Nos ha dejado mi amigo Ángel Berruezo

Querido Ángel:

Me despierto con un mensaje de tu hija Vanessa, comunicándonos a un grupo de una lista de Whatsapp que nos acabas de dejar. No por esperado, resulta menos triste. Hay quien critica de forma feroz las redes sociales, dicen que son un albañal, donde la gente muestra lo peor de sí mismos. Esa solo es una parte de la historia. Mi experiencia personal es absolutamente contraria. Y eso que le costó mucho a mi amigo Ignacio Romo que me abriese una cuenta en Twitter. No acababa de ver la utilidad. Por eso entré con seudónimo, como Luis Montes, un homenaje a Asimov, que tanto nos gustaba a los dos. Luis Montes es el comisionado lunar de la que a mi juicio es la mejor novela del Maestro, Los propios dioses. Pero Ignacio tenía razón y me gustó Twitter. Enseguida comencé a seguir a atletas y aficionados al atletismo. Al cabo de un tiempo inicié este blog. Empezaste a seguirme y a interaccionar. Pese a que en algunos temas teníamos opiniones opuestas, en otros vibrábamos en la misma frecuencia porque nos entusiasmaban. Me hablabas de tu infancia en Almería, complicada pero de la que tenías un gran recuerdo, de tu etapa de lanzador de martillo, donde coincidiste por edad con César González Fares, que también nos dejó muy pronto, de tu entrenador, Jaime Campmany, de tus amigos, para toda la vida, Charly Sala, Toni Corgos, Lobito Ruiz o José Luis Velasco Pechos. Pero tu mayor pasión eran tu mujer y tu hija. Bastaba con leerte para imaginar cómo se te debía iluminar la cara cuando escribías sobre ellas.

Cuando abrí este blog, te convertiste en el aficionado número uno. Disfrutabas sobre todo con las entradas sobre los lanzamientos. Tú mismo publicabas vídeos de lanzadores espectaculares. Pero también te interesabas mucho por el resto de las modalidades, incluyendo las mías favoritas, el mediofondo y fondo. Creo que conseguí transmitirte mi absoluta admiración por los mejores Juegos de la Historia, los de México. Te hacía mucha gracia cuando decía de mí mismo que había nacido el día de San Sebastián del año de los mejores Juegos de la Historia. Bueno, ya sabes que el día que vi por primera vez la final de 1500 de los Juegos de México, casi lloro, como casi me está pasando ahora pensando en que ya no estás. Por cierto, nunca olvidabas mi cumpleaños. También mostrabas una gran alegría sobre mi trayectoria profesional.

Tengo muy grabado el día en que nos conocimos en persona, tu calidez, tu vitalidad, tu generosidad, y la conversación sin fin de dos personas que se sentían muy bien una en compañía de la otra. Me había sorprendido cómo habías tenido que dejar una de tus grandes aficiones, el ajedrez, porque acabó ocupando un espacio demasiado grande en tu día a día. Una tarde estupenda con un enamorado de la vida.

Volviendo al blog, estabas tan pendiente, que si algún domingo no publicaba, enseguida me preguntabas si me había ocurrido algo. Acabé enviándote personalmente los enlaces. Por cierto, tu último tuit es sobre mi entrada de la semana pasada.

Hace tres años por estas fechas me comunicaste el diagnóstico de un problema serio de salud, que finalmente no pudiste superar. En todo este tiempo mantuviste tu optimismo habitual y tu hiperactividad tuitera. Leyéndote me olvidaba de lo que había. Agradecí mucho tu último mensaje directo, aunque me habría gustado mucho haber podido hablar contigo.

Ha sido un verdadero honor ser tu amigo. Es curioso cómo se puede llegar a apreciar a una persona, con la que solo has estado en una ocasión. Te echaré mucho de menos.

Un abrazo enorme

Juan Ángel Berruezo Carretero, antiguo lanzador de martillo acreditado en 57.94 m (1981), nació en la provincia de Almería el 21 de diciembre de 1961 y falleció en Barcelona el 10 de marzo de 2023

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Yuriy Sedykh y su longeva plusmarca de lanzamiento de martillo

El 30 de agosto de 1986 el ruso, representante de la Unión Soviética, Yuriy Sedykh (1955-2021) superaba su propia plusmarca mundial de lanzamiento de martillo, con 86.74 m. Treinta y cinco años después se mantiene en lo más alto de las listas. Desgraciadamente, esta longevidad no se ha extendido a la vida del propio atleta, que nos acaba de dejar, víctima de un infarto de miocardio. El mejor lanzador de martillo de la historia fue dos veces campeón olímpico, tres veces campeón de Europa, una vez campeón del Mundo y superó en seis ocasiones el techo mundial de la prueba.

Yuriy Georgiyevich Sedykh nació en la ciudad rusa de Novocherkassk, cerca del límite con Ucrania, el 11 de junio de 1955. Criado en Ucrania, comenzó a practicar atletismo en 1967. Parece que persiguiendo un balón de fútbol en una zona de entrenamiento de lanzadores de martillo, un artefacto le pasó cerca. Se quedó observando cómo se ejercitaban los atletas y le fascinó. En 1973 fue campeón de Europa junior (sub20). En 1976 acudió a los Juegos Olímpicos con 78.86 m, muy cerca de los 79.30 m que el alemán Walter Schmidt (1948) tenía como plusmarca mundial. En la final olímpica un segundo lanzamiento de 77.52 m, nueva plusmarca olímpica, acabó dándole el oro. Tercero fue su entrenador, el ucraniano Anatoliy Bondarchuck (1940), el anterior campeón olímpico, mientras Schmidt solo pudo ser quinto.

Dos años más tarde, en 1978, Sedykh, en dura competencia con el joven alemán Roland Steuk (1959), ganaba su primer campeonato de Europa, con 77.28 m. En 1980 superaba sus primeras plusmarcas mundiales. Sucedió el 16 de mayo en la localidad georgiana de Leseridze. Sedykh lanzaba 80.38 m, nuevo tope universal por 6 cm. Pero el estonio, entonces soviético, Jüri Tamm (1957) respondía con 80.46 m. Finalmente Sedykh consiguió imponerse con 80.64 m. Este registro apenas se mantuvo en los más alto, pues el 24 de mayo el ruso, entonces soviético, Sergey Litvinov (1958-2018) se iba a 81.66 m. En ese año olímpico se esperaba una final de lanzamiento de martillo de altísimo nivel, como así fue, pero Sedykh se mostró tan superior, que dejó empequeñecidos a sus rivales. Tras hacer plusmarca olímpica, 78.22 m, en la clasificación, en la final realizó un primer lanzamiento de 81.80 m, plusmarca mundial. Del resto de sus cuatro lanzamientos válidos, tres fueron superiores a los 80.64 m con que Litvinov ganó la plata, 81.46, 80.98 y 80.70. Litinov solamente hizo su primer lanzamiento válido. El bronce fue para Jüri Tamm con 78.96 m.

Sedykh renovó su oro europeo en 1982 con 81.66 m, plusmarca de los campeonatos, derrotando a Litvinov, bronce, entonces plusmarquista mundial con 83.98 m. En 1983, en el primer campeonato mundial, Litvinov, que había mejorado a 84.14 m, consiguió derrotar a su gran rival y convertirse en el primer campeón del mundo, 82.68 frente a 80.64 m. El 3 de julio de 1984, Sedykh recuperaba la plusmarca mundial con 86.34 m. El boicot soviético a los Juegos de Los Ángeles le impidió intentar ser campeón olímpico por tercera vez. El oro en la ciudad californiana fue para el finlandés Juha Tiainen (1955-2003), noveno el año anterior en el Mundial. Su plusmarca personal de 81.52 m fue el quinto registro de ese año, a casi 5 metros de Sedykh. Este venció en los Juegos de la Amistad, competición con la que los países del Este contraprogramaron los Juegos Olímpicos. Su marca fue de 85.60 m. Litvinov fue tercero con 81.30 m.

El 22 de junio de 1986, Sedykh mejoró su plusmarca mundial hasta 86.66 m. Litvinov no se quedó atrás y el 3 de julio superó los 86 metros con 86.04 m. Ambos se verían las caras en el campeonato de Europa de Stuttgart, a finales de agosto. En la clasificación Sedykh dio un golpe de mano con un lanzamiento de 82.90 m. En la final se encontró con un Litvinov muy fuerte, que se puso en cabeza con un primer intento 85.74 m. Sedykh comenzó con 83.94 m y fue mejorando a 85.28 y 85.46 m, pero no alcanzaba a su rival. Todo cambió en la cuarta ronda, en que se fue a 86.74 m, nueva plusmarca mundial. Sin perder la concentración, aún pudo registrar 86.68 y 86.62 m, completando una serie histórica. Litvinov no superó su primer lanzamiento y fue plata.

La enorme calidad de la prueba entonces en la Unión Soviética impidió que Sedykh resultase seleccionado para el campeonato del Mundo de 1987. Ese año solo había lanzado 80.34 m. Litvinov se hizo con la victoria, 83.06 m, por delante de Jüri Tamm. En 1988, sin embargo, Sedykh volvía a estar en forma. Acudió a los Juegos Olímpicos de Seúl con 85.14 m, mejor marca del año. En la final de martillo, Litvinov fue mejor. Obtuvo el oro con 84.80 m, por delante de Sedykh, 83,76 m, y Jüri Tamm, 81.16 m. Sedykh se perdió el Europeo de 1990. Con 35 años su carrera atlética parecía cerrada, pero aún le quedaba un gran éxito. En 1991 consiguió clasificarse para el campeonato del Mundo de Tokio. Con 82.62 m ese año, parecía inferior a sus entonces compatriotas, el bielorruso campeón de Europa Igor Astapkovich (1963), 84.26 m ese año, y el uzbeko Andrey Abduvaliyev (1966), 82.80 m. De forma sorprendente, Sedykh, con 36 años, logró la victoria con 81.70 m, 76 cm más que Astapkovich.

Sedykh continuó compitiendo hasta 1995. A menos de un mes para cumplir los 40 fue capaz de lanzar 79.48 m. Una de sus características técnicas más llamativa fue el lanzamiento con tres giros, en lugar de los habituales cuatro giros. Estando en activo, en 1990, se trasladó a Francia, donde trabajó como profesor de Educación Física y entrenador de lanzadores. Estaba casado con la aún plusmarquista mundial de lanzamiento de peso, 22.63 m, y campeona olímpica en 1988 Natalya Lisovskaya (1962). Anteriormente había estado casado con la campeona olímpica de 100 m en 1980 Ludmila Kondratyeva (1958)

La plusmarca mundial de Sedykh es la segunda más longeva en categoría masculina, tras los 74.08 m del alemán Jurgen Schult (1960) en lanzamiento de disco del 6 de junio de 1986. En la última década, quien más se ha acercado ha sido el polaco Pawel Fajdek (1989), quien el 9 de agosto de 2015 lanzó 83.93 m. Desgraciadamente, y no es de extrañar dado su origen, Sedykh no se pudo librar de la sombra del dopaje. En 2020, el antiguo director del laboratorio antidopaje de Moscú Grigory Rodchenkov (1958) en su libro The Rodchenkov Affair: How I Brought Down Russia’s Secret Doping Empire acusó al atleta de haber consumido esteroides de forma regular durante su carrera deportiva, extremo que el propio deportista siempre negó. Hoy de forma inesperada, siendo aún plusmarquista mundial, este gran lanzador se ha ido.

Dedico esta entrada a mi amigo, antiguo lanzador de martillo y entusiasta de los lanzamientos, Ángel Berruezo.

Lee Evans, el primer 400 de la historia en menos de 44 segundos

Acaba de dejarnos Lee Evans, uno de los grandes de la vuelta a la pista de siempre. Siempre se le recordará por la portentosa victoria en los Juegos Olímpicos de México, donde además se convirtió en el primer hombre en bajar de 44.00 en los 400 m. Sin embargo, estuvo a punto de no disputar esa final.

Lee Edward Evans nació el 24 de febrero de 1947 en Madera, California. Comenzó a practicar atletismo muy joven, en la escuela elemental. Continuó sus estudios en San José donde, aún en edad escolar en 1965 ya corría las 440 yardas (402.34 m) en 46.9. Tras obtener una beca, formó parte del equipo de atletismo de la Universidad Estatal de San José. Fue campeón de Estados Unidos cuatro veces consecutivas, de 1966 a 1969 y posteriormente en 1972. En 1966 consiguió su primera plusmarca mundial, en el relevo 4 x 400 con el equipo estadounidense. Su registro de 2:59.6 fue el primero por debajo de 3:00.0 de la historia. En 1967 sufrió una de sus escasas derrotas en aquella época. Fue ante su compañero de universidad Tommie Smith (1944). El 20 de mayo Smith superaba por 0.4 la plusmarca mundial de los 400 m, con 44.5, 0.5 menos que Evans. Dos meses más tarde, el 30 de junio, Evans fue campeón panamericano con 44.95, el primer crono automático oficial por debajo de 45.00.

En 1968 tendrían lugar los Juegos Olímpicos de México. Entonces se conocía poco sobre el efecto de la altitud en el rendimiento atlético. En cualquier caso, la Federación Estadounidense, la Amateur Athletics Union (AAU) construyó para las pruebas de selección olímpica una pista en Echo Summit, California, en plena Sierra Nevada, a 2250 m de altitud, similar a la capital mexicana. Dos semanas antes Vince Matthews (1947) había corrido los 400 m en 44.4, tiempo no homologado como plusmarca mundial por haberse realizado con unas zapatillas con 68 pequeños clavos de la marca Puma, no homologadas por la Federación Internacional, IAAF (hoy World Athletics). En las pruebas de selección, Evans se mostró intratable. Tras hacer 44.97 en los cuartos de final, dominó la final con unos estratosféricos 44.06. Segundo fue Larry James (1947-2008) con 44.19, tercero Ron Freeman (1947), 44.62. A Matthews, con 44.86 le quedaba el consuelo del relevo olímpico. El tiempo de Evans no se homologó como plusmarca mundial por las zapatillas multiclavos. El nuevo plusmarquista mundial era Larry James con 44.1 (44.19).

Pero, como se vio en Ciudad de México, las zapatillas no habían ayudado a Evans a ganar en Echo Summit. El 16 de octubre comenzaban los 400 m olímpicos con las series. Evans ganó la primera con suficiencia en 45.40. Al día siguiente en el espacio de tres horas tendrían lugar los cuartos de final y las semifinales. Evans fue segundo en la segunda serie de cuartos con 45.54 y ganó la segunda semifinal con 44.83, su segunda mejor marca. La final tendría lugar al día siguiente, pero Evans anunció que no saldría. El 16 de octubre Tommie Smith y John Carlos (1945) habían ganado el oro y el bronce en los 200 m. Durante la ceremonia de entrega de medallas, hicieron el famoso acto de protesta por el trato discriminatorio en su país, con los puños enguantados en alto. El Comité Olímpico Internacional decidió expulsarlos de los Juegos. Evans, que , como los atletas expulsados, formaba parte del Proyecto Olímpico pro Derechos Humanos, optó por no presentarse en la final. Su amigo Tommie Smith lo convenció para que cambiase su decisión. Afortunadamente, porque Evans protagonizó una de las mejores carreras de 400 m de la historia. Salió rapidísimo. Pensó que tendría una placida recta final, pero Larry James entró casi igualado a falta de 100 m. La lucha entre ambos condujo a la primera carrera sub 44.00. Evans fue el ganador con 43.86 y James segundo con 43.97. Tuvieron que pasar casi 20 años hasta que otro atleta corriese en menos de 44.00. Freeman fue tercero, a cierta distancia, con 44.41.

Los integrantes del triplete de la carrera individual, junto con Matthews no dieron opción en el relevo 4×400. Se hicieron con el oro, con una nueva plusmarca mundial de 2:56.16.

Evans no volvió a alcanzar la forma de 1968. En 1972, tras unos buenos 44.6 a principios de temporada, intentó clasificarse para los Juegos Olímpicos de Múnich, pero solo pudo ser cuarto. Ello le daba derecho a forma parte del cuarteto titular en los 4 x 400, pero tras la expulsión de Matthews y Wayne Collett (1949-2010) de los Juegos por mostrarse irrespetuosos en la ceremonia de entrega de medallas de la prueba individual, donde habían sido oro y plata, Estados Unidos no se presentó al relevo. Tras los Juegos, Evans se unió a la International Track Association (ITA), una organización profesional que duró hasta 1976. En 1980 resultó readmitido por la IAAF. Se retiró poco después y se dedicó a entrenar, sobre todo en países africanos. Murió el 19 de mayo de 2021.

Para la historia queda su espectacular triunfo en México, con la asombrosa marca de 43.86. Casi 53 años más tarde sigue siendo el 15º cuatrocentista más rápido de todos los tiempos.

Rafer Johnson, uno de los mejores decatletas de la historia

Esta semana nos ha dejado el estadounidense Rafer Johnson, uno de los mejores especialistas de la combinada de siempre. Fue plata olímpica en 1956 y oro en 1960, igualando el logro de su compatriota Milt Campbell (1933-2012), oro en 1956 y plata en 1952. Hasta entonces tan solo un atleta, el estadounidense Bob Mathias (1930-2006), había logrado dos oros olímpicos. Tras su retirada, Johnson se dedicó al cine como actor. En 1984 fue el encargado de encender el pebetero en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

Rafer Lewis Johnson nació en Hillsboro, Texas, el 18 de agosto de 1932. Cuando tenía nueve años se trasladó con su familia a Kingsburg, California. Dotado naturalmente para el deporte, en la escuela jugó al fútbol americano y al baloncesto, pero finalmente se decidió por el atletismo, cuando, a los 17, su entrenador lo llevó a Los Ángeles a ver cómo Bob Mathias ganaba las pruebas de selección olímpica de decatlón en 1952. Poco después, tomó parte por primera vez en la combinada, en una competición escolar, y se hizo con la victoria. En 1954 entró en la Universidad de los Ángeles (UCLA). En 1955, en su cuarto decatlón, superaba la plusmarca mundial de Mathias, con 7985 puntos (7608 con la tabla actual). Ese año ganó en México la medalla de oro de los Juegos Panamericanos.

En 1956 estaba decidido a ser campeón olímpico. Se impuso en las pruebas de selección olímpica de decatlón con 7755 puntos y fue tercero en el salto de longitud, con 7.70 m. Una lesión ocurrida antes de los Juegos de Melbourne lo obligó a renunciar a esta última prueba. Mermada su condición física, perdió claramente ante su compatriota Milt Campbell, al que había derrotado en las pruebas de selección. Campbell se quedó muy cerca de la plusmarca mundial del propio Johnson con 7937 (7565*) puntos (10.8, 7.33, 14.76, 1.89, 48.8; 14.0, 44.98, 3.40, 57.08, 4:50.6). Johnson fue plata con 7587 (7422) puntos (10.9, 7.34, 14.48, 1.83, 49.3; 15.1, 42.17, 3.90, 60.27, 4:54.2). El tercer estadounidense en la prueba, que no finalizó, fue Bob Richards (1926), campeón olímpico de salto con pértiga tres días antes y en la edición anterior de 1952.

Los años interolímpicos fueron complicados para Johnson. Se perdió las temporadas de 1957 y 1959, la primera por lesión, la segunda por un accidente de tráfico. Curiosamente continuaba practicando otros deportes. Así, formó parte del equipo de baloncesto de la UCLA, Bruins, en la temporada 1958-59. También resultó elegido por Los Angeles Rams, de la NFL en 1959. Pero el decatlón seguía siendo su actividad deportiva principal. El 18 de mayo de 1958, el decatleta ruso, entonces soviético, Vasili Kutnesov (1932-2001), campeón de Europa en 1954 y bronce olímpico en 1956, se convertía en el primer atleta en superar los 8000 puntos con la tabla de 1950, al sumar 8014 (7653). Dos meses más tarde en un encuentro Estados Unidos – Unión Soviética, en Moscú, Johnson recuperaba la plusmarca mundial con 8302 (7989) puntos. Kutnesov, segundo con 7897 puntos, fue testigo de la pérdida de su primado universal.

El objetivo de Johnson para el año olímpico de 1960 era hacerse con el oro, que se le había escapado cuatro años antes. Las pruebas de selección tuvieron lugar en julio en Stanford. Demostró que el accidente de tráfico del año anterior no le había dejado ninguna secuela. Kutsesov había recuperado la plusmarca mundial al año anterior con 8357 (7839) puntos. En la ciudad de famosa universidad californiana, Johnson consiguió su tercera y última plusmarca mundial con 8683 (7981) puntos (10.6, 7.55, 15.85, 1.78, 48.6; 14.5, 51.97, 3.97, 71.10, 5:09.9). Su rival más duro fue su compañero de la UCLA, el taiwanés Yang Chuang-Kuang (1933-2007), conocido como CK Yang, quien, con 8426 puntos, también superaba la antigua plusmarca mundial.

El decatlón olímpico tendría lugar en Roma el 5 y el 6 de septiembre. Se preveía un durísimo duelo entre Johnson, Yang y Kutnesov y se cumplieron las expectativas. Yang tuvo un excelente comienzo. Superó a Johnson en 100, 10.7 por 10.9, y en el salto de longitud, 7.46 por 7.35. Tras dos pruebas, la ventaja del taiwanés era de 130 puntos, 1984 frente a 1854. Tras el lanzamiento de peso, no obstante, Johnson pudo colocarse en primera posición tras batir a su rival con 15.82 m por 13.33 m. La puntuación parcial era de 2830 del estadounidense frente a 2687 de su adversario. Aunque Yang recuperó en el salto de altura, 1.90 por 1.85 m, y en los 400 m, 48.1 por 48.3, no pudo evitar terminar el día con una desventaja de 45 puntos. Johnson había conseguido 4637 puntos y el taiwanés 4592. Este primer día había resultado durísimo, pues un aguacero de hora y media obligó a suspender la prueba, que se prolongó hasta las 11 de la noche

La ventaja del estadounidense se esfumó con la primera prueba del segundo día, los 110 m vallas, en la que, tras tropezar con la primera valla, solo pudo acabar en 15.3, mientras Yang, hacía 14.6, lo que le permitió recuperar el liderato, 5515 puntos contra 5387. Ese sería el último momento de la competición en que el taiwanés era líder, aunque Johnson no pudo asegurar el resultado hasta la última prueba. El lanzamiento de disco volvió a dar la vuelta a la situación. Johnson realizó 44.54 m, con 6281 puntos hasta ese momento, mientras su rival se quedaba en 39.83 y 6137 puntos. En el salto con pértiga el taiwanés fue mejor, 4.30 m, 7052 puntos parciales, frente a los 4.10 m del estadounidense, 7076 puntos parciales. En el lanzamiento de jabalina, Johnson aumentó ligeramente su ventaja, al registrar 69.76 m, 8056 puntos parciales, mientras Yang hacía 68.22 m, 7989 puntos parciales. Johnson llegaba al 1500 67 puntos por delante de su rival pero tenía un problema. Su mejor marca en la prueba era 4:54.2, de los anteriores Juegos Olímpicos, mientras Yang tenía un tiempo personal de 4:36.0. En esos momentos, el estadounidense fue a preguntar a su entrenador Ducky Drake (1903-1988) por la mejor estrategia. Pégate a Yang y prepárate para una terrorífica aceleración final, le espetó su técnico. Yang, que compartía entrenador con Johnson, hizo a Drake la misma pregunta. Intenta poner la mayor distancia con Johnson antes de la última recta, aconsejó al taiwanés. Lo cierto es que Johnson se pegó a Yang y no lo dejó irse demasiado lejos. Finalmente este entró en 4:48.5, 1.2 menos que su adversario, al que solo recortó 9 puntos. Los dos hombres se abrazaron y pasearon tambaleándose por la pista. Johnson era el nuevo campeón olímpico, con 8392 (7901) puntos. Kutnesov, que en ningún momento inquietó al dúo de cabeza, fue tercero con 7809 puntos.

  Johnson  Yang 
PruebaMarcaPuntosParcialMarcaPuntosParcial
100 m10.994894810.710341034
Longitud7.3590618547.469501984
Peso15.82976283013.337032687
Altura1.8583236621.909003587
400 m48.3985463748.110054592
110 m v15.3740538714.69235515
Disco48.49894628139.836226137
Pértiga4.1079570764.309157052
Jabalina69.76980805668.229377989
1500 m4.49.733683924:48.53458334
Resultados de Johnson y Yang en el decatlón de los Juegos Olímpicos de 1960

Tras su victoria en Roma, Johnson aseguró que no volvería a hacer una combinada. Cumplió su promesa, pues se retiró ese mismo año. Tras dejar el deporte trabajo como comentarista deportivo y como actor, sobre todo en cine de aventuras. Cuando se estaba preparando para los Juegos de Roma, su amigo Kirk Douglas (1917 – 2020) le ofreció un pequeño papel en la película Espartaco, pero las estrictas normas de la época del atletismo amateur se lo impidieron. También participó en la campaña para la nominación de Robert Kennedy (1923-1968) como candidato a la presidencia. Johnson estaba con Kennedy cuando este sufrió un atentado, que acabó siendo mortal. Ese mismo 1968 formó parte de la constitución del comité organizador de los Special Olympics, cuya primera edición tuvo lugar en Los Ángeles al año siguiente. En 1984 resultó elegido para encender el pebetero olímpico de Los Ángeles. Murió el pasado 2 de diciembre a causa de un ictus. Su hija Jennifer representó a Estados Unidos en voley-playa en los Juegos Olímpicos de 2000.

*Los números entre paréntesis representa el equivalente del resultado del decatlón con las tablas de 1985, actualmente en vigor.

Muere Ben Cross, el protagonista de Carros de fuego

Esta es la entrada 147 de este blog y es la primera que no trata de atletismo, al menos directamente. Hoy quisiera hacer un pequeño homenaje al actor Ben Cross, que acaba de fallecer en Viena. Su hija Lauren envió una nota anunciando el luctuoso suceso Queridos admiradores de Ben Cross. Soy su hija, Lauren. Tengo el corazón roto de compartir con vosotros que mi querido padre murió hace unas horas. Había estado enfermo durante un tiempo, pero sufrió un rápido avance durante la semana pasada.

Ben Cross no hizo una apabullante carrera cinematográfica, aunque entre series y películas cuenta con más de 100 títulos. Una parte importante de su carrera profesional se centró, como buen actor británico, en el teatro. Sin embargo protagonizó una sobresaliente película, probablemente la mejor de tema deportivo, la oscarizada Carros de Fuego (Hugh Hudson, 1981), ganadora de cuatro Óscars de Hollywood, entre ellos el de mejor película y mejor banda sonora (inolvidable la composición de Vangelis). Como ya habíamos tratado en otra entrada del blog, la cinta muestra muy bien la psicología del atleta, sus miedos, sus inseguridades, sus frustraciones, pero también su disciplina, su capacidad de sacrificio, el compañerismo. Uno de sus puntos fuertes son las interpretaciones y, sin duda, Ben Cross está más que a la altura en el papel de Harold Abrahams (1899-1978), un hombre motivado por una mezcla de prejuicio y paranoia, según había declarado el propio Cross en una entrevista en 2012. En esta memorable escena se muestra claramente la obsesiva personalidad de Abrahams, que confiesa a su novia Sybil que si no puede ganar no corre. Esta, poniendo un punto de sensatez en su vida, le responde que si no corre no puede ganar.

Harry Bernard Cross nació el 16 de diciembre de 1947 en Londres, en el seno de una familia de clase trabajadora. Antes de comenzar su carrera como actor desempeñó diversos trabajos manuales. Durante los años 70 se dedicó fundamentalmente al teatro, aunque intervino en la película Un puente muy lejano (Richard Attenborough, 1977). El papel que le daría fama mundial, el de Harold Abrahams en Carros de fuego le llegaría en 1981.

En 1983 protagonizó la serie de 10 episodios de la BBC La ciudadela, basada en la novela homónima del escritor y médico escocés Archibald Joseph Cronin (1896-1981). Cronin muestra lo que a su juicio debería se el compromiso de la profesión médica con la sociedad y lo que puede suceder si el médico se desvía de este compromiso. Ben Cross es un perfecto Dr Andrew Manson. La serie se puede ver completa en inglés en YouTube.

Tras estos éxitos a primeros de los 80, Cross intervino en numerosas películas y series de televisión, pero sin olvidar nunca el teatro. Algunos de los trabajos en que intervino fueron El primer caballero (1995), 20.000 leguas de viaje submarino (1997), La Biblia: Salomón (1997), El exorcista: el comienzo (2004), Star Trek (2009) o Guillermo y Kate: una historia real (2011). También se dedicó a la composición musical. Su participación en su última película, The devil’s light (Daniel Stamm, 2020) había concluido 10 días antes de su muerte. En 1984 había realizado un anuncio de American Express con el verdadero Jackson Scholtz (1897-1986), interpretado en Carros de fuego por Brad Davis (1949-1991), atleta al que el verdadero Abrahams había derrotado en los 100 m de los Juegos de París, si bien después, no antes como muestra la película, Scholz se llevó los 200 m, con el británico en última posición.

Minuto 1:20

Cross no consiguió ser tan longevo como Abrahams y nos dejó ayer, 18 de agosto, a los 72 años. Para los aficionados al atletismo será, no obstante, tan inmortal como Harold Abrahams, papel en el que Cross demostró ser un enorme actor.

Bobby Morrow, el velocista blanco del triplete olímpico

Ayer nos dejaba el velocista estadounidense Bobby Morrow. Morrow se hizo con el triplete olímpico en 1956, al ganar el oro en los 100, los 200 m y el relevo 4 x 100 m. Solamente otros tres atletas han conseguido semejante hazaña, los dos primeros con el añadido del oro en el salto de longitud, los estadounidenses Jesse Owens (1913-1980) en 1936 y Carl Lewis (1961) en 1984, y el jamaicano Usain Bolt (1986) en 2012 y 2016. Morrow fue también el último velocista estadounidense blanco en poseer la plusmarca mundial de 100 m y en ganar el oro olímpico.

Robert Joseph Bobby Joe Morrow nació el 15 de octubre de 1935 en la localidad texana de Harlinger y se crio en una granja cerca de la vecina San Benito, en el lado estadounidense del río Grande. Tras iniciarse en el fútbol americano, comenzó a practicar velocidad en el Instituto de San Benito y, a continuación, en la Universidad Cristiana de Abilene, en el propio estado de Texas. En 1955 sorprendió en una competición en Abilene con tiempos de 9.1 en 100 y 20.6 en 220 yardas, ambos con viento a favor. En las semifinales había corrido en 9.4. Las plusmarcas mundiales eran de 9.3 y 20.6. Ese mismo año fue campeón de la AAU (Amateur Athletics Union) en la distancia más corta.

El año olímpico de 1956 fue el gran año de Morrow, que contaba entonces con 20 años. Igualó en tres ocasiones la plusmarca mundial de 100 m de 10.2. En los campeonatos universitarios de Estados Unidos (NCAA), obtuvo el doblete en los 100 y en los 200 m, con 10.4 y 20.6 respectivamente. En esta segunda prueba se lesionó uno de sus principales rivales, Dave Sime (1936-2016), que había corrido en 9.3 y 20.0 las 100 yardas y las 220 en línea recta. Sime no se pudo recuperar para las pruebas de selección olímpica. Cuatro años más tarde fue plata olímpica en 100 m en Roma. Morrow volvió a ganar los 100 y los 200 metros en las pruebas de selección con 10.3 (con un 10.28 dudoso automático) y 20.6. Acudiría a Melbourne con el objetivo de repetir los tres oros en velocidad de Jesse Owens.

Los Juegos tendrían lugar a finales de noviembre. Unos días antes una inoportuna infección intestinal estuvo a punto de terminar con el sueño olímpico de Morrow. Afortunadamente pudo recuperarse y el 23 de noviembre estaba en la línea de salida de su serie de los 100 m, que ganó con 10.4 (10.90 cronometraje automático no oficial). También se impuso en su serie de cuartos de final con 10.3 (10.55) y en su semifinal, al día siguiente, con 10.3 (10.52). En la final del 24 de noviembre Morrow, en gran forma, seguramente pensaba, además de en el oro olímpico, en la plusmarca mundial que tenía desde agosto su compatriota Ira Murchison (1933-1994), uno de sus rivales en la final, con 10.1. El tercer estadounidense, Thane Baker (1931), acreditado en 10.2, tampoco se lo pondría fácil al velocista de San Benito. El cuarto en discordia era el atleta local Hec Hogan (1931-1960), que también había corrido en 10.2. Un viento en contra de 2.5 m/s arruinó la posibilidad de una gran marca. Morrow se hizo con su primer oro con un tiempo de 10.5 (10.62), por delante de Baker, 10.5 (10.77), Hogan, 10.6 (10.77) y Murchison, 10.6 (10.79).

Los 200 m se iniciaron el 26 de noviembre. Se celebrarían 4 rondas. Morrow ganó su serie de la primera ronda con 21.8 (21.95). Se impuso también en su serie de cuartos de final, 21.9 (22.03), y fue segundo en la primera semifinal, 21.3 (21.43), tras Baker. En la final del 27 de noviembre, sus máximos rivales eran el anterior campeón olímpico, el también estadounidense Andy Stanfield (1927-1985), y Baker. Ambos eran coplusmarquistas mundiales con 20.6. Morrow los había derrotado en las pruebas de selección precisamente con 20.6, pero su marca no se homologó como plusmarca mundial, al no poder acreditarse el viento. No perdonó en la final olímpica y los volvió a batir, otra vez con 20.6 (20.75), con viento legal, de modo que igualaba la plusmarca mundial. Stanfield fue plata, 20.7 (20.97), y Thane bronce, 20.9 (21.03).

El último reto de Morrow eran los relevos 4 x 100 m, que tuvieron lugar entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre, con tres rondas. Estados Unidos utilizó el mismo cuarteto y en el mismo orden con Baker, Leamon King (1936-2001), Morrow y Murchison. Se hicieron con el oro en la final, con una nueva plusmarca mundial de 39.5, superando a la Unión Soviética y al Equipo Unificado de Alemania.

Morrow volvió a los Estados Unidos convertido en una celebridad. Fue portada de las revistas Life, Sport y Sports Illustrated. Esta última le concedió el galardón de mejor deportista del año. En la primavera de 1959, tras igualar su marca de 10.2 en 100 m y tras haber sido el año anterior campeón de la AAU de 220 yardas, decidió retirarse, pero retomó el atletismo al año siguiente para intentar ser de nuevo olímpico. Enseguida se puso en forma corriendo en 10.2, pero se lesionó y no pudo acudir a las pruebas de selección olímpica. Con 24 años se retiró definitivamente. Se trasladó a Houston y se dedicó a los negocios, pero acabó volviendo a San Benito. Fue muy crítico con la hipocresía del atletismo formalmente amateur, en que los beneficios que se generaban no iban a parar a los atletas. Falleció en su casa de San Benito el 30 de mayo de 2020

Janis Lusis, el atleta conciliador

Acaba de dejarnos el atleta letón Janis Lusis, uno de los mejores lanzadores de jabalina de la historia, campeón de Europa en 4 ocasiones y trimedallista olímpico, con una presea de cada color. Lusis había nacido en la localidad letona de Jelgava el 19 de mayo de 1939. De niño vio cómo los soldados alemanes que habían invadido su país asesinaban a su padre en 1944. Pese a ello, nunca guardó ningún resentimiento hacia Alemania. De hecho uno de sus mejores amigos fue su rival germano Klaus Wolfermann (1946).

Lusis apareció en la escena internacional en 1961, cuando fue el 10º mejor lanzador de jabalina de ese año con un mejor marca de 81.01 m con la jabalina antigua. El líder de la temporada fue el italiano Carlo Lievore (1937-2002) con 86.74 m, entonces plusmarca mundial. Ambos se enfrentaron al año siguiente en el campeonato de Europa de Belgrado. El italiano parecía en buena forma, tras realizar la mejor marca de los participantes en la clasificación, pero en la final solo pudo ser 6º. Lusis se fue a 82.04 m y ganó con más de 4 m de ventaja sobre el segundo. A finales de esa temporada mejoró su marca hasta 86.04 m, el mejor lanzamiento de ese año.

Dos años después, en los Juegos Olímpicos de Tokio, el gran favorito era el noruego Terje Pedersen (1943), que un mes antes se había ido a unos extraordinarios 91.72 m. Pero el nórdico no cumplió las expectativas y se quedó a 21 cm de pasar a la final, donde sí estaba Lusis. Bajo una lluvia considerable, aderezada con viento cambiante, el letón, representando a la Unión Soviética, se colocó líder con 80.57 m en su segundo lanzamiento. No mejoró y en la cuarta ronda se vio superado por el finlandés Pauli Nevala (1940) con 82.66 y por el húngaro Gergely Kulcsár (1934), con 82.32. Ya no habría cambios y Lusis se hizo con la medalla de bronce. Dos años después, en el campeonato de Europa de Budapest, fue Lusis quien derrotó a los atletas que le precedieron en Tokio, al renovar su título de campeón con unos buenos 84.48 m.

El año olímpico de 1968 fue el mejor año deportivo de Lusis. El 25 de junio superaba por primera vez la plusmarca mundial, con 91.98. Era el gran favorito para el oro olímpico en México. Enseguida se colocó en la cabeza de la prueba, con 86.34 m, 4 cm por delante del finlandés Jorma Kinnunen (1941-2019). Las posiciones se mantuvieron hasta que Kinnunen llevó su marca personal hasta 88.58 m en la última ronda. Lusis tenía una única oportunidad, pero no la desaprovechó y se proclamó campeón olímpico con 90.10 m.

Kinnunen superó la plusmarca mundial de Lusis en 1969 con 92.70 m. Sin embargo en el campeonato de Europa de ese año, hubo un primer intento de hacer el Europeo bianual, su actuación fue discreta. Ocupó la 10ª posición, mientras Lusis conseguía su tercer oro, con unos excelentes 91.52 m, por delante de su viejo rival Nevala. Dos años después, en 1971, volvía a celebrarse el campeonato de Europa y Lusis hizo repóker de oros. Poco antes de los Juegos Olímpicos de 1972, el letón recuperaba la plusmarca mundial al lanzar 93.80 m. Era el gran favorito para repetir el oro olímpico, aunque, sobre el papel, tendría la resistencia de Klaus Wolferman, que una semana antes de los Juegos había lanzado 90.41. No hubo sorpresas y ambos se plantaron en la final sin problemas. Lusis empezó muy fuerte con 88.88 m en su primer intento, aunque Wolfermann no lo hizo mal, con 86.68 m. Lusis mejoró en el tercer intento con 89.54 m. El alemán añadió suspense en el cuarto, al acercarse con 88.40 m. En la quinta ronda Wolferman hacía marca personal de 90.48 m y se colocaba en cabeza. Lusis se encontraba con una situación parecida a la de 4 años antes en México, si bien aquí tendría dos oportunidades de superar al líder, al que le quedaba un intento. Su quinto lanzamiento fue el peor de la serie con 81.66. Wolfermann hizo 84.70 m en el último intento. Lusis realizó un lanzamiento larguísimo, pero insuficiente. Fue segundo con 91.46 m.

Lusis continuó en activo una olimpíada más. Fue 6º en el Europeo de 1974 y 8º en los Juegos Olímpicos de 1976, donde otro grande de la jabalina, y que además diseñaba artefactos, el húngaro Miklós Németh (1946) derrotó a Wolferman y consiguió el título. Casado con la campeona olímpica de lanzamiento de jabalina, Elvira Ozolina (1939), el hijo de ambos, Voldemar (1974) fue olímpico en la misma prueba que sus padres en 2000 y 2004. De 1962 a 1974, estuvo siempre entre los 7 primeros de la lista del año, 9 veces en primera posición, una vez segundo, quinto, sexto y séptimo. Lusis también probó el decatlón. Su mejor puntuación de 7764 le permitió se 5º mundial en 1962. El pasado 29 de abril a causa de un cáncer se iba el considerado uno de los mejores lanzadores de jabalina de todos los tiempos.

 

Y el coronavirus se llevó a Donato Sabia

Aunque la Humanidad lleva padeciendo plagas desde el principio de los tiempos, a nuestra sociedad, que disfruta de una prosperidad inédita en la historia, esta terrible pandemia del COVID 19 nos ha sorprendido. Habíamos relegado la muerte a un segundo plano. Ni nos imaginábamos que una enfermedad infecciosa nos podría cambiar la vida. Y, sin embargo, aquí estamos, con medio planeta confinado en sus casas y decenas de miles de muertos, de los que sus familias no se pueden ni despedir en la mayoría de los casos. El mundo del atletismo, como no puede ser de otra manera, no es ajeno a esta tragedia. Aunque hace dos días nos alegrábamos por la recuperación del antiguo atleta y aún entrenador Josep Molins (1933), hace unos días nos entristecíamos por la muerte de Santiago Llorente (1958-2020), subcampeón mundial junior de campo a través en 1977 y campeón de España de 10 000 m en 1986, y hoy hemos sabido de la desaparición de Donato Sabia (1963-2020), un notable corredor italiano de 800 m de los años 80.

Donato Sabia había nacido en Potenza, una ciudad de 70 000 habitantes del Sur de Italia, el 11 de septiembre de 1963. Comenzó combinando los 400 y los 800 m. En 1982, en categoría sub20, corría las dos vueltas en 1:47.29. Mejoró al año siguiente hasta 1:46.62. Ese año formó parte del cuarteto de 4 x 400 italiano que ocupó la 5ª plaza en el Mundial de Helsinki.

El año olímpico de 1984 fue el mejor de su vida. En invierno se proclamó campeón de Europa en sala de 800 m.

Ya en la temporada estival estableció una mejor marca mundial en la inusual distancia de 500 m con 1:00.08. Poco después realizaba su mejor tiempo de siempre en 800 m, 1:43.88, muy cerca de la plusmarca italiana de Marcello Fiasconaro (1949) de 1:43.7.

Acudió a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles con muy poca experiencia internacional. Sin embargo, en una durísima competición de muy alto nivel, consiguió entrar en la final. Fue 3º en la primera ronda con 1:47.04, 2º en cuartos de final con 1:44.90 y 4º, con 1:45.96 en la táctica segunda semifinal. En la final, marcada por el duelo entre el fenómeno brasileño Joaquim Cruz (1963) y el recuperado británico Sebastian Coe (1956), Sabia ocupó una excelente 5ª posición con 1:44.53.

Con tan solo 20 años, el futuro parecía pertenecerle, pero los problemas físicos, omnipresentes en el deporte, cortaron su progresión. Tras unos años muy complicados, consiguió recuperarse en 1988 y con una marca de 1:45.28 acudió a los Juegos de Seúl. Su rendimiento volvió a ser excelente. Era la última vez que se disputaban 4 rondas en unos Juegos. Su camino a la final fue 3º en la primera ronda con 1:47.84, 1º en su serie de cuartos de final con 1:46.58 y 3º en la primera semifinal con 1:44.90, su mejor marca desde 1984. En la final, ganada por el desconocido keniano Paul Ereng (1967), ocupó la 7ª posición con 1:48.03.

Pese a su edad de 24 años, su cuerpo no le permitió mucho más y se retiró a principios de los años 90. Había ingresado hacía unos días en el Hospital de San Carlos de su ciudad natal, aquejado de neumonía por COVID10. Desgraciadamente el proceso se complicó hasta su fallecimiento hoy 8 de abril. Unos días antes se había muerto su padre. Según el Comité Olímpico Italiano (CONI), se trata del primer finalista olímpico que se lleva esta enfermedad. Ojalá fuese el último.

Sirvan estas líneas como un sencillo homenaje a los que nos están dejando por esta pandemia y a todos sus familiares.

Peter Snell, tal vez el mejor mediofondista de siempre

Anteayer nos dejó, a punto de cumplir los 81 años, el mediofondista neozelandés Peter Snell. Snell fue uno de los grandes del mediofondo de siempre, con sus tres medallas de oro olímpicas, dos en 800 m y una en 1500 m, en los Juegos de 1960 y de 1964. Su carrera atlética en la élite duró 5 años, en una época en la que el atletismo era amateur. Fue un corredor de 800m y 1500m que cambió el entrenamiento del mediofondo. Hasta entonces los corredores de 800m se parecían más a los de 400m. Fue el último mediofondista en ganar los 800 y los 1500 m en unos Juegos Olímpicos.

A mediados de los años 50, los mejores corredores mundiales de 800 m se fijaron como objetivo superar la mítica plusmarca mundial que el alemán Rudolf Harbig (1913-1944) había establecido en 1939 con 1:46,6. Finalmente el belga Roger Moens (1930) resultó el elegido para superar el registro imposible. En 1955 fue capaz de correr nada menos que en 1:45,7. Una lesión le impidió disputar la victoria olímpica en 1956, pero en 1960, completamente recuperado, era el gran favorito.  La final apuntaba un duelo entre Moens y el jamaicano George Kerr (1937-2012). Nadie reparaba en un joven neozelandés de 21 años que había llegado a los juegos con 1:49,2 en 880 yardas (804,67 m), pese a que había batido a Moens en la semifinal con 1:47,2 (1:47,34), mejorando sus 1:48,1 (1:48,22) de la primera ronda.

En la final el suizo Christian Wägli (1934-2019) se colocó en cabeza desde el inicio y se mantuvo hasta los últimos 100m, momento en que Moens lo sobrepasó. Parecía que por fin ganaría el oro olímpico, pero, a falta de 20 metros, Peter Snell se le echó encima por la cuerda y consiguió vencer inesperadamente, con nueva plusmarca personal, 1:46,3.

Peter Snell NZL 1.46,3 (1:46,48)
Roger Moens BEL 1.46,5 (1:46,55)
George Kerr JAM 1.47,1 (1:47,25)
Paul Schmidt RFA 1.47,6 1:47,82)
Christian Wägli SUI 1.48,1 (1:48,19)
Manfred Matuschewski RDA 1.52,0 (1:52,21)

¿Quién era este fenómeno neozelandés al que deberían haber prestado más atención? Peter George Snell había nacido en Opunake, a unos 250 Km de Wellington (Nueva Zelanda) el 17 de diciembre de 1938. En su adolescencia jugó al rugby, al golf, al bádminton y, sobre todo, al tenis. También practicaba atletismo, pero sin un entrenamiento específico. A los 18 años su mejor marca en las 880 yardas era 1:59,8. Al año siguiente mejoró hasta 1:54,0 y se encontró al que sería su mentor, el entrenador Arthur Lydiard (1917-2004). Lydiard le aseguró al joven Peter que, dada su gran velocidad, mejorando la resistencia podría llegar muy lejos. A partir de entonces la fructífera relación entre ambos llevó a Snell a lo más alto, pese a que su biotipo (1,80 m y 80 Kg) no era el habitual en un mediofondista. Se presentó en Roma como un atleta anónimo y acabó con un oro olímpico conseguido de manera brillante.

En 1961, centrado aún unicamente en los 800 y las 880 yardas, Snell derrotó a Moens en varias reuniones. En 1962 comenzó a correr la milla, sin dejar la prueba más corta. El día de Año Nuevo marcó en la distancia en 4:01,3. El 27 de enero, en la pista de hierba de 352 metros de Wanganiu (NZ) superó la plusmarca mundial del australiano Herb Elliott (1938) por una décima, con 3:54,4, con un ritmo creciente en cada una de las cuatro vueltas, 1:00,7, 59,9, 59,0 y 54,8 (3:39,3 en 1500 al paso). Una semana después, el 3 de febrero, en la pista de hierba de Chistchurch, se hizo con la plusmarca mundial de las 880y, 1:45,1, y de paso pulverizó la plusmarca de Moens, al registrar en la marca de los 800 m, 1:44,3. Este tiempo permanece en la actualidad como plusmarca nacional de Nueva Zelanda.

En los Juegos de la Commonwealth, celebrados a finales de ese 1962, Snell se hizo con el doblete en las 880y y la milla. No se disputarían las distancias métricas hasta 1970. Tras un año de 1963 de transición en el que compitió en varias ciudades de Estados Unidos, se preparó concienzudamente para ser campeón olímpico en las dos distancias del mediofondo, lo que no se conseguía desde que Albert Hill (1889-1969) lo hiciera en 1920. Para ello incrementó en las 10 semanas previas su número de kilómetros, con una media diaria de 23. Hay un detalle curioso en la trayectoria de Snell. Su primer 1500 fue el de la primera ronda de los Juegos de Tokio de 1964. Hasta entonces solamente había corrido la milla.

Su entrenamiento dio muy buen resultado. El calendario era muy duro, ya que obligaba a correr seis carreras en una semana. Snell lo hizo con tiempos de 1:49,8, 1:46,9, 1:45,1, 3:46,8, 3:38,8, 3:38,1. La final de 800 tuvo lugar el 16 de octubre. La situación era completamente distinta de la de 4 años atrás. Ahora era el absoluto favorito y no decepcionó. Su victoria se cimentó en el cambio que realizó a falta de 250m, sobrepasando al keniano Wilson Kiprugut (1938), en cabeza desde la salida. Snell ganó con parciales de 400m de 52,8 y 52,3, haciendo la segunda mejor marca de siempre, lo que da una idea de su superioridad. Los resultados fueron:

Peter Snell NZL 1.45,1
Bill Crothers CAN 1.45,6
Wilson Kiprugut KEN 1.45,9
George Kerr JAM 1.45,9
Thomas Farrell USA 1.46,6
Jerry Siebert USA 1.47,0
Dieter Bogatzki FRG 1.47,2
Jacques Pennewaert BEL 1.50,5

La final de los 1500 m se celebró el 21 de octubre, tras dos rondas previas. La carrera se desarrolló a ritmo medio con pases de 58,0, 2:00,5 y 2:59,3. A falta de 200 m, un enorme cambio de ritmo de Snell lo llevó a la meta en primera posición con una gran superioridad sobre el resto de sus rivales.

1 Peter Snell NZL 3.38.1
2 Josef Odlozil TCH 3.39.6
3 John Davies NZL 3.39.6
4 Alan Simpson GBR 3.39.7
5 Dyrol Burleson USA 3.40.0
6 Witold Baran POL 3.40.3
7 Michel Bernard FRA 3.41.2
8 John Whetton GBR 3.42.4
9 Jean Wadoux FRA 3:45.4

Unos días después de los Juegos, el 12 de noviembre se convirtió en plusmarquista mundial de los 1000 m, con un tiempo de 2:16,6. Poco después, el 17 de noviembre, en la pista de ceniza de Auckland, Snell superó su plusmarca de la milla, con 3:54,1. Pasó los 1500 en 3:37,6, que sería su tope personal, probablemente de valor similar a los 3:35,6 que tenía entonces Herb Elliott como primado mundial. El pase de los 3/4 de milla había sido de 2:54,3, que apuntaba un tiempo en torno a 3:52.

Al año siguiente se preparó precisamente para intentar superar el registro de Elliott en la distancia métrica, pero se lesionó en abril y poco después se retiró. Posteriormente trabajó como relaciones públicas en una compañía tabacalera. En 1971 se trasladó a Estados Unidos, donde acabó fijando su residencia y donde obtuvo el grado de doctor con una tesis sobre fisiología del ejercicio en la Universidad del Estado de Washington. Esto le sirvió para hacerse profesor en la Universidad de California,  Davis, donde ya había estudiado. En 1993 obtuvo la nacionalidad estadounidense. Continuó practicando deporte, sobre todo carreras de orientación y tenis de mesa, modalidades en las que destacó en la categoría de veteranos.

En los últimos meses había comenzado con problemas cardíacos. Un episodio de pérdida de conocimiento mientras conducía le provocó un accidente de circulación. Estaba prevista su presencia en el homenaje a la milla en la reunión de la IAAF el mes pasado en Mónaco, pero sus problemas de salud no se lo permitieron. Falleció en su casa de Dallas el 12 de diciembre de 2019.

El impacto de su figura en su Nueva Zelanda natal queda muy bien reflejado en este vídeo, de diferentes noticiarios anunciando su fallecimiento.

Snell fue un revolucionario del mediofondo. Hizo compatibles el 800 y el 1500, cuando entonces los corredores de 800 rendían mejor en los 400 m. Aunque después de él hubo grandes mediofondistas que lo hicieron muy bien en ambas distancias, ninguno pudo repetir su doblete. Sebastian Coe (1956) estuvo cerca en 1980 y 1984 con sus dos oros en la distancia larga y sus dos platas en la corta. Hay que pensar que en los años 60 el atletismo era completamente amateur, aunque pudiese haber dinero bajo cuerda. ¿Qué podría haber hecho en un entorno hiperprofesionalizado como el actual?

Nota 1: Me ha gustado mucho recordar los éxitos de este gran atleta, pero muy poco el motivo por el que lo he hecho

Nota 2: Dedico esta entrada de Jorge González Amo, antiguo plusmarquista español de 1500 m y gran admirador de Snell. Jorge tiene su tríada oceánica con Herb Elliot, Peter Snell y Ron Clarke

Nota 3: El 3 de diciembre el blog superó las 50 000 visitas. Quiero daros las gracias a todos los que me leéis. Disfruto mucho haciendo las entradas. Me agrada que generen interés.

Harrison Dillard, el vallista campeón olímpico de 100 metros

Acaba de fallecer, a la avanzada edad de 96 años, Harrison Dillard, el único atleta capaz de hacerse con los oros olímpicos en 100 m y en 110 m vallas. Era el campeón olímpico estadounidense de más edad. Comenzó a hacer atletismo inspirado por el ejemplo de Jesse Owens, que vivía en su misma ciudad. Y como él, ganó cuatro medallas olímpicas de oro, si bien en dos ediciones de los Juegos.

William Harrison Bones Dillard nació en Cleveland (Ohio) el 8 de julio de 1923. En 1936 presenció con unos amigos un desfile en homenaje a Jesse Owens, que había vuelto de Berlín donde había ganado sus famosos 4 oros olímpicos. Un intercambio de palabras entre el joven Harrison y el mítico atleta llevaron a primero a la práctica del atletismo. Comenzó con este deporte en la escuela y continuó en el Baldwin-Wallace College. Desde su inicio, se dedicó a las vallas y, en menor medida, a la velocidad. La Segunda Guerra Mundial interrumpió su actividad atlética, cuando lo llamaron a filas y hubo de desplazarse a Europa. Tras la contienda retomó su deporte. Entre 1946 y 1948 se impuso en 82 competiciones de forma consecutiva. A principios de 1948 superó la plusmarca mundial de las 120 yardas con vallas (109,68 m) con 13,6. El tope mundial en la distancia métrica pertenecía a su compatriota Fred Wolcott (1915-1972) con 13,7. En 100 m, Dillard acreditaba 10,3 del año anterior, 0,1 más que la plusmarca mundial.

La idea de Dillard para 1948 era disputar el oro olímpico de las vallas altas en Londres, pero una mala primera valla en las pruebas de selección olímpica le impidió terminar la prueba. Consiguió clasificarse, no obstante, en los 100 m, al ser tercero, con 10,4 (10,50), por detrás de Barney Ewell (1918-1996), 10,2 (10,33), y Mel Patton (1924-2014), 10,3 (10,45). Estos dos velocistas, junto con el panameño Lloyd La Beach (1922-1999), acreditado en 10,2, eran los favoritos para el oro olímpico. Nadie contaba con el vallista. Dillard, sin embargo, corriendo por la calle 8, tomó la cabeza tras una fulgurante salida. Ewell se le acercó tanto, que pensó que había ganado y comenzó a celebrarlo, pero La Beach, que había sido tercero, lo corrigió. No has ganado. Lo ha hecho Huesos. La photo finish mostró que Huesos había corrido en 10,33 (10,3) y Ewell en 10,44 (10,4). Entonces el tiempo oficial era manual o redondeado en décimas de segundo. El equipo estadounidense, con Dillard, en la tercera posta se hizo con la victoria en el relevo 4 x 100 m.

Tras los Juegos, en 1949, Dillard terminó el college y comenzó a trabajar como relaciones públicas del equipo de béisbol de los Cleveland Indians. No compitió en 1950 y 1951, pero en 1952 retomó las vallas, con la intención de ganar el oro olímpico en 1952. Ese año Dillard, que había corrido en 13,7, se encontró con un gran rival, su compatriota Jack Davis (1930 – 2012), con una mejor marca personal de 13,7. Resultó derrotado por Dillard en las pruebas de selección olímpica, 14,0 por 14,1. En la final olímpica de Helsinki el resultado de los dos primeros fue el mismo. A ambos se les atribuyó oficialmente un tiempo de 13,7, si bien los tiempos electrónicos fueron 13,91 y 14,00. Dillard, haciendo la segunda posta, repitió oro en el relevo 4 x 100 m, haciéndose con su cuarta medalla olímpica de oro.

Aún intentó Dillard, con 33 años, acudir a sus terceros Juegos Olímpicos, pero no superó la criba de las pruebas de selección, donde se impuso Jack Davis y segundo fue el campeón olímpico de las dos siguientes ediciones Lee Calhoun (1933-1989). Tras su retirada vendió seguros, tuvo un programa de radio, escribió para la prensa y, tras haber dejado los Indians, trabajó en la red de escuelas públicas de Cleveland 27 años. Murió el 15 de noviembre de 2019.