Tres victorias para la permanencia en la Copa de Europa A de Praga 1987

El próximo fin de semana en la localidad polaca de Bydgoszcz tendrá lugar la 8ª edición de la Superliga Atlética de Equipos Nacionales (European Team Championships). Esta competición sustituyó en 2009 a la clásica Copa de Europa, la contienda europea de selecciones nacionales, que se venía celebrando con diversos formatos desde 1965. Hasta 1981 la fórmula en que se disputaba, con periodicidad bienal, consistía en una ronda previa donde un número de equipos nacionales se clasificaban para las semifinales, que contaban con equipos clasificados de antemano. Las semifinales tenían lugar en dos encuentros de 8 países. Los cuatro primeros pasaban a la final. Las tres rondas se celebraban el mismo año. A partir de 1983, con el calendario estival cada vez más recargado, se cambió el formato, atendiendo a la clasificación de la edición anterior, a tres divisiones A, B y C, de 8 países cada una, con ascensos y descensos de un equipo. En categoría masculina, España había quedado encuadrada en el grupo B y solo 2 puntos la había separado del ascenso tras la competición de ese 1983. Dos años después, en un fin de semana de agosto pleno de emociones, España conseguía, en Budapest, el pasaporte para la Copa de Europa A, donde se enfrentaría a los mejores equipos de Europa. En 1987, España se estrenaba en la máxima categoría, y tenía todas las papeletas para descender. Sus rivales eran los equipos de tres países que ya no existen, la Unión Soviética, la República Federal de Alemania y Checoslovaquia, en cuya capital, Praga, se celebraba el encuentro, junto con la República Federal de Alemania, el Reino Unido, Italia y Polonia. Francia había descendido el año anterior. La competición masculina y la femenina eran entonces independientes.

El atletismo español acababa de asomar la cabeza en el ámbito internacional. Menos de una década atrás, en 1978, el catalán Jordi Llopart (1952) había ganado la primera medalla española en un Campeonato de Europa al aire libre, con su oro en 50 Km marcha. El mismo atleta inauguró en medallero histórico atlético olímpico con una plata en la misma distancia en 1980. En 1982, el atletismo español se sorprendía a sí mismo con 5 medallas en el Europeo al aire libre. En 1983, en el primer Campeonato del Mundo al aire libre, España también se llevó una presea, de plata, en 50 Km marcha de la mano de otro catalán, José Marín (1950). En 1984, el cántabro José Manuel Abascal (1958), con su bronce olímpico en 1500 m, se convirtió en el primer medallista olímpico español en una prueba atlética en pista. Se trataba de un gran bagaje, comparado con el pasado reciente del atletismo patrio, pero que palidecía ante los países punteros del atletismo europeo. En el equipo español dos nombres brillaban con luz propia, el toledano José Luis González (1957), plusmarquista español de 1500 y 5000 m, y Abascal, como se ha indicado, medallista olímpico en 1500 en 1984 y plusmarquista de la competición con 3:33,63 de 1983. Poseían respectivamente la 6ª y 7ª mejor marca de siempre entonces en el kilómetro y medio. Ambos llegaban a Praga en buena forma. El toledano correría los 1500 m y el cántabro los 5000 m. Entonces se disputaba el programa olímpico completo de pista, salvo la combinada.

González entró en liza el sábado 27 de junio. De la actuación española hasta entonces destacaba la del vallista José Alonso (1957), que había sido tercero en los 400 m vallas. El máximo rival de González era el británico Steve Cram (1960), plusmarquista mundial de la milla y campeón de Europa de 1500 m, ante quien el toledano solía ceder. La carrera resultó muy lenta, con un pase de 2:41,26 en los 1000 m. En la última vuelta Cram se colocaba en primera posición. A falta de 200 m parecía inalcanzable, pero González logró igualarlo y superarlo en la última recta. El toledano corrió en 3:45,49, 0.05 menos que su rival. Para ello tuvo que realizar 50,2 en la última vuelta. No batía al británico desde 1981.

La de González no sería la única victoria de ese día. Para los 10 000 m, el director técnico Carlos Gil (1931 – 2009) había decidido confiar en el soriano Abel Antón (1962). Antón era entonces un buen corredor de 5000 m, acreditado en 13:25,81, capaz de correr los 1500 m en 3:37,5, y con un final rapidísimo. Nunca había disputado los 10 Km en pista, pero se confiaba en su capacidad de acelerar en la última recta en una previsible carrera táctica. El favorito para llevarse la victoria era el italiano Salvatore Antibo (1962), bronce el año anterior en el Europeo de la distancia, y dotado también de un tremendo final. El cálculo salió redondo para los intereses de España. Una carrera lenta acabó con el italiano y el español codo a codo en la última recta luchando por la victoria que cayó del lado de Antón por 0.04 en 28:46,65. El soriano acabaría siendo campeón de Europa de 10 000 m en 1994, y doble campeón mundial de maratón en 1997 y 1999. España terminaba el primer día en 6ª posición, con una renta de 5,5 puntos sobre Polonia, que cerraba la clasificación. La permanencia era posible.

El segundo día resultó menos complicado de lo esperado. A falta de los 5000 m y del relevo 4 x 400, España no había tenido ninguna actuación de relumbrón, pero los atletas españoles habían sabido pelear por cada punto, mientras Polonia rendía muy por debajo de sus posibilidades. La permanencia era casi un hecho cuando Abascal tomó la salida en los 5 Km. El cántabro se enfrentaba al británico Tim Hutchings (1958), bronce en el Europeo el año anterior y actual comentarista de Eurosport, y al italiano Antibo, como rivales más destacados. La carrera se disputó a ritmo decreciente con pasos de 2:40,99, 5:24,31, 8:16,07 y 10:59,88. Abascal, siempre en control de la carrera, esperó hasta la última vuelta, momento en que cambió de ritmo y se llevó la victoria con 13:32,87, en aquel momento plusmarca del campeonato, con casi 2 segundos de ventaja sobre Hutchings, quien aplaudía desde el suelo la victoria del español.

Hutchings Abascal (2)
Hutchings aplaude a Abascal, tras la victoria del español en los 5000 m de la Copa de Europa

Finalmente, en una competición ganada por la Unión Soviética, España fue 7ª con 72 puntos, 16 por encima de Polonia, que se iba a la Copa de Europa B, mientras Francia volvía a la máxima categoría. El fin de semana se completó con el ascenso en categoría femenina a la Copa de Europa B.

Hace 32 años, el atletismo español, que poco antes se había asomado tímidamente al territorio de los mejores, conseguía mantenerse en la élite europea. Aunque hoy no lo parezca, fue una gran proeza, que lució aun más con las magníficas victorias de González, Abascal y Antón.

Anuncio publicitario

Jesús España y el genuino 5000 español

El primer corredor español de 5000 m de talla internacional fue el vigués Javier Álvarez Salgado (1943). Salgado superó su primera plusmarca española de la prueba en 1966, con 13:53,0 y la llevó hasta 13:28,4, en 1971, 4ª mejor marca mundial de ese año. Ese año había sido 5º en el Europeo al aire libre. Vio, literalmente, pues tomaba parte en la carrera, cómo el palentino Mariano Haro (1940), más centrado en los 10 000 m, lo superaba y mejoraba su plusmarca con 13:26,03 (13:26,0) en 1972. Salgado contraatacó unos días después, pero se quedó a 0,4 del registro de Haro, con mejor marca personal. El alcarreño Fernando Cerrada (1954), en 1977, sucedió a Haro en la lista de plusmarquistas con 13:24,31. En 1981 mejoró hasta 13:23,58. Las dos siguientes plusmarcas fueron para dos corredores que no se dedicaron a los 5000 m. El segoviano Antonio Prieto (1958), corredor de 10 000 m y de campo a través, registró 13:18,53 en 1983. Posteriormente el mediofondista toledano José Luis González (1957) rebajó el tope español a 13:15,90 en 1985 y a 13:12,34 en 1987.

En los años 90, con un buen grupo de corredores, el 5000 español experimentó una notable mejoría. En 1992, el soriano Abel Antón (1961) se convertía con su 8º puesto en los Juegos de Barcelona en el primer finalista olímpico en la prueba. También fue el primer medallista en un Europeo al aire libre, bronce en 1994. Dos años después, en los Juegos de Atlanta, el granadino Enrique Molina (1968) subía un peldaño más al ser 7º en la final. Poco después se hacía con la plusmarca española, al correr en 13:11,05. La perdió a manos del riojano Anacleto Jiménez (1967), que realizó 13:08,30 en junio de 1997. Un mes después el granadino contraatacó y consiguió recuperarla con 13:07,34. Ese mismo año fue 8º en el Mundial de 5000 m al aire libre. En esta prueba, en el campeonato de Europa al aire libre de 1998 hubo doblete español con el oro del palentino Isaac Viciosa (1969) y la plata del jienense Manuel Pancorbo (1966). El 10º de esa competición fue el madrileño Alberto García (1970), que esa temporada se había hecho con el primado español al correr en 13:04,64. García se convertiría en el mejor corredor europeo del momento. Fue campeón continental al aire libre en 2002. El año anterior había mejorado a 13:02,54 y había ocupado la 4ª posición en el Mundial al aire libre. En el invierno de 2003 estaba en tan buena forma que fue capaz de superar un sábado por la tarde en Sevilla la plusmarca europea de 3000 m en sala y el domingo por la mañana ser el primero en Bilbao en el campeonato nacional de campo a través por clubes. Desgraciadamente, poco después se supo que recibía ayudas ilegales. En mayo de ese año se descubrió que había consumido eritropoyetina, por lo que recibió una suspensión  de 2 años. Igual destino corrió su sucesor como plusmarquista español Alemayehu Bezabeh (1986), de origen etíope. Corrió en 2010 en 12:57,25. En 2012 recibió una suspensión de 2 años por dopaje sanguíneo.

En este contexto complicado surgió la figura de Jesús España Cobo (Madrid, 21 de agosto de 1978). España comenzó en el atletismo a los 17 años en la prueba de los 1500 m, distancia en la que fue 9º en el Eurojunior de 1997. No destacó especialmente en sus primeros años, pero una notable capacidad de trabajo, junto con una gran resistencia a los problemas físicos, le permitieron progresar durante una carrera deportiva que se prorrogó por más de 20 años. El punto de inflexión en su carrera fue el año 2002, cuando llegó su primer éxito, en el Europeo de pista cubierta, donde cerró el triplete español con la medalla de bronce. Al aire libre, tras varias temporadas intentándolo, bajó de largo por primera vez de 3:40,00, corriendo en 3:36,53 en 1500. Ese año, sin embargo, ya había decidido convertirse en corredor de 5000 m. Hizo una mejor marca de 13:22,66. En el continental, al aire libre, ocupó el puesto 11º en 5000 m. La pista cubierta siguió dándosele bien y en 2003 fue 4º en el Mundial de 3000 m.  En 2005 ya corría en 13:15,44. Al año siguiente consiguió su mayor éxito al proclamarse campeón de Europa de 5000 m, venciendo a un joven Mo Farah (1983). En una carrera lenta, Farah atacó a falta de 1 Km. España se mantuvo detrás del británico, hasta que lo superó en la última recta con 13:44,70, por 13:44,79. El burgalés Juan Carlos Higuero (1978), tras un gran final, se hizo con el bronce en 13:46,48.

En 2007 se hizo con su segundo bronce europeo bajo techo en 3000 m. Al aire libre fue 7º en el Mundial de 5000 m. En 2008 fue 14º en la final olímpica. En 2009 consiguió su tercer y último bronce europeo en sala en 3000 m y fue 10º en el Mundial de 5000 m. Ese año llevó su marca personal a 13:10,73. En 2010 volvió a enfrentarse a Mo Farah en la final del Europeo al aire libre de 5000. Para entonces el británico ya se había convertido en un corredor de élite que corría por debajo de 13 minutos. Batió a España, que fue 2º con cierta facilidad, 13:31,18 frente a 13:33,12.

En 2011, con 33 años, España realizó su mejor marca de siempre, unos excelentes 13:04,73. Ese año fue 12º en el Mundial de 5000 m. A partir del año siguiente, los problemas físicos, que hasta entonces lo habían respetado, comenzaron a impedirle prepararse adecuadamente. Pudo recuperarse, no obstante, para pasarse al maratón. En 2016 registró 2h11:58, lo que le permitió ser olímpico. Siguió compitiendo hasta su retirada, el año pasado, con un 6º puesto en el maratón del Campeonato de Europa.

Jesús España es un atleta cuya mejor marca en 5000 m probablemente debería figurar como plusmarca española. Durante su longeva trayectoria deportiva se labró fama de atleta serio, trabajador y discreto, lo que le granjeó un gran respeto y admiración por parte de los compañeros y del público. Consiguió sus logros sin recurrir a atajos porque, como bien dice el Nuevo Testamento, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo si pierde su alma?

El 1500 en España (V). Los años 90, Fermín Cacho oro olímpico

Tras una década de éxitos, el año olímpico de 1988 resultó muy negativo para el 1500 en España, ya que finalmente no hubo ningún representante en los Juegos.  A pesar de que en esa temporada hubo 9 atletas por debajo de 3:40,00, tan solo dos de ellos fueron capaces de realizar la mínima olímpica de 3:38,5. José Luis González (1957) tuvo un verano plagado de problemas físicos. Pudo correr en 3:36,41, pero acabó renunciando a participar en los Juegos de Seúl. El otro atleta español con mínima fue el soriano Abel Antón (1962), que realizó 3:38,21, pero que correría el 5000 en la capital coreana, donde fue semifinalista. En Barcelona, 4 años después, fue 8º en 5000 m, distancia en la que sería bronce europeo en 1994, además de oro en 10000 m en la misma competición. Acabó corriendo maratón, modalidad en la que ganó el oro en los Mundiales de 1997 y 1999. En 1500 m, prueba en la que se prodigó poco, acreditó una mejor marca de 3:37,5 en 1985. El sorprendente campeón de España en 1988 fue el catalán Jaime Villalonga (1965), que ese mismo año realizó su mejor marca 3:40,31, y que, en una lentísima carrera, se llevó el oro con 3:55,48. El cántabro José Manuel Abascal (1958), en mermadas condiciones, fue 7º y tampoco acudió a Seúl.

Tras el tirón de Abascal y González habían surgido algunos jóvenes atletas en los que se confiaba para tomar el relevo de los dos grandes del medio fondo español. Dos de ellos entrenaban a las órdenes de Gregorio Rojo, en el grupo del cántabro. Se trataba del manchego, reusense de adopción, Teófilo Benito (1966-2004) y del barcelonés Ángel Fariñas (1967). Benito llevaba una trayectoria muy sólida desde categorías inferiores, lo que lo llevó a ser 4º en el Europeo Junior de 1500 m en 1983 con 3:43,28, plusmarca española juvenil. Era el favorito para el título europeo junior 2 años después, pero, pese a acreditar esa temporada 3:38,92, solo pudo ser 7º en una carrera táctica. No obstante siguió progresando y en 1986 realizó, con 20 años, 3:36,96. No volvió a mejorar hasta que en 1991 corrió en el que sería su mejor tiempo de siempre, 3:35,84. Tomó parte en los Mundiales de 1987 y 1991 y en el Europeo de 1990. Fue bronce en los Juegos del Mediterráneo de 1967. Aquejado por una enfermedad del sistema nervioso, falleció en 2004. Fariña, por su parte, había sido 8º en el 1500 del primer Mundial junior, en 1986. En 1990, registró la que entonces era 3ª mejor marca española de siempre, 3:35,15. Su recorrido atlético no fue, sin embargo, muy exitoso, ya que al aire libre nunca pudo participar en un gran campeonato.

El futuro del 1500, tanto en el ámbito internacional, como en el español, se estaba preparando, no obstante, muy lejos de Seúl, en la ciudad canadiense de Sudbury, provincia de Ontario, donde se habían celebrado los segundos Mundiales Junior. En el kilómetro y medio había repetido oro en keniano Wilfred Oanda Kirochi (1969). Curiosamente este atleta en sus dos participaciones en esta competición batió a los 3 siguientes campeones olímpicos. En 1986 la plata fue para el keniano Peter Rono (1967), oro en Seúl 1988, y en 1988 el bronce fue para el español Fermín Cacho (1969), oro en Barcelona 1992, y la plata para el argelino Nourredine Morceli (1970), oro en Atlanta 1996.

Fermín Cacho Ruiz (Ágreda, Soria, 16 de febrero de 1969) realizó una gran carrera en Sudbury, donde cambió de ritmo a falta de 500 metros, lo que le valió para hacerse con un valioso bronce. En semifinales había mejorado su marca a 3:44,04. Ese año hizo un mejor tiempo de 3:42,56. El año anterior había registrado 3:45,9 y había sido 12º en el Europeo Junior. En 1989 dio un enorme salto de calidad el imponerse en el campeonato de España con 3:36,23, que superaba notablemente los 3:39,64 que había realizado a principios de temporada y era plusmarca de los campeonatos. Ello y la lesión de José Luis González le sirvieron para representar a España en la Copa del Mundo de Barcelona ese año, donde ocupó la 6ª posición. Consiguió su primer éxito internacional unos meses después, cuando se colgó la plata en el 1500 del Europeo en sala. Al aire libre volvió a hacerse con el oro en el Nacional, con 3:37,04, su mejor marca ese año, y fue 11º en el Europeo absoluto. En 1991 se celebraba en tercer Mundial al aire libre, en Tokio en septiembre. En marzo tenía lugar el Mundial en sala, en el que Cacho fue plata en 1500 metros, detrás de Morceli, que ya comenzaba a mostrar una gran superioridad. Poco antes, con 3:35,29, que mejoraban su prestación al aire libre, se había hecho con la plusmarca española en sala. Al aire libre volvió a imponerse brillantemente en el campeonato de España, con 3:34,52, nuevamente plusmarca personal y de los campeonatos. Unos días después ratificó su buena forma al correr en Zúrich en 3:32,03, registro que lo convirtió en el tercer mejor atleta del año. Con estas credenciales se encontraba entre los favoritos para entrar en el podio del 1500 en el Mundial de Tokio. En la capital de Japón se clasificó fácilmente para la final. Los otros españoles, José Luis González y Teófilo Benito se quedaron en las semifinales. En la ronda definitiva, Cacho se volvía a encontrar con sus compañeros de podio en el Mundial Junior de 1988, Wilfred Oanda Kirochi y Nourredine Morceli, aunque esta vez el favorito era el argelino. La carrera se desarrolló a ritmo ligero con pases de 58,02 y 1:57,43, con la prueba liderada por el keniano David Kibet (1963) hasta que a falta de 420 metros Morceli cambió de ritmo, dando paso al 1200 en 2:54,10. El argelino se hizo con el oro con cierta facilidad en el excelente tiempo de 3:32,84. Kirochi entró 2 segundos después y fue plata. Esta sería la mejor actuación en categoría absoluta del keniano doble campeón mundial junior de 1500 m. Cacho, que entró en la recta final tratando de ir por el bronce, fue finalmente 5º, igualando lo conseguido por Abascal 8 años antes en Helsinki.

El soriano acabó la temporada corriendo un 800 en 1:45,37, que sería su mejor marca de siempre, y que coronaba una excelente temporada en la que se había incorporado a la élite mundial. A menos de un año vista para los Juegos de Barcelona, Cacho era uno de los candidatos a estar entre los tres primeros en la cita olímpica.

Aunque no tomó parte en el campeonato de Europa en sala, Cacho sí realizó pista cubierta en la temporada olímpica de 1992. Superó la plusmarca española de 3000 m con 7:46,11. Al aire libre renovó fácilmente su título nacional de 1500 m, en una carrera táctica, en la que marcó 3:49,0. Ya en los Juegos se mostró en excelente forma al vencer en su serie con 3:37,04 y hacer 3:34,93 en la segunda semifinal, su mejor marca del año, dejándose ir detrás del qatarí Mohamed Suleiman (1969), 3:34,77. Nunca se había corrido tanto en una semifinal olímpica. Morceli había ganado la primera con 3:39,22. La final resultó, no obstante, lentísima, con pasos de 1:02,25 y 2:06,83, con el veterano keniano Joseph Chesire (1961), 4º en LA84, en primera posición. Al paso por el 1200, en 3:02,55 Chesire aguantaba en cabeza seguido muy de cerca por el campeón de Europa, el alemán Jens Peter Herold (1965), Cacho y el estadounidense Jim Spivey (1961), con Morceli algo encerrado en 5ª posición. El keniano, incapaz de proteger la cuerda, vio cómo a falta de 200 metros lo sobrepasaba Cacho por dentro, que se fue irresistible por el oro, en 3:40,12.

Tan solo 38 años después de que Manuel Macías (1923-1983) se convirtiera en el primer español en correr los 1500 m por debajo de 4 minutos, el camino recorrido por el propio Macías, Barris, Esteban, González Amo, Burgos, los hermanos Morera, Abascal, González y Vera lo culminaba Fermín Cacho dándole a España el oro olímpico en la entonces considerada prueba reina.

La actuación de Morceli resulta difícil de explicar. No estuvo en carrera en ningún momento y acabó finalmente 7º. Sin embargo 10 días después, el 19 de agosto, en Zúrich realizó 3:30,75 y el 4 de septiembre superaba la  plusmarca mundial con 3:28,86, 0,60 menos que la marca del marroquí Said Aouita (1959) de 1985.  Las carreras posolímpicas de Cacho no fueron tan exitosas, si bien esto fue una constante durante varias temporadas con el soriano. Se centraba más en los grandes campeonatos y menos en hacer grandes marcas. En Zúrich fue 3º con 3:32,52, su mejor marca del año, y en Bruselas 2º con 3:32,98. Acabó la temporada haciendo plusmarca española de 1000 m con 2:16,13.

El 11º en la final olímpica fue otro español, el jienense Manuel Pancorbo (1966). Pancorbo, que llegó a correr la distancia en 3:34,03 (1998), repitió el mismo puesto al año siguiente en el Mundial al aire libre y fue 6º en el Europeo de 1994. Fue plusmarquista europeo al aire libre de 3000 m, con 7:31,78 y subcampeón de Europa de 5000 m en 1998, distancia en la que fue 11º en el Mundial de 1997, 2 veces campeón de España (1997 y 1998) y en la que acreditó 13:08,44.

El oro olímpico de Cacho no fue flor de un día. En 1993 continuó con un gran rendimiento, aunque ese año estuvo un escalón por debajo de Morceli, que se mostró muy superior. El 20 de junio en los Juegos del Mediterráneo, celebrados en la ciudad francesa de Narbona, el soriano registró unos excelentes 3:32,43, que le sirvieron para ganar la plata tras el inabordable Morceli, oro con 3:29,20. Tras repetir victoria por 5ª vez en el Campeonato de España, en Zúrich el 4 de agosto Cacho realizó su mejor marca personal, 3:32,01, otra vez detrás del argelino, primero con 3:30,06. En el Mundial de Stuttgart (a partir de entonces los Mundiales se celebran cada 2 años) se repitió el guion. La final no tuvo mucha historia. Con una táctica parecida a la de 4 años antes en Tokio, Morceli cambió de ritmo a falta de algo más de una vuelta y se llevó con él al somalí Abdi Bile (1962) y a Cacho. Morceli ganó con cierta ventaja en 3:34,24 y Cacho, que había sobrepasado al somalí a falta de 200 m, fue plata con 3:35,56.

Tras la plata de Stuttgart y la marca de Zúrich, con la que sería el segundo mejor atleta del año en 1500 m, Cacho se afianzó como uno de los mejores atletas del momento en el kilómetro y medio. El año siguiente de 1994 se lo tomó de transición. No pudo renovar su título nacional, pues fue 2º detrás del palentino Isaac Viciosa (1969). Este atleta fue su máximo rival en el Europeo al aire libre, aunque finalmente pudo derrotarlo. Cacho realizó 3:35,27, plusmarca del campeonato, que acabaría siendo su mejor marca del año. Viciosa fue segundo con 3:36,01, superando ambos el bronce de Abascal en 1982, la mejor actuación de un español en 1500 m hasta entonces.

El palentino Isaac Viciosa había comenzado corriendo 800 m, prueba en la que tomó parte en el Mundial Junior de Sudbury en 1988. Progresivamente fue haciendo la transición al 1500, distancia en la que la plata del Europeo fue su mejor resultado. Posteriormente subió al 5000, prueba en la que fue campeón de Europa en 1998. Ese año se hizo con la plusmarca europea de 3000 m con 7:29,34 y realizó sus plusmarcas personales en 1500 m, 3:30,94, y en 5000 m, 13:09,63. Ganó la milla de la 5ª Avenida de Nueva York en 4 ocasiones consecutivas, de 1995 a 1998. Es el único atleta que lo ha conseguido.

En año 1995 volvían los campeonatos del Mundo, tanto en sala como al aire libre. El Mundial de pista cubierta se celebraba en Barcelona. Fermín Cacho decidió tomar parte, tras unos buenos 3:36,61 y el oro en el Nacional en sala. En el Mundial, sin embargo, ocupó un inesperado 6º puesto. El ganador fue el marroquí de 20 años Hicham El Guerrouj (1974), que en poco tiempo se convertiría en uno de los más grandes de la historia. La plata fue para el mallorquín Mateo Cañellas (1972). Cañellas había sido campeón de Europa junior en 1991. Logró sus mejores éxitos en pista cubierta con esta plata en el Mundial y el oro europeo en 1996. Sus mejores marcas fueron 3:37,12 al aire libre y 3:37,99 en pista cubierta. Para Cacho las cosas tampoco fueron muy bien al aire libre. Se hizo con la victoria en el campeonato de España por 6ª vez y corrió en Mónaco en 3:34,25, pero una lesión en el muslo le impidió rendir adecuadamente en el Mundial de 1500 m, donde solo pudo ser 8º. Morceli se volvió a imponer con cierta facilidad, El Guerrouj, 3:31,16 ese año, fue plata y el atleta de Burundi Vetuste Niyongabo (1973), 3:30,78 ese año, fue bronce. Cacho acabó el 13º en la lista mundial del año. El año olímpico de 1996 se presentaba complicado, con Morceli, que había mejorado su plusmarca mundial hasta 3:27.37, inabordable y dos jóvenes atletas de gran calidad, El Guerrouj y Niyongabo. Pero para el soriano aún quedaba mucha tela que cortar.