Rosa Mota, triple corona y triple oro europeo en maratón

El 12 de septiembre tenía lugar en Atenas el primer maratón femenino en un campeonato de Europa. Cuando se llevaban 35 kilómetros, tres atletas lideraban la prueba, la noruega Ingrid Kristiansen (1956), acreditada en 2h30:08 y gran favorita, la italiana Laura Fogli (1959), con una mejor marca de 2h34:48 y una atleta portuguesa llamada Rosa Mota (1958), que nadie se esperaba que estuviese en el grupo de cabeza a esas alturas de la prueba. Era su primer maratón. La Federación de su país le había permitido participar con la condición de que lo hiciese también tres días antes en la final de los 3000 m, que también se celebraban por primera vez en un Europeo femenino. Mota había sido décimo segunda, con 9:04.82, a más de medio minuto de la ganadora, la rusa, entonces soviética, Svetlana Ulmasova (1953-2009).

Rosa María Correia dos Santos Mota había nacido en Foz, un suburbio de Oporto, el 29 de junio de 1958. Comenzó a practicar atletismo en la escuela en 1975. Se unió a un club local de Foz, donde no había pista. En 1980 conoció a José Pedrosa, médico de profesión, que sería su entrenador durante toda su carrera y, lógicamente, también se encargó de sus aspectos médicos. Fue precisamente Pedrosa, convencido de que Mota podría hacer un gran papel en el primer maratón de un Europeo, el que presionó a la Federación portuguesa para que permitieran que corriese la distancia. Había en Portugal un cierto miedo atávico al maratón desde los Juegos Olímpicos de 1912, en que el joven corredor portugués Francisco Lázaro (1891-1912) se murió de un golpe de calor mientras disputaba el maratón olímpico. En el kilómetro 35 del Europeo, Mota comenzó a darle la razón a su entrenador, cuando fue capaz de despegarse de Fogli y de Kristiansen. Consiguió llegar en solitario al estadio de Atenas, donde se proclamó campeona de Europa con 2h36:08, 25 segundos menos que la italiana y 35 menos que la noruega.

La victoria de Atenas fue el inicio de una exitosísima carrera deportiva en la prueba más larga. A lo largo de los siguientes nueve años, Mota tomaría parte en otros diecinueve maratones, de los que terminaría diecisiete y ganaría trece. En 1983 corrió tres maratones y en los tres hizo marca personal. En primavera fue primera en Rotterdam con 2h32:27. En agosto llegó a Helsinki, con la intención de entrar en el podio del maratón del primer campeonato del mundo. Realizó 2h31:50, pero ocupó la cuarta posición a 37 segundos de las medallas, en una carrera ganada brillantemente por la noruega Grete Waitz (1953-2011). Mota terminó el año con otra victoria en Chicago, con 2h31:19. No volvió a competir hasta el maratón olímpico de 1984, el 5 de agosto. Tres atletas parecían superiores a ella, la estadounidense Joan Benoit (1957), mejor marquista mundial (no se reconocieron plusmarcas mundiales en maratón hasta 2003) con 2h22:43 y las noruegas Grete Waitz e Ingrid Kristiansen. Benoit ganó brillantemente con 2h24:52, casi un minuto y medio mejor que Waitz, mientras Mota se colaba en el podio con mejor marca personal de 2h26:57, por delante de Kristensen. Ese otoño, la portuguesa volvía a mejorar hasta 2h26:01, al ganar el maratón de Chicago. A Chicago volvió en 1985 para disputar su séptimo maratón y mejorar por séptima vez, hasta 2h23:29, que sería su mejor marca de siempre. Pese a su gran tiempo se vio superada por Joan Benoit, que con 2h21:21 también hacía su mejor marca de siempre, y por la reciente mejor marquista mundial con 2h21:06, Ingrid Kristiansen, 2h23:05.

En 1986, tras hacer 2h27:15 e imponerse en el maratón de Tokio, acudió a su segundo Europeo. Su rival más peligrosa era Ingrid Kristiansen, pero optó por los 10 000 m, que se celebraban por primera vez en los campeonatos, donde obtuvo una fácil victoria. Ausente la noruega, no había nadie que le pudiese disputar el oro a Mota, que ganó con 2h28:38, 4:14 menos que Laura Fogli, que fue segunda. En 1987 siguió el mismo esquema competitivo, con triunfo en Boston en primavera, 2h25:21 y una resonante victoria en el campeonato del mundo de Roma, donde obtuvo el oro con 2h25:17, con más de siete minutos de ventaja sobre la segunda clasificada, la kazaja, entonces soviética, Zoya Ivanova (1952).

Rosa Mota había ganado dos Europeos y un Mundial. Ansiaba la triple corona con el oro olímpico. Y el oro llegó en los Juegos de Seúl de 1988. Anteriormente esa temporada había ganado el maratón de Boston, 2h24:30, si bien no era la mejor marca del año. La australiana Lisa Martin (1960) había realizado en Osaka 2h23:51. Las dos estaban, junto a la alemana Katrin Dörre (1961) en cabeza a falta de 5 kilómetros para la conclusión del maratón olímpico. En ese momento Mota cambió de ritmo y ninguna de sus rivales pudo seguirla. Cruzó la meta, y consiguió la triple corona, con 2h25:40, 13 segundos menos que Martin y 41 menos que Dörre.

En 1989 comenzaron a aparecer problemas físicos, que hasta entonces Mota había esquivado. En 1980 había tenido problemas respiratorios. La habían diagnosticado de asma de esfuerzo, pero adecuadamente tratada por Pedrosa, pudo seguir compitiendo y progresando. En ese año posolímpico comenzó con alteraciones del nervio ciático. Abandonó en el maratón de Osaka y fue segunda en Los Ángeles, con 2h35:27, su tiempo más lento desde su victoria en el Europeo de 1982. En 1989 consiguió recuperarse. Ganó en Osaka, 2h27:47, Boston 2h25:24, y consiguió su tercer oro europeo, 2h31:27, tan solo 5 segundos menos que la rusa, entonces soviética, Valentina Yegorova (1964).

En 1990 Rosa Mota, ya con 32 años, ganaba su último gran campeonato. En 1991 aún pudo ganarla Copa del Mundo, que entonces se celebraba independiente del Mundial, en Londres, con 2:26:14, pero poco después los problemas físicos ya no la abandonaron. No terminó en el Mundial de 1991 ni en el maratón de Londres de 1992. Su objetivo de participar en sus terceros Juegos Olímpicos no pudo materializarse. Ya no volvió a tomar parte en un maratón. Sus intentos por recuperarse fueron infructuosos.

Poco después, en 1995, resultó elegida para el Parlamento de Portugal. La retirada de Mota no dejó huérfano al fondo femenino portugués. Un buen grupo de corredoras siguió obteniendo buenos resultados en los grandes campeonatos. Así, Aurora Cunha (1959) fue capaz de correr la distancia en 2h28:11. Albertina Dias (1965) fue campeona mundial de campo a través en 1993. Manuela Machado (1963) fue campeona del mundo de maratón en 1995 y de Europa en 1994 y 1998. Fernanda Ribeiro (1969) fue campeona olímpica de 10 000 m en 1996, mundial en 1995 y europea en 1994, además de campeona del mundo de campo a través en 1996.

Como cuenta Emilio Navaza (1948) en su blog Vida atlética de Galicia y en su libro Más allá de la meta, Rosa Mota dejó un gran recuerdo en Santiago de Compostela. En 1980, siendo una desconocida, había sido tercera en la Carrera Popular de la ciudad. En 1981 ganó en la categoría femenina y repitió el triunfo en 1982, siendo ya campeona de Europa. Volvió en 1987, como campeona del mundo, y no tuvo rival. Mota también fue la vencedora de la San Silvestre de São Paulo de 1981 a 1986. Ningún atleta, hombre o mujer, aparte de Rosa Mota, ha ganado tres Europeos en maratón ni la triple corona. Con razón en su país es un auténtico mito.

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Marta Galmany y la historia de la plusmarca española femenina de maratón

El pasado 4 de diciembre, en Valencia, la catalana Marta Galimany (Valls, Tarragona, 5 de octubre de 1985), tras haberse quedado muy cerca hace dos años, consiguió finalmente mejorar la plusmarca española de maratón de la palentina Ana Isabel Alonso (1963) de 2h26:51 lograda el de 1995. El tiempo de Galimany fue de 2h26:14. En febrero de este mismo año había realizado 2h27:53. En 2020, también en el maratón de Valencia, había corrido en 2h27:08. La carrera atlética de Galimany, de 37 años, es algo atípica. Practicó baloncesto y no se dedicó al atletismo hasta pasada la veintena, con resultados poco llamativos en pruebas de medio fondo y obstáculos. En 2016 probó en medio maratón donde realizó 1h13:37. En 2017 corrió por primera vez un maratón con unos buenos 2h34:16. En 2019 se quedó al borde de la barrera de las 2h30, con 2h30:15. En febrero de 2020 se proclamó campeona de España con 2h29:02. Ha participado en el campeonato de Europa de 2018, 24ª, 2h38:25, 3ª por equipos, en el Mundial de 2019, 16ª, 2h47:45, en los Juegos Olímpicos de 2021, 37ª, 2h35:29, y en el campeonato de Europa de 2022, 11º, 2h31:14, 2ª por equipos.

Los inicios del maratón femenino están envueltos en una gran polémica. Se consideraba que las mujeres no podrían aguantar físicamente la distancia. Hasta finales de los años 60 no se autorizó la presencia femenina en la prueba, si bien algunas mujeres habían participado clandestinamente en años previos. La primera plusmarca española oficial fue 4h31:32 de la guipuzcoana Lourdes Gabarain (1960) el 16 de octubre de 1977. Fue la primera española en correr un maratón con dorsal. El tiempo de Gabarain, como era de esperar, duró pocos meses. El 12 de marzo de 1978 la catalana Matilde Gómez (1942) ganaba el primer Maratón de Cataluña, hoy Maratón de Barcelona, con 3h55:03. Esta atleta había comenzado a practicar la carrera a pie a los 33 años, influida por su marido el antiguo fondista olímpico y entrenador Josep Molins (1933). Mejoró dos meses más tarde, el 21 de mayo, al imponerse en su categoría en el maratón de Madrid, con 3h37:46. No acabó el año como plusmarquista española, pues el 15 de octubre, en el primer Maratón del San Sebastián, la guipuzcoana Rosa Talavera (1961) ganaba en la categoría femenina con 3h27:45. Matilde Gómez recuperó la plusmarca española en la segunda edición del Maratón de Cataluña, el 18 de marzo de 1979, 3h18:48. Algo más de un mes después, el 29 de abril, Rosa Talavera mejoraba hasta 3h03:39, ya muy cerca de la barrera de las h, que superaría el 20 de julio de 1980, con 2h59:30.

Tres meses se mantuvo Talavera como mejor española. El 20 de octubre irrumpió la primera corredora de maratón española de talla internacional, la madrileña Iciar Martínez (1947), primera española en correr el maratón de Nueva York, donde recortó más de 10 minutos al techo español, con 2h49:02. Martínez mejoraría otras tres veces la plusmarca nacional: 2h47:12 en el Maratón de Cataluña, 15 de marzo d e1981, 2h43:32, San Francisco 6 de junio de 1982 y 2h42:36, Nueva York 24 de octubre de 1982. Participó en el maratón del primer Mundial al aire libre celebrado en Helsinki en 1983.

El maratón femenino español continuó mejorando con otra madrileña, Mercedes Calleja (1958). En 1985 realizó 2h39:53 en Laredo. El 15 de septiembre en Roma restaba unos segundo a su tiempo con 2h39:20. El 11 de abril de 1987 en Seúl corría en 2h37:13. Ese tiempo le sirvió para tomar parte en el segundo Mundial al aire libre, que tenía lugar en Roma a finales de agosto. Fue 13ª con 2h38:57. El puesto 19º fue para otra española, la guipuzcoana María Luisa Irízar (1964), que el 13 de octubre de 1991 ganaría el maratón se San Sebastián con nueva plusmarca nacional, 2h36:28. En la edición del año siguiente del mismo maratón, el 11 de octubre de 1992, Irízar era segunda y vería cómo Ana Isabel Alonso llevaba el tope español a 2h35:34. Posteriormente se demostró que el recorrido tenía 122 m de más. Este tiempo duró muy poco en lo más alto de la lista española, pues el 8 de noviembre, la asturiana Rocío Ríos (1969) corría en Sama de Langreo en 2h31:46, registro muy cuestionado por un posible desnivel excesivo.

El 31 de octubre de 1993 tuvo lugar en San Sebastián la V Copa del Mundo de maratón. La actuación española en el apartado femenino fue excelente con la cordobesa María Luisa Muñoz (1959) quinta con nueva plusmarca española de 2h31:01, la valenciana Mónica Pont (1969), sexta, 2h31:21, y Rocío Ríos séptima, 2h31:33. España se proclamaba subcampeona del mundo. Sería Pont, que en 1995 sería 6ª en el Mundial, la siguiente plusmarquista nacional y primera española por debajo de 2h30 al correr en Boston el 18 de abril de 1994 en 2h29:36. Tampoco fue una plusmarca muy longeva, pues el 25 de septiembre en Berlín Rocío Ríos volvía a encabezar el maratón español con 2h29:00. Poco más de un año más tarde, el 15 de octubre de 1995, Ana Isabel Alonso ganaba el maratón de San Sebastián y recortaba la plusmarca española hasta 2h26:51. Rocío Ríos era segunda con 2h28:02, su mejor tiempo de siempre. En cuatro años, las maratonianas españolas habían recortado 10 minutos al mejor tiempo. Sin embargo tuvieron que pasar 27 años para superar esos mágicos años 90.

No obstante, hubo algunos logros reseñables en estas casi tres décadas. En 1996 había por primera vez representación española en el maratón olímpico, con tres atletas, Ana Isabel Alonso, Rocío Ríos y Mónica Pont, que en febrero había mejorado hasta 2h27:53. Ríos tuvo una magnífica actuación al ser quinta, la mejor prestación de la historia de una maratoniana olímpica española. Pont fue 14ª y Alonso 49ª. En el Europeo de 1998, Rocío Ríos ocupó la sexta posición. Otra atleta muy destacada es la lucense Alessandra Aguilar (1978), que se quedó muy cerca de la plusmarca española en dos ocasiones, ambas en Rotterdam. En 2011 hizo 2h27:00 y en 2013 2h27:03. Fue quinta en el Europeo de 2010 y en el Mundial de 2013.

Valencia continúa su escalada mundial en las carreras de fondo

Esta mañana tuvo lugar la 42 edición del maratón de Valencia, organizado por la SD Correcaminos, cuyo presidente es Francico Borao y su gerente Juan Botella. Se contaba con la posibilidad de la plusmarca mundial femenina por parte de la etíope Letesenbet Gidey (1998), pese a su juventud, vieja conocida de la afición valenciana. Finalmente no pudo ser y Gidey en su primer maratón ocupó la segunda posición, pero el nivel de la prueba estuvo a la altura de los mejores maratones mundiales.

Valencia se ha convertido en una de las grandes capitales mundiales de las carreras de fondo. En total, ha visto cómo se superaban seis plusmarcas mundiales en diferentes distancias, a saber, ordenados por fecha, 10 Km en ruta, Joshua Cheptegei (1996), de Uganda, el 1 de diciembre de 2019, 26:38, 10 Km en ruta, Rhonex Kipruto (1999), de Kenia, el 12 de enero de 2020, 26:24, el paso de 13:18 por el kilómetro 5 también se homologó como plusmarca mundial, 5000 m, Letesenbet Gidey, 4 de octubre de 2020, 14:06.62, 10 000 , Joshua Cheptegei, 4 de octubre de 2020, 26:11.00, medio maratón , Kibiwott Kandie (1996), de Kenia, el 6 de diciembre de 2020, 57:32, y medio maratón, Letesenbet Gidey, 24 de octubre de 2021, 1h02:52.

Este año se intentó subir la apuesta. Letesenbet Gidey es la actual plusmarquista mundial de 5000 y 10 000 m en pista, 15 Km en carretera y medio maratón. En su estreno en maratón intentaría la plusmarca mundial en carrera mixta de 2h14:06 de la keniana Brigid Kosgei (1994) el 13 de octubre de 2019 en Chicago. En hombres el objetivo era algo más modesto, superar la plusmarca del maratón de Valencia, 2h03:00 del keniano Evans Chebet (1988) en 2020. Se confiaba sobre todo en el etíope Tamirat Tola (1991), acreditado en 2h03:39, y en el tanzano Gabriel Geay (1996), con 2h04:55 como mejor marca personal.

En la carrera femenina, los tiempos de los primeros kilómetros no hacían pensar en un registro próximo a la plusmarca mundial, pero el ritmo se fue avivando y el pase por el medio maratón fue de 1h07:18, con Gidey rodeada de hombres dando muy buena impresión. La acompañaba su compatriota Amane Beriso (1991), acreditada en 2h20:48 de 2016, que no parecía rival para Gidey. La carrera continuó animándose, de manera que en el kilómetro 35 se aproximaban a los pases de la plusmarca mundial. A esas alturas de la carrera Beriso cambió de ritmo y consiguió separarse de Gidey. No pudo, sin embargo, seguir acercándose a la plusmarca mundial y terminó en unos excelentes 2h14:58, tercera mejor marca de siempre detrás del techo mundial de Kosgei y de las 2h14:18 de la también keniana Ruth Chepngetich (1994), de este mismo 2018. Gidey hizo una última parte de la carrera más lenta y terminó segunda en 2h16:49. Cuatro mujeres terminaron en menos de 2h18:00 y siete por debajo de 2h19:00. Por detrás, en el puesto 17, la catalana de 37 años Marta Galimany (1985) mejoraba la mítica plusmarca española de la palentina Ana Isabel Alonso (1963) de 2h26:51 en 1995. Galimany realizó un tiempo de 2h26:14, un enorme éxito para esta mujer que en 2020 se quedó a 17 segundos de ser plusmarquista española de maratón.

En la categoría masculina, las cosas salieron mucho mejor de lo que se preveía, con la inesperada rapidísima victoria del keniano Kelvin Kiptum (1999), quien, como Gidey, se estrenaba en la prueba. Kiptum corría por tercera vez en Valencia. En 2020 había hecho 58:42 en medio maratón, su mejor marca, y en 2021, 59:02. Sus credenciales no impresionaban, pero su actuación sí lo hizo. Tras cruzar el medio maratón en 1h01:41, algo por encima de lo esperado, la cadencia se fue incrementando progresivamente. Un parcial de 14:00 le permitió quedarse solo en el kilómetro 35. Se fue en solitario hacia la meta, terminando en 2h01:53. En toda la historia tan solo el también keniano Eliud Kipchoge (1984), con sus dos plusmarcas mundiales de 2h01:09 y 2h01:39, y el etíope Kenenisa Bekele (1982), 2h01:41, han corrido la distancia más rápido. Dado que estos tres tiempos se hicieron en Berlín, Valencia se ha convertido en el segundo maratón más rápido de siempre. Segundo fue Gabriel Geay, que igualó la anterior plusmarca de la carrera, 2h03:00, y tercero el keniano Alexander Munyao (1996), 2h03:29. Tola fue cuarto, a un segundo de su mejor marca, 2h03:40. Hubo cuatro hombres por debajo de 2h04:00, seis en menos de 2h05:00 y nueve en menos de 2h06:00. Por parte española, se vivió la gran alegría de los 2h07:17 del gallego de adopción Tariku Novales (1998), cuarta mejor marca nacional de suempre, a quien el futuro se le presenta brillante.

Una vez más, Valencia ha demostrado que va camino de convertirse en la ciudad más importante del fondo mundial. El entusiasmo de la SD Correcaminos y el apoyo de la Fundación Trinidad Alonso están consiguiendo que Valencia haga historia.

A título personal, quisiera dar mi más sincera enhorabuena a mi amigo Juan Botella. Su trabajo y su enorme sapiencia atlética son clave para el éxito de esta gran competición.

Eliud Kipchoge, la leyenda del maratón

En este blog se han dedicado varias entradas al keniano Eliud Kipchoge (1984), para plantear si era el mejor corredor de maratón de la historia (ya no hay dudas), cuando corrió los 42.195 m por debajo de 2 horas extraoficialmente y tras su sorprendente derrota en el maratón de Londres de 2020. Sin embargo nunca se había hecho una entrada con una semblanza sobre su sobresaliente carrera deportiva. Su nueva plusmarca mundial de maratón de 2h01:09 bien se merece contar todos sus logros atléticos desde el lejano año 2003.

Eliud Kipchoge nació en Kapsisiywa, condado de Nadi, el 5 de noviembre de 1984. Como muchos niños kenianos tenía que recorrer una buena distancia para llegar a la escuela, en su caso seis kilómetros de ida y vuelta, por lo que el pedestrismo llegó a su vida de forma natural. En 2001 se encontró a una persona que sería clave en su vida, el entrenador, plata olímpica en obstáculos en 1992, Patrick Sang (1964), quien, a partir de entonces, dirigiría sabiamente la carrera atlética del joven Eliud. Los resultados no se hicieron esperar. En 2002, ocupaba la quinta posición en el Mundial de Campo a Través, categoría sub20. No pudo acudir al Mundial en pista de la categoría por problemas físicos. Pese a ello, terminó el año con unos magníficos 13:13.03. Su ausencia del Mundial importó poco, porque al año siguiente estaba en uno nuevo, el absoluto al aire libre en la distancia de 5000 m. En la temporada invernal de ese año 2003 se había proclamado campeón mundial de campo a través sub20. Pese a haber realizado poco antes del Mundial de pista al aire libre unos excelentes 12:52.61, plusmarca mundial sub20 y quinta mejor marca de ese año, nadie consideraba al joven keniano candidato al oro. Se esperaba un gran duelo entre el marroquí, plusmarquista y campeón mundial de 1500 m, Hicham El Guerrouj (1974), acreditado ese mismo año en 12:50.24, y el etíope, campeón mundial de 10 000, Kenenisa Bekele (1982), 12:52.24 ese 2003. La final fue rapidísima. A falta de dos vueltas El Guerrouj decidió avivar más el ritmo y se colocó en cabeza. Al comenzar los últimos 400 m, el ritmo del marroquí había conseguido poner a todos sus rivales en fila, pero no lograba despegarse de Kipchoge ni de Bekele. Al entrar en la recta final, los tres estaban igualadísimos, aunque El Guerrouj seguía delante. Un terrible mano a mano entre este y Kipchoge acabó con la victoria del keniano por 0.04, 12:52.79 frente a 12:52.83, con Bekele tercero 12:53.11.

Kipchoge en una temporada había pasado de ser un buen corredor sub20 a incorporarse a la élite mundial. Sin embargo, el camino hacia lo más alto sería más largo de lo que se podría haber esperado aquella tarde de agosto de 2003. En 2004, llegó a la final olímpica con 12:46.53, segunda mejor marca del año, que a la postre resultaría la mejor suya de siempre, tras la plusmarca mundial de Bekele de 12:37.35. Este se presentó en los 5000 m de los Juegos de Atenas con el oro en los 10 000 m y El Guerrouj con un trabajadísimo oro en los 1500 m. Esta vez Kipchoge sí contaba para la victoria final, pero en una carrera lenta se vio superado tanto por el marroquí, como por el etíope, si bien peleó en una trepidante última recta hasta el final. Los tiempos fueron El Guerrouj 13:14.39, Bekele 13:14.59 y Kipchoge 13:15.10.

Un oro mundialista y un bronce olímpico son un extraordinario logro para cualquier atleta, pero mucho más si aún no se han cumplido los veinte años. Kipchoge se perfilaba como el posible dominador de las carreras de fondo en pista en las temporadas venideras. En los años siguientes el keniano fue un asiduo visitante de los podios en campeonatos de ámbito mundial. En 2006 se hizo con el bronce en el Mundial en sala, con 7:42.58, a 3.26 del ganador, Kenenisa Bekele. En 2007 fue plata en el Mundial al aire libre a 0.13 del ganador, el ya entonces estadounidense Bernard Lagat (1974), en una lentísima carrera, 13:45.87 por 13:46.00. En los Juegos Olímpicos de 2008 subió un peldaño respecto a la edición anterior y fue segundo a cierta distancia de Bekele, 12:57.82, frente a 13:02.80.

Esta plata olímpica fue, sin embargo, la última medalla que conseguiría Kipchoge en la pista. En los Mundiales de 2005 y 2007 fue quinto y séptimo, respectivamente en los 5000 m y no logró clasificarse para los Juegos de 2012. Esta merma de rendimiento en los 5000 m probablemente hizo que se replantease su carrera atlética y que se pasase al maratón. La transición fue bastante rápida. Sus últimas carreras de 5000 y 10 000 m, en esta última prueba había acreditado 26:49.02 en 2007, fueron en 2012. No volvió a tocar la pista desde entonces. Ese mismo año, el 1 de septiembre realizó 59:25 en medio maratón. Un mes después fue sexto en el campeonato del mundo de la distancia. El 17 de abril de 2013 Eliud Kipchoge corría su primer maratón, en Hamburgo. Difícilmente podría haberlo hecho mejor, ganador con 2h05:30. El 29 de septiembre volvía a Alemania, esta vez a Berlín, a disputar un nuevo maratón. Mejoró hasta 2h04:05, si bien resultó batido por su compatriota Wilson Kipsang Kiprotich (1982), quien con 2h03:23 se hacía con la plusmarca mundial.

El pase al maratón había obtenido un excelente resultado. Con tan solo dos carreras estaba codeándose con los mejores y a 42 segundos de la plusmarca mundial. En 2014 volvió a correr dos maratones, con sendos primeros puestos, Rotterdam, 2h05:00 y Chicago, 2h04:11. A partir de entonces, con la excepción de dos medios maratones, su preparación ha ido encaminada a disputar dos maratones al año, de los que ha ganado todos menos uno. En 2015, Londres 2h04:42 y Berlín 2h04:00. En 2016, Londres, 2h03:05, a 8 segundos de la plusmarca mundial del también keniano Denis Kimetto (1984) y el oro olímpico en Río, 2h08:44, su tercera medalla en los Juegos, primera de oro. Su victoria fue contundente, con una ventaja de 1:10 sobre el segundo, el etíope Feyisa Lilesa (1990).

En el año posolímpico, Kipchoge cambió ligeramente su rutina, sustituyendo el maratón de primavera por un intento no oficial de bajar de dos horas en una carrera preparada de 42 195 m en el circuito de Fórmula I de Monza. Se vería ayudado por un prototipo de zapatilla, por liebres de entrada y salida y por coches que le bloqueaban el viento. Se quedó muy cerca de su objetivo, 2h00:25. En otoño volvió al maratón oficial con una nueva victoria en Berlín, 2h03:32.

En 2018 tras calentar en Londres con nueva victoria, 2h04:17, consiguió en Berlín su primera plusmarca mundial, 2h01:39, 1:18 menos que Kimetto, tras un pase de 1h01:06 en la mitad de la prueba. El ritmo medio por kilómetro fue de 2:52.98.

En 2019 Kipchoge volvió a ganar en Londres, con la que en aquel momento era la segunda mejor marca de la historia, 2h02:37. En octubre renunció a Berlín para intentar, en una nueva carrera preparada, como en Monza, intentar romper la barrera de las dos horas. Esta vez sería en el Prater vienés. Su viejo rival, Kenenisa Bekele, que se había pasado a la distancia más larga, sacó partido de la ausencia del keniano en la capital de Alemania y se hizo con la victoria en un tiempo de 2h01:41, a apenas dos segundos de la plusmarca mundial de Kipchoge. El Keniano sí cumplió su objetivo en Viena, al acabar los 42 195 m en 1h59:41, a 2:50.16 cada kilómetro.

La pandemia por SARS Cov2 llevó a suspender casi toda la actividad atlética de 2020. Entre las excepciones se encontraba el maratón de Londres, que se trasladó de la primavera al 4 de octubre. Se anunció un gran duelo entre Kipchoge, que no había competido ese año, y Bekele, pero el etíope renunció dos días antes, alegando problemas físicos. Se esperaba una fácil victoria del keniano, pero saltó la sorpresa y, en un circuito de algo más de dos kilómetros en Saint James Park, solo pudo ser octavo, 2h06:49, a 1:08 del vencedor, el etíope Shura Kitara (1996). Si tenía algún problema, no se hizo público. Esta fue la segunda y, hasta ahora, última derrota de Kipchoge en la distancia.

En 2021 Kipchoge continuó siendo el de siempre, son sus dos maratones anuales. Ganó en Enschede (Países Bajos), 2h04:30. En los Juegos de Tokio, trasladados a esta temporada, se impuso fácilmente en el maratón celebrado en Sapporo, 2h08:38. Su ventaja sobre el segundo clasificado, en neerlandés Abdi Nageeye (1989) fue de 1:20.

Kipchoge volvió a Japón esta misma temporada de 2022, el 6 de marzo, para correr el maratón de Tokio. No perdió las buenas costumbres y ganó con 2h02:40. Este 25 de septiembre, en Berlín, anunció que intentaría mejorar su plusmarca mundial. Visto el pase de 59:51 en la primera parte de la prueba, su idea era bajar de las dos horas. En los últimos kilómetros aflojó, sin embargo, el ritmo y terminó en unos no menos magníficos 2h01:09, 30 segundos menos que su anterior tiempo, una media de 2:52.27 cada kilómetro. Tal vez con una primera mitad algo más lenta había podido realizar alrededor de 2h00:30, pero es evidente que se ve capaz de romper legalmente la barrera de las dos horas.

Ya antes de su actuación en Berlín este año, Eliud Kipchoge era la leyenda del maratón. Sin incluir las dos carreras de exhibición, ha ganado quince de los diecisiete maratones que ha disputado y ha sido campeón olímpico en dos ocasiones. Pero la leyenda continúa. Tal vez siga pensando que la barrera de las dos horas es posible y lo vuelva a intentar. De los grandes maratones le falta por ganar en Boston y en Nueva York. Y podría intentar un tercer oro olímpico, en los que serían sus quintos juegos. Tendría 39 años, pero para este hombre austero no parece que haya límites. Durante la semana vive en Kaptagat donde, según sus propias palabras, cuando no está entrenando lee y los fines de semana se reúne con su familia en El Doret, a 25 Km de su lugar de entrenamiento. Nos seguirá sorprendiendo.

Carreras de maratón de Kipchoge

2013 Hamburgo 1º 2:05:30 21 04 2013
2013 Berlín 2º 2:04:05 29 09 2013
2014 Rotterdam 1º 2:05:00 13 04 2014
2014 Chicago 1º 2:04:11 12 09 2014
2015 Londres 1º 2:04:42 26 04 2014
2015 Berlín 1º 2:04:00 27 09 2015
2016 Londres 1º 2:03:05 24 04 2016
2016 Juegos Olímpicos Río 1º 2:08:44 21 08 2016
2017 Exhibición Monza 2:00:25* 06 04 2017
2017 Berlín 1º 2:03:32 24 09 2017
2018 Londres 1º 2:04:17 22 04 2018
2018 Berlín 1º 2:01:39** 16 09 2018
2019 Londres 1º 2:02:37 28 04 2018
2019 Exhibición Viena 1:59:40* 12 09 2019
2020 Londres 8º 2:06:49 04 10 2020
2021 Enschede 1º 2:04:30 21 04 2021
2021 Juegos Olímpicos Tokio (Sapporo)* 1º 2:08:38 08 08 2021
2022 Tokio** 1º 2:02:40 06 04 2022

2022 Berlín 1st 2:01:09** 25 09 2022

*Tiempo no homologable
**Plusmarca mundial
***Oficialmente Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La prueba de maratón tuvo lugar en Sapporo
****Oficialmente Maratón de Tokio 2021. Se pospuso a 2022 por la pandemia

Paul Tergat, de la carretera y el campo a través a la pista y vuelta a la carretera

El keniano Paul Tergat (1969) fue uno de los grandes corredores de fondo de los años 90 y los primeros 2000. Cinco veces campeón del mundo de campo a través, plumarquista mundial de 10 000 m y dos veces subcampeón olímpico y otras dos subcampeón mundial, hizo una exitosa transición al maratón, prueba en la que también fue plusmarquista mundial. Su trayectoria atlética fue, sin embargo, completamente diferente de la mayoría de los corredores africanos de fondo. A la edad en que Ismael Kirui (1975), 18, Eliud Kipchoge (1984), 19, o Haile Gebrselassie (1973), 20, fueron campeones del mundo en pista al aire libre, Tergat aún no había empezado a practicar atletismo.

Paul Kiibi Tergat nació el 17 de junio de 1969 en Riwo, Distrito Baringo, provincia del Valle del Rift, en Kenia. Comenzó a hacer atletismo en el ejército, al que se había unido al terminar la escuela secundaria. Previamente había practicado balonvolea, baloncesto y fútbol. En 1991, sin apenas entrenamiento, corrió los 1500 m en 3:45 y los 10 000 en 29:46.8, en la altitud de Nairobi. En 1992, ya con la preparación adecuada, sorprendió al ganar el campeonato nacional de campo a través y el Cross de Nairobi del circuito de la entonces IAAF, hoy World Athletics. Se encontraba en gran forma para el campeonato del mundo, pero una grave lesión lo dejó fuera de combate seis meses. Volvió en septiembre. Fue quinto en el campeonato del mundo de medio maratón, 1h01:03 y corrió los 5000 m en pista en 13:48.64. Las buenas perspectivas apuntadas en 1992 se confirmaron al año siguiente, en que Tergat compatibilizó la carretera con el campo a través y la pista. Fue décimo en el Mundial de campo a través y mejoró sus marcas de 5000 m, 13:20.16, 10 000 m, 27:18.43, y medio maratón, 1h00:45. Pese a sus buenos cronos, la calidad de los atletas de su país no le permitió clasificarse para el Mundial del pista al aire libre. En 1994 fue cuarto en el Mundial de campo a través y la progresión continuó en la pista, 13:15.07, y la carretera 1h00:13.

En tres años practicando atletismo, Tergat se había mostrado como un atleta muy versátil, de un gran nivel, pero todavía inferior a los mejores de su país. Sin embargo, las cosas cambiarían en 1995. En la temporada invernal se proclamó, por primera vez, campeón del mundo. Ganaría consecutivamente las cuatro ediciones siguientes, entonces el campeonato era anual, y el 2000 sería medalla de bronce. En la pista disputó su primer Mundial al aire libre, con un bronce en los 10 000 m, detrás del que acabaría siendo su gran rival, Haile Gebrselassie, y del marroquí, polémico campeón olímpico en 1992, Khalid Skah (1967). Sus mejores marcas esa temporada fueron 13:07.49 y 27:14.08. No descuidó la carretera y en medio maratón bajó de la hora por primera vez con 59.56. En 1996 dio definitivamente el salto a la élite mundial, con el oro en el Mundial de campo a través y la plata olímpica en 10 000 m, a 0.83 de Gebre. Cronométricamente se fue a 7:28.70 en 3000 m, 12:54.72 en 5000 m, 26:54.41 en 10 000 m. Corrió un medio maratón en 58:51 pero no se homologó como plusmarca mundial porque el recorrido no estaba completo.

La temporada de 1997 fue en la que Tergat realizó sus mejores tiempos de siempre en pista de siempre. Tras volver a ser plata en el Mundial de 10 000 m, a 1.04 de Gebre, realizó 12:49.87 en un 5000 m de altísimo nivel, donde fue tercero, detrás de Gebre, 12:41.86, plusmarca mundial, y de su joven compatriota Daniel Komen (1976), 12:44.90. Nueve días después, Tergat realizaba su primera y única plusmarca mundial en pista, al correr los 10 000 m en 26:27.85, 3.47 menos que el tiempo de Gebre, del mes anterior. La primera parte de la carrera se pasó en 13:17.5. Sin campeonatos importantes en pista, tras convertir en rutina el oro en el Mundial de campo a través, el keniano continuó 1998 con un buen nivel en las pistas. En la carretera logró con 59:17 la plusmarca mundial de medio maratón. En 1999 cerró su racha de cinco oros consecutivos en el Mundial de campo a través. En el Mundial de 10 000 m volvió a ser plata, a 1.29 de Gebre. En septiembre se proclamó campeón mundial de medio maratón.

El año olímpico de 2000 sería el último para Tergat en la pista. Tras su bronce en el Mundial de campo a través, corrió en Lisboa un medio maratón en 59:06, pero no se homologó como plusmarca mundial. En la pista los problemas físicos de Gebrselassie lo convirtieron el favorito para el oro olímpico, pero el bravo etíope consiguió superarlo por 0.09 en una antológica recta final. Probablemente no le sirvió de consuelo, pero mes y medio más tarde, Tergat revalidaba el oro en el Mundial de medio maratón.

A partir de 2001, Tergat abandonó la pista y se dedicó principalmente a la carretera, con alguna incursión en el campo a través. Ese año realizó 2h08:15 en su primer maratón. En 2002 mejoraba hasta 2h05:48, segunda mejor marca de siempre. En 2003 se convertía en el primer atleta en romper la barrera de 2h05:00, al correr en 2h04:55. Fue su última gran temporada. Aunque siguió corriendo hasta 2009, su rendimiento menguó notablemente. En 2004 fue 10º en el maratón olímpico. En 2007, con casi 38 años, aún fue capaz de correr en 2h08:06.

Desde 2005 Tergat tiene una fundación que lleva su nombre para promover el deporte entre sus compatriotas más desfavorecidos. Posee varias empresas de ropa deportiva y de comunicación. Paul Tergat ha sido uno de los corredores de fondo más versátiles de los últimos tiempos, cuya carrera se ha visto algo ensombrecida por la presencia de su gran rival, y amigo, Haile Gebrselassie, que le impidió en cuatro ocasiones, por un estrecho margen, hacerse con el oro en un campeonato de ámbito mundial.

Haile Gebrselassie, el atleta de la eterna sonrisa (y III)

La victoria olímpica en el 10 000 m de los Juegos de 2000 fue el último gran triunfo en pista del etíope Haile Gebrselassie (1973). Aunque siguió manteniendo un alto nivel, numerosos problemas físicos, junto con la aparición de su compatriota Kenenissa Bekele (1982), que acabó superando sus registros, le impidieron reeditar los logros de su quinquenio mágico, de 1995 a 2000. Sin embargo, el pequeño corredor fue capaz, tras triunfar en la pista cubierta, al aire libre y en el campo a través, de reconvertirse en un excepcional corredor de maratón. Tras los Juegos de Sídney, Gebre se sometió a una operación de su maltrecho tendón de Aquiles. Corto de preparación, tomó parte en el Mundial de 10 000 m de 2001, donde fue bronce, 27:54.41, superado por el keniano Charles Kamathi (1978), 27:53.25 y por el también etíope Assefa Megebu (1978), 27:53.97. Dos meses después, preparando la transición al maratón, Gebre se proclamó campeón mundial de medio maratón con 1h00:03. El maratón llegó en la temporada siguiente, el 14 de abril de 2002 en Londres. Previamente había mejorado en medio maratón hasta 59:40. Sus rivales más fuertes eran el marroquí plusmarquista mundial de la distancia Khalid Khannouchi (1971), 2h05:42, y su viejo rival (y amigo) el keniano Paul Tergat (1969), que en la edición del año anterior había sido segundo con 2h08:15, su mejor registro. Los tres permanecieron juntos hasta los últimos tres kilómetros, en que el marroquí consiguió despegar primero a Gebre y posteriormente a Tergat. Khannouchi se hizo con la victoria con una nueva plusmarca mundial de 2h05:38, 10 segundos más rápido que Tergat, mientras Gebre era tercero con 2h06:35.

Gebre terminó una corta temporada en Qatar con una mejor marca mundial en 10 Km en ruta, con 27:02 (la World Athletics no admite plusmarcas mundiales en esta prueba). La primera incursión en la carretera del etíope había resultado positiva, si bien algo oscurecida porque su gran marca de maratón no sucedió en una carrera ganadora. En 2003, sin embargo, Gebre decidió volver a la pista. Preparó la temporada en sala, con un excelente resultado. Superó con 8:04.69 la mejor marca mundial de las dos millas y se hizo con su tercer oro en el Mundial de 3000 metros. Al aire libre su objetivo era el título mundial de 10 000 m. Poco antes corrió en 12:54.36 y 26:54.58, pero en ambas ocasiones no ganó la carrera. Había perdido su tremendo acelerón final. En el Mundial de París se produjo un cerradísimo duelo etíope, entre Gebre y Bekele. Este último logró imponerse con 26:49.57, un registro magnífico, pero que se convierte en superlativo si se tiene en cuenta que cubrió la segunda mitad de la prueba en unos sorprendentes 12:57.24. Gebre peleó hasta el final y consiguió la plata a 1.20 de su rival.

En 2004, Gebre estaba decidido a defender su título olímpico. Sin embargo, su tendón de Aquiles no operado no le dejó alcanzar la forma necesaria. Aun así hizo una buena pista cubierta, con 7:29.34, aunque resultó derrotado en una carrera de 2 millas. Al aire libre solo corrió un 10 000, en 26.41.51, donde fue segundo, y un 5000 en 12:55.51, que ganó. En la final olímpica de Atenas, su estado empeoró y solo pudo se quinto, con 27:27.70, a 22.20 del ganador Kenenissa Bekele. Tras los Juegos se sometió a una nueva intervención quirúrgica.

A partir de 2005 ya se centró casi completamente en la carretera. Esa temporada hizo con 47:23 la mejor marca mundial de las 10 millas en ruta y ganó el maratón de Berlín con mejor marca de 2h06:20. La temporada de 2006 comenzó en enero con plusmarca mundial de medio maratón, 58:55. También mejoró al paso la de 20 Km, con 55:48. En el maratón de Londres solo pudo ser noveno, con 2h09:05. Mejoró notablemente en septiembre, en Berlín, donde ganó con 2h05:56, a 1:01 de la plusmarca mundial de Paul Tergat. Cerró la temporada en Fukuoka en diciembre con una nueva victoria en 2h06:52.

La plusmarca mundial se resistía, pero Gebre se había adaptado perfectamente a la distancia. El año 2007 tampoco comenzó bien, con el abandono en Londres hacia el kilómetro 30. En junio, sin embargo, pudo superar la plusmarca mundial de la hora con 21 285 Km y un pase por los 20 Km, también plusmarca mundial, de 56:25.98. Finalmente, el 30 de septiembre en Berlín, Gebre pudo hacerse con el techo universal de la distancia más larga, con 2h04:26. La primera mitad se había pasado en 1h02:29. Aunque ya no poseía las plusmarcas mundiales de 5000 y 10 000, superadas por Bekele en 2004, se había convertido en el primer plusmarquista mundial en las tres distancias.

En 2008, mientras resolvía la duda de si correr el maratón olímpico, comenzó con la victoria en el maratón de Dubai en enero, con 2h04:53, muy cerca de su plusmarca mundial. Finalmente, decidió que la calidad del aire de Pekín podría perjudicarlo y renunció a intentar ser campeón olímpico de la distancia. Unos buenos 26:51.20, detrás de su compatriota Sileshi Shihine (1983), le dieron cierta seguridad para afrontar el 10 000 olímpico. No se quedó muy lejos de las medallas. En una carrera ganada por Bekele con nueva plusmarca olímpica de 27:01.17, fue sexto con 27:06.58 a 2.57 del bronce. Poco más de un mes después, Gebre volvía a demostrar su condición de mejor maratoniano del momento, con una nuevo plusmarca mundial, en Berlín, de 2h03:59, con un pase intermedio de 1h02:04.

En 2009 volvió a ganar en Dubai, 2h05:29 y Berlín 2h06:08. En 2010 se hizo con un nuevo triunfo en Dubai, 2h06:09, pero abandonó en Nueva York. Ese día anunció su retirada del atletismo. Sin embargo aún continuó tres temporadas más con buen nivel, si bien con un rendimiento decreciente. No corrió ningún maratón en 2011. En 2012 realizó 2h08:17 en Tokio y 27:20:39 en 10 000, ya con treinta y nueve años. En 2013, con cuarenta, aún fue capaz de correr un medio maratón en 1h00:41. Ese año puso punto final a su carrera atlética de más de veinte años.

Desde su retirada, Gebre se ha dedicado a múltiples negocios que abarcan inmobiliarias, hoteles o plantaciones de café. De 2016 a 2018 fue el presidente de la Federación etíope de atletismo. Su longeva carrera atlética ha sido superlativa, lo que lo ha convertido en uno de los mejores corredores de fondo de todos los tiempos. Fue dos veces oro olímpico, cuatro veces campeón mundial al aire libre y otras cuatro en pista cubierta, además de haber superado veinticuatro plusmarcas mundiales. Tal vez podría haber sido incluso mejor si hubiese considerado el 5000 en las grandes competiciones, pero solo lo hizo en el Mundial de 1993, con una magnífica plata.

Plusmarcas mundiales superadas por Haile Gebrselassie

Aire libre 5000 m 12:56.96 4 Junio 1994 Hengelo, Países Bajos
Aire libre 2 millas* 8:07.46 28 Mayo 1995 Kerkrade, Países Bajos
Aire libre 10 000 m 26:43.53 5 Junio 1995 Hengelo, Países Bajos
Aire libre 5000 m 12:44.39 16 Agosto 1995 Zúrich, Suiza
Pista cubierta 5000 m 13:10.98 27 Enero 1996 Sindelfingen, RFA
Pista cubierta 3000 m 7:30.72 4 Febreroy 1996 Stuttgart, RFA
Pista cubierta 5000 m 12:59.04 20 Febrero 1997 Estocolmo, Suecia
Aire libre 2 millas* 8:01.08 31 Mayo 1997 Hengelo, Países Bajos
Aire libre 10 000 m 26:31.32 4 Julio 1997 Oslo, Noruega
Aire libre 5000 m 12:41.86 13 Agosto 1997 Zúrich, Suiza
Pista cubierta 3000 m 7:26.15 25 Enero 1998 Karlsruhe, RFA
Pista cubierta 2000 m 4:52.86 15 Febrero 1998 Birmingham, Reino Unido
Aire libre 10 000 m 26:22.75 1 Junio 1998 Hengelo, Países Bajos
Aire libre 5000 m 12:39.36 13 Junio 1998 Helsinki, Finland
Pista cubierta 5000 m 12:50.38 14 Febrero 1999 Birmingham, Reino Unido
Ruta 10 Km 27:02 11 Diciembre 2002 Doha, Qatar
Pista cubierta 2 millas* 8:04.69 21 Febrero 2003 Birmingham, Reino Unido
Ruta 10 millas* 44:24 4 Septiembre 2005 Tilburg, Países Bajos
Ruta 20 Km 55:48+ 15 Enero 2006 Tempe, Arizona, EUA
Ruta Medio maratón 58:55 15 Enero 2006 Tempe, Arizona, EUA
Aire libre 20 000 m 56:25.98+ 27 Junio 2007 Ostrava, República Checa
Aire libre 1 hora 21 285 m 27 June 2007 Ostrava, República Checa
Ruta Maratón 2h04:26 30 Septiembre 2007 Berlin, RFA
Ruta Maratón 2:03:59 28 Septiembre 2008 Berlin, RFA

*Mejor marca mundial

Mamo Wolde, el segundo as del repóquer etíope

Etiopía cuenta con cinco ases indiscutibles de las carreras de fondo de todos los tiermpos, cinco ases que forman un repóquer: Abebe Bikila (1932-1973), Mamo Wolde (1932-2002), Miruts Yifter (1944-2016), Haile Gebrselassie (1973) y Kenenisa Bekele (1982). Entre los cinco suman 10 oros olímpicos. Mamo Wolde, campeón olímpico de maratón y subcampeón de 10 000 m en 1968 y medallista de bronce en maratón en 1972 es cronológicamente el segundo as, si nos atenemos a los oros olímpicos, pero el primero en participar en unos Juegos .

Degaga Mamo Wolde nació en Ada’a, un distrito a unos 100 Km al norte de Addis Abeba, el 12 de junio de 1932. En 1951, año en que se unió al Ejército, se trasladó a vivir a la capital. Etiopía participó en unos Juegos Olímpicos por primera vez en 1956. Wolde fue uno de sus representantes en las pruebas de 800, 1500 y 4 x 400 m. En ninguna de las tres pasó de la primera ronda, pese a que en las pruebas individuales realizó sus mejores marcas de siempre, 1:58.0 y 3:51.0. Wolde continuó practicando atletismo hasta 1973. Sin embargo su trayectoria fue muy irregular. No ayudó a ello su empleo en el Ejército, donde se le enviaba periódicamente al extranjero como parte de fuerzas de pacificación. No se clasificó para los Juegos Olímpicos de 1960, donde Bikila fue oro en maratón. A partir de esos primeros años 60, Wolde cambió a distancias largas, desde 5000 m hasta el maratón. En 1962 bajaba por primera vez de 29 minutos en 10 000 m. Con una marca de 28:55.6 se convertía en plusmarquista etíope de la distancia. En 1964, antes de los Juegos Olímpicos, mejoró a 28:53.1, suficiente para conseguir la clasificación olímpica. También consiguió su selección en la prueba de maratón, al ser segundo en la carrera clasificatoria, con 2h16:19.2, a 0.4 de Abebe Bikila. Tercero, con 2h19:30.0 fue su hermano Demissie Wolde (1937). En los primeros Juegos de Tokio, Mamo Wolde tuvo una actuación muy destacada en la trepidante y accidentada final de los 10 000, en la que dos atletas que nunca habían bajado de 29 minutos, el estadounidense Billy Mills (1938) y el tunecino Mohamed Gammoudi (1938), derrotaron al australiano plusmarquista mundial, 28:15.6, Ron Clarke (1937-2015), con tiempos respectivos de 28:24.4, 28:24.8 y 28:25.8. Wolde fue cuarto con 28:31.8. Una semana después disputó el maratón. No llegó a la meta. Bikila renovó el título de 1960 y Demissie fue décimo.

En 1965, Wolde fue tercero en los 5000 m de los primeros Juegos Panafricanos, por detrás de los kenianos Kip Keino (1940) y Naftali Temu (1945-2003). En 1967, el etíope realizaba su mejor marca de siempre en 5000 m, 13:38.8. También ese año corría los 10 000 m en 28:41.2. En 1968, acudió a los Juegos Olímpicos inscrito en 5000, 10 000 m y maratón. La final directa de los 10 000 m se celebraba el 13 de octubre en Ciudad de México, a 2250 m sobre el nivel del mar. Se pensaba que la altitud beneficiaría a los corredores africanos, mejor adaptados. Ron Clarke, plusmarquista mundial con 27:39.4 había realizado la mejor marca del año, 27:49.4. El alemán Jurgen Haase acreditaba 28:04.4, Keino 28:04.6 y Temu 28:27.4. También había que contar Gammoudi y con Wolde. La carrera resultó muy lenta con un pase de 15:00.6 por la mitad. A falta de 1100 m, Keino abandonó, aquejado de dolores abdominales. Se diagnosticó posteriormente de colecistitis, lo que no le impidió ser plata en 5000 y oro en 1500 m. Cuando restaban 900 m, Temu tomó la cabeza, llevándose con él a Wolde, Gammoudi y Clarke. El australiano cedió cuando quedaba vuelta y media y el tunecino no pudo resistir el cambio de Wolde al comenzar la última vuelta. Temu sí aguantó el tirón y pasó al etíope a mitad de la recta de llegada. Con un último 400 en 57.5, Temu se impuso con 29:27.4 por 29:28.0 de Wolde.

El 15 de octubre, Wolde se clasificó fácilmente para la final de 5000 m al ser tercero en su serie con 14:29.9, detrás de Keino y de Gammoudi, pero no se presentó a la final dos días después. Sí estaba en la línea de salida del maratón, el 20 de octubre. Junto a él se encontraba Abebe Bikila, que no parecía en la forma de las dos ediciones anteriores. Estaba recuperándose de una colecistitis y de una fractura de estrés. El australiano Derek Clayton (1942) había realizado 2h09:36.4, el año anterior, el primer tiempo por debajo de 2h10:00, pero el rendimiento de los atletas no africanos en México había estado muy por debajo de sus posibilidades. También estaba Naftali Temu. Wolde se mantuvo en el grupo de cabeza sin dejarse ver hasta la mitad de la carrera, en que cambió de ritmo y se llevó con él a Temu. Este cedió a partir del kilómetro 30. En el kilómetro 35, Wolde tenía una cómoda ventaja de 2 minutos, que fue incrementando hasta llegar a la meta en 2h20:26, muy por delante del japonés Kenji Kimihara (1941), 2h23:31, y del neozelandés Michael Ryan (1941), 2h23:45. Clayton fue séptimo, 2h27:23.8, Temu 19º, 2h32:36, y Bikila abandonó. Una hora después de Wolde llegó a la meta el tanzano John Akhwari (1938), lesionado en una rodilla, pese a lo que estaba decidido a terminar porque su país no lo había enviado tan lejos para abandonar.

En 1969, Wolde mejoró en maratón hasta 2h15:17. En los Juegos de 1972 fue tercero, tras el estadounidense Frank Shorter (1947), 2h12:19, y el belga Karel Lismont (1949), 2h14:31. El tiempo del etíope de 2h15:08 fue el mejor suyo de siempre. Wolde compitió hasta el año siguiente, en que ganó el maratón de los Juegos Panafricanos en 2h17:33, con 41 años. Pese a que Etiopía nunca participó en el Cross de las Naciones y no entró en el Mundial de Campo a Través hasta 1981, Wolde también destacó notablemente en esta modalidad, con victorias en Lasarte en 1963, 1964 y 1967 y en Elgóibar en 1963, 1964, 1967 y 1968, lo que hizo que fuese muy conocido en España.

En 1993 resultó detenido, acusado de la muerte de un joven manifestante, durante una intervención del Ejército. Pese a las presiones del Comité Olímpico Internacional, estuvo nueve años en espera de juicio hasta que finalmente se le condenó a diez años de prisión. Aunque, dado el tiempo de espera, se le liberó inmediatamente, a principios de 2002. Él siempre negó las acusaciones. Disfrutó poco tiempo de la libertad, pues falleció el 26 de mayo de ese mismo año por un cáncer de hígado.

Alain Mimoun, y finalmente pudo ganar el oro olímpico

El 8 julio de 2013 el Presidente de la República Francesa, François Hollande (1954) presidía en la explanada de los Inválidos, en París, un impresionante homenaje al atleta Alain Mimoun, fallecido 11 días antes a los 92 años de edad. Hollande habló de un soldado valiente, un excepcional deportista y un ferviente patriota, que había elegido ser francés. Los logros del Mimoun y su generosa actitud dentro y fuera de la competición le habían granjeado un enorme respeto y admiración en su país de adopción. Considerado el mejor atleta francés del siglo XX, otro grande, Michel Jazy (1936), con quien había compartido habitación en los Juegos Olímpicos de 1956, afirmó que había sido su fuente de inspiración.

Alain Mimoun nació como Ali Mimoun Ould Kacha el 1 de enero de 1921 en la localidad argelina de Telagh, en el seno de una modesta familia bereber. Pese a su condición de buen estudiante, las circunstancias lo obligaron a trabajar desde muy joven. En esa época comenzó a jugar al fútbol. En 1939, poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, se alistó en el ejército. Al estallar la guerra se le destinó a la frontera franco-belga. Tras la derrota francesa en 1940, pasó a la Francia de Vichy, donde comenzó de casualidad a practicar atletismo. En 1943, tomó parte en la campaña del Túnez con los Aliados y posteriormente en Italia. A principios de 1944 resultó herido en la batalla de Montecassino. Pudo salvarse de la amputación de la pierna izquierda y se reincorporó a las operaciones de combate. Terminó la guerra formando parte del ejército que invadió Alemania.

Tras pasar un año en Alemania, Mimoun volvió a Argelia, pero enseguida se trasladó a París, donde continuó con el atletismo en el Racing Club de París, mientras trabajaba como camarero. Comenzó a destacar en el ámbito nacional con sus victorias en 5000 y 10 000 m en el campeonato de Francia de 1947. En 1948 consiguió clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres en 5000 y 10 000 m. En la final directa de los 10 000 m, Mimoun sorprendió con una inesperada medalla de plata, con 30:47.4, su mejor marca entonces. El campeón fue el checo, entonces checoslovaco, Emil Zátopek (1922-2000), con 29:59.6. En 5000 m, Mimoun no entraría en la final, pero había ganado una medalla y un amigo checo. En 1949, el francés se hizo con el primero de sus cuatro oros en el Cross de las Naciones, superando a su compatriota nacido en Huelva Raphaël Pujazon (1918-2000). Mimoun volvería a ganar en 1952, 1954 y 1956. Ese 1948, con 29:53.0 se convertía en el primer francés en correr los 10 000 m en menos de media hora. En 1950, en el campeonato de Europa, Mimoun consiguió sendas medallas de plata en los 5000 y los 10 000 m. En ambas distancias Zátopek se había mostrado muy superior, con 23 segundos y 1:09 de ventaja respectivamente. En 1951 Mimoun ganó los 5000 y 10 000 m en los primeros Juegos del Mediterráneo. Repetiría en 1955.

En 1952, con 31 años, Mimoun volvía a los Juegos Olímpicos, que se celebraban en Helsinki. Con mejores marcas de 14:26.0 y 29:38.2, esta última de ese mismo año, parecía inferior a Zátopek, acreditado en 14:03.0 y 29:02.6. En la final directa de 10 000 m del 20 de julio, el checo se impuso fácilmente, con 29:17.0, mientras el francés era segundo con su mejor marca personal, 29:32.8. Dos días depués, Mimoun se imponía en la primera semifinal de 5000 m, con plusmarca nacional francesa de 14:19.0, mientras Zátopek se clasificaba cómodamente con 14:26.0, tercero en la tercera semifinal. La final del día 24 fue la carrera en pista de alta competición en la que Mimoun estuvo más cerca de su gran rival. El británico Chris Chataway (1931-2014) dio paso a la primera vuelta en 1:05. Enseguida resultó relevado por el alemán Herbert Schade (1922-1994). Con diversos cambios en la cabeza de la carrera, a falta de 400 m había cinco atletas con opciones al oro, Chataway, Schade, Mimoun, Zátopek y otro británico, Gordon Pirie (1931-1991), con el checo en cabeza. En la contrarrecta, Chataway se colocó primero, llevándose con él a Mimoun y a Schade. Zátopek se pasó a la calle 3 en la última curva, en cuya mitad alcanzó de nuevo el liderato. Al entrar en la última recta, Chataway se cayó al suelo. Aun así, fue quinto. Zátopek se hizo con su segundo oro con 14:06.6, 0.8 menos que Mimoun, plata, y 2.0 menos que Schade, bronce. Con 14:07.4, el francés volvía a realizar su mejor marca personal, lo que muestra su gran capacidad competitiva. En Helsinki corrió tres carreras y en todas realizó su mejor prestación cronométrica. Sin embargo, había sido plata en una gran competición por cuarta y quinta vez, y siempre detrás del mismo rival. En los siguientes Juegos Olímpicos, que se celebrarían a finales de 1956 en Melbourne, tendría casi 36 años.

En el período interolímpico, Mimoun, como se ha señalado, se hizo con dos victorias, 1954 y 1956, en el Cross de las Naciones, y con el doblete de fondo en pista en los segundos Juegos del Mediterráneo, en 1955. Se perdió por lesión los campeonatos de Europa de 1954, donde nació una nueva estrella de las carreras de fondo, el ucraniano, entonces soviético, Vladimir Kuts (1927-1975), oro en 5000 m con plusmarca mundial de 13:56.6. En el año olímpico de 1956, Mimoun había mejorado en 10 000 m hasta 29:13.4. Cuatro días más tarde Kuts llevaba el tope universal a 28:30.4, mejorando al húngaro Sándor Iharos (1930-1996) en 12.4. En la final olímpica, Mimoun ocupó una discreta 12ª posición, con 30:18.0, muy lejos de Kuts, gran vencedor con 28:45.6. Sin embargo, el verdadero objetivo de Mimoun era la carrera del maratón, que no había corrido nunca. El 1 de diciembre de 1956, a un mes de cumplir los 36, Mimoun tenía la última oportunidad de ganar el oro olímpico. El francés se separó del grupo cuando iban 25 Km de carrera. Pese a un pequeño bache entre el kilómetro 30 y el 35, consiguió mantener la primera posición y entrar en solitario en el estadio olímpico, con un tiempo de 2h25:00. El croata, entonces yugoslavo, Franjo Mihalić (1920-2015), fue segundo con 2h26:32 y el finlandés Veikko Karvonen (1926-2007) ocupó la tercera posición con 2h27:47. Finlandia, dominadora absoluta de las pruebas de fondo en el primer tercio del siglo XX, ganaba su primera medalla olímpica desde 1936. Lastrado por una reciente operación, Zátopek entraba en la sexta posición. Mimoun esperó la llegada del checo y lo abrazó calurosamente. Tras la muerte de Zátopek, el francés declararía que no había perdido a un rival. Había perdido a un hermano. Tras tres medallas de plata en dos Juegos, Mimoun era, por fin, campeón olímpico. El día anterior había recibido otra feliz noticia. Había sido padre de una niña, a la que pusieron de nombre Olimpia.

Mimoun volvió a Francia convertido en un héroe. En Orly había 15 000 personas esperando para saludarlo. El Presidente de la República, el General Charles de Gaulle (1890-1970) lo recibió en el Elíseo y le aseguró que ambos tenían algo en común, que eran duraderos. La carrera atlética de Mimoun continuó hasta los años 70, pues siguió compitiendo en la categoría de veteranos. Tras su victoria en Melbourne, ya no volvió a la élite internacional. En 1958 fue séptimo en los 10 000 m del campeonato de Europa, con 29:30,6, 0.8 menos que el español Antonio Amorós (1927-2004), octavo, primer finalista español en un Europeo y primer español en correr la distancia por debajo de media hora. En 1959 Mimoun realizó su mejor marca de siempre en el maratón, 2h23:03. En 1960 fue 34º en el maratón olímpico de Roma. Aún en 1966 fue campeón de Francia de maratón y en 1972, con 51 años, corrió en 2h34:36.2.

Mimoun recibió en cuatro ocasiones la Legión de Honor de Francia, por sus servicios en tiempos de guerra y por su extraordinaria carrera atlética. En 1955 se había convertido al catolicismo. En 1963, tras la independencia de Argelia, continuó conservando su nacionalidad francesa. Su muerte el 28 de junio de 2013 fue motivo de luto nacional. Mimoun fue un deportista brillante y generoso, cuya perseverancia lo acabó llevando a lo más alto del podio olímpico. Todo un símbolo del atletismo universal.

Esther Pedrosa y Raquel Suárez, cuando una conducta ejemplar acaba redundando en beneficio propio (y II)

Segunda parte de la entrevista a Esther Pedrosa y Raquel Suárez, publicada anteriormente en el número 12, del mes de mayo, de la revista Somos atletismo.

Raquel y la categoría máster

Tras retomar informalmente los entrenamientos para ayudar a Raquel, Esther se volvió a meter en el mundo de la competición y se ha convertido en una atleta máster de referencia. Tanto es así que en 2018 la RFEF le otorgó el premio a la mejor atleta de su categoría de ese año en España. Raquel volvió temporalmente a Santiago, tras licenciarse en Ciencias Geológicas en Oviedo. Cinco años después ninguna de sus antiguas compañeras de entrenamiento seguía en el atletismo.

P: Raquel, tu madre vuelve a practicar atletismo para ser tu compañera de entrenamientos y posteriormente acaba siendo tu entrenadora. ¿Cómo valoras eso?

R: Que me acompañara en los entrenos cuando volví de Oviedo lo agradecí muchísimo, porque había desconectado de todo el mundo y no tenía grupo de entreno. Lo de ser mi entrenadora… fue algo casual. Hace un par de años tuve que parar un año entero por lesión y cuando volví tuve que hacerlo adaptando entreno con el fisio. Había perdido motivación y no tenía ganas de entrenar, así que por no molestar a mi entrenador, Manolo Vigo, le pedía consejo a mi madre para ir haciendo cosillas, hasta que le pedí que me entrenara (que yo sé que era su gran ilusión, je, je). Es complicado porque donde hay confianza… ya se sabe. Pero la verdad es que está yendo mejor de lo esperado. En cuanto a la calidad como entrenadora estoy súper contenta porque mi madre es una persona que siempre está formándose y le encanta mejorar, así que siempre busca el mejor método para sacar el máximo rendimiento de las circunstancias, porque, como ella dice, si entreno como una cadete…, corro como una cadete.

P: Curiosamente tu presencia en el atletismo lleva a tu madre a convertirse en una de las mejores atletas de España en su categoría. ¿Cómo te sientes por haber sido la causa de su éxito?

R: Nunca me lo había planteado así. Estoy súper orgullosa de ella.

P: La categoría máster  ha subido mucho de nivel. Cada vez los atletas que compiten son más y mejores. ¿Cómo ves esta categoría y qué diferencias encuentras con otras?

R: La concepción que se tenía hace unos años del deporte máster era muy distinto al que hay actualmente y por eso me animé a participar. Cuando mi madre empezó a competir en máster entrenaban muy pocos y para mí eso desvirtuaba el trabajo de los que verdaderamente entrenan, por eso no me gusta que no haya mínimas para ciertos campeonatos. Me encanta que cada día haya más nivel porque ganar por no tener rival no tiene ningún mérito. La categoría máster me recuerda a la categoría cadete, que íbamos a las competiciones por ver a los amigos de otras ciudades, incluso al niño que te gustaba, y de paso competíamos.

P: ¿Has coincidido en alguna competición con tu madre? No te voy a preguntar el resultado. ¿Y en algún campeonato?

R: En ruta he competido muchísimo con mi madre y en algunas me ha ganado por supuesto. En pista coincidimos por primera vez en 2020 en mi primer campeonato máster en pista al aire libre. Con tal mala suerte que nos juntaron las categorías F 55 y F35. No nos gustó porque, obviamente, cada una quiere hacer su carrera y ver y dar ánimos a la otra y ahora que es mi entrenadora con más motivo. Además nos descentró mucho la expectación que se creó en el estadio por megafonía respecto de si ganaría la madre o la hija.

Esther y la categoría máster

Raquel señala que la categoría máster le recuerda a la categoría cadete por el ambiente de camaradería que se respira. Esther abunda sobre este punto.

R: He de decir que me llevé una gran sorpresa. Tenía otra idea de lo que era. Me encontré un ambiente magnífico. Me alegró mucho que estuviese Aurora Pérez, con la que había compartido club anteriormente. Los atletas máster disfrutan realmente de este deporte. No hay sentimientos negativos Nadie se presiona, ni sufre porque se obliga que ganar. Somos un grupo muy unido y muy alegre. A mí, que soy muy extrovertida, me encanta animar a todos, porque somos máster pero seguimos disfrutando del atletismo y del día a día. Una vez en un campeonato de Europa estaba mi hija Raquel en la grada y me vio animando a los atletas máster que estaban entre el público. Se quedó algo sorprendida, pero cuando vio cómo me animaban cuando competía se dio cuenta de la conexión que teníamos entre nosotros.

P: Dices que disfrutas mucho del atletismo y hablas de la ausencia de presiones. ¿Siempre fue así en tu primera etapa?

R: El que se presiona demasiado acaba mal con el atletismo. Es cierto que en mi primera etapa me ponía más nerviosa, aunque siempre he competido bien. De todos modos, al final acabé un poco saturada, pero fue porque elegí competir todos los fines de semana. Después lo dejé, pero no paré de hacer deporte. Cuando volví a entrenar de forma metódica, me di cuenta de que realmente echaba de menos estar todo el día cansada por el entrenamiento. No es fácil de explicar a alguien que no conoce el atletismo.

P: Tus éxitos en la categoría máster te han llevado a ser muy conocida. ¿Qué opinas de la cultura deportiva en España?

R: Creo que es bastante pobre. El público, incluso el que se interesa por el atletismo, ignora mayormente todo el trabajo que hay detrás de un atleta y lo difícil que es llegar a la élite. Ni siquiera el aficionado medio al fútbol, el deporte dominante, conoce realmente su deporte. Solo quiere que gane su equipo. En cuanto al atletismo, la mayoría solo se acuerdan cuando hay Juegos Olímpicos. Es cierto que de vez en cuando los medios hablan de atletas, como Ruth Beitia y ahora Ana Peleteiro, y acaban siendo conocidas, pero es un conocimiento superficial, basado en lo que dicen los medios.

P: Y ese es uno de los problemas, porque el atletismo español adolece de otros problemas, por ejemplo los entrenadores.

R: Sí, lo cierto es que el entrenador altruista es cada vez menos abundante, algo que es bastante comprensible. Aún quedan algunos, como Pepe Mareca o Jesús Montiel. Lo bueno de estos entrenadores románticos es que de alguna manera el atleta se siente en deuda con ellos, y eso es un motivo para seguir. En el caso de los entrenadores profesionales la clave está en la consecución del objetivo y tal vez se piensa menos en una trayectoria atlética. Habría que buscar románticos, pero que tuviesen una compensación, aparte de la satisfacción personal, por entrenar. De todas maneras no es solo cuestión de los entrenadores. En estos tiempos de pandemia, se habla mucho, con razón, del comercio y la hostelería, pero el mundo del deporte ha tenido un golpe brutal. Organizadores, médicos, fisioterapeutas, gimnasios, monitores, entrenadores, clubes… todos están sufriendo mucho y apenas se piensa en ellos. Los deportistas pierden la forma, pierden los patrocinadores. En el lado positivo, está la encomiable labor de la Federación, que fue capaz de organizar los campeonatos de España de todas las categorías. Yo estuve en el campeonato máster y la organización fue modélica. Eso sí, no nos podíamos ver fuera de la pista porque los circuitos estaban muy bien diseñados para que no coincidiésemos. Raúl Chapado está haciendo un gran trabajo. Está consiguiendo promocionar el atletismo, que estaba algo decaído.

El atletismo en Santiago de Compostela

Esther no está ligada al mundo del deporte solamente por ser atleta. Es técnico de deportes de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y, desde 2019, concejal de deportes del Ayuntamiento de Santiago. Esto le permite conocer de primera mano el estado del deporte en su ciudad.

P: Como nos has dicho, uno de tus logros fue hacer la mínima olímpica, aunque no resultaste seleccionada. ¿Por qué todavía no ha habido ningún deportista olímpico en Santiago?

R: Seguramente es una cuestión de falta de infraestructura, y no me refiero solo a instalaciones. En los años 80 y 90 la Universidad tenía un club y una escuela de atletismo. Había muchísimos atletas. Una tarde como la de hoy en el estadio se veían corredores de todas las modalidades, saltadores, lanzadores…  De la clase media sale lo excepcional y hubo atletas con posibilidades como Santiago Fraga, Manolo Gendra o, algo más tarde, Pedro Nimo. Hoy ya no existe el Club Universitario de Atletismo. La USC gestiona el atletismo a través de su Fundación, pero sus practicantes tienden a considerarla una actividad extraescolar. En el lado positivo, está el Club Atletismo Santiago que, con pocos medios, lo está haciendo muy bien.

P: Hace unos días el experiodista de El Correo Gallego Emilio Navaza denunciaba en su blog Vida atlética de Galicia el despropósito del Estadio Multiusos, cuyas pistas nunca se homologaron y apenas se han utilizado. ¿Cómo veis este problema desde el Ayuntamiento?

R: Había un proyecto para valorar una reforma que permitiese homologarlo, pero la pandemia lo frustró. En el momento en que se construyó el estadio el fútbol presionó muchísimo para que se acabase cuanto antes. Las pistas no se pudieron homologar por algunos problemas que se podrían haber resuelto en su momento, pero no hubo voluntad. Tengo mucho interés, tanto institucional como personal, para que las pistas tengan el uso que se merecen. No lo pierdo de vista. También el Estadio Universitario ha perdido la homologación, aunque esperamos que se recupere este mismo año.

Mariano García-Verdugo

Finalmente no podíamos dejar de hablar de quien ha conducido a Esther con mano sabia por el mundo del atletismo, su entrenador Mariano García Verdugo.

R: Mariano es mucho más que un entrenador para mí. Mi padre falleció cuando yo tenía veinte años y, de alguna manera, Mariano fue esa figura paterna ausente. Me encantó cuando se le hizo el homenaje sorpresa en 2012 con motivo de su jubilación. Creo que era necesario mostrarle lo mucho que le debemos los atletas. Mariano ha mejorado la vida de muchas personas. Es admirable su entusiasmo y su capacidad de trabajo. Cuando eres joven no lo valoras, pero las cosas no se hacen solas, un club, una escuela de atletismo. Detrás estaban las horas y horas que nos regalaba Mariano. Cuando hacíamos series en la Alameda, diluviando y con barro hasta las orejas, ahí estaba Mariano con su paraguas y su cronómetro animándonos. Uno de mis compañeros de trabajo fue lanzador de martillo y comenta a veces la de horas que se pasó con Mariano haciendo técnica. Y no es solo el momento de la técnica, sino las horas previas para adquirir el conocimiento que te permite saber que hay que corregir tres centímetros la posición del pie. Sorprende, a veces, el poco valor que le dan algunos atletas al entrenador. El buen entrenador te lleva a tu máximo potencial y sin entrenadores no hay atletismo. El entrenador te conoce. Es el pilar sobre el que se sustenta el atleta. Mariano me enseñó que el atletismo es el día a día y que solo si eres constante mejoras. También sabía perfectamente mi estado de forma en cada campeonato. Me decía que tenía que pasar en tiempos que no hacía en los entrenamientos. Y acertaba.

Terminamos la entrevista preguntando a Esther y a Raquel sobre el significado del atletismo en sus vidas.

Esther: El atletismo me ha dado tantas cosas que me resulta muy difícil imaginarme cómo habría sido mi vida sin él. Sin duda, peor. El atletismo me ha hecho mucho mejor como persona y me ha permitido conocer gente estupenda. Con las personas con las que entrenas y compites tienes una relación especial

Raquel: Es parte de mí como persona. Me ha enseñado grandes valores: responsabilidad, constancia, trabajo, sacrificio, empatía, compañerismo.

Esta es la historia de cómo el atletismo ha cambiado para mejor la vida de estas dos mujeres, de cómo Raquel, siguiendo el ejemplo de su madre, comenzó a practicar atletismo y cómo, tiempo después, la afición de Raquel arrastró a su madre, de nuevo, al mundo de la competición, donde está haciendo una labor superlativa.



Raquel en una competición reciente
Madre e hija con atuendos curiosos en una San Silvestre en Santiago

Esther Pedrosa y Raquel Suárez, cuando una conducta ejemplar acaba redundando en beneficio propio (I)

Esta entrevista se publicó inicialmente en el número 12, del mes de mayo, de la revista Somos atletismo. Agradezco a Esther la agradable conversación sobre atletismo que tuvimos durante una hora. Dado que se trata de una entrevista larga, en el blog ocupará dos entradas.

El atletismo es una parte integral de la vida de Esther Pedrosa Carrete (Santiago de Compostela, 19 de mayo 1961). Comenzó a practicar este deporte a los catorce años. Más de cuarenta y cinco años después continúa cosechando éxitos en la categoría máster.

Esther, cuya imagen no ha cambiado demasiado a lo largo de todos estos años, entrena seis días a la semana, los mismos que en sus mejores tiempos. Aunque resulta complicado saber si su mejor tiempo es el pasado o el presente. En los campeonatos de España absolutos, Esther fue oro en gran fondo (20 Km) en 1986 y bronce en 1985 y 1991, plata en 10 000 m en pista en 1986, 1987 y 1995, y en 3000 en sala en 1989 y 1990, y fue bronce en ruta 15 Km en 1989, maratón en 1987 y en 5000 m en pista en 1989. Se trata, sin duda, de un excelente palmarés, que completó con trece internacionalidades. Pero su carrera atlética tiene una segunda derivada. En 2009, tras ocho años de inactividad competitiva, no deportiva, Esther comenzó a entrenarse informalmente para acompañar a su hija Raquel Suárez Pedrosa (Santiago de Compostela, 11 de junio de 1982). Raquel, tras cinco años en Oviedo, donde se había licenciado en Ciencias Geológicas, volvió a Santiago y ya no tenía compañeras de entrenamiento.

Ese fue el inicio de una fructífera trayectoria en la categoría máster, en la que ostenta las plusmarcas españolas de 1500, 3000, milla, 10km y media maratón de categoría W55. Sus numerosos logros internacionales incluyen un oro en campo a través, una plata en 1500 y un bronce en 5000 pista aire libre en el Campeonato del mundo Málaga 2018, tricampeona de Europa en Madrid 2018en 1.500 y 3000 m en sala y en campo a través, plata en 1500, 3000 bajo techo y campo a través en Toruń 2019.

Raquel, por su parte, ha continuado compitiendo y ahora, entrenada por su madre, comparte con ella la categoría máster.

P: Esther, comienzas a entrenar a los catorce años, de la mano de tu profesora del Instituto Rosalía de Castro, María Luisa Peralta. Te lleva al Estadio Universitario, donde te presenta a su marido, Mariano García-Verdugo, quien sigue siendo tu entrenador. El atletismo es duro y los resultados no se consiguen inmediatamente. ¿Qué fue lo que motivó a aquella adolescente para que el atletismo acabase siendo fundamental en su vida?

R: En principio, el buen ambiente que había en el Estadio, entonces con una pista de ceniza de 333 m. Hice muy pronto un grupo de amigos, a los que vi crecer atléticamente conmigo. El salir a competir era otro motivo de alegría, el prepararse para un campeonato de España… Después, lo que me fascinó de este deporte fue el ver que el esfuerzo realmente merece la pena, porque te hace mejor. Si tienes paciencia, perseverancia, disciplina y trabajas duro acabas consiguiendo resultados impensables.

P: Porque tu principal rival en el atletismo…

R: …eres tú misma. Cada uno tiene un potencial que puede o no desarrollar, o hacerlo parcialmente. La mayor satisfacción es ver cómo te superas. Los buenos resultados en las competiciones son la consecuencia de la constancia, del esfuerzo diario. Y es muy interesante ver a dónde te lleva. Además el atletismo te da unos valores que puedes trasladar a muchas otras facetas vitales, para alcanzar la excelencia en tu profesión, para afrontar situaciones difíciles, para ponerle al mal tiempo buena cara… En definitiva, el deporte te hace más fuerte.

P: Sí, porque si el atletismo solo fuese trabajo duro, no sería tan complicado. También están las lesiones

R: Sí, gran fuente de frustraciones, pero saber gestionarlas también forma parte de este deporte. Las lesiones también te enseñan algo muy importante. Cuando estás parada por obligación, lo que más echas de menos no es ir a una gran competición y ganarla, sino poder volver a correr, aunque sea solo un poquito.

P: Empiezas a destacar muy joven, pero tu vida da un vuelco cuando en 1982, el año que se inauguran las pistas sintéticas del Estadio Universitario, nace Raquel y todo cambia.

R: Bueno, he de decir que tener a Raquel es lo mejor que me ha pasado en mi vida, pero cualquiera que sea madre o padre sabe que esto es así. Para mí fue un cambio tremendo. De repente pasé de ser niña a ser una señora. Pensaba que no estaría a la altura, pero no fue así y pude ser madre y atleta. De hecho, este cambio me hizo madurar. Me centré mucho más en el atletismo y menos en las conversaciones de grada pre y posentrenamiento. Entrené más y mejor y eso me hizo progresar.  Todo ello pese a que los primeros años de un niño son agotadores, pero los hijos sacan lo mejor de uno mismo.

P: Y tu hija se cría en el estadio. ¿Era inevitable que fuese atleta?

R: En realidad, yo nunca le dije que hiciese atletismo. Un día me dijo que quería empezar a entrenar y me pareció muy bien, pero me habría parecido lo mismo si hubiese decidido no hacerlo. Allá se fue con Pilar Veiga, la entrenadora de entonces. Una vez metida en el atletismo, me encanta que lo haya hecho. Después de todo, gracias a ella he vuelto a competir. Raquel ha tenido una trayectoria atlética desigual, porque su formación como geóloga y su posterior actividad laboral fueron bastante exigentes.

Raquel entra en escena

Raquel también ha tenido dos etapas en su carrera atlética, premáster y máster, donde continúa actualmente. En su primera etapa se dedicó sobre todo a los obstáculos, prueba en la que consiguió una medalla de bronce en el campeonato de España Universitario (2012) y 9º en el Nacional absoluto de 2006. En categoría máster ha sido tercera en el 2020 en el  Campeonato de España Máster F35 en la prueba de 1500 y octava en el 2021 en el Campeonato de España Master F35 de campo a través.

P: Raquel, desde muy pequeña acudías con tu madre al estadio. Era tu segunda casa. ¿Sentías que el atletismo era una parte de tu vida? ¿Lo integrabas en tu día a día con naturalidad?

R: Aprendí allí a caminar. Creo que con eso lo explico todo. La mayor parte de mis recuerdos son en el estadio de atletismo del campus universitario de Santiago de Compostela. Sentía y siento que el atletismo es la parte más importante de mi vida, de hecho no concibo mi vida sin practicar atletismo. Y no por el hecho de entrenar a muerte y competir y ser buena, cosa que nunca he sido, no, sino como parte de mi ser. La verdad es que no sé qué hace la gente en su tiempo libre si no entrena. Siempre ha sido una tragedia lesionarme y tener que parar un par de semanas, ya no por el hecho de perder la forma sino por no poder ir a entrenar. Lo cierto es que planifico mi día y mi año, vacaciones incluidas, en función del entreno y del calendario deportivo.

P: ¿Siendo muy niña, pensabas que todas las madres hacían atletismo?

R: No, sabía perfectamente que mi madre era muy especial. De hecho en ese momento pensaba que era la única madre del mundo que corría. Eran los años 80, las mamás iban con pintas de señora y por supuesto no usaban chándal.

P: ¿Era inevitable que fueses atleta?

R: Sin duda. Mi madre nunca jamás me dijo que entrenara. Sin embargo, sentía mucha presión por el entorno, porque todos me decían que de mayor tenía que ser como mi mamá y yo veía en casa que el atletismo era un deporte muy desagradecido y muy muy sufrido. Pero como era inevitable, con 13 años un día le pedí a mi madre si me podía apuntar a la escuela de atletismo del  Club Universitario de Santiago.

P: ¿Cómo te tomabas el atletismo? ¿Tenías la idea de igualar a tu madre o simplemente te gustaba correr con tu grupo de entrenamiento?

R: Nunca pensé en ser como mi madre. Simplemente iba a la pista a ver a mis amigos, entrenar, la verdad…, entrenaba muy poco. Afortunadamente siempre tuve entrenadores que nos trataron como a niños e íbamos a jugar. Y gracias a mis padres y mis entrenadores, que nunca me presionaron, ahora concibo este deporte como respirar, algo natural que tengo que hacer porque si no, me muero.

P: ¿Lo pasabas mal viendo correr a tu madre, cuando la veías sufrir, cuando le ganaban?

R: Fatal. En los maratones y medias maratones incluso lloraba al verla entrar en la meta. Ahora me sigue emocionando.

P: Cuando eras niña, ¿te preguntabas a ti misma para qué servía correr?

R: Jamás, al igual que nadie se pregunta para qué sirve darle patadas a un balón, cosa mucho más inútil, por cierto.

La expansión del fondo femenino

Esther vivió la época de expansión del fondo femenino, cuando en muy pocos años la prueba femenina oficial más larga pasó de ser el 1500 al maratón, con todas las distancias intermedias.

P: Esther, tú empezaste corriendo 1500 m, pero conforme las pruebas femeninas de fondo se iban alargando, tú te alargabas con ellas, hasta acabar corriendo maratón. ¿Cómo viviste ese cambio?

R: El 1500 se me quedaba algo corto. Mi entrenador me apretó todo lo que pudo por abajo y al llegar a los 21 años comencé a correr distancias cada vez más largas, que entonces eran una novedad en la categoría femenina. Pese a mis logros en la carretera (llegué a correr en 2h37:10), me gustaba más la pista. Además en Santiago es imposible encontrar un circuito llano y eso repercute en los ritmos. La prueba que más me gustaba eran los 5000 m, pero entonces se corría muy poquito. De hecho no fue olímpica hasta 1996. Entonces yo ya no estaba tan centrada en la pista. En 1988 y 1992, por paradójico que pueda parecer hoy día, las distancias femeninas de fondo en pista fueron los 3000 y los 10 000 m.

P: Hoy día eso resulta paradójico pero también es chocante que se pensase que las mujeres no podían correr distancias largas.

R: Yo creo que, equivocadamente, se trataba de proteger a la mujer. Se pensaba que éramos tan débiles que no podríamos correr largas distancias. Tampoco podíamos lanzar martillo, ni saltar pértiga, ni hacer triple salto, ni saltar obstáculos, ni marchar. También ha pasado en categoría máster hasta que hemos conseguido igualar los programas masculino y femenino. Evidentemente todas esas cautelas eran infundadas. No hay más que ver cómo hoy día el atletismo femenino se está aproximando a los 14 minutos en 5000 m y a los 29 en los 10 000. Es probable que en pocos años veamos campeonatos disputándose por debajo de esas marcas. En maratón la plusmarca femenina en carrera mixta está al filo de 2h14. Por cierto, a la World Athletics le falta cambiar en heptatlón femenino por el decatlón.

P: ¿Qué te ha faltado en el atletismo para lograr tu máximo potencial?

R: No creo que me haya faltado nada. Incluso llegué a hacer la mínima olímpica en 10 000 m para los Juegos de 1992 (33:40.32). Estoy muy satisfecha con lo conseguido, tanto en la primera como en esta segunda etapa.

P: Coincidiste con fondistas españolas de gran categoría como Pilar Fernández, Ana Isabel Alonso, Estela Estévez, Julia Vaquero… ¿Con cuál te quedas?

R: Sin ninguna duda con Julia. Además conozco cómo entrenaba en el INEF de La Coruña. En Galicia es complicado entrenar, por el terreno y las condiciones meteorológicas. Esa admirable su tesón y su pundonor. Y no lo tuvo nada fácil. Fue fantástica verla correr la final de 10 000 m de los Juegos de Atlanta.


Esther imponiéndose en el Europeo en sala de Madrid