Steve Ovett y Sebastian Coe en los 800 metros (II)

El años de 1979 fue el de la definitiva confirmación en la élite mundial de los dos mediofondistas británicos, Steve Ovett (1955) y Sebastian Coe (1956). Pero, como les ocurría en casi todo, en este caso sus planteamientos también fueron completamente diferentes. Ovett, que había comenzado en los 800 m, apenas prestó atención a esta distancia, en favor de los 1500 m y de la milla. Coe, que inicialmente se dedicó más a los 1500 m, continuó con el exitoso esquema que había iniciado dos temporadas antes, competir preferentemente en los 800 m y hacer muy pocos 1500 y millas pero muy rápidos. La programación no le pudo salir mejor. En total, esa temporada disputó diez pruebas de 800 m, no perdió ninguna e hizo historia el 5 de julio, en Oslo, al correr la distancia en unos sorprendentes 1:42.33 (1:42.4), con pases cada 200 m de 24.6, 50.6 y 1:15.4, 1.11 menos que la anterior plusmarca mundial del cubano Alberto Juantorena (1950). Demostró, además, desenvolverse muy bien en carreras tácticas, como la final de la Copa de Europa, donde batió a corredores de la talla de los alemanes Willi Wülbeck (1954), cuarto en los Juegos Olímpicos, Olaf Beyer (1957), campeón de Europa, o del italiano Carlo Grippo (1955).

En la milla y en los 1500 m no le pudo ir mejor. Tan solo disputó una carrera de cada distancia. El 17 de julio, nuevamente en Oslo, corría la milla en 3:48.95 (3:49.0), 0.4 menos que la anterior plusmarca mundial del neozelandés John Walker (1972). El mejor tiempo previo del británico era 3:57.67. El pase por los 1500 de 3:32.8 era plusmarca europea. Poco duró este tiempo como primado continental. El 15 de agosto, en Zúrich, en una prueba de 1500 m mejoraba hasta 3:32.03 (3:32.1), 0.09, oficialmente 0.1, menos que la plusmarca mundial del tanzano Filbert Bayi (1953). Ese año, además, Coe hizo su mejor marca en 400 m, 46.87, lo que le valió para ser segundo en el campeonato británico.

En ningún momento de esa temporada se enfrentaron Coe y Ovett. Este solamente corrió tres veces los 800 m en 1979, con un mejor registro de 1:44.91. En los 1500 m y en la milla se quedó muy cerca de su rival, con tiempos de 3:32.11 y 3:49.57. Ese año fue también plusmarquista británico de los 1000 m con 2:15.91.

El duelo directo entre ambos se quedaba para los Juegos Olímpicos de 1980, que tendrían lugar en Moscú a finales de julio. En las semanas previas, los dos mediofondistas, que disputarían tanto los 800 como los 1500 m olímpicos, se mostraron en buena forma. El 1 de julio, Coe superaba la plusmarca mundial de la inusual prueba de 1000 m con 2:13.40, equivalente, según las nuevas tablas, a 1:43.60 en 800. Unos minutos más tarde, Ovett hacía 3:48.8 en la milla, tiempo que la IAAF, hoy World Athletics, consideró superior a los 3:48.95 de Coe del año anterior y, por tanto, plusmarca mundial. Dos semanas después, nuevamente en Oslo, Ovett corría los 1500 m en 3:32.09. Aunque el tiempo era 0.06 más lento que el de Coe el año anterior, la IAAF homologaba las plusmarcas mundiales centesimales redondeadas a la décima superior, por lo que el de Brighton pasó a ser coplusmarquista mundial de la distancia con 3:32.1. Antes de Moscú, el mejor 800 del año de Ovett fue 1:46.6 y el mejor 1500 de Coe 3:45.1.

Tanto los federativos como los deportistas británicos habían recibido enormes presiones del gobierno de su país, liderado por Margaret Thatcher (1926-2013) para no acudir a los Juegos. La Primera Ministra británica apoyaba en boicot olímpico decretado por el Presidente de Estados Unidos James Carter (1924), en represalia por la invasión de Afganistán por parte de la Unión Soviética al año anterior. Finalmente el Comité Olímpico Británico decidió que acudirían a Moscú, con bandera en himno olímpicos. El duelo Ovett-Coe estaba salvado, pero para este no debió resultar nada fácil, pues, salvo en el caso de la presencia británica en los Juegos, apoyaba las políticas de la Dama de Hierro. Unos años después sería miembro de la Cámara de los Comunes, por el Partido Conservador.

Coe era el gran favorito para ganar los 800 m, donde parecía muy superior a sus rivales. Ovett apenas había disputado esta prueba desde la final del Europeo de 1978, donde había realizado su mejor marca, 1:44.09, mientras Coe lucía una tremenda plusmarca mundial de 1:42.33 y había demostrado que se movía muy bien en carreras tácticas. La final de los 800 m tendría lugar el 26 de julio. Ninguno de los dos británicos tuvo problemas para llegar a la final. Ambos se impusieron en sus series y en sus semifinales. El campeón de Europa, Olaf Beyer, se quedó fuera de la final. Debido al boicot faltaron los estadounidenses Don Paige (1956), James Robinson (1954) y el alemán Willi Wülbeck. Además de Coe, el único atleta de la final que había acreditado menos de 1:44.0 era el francés José Marajo (1954), 1:43.9 del año anterior.

La carrera definitiva resultó muy lenta. El brasileño Agberto Guimaraes (1957) dio paso al primer 400 en 54.3, con Ovett encerrado y Coe el último, y los ocho finalistas en un espacio muy reducido. El británico David Warren (1956) aceleró el ritmo a falta de 300 m, llevándose con él al ruso, entonces soviético, Nikolai Kirov (1957) y a Ovett, mientras Coe parecía incapaz de reaccionar corriendo por las calles exteriores sin alcanzar la cabeza. Kirov se colocó primero en la última curva, con Ovett pegado a sus talones, mientras Coe comenzaba a reaccionar. Al entrar en la recta era cuarto, mientras su rival adelantaba a Kirov y se iba hacia la meta, que finalmente cruzaba en primera posición con cierta facilidad en 1:45.40. Coe finalmente alcanzaba in extremis la segunda posición, 1:45.85, y Kirov era bronce, con 1:45.94. Lo imposible había sucedido. El plusmarquista mundial, el hombre que corría más de un segundo más rápido que cualquier otro no conseguía el oro olímpico. Había hecho la peor carrera de su vida en el peor lugar. Él mismo declaró posteriormente Cuando quieran mostrar cómo no hay que correr un 800 vean mi carrera de Moscú y no digan nada. Peter Coe (1919-2008), su padre y entrenador, no se anduvo por las ramas Hijo mío, has corrido como un idiota. Probablemente la enorme presión de los medios, de su propio gobierno y el entorno cerrado creado por su padre para ganar hicieron mella en el joven de 23 años que era Seb entonces.

Ovett demostró una gran capacidad competitiva en una prueba a la que cada vez se dedicaba menos y se encontró con una victoria probablemente inesperada. Coe consiguió redimirse con su victoria en los 1500 m ante un Ovett que dio la impresión de estar algo desmotivado. Tras Moscú, Coe corrió los 1500 en 3:32.19 y, al día siguiente, resultó derrotado por Don Paige por 0.04, en un 800 que el estadounidense ganó con 1:45.03. Fue el final de temporada para el británico. Ovett, por su parte, no volvió a los 800 m esa temporada. Se prodigó generosamente en los 1500 m y en la milla y el 26 de agosto en la localidad alemana de Coblenza mejoró la plusmarca mundial de la distancia métrica hasta 3:31.36.

La temporada posolímpica fue similar a la preolímpica, con los dos rivales evitándose, Coe corriendo sobre todo 800 y 1500 y millas muy rápidos y Ovett corriendo 1500 y millas, sin apenas participar en 800 m. Su mejor marca en esta prueba este año fue 1:46.40. Su mayor interés fue disputar a Coe, a distancia, la plusmarca mundial de la milla. El 19 de agosto, en Zúrich, Coe mejoraba la plusmarca mundial de la milla de Ovett con 3:48.53. Este respondió el 26 de agosto en Coblenza con 3:48.40. Dos días después Coe se iba a 3:47.33. En los 1500, Ovett estuvo muy cerca de su primado universal con 3:31.57. En la Copa del Mundo, celebrada en septiembre obtuvo una gran victoria con 3:34.95.

Las dos millas en las que Coe hizo plusmarca mundial fueron las únicas que realizó esa temporada. Hizo además un 1500 muy rápido en 3:31.95, en el que corrió demasiado rápido al principio, 1:49.18 los 800 m. El resto de la temporada se centró sobre todo en los 800 m, distancia en la que volvió a realizar una plusmarca mundial superlativa. El 10 de junio, en Florencia, registraba en la distancia 1:41.73, con pases de 24.4, 49.3 y 1:15.0. El cronometraje automático falló y el tiempo se calculó con dos células fotoeléctricas paralelas.

El 17 de julio, en Oslo, volvió a realizar otra histórica plusmarca mundial, 2:12.18 en los 1000 m, con pases de 51.3 y 1:44.56.

Tras volver a ganar en la final de la Copa de Europa, como dos años antes, Coe cerró la temporada ganando los 800 m de la Copa del Mundo, donde un brasileño de 18 años, llamado Joaquim Carvalho Cruz (1963) ocupaba la sexta plaza. En una temporada perfecta, en la que superó cuatro plusmarcas mundiales, tan solo perdió una carrera, un 200 el 13 de mayo en una competición de clubes.

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Sara Simeoni, paradigma de competidora de gran altura

El principal objetivo de cualquier atleta es dar lo mejor de sí en la mayor competición a la que pueda aspirar. Uno de los mejores ejemplos en el atletismo de alto nivel es el de la saltadora de altura italiana Sara Simeoni (1953), que fue capaz de realizar su mejor registro en los campeonatos de Europa al aire libre de 1971, 1974 y 1978 y en los Juegos Olímpicos de 1972 y 1976. En total fue finalista olímpica en cuatro ocasiones y medallista en tres, incluyendo un oro. Ninguna otra saltadora ha igualado este palmarés. Incluso en los Juegos Olímpicos de 1984 saltó 2.00 m por primera vez en seis años, tras unas temporadas previas llenas de problemas físicos.

Sara Simeoni nació en Rivoli Veronese, provincia de Verona, el 19 de abril de 1953. Cuando era niña su primer interés fue el ballet, pero la desecharon por ser demasiado alta y tener los pies demasiado grandes. Enseguida transformó ese desventaja en ventaja, pues comenzó con el salto de altura. El 1966 saltó 1.25 m con un extraño estilo, que fue puliendo hasta terminar en la entonces reciente técnica de Fosbury. Su primera gran competición internacional fueron los Campeonatos de Europa Junior (entonces sub19 en categoría femenina) de 1970, donde ocupó la quinta posición con 1.70 m, su mejor marca. Ese año fue por primera vez campeona italiana al aire libre. Lo sería un total de catorce veces, además de una en pentatlón y diez en pista cubierta.

Con 18 años logró clasificarse para el campeonato de Europa absoluto al aire libre de 1971, donde fue 9º con 1.78 m, 2 cm más que su mejor marca previa. En 1972 se presentó en los Juegos Olímpicos con una mejor marca de 1.80 m. En la final del salto de altura terminó 6ª con 1.85 m, la misma marca que la 4ª clasificada y a 7 cm de la sorprendente ganadora, la alemana de 16 años Ulrike Meyfarth (1956), que se impuso con plusmarca mundial de 1.92 m.

En los años siguientes, no obstante, la alemana se estancó y estuvo muchos años fuera de la élite, mientras Simeoni continuaba progresando sin pausa. En el Europeo al aire libre, con un salto de 1.89 m, 3 cm mejor que su plusmarca personal previa, ganaba la medalla de bronce. La ganadora fue la plusmarquista mundial, la alemana Rosemarie Ackermann (1952), entonces conocida por su apellido de soltera, Witschas, quien con 1.95 m añadía 1 cm a su plusmarca mundial. Ackermann, que saltaba con rodillo ventral, había sido 7ª en los Juegos Olímpicos. Ulrike Meyfarth ocupaba una discreta 7ª posición. Después del campeonato, la italiana superaría por primera vez 1.90 m.

Ackermann llegó a los Juegos Olímpicos de 1976 siendo plusmarquista mundial con 1.96 m, 6 cm más que el mejor registro de Simeoni, que seguía en 1.90 m. Sin embargo, con una competidora como la italiana, la plusmarca mundial no era ningún seguro. La final olímpica fue tremendamente reñida. Ambas atletas saltaron 1.91 m a la primera, que en el caso de Simeoni era su mejor marca. La italiana estaba por delante, pues la alemana tenía un nulo en 1.89 m. También la búlgara Yordanka Blagoeva (1947) superó 1.91, pero a la segunda. De las tres, tan solo Ackermann se elevó por encima de 1.93 m, al segundo intento, y se llevó el oro olímpico, con Simeoni plata y Blagoeva bronce.

El 26 de agosto de 1977 Rosemarie Ackermann hacía historia al convertirse en la primera mujer en superar los 2.00 m en el salto de altura. Simeoni también mejoró esa temporada, hasta 1.93 m. Sin embargo, su gran salto cualitativo ocurriría la temporada de 1978, cuando el 4 de agosto mejoraba la plusmarca mundial de la alemana con 2.01 m, 8 cm mejor que su registro de la anterior temporada. Se esperaba un gran duelo entre ambas saltadoras en el Europeo al aire libre de ese mismo año. Y la competición no defraudó. Simeoni hizo un nulo en 1.97 m, mientras Ackermann superaba a la altura a la primera. Con el listón en 1.99 m ya no quedaban más saltadoras. Aquí se invirtieron los papeles, con ambas por encima de este registro, pero la alemana con un nulo. El título se jugó en 2.01 m, la plusmarca mundial de entonces. Simeoni consiguió igualar su mejor salto a la segunda, mientras Ackermann hacía tres nulos.

La alemana encabezó la lista mundial de 1979 con 1.99 m, 1 cm más que Simeoni. Su siguiente gran duelo tendría lugar en los Juegos Olímpicos de 1980, pero para entonces Ackermann ya no estaba en su mejor momento. La italiana conseguiría su mayor éxito deportivo con el oro olímpico en Moscú, saltando 1.97 m. La alemana solo pudo ser 4º con 1.91 m. Tras su victoria olímpica, los problemas físicos hicieron que el rendimiento de Simeoni se volviese irregular. Aun así, pudo ser bronce en el Europeo al aire libre de 1982, con 1.97 m, la misma altura que la segunda, la rusa, entonces soviética, Tamara Bykova (1958). La victoria fue para una renacida Ulrike Meyfarth, que superó con 2.02 m la plusmarca mundial. En el primer Mundial al aire libre de 1983, Simeoni no pasó a la final, que ofreció un gran duelo entre Bykova y Meyfarth, con victoria de la primera. Bykova, que entre 1983 y 1984 estableció tres plusmarcas mundiales, 2.03, 2.04 y 2.05 m no pudo tomar parte en los Juegos Olímpicos de 1984 por el boicot del Bloque del Este. En estos Juegos, la final de salto de altura femenino se convirtió en una dura pugna entre Meyfarth y Simeoni. Ambas franquearon los 2.00 m al primer intento y se quedaron solas en el concurso. La italiana no superaba esta altura desde 1978. En ese momento esta ocupaba la primera posición, pues había hecho menos saltos, con el mismo número de nulos en la misma altura. Sin embargo Meyfarth fue la única que pudo con los 2.02 m y se hizo con el oro olímpico.

Simeoni siguió compitiendo hasta 1986, año en que aún pudo saltar 1.94 m, si bien no pasó de la clasificación en el Europeo al aire libre. Además fue campeona de Europa en sala en cuatro ocasiones, dos veces campeona mundial universitaria y otras dos veces vencedora en los Juegos del Mediterráneo. Siempre dando lo mejor de sí en la alta competición, sin duda Sara Simeoni es el ejemplo de cómo sacar el mejor partido de sí misma.

Viktor Saneyev, una trayectoria de oro

El comienzo de este 2022 nos ha dejado una noticia triste. El día 3 de enero fallecía Viktor Saneyev (1945-2022), el atleta georgiano de origen ruso que consiguió tres medallas de oro olímpicas en triple salto. En realidad su recorrido atlético ha sido incluso más amplio. Entre campeonatos de Europa al aire libre, en pista cubierta y Juegos Olímpicos, en catorce finales en que tomó parte, ganó once medallas de oro y tres de plata.

Viktor Danilovich Saneyev nació el 3 de octubre de 1945 en el seno de una modesta familia rusa en la ciudad georgiana de Sujumi, hoy capital de la no reconocida República de Abjasia. Comenzó a practicar atletismo a los once años, prestando más atención al salto de altura. En 1963 decidió concentrarse en el triple salto, tras un registro de 14.88 m. Se dio a conocer internacionalmente con su victoria en la final de la Copa de Europa de 1967, con un salto de 16.67, su mejor marca, representando a la Unión Soviética. Ese año también saltó 7.90 m en longitud. En 1968 mejoró hasta 16.87 m, cerca de la plusmarca mundial del polaco Józef Szmidt (1935), 17.03 m. Con ese salto, Saneyev se convertía en uno de los favoritos para el oro en los Juegos de México. Sobre el papel, sus principales rivales serían el finlandés Pertti Pousi (1946), con 17.00 m, y el italiano Giuseppe Gentile (1943), con 16.74m.

La competición de triple salto en México fue la mejor de la historia. La fase de clasificación tuvo lugar el 16 de octubre. La mínima para entrar en la final se estableció en 16.10 m. Saneyev hizo un primer salto de 16.22 m y se fue a la ducha. Gentile necesitó un segundo salto, tras un primer nulo. Se fue a 17.10 m, nueva plusmarca mundial, a las 11:10 de la mañana. Pousi se quedó fuera de la final con unos pobres 15.84 m. Al día siguiente por la tarde se celebraba la final. Gentile pareció cerrar la competición con un salto de 17.22 m en el primer intento. El segundo mejor salto de esa primera ronda fueron los 16.71 m del senegalés Mansour Dia (1940). Pero lo mejor estaba por llegar. Saneyev, que se había quedado en 16.49 m en su primer intento, mejoró hasta 16.84 m en la segunda ronda. Al término de esta tanda ocupaba la tercera posición, tras Gentile y el brasileño Nelson Prudêncio (1944-2012), que mejoraba largamente con 17.05 m, sus mejor marca previa de 16.32 m. Todo cambió en la tercera ronda. Saneyev se colocaba en cabeza con la segunda plusmarca mundial de la tarde, 17.23 m. Entretanto, Gentile seguía con un solo salto válido. Saneyev hizo unos buenos 17.02 m en la cuarta ronda, en la que no hubo cambios. La quinta tanda supuso un nuevo vuelco, con otra plusmarca mundial, cuando Prudêncio se fue a 17.27 m. La réplica de Saneyev fue muy corta, 16.81 m. Le quedaba un intento. Gentile solo había sido capaz de hacer un salto válido más, el quinto, de 16.54 m, Prudêncio hizo unos buenos 17.15 m. Saneyev no desaprovechó la oportunidad y cerró la competición con la cuarta plusmarca mundial de la tarde, 17.39 m. Szmidt, campeón olímpico en las dos anteriores ediciones, fue séptimo, con 16.89 m, y vio cómo los cinco primeros habían superado los 17.03 m, que tenía como tope universal hasta el día anterior. No cabe duda de que la altitud y el tartán desempeñaron un papel clave en la mejora de los registros, pero México supuso un punto de inflexión para la prueba. A partir de entonces saltar más lejos de 17 metros comenzó a ser la norma en las grandes competiciones.

Para Saneyev, México fue el primero de una serie de éxitos que durarían más de una década. En 1969 se impuso en el Europeo al aire libre con 17.34 m, muy cerca de su plusmarca mundial, casi medio metro más que el segundo. En 1970 ganó su primer oro europeo en sala. Repetiría en 1971, 1972, 1975, 1976 y 1977. En 1971 resultó derrotado en el Europeo al aire libre por el alemán Jörg Drehmel (1945), 17.16 frente a 17.10 m, en ambos casos con viento a favor excesivo. En 1972, el georgiano renovaba su oro olímpico conseguido cuatro años antes, esta vez con menos dificultad. Un salto inicial de 17.35 m ya no lo apeó de la cabeza. Además realizó un tercero de 17.19. En la quinta ronda Drehmel, con 17.31 m, se le acercó peligrosamente, pero el alemán no fue capaz de ir más allá. Tercero fue Nelson Prudêncio, con 17.05 m. Tras los Juegos, el 17 de octubre, en Sujumi, su ciudad natal, al nivel del mar, recuperaba la plusmarca mundial con 17.44 m. El año anterior el cubano Pedro Pérez (1952-2018) había saltado en la altitud de Cali, Colombia, 17.40 m.

Los éxitos continuaron para Saneyev, absoluto dominador de la prueba en la mayor parte de los años 70. En 1974 se proclamó por segunda vez campeón de Europa con 17.23 m, 55 cm más que el segundo clasificado. En 1975 perdió definitivamente la plusmarca mundial, cuando el brasileño João Carlos de Oliveira (1954-1999), en México, se fue a 17.89 m. No pudo, sin embargo, Oliveira, superar a Saneyev en los Juegos Olímpicos de 1976. El georgiano se colocó en cabeza en la tercera ronda con 17.06 m, el primer salto de todos los participantes por encima de los 17 metros. En la siguiente tanda, sin embargo, el estadounidense James Butts (1950) lo superaba con 17.18 m. Este se repuso en la quinta ronda, con un salto ganador de 17.29 m. De Oliveira fue bronce con 16.90 m.

El dominio de Saneyev comenzó a declinar a partir de 1977. En 1978, ya con 32 años, aún fue capaz de ganar la medalla de planta en el campeonato de Europa al aire libre. En una final sin saltos por encima de 17 metros, se quedó, con 16.93 m, a 1 cm del ganador, el serbio, entonces yugoslavo, Miloš Srejović (1956). El cierre de la carrera deportiva de Saneyev llegó en 1980, con los Juegos Olímpicos de Moscú. El boicot de los países occidentales no afectó demasiado a la prueba de triple salto, aunque no estaba el estadounidense Willie Banks (1956), acreditado en 17.23 m el año anterior el México. Las autoridades deportivas soviéticas estaban decididas a conseguir que Saneyev igualase los cuatro oros olímpicos en al misma prueba del discóbolo estadounidense Al Oerter (1936-2007). El prestigio del georgiano era tal, que resultó el elegido para entrar con la antorcha en el estadio olímpico, algo que, normalmente, se reserva para deportistas retirados. Desgraciadamente la gestión excesiva de los federativos locales dio lugar a una final bochornosa. Los encargados de controlar la prueba fueron jueces exclusivamente soviéticos. De los doce saltos de Oliveira y del australiano Ian Campbell (1957) dieron solamente tres válidos. Los saltos anulados injustamente habrían permitido a ambos copar las dos primeras plazas del podio, con marcas probables de alrededor de 17.90 m para el brasileño y 17.60 m para Campbell. Sin embargo, ni aun así consiguieron que la victoria fuese para Saneyev. El ganador fue el estonio, representando a la Unión Soviética, Jaak Uudmäe (1954), que se fue a 17.35 m en su tercer salto. Saneyev acreditó 17.24 m en su último salto, su mejor prestación desde 1976, lo que le permitió sobrepasar por dos centímetros a de Oliveira.

Saneyev se retiró ese mismo año olímpico de 1980. Desde entonces, tan solo el estadounidense Carl Lewis (1961), con cuatro oros en el salto de longitud, lo ha superado. El jabalinista checo Jan Železný (1966) fue capaz de igualar la prestación de Saneyev, con una plata y tres oros olímpicos, si bien el puesto real del exsoviético en sus últimos Juegos fue probablemente el cuarto. Saneyev, ingeniero agrónomo de profesión, trabajó como técnico de atletismo para el equipo nacional soviético y para su club, el Dinamo de Tblisi. Tras la disolución de la Unión Soviética, tuvo serios problemas económicos, por lo que emigró con su familia a Australia, donde trabajó hasta de repartidos de pizzas, antes de encontrar trabajo como profesor de Educación Física y posteriormente como entrenador de saltos. Murió el su casa de Sídney el 3 de enero de 2022