Viktor Saneyev, una trayectoria de oro

El comienzo de este 2022 nos ha dejado una noticia triste. El día 3 de enero fallecía Viktor Saneyev (1945-2022), el atleta georgiano de origen ruso que consiguió tres medallas de oro olímpicas en triple salto. En realidad su recorrido atlético ha sido incluso más amplio. Entre campeonatos de Europa al aire libre, en pista cubierta y Juegos Olímpicos, en catorce finales en que tomó parte, ganó once medallas de oro y tres de plata.

Viktor Danilovich Saneyev nació el 3 de octubre de 1945 en el seno de una modesta familia rusa en la ciudad georgiana de Sujumi, hoy capital de la no reconocida República de Abjasia. Comenzó a practicar atletismo a los once años, prestando más atención al salto de altura. En 1963 decidió concentrarse en el triple salto, tras un registro de 14.88 m. Se dio a conocer internacionalmente con su victoria en la final de la Copa de Europa de 1967, con un salto de 16.67, su mejor marca, representando a la Unión Soviética. Ese año también saltó 7.90 m en longitud. En 1968 mejoró hasta 16.87 m, cerca de la plusmarca mundial del polaco Józef Szmidt (1935), 17.03 m. Con ese salto, Saneyev se convertía en uno de los favoritos para el oro en los Juegos de México. Sobre el papel, sus principales rivales serían el finlandés Pertti Pousi (1946), con 17.00 m, y el italiano Giuseppe Gentile (1943), con 16.74m.

La competición de triple salto en México fue la mejor de la historia. La fase de clasificación tuvo lugar el 16 de octubre. La mínima para entrar en la final se estableció en 16.10 m. Saneyev hizo un primer salto de 16.22 m y se fue a la ducha. Gentile necesitó un segundo salto, tras un primer nulo. Se fue a 17.10 m, nueva plusmarca mundial, a las 11:10 de la mañana. Pousi se quedó fuera de la final con unos pobres 15.84 m. Al día siguiente por la tarde se celebraba la final. Gentile pareció cerrar la competición con un salto de 17.22 m en el primer intento. El segundo mejor salto de esa primera ronda fueron los 16.71 m del senegalés Mansour Dia (1940). Pero lo mejor estaba por llegar. Saneyev, que se había quedado en 16.49 m en su primer intento, mejoró hasta 16.84 m en la segunda ronda. Al término de esta tanda ocupaba la tercera posición, tras Gentile y el brasileño Nelson Prudêncio (1944-2012), que mejoraba largamente con 17.05 m, sus mejor marca previa de 16.32 m. Todo cambió en la tercera ronda. Saneyev se colocaba en cabeza con la segunda plusmarca mundial de la tarde, 17.23 m. Entretanto, Gentile seguía con un solo salto válido. Saneyev hizo unos buenos 17.02 m en la cuarta ronda, en la que no hubo cambios. La quinta tanda supuso un nuevo vuelco, con otra plusmarca mundial, cuando Prudêncio se fue a 17.27 m. La réplica de Saneyev fue muy corta, 16.81 m. Le quedaba un intento. Gentile solo había sido capaz de hacer un salto válido más, el quinto, de 16.54 m, Prudêncio hizo unos buenos 17.15 m. Saneyev no desaprovechó la oportunidad y cerró la competición con la cuarta plusmarca mundial de la tarde, 17.39 m. Szmidt, campeón olímpico en las dos anteriores ediciones, fue séptimo, con 16.89 m, y vio cómo los cinco primeros habían superado los 17.03 m, que tenía como tope universal hasta el día anterior. No cabe duda de que la altitud y el tartán desempeñaron un papel clave en la mejora de los registros, pero México supuso un punto de inflexión para la prueba. A partir de entonces saltar más lejos de 17 metros comenzó a ser la norma en las grandes competiciones.

Para Saneyev, México fue el primero de una serie de éxitos que durarían más de una década. En 1969 se impuso en el Europeo al aire libre con 17.34 m, muy cerca de su plusmarca mundial, casi medio metro más que el segundo. En 1970 ganó su primer oro europeo en sala. Repetiría en 1971, 1972, 1975, 1976 y 1977. En 1971 resultó derrotado en el Europeo al aire libre por el alemán Jörg Drehmel (1945), 17.16 frente a 17.10 m, en ambos casos con viento a favor excesivo. En 1972, el georgiano renovaba su oro olímpico conseguido cuatro años antes, esta vez con menos dificultad. Un salto inicial de 17.35 m ya no lo apeó de la cabeza. Además realizó un tercero de 17.19. En la quinta ronda Drehmel, con 17.31 m, se le acercó peligrosamente, pero el alemán no fue capaz de ir más allá. Tercero fue Nelson Prudêncio, con 17.05 m. Tras los Juegos, el 17 de octubre, en Sujumi, su ciudad natal, al nivel del mar, recuperaba la plusmarca mundial con 17.44 m. El año anterior el cubano Pedro Pérez (1952-2018) había saltado en la altitud de Cali, Colombia, 17.40 m.

Los éxitos continuaron para Saneyev, absoluto dominador de la prueba en la mayor parte de los años 70. En 1974 se proclamó por segunda vez campeón de Europa con 17.23 m, 55 cm más que el segundo clasificado. En 1975 perdió definitivamente la plusmarca mundial, cuando el brasileño João Carlos de Oliveira (1954-1999), en México, se fue a 17.89 m. No pudo, sin embargo, Oliveira, superar a Saneyev en los Juegos Olímpicos de 1976. El georgiano se colocó en cabeza en la tercera ronda con 17.06 m, el primer salto de todos los participantes por encima de los 17 metros. En la siguiente tanda, sin embargo, el estadounidense James Butts (1950) lo superaba con 17.18 m. Este se repuso en la quinta ronda, con un salto ganador de 17.29 m. De Oliveira fue bronce con 16.90 m.

El dominio de Saneyev comenzó a declinar a partir de 1977. En 1978, ya con 32 años, aún fue capaz de ganar la medalla de planta en el campeonato de Europa al aire libre. En una final sin saltos por encima de 17 metros, se quedó, con 16.93 m, a 1 cm del ganador, el serbio, entonces yugoslavo, Miloš Srejović (1956). El cierre de la carrera deportiva de Saneyev llegó en 1980, con los Juegos Olímpicos de Moscú. El boicot de los países occidentales no afectó demasiado a la prueba de triple salto, aunque no estaba el estadounidense Willie Banks (1956), acreditado en 17.23 m el año anterior el México. Las autoridades deportivas soviéticas estaban decididas a conseguir que Saneyev igualase los cuatro oros olímpicos en al misma prueba del discóbolo estadounidense Al Oerter (1936-2007). El prestigio del georgiano era tal, que resultó el elegido para entrar con la antorcha en el estadio olímpico, algo que, normalmente, se reserva para deportistas retirados. Desgraciadamente la gestión excesiva de los federativos locales dio lugar a una final bochornosa. Los encargados de controlar la prueba fueron jueces exclusivamente soviéticos. De los doce saltos de Oliveira y del australiano Ian Campbell (1957) dieron solamente tres válidos. Los saltos anulados injustamente habrían permitido a ambos copar las dos primeras plazas del podio, con marcas probables de alrededor de 17.90 m para el brasileño y 17.60 m para Campbell. Sin embargo, ni aun así consiguieron que la victoria fuese para Saneyev. El ganador fue el estonio, representando a la Unión Soviética, Jaak Uudmäe (1954), que se fue a 17.35 m en su tercer salto. Saneyev acreditó 17.24 m en su último salto, su mejor prestación desde 1976, lo que le permitió sobrepasar por dos centímetros a de Oliveira.

Saneyev se retiró ese mismo año olímpico de 1980. Desde entonces, tan solo el estadounidense Carl Lewis (1961), con cuatro oros en el salto de longitud, lo ha superado. El jabalinista checo Jan Železný (1966) fue capaz de igualar la prestación de Saneyev, con una plata y tres oros olímpicos, si bien el puesto real del exsoviético en sus últimos Juegos fue probablemente el cuarto. Saneyev, ingeniero agrónomo de profesión, trabajó como técnico de atletismo para el equipo nacional soviético y para su club, el Dinamo de Tblisi. Tras la disolución de la Unión Soviética, tuvo serios problemas económicos, por lo que emigró con su familia a Australia, donde trabajó hasta de repartidos de pizzas, antes de encontrar trabajo como profesor de Educación Física y posteriormente como entrenador de saltos. Murió el su casa de Sídney el 3 de enero de 2022

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Mamo Wolde, el segundo as del repóquer etíope

Etiopía cuenta con cinco ases indiscutibles de las carreras de fondo de todos los tiermpos, cinco ases que forman un repóquer: Abebe Bikila (1932-1973), Mamo Wolde (1932-2002), Miruts Yifter (1944-2016), Haile Gebrselassie (1973) y Kenenisa Bekele (1982). Entre los cinco suman 10 oros olímpicos. Mamo Wolde, campeón olímpico de maratón y subcampeón de 10 000 m en 1968 y medallista de bronce en maratón en 1972 es cronológicamente el segundo as, si nos atenemos a los oros olímpicos, pero el primero en participar en unos Juegos .

Degaga Mamo Wolde nació en Ada’a, un distrito a unos 100 Km al norte de Addis Abeba, el 12 de junio de 1932. En 1951, año en que se unió al Ejército, se trasladó a vivir a la capital. Etiopía participó en unos Juegos Olímpicos por primera vez en 1956. Wolde fue uno de sus representantes en las pruebas de 800, 1500 y 4 x 400 m. En ninguna de las tres pasó de la primera ronda, pese a que en las pruebas individuales realizó sus mejores marcas de siempre, 1:58.0 y 3:51.0. Wolde continuó practicando atletismo hasta 1973. Sin embargo su trayectoria fue muy irregular. No ayudó a ello su empleo en el Ejército, donde se le enviaba periódicamente al extranjero como parte de fuerzas de pacificación. No se clasificó para los Juegos Olímpicos de 1960, donde Bikila fue oro en maratón. A partir de esos primeros años 60, Wolde cambió a distancias largas, desde 5000 m hasta el maratón. En 1962 bajaba por primera vez de 29 minutos en 10 000 m. Con una marca de 28:55.6 se convertía en plusmarquista etíope de la distancia. En 1964, antes de los Juegos Olímpicos, mejoró a 28:53.1, suficiente para conseguir la clasificación olímpica. También consiguió su selección en la prueba de maratón, al ser segundo en la carrera clasificatoria, con 2h16:19.2, a 0.4 de Abebe Bikila. Tercero, con 2h19:30.0 fue su hermano Demissie Wolde (1937). En los primeros Juegos de Tokio, Mamo Wolde tuvo una actuación muy destacada en la trepidante y accidentada final de los 10 000, en la que dos atletas que nunca habían bajado de 29 minutos, el estadounidense Billy Mills (1938) y el tunecino Mohamed Gammoudi (1938), derrotaron al australiano plusmarquista mundial, 28:15.6, Ron Clarke (1937-2015), con tiempos respectivos de 28:24.4, 28:24.8 y 28:25.8. Wolde fue cuarto con 28:31.8. Una semana después disputó el maratón. No llegó a la meta. Bikila renovó el título de 1960 y Demissie fue décimo.

En 1965, Wolde fue tercero en los 5000 m de los primeros Juegos Panafricanos, por detrás de los kenianos Kip Keino (1940) y Naftali Temu (1945-2003). En 1967, el etíope realizaba su mejor marca de siempre en 5000 m, 13:38.8. También ese año corría los 10 000 m en 28:41.2. En 1968, acudió a los Juegos Olímpicos inscrito en 5000, 10 000 m y maratón. La final directa de los 10 000 m se celebraba el 13 de octubre en Ciudad de México, a 2250 m sobre el nivel del mar. Se pensaba que la altitud beneficiaría a los corredores africanos, mejor adaptados. Ron Clarke, plusmarquista mundial con 27:39.4 había realizado la mejor marca del año, 27:49.4. El alemán Jurgen Haase acreditaba 28:04.4, Keino 28:04.6 y Temu 28:27.4. También había que contar Gammoudi y con Wolde. La carrera resultó muy lenta con un pase de 15:00.6 por la mitad. A falta de 1100 m, Keino abandonó, aquejado de dolores abdominales. Se diagnosticó posteriormente de colecistitis, lo que no le impidió ser plata en 5000 y oro en 1500 m. Cuando restaban 900 m, Temu tomó la cabeza, llevándose con él a Wolde, Gammoudi y Clarke. El australiano cedió cuando quedaba vuelta y media y el tunecino no pudo resistir el cambio de Wolde al comenzar la última vuelta. Temu sí aguantó el tirón y pasó al etíope a mitad de la recta de llegada. Con un último 400 en 57.5, Temu se impuso con 29:27.4 por 29:28.0 de Wolde.

El 15 de octubre, Wolde se clasificó fácilmente para la final de 5000 m al ser tercero en su serie con 14:29.9, detrás de Keino y de Gammoudi, pero no se presentó a la final dos días después. Sí estaba en la línea de salida del maratón, el 20 de octubre. Junto a él se encontraba Abebe Bikila, que no parecía en la forma de las dos ediciones anteriores. Estaba recuperándose de una colecistitis y de una fractura de estrés. El australiano Derek Clayton (1942) había realizado 2h09:36.4, el año anterior, el primer tiempo por debajo de 2h10:00, pero el rendimiento de los atletas no africanos en México había estado muy por debajo de sus posibilidades. También estaba Naftali Temu. Wolde se mantuvo en el grupo de cabeza sin dejarse ver hasta la mitad de la carrera, en que cambió de ritmo y se llevó con él a Temu. Este cedió a partir del kilómetro 30. En el kilómetro 35, Wolde tenía una cómoda ventaja de 2 minutos, que fue incrementando hasta llegar a la meta en 2h20:26, muy por delante del japonés Kenji Kimihara (1941), 2h23:31, y del neozelandés Michael Ryan (1941), 2h23:45. Clayton fue séptimo, 2h27:23.8, Temu 19º, 2h32:36, y Bikila abandonó. Una hora después de Wolde llegó a la meta el tanzano John Akhwari (1938), lesionado en una rodilla, pese a lo que estaba decidido a terminar porque su país no lo había enviado tan lejos para abandonar.

En 1969, Wolde mejoró en maratón hasta 2h15:17. En los Juegos de 1972 fue tercero, tras el estadounidense Frank Shorter (1947), 2h12:19, y el belga Karel Lismont (1949), 2h14:31. El tiempo del etíope de 2h15:08 fue el mejor suyo de siempre. Wolde compitió hasta el año siguiente, en que ganó el maratón de los Juegos Panafricanos en 2h17:33, con 41 años. Pese a que Etiopía nunca participó en el Cross de las Naciones y no entró en el Mundial de Campo a Través hasta 1981, Wolde también destacó notablemente en esta modalidad, con victorias en Lasarte en 1963, 1964 y 1967 y en Elgóibar en 1963, 1964, 1967 y 1968, lo que hizo que fuese muy conocido en España.

En 1993 resultó detenido, acusado de la muerte de un joven manifestante, durante una intervención del Ejército. Pese a las presiones del Comité Olímpico Internacional, estuvo nueve años en espera de juicio hasta que finalmente se le condenó a diez años de prisión. Aunque, dado el tiempo de espera, se le liberó inmediatamente, a principios de 2002. Él siempre negó las acusaciones. Disfrutó poco tiempo de la libertad, pues falleció el 26 de mayo de ese mismo año por un cáncer de hígado.

Naftali Temu, el único campeón olímpico keniano de 10 000 m

En una emocionante y disputada final de 10 000 m, el etíope Selomon Barega (2000) se convirtió en el primer atleta campeón olímpico de los Juegos Olímpicos de Tokio, oficialmente de 2020. En un último 300 trepidante, derrotó a los ugandeses Joshua Cheptegei (1996), campeón del mundo y plusmarquista mundial (26:11.00), y Jakob Kiplimo (2000), campeón del mundo de medio maratón. La otrora poderosa armada keniana no tuvo ningún protagonismo en esta final, evidenciando un cierto retroceso de sus atletas en las pruebas de fondo. Rodgers Kwemoi (1997) fue séptimo, Rhonex Kipruto (1999) noveno y Weldon Langat (1998) vigésimo. Los atletas kenianos han mejorado la plusmarca mundial en seis ocasiones, han ganado el campeonato del mundo tres veces y se han hecho con ocho medallas olímpicas, pero solamente una de estas ha sido de oro. Sucedió en los Juegos Olímpicos de 1968. Naftali Temu conseguía la victoria en los 10 000 m y hacía historia al ser el primer atleta keniano campeón olímpico.

Nabiba Naftali Temu nació en el distrito keniano de Nyamira el 20 de abril de 1945. Comenzó a practicar atletismo a los catorce años. En 1964, con diecinueve, acudió a los primeros Juegos de Tokio, donde abandonó en los 10 000 m y fue 49º en el maratón, con 2h40:47. En 1965 fue segundo en 5000 m en los primeros Juegos Panafricanos, celebrados en Brazaville (Congo). Sus compañeros en el podio serían sus grandes rivales en los siguientes Juegos Olímpicos: el también keniano Kip Keino (1940), oro, y el etíope Mamo Wolde (1932-2002), bronce. Al año siguiente, en los Juegos de la Commonwealth, en la prueba de las 6 millas (9656 m), la última edición en que se disputaron las distancias imperiales, Temu batió sorprendentemente al australiano Ron Clarke (1937-2015), plusmarquista mundial de los 10 000 m. El keniano superó a Clarke en 25 segundos. Clarke había acreditado el año anterior unos estratosféricos 27:39.4. Nadie más había bajado de 28 minutos. En las tres millas, Clarke fue segundo, detrás de Keino, y Temu cuarto.

Los Juegos Olímpicos de 1968 tendrían lugar en México a más de 2200 metros de altitud. Entonces no se conocían muy bien los efectos de la altitud, pero se creía que beneficiaría a los corredores kenianos, criados en lugares también elevados. Clarke había realizado la mejor marca del año, 27:49.4. El alemán Jurgen Haase acreditaba 28:04.4, Keino 28:04.6 y Temu 28:27.4. También había que contar con otros dos grandes competidores, el tunecino Mohamed Gammoudi (1938) y con Wolde, segundo y cuarto respectivamente en la anterior final olímpica. La carrera, disputada el 13 de octubre, resultó muy lenta con un pase de 15:00.6 por la mitad. A falta de 8900 m, Keino abandonó, aquejado de dolores abdominales. Se diagnosticó de colecistitis, lo que no le impidió ser posteriormente plata en 5000 y oro en 1500 m. Cuando restaban 900 m, Temu tomó la cabeza, llevándose con él a Wolde, Gammoudi y Clarke. El australiano cedió cuando quedaba vuelta y media y el tunecino no pudo resistir el cambio de Wolde al comenzar la última vuelta. Temu sí aguantó el tirón y pasó al etíope a mitad de la recta de llegada. Con un último 400 en 57.5, Temu se impuso con 29:27.4 por 29:28.0 de Wolde.

Parte de la prensa achacó la victoria de Temu únicamente a la altitud y afirmó que en condiciones normales habría ganado Clarke. El keniano, molesto, replicó que a Clarke ya lo había derrotado dos años antes en los Juegos de la Commonwealth. El 15 de octubre, Temu ganaba la segunda de las tres series semifinales de 5000 m. En la final, el 17 de octubre, volvieron a coincidir los mismos protagonistas del 10 000, salvo Wolde, con Keino recuperado de sus problemas. Como en la otra carrera de fondo, esta prueba también resultó lentísima, con pasos cada kilómetro de 2:53.6, 5:44.0 (2:50.4), 8:38.8 (2:55.2) y 11:30.8 (2:52.0). Poco antes del cuarto kilómetro, Gammoudi se colocó en cabeza y fue aumentando progresivamente el ritmo hasta acabar el último 600 en 32.2, 28.0 y 26.8., rechazando una y otra vez los ataques de Keino y Temu, que finalmente no lo superaron y fueron segundo y tercero. El tiempo del tunecino fue 14:05.0, 0.2 menos que Keino y 1.4 menos que Temu.

Temu aún correría el maratón el 20 de octubre. Se mantuvo en el grupo de cabeza, con Mamo Wolde, pero a partir del kilómetro 30 fue perdiendo posiciones. Acabó 19º con 2h32:40, mejor marca personal, a 12:10 del etíope, ganador de la prueba. Tras los Juegos de México, el rendimiento de Temu no volvió a ser el mismo. Fue 9º en el primer 10 000 de los Juegos de la Commonwealth en 1970. En 1971 realizó sus mejores marcas de siempre en 5000 m, 13:36.6, y 10 000 m, 28:21.8. No pasó a la final olímpica de los Juegos de 1972. Se retiró en 1973. Falleció el 10 de marzo de 2003, a los 57 años por un cáncer de próstata, cuyo tratamiento se difirió al no poder pagar los 630$ que costaba. El Gobierno de Kenia acabó haciéndose cargo de los gastos pero ya era demasiado tarde.

Naftali Temu fue el primer campeón olímpico keniano y, al menos, por otros tres años más el único oro de su país en 10 000 m. Sucede lo mismo en los 5000 m, distancia en la que tan solo un keniano, John Ngugi (1962), ha subido a lo más alto del podio olímpico.

Lee Evans, el primer 400 de la historia en menos de 44 segundos

Acaba de dejarnos Lee Evans, uno de los grandes de la vuelta a la pista de siempre. Siempre se le recordará por la portentosa victoria en los Juegos Olímpicos de México, donde además se convirtió en el primer hombre en bajar de 44.00 en los 400 m. Sin embargo, estuvo a punto de no disputar esa final.

Lee Edward Evans nació el 24 de febrero de 1947 en Madera, California. Comenzó a practicar atletismo muy joven, en la escuela elemental. Continuó sus estudios en San José donde, aún en edad escolar en 1965 ya corría las 440 yardas (402.34 m) en 46.9. Tras obtener una beca, formó parte del equipo de atletismo de la Universidad Estatal de San José. Fue campeón de Estados Unidos cuatro veces consecutivas, de 1966 a 1969 y posteriormente en 1972. En 1966 consiguió su primera plusmarca mundial, en el relevo 4 x 400 con el equipo estadounidense. Su registro de 2:59.6 fue el primero por debajo de 3:00.0 de la historia. En 1967 sufrió una de sus escasas derrotas en aquella época. Fue ante su compañero de universidad Tommie Smith (1944). El 20 de mayo Smith superaba por 0.4 la plusmarca mundial de los 400 m, con 44.5, 0.5 menos que Evans. Dos meses más tarde, el 30 de junio, Evans fue campeón panamericano con 44.95, el primer crono automático oficial por debajo de 45.00.

En 1968 tendrían lugar los Juegos Olímpicos de México. Entonces se conocía poco sobre el efecto de la altitud en el rendimiento atlético. En cualquier caso, la Federación Estadounidense, la Amateur Athletics Union (AAU) construyó para las pruebas de selección olímpica una pista en Echo Summit, California, en plena Sierra Nevada, a 2250 m de altitud, similar a la capital mexicana. Dos semanas antes Vince Matthews (1947) había corrido los 400 m en 44.4, tiempo no homologado como plusmarca mundial por haberse realizado con unas zapatillas con 68 pequeños clavos de la marca Puma, no homologadas por la Federación Internacional, IAAF (hoy World Athletics). En las pruebas de selección, Evans se mostró intratable. Tras hacer 44.97 en los cuartos de final, dominó la final con unos estratosféricos 44.06. Segundo fue Larry James (1947-2008) con 44.19, tercero Ron Freeman (1947), 44.62. A Matthews, con 44.86 le quedaba el consuelo del relevo olímpico. El tiempo de Evans no se homologó como plusmarca mundial por las zapatillas multiclavos. El nuevo plusmarquista mundial era Larry James con 44.1 (44.19).

Pero, como se vio en Ciudad de México, las zapatillas no habían ayudado a Evans a ganar en Echo Summit. El 16 de octubre comenzaban los 400 m olímpicos con las series. Evans ganó la primera con suficiencia en 45.40. Al día siguiente en el espacio de tres horas tendrían lugar los cuartos de final y las semifinales. Evans fue segundo en la segunda serie de cuartos con 45.54 y ganó la segunda semifinal con 44.83, su segunda mejor marca. La final tendría lugar al día siguiente, pero Evans anunció que no saldría. El 16 de octubre Tommie Smith y John Carlos (1945) habían ganado el oro y el bronce en los 200 m. Durante la ceremonia de entrega de medallas, hicieron el famoso acto de protesta por el trato discriminatorio en su país, con los puños enguantados en alto. El Comité Olímpico Internacional decidió expulsarlos de los Juegos. Evans, que , como los atletas expulsados, formaba parte del Proyecto Olímpico pro Derechos Humanos, optó por no presentarse en la final. Su amigo Tommie Smith lo convenció para que cambiase su decisión. Afortunadamente, porque Evans protagonizó una de las mejores carreras de 400 m de la historia. Salió rapidísimo. Pensó que tendría una placida recta final, pero Larry James entró casi igualado a falta de 100 m. La lucha entre ambos condujo a la primera carrera sub 44.00. Evans fue el ganador con 43.86 y James segundo con 43.97. Tuvieron que pasar casi 20 años hasta que otro atleta corriese en menos de 44.00. Freeman fue tercero, a cierta distancia, con 44.41.

Los integrantes del triplete de la carrera individual, junto con Matthews no dieron opción en el relevo 4×400. Se hicieron con el oro, con una nueva plusmarca mundial de 2:56.16.

Evans no volvió a alcanzar la forma de 1968. En 1972, tras unos buenos 44.6 a principios de temporada, intentó clasificarse para los Juegos Olímpicos de Múnich, pero solo pudo ser cuarto. Ello le daba derecho a forma parte del cuarteto titular en los 4 x 400, pero tras la expulsión de Matthews y Wayne Collett (1949-2010) de los Juegos por mostrarse irrespetuosos en la ceremonia de entrega de medallas de la prueba individual, donde habían sido oro y plata, Estados Unidos no se presentó al relevo. Tras los Juegos, Evans se unió a la International Track Association (ITA), una organización profesional que duró hasta 1976. En 1980 resultó readmitido por la IAAF. Se retiró poco después y se dedicó a entrenar, sobre todo en países africanos. Murió el 19 de mayo de 2021.

Para la historia queda su espectacular triunfo en México, con la asombrosa marca de 43.86. Casi 53 años más tarde sigue siendo el 15º cuatrocentista más rápido de todos los tiempos.

¿Y si la final olímpica de 1500 en 1968 hubiese sido al nivel del mar?

La mañana de ayer, mi amigo Juan Botella me lanzó un reto a propósito de un tuit del doble medallista olímpico de 1500 m Nick Willis (1983).

Prometí hacer un hilo, pero después pensé que el tema daba para una entrada de este blog, que, por cierto, acaba de superar las 60 000 vistas (muchas gracias a todos). Creí que me llevaría menos tiempo. De hecho, había asegurado a Juan que lo terminaría el día de ayer. En cualquier caso, después de haber escrito si el mejor Coe habría podido ganar al mejor Cruz en 1984 y de la marca que podría haber hecho Seb Coe en 1500 en el año mágico de 1981, esta será la tercera entrada de atletismo-ficción.

Dediqué una entrada muy amplia a la final olímpica de 1500 de México, centrándome en la trayectoria de sus dos protagonistas, Kip Keino (1940) y Jim Ryun (1947), que aparecen en esta reciente fotografía con Juan Botella.

Keino, Juan, Ryun
Kip Keino, Juan Botella y Jim Ryun

Aunque la mejor prueba de ambos atletas era el 1500 (o la milla), su aproximación a la distancia era justamente opuesta. El estadounidense era un mediofondista puro, poseedor de las plumarcas mundiales de las 880 yardas, 1:44.9 (equivalente a 1:44.2 en 800 m, más rápido que el tope mundial de 1:44.3), los 1500 m, 3:33.1, y la milla, 3:51.1. Keino, por su parte, hacía compatibles los 1500 m con distancias más largas. Había sido plusmarquista mundial de los 5000, 13:24.2 en 1965, distancia en la que había ocupado la 5ª plaza en la final olímpica de 1964. Además era entonces el vigente poseedor del primado universal de los 3000 m, 7:39.6. En 10 000 m había realizado el excelente registro de 28:06.4. Acreditaba 3:36.7 en los 1500 m, al paso de una milla, y 3:53.1 en la milla a 1131 metros de altitud. Evidentemente su valía real en ambas pruebas era mejor y se desenvolvía muy bien en altitud.

El año anterior de 1967, Keino había resultado derrotado de forma contundente en el 1500 de un encuentro entre Estados Unidos y la Commonwealth  en Los Ángeles, en una pista de tierra. Sabedor de que el estadounidense tenía un final rapidísimo, tras un pase de 1:00.9 la primera vuelta, el keniano imprimió un ritmo durísimo, con pases de 1:56.0 y 2:53.5, momento en que Ryun tomó la cabeza y acabó en unos extraordinarios 3:33.1. Keino, desfondado, solo pudo hacer 3:37.6.

Poco después en Londres, el keniano volvió a resultar derrotado en una milla. Ryun era capaz de mantener ritmos muy intensos y acabar más fuerte que sus rivales. Los tiempos fueron 3:56.02 y 3:57.36. Parecía el claro favorito para el oro olímpico, pero la Ciudad de México estaba a 2250 m y Keino ya había mostrado que podía correr mucho en lugares muy altos. En aquel momento se desconocía el efecto de la altitud sobre el rendimiento atlético. Hoy sabemos que la menor resistencia al aire y la disminución de la aceleración de la gravedad favorecen las pruebas explosivas y, por el contrario, la menor presión parcial de oxígeno dificulta las pruebas de largo alcance. Probablemente en los 800 m ambos factores se compensan, mientras que en distancias superiores el efecto negativo es dominante.

En las pruebas de selección olímpica de su país, Ryun intentó clasificarse para los 800 y los 1500 m, pero algo disminuido físicamente por una reciente mononucleosis infecciosa, solo consiguió la clasificación para la prueba más larga. Keino llegó a México con el objetivo de mejorar a Paavo Nurmi (1897-1970), capaz de ganar el oro olímpico en 1500, 5000 y 10 000, si bien en Juegos diferentes, y se inscribió en estas tres distancias. La primera en disputarse fueron los 10 000 m. Tuvo que abandonar a falta de 3 vueltas, aquejado de fuertes dolores abdominales. Le diagnosticaron una colecistitis y le recomendaron no correr. No siguió el consejo médico, y tras ganar la medalla de plata en 5000 m, alcanzó la final de 1500 m, tras haberse clasificado fácilmente. Esta fue su trayectoria previa:

Final de 10 000 m abandonó a falta de 3 vueltas
Semifinal de 5000 m 1º 14:20.4
Final de 5000 m 2º 14:05.2
Serie de 1500 m 1º 3:46.96
Semifinal de 1500 m 2º 3:51.50 (detrás de Ryun)

El estadounidense, por su parte, estaba mucho más descansado. Había ganado su serie en 3:45.80 y su semifinal en 3:51.25. No perdía una carrera de 1500 m o de la milla desde 1965 y era el plusmarquista mundial en ambas distancias. Ryun calculaba que se ganaría con 3:39. La realidad fue muy distinta pues él mismo hizo 3:37,89 y no ganó. Esta marca era muy buena. Además de Keino y el propio Ryun, en aquel momento solamente ocho hombres más habían corrido más rápido.

Tras sus derrotas previas, Keino sabía que para ganar necesitaba una carrera muy rápida. De modo que, ayudado por su compatriota Ben Jipcho (1943), pasó el 400 en 56,6 y el 800, ya en solitario, en 1:55,3, con Ryun algo más 3 segundos por detrás en sexta posición. Es probable que el estadounidense pensase que Keino se desfondaría. Pero no sucedió así, pues el keniano dio paso al 1200 en 2:53,4. Ryun recuperó terreno mínimamente con 2:56,0, aún en cuarta posición, pero incluso en el último 300 fue más rápido el keniano, que se proclamó brillantemente campeón olímpico con 3:34,91, su mejor marca personal, casi 3 segundos por delante de Ryun, 3:37,89. Tercero fue el alemán Bodo Tümmler (1943) con 3:39,08.

Los resultados completos fueron:

1 Kip Keino KEN 3:34,91 OR
2 Jim Ryun USA 3:37,89
3 Bodo Tümmler RFA 3:39,08
4 Harald Norpoth RFA 3:42,57
5 John Whetton GB 3:43,90
6 Jacky Boxberger FRA 3:46,65
7 Henryk Szordykowski POL 3:46,69
8 Josef Odložil CHE 3:48,69
9 Tom Von Ruden USA 3:49,27
10 Ben Jipcho KEN 3:51,22
11 André Dehertoghe BEL 3:53,63
12 Marty Liquori USA 4:18,22

Bien, hasta aquí, los hechos. A partir de ahora entraré en el terreno de la especulación. En primer lugar, y aunque Nick Williams no lo pregunta en el tuit, habría que plantear lo que habría podido hacer Keino si hubiese corrido como en México, empleando la misma energía, al nivel del mar. Hay que tener en cuenta que el keniano nunca mejoró la marca de México. En el número de octubre-noviembre de 1968 de la revista Atletismo Español, puede leerse un estudio firmado por Antonio Hoyos en el que trata de corregir el valor de los registros conseguidos en los Juegos si hubiesen tenido lugar al nivel del mar. Cree que Keino habría podido correr en 3:31.5. Se basa en la diferencia entre la actuación de otros atletas en la final y sus marcas previas. Sin embargo, son muy pocos casos y la respuesta a la altitud es muy individual. Hoy tenemos más datos. En la siguiente tabla se muestran los mejores 1500 m en altitud y se comparan con la mejor marca al nivel del mar.

1500 altitud

Se trata de los mejores 1500 realizados en altitud, junto con la mejor marca del atleta y la diferencia entre ambos registros. Salvo el caso de Keino, el resto de los atletas, todos kenianos, realizaron su mejor marca en altitud en Nairobi, a 1795 m sobre el nivel del mar, donde se corría muy rápido pese a esta limitación La media de la diferencia entre los dos 1500 es de 2.94. Para aproximar más la pérdida en altitud se podría considerar la mejor marca del atleta el mismo año, pero dado que son 21 corredores, un buen número, tal vez se podría dar como buena esa pérdida de casi 3 segundos. Es decir, Keino podría haber estado en el entorno de los 3:31 largos, casi lo que le atribuían en el artículo antes reseñado. El rendimiento del keniano fue sorprendente, pues no solo llevaba muchas carreras encima, sino que su salud tampoco era la mejor para estar ganando un oro olímpico. Por cierto, la mejor marca mundial de 1500 m en altitud de Keino duró hasta 1992, año en que el obstaculista Moses Kiptanui (1970) hizo 3:34.0 en Nairobi, curiosamente su mejor marca de siempre en la distancia.

En cuanto a Ryun, como se señaló anteriormente, su marca de 3:37.89 fue muy buena. De hecho fue su segundo mejor 1500 de siempre entonces, aunque tenía dos pasos en la milla más rápidos. En la final, tal vez pudo haber corrido algo más rápido. Probablemente pensaba que Keino reventaría e inicialmente fue muy conservador. Su táctica no fue buena. Además, a Ryun la altitud le perjudicó, pues nunca tuvo opción de ganar el oro a un atleta inferior a él sobre el papel. La pista sintética pudo ayudarlo, pero no compensó la altitud. Para analizar la valía del estadounidense, hay que tener en cuenta que había conseguido la plusmarca mundial en una pista de tierra y con un pase del primer 400 en 1 minuto. Tal vez, con un ritmo más sostenido, podría haber hecho ese día menos de 3:32.5 y sustituyendo la tierra por material sintético quizá un segundo menos. En 1968 no había corrido tan rápido como el año anterior, el de la plusmarca mundial. Probablemente su entrenamiento iba dirigido al oro olímpico, no a mejorar las marcas. No hay que olvidar que había sufrido algunas semanas antes de los Juegos una mononucleosis infecciosa.

Ahora, para terminar el atletismo-ficción, hay que contestar la pregunta del título ¿Qué habría ocurrido si la final olímpica hubiese sido al nivel del mar? Si hubiese sido hoy, emulando lo que se hará (esperemos que se pueda) en Tokio, se habrían llevado las pruebas más largas de 800 a Acapulco. Pues bien, en una final al nivel del mar, si Keino hubiese corrido exactamente igual, Ryun se habría pegado a él, como en Los Ángeles, y la carrera habría acabado en 3:31. Sé que hay alguien que estuvo allí que me dirá lo contrario, pero Keino aquel día estaba en estado de gracia y creo que habría ganado igualmente, aunque por mucho menos que en la carrera real. Por supuesto, en ese hipotético 3:31 de Keino, si Ryun hubiese corrido como en México, tampoco lo habría alcanzado y probablemente habría estado en 3:34. Y con esto respondo a la pregunta de Willis sobre la equivalencia de los 3:37.82 del estadounidense en México.

Irena Szewińska, la dama de la velocidad

Hace unos días nos dejó la exatleta polaca Irena Szewińska. Szewińska fue una de las mejores velocistas de todos los tiempos, ganadora de siete medallas olímpicas, 3 de oro, y plusmarquista mundial, aunque no simultáneamente, de 100, 200 y 400 m. Ningún otro atleta, hombre o mujer, ha podido conseguir este monopolio de la velocidad.

Irena Szewińska nació como Irena Kirszestein en Leningrado (hoy San Petersburgo) el 24 de mayo de 1946. Su padre, de Varsovia, y su madre, de Kiev, se habían conocido en Samarkanda (Uzbekistán) donde ambos estudiaban. En 1947, tras el fallecimiento de su padre, la familia se trasladó a Varsovia. Adoptó el apellido de su marido, el exvallista y fotógrafo deportivo Januzs Szewińska, cuando se casó en 1967. Szewińska comenzó a practicar atletismo a los 7 años. En 1960 el triple oro olímpico en 100, 200 y 4 x 100 de la estadounidense Wilma Rudolph (1940-1994), una mujer procedente de un entorno absolutamente desfavorecido, le sirvió como inspiración para su fructífera futura carrera atlética. No tardaría mucho en emularla, pues 4 años después, acudió a los Juegos de Tokio para tomar parte en las pruebas de 200 m, salto de longitud y relevos 4 x 100. Su actuación fue excelente. Ganó la plata en los 200 m, con marca personal y plusmarca europea de 23,1 (23,13), superada por la estadounidense Edith McGuire (1944), 23,0 (23,05).  En la longitud también se hizo con la plata con mejor marca personal de 6,60, por detrás de la británica Mary Rand (1940), quien con 6,76 m se convertía en la nueva plusmarquista mundial. En el relevo consiguió mejorar sus actuaciones individuales. El equipo polaco formado por ella misma junto con Teresa Ciepły (1937 – 2006), Halina Górecka (1938) y Ewa Kłobukowska (1946) batió al estadounidense en la final con una nueva plusmarca mundial de 43,6 (43,69). Posteriormente la plusmarca se anularía, aunque se mantuvo el oro olímpico. Kłobukowska tenía una anomalía genética, un raro mosaicismo XX/XXY. Algunas de su células albergaban un cromosoma masculino. Entonces se consideraba motivo suficiente para dudar de la feminidad de una atleta y Kłobukowska resultó suspendida de por vida y sus plusmarcas anuladas. Esta anulación no se extendió a sus actuaciones en campeonatos.

Con tan solo 18 años, la joven Irena salía de Tokio con tres medallas olímpicas. Al año siguiente, 1965, conseguía su primera plusmarca mundial individual. El 9 de julio en Praga corría los 100 m en 11,1, superando los 11,2 de Wyomia Tyus (1945) de la final olímpica de Tokio. En la carrera de Praga, Ewa Kłobukowska consiguió el mismo tiempo que Szewińska, posteriormente anulado. Poco después, el 8 de agosto, se celebró en Varsovia un encuentro internacional entre Polonia y Estados Unidos. Szewińska derrotó en la carrera de 200 m a las campeonas olímpicas de 200, Edith McGuire, y de 100 m, Wyona Tyus, con un nuevo tope mundial de 22,7. Ese año fue doble campeona mundial universitaria de 100 y 200 m.

En 1966 se celebraban los campeonatos de Europa en Budapest. En la capital húngara, Szewińska, con 20 años, tuvo otra magnífica actuación, con las victorias en 200 m, salto de longitud y relevos 4 x 100 m. Tan solo se le escapó el oro en los 100 m, prueba en la que la derrotó Kłobukowska. Tras un año de 1967 sin grandes campeonatos, Szewińska acudió a los Juegos de México de 1968 con la intención de disputar los 4 oros en las pruebas de velocidad corta, el relevo corto y el salto de longitud. Las cosas no resultaron como ella había previsto. Pese que, con 6,67 m, había mejorado poco antes de los Juegos su plusmarca personal, no pasó de la fase de clasificación con unos pobres 6,19 y dos nulos. La última atleta en entrar en la final había saltado 6,30 m. Mejoró notablemente en los 100 m, donde hizo marca personal de 11,1 (11,19), pero fue insuficiente para superar a las estadounidenses Tyus, 11,0 (11,08) y Barbara Ferrell, 11,1 (11,15). La juvenil australiana Raelena Boyle (1951) fue 4ª con 11,1 (11,20). A Szewińska le quedaban los 200 m como última oportunidad de oro individual y no la desaprovechó. Su victoria con nueva plusmarca mundial de 22,5 (22,58) fue inapelable, con Boyle, plata, 22,7 (22,74), y su compatriota Jennifer Lamy (1949), bronce, 22,8 (22,88). Ferrell y Tyus fueron 4ª y 6ª. La prueba tuvo un nivel altísimo con cuatro mujeres por debajo de los 23,00.

Pese a este enorme oro en 200 m, es probable que los Juegos de México dejasen en la polaca un sabor agridulce. Tras la decepción de la longitud, aún quedaba la del relevo, en el que el equipo polaco no pudo defender su título olímpico por un mal cambio con caída del testigo en las semifinal. En 1969 la Asociación Europea de Atletismo trató de hacer los campeonatos de Europa al aire libre bienales. Se celebraron ese año y en 1971, pero en 1974 se volvió a los campeonatos cuatrienales, hasta 2010. Szewińska no tomó parte en los campeonatos de Europa de ese año y se retiró temporalmente en 1970 para dar a luz a su primer hijo,  Andrzej, que posteriormente sería jugador internacional de balonvolea. Volvió a la actividad atlética en 1971. En el Europeo de Helsinki fue bronce en 200 m, 5ª en salto de longitud y 6ª en 100. La vencedora en ambas pruebas fue el nuevo fenómeno de la velocidad femenina, la alemana Renate Stecher (1950). Stecher repetiría el doblete en los Juegos Olímpicos de Múnich al año siguiente. Szewińska, que no pudo llegar a la final de los 100 m, fue bronce en 200. Con 26 años y tres participaciones olímpicas, parecía que sus mejores días ya habían pasado. Nada más lejos de la realidad. La polaca aún tenía reservadas actuaciones memorables.

En 1973 mantuvo un buen tono con registros de la temporada de 11,1 y 22,7. Ese año Stecher se convertía en la primera mujer en correr por debajo de 11,0, con plusmarcas mundiales de 10,9 y 10,8, mientras en 200 se iba a 22,1 (22,38). La polaca no parecía rival para ella. Pero esa era una impresión equivocada. El 13 de junio de 1974, en Postdam, ambas atletas se enfrentaron en la distancia de 200 m, prueba en la que la alemana llevaba 4 años imbatida. Szewińska no solo ganó, sino que superó, con 22,0 (22,21) la plusmarca mundial de la alemana. El 1 de enero de 1977, este registro de 22,21 se convirtió en la primera plusmarca mundial eléctrica, únicas válidas a partir de entonces. Unos días después, el 29 de junio en Varsovia, Szewińska mejoraba en 100 m hasta 10,9. Menos de un mes después, el 22 de julio, en la misma capital polaca, Szewińska superaba por más de un segundo la plusmarca mundial de 400 m con 49,9, primer registro sub50,0 de la historia. En los campeonatos de Europa, la polaca no dio opción a Stecher y la batió tanto en los 100, 11,13 frente a 11,23, como en los 200 m, 22,51 frente a 22,58. La alemana tuvo que conformarse con dos platas.

 

Szewińska tenía intención de correr los 200 y los 400 m en los Juegos de Montreal, pero como el horario no era compatible eligió la distancia más larga. El 9 de mayo de 1976, perdió la plusmarca mundial de 400 m a manos de la alemana Christina Brehmer (1958) con un tiempo de 49,77. Poco antes de los Juegos, el 22 de junio en Bydgoszcz, Szewińska la recuperaba con un registro de 49,75. Se vislumbraba un gran duelo en la final olímpica entre la polaca de 30 años y la alemana de 18. Sin embargo, a la hora de la verdad, la experiencia de Szewińska resultó decisiva y el duelo lo fue menos. Brehmer lideró la prueba durante más de la mitad del recorrido, pero en la última recta emergió la polaca, quien no dio opción y se llevó el oro con una nueva plusmarca mundial de 49,29. Siete finalistas corrieron por debajo de 51,00.

La final olímpica de 400 de 1976 a partir de 1:25

El 1977 volvió a liderar las listas mundiales de 200 y 400 m, pruebas en las que venció en la primera Copa del Mundo, derrotando respectivamente a las pujantes alemanas Barbara Eckert (1955) y Marita Koch (1957). Esta última prueba resultó especialmente competida con las dos atletas por debajo de 50,00, 49,52 frente a 49,76. La alemana, en cabeza hasta los últimos 20 m, acabó cediendo ante el acoso de la polaca. Ese año también hizo una incursión en los 400 m vallas, entonces novedosa en categoría femenina. Realizó 56,62, 4º mejor registro de ese año, a 0,99 de la plusmarca mundial.

Szewińska aún fue bronce en los 400 m en sus últimos campeonatos de Europa, en 1978, poniendo fin a su racha de 34 victorias consecutivas en la prueba desde 1974. Fue olímpica por quinta vez en Moscú, en 1980, pero no pudo llegar a la final de la vuelta a la pista. Se retiró ese mismo año, tras 16 años en la élite mundial. Comenzó su carrera atlética enfrentándose a Wyomia Tyus y acabó haciéndolo con Marita Koch. Siempre fue capaz de dar lo mejor de sí misma con la presión de la alta competición. En 1970 se había licenciado en Administración de Empresas en la Universidad de Varsovia. Fue Presidente de la Federación Polaca de Atletismo de 1997 a 2009 y miembro de la IAAF desde 1998 hasta su fallecimiento, ocurrido el 29 de junio de 2018. Fue sin duda una de las grandes de siempre y una dama del atletismo durante y después de su época competitiva.

Los mejores 1500 (III): final de México 1968

Los Juegos de Tokio contaron entre sus participantes con los dos atletas que dominarían la milla y los 1500 en los años siguientes. Para ambos fue su primera participación olímpica. Se trataba del estadounidense Jim Ryun y del keniano Kip Keino. Ambos fueron semifinalistas en el 1500. Además Keino ocupó una notable  5ª posición en el 5000.

James Ronald Ryun había nacido en Wichita (Kansas) el 29 de abril de 1947. Es, sin duda, uno de los mediofondistas con mayor talento natural de la historia. Comenzó a entrenar en 1962 y en 1964, con tan solo 17 años, bajó por primera vez de 4 minutos en la milla con un tiempo de 3:59,0. Unos meses más tarde corrió los 1500 en 3:39,0 y consiguió ser tercero en las pruebas de selección olímpica, con lo que se ganó la plaza para Tokio. Aplicando las categorías actuales Ryun era entonces un atleta juvenil. En Tokio superó la ronda inicial, pero no pudo evitar la última plaza en la semifinal. En cualquier caso una gran actuación.

Hezekiah Kipchoge Keino había nacido en Kipsamo, distrito Nandi, el 17 de enero de 1940. Huérfano desde muy temprana edad, se hizo cargo una tía de su educación. Aunque comenzó a practicar atletismo a los 16, fue a los 19 años, tras entrar en la policía, cuando comenzó a entrenarse más formalmente. En 1962 tomó parte en la milla y en las 3 millas de los Juegos de la Commonwealth. Fue 11º en las 3 millas. 1964 representó el punto de inflexión en su carrera atlética. Kenia acudía por tercera vez a unos Juegos, la primera como país independiente. Wilson Kiprugut (1938) se convirtió en el primer keniano en ganar una medalla olímpica, al ser bronce en 800. La segunda mejor actuación de la delegación keniana correspondió a Kip Keino. Tomó parte en el 1500 y en el 5000. En la primera prueba estableció sendas plusmarcas nacionales en las series, con 3:45,6, y en la semifinal con 3:41,9. Ya poseía el tope keniano de la milla con 4:01,5. Fue 5º con el mismo tiempo que el 3º, pero solo se clasificaban los 4 primeros. Su actuación en el 5000 resultó incluso mejor. Fue 2º detrás de Ron Clarke (1937-2015) en su serie, con 13:49,6, plusmarca nacional, que mejoraba su anterior marca en 26 segundos. En la accidentada final ocupó una notable 5ª plaza con 13:50,4.

Peter Snell (1938), el campeón de 1500 en Tokio, compitió en 1965 y se retiró ese mismo año, dejando el camino libre para los dos nuevos talentos del mediofondo. Ryun continuó con su imparable progresión en 1965. Mejoró su marca de la milla hasta 3:55,3 en una carrera en la que derrotó precisamente a Snell. La plusmarcas mundiales llegaron en 1966, pero antes se cruzó por primera vez con Kip Keino, al que batió en una rápida carrera de 2 millas con 8:25,2, a menos de 3 segundos de la plusmarca mundial de Michel Jazy (1936). El primer tope mundial de Ryun no fue, sin embargo, el de la milla, que también poseía Jazy, sino el de 880 yardas. En el campeonato de Estados Unidos corrió en 1:44,9, 0,2 por debajo de la plusmarca de Peter Snell, quien probablemente conservó su primado mundial de 800 (1:44,3) porque no se cronometró el paso por esta distancia. Unos días después en Berkeley se hizo por 1,8 segundos con la plusmarca mundial de la milla con 3:51,3, pasando en 3:36,1 el 1500. En 1967 comenzó con una nueva plusmarca mundial de la milla, 3:51,1. Poco después volvería a enfrentarse a Keino. Esta vez sería un 1500.

Kip Keino, por su parte, siguió su camino hacia la élite mundial. En 1965 superó las plusmarcas mundiales de 3000 con 7:39,6 y de 5000 con 13:24,6 y mejoró sus marcas personales de 1500, 3:37,6, y la milla 3:54,2 (3:54,16). En los Juegos Africanos, celebrados en Brazaville (República de Congo), se hizo con el oro en 1500 y en 5000. En 1966 se obtuvo el oro en los Juegos de la Commonwealth en la milla con 3:55,34 y en las 3 millas con 12:57,4 batiendo al plusmarquista mundial Ron Clarke.

El 8 de julio de 1967 en un encuentro entre Estados Unidos y la Commonwealth en el Memorial Coliseum de Los Ángeles, el esperado enfrentamiento entre los dos grandes en un 1500 no decepcionó. El canadiense Bailey pasó el 400 en 1:00,9. Sabedor del gran final de Ryun, Keino se colocó en cabeza y dio paso al 800 en 1:56,0 y el 1200 en 2:53,5. En ese momento se vio sobrepasado por Ryun que acabó en 3:33,1, 2,5 segundos por debajo de la plusmarca de Herb Elliott. Keino perdió fuelle en el último 300 y fue segundo con 3:37,6.

A principios de agosto en Londres el keniano volvió a ceder ante Ryun en una milla 3:56,0 frente a 3:57,4. Keino volvió a visitar Londres con mejor suerte unos días después, donde hizo su segunda mejor marca de siempre en la milla, con 3:53,5 y mejoró la de 1500 al paso con 3:36,7. En septiembre en Kisumu (Kenia) a 1131 m sobre el nivel del mar logró 3:53,1 en la milla, su plusmarca personal.

Los Juegos de México se celebrarían en octubre del año siguiente a  2200 metros de altitud. Ryun llevaba tres años imbatido en el 1500 y en la milla. Además había derrotado tres veces a Keino en sus enfrentamientos directos. La altitud, sin embargo, favorecía al keniano. Keino, tras unos excelentes 28:06,4 en 10 000 en junio del año olímpico, decidió buscar el oro en tres pruebas 10 000, 5000 y 1500. En el 10000, a falta de 3 vueltas, comenzó con un intenso dolor abdominal y hubo de abandonar. Le diagnosticaron litiasis biliar y le recomendaron no seguir en los Juegos. Hizo caso omiso y dos días después se presentó en su semifinal de 5000 que ganó con facilidad. En la final fue plata, detrás del tunecino, bronce en 10000,  Mohamed Gammoudi (1938). Al día siguiente, 18 de  octubre, se celebró la primera  ronda  del 1500. Keino ganó la primera serie con 3:46,9 y Ryun la suya con 3:45,7. En la tercera serie  tomó parte el plusmarquista  español Jorge González  Amo (1945). Ya hemos hablado de Tomás Barris (1930), que había dejado la plusmarca nacional  en 3:41,7 en 1958. Tras 10  años vigente Alberto Esteban (1943) corrió en 3:41,3 el 2 de junio de 1968 en Estocolmo,  y menos de 2 meses más tarde, el 28 de agosto en Gotemburgo, González Amo hizo 3:40,0 (algo así como 3:32 en la actualidad). Los dos favoritos coincidieron  en la segunda  semifinal en la que se impuso el estadounidense con 3:51,2, 0,2 por delante de Keino. El día de la final, el 20 de octubre, Keino había corrido 5  carreras en una semana y su estado físico no era el óptimo debido a sus problemas digestivos. Ryun calculaba que se ganaría con 3:39. La realidad fue muy distinta pues él mismo hizo 3:37,89 y no ganó. Tras sus derrotas previas, Keino sabía que para ganar necesitaba una  carrera muy rápida. De  modo que, ayudado por su compatriota Ben Jipcho (1943), pasó el 400 en 56,6 y el 800, ya en solitario, en 1:55,3, con Ryun algo más 3 segundos por detrás en sexta posición. Es probable que el estadounidense pensase que Keino se desfondaría. Pero no sucedió así, pues el keniano dio paso  al 1200 en 2:53,4. Ryun recuperó terreno mínimamente con 2:56,0, aún en cuarta posición, pero incluso en el último 300 fue más rápido el keniano, que se proclamó brillantemente campeón olímpico con 3:34,91, su mejor marca personal, casi 3 segundos por delante de Ryun, 3:37,89. Tercero fue el alemán Bodo Tümmler (1943) con 3:39,08. Los resultados completos fueron:

1 Kip Keino KEN 3:34,91 OR
2 Jim Ryun USA 3:37,89
3 Bodo Tümmler RFA 3:39,08
4 Harald Norpoth RFA 3:42,57
5 John Whetton GB 3:43,90
6 Jacky Boxberger FRA 3:46,65
7 Henryk Szordykowski POL 3:46,69
8 Josef Odložil CHE 3:48,69
9 Tom Von Ruden USA 3:49,27
10 Ben Jipcho KEN 3:51,22
11 André Dehertoghe BEL 3:53,63
12 Marty Liquori USA 4:18,22

Tras la carrera Ryun aseguró que al nivel del mar habría ganado. Esta afirmación es cuestionable. La marca de Keino en altitud probablemente tuviese más valor que la plusmarca de Ryun de 3:33,1. Cierto es que esta marca se había realizado en una pista de tierra y la de México era sintética. Es evidente que Ryun habría corrido más rápido al nivel del mar, pero Keino también. No sé quién habría sido el ganador, pero el que lo hubiese sido probablemente habría tenido que superar la plusmarca mundial.

Después de los Juegos ambos continuaron compitiendo. Ryun, sin embargo, tuvo muchos problemas físicos y no consiguió igualar sus mejores prestaciones hasta el nuevo año olímpico de 1972. Realizó su tercera mejor marca de siempre en la milla, 3:52,8, y se clasificó ganando la prueba de selección de 1500 para los Juegos. No lo consiguió en 800. Pese a correr en unos excelentes 1:45,2, solo pudo ser 4º en una carrera ganada por Dave Wottle (1950) con 1:44,3, plusmarca mundial igualada. Además Ryun había mejorado notablemente su resistencia al correr un 5000 en 13:38,2. Parecía en plena forma para Múnich. Por su parte, Keino siguió alternando 1500/milla y 5000. Aunque no volvió a mejorar sus marcas siguió en lo más alto con 1500 en el entorno de 3:36-3:37 y 5000 en menos de 13:30. En 1970 se convirtió en el primer campeón de la Commonwealth de 1500 (hasta entonces se disputaba la milla) con 3:36,6. En el 5000 que sustituía a las 3 millas fue 3º con 13:27,6, a 5 segundos del ganador, el escocés Ian Stewart (1949). En el año olímpico por cuestiones de horario decidió correr el 3000 obstáculos en lugar del 5000, además del 1500. Las perspectivas eran buenas, pues esa misma temporada había corrido un 800 en 1:46,4. En obstáculos había acreditado 8:25,0.

El 1500 de Múnich se consideró la revancha de la final de México. Tanto Ryun como Keino parecían en gran forma y esta vez no habría el factor altitud. Antes de correr las series de 1500, Keino se proclamó campeón olímpico de obstáculos por delante de su amigo Ben Jipcho con 8:23,64. 4 días después coincidió en la 4ª serie de 1500 con su rival Jim Ryun. Se ve que la confección de las series no se hizo demasiado bien. Keino se impuso con facilidad. Ryun desgraciadamente sufrió una caída, que lo dejó sin opciones. Keino volvió a ganar su semifinal. Parecía que nadie le haría sombra pero en la final, a falta de 60 metros se vio sorprendido por el finladés Pekka Vassala (1948), acreditado en 3:36,8 y 1:44,5 en 800, que ganó el oro con su mejor marca de 3:36,33.

A Jim Ryun le costó asimilar la caída de Múnich. Tras los Juegos se unió a la ITA, una asociación profesional de atletas, pero lastrado por problemas físicos, ya no volvió a bajar de 4 minutos en la milla. Ryun fue un mediofondista prodigioso, completísimo y dotado de un extraordinario talento natural al que le faltó fortuna para hacerse con el oro olímpico. En 1996 resultó elegido congresista de la Cámara de Representantes, por el segundo distrito de Kansas, cargo que desempeñó hasta 2007.

Kip Keino, por su parte, compitió en los Juegos Africanos celebrados en Lagos (Nigeria) en enero de 1973. Fue segundo tras un desconocido tanzano llamado Filbert Bayi (1953), que ganó con 3:37,23. Esa misma temporada también se unió al grupo ITA, aunque, lejos de su mejor momento, se retiró poco después. Pese al paso de numerosas generaciones de kenianos, Keino continúa siendo uno de los grandes mediofondistas de la historia. Su versatilidad le permitió correr los 800 en 1:46,4, los obstáculos en 8:23,64 y los 10000 en 28:06,3, además de las excelentes marcas en sus pruebas habituales (3:34,91, 3:53,1, 7:39,6 y 13:24,6). Su actuación en México fue sencillamente extraordinaria. Su hijo Martin (1972), muy conocido por su papel de liebre en las reuniones del circuito europeo en los 90, consiguió superarlo solo cronométricamente en 1500 (3:33,00), la milla (3:52,33) y los 3000 metros (7:35,97). Tras retirarse del atletismo Keino fundó, junto con su mujer Phyllis, un orfelinato. Es el actual presidente del Comité Olímpico Keniano.

Hay una biografía de Jim Ryun, In quest of gold, que no he leído. Sobre Kip Keino es muy bueno el capítulo que le dedica el libro de Michael Sandrock Running with the legends.

PD: Confío en que después de leer esta entrada mi amigo Juan se anime a incluir esta carrera en su excelente programa de TV.