suspender la prueba, que se prolongó hasta las 11 de la noche

La ventaja del estadounidense se esfumó con la primera prueba del segundo día, los 110 m vallas, en la que, tras tropezar con la primera valla, solo pudo acabar en 15.3, mientras Yang, hacía 14.6, lo que le permitió recuperar el liderato, 5515 puntos contra 5387. Ese sería el último momento de la competición en que el taiwanés era líder, aunque Johnson no pudo asegurar el resultado hasta la última prueba. El lanzamiento de disco volvió a dar la vuelta a la situación. Johnson realizó 44.54 m, con 6281 puntos hasta ese momento, mientras su rival se quedaba en 39.83 y 6137 puntos. En el salto con pértiga el taiwanés fue mejor, 4.30 m, 7052 puntos parciales, frente a los 4.10 m del estadounidense, 7076 puntos parciales. En el lanzamiento de jabalina, Johnson aumentó ligeramente su ventaja, al registrar 69.76 m, 8056 puntos parciales, mientras Yang hacía 68.22 m, 7989 puntos parciales. Johnson llegaba al 1500 67 puntos por delante de su rival pero tenía un problema. Su mejor marca en la prueba era 4:54.2, de los anteriores Juegos Olímpicos, mientras Yang tenía un tiempo personal de 4:36.0. En esos momentos, el estadounidense fue a preguntar a su entrenador Ducky Drake (1903-1988) por la mejor estrategia. Pégate a Yang y prepárate para una terrorífica aceleración final, le espetó su técnico. Yang, que compartía entrenador con Johnson, hizo a Drake la misma pregunta. Intenta poner la mayor distancia con Johnson antes de la última recta, aconsejó al taiwanés. Lo cierto es que Johnson se pegó a Yang y no lo dejó irse demasiado lejos. Finalmente este entró en 4:48.5, 1.2 menos que su adversario, al que solo recortó 9 puntos. Los dos hombres se abrazaron y pasearon tambaleándose por la pista. Johnson era el nuevo campeón olímpico, con 8392 (7901) puntos. Kutnesov, que en ningún momento inquietó al dúo de cabeza, fue tercero con 7809 puntos.

  Johnson  Yang 
PruebaMarcaPuntosParcialMarcaPuntosParcial
100 m10.994894810.710341034
Longitud7.3590618547.469501984
Peso15.82976283013.337032687
Altura1.8583236621.909003587
400 m48.3985463748.110054592
110 m v15.3740538714.69235515
Disco48.49894628139.836226137
Pértiga4.1079570764.309157052
Jabalina69.76980805668.229377989
1500 m4.49.733683924:48.53458334
Resultados de Johnson y Yang en el decatlón de los Juegos Olímpicos de 1960

Tras su victoria en Roma, Johnson aseguró que no volvería a hacer una combinada. Cumplió su promesa, pues se retiró ese mismo año. Tras dejar el deporte trabajo como comentarista deportivo y como actor, sobre todo en cine de aventuras. Cuando se estaba preparando para los Juegos de Roma, su amigo Kirk Douglas (1917 – 2020) le ofreció un pequeño papel en la película Espartaco, pero las estrictas normas de la época del atletismo amateur se lo impidieron. También participó en la campaña para la nominación de Robert Kennedy (1923-1968) como candidato a la presidencia. Johnson estaba con Kennedy cuando este sufrió un atentado, que acabó siendo mortal. Ese mismo 1968 formó parte de la constitución del comité organizador de los Special Olympics, cuya primera edición tuvo lugar en Los Ángeles al año siguiente. En 1984 resultó elegido para encender el pebetero olímpico de Los Ángeles. Murió el pasado 2 de diciembre a causa de un ictus. Su hija Jennifer representó a Estados Unidos en voley-playa en los Juegos Olímpicos de 2000.

*Los números entre paréntesis representa el equivalente del resultado del decatlón con las tablas de 1985, actualmente en vigor.

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María Vicente y el gen hipercompetitivo

Talento, capacidad de entrenamiento, incluyendo la voluntad de hacerlo, y mentalidad ganadora son la combinación para lograr en éxito en el deporte, y tal vez en cualquier actividad. Este jueves y viernes hemos visto mucho de estas tres y de qué manera la heptatleta española María Vicente es capaz de crecerse ante las dificultades en una competición con unas rivales cualificadísimas, que también dieron lo mejor de sí. El heptatlón del campeonato de Europa sub20 fue una competición llena de alternativas, con un altísimo nivel, y con un desenlace a la altura de una combinada magnífica.

María Vicente García nació en Hospitalet de Llobregat el 26 de marzo de 2001. De niña practicó ballet, pero cuando tenía 11 años, su madre, María José Vicente, entrenadora de atletismo, vio las cualidades de su hija y consiguió que la niña probase y se quedase con este deporte. Su inmenso talento le permitió destacar en varias modalidades e ir coleccionando mejores marcas españolas en categorías inferiores. Tanta versatilidad acabó llevándola a las pruebas combinadas, donde ha iniciado una brillante carrera que  ya está dando enormes alegrías al atletismo español.

En 2017 iniciaba su brillante periplo internacional, en el Campeonato del Mundo sub18, competición que ya no se volverá a celebrar, en la prueba de heptatlón. María se hizo con el oro, con su mejor marca entonces, 5612 puntos. Realizó plusmarcas personales en 4 de las 7 pruebas. Unos días después ganaba, con 13,72 m, el triple salto del Festival Olímpico de la Juventud Europea, en la ciudad húngara de Györ.

A Györ volvió al año siguiente a disputar el Campeonato de Europa sub18. En esta ocasión, además de la combinada, competiría en el triple salto. María dio un recital de cómo se afrontan las competiciones y de cómo es capaz de crecerse en las peores condiciones. En el heptatlón no dio opción. Se hizo con el oro con la mejor marca mundial de siempre de la categoría, 6221 puntos casi 600 puntos más que la segunda clasificada, y mejorando en 6 de las 7 pruebas.

En triple salto, sin embargo, no lo tenía tan fácil, con el añadido del cansancio acumulado de la combinada. La española tenía, con 13,76 m, la segunda mejor marca de las participantes, muy alejada, sin embargo, de los 14,00 m de la búlgara Aleksandra Natcheva (2001). María, con un primer salto de 13,84 m, mejor marca personal, lideró la prueba hasta el sexto salto de Natcheva, que se fue a 13,88 m. A la española le quedaba una oportunidad. Tendría que mejorar su plusmarca personal para hacerse con el oro. Y ahí salió su gen hipercompetitivo. Se fue a 13.95 m y se proclamó campeona de Europa. Tan solo unos día después, la búlgara, con 14,18 m, ganaba el campeonato mundial sub20.

 

El siguiente objetivo eran los Juegos Olímpicos de la Juventud, que tendrían lugar en Buenos Aires, en octubre. En el medio, en el mes de agosto, María tomó parte de su primera competición en categoría absoluta, el campeonato de Europa de triple salto, donde registró 13,50 m. En Buenos Aires, Natcheva lograba resarcirse de su derrota en Györ en triple salto. Batió a la española, que fue 2ª, con un resultado combinado de 13,76 + 13,67, en una competición que constaba de 2 rondas de 4 intentos cada una.

La temporada 2019 se inició para María con una nueva competición en categoría absoluta, el Campeonato de Europa en Pista Cubierta. Acudió a la combinada de pentatlón tras haberse hecho con la plusmarca española absoluta, 4412 puntos, unos días antes. No consiguió mejorar, pero tuvo una buena actuación, 9º con 4363 puntos. Una gran puesta a punto para la temporada al aire libre, en la que estrenaba competición, con mayor altura de las vallas y mayor peso de los artefactos de lanzamiento. Comenzó la temporada en la localidad austríaca de Götzis, el 25 y 26 de mayo. El objetivo era acercarse a la plusmarca española absoluta de Carmen Ramos (1998), 5905 puntos, y se quedó muy cerca, en 5900 puntos. La propia Carmen Ramos, recién salida de una lesión, ayudó a María, en una demostración de amistad y deportividad, a intentar superar el tope nacional tirando de ella en los 800 m. El atletismo tiene estas cosas.

El gran objetivo de María Vicente para esta temporada era el Campeonato de Europa sub20. A priori no parecía, como finalmente sucedió, un objetivo fácil. Varias mujeres, magníficas heptatletas, eran candidatas al oro, entre ellas la española, quien también aspiraba a la plusmarca española y a los 6000 puntos. La competición resultó sobresaliente. Durante 2 días cuatro mujeres pelearon a brazo partido por el oro, cada una de ellas sacando lo mejor de sí misma y de las otras tres. Los 5900 puntos de María eran la segunda mejor marca de los participantes. Por delante tenía a la suiza Annik Källin (2000) con 5952 puntos e inmediatamente por detrás a la irlandesa Kate O’Connor (2000) con 5881 puntos. En cuarto lugar, con 5722 puntos estaba la británica Holly Mills (2000). La igualdad de las marcas previas se tradujo en una cerradísima competición que solo pudo decidirse al final.

Las cosas empezaron bastante bien para María en los 100 metros con vallas, 2ª con 13,68 y 1024 puntos, 32 puntos por detrás de Mills, 19 por delante de Källin y 30 por delante de O’Connor, mejor lanzadora que vallista. En el salto de altura, la española hizo 1,72 m, 3 cm menos que Källin y 8 menos que O’Connor. Mills seguía liderando la clasificación con una gran ventaja, 2011 puntos con Källin 1921, Vicente 1903 y O’Connor 1885. María mejoró en peso su marca con 11,96 m, pero caía hasta la 5ª posición a 79 puntos de O’Connor, quien con 2640 puntos lideraba ahora la competición. Quedaba el 200 para cerrar el primer día, una de las pruebas fuertes de la española, cuya situación no era la ideal. Y como las situaciones complejas la estimulan, María dio un golpe de autoridad ganando la carrera con 23,76, su mejor marca de siempre, 0,29 más rápido que la británica, 0,89 mejor que la suiza y 1,06 menos que la irlandesa, y se puso en cabeza de la competición con 3565 puntos por delante de Mills, 3563, O’Connor 3543 y Källin 3503.

María estaba 55 puntos por encima del día de su mejor marca pero, pese a liderar la combinada, le quedaban dos pruebas, el lanzamiento de jabalina y los 800 m, que favorecían a la suiza y a la irlandesa, si bien ella era superior en el salto de longitud.

Y comenzó el segundo día con la longitud. La española fue segunda, con 5 cm menos que Mills, 6,30 m. Källin hizo 6,16 m y O’Connor 5,73 m. Mills retomaba la primera posición con 4506 puntos, por delante de María, 4492. En el lanzamiento de jabalina, tanto Källin, como sobre todo O’Connor eran muy superiores a la española, que las aventajaba en ese momento en 87 y 181 puntos respectivamente.

El salto de jabalina se dividió en dos grupos. María y Mills lanzarían en el primero. La británica se descolgaba de la lucha por las medallas con un lanzamiento de 32,73 m, mientras la española mejoraba 5 metros su mejor marca hasta 44,19 m. Sus rivales lanzarían en el segundo grupo. Se esperaba que, aunque la superasen como era previsible, la renta de María fuese suficiente para mantener la primera posición y disputar cómodamente el 800. Pero tanto la irlandesa como la suiza estaban decididas a ganar el oro. O’Connor se fue hasta unos magníficos 52,92 m en su primer lanzamiento, su mejor marca personal, mientras Källin se superó dos veces con 46,09 y 48,15 m. A falta de los 800 m, 15 puntos separaban a las 3 primeras, Källin 5243, Vicente 5240 y O’Connor 5228.

Sobre el papel, la española tenía la peor baza, pues su mejor 800 de 2:22,99 resultaba ampliamente superado por los 2:17,38 de la suiza y los 2:15,87 (2:17,22i este año) de la irlandesa. Pero María es de esas escasas deportistas que muestran su mejor versión cuanto más difícil se le ponen las cosas. En un alarde de talento y de esfuerzo realizó su mejor 800 de siempre con 2:16,29, por delante de O’Connor, 2;16,98 y de Källin, 2:19,81, consiguiendo una brillante medalla de oro, con nueva plusmarca española absoluta, 6115 puntos. La irlandesa fue plata con 6093 puntos y la suiza bronce con 6069 puntos, para ambas su mejor marca personal. La británica Mills, cuarta con 5802 puntos, también hizo su mejor marca.

Vídeo resumen de Eurosport de la prueba

Los 6115 puntos de María Vicente constituyen la 27º marca mundial absoluta de esta temporada y la 23º marca sub20 europea de todos los tiempos. Aunque su potencial es enorme, María ya es más que una promesa, pues se ha convertido en la mejor heptatleta española de siempre. Se trata de una mujer que reúne todas las condiciones de una deportista de alto nivel, sobre todo ese gen hipercompetitivo que la hace superarse en las peores circunstancias. Su lenguaje corporal transmite tranquilidad, motivación y unas enormes ganas de disfrutar del atletismo. Y está en buenas manos, las de su madre, María José Vicente, y las de su entrenador Fernando Martínez Esteban. Estos dos días, hemos visto una excepcional competición y a una excepcional atleta, de las que atraen aficionados al atletismo. Habrá muchos más días así. Enhorabuena a María y a todo su equipo y muchas gracias por habernos hecho disfrutar.

 

Kevin Mayer, el tercer primo de Superman

En los años 80 el duelo deportivo en la prueba de decatlón entre el británico Daley Thompson (1958) y el alemán Jürgen Hingsen (1958) sobrepasó el ámbito mediático del atletismo. La locuacidad del británico y el imponente físico del alemán supusieron un filón para la prensa de la época. Es demasiado guapo para ganarme, decía el británico en una de sus perlas. Para vencer en el decatlón hay que ser bajito, feo y ladino, como yo. Lo cierto es que pese a que el alemán solía llegar a los grandes campeonatos como plusmarquista mundial, nunca fue capaz de batir al británico. Fue plata en los Europeos de 1982 y 1986, en el Mundial de 1983 y en los Juegos Olímpicos de 1984. Incluso en la lucha por la plusmarca mundial Hingsen acabó perdiendo, pues un cambio en las tablas de puntuación permitió al británico superar al alemán con quien compartía el tope universal. En uno de sus duelos dialécticos, tras unas declaraciones de Hingsen sobre la posibilidad de superar los 9000 puntos en el futuro, Thompson respondió irónicamente que eso sucedería cuando llegase el primo de Superman. Con su reciente plusmarca mundial de 9126 puntos, el francés Kevin Mayer (1993) se acaba de convertir en el tercer primo de Superman de la historia.

Los 8847 puntos de Thompson duraron en lo más alto de la lista mundial hasta el 5 de septiembre de 1992. En Talence (Francia), ese día el estadounidense Dan O’Brien (1966) realizó 8891 puntos, con parciales de 10,43, 8,08, 16,69, 2,07, 48,51; 13,98, 48,56, 5,00, 62,58, 4:42,10. El perfil atlético de O’Brien era similar al de Mayer, con un poderío basado en gran medida en los lanzamientos y la historia de su plusmarca mundial es paralela a la del francés y no solo por el lugar en que se consiguió. Campeón mundial en 1991, era el máximo favorito para hacerse con el oro olímpico en 1992, pero tres nulos en pértiga en las pruebas de selección estadounidense lo apartaron de su objetivo. Lo conseguiría en 1996, además de otros dos oros en los Mundiales de 1993 y 1995.

Un atleta de un perfil parecido a O’Brien fue su sucesor como plusmarquista mundial, el checo Tomáš Dvořák (1972). El 4 julio de 1999, en Praga, Dvořák, campeón del mundo en 1997 y, posteriormente, en 1999 y 2001, se quedó, con 8994 puntos, suspiro de los 9000. Sus parciales fueron 10,54, 7,90, 16,78, 2,04, 48,08; 13,73, 48,33, 4,90, 72,32, 4:37,20. Es el único atleta que ha superado los 8900 puntos en 3 ocasiones. Fue bronce en los Juegos Olímpicos de 1996. Cuatro años más tarde acudió a los Juegos de Sídney en malas condiciones físicas y a duras penas consiguió acabar en 6ª posición.

No hubo que esperar mucho para romper la mítica barrera de los 9000. El 25 de mayo de 2001, otro checo, Roman Šebrle (1974), totalizaba en Götzis (Austria) 9026 puntos, con parciales de 10,64, 8,11, 15,33, 2,12, 47,79; 13,92, 47,92, 4,80, 71,16, 4:21,98. Ese año se lesionó y no pudo competir por el oro en el Mundial de Edmonton. Tuvo que esperar hasta 2007 para conseguirlo. En los Juegos Olímpicos fue plata en 2000 y oro en 2004. Fue además campeón de Europa en 2002 y 2006.

El sucesor de Šebrle fue un atleta con un perfil diferente al de los 3 plusmarquistas mundiales que lo precedieron, mucho más parecido a Daley Thompson, quien corría en 10,26 o 46,97. El estadounidense Ashton Eaton (1988) basaba su dominio en las carreras de velocidad y vallas, con mejores registros de 10,21, 45,00 o 13,35, esta conseguida fuera de un decatlón. Dominó la prueba de forma absoluta de 2012 a 2016, con sendos oros olímpicos esos años y el oro en los Mundiales de 2013 y 2015. Estableció dos plusmarcas mundiales de decatlón. La primera tuvo lugar en Eugene el 23 de mayo de 2012, en las pruebas de selección para los Juegos Olímpicos. Totalizó 9039 puntos, con parciales de 10,21, 8,23, 14,20, 2,05, 46,70; 13,70, 42,81, 5,30, 58,87, 4:14,48. La segunda se registró el 28 de septiembre de 2015, durante la disputa del Mundial de Pekín. Con 9045 puntos y unos espectaculares 45,00 en 400 m, Eaton mejoraba en 6 puntos su tope mundial con 10,23, 7,88, 14,52, 2,01, 45,00; 13,69, 43,34, 5,20, 63,63, 4:17,52.

Eaton se retiró tras el oro olímpico de 2016. La plata en esa competición fue para Mayer, que entonces tenía 24 años. Más lanzador, que velocista y, sobre todo, saltador de pértiga, la progresión del francés desde entonces ha sido fulgurante.

Kevin Mayer nació el 10 de febrero de 1992 en Argenteuil, en el área metropolitana de París. Fue campeón del mundo sub18 (2009), sub20 (2010) y de Europa sub20 (2011). En 2012 fue 15º en los Juegos Olímpicos. Ese año había superado por primera vez los 8000 puntos. En 2013 fue 4º en el Mundial y subcampeón de Europa en 2014. No disputó el Mundial de 2015 por lesión. En 2016 fue plata en los Juegos Olímpicos tras Aston Eaton con plusmarca personal de 8834 puntos, que mejoraba en 260 la plusmarca francesa de Christian Plaziat (1963) de 1990. En 2017 se proclamó campeón del mundo.

El objetivo de Mayer para 2018 era el oro en el campeonato de Europa de Berlín y tratar de acercarse a la plusmarca mundial de Eaton. Comenzó, con 10,64, mejorando su marca en 100, pero 3 nulos en longitud arruinaron su competición. Dos días después anunció que intentaría superar a Eaton el fin de semana del 15 y 16 de septiembre en Talence, el mismo lugar en que 26 años antes O’Brien se había resarcido parcialmente de su fracaso en las pruebas de selección olímpicas.

Comenzó mejorando su marca de 100 m hasta 10,55. También en la longitud mejoró hasta 7,80 m. En peso se fue hasta 16,00 m, 0,51 peor que su plusmarca personal. En altura saltó 2,05 m. 0,04 por debajo de su mejor registro. En 400 m, con 48,42 estuvo cerca de su mejor tiempo de 48,26. Este primer día totalizó 4563 puntos. Eaton había hecho 4703 puntos. Pero al francés le quedaban los lanzamientos de disco y jabalina y el salto de pértiga, pruebas en las que era muy superior a Eaton. Y la ventaja de este en los 110 m v no parecía que fuese a resultar decisiva.

Mayer empezó el segundo día con 13,75 en 110 mv y viento en contra, a 0,04 de su mejor marca y solo 0,06 peor que el día de la plusmarca de Eaton. A continuación enlazó tres plusmarcas personales en lanzamiento de disco, 50,54 m, salto con pértiga, 5,45 m, y lanzamiento de jabalina, 71,90. A falta de los 1500 m, Mayer tenía 8421 puntos. Ashton tenía el día de su plusmarca 8216. Salvo catástrofe, a esas alturas la plusmarca mundial estaba asegurada. Al francés le bastaban 4:49,00 para conseguir su objetivo. Su mejor marca en la prueba era 4:18,04, de 2012, cuando lanzaba mucho menos. Siempre llama la atención ver a decatletas con perfil de lanzador disputar los 1500 m. Su tiempo final fue de 4:36,11, lo que le dio una plusmarca mundial de 9126 puntos, la tarde del día en que el keniano Eliud Kipchoge (1984) había dinamitado con 2h01:39 el tope universal de maratón. Mayer hizo una competición casi perfecta mejorando en 5 de 10 pruebas y muy cerca de sus mejores registros en otras 4. Solamente se quedó lejos de su mejor tiempo en los 1500 m, marca a la que, dado su biotipo actual, probablemente ya no se acerque.

Mayer demostró que estaba en una excelente forma, pero probablemente también se dio cuenta de lo fácil que es tener un accidente en un decatlón. Sus próximos objetivos serán el Mundial de 2019 y los Juegos de 2020 y, quién sabe, quizá una nueva plusmarca mundial del tercer primo de Superman.

 

 

Lo que se podría cambiar en el atletismo actual

El mes de agosto, con el gran campeonato de atletismo que corresponda, es muy propicio para los debates en Twitter. En realidad la única razón por la que me uní a Twitter fue para escribir de atletismo y poder cambiar impresiones con otros aficionados. Estos días he tenido un contraste de pareceres sobre la idoneidad de medir los saltos horizontales desde el punto de batida y no desde el final de la tabla. Aunque la medida no resultó muy bien considerada, me hizo pensar en lo que me gustaría que cambiase en el atletismo actual. Y me salen unas cuantas cosas, que paso a contar.

  1. Medida de los saltos horizontales desde el punto de batida

Se podría habilitar una zona en la que el pie dejase una marca, desde donde se mediría el salto. Esta sería la medición real de lo que el atleta ha saltado porque los atletas se suelen dejar entre 5 y 12 cm. Además, dado que el saltador no tendría que ajustar tanto es probable que su prestación fuese mejor que con los actuales ajustes. Se me ha argumentado que de esta forma se perdería el arte del cálculo de la batida. Puede ser, pero en los saltos verticales, cuando se cambió la arena por las colchonetas, se también se perdió el arte de caer de pie.

2. Reducir al mínimo la clasificación por tiempos

Las clasificaciones por tiempos dividen a los atletas en dos grupos, los privilegiados de la última serie y el resto. Entiendo que haya algún atleta que se clasifique por tiempos cuando el número de finalistas dividido por el número de semifinales no da un número entero. El resto de esa división deberían ser los clasificados por tiempos. En estos Mundiales de Londres hemos visto ¡5! clasificadas por tiempos en las dos semifinales de 5000 m femeninos, y 5 por puestos, o 6 tiempos en las 3 series de la primera ronda del 1500 masculino. Quizá donde esto deja un mayor lugar al azar es en las semifinales de 800 m. Hasta los Juegos de Seúl 1988 en la prueba de 800 m había 4 rondas. En la tercera ronda se disputaban dos semifinales y entraban los 4 primeros en la final. A partir de entonces comenzaron a disputarse 3 semifinales, de las que pasan los dos primeros y dos tiempos, lo que añade un componente innecesario de fortuna. Lo peor es que, en lugar de corregirlo, este método se ha extendido a todas las pruebas que se disputan por calles. Se dice que si se pusiese una ronda más sería un esfuerzo excesivo. Tal vez, pero Sebastian Coe (1956) en los Juegos de LA84 corrió 4 rondas de 800 m y 3 de 1500 m. Acabó con oro en la segunda y plata en la primera. Hoy día casi nadie dobla. Otra solución podría ser incrementar el número de finalistas a 9, en los estadios que tuviesen 9 calles. Pasarían los 3 primeros de cada serie y no habría, lógicamente, ningún repescado por tiempos.

3. Volver a dos curvas por calles en los 800 m

A mediados de los 70, durante 4 temporadas, de 1973 a 1976, las pruebas de 800 m se disputaron con 2 curvas por calles. Tal vez fue casual, pero las marcas de los grandes campeonatos con esta forma de correr fueron excepcionales: 1:43,91 en los Juegos de la Commonwealth de 1974, 1:44,07 en el campeonato de Europa del mismo año y 1:43:50 en los Juegos Olímpicos de Montreal, plusmarca mundial. Lo cierto es que tener que ir 300 m por calles antes de poder hacerse con la cuerda supone tener que correr muy rápido, lo que hace mucho más difícil que la carrera sea táctica. En mi opinión sería mucho más vistoso.

4. Incorporar los 3000 m lisos como oficial en los campeonatos

A la prueba de 3000 m lisos ya le he dedicado 3 entradas. Fue olímpica hasta 1924 en categoría masculina, en la modalidad de equipos, y de 1984 a 1992 en categoría femenina y es oficial en el Campeonato de Europa por equipos y en la Copa Continental de la IAAF, en ambos casos en sustitución del cada vez menos disputado 10 000. El programa olímpico masculino de atletismo apenas se ha modificado desde 1928. El atletismo ha cambiado mucho desde entonces. El salto del 1500 al 5000 es enorme. Hay atletas que realmente serían mejores en una prueba intermedia. Seguro que hay muchísimas más razones para que los 3000 m se conviertan en olímpicos. Supondrían un cambio para bien en la transición del mediofondo al fondo.

5. Decatlón femenino

En el primer campeonato del mundo, celebrado en 1983, las mujeres no disputaron el 5000 (había 3000), el 10 000, los obstáculos, el triple, la pértiga, el martillo o la marcha. Hoy el programa femenino, más con la reciente introducción semiclandestina de los 50 Km marcha, es casi igual al masculino. Tal vez no tiene sentido que disputen una prueba combinada diferente al decatlón. Ya escribí contra la ocurrencia de la EAA de hacer octatlón para ambos sexos, pero creo que se debería hacer octatlón femenino durante un ciclo olímpico como transición al decatlón. El cambio directo al decatlón sería complicado principalmente por el salto de pértiga. El octatlón consistiría en 100 m, longitud, peso y 400 m el primer día, y 100 m vallas, altura, jabalina y 1500 m el segundo día. En 4 años se transformaría en decatlón.

Solo son las opiniones de un aficionado al atletismo, pero creo que podrían mejorar el espectáculo y hacer este deporte más atractivo y mediático.

¿Podría llegar a degradarse el decatlón?

En el número de noviembre de Atletismo Español, Óscar Fernández escribe sobre los cambios para 2017. La IAAF tiene como uno de sus objetivos igualar el atletismo masculino con el femenino. Para ello, por ejemplo, en el próximo Mundial de campo través, que se celebrará en Kampala (Uganda), las carreras senior masculinas y femeninas tendrán la misma distancia, 10 kilómetros, en lugar de los 12 y 8 habituales hasta ahora. En realidad, salvo por los 50 Km marcha, los programas atléticos masculino y femenino son casi iguales. Aparte de la altura de las vallas y los pesos de los artefactos de lanzamiento, la única diferencia son los 100 en lugar de los 110 metros vallas y el heptatlón en lugar del decatlón. Precisamente sobre el tema de las pruebas combinadas, la Asociación Europea de Atletismo (EAA) ha lanzado una idea de lo más controvertida para igualar ambos programas. Proponen un octatlón tanto para hombres como para mujeres, que consistiría en las pruebas del decatlón menos el lanzamiento de disco y el salto con pértiga.  El decatlón es una prueba con una larguísima tradición y que ha dado grandes campeones al atletismo. Degradarla a octatlón sería como cambiar los 400 metros lisos por 300 o los 800 por 600.

La historia de las pruebas combinadas se remonta a la antigua Grecia. En los antiguos Juegos Olímpicos se disputaba una prueba de pentatlón consistente en carrera (probablemente 1 estadio, 176 metros), salto de longitud, lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina y lucha. El decatlón comenzó a disputarse a partir de 1884, en Estados Unidos. En aquel momento se celebraba en un solo día y constaba de 100 yardas, lanzamiento de peso, salto de altura, 880 yardas marcha, lanzamiento de martillo, salto con pértiga, 120 yardas vallas, lanzamiento de barra (25,4 Kg), salto de longitud y la milla. El primer decatlón olímpico se disputó con este formato en 1904 y el vencedor fue el irlandés Thomas Kiely (1869-1951). El decatlón no volvió a ser olímpico hasta 1912, con importantes cambios que continúan en la actualidad. Pasaba a durar 2 días. En primer día tenían lugar los 100 metros lisos, salto de longitud, lanzamiento de peso, salto de altura y 400 metros lisos. En el segundo día se celebraban los 110 metros vallas, el lanzamiento de disco, el salto con pértiga, el lanzamiento de jabalina y los 1500 metros. Las tablas de puntuación han ido variando a lo largo de los años. La tabla actual es de 1985. En los Juegos de 1912, 1920 y 1924 se disputó otra prueba combinada, el pentatlón. En un solo día se competía en salto de longitud, lanzamiento de jabalina, 200 metros lisos, lanzamiento de disco y 1500 metros. Se puntuaba por puestos.

Con el formato actual el primer campeón olímpico de decatlón fue el estadounidense James Francis Jim Thorpe (1887-1953). En Estocolmo 1912, tras haber ganado el pentatlón, se hizo con el oro en el decatlón con plusmarca mundial. Esa marca le habría valido para ser plata en 1948. El Rey de Suecia, Gustavo V, le dijo en la ceremonia de vencedores que era el mejor atleta del mundo. En Estados Unidos se convirtió en un héroe nacional, hasta que unos meses después se descubrió que había sido jugador profesional de béisbol en divisiones inferiores. Los estrictos códigos amateur de entonces hicieron que el COI le retirarse las medallas de oro. Thorpe se murió pensando en que se había cometido una gran injusticia con él, lo que acabó reconociendo el COI con su rehabilitación póstuma en 1982.

El ganador de los Juegos de París 1924, el estadounidense Harold Osborn (1899-1975), fue también oro en la misma competición en salto de altura. Saltó 1,97 metros en la combinada y 1,98 metros en la prueba individual. Él mismo tenía, con 2,03 metros, la plusmarca mundial. No se volvió a dar el caso de que un decatleta ganase también un oro individual. Robert Bruce Bob Mathias (1930-2006) se convirtió, con 17 años, en 1948 en el ganador más joven de un decatlón en la historia olímpica. Repitió en 1952, con una asombrosa plusmarca mundial que superaba por 912 puntos el siguiente registro. En los años 70 formó parte de la Cámara de Representantes por el estado de California. El también estadounidense Rafer Johnson (1935) se quedó cerca de emular a Mathias. Fue plata en Melbourne 1956 y oro en Roma 1960, tras una cerradísima lucha con su amigo el taiwanés Yang Chuan-Kwang (1933-2007). La plusmarca mundial de Johnson, 8683 puntos con la tabla de 1950, equivalen casi a 8000 puntos en la actualidad, 7982. Johnson se retiró tras los Juegos e hizo carrera como actor en Hollywood. También su compatriota Bruce Jenner (1949), oro en Montreal 1976, intervino en alguna película. Jenner se hizo con la victoria con una  plusmarca mundial de 8618 puntos (8634 con la tabla de 1985). Tras su victoria olímpica se convirtió en una celebridad. Pero ocultaba un problema muy serio que padecía. Tras tres matrimonios fallidos, finalmente Jenner hizo público que en realidad tenía un cerebro de mujer encerrado en un cuerpo masculino. Después de someterse a terapia durante varios años, finalmente en 2015 se cambió oficialmente de sexo y de nombre. En la actualidad es Catlyn Jenner.

En el decatlón de Montreal un joven británico de 18 años ocupó en puesto 18º. Su nombre era Francis Morgan Ayodélé Daley Thompson (1958). En pocos años se convertiría en uno de los mejores decatletas de la historia. En 1977 ganó el Europeo junior y al año siguiente fue plata en el Europeo absoluto de Praga. A partir de ese año ganó consecutivamente los Juegos de Moscú 1980, el Europeo de 1982, el Mundial de 1983, los Juegos de LA 1984, con plusmarca mundial de 8798 puntos (8847 con la tabla de 1985), y el Europeo de 1986. Aún fue 4º en Seúl, sus cuartos Juegos Olímpicos. Su gran rival, el alemán Jürgen Hingsen (1958) vaticinó entonces que en poco tiempo alguien superaría los 9000 puntos. El británico, socarrón, respondía que cuando llegase el primo de Superman, pero este acabó llegando.

El estadounidense Daniel Dion Dan O’Brien (1966) sucedió como plusmarquista mundial a Thompson en 1992. Campeón del mundo en 1991, era el gran favorito para el oro en Barcelona 1992, pero 3 nulos en pértiga en las pruebas de selección le impidieron participar. Pudo consolarse parcialmente con los 8891 puntos de su nueva plusmarca mundial unos días después de los Juegos. Tras repetir oro mundial en 1993 y 1995 fue por fin campeón olímpico en Atlanta 1996. Tres años más tarde, el checo Tomáš Dvořák (1972) se quedó a las puertas de los míticos 9000, con 8994 puntos, nueva plusmarca mundial. Campeón mundial 3 veces consecutivas, 1997, 1999 y 2001, no pudo disfrutar de la gloria olímpica. Bronce en 1996, una lesión le impidió competir en Sídney 2000. Finalmente el primo de Superman fue su compatriota Roman Šebrle (1974) que en 2001 sumó 9026 puntos. Šebrle, que había sido plata en Sídney 2000, se hizo con la victoria 4 años después en Atenas. En 2008 ocupó la 5ª posición. Fue además subcampeón mundial en 2003 y 2005 y campeón en 2007. Once años duró la plusmarca del checo, hasta 2012 cuando el estadounidense Ashton Eaton (1988) hizo 9039 puntos. Plata mundial en Daegu 2011, lo ha ganado todo desde entonces: oro olímpico en 2012 y 2016, igualando a Mathias y Thompson, y oro mundial en 2013 y 2015. En esta última competición superó su plusmarca mundial con 9045 puntos. Algunas marcas individuales de Eaton son impresionantes: 8,23 m en salto de longitud, 45,00 en 400 metros o 13,35 en 110 metros vallas. En 2014 se dedicó únicamente a los 400 metros vallas y marcó 48,69.

La historia de las pruebas combinadas femeninas es mucho más corta. Las mujeres comenzaron su participación en los Juegos Olímpicos en 1928, con un programa que incluía solamente 100 m, 800 m, relevos 4 x 100, salto de altura y lanzamiento de jabalina. Se juzgó que los 800 metros eran excesivos para ellas y se eliminaron hasta 1960. Progresivamente se fueron introduciendo el resto de las pruebas hasta casi igualar el programa masculino en la actualidad.  Las combinadas, aunque llevaban disputándose desde los años 30, no entraron en los Juegos hasta Tokio 1964 con el pentatlón, que incluía 80 metros vallas (sustituida en 1972 por 100 metros vallas), lanzamiento de peso, salto de altura, salto de longitud y 200 metros.  La combinada se disputaba en 2 días, las tres primeras pruebas el primer día. La primera campeona olímpica fue la ucraniana, entonces soviética, Irina Press (1939-2004). Ya había sido oro en 80 metros vallas en Roma 1960. Tanto ella como su hermana Tamara (1937) se retiraron repentinamente en 1966, cuando las pruebas de sexo se hicieron obligatorias. De ellas se decía que tenían algún tipo de estado intersexual. Especialmente disputados resultaron las competiciones olímpicas de pentatlón de 1972 y 1976. En Múnich 1972 la diferencia entre la ganadora, la británica Mary Peters (1939), con la segunda, la alemana Heidemarie Rosehthal (1947), fue de 10 puntos (equivalente a 0,1 s en 200 metros). La británica se hizo con la plusmarca mundial de la combinada y la alemana se quedó en la combinada a 1 cm de su propia plusmarca mundial de salto de longitud, prueba en la que había sido oro 3 días antes. Más competido incluso resultó en pentatlón de 1976, con triplete alemán del Este: 1ª Siegrun Siegl (1954) 4745 puntos, 2ª Christine Bodner (1951) 4745 puntos, 3ª Burglinde Pollak (1951) 4740 puntos. El oro se resolvió por victorias parciales. La ucraniana, entonces soviética, Nadyezhda Tkachenko (1948) fue la última campeona olímpica de pentatlón, en Moscú 80, además con plusmarca mundial.

A partir de 1981 el pentatlón femenino se sustituyó por el heptatlón, consistente en 100 metros vallas, salto de altura, lanzamiento de peso, 20o metros lisos, salto de longitud, lanzamiento de jabalina y 800 metros. Las 4 primeras pruebas tienen lugar el primer día y las tres últimas el segundo. La primer campeona europea (1982) y mundial (1983) fue la plusmarquista mundial, la alemana del Este Ramona Neubert (1958). La especialidad estaba entonces dominada por las atletas del Este, especialmente las alemanas, por lo que su ausencia en Los Ángeles 84 se dejó sentir. La campeona fue la australiana Glynis Nunn (1960), que mejoró su marca en 108 puntos y batió a una joven Jackie Joyner (1962) por 5 puntos. Joyner se haría con el oro en Seúl 1988, con 7291 puntos, vigente plusmarca mundial, y en Barcelona 1992. En Seúl además fue campeona de longitud, prueba en la que llegó a acreditar 7,49 y fue plusmarquista mundial con 7,45. La plusmarca de Joyner parece que pertenece a otra época del atletismo. Además de ella, solamente otras 2 atletas han rebasado la barrera de los 7000 puntos, ambas escasamente. Se trata de la rusa Larisa Nikitina (1965), 7007 puntos en 1989, y la sueca Carolina Klüft (1983), 7032 puntos en el Mundial de 2007. Mientras la rusa no tuvo gran recorrido en la alta competición, Klüft fue dos veces campeona de Europa, 2002 y 2006, tres campeona mundial, 2003, 2005 y 2007, y oro olímpico en Atenas 2004. En los últimos años quien ha estado muy cerca de la barrera de los 7000 es la británica Jessica Ennis (1986) que registró 6955 puntos el día de su magnífica victoria en los Juegos de Londres. Ennis, recientemente retirada y una referencia en el deporte de su país, fue oro en el Europeo de 2010, oro en los Mundiales de 2009 y 2015, plata en el de 2011 y reciente subcampeona olímpica en Río, detrás de la belga Nafi Thiam (1994). La joven Thiam hizo su mejor marca con 6810 puntos. El futuro parece pertenecerle.

Se dijo en su momento que las mujeres no estaban fisiológicamente preparadas para correr 800 metros, después se dijo del 1500, del 5000, del 10000, del maratón, de la marcha, la pértiga… Lo cierto es que pueden competir en cualquier especialidad como se demuestra actualmente. Igualar las combinadas es una excelente idea, pero ha de igualarse por arriba, no por abajo. No hay ninguna razón por la que las mujeres no puedan hacer decatlón. Quizá la IAAF debería plantearse sustituir el heptatlón por el octatlón, como paso previo para que las mujeres disputen el decatlón. El decatlón y su espléndida historia no se merecen que los degraden.  Habrá que confiar en que la idea de la EAA de igualar por abajo se quede en ocurrencia. Entretanto podrían hacerse otros planteamientos más sensatos como convertir en oficial los 3000 metros para ambos sexos. Después de todo, el programa olímpico masculino apenas ha cambiado desde 1928 y lo cierto es que el atletismo de entonces y el de ahora poco tienen que ver.