La otra cara del deporte de alta competición

Simone Arianne Biles es una gimnasta de élite tejana de 24 años, que a lo largo de su carrera deportiva ha sido 4 veces campeona olímpica y 19 veces campeona del mundo. Posee uno de los mejores historiales de siempre de la gimnasia artística. Estos días ha saltado a la primera plana, no por un nuevo éxito, sino por la retirada de los Juegos Olímpicos debido a problemas de ansiedad.

Hablar de trastornos psiquiátricos sigue siendo tabú. Mucha gente lo sigue identificando con la caricatura del que se cree Napoleón o con la esquizofrenia, enfermedad grave, pero solo uno de los múltiples trastornos del universo mental. Y, sin embargo, los problemas de la mente son extraordinariamente frecuentes. No hay más que ver los datos de consumo de psicofármacos. Los “normales” somos neuróticos de baja intensidad, decía un profesor de Psiquiatría.

El mundo del deporte no es ajeno a estas alteraciones, pero es un tema del que apenas se habla. Drogas, ansiedad, depresión, mala gestión de la frustración, dificultad de adaptación tras la retirada… El deportista de alto nivel está sometido a una gran presión, tanto interna como externa. Dedica muchas horas a la consecución de un objetivo, con todas las renuncias que ello implica. Además le ocurre en un momento vital de corta experiencia, y eso significa menos recursos emocionales para lidiar con las dificultades. Hay deportistas que no pueden con la presión y abandonan, otros son capaces de llegar a la élite sin desarrollar todo su potencial, pero incluso deportistas que están entre los mejores de su especialidad resultan expuestos al agotamiento mental. Ahora le ha sucedido a Biles, pero también le ocurrió a Ronaldo Nazario o a Michael Phelps, por mencionar a dos de los más grandes. Saber manejar el estrés y las expectativas forma parte de las condiciones necesarias para llegar a la élite, pero desde un punto de vista humano, y con un mínimo conocimiento del día a día de un deportista de alto nivel, estas bajadas emocionales son totalmente comprensibles. Aunque la carrera de Biles se parase aquí, el peso de su historial seguiría siendo enorme.

Pero, lo que no tiene sentido es pasar de la empatía con la deportista afectada a una falsa admiración, en realidad un nada simulado desprecio por el deporte de alto nivel. Hoy Nolan Djokovic, quien en su momento hubo de tomarse un descanso mental, declaraba La presión es un privilegio. Sin presión no hay deporte profesional. Si ansías a ser el mejor en tu deporte debes aprender a hacer frente a esa presión, dentro y fuera de las pistas. El deporte de competición, no solo el de élite, es la búsqueda de la excelencia, individual o colectiva. El mayor rival de un deportista siempre es uno mismo, en la búsqueda constante de la mejora. Para una pequeña minoría de los deportistas de competición, la búsqueda de los límites personales es la búsqueda de los límites humanos, y así es como progresa el deporte. También esa es la manera cómo progresa una sociedad, porque hay un pequeño grupo que va más allá, en busca de los límites del conocimiento.

Los Juegos Olímpicos son el culmen del deporte de competición. El acontecimiento donde los mejores deportistas del mundo se reúnen para comprobar quién es el mejor. Biles es admirable por su historial. Lo que le ha sucedido es absolutamente comprensible, pero  declarar sin ningún rubor que ella es la verdadera medalla de oro solo puede denotar desconocimiento o mala intención. El deporte de élite no reparte medallas entre todos los participantes. Es la lucha de hombres y mujeres con mucho talento, mucha capacidad de trabajo y mucha resistencia física y mental. No permitamos que los que están degradando la sociedad degraden también el deporte.

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Ángel Cruz, uno de los grandes del periodismo atlético en España se jubila

Hoy día, sobre todo los más jóvenes, tenemos la sensación de que Internet ha existido siempre. Hoy la información se ha multiplicado por infinito y está a unos pocos golpes de teclado. Hoy el problema es filtrar el enorme caudal de datos que tenemos a nuestra disposición. Sin embargo, durante mucho tiempo, el acceso a la información era tremendamente limitado, sobre todo en temas de menos interés para el gran público. En los años 80, los aficionados al atletismo contábamos con fuentes muy escasas para aprender de nuestro deporte favorito. Estaba la imprescindible revista Atletismo Español, los resultados de Pedro Molero en Marca, los de El Mundo Deportivo y las magníficas crónicas en As del antiguo cuatrocentista y plusmarquista español del relevo largo, Ángel Cruz (1955), que se ha jubilado esta semana.

Ángel Cruz Jiménez nació en Salamanca el 30 de marzo de 1955. Desde joven mostró gran interés por el periodismo. Con 16 años ya escribía en El Adelanto de su ciudad natal. Se aficionó al atletismo viendo a los magníficos velocistas salmantinos de los años 70, encabezados por José Luis Sánchez Paraíso (1942-2017). Comenzó a estudiar Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. En 1977 entró a trabajar en el diario deportivo As, donde se encargaría sobre todo del atletismo, pero también del olimpismo y de la política deportiva. En aquella época él mismo era atleta de alto nivel. Sus logros más importantes fueron tres medallas en campeonatos de España al aire libre, dos de plata, en 200 en 1976 y en 400 en 1977, y un bronce, en 400 en 1980. Fue cuatro veces internacional absoluto y dos universitario. Precisamente en la Universiada de México de 1979, haciendo al primera posta, formó parte del cuarteto español que ocupó la cuarta posición en la final del relevo largo con una nueva plusmarca nacional de 3:04.22. Sus compañeros fueron Benjamín González (1958-2011), José Casabona (1957) e Isidoro Hornillos (1957). Resultó seleccionado para los Juegos Olímpicos de 1980, pero una lesión le impidió tomar parte. Sus mejores marcas fueron 21.48A (Ciudad de México, 10 09 1979) y 47.3 (Madrid, 18 06 1980).

Durante sus más de 40 años en el diario As, Ángel, como escribe él mismo en Twitter en este hilo, acudió como periodista a 3 Juegos Olímpicos, 14 Mundiales y 19 Europeos al aire libre o en sala, y entervistó personalmente a cuarenta y siete plusmarquistas mundiales. En la fotografía sale con Mike Powell (1963), plusmarquista mundial de salto de longitud con 8.95 m desde 1991.

Su trabajo en el diario As no consistía solamente en las crónicas de los campeonatos, sino que el periódico le cedía mucho espacio para entrevistas, historia del atletismo o análisis. Con motivo del Mundial de Sevilla en pista cubierta en 1991, Ángel publicó una previa de doce páginas.

De los múltiples trabajos de Ángel, uno que me gustó especialmente fue el de biografíAS. Durante varios días en la página 2 del periódico contaba los logros de atletas que entonces dominaban el panorama español y mundial, una auténtica joya. Como dice el autor en este minihilo, hubo otras secciones como Los Mitos, dos páginas, todos los domingos, de grandes atletas internacionales, y, en As Color, una denominada La vida de los mejores, en forma de cuadernillo.

Aquí, las cinco partes de la biografía del entonces plusmarquista español de 110 m vallas, Javier Moracho (1957).

También el genial Steve Ovett (1955) tuvo sitio con la pluma de Ángel.

Además de escribir en el diario As, Ángel formó parte de la redacción de la revista Atletismo Español. Recuerdo especialmente, entre múltiples análisis, entrevistas y crónicas su Historia Mundial del Atletismo, que se publicó por partes desde enero de 1986.

Cuando el diario As creó la versión digital, Ángel se encargó de un blog llamado Carros de Fuego, dedicado íntegramente al atletismo. Tenía la buena costumbre de contestar amablemente a los lectores que comentábamos sus entradas. En ocasiones se generaba un interesante debate, como los que actualmente tienen lugar en Twitter. Además, Ángel es un gran lector, y no son infrecuentes sus comentarios de libros en su cuenta de Twitter.

Muchas gracias, Ángel, por tu labor de información y divulgación del atletismo en una época de tan complicado acceso a la información. Nos has enseñado mucho atletismo y nos has hecho disfrutar de este deporte. Continuaremos haciéndolo en las redes sociales.

Muere Ben Cross, el protagonista de Carros de fuego

Esta es la entrada 147 de este blog y es la primera que no trata de atletismo, al menos directamente. Hoy quisiera hacer un pequeño homenaje al actor Ben Cross, que acaba de fallecer en Viena. Su hija Lauren envió una nota anunciando el luctuoso suceso Queridos admiradores de Ben Cross. Soy su hija, Lauren. Tengo el corazón roto de compartir con vosotros que mi querido padre murió hace unas horas. Había estado enfermo durante un tiempo, pero sufrió un rápido avance durante la semana pasada.

Ben Cross no hizo una apabullante carrera cinematográfica, aunque entre series y películas cuenta con más de 100 títulos. Una parte importante de su carrera profesional se centró, como buen actor británico, en el teatro. Sin embargo protagonizó una sobresaliente película, probablemente la mejor de tema deportivo, la oscarizada Carros de Fuego (Hugh Hudson, 1981), ganadora de cuatro Óscars de Hollywood, entre ellos el de mejor película y mejor banda sonora (inolvidable la composición de Vangelis). Como ya habíamos tratado en otra entrada del blog, la cinta muestra muy bien la psicología del atleta, sus miedos, sus inseguridades, sus frustraciones, pero también su disciplina, su capacidad de sacrificio, el compañerismo. Uno de sus puntos fuertes son las interpretaciones y, sin duda, Ben Cross está más que a la altura en el papel de Harold Abrahams (1899-1978), un hombre motivado por una mezcla de prejuicio y paranoia, según había declarado el propio Cross en una entrevista en 2012. En esta memorable escena se muestra claramente la obsesiva personalidad de Abrahams, que confiesa a su novia Sybil que si no puede ganar no corre. Esta, poniendo un punto de sensatez en su vida, le responde que si no corre no puede ganar.

Harry Bernard Cross nació el 16 de diciembre de 1947 en Londres, en el seno de una familia de clase trabajadora. Antes de comenzar su carrera como actor desempeñó diversos trabajos manuales. Durante los años 70 se dedicó fundamentalmente al teatro, aunque intervino en la película Un puente muy lejano (Richard Attenborough, 1977). El papel que le daría fama mundial, el de Harold Abrahams en Carros de fuego le llegaría en 1981.

En 1983 protagonizó la serie de 10 episodios de la BBC La ciudadela, basada en la novela homónima del escritor y médico escocés Archibald Joseph Cronin (1896-1981). Cronin muestra lo que a su juicio debería se el compromiso de la profesión médica con la sociedad y lo que puede suceder si el médico se desvía de este compromiso. Ben Cross es un perfecto Dr Andrew Manson. La serie se puede ver completa en inglés en YouTube.

Tras estos éxitos a primeros de los 80, Cross intervino en numerosas películas y series de televisión, pero sin olvidar nunca el teatro. Algunos de los trabajos en que intervino fueron El primer caballero (1995), 20.000 leguas de viaje submarino (1997), La Biblia: Salomón (1997), El exorcista: el comienzo (2004), Star Trek (2009) o Guillermo y Kate: una historia real (2011). También se dedicó a la composición musical. Su participación en su última película, The devil’s light (Daniel Stamm, 2020) había concluido 10 días antes de su muerte. En 1984 había realizado un anuncio de American Express con el verdadero Jackson Scholtz (1897-1986), interpretado en Carros de fuego por Brad Davis (1949-1991), atleta al que el verdadero Abrahams había derrotado en los 100 m de los Juegos de París, si bien después, no antes como muestra la película, Scholz se llevó los 200 m, con el británico en última posición.

Minuto 1:20

Cross no consiguió ser tan longevo como Abrahams y nos dejó ayer, 18 de agosto, a los 72 años. Para los aficionados al atletismo será, no obstante, tan inmortal como Harold Abrahams, papel en el que Cross demostró ser un enorme actor.