Roger Moens y Tom Courtney, el duelo olímpico frustrado

El 3 de agosto de 1955, en el estadio Bislett de Oslo tenía lugar una carrera de 800 m que se esperaba histórica. El belga Roger Moens (1930) parecía en condiciones de acercarse a la mítica plusmarca mundial del alemán Rudolf Harbig (1913-1944). Harbig había corrido en Milán, el 15 de junio de 1939, en 1:46.6, nada menos que 1.8 menos que el anterior tope mundial del británico Sydney Wooderson (1914-2006). Moens había realizado el mes anterior 1:47.0 y tenía la competencia del noruego Audun Boysen (1929-2000), medalla de bronce en el Europeo de 1954, donde había realizado plusmarca personal de 1:47.4. La carrera contó con el noruego Finn Larsen (1932) para avivar el ritmo los primeros 400 m, que cruzó en 52.0, con Moens prácticamente a su altura y Boysen un poco más atrás en 52.6. El belga se colocó a continuación en cabeza. Manteniendo un buen ritmo terminó la segunda vuelta en 53.7, con lo que sumó un tiempo de 1.45.7, 0.9 menos que el registro de Harbig. Boysen hizo la segunda parte de la prueba más rápido que Moens, en 53.3, y acabó acercándose peligrosamente al nuevo plusmarquista mundial con 1:45.9.

La plusmarca de Harbig se consideró durante mucho tiempo uno de esos tiempos imposibles. Hasta 1953 ningún otro atleta había conseguido correr por debajo de 1:48.0. Ese año el campeón olímpico de 800 m en 1948 y 1952, el estadounidense Mal Whitfield (1924-2015), registró 1:47.9 de paso para la plusmarca mundial de las 880 yardas (804.672 m), 1:48.6, mucho más asequible que la de 800 m. Las cosas comenzaban a cambiar, como se confirmó en el campeonato de Europa de 1954. El favorito era Roger Moens, que había realizado unos días antes, en el campeonato de Bélgica, 1:47.5, segunda mejor marca de siempre en aquel momento. Moens había tomado parte en los 400 m de los Juegos Olímpicos de 1952. Su gran salto de calidad ocurrió al año siguiente, cuando mejoró desde 1:52.6 a 1:48.8. La final del Europeo resultó magnífica, pero no para Moens. Audun Boysen dio paso al primer 400 en 52.4, con cinco hombres en un pañuelo, Moens, su compatriota Lucien DeMuynck (1931-1999), el húngaro Lajos Szentgáli (1932-2005) y el británico Derek Johnson (1933-2004). La posiciones se mantuvieron hasta la última recta, donde los cinco pelearon duramente por la victoria, que acabó siendo para Szengáli, 1:47.1, por delante de DeMuynck, 1:47.3. Boysen fue bronce con el mismo tiempo que Johnson, 1:47.4, mientras Moens era quinto con 1:47.8. Los cuatro primeros se colocaban inmediatamente detrás de Harbig en la lista mundial de entonces.

En Estados Unidos, mientras tanto, los 800 m/880 y también se iban moviendo. El 26 de marzo de 1955 Lonnie Spurrier (1932-2015) corría la distancia imperial en 1:47.5, nueva plusmarca mundial equivalente a 1:46.8 en la distancia métrica. En los campeonatos de Estados Unidos de ese mismo año de 880 yardas, Spurrier no pudo pasar de la quinta plaza, en una carrera ganada por Arnie Sowell (1935) con 1:47.6, con Tom Courtney (1933) segundo, 1:48.0. Tras esta carrera, Courtney emprendió una gira de un mes por Europa, donde se encontró a Moens por primer vez, que lo derrotó. Unos días después mejoró en 800 m hasta 1:46.8.

El año olímpico de 1956 mostró la superioridad de Courtney en Estados Unidos. Se impuso en los 400 m de los campeonatos nacionales con 45.8 el 23 de junio. En las pruebas de selección, el 30 de junio, se encontró con un 800 rapidísimo en el que Sowell pasó los 400 m en 51.7. Tras un infructuoso ataque de Whitfield en la contrarrecta, la carrera se convirtió en un mano a mano entre Sowell y Courtney, con victoria de este y plusmarca estadounidense de 1:46.4, 0.5 menos que Sowell. Whitfield fue sexto.

Por su parte Moens, que el 1 de junio, había resultado derrotado por Courtney en una prueba de 880 yardas, ambos con 1:49.0, también se preparaba para los Juegos Olímpicos, con tiempos de 1:47.2 el 30 de junio, 1:47.3 el 5 de agosto y de nuevo 1:47.2 el 20 de agosto. La desgracia quiso, sin embargo, que poco antes de los Juegos de Melbourne se lesionase de gravedad en un pie, lo que le impidió intentar el oro olímpico. Aunque era el máximo favorito, no lo habría tenido nada fácil ante Courtney, Johnson, Boysen o Sowell. Los cuatro se clasificaron fácilmente para la final del 26 de noviembre, donde Sowell tomó la cabeza en 52.8. Los otros tres se mantuvieron cerca del estadounidense hasta la última curva, en que Courtney trató de sobrepasarlo, pero no lo consiguió hasta la última recta, donde daba un fuerte viento de cara. Los últimos metros fueron un tremendo mano a mano entre Courtney y Johnson, con victoria final para el primero, 1:47.7, frente a 1:47.8. Boysen, finalmente, consiguió dejar a Sowell fuera del podio, 1:48.1 frente a 1:48.3. Unos días después, Courtney, formando parte del cuarteto de su país, se hacía con su segunda medalla de oro olímpica, en el relevo 4 x 400.

Siempre quedará la duda de qué habría ocurrido si Moens hubiese estado en la final olímpica. El belga no volvió a correr como en 1955. No obstante en 1957 realizó 1:46.0 y 1:46.5 en 1960. Precisamente el tiempo de 1:46.0 le sirvió para derrotar a Courtney en la mejor temporada del estadounidense. Fue el 31 de julio en Oslo, donde Courtney sufrió una de sus escasas derrotas esa temporada, por 0.2. En mayo había hecho plusmarca mundial de las 880 yardas en 1:46.8 y unos días antes del duelo con Moens había mejorado en 800 m hasta 1:46.0. El 9 de agosto, nuevamente en Oslo, Courtney se quedó a un suspiro del primado mundial de Moens. Probablemente el paso demasiado rápido de la liebre, el estadounidense Reggie Pearman (1924-2012), de 50.7 en la mitad de la carrera le impidió conseguirlo. Aun así, Courtney corrió en 1:45.8, 0.1 más que Moens. Se repitió el podio de Melbourne, con Johnson segundo, 1:46.6, plusmarca personal, y Boysen tercero, 1:47.3. Courtney compitió la temporada de 1958 antes de retirarse. Ese año acreditó 1:46.8.

En cuanto a Moens, se perdió el Europeo de 1958 por lesión, pero se preparó a conciencia para los Juegos Olímpicos de 1960. Era el gran favorito para el oro. No dio ninguna importancia a un desconocido neozelandés de 21 años llamado Peter Snell (1938-2019), que lo sobrepasó en la semifinal haciendo marca personal de 1:47.2. A priori, el rival más duro para Moens parecía el jamaicano George Kerr (1937-2012), acreditado ese año en 1:46.4. En la final el suizo Christian Wägli (1934-2019) se colocó en cabeza desde el inicio, pasando en 51.9 por la mitad de la prueba, y se mantuvo hasta los últimos 100m, momento en que Moens lo sobrepasó. Parecía que por fin ganaría el oro olímpico, pero, a falta de 20 metros, Peter Snell se le echó encima por la cuerda y consiguió vencer inesperadamente, con nueva plusmarca personal, 1:46.3 (1:46.48), 0.2 menos que Moens.

Moens acabaría como un grande de su prueba sin el máximo galardón olímpico. Corrió una temporada más y se retiró. Tanto su plusmarca de 800 m, como la de Courtney de las 880 yardas cayeron el mismo día. El 3 de febrero, en la pista de hierba de Chistchurch, Peter Snell se hizo con la plusmarca mundial de las 880y, 1:45,1, y de paso pulverizó la de 800 m, al registrar al paso 1:44.3.

Veinte años después de ganar el oro olímpico, Courtney volvió al estadio de Melbourne donde resumió perfectamente lo que siente el atleta por su deporte:

Ya es un mundo perdido, pero aún disfruto yendo a correr a la pista de mi barrio e imaginándome cuando me falta media vuelta para terminar que estoy volviendo a correr los últimos 200 metros de la mejor época de mi vida.

Siempre quedará la duda de qué habría pasado esos últimos 200 metros de haber estado Roger Moens en la carrera, un gran duelo olímpico… frustrado.

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¿Quién es el mejor mediofondista de la historia?

Aunque hoy día apenas hay atletas que hagan compatible el 800 y el 1500, hubo épocas de la historia en que un número, cierto que no muy grande, de corredores conseguía buenos registros en las dos distancias. Estas épocas, no obstante, se alternaron con otras en las que los ochocentistas de alto nivel lo hacían mejor en los 400 m y los milleros en las distancias superiores. Cinco atletas han conseguido el oro olímpico en las dos pruebas de medio fondo, el australiano Edwin Flack (1873-1935), en 1896, los estadounidenses Jim Lightbody (1882-1953), en 1904, y Mel Sheppard (1883-1942), en 1908, el británico Albert Hill (1889-1969), en 1920, y el neozelandés Peter Snell (1937-2019), en 1964. Desde Snell quienes más se han acercado han sido los británicos Seb Coe (1956), doble oro en 1500 y doble plata en 800 m en 1980 y 1984, y Steve Ovett (1955) oro en 800 y bronce en 1500 en 1980, y el argelino Taoufik Makhloufi (1988), oro en 1500 m en 2012 y plata en ambas pruebas en 2016. Además hay seis atletas que han tenido las plusmarcas mundiales de los 800 m y los 1500/milla, el alemán Otto Peltzer (1900-1970), 1:51.6 y 3:51.0, el estadounidense Glenn Cunningham (1909-1988), 1:49.7 y 4:06.8 (milla), el británico Sydney Wooderson (1914-2006), 1:48.4 y 4:06.4 (milla), Peter Snell, 1:44.3 y 3:54.1 (milla), el estadounidense Jim Ryun (1947), 1:44.9 en 880 yardas, equivalente a 1:44.2 en 800, 3:33.1 y 3:51.1, y Seb Coe, 1:41.73, 3:32.03 y 3:47.33. En caso de más de una plusmarca mundial en la misma prueba se ha incluido el tiempo más rápido.

En los primeros tiempos del medio fondo, los mejores obtenían grandes resultados en ambas pruebas. Claro ejemplo de ello son los cuatro dobles campeones, Flack, Lightbody, Sheppard y Hill en las seis primeras ediciones de los Juegos Olímpicos. De ellos, Sheppard fue, además, plata en 800 m en 1912, a 0.1 del estadounidense Ted Meredith (1892-1957), quien realizó 1:51.9, primera plusmarca mundial de la prueba homologada. Meredith fue también plusmarquista mundial de 400 m con 47.4. A partir de los años 20, la tendencia de los corredores de 800 m fue más hacia un perfil como el de Meredith. Así el estadounidense Ben Eastman (1911-2002), plata olímpica en 400 m en 1932, fue plusmarquista mundial de 400, 46.4, y de 800 m, 1:49.8. El alemán Rudolf Harbig (1913-1944) también poseyó ambos primados con 46.0 y unos estratosféricos 1:46.6. El estadounidense Mal Whitfield (1924-2015) fue doble campeón olímpico de 800 m en 1948 y 1952 y del relevo 4 x 400 en 1948.

Hasta la irrupción de Peter Snell en los años 60, los corredores de alto nivel de 800 y 1500 m fueron escasos. Como se ha indicado, el médico alemán Otto Peltzer tuvo una gran temporada en 1926 con sus topes mundiales de 800 m, 1:51.6, y los 1500 m, 3:51.0, derrotando al finlandés Paavo Nurmi (1897-1973), pero no pudo mantener la forma en 1928 y no llegó a la final olímpica de 800 m. A mediados de los años 30, coincidieron tres grandes milleros en su mejor momento, el neozelandés Jack Lovelock (1910-1949), el ya mencionado Glenn Cunninghan y el italiano Luigi Beccali (1907-1990). Entraron por este orden en la final olímpica de 1936, con plusmarca mundial del oceánico de 3:47.8. Beccali había sido oro en 1932. Los Juegos de 1936 resultaron muy decepcionantes para Cunningham, que no esperaba otra cosa que no fuese la victoria. Cunningham había sufrido graves quemaduras en la infancia. Se había pasado seis meses en el hospital y se pensó que no volvería a caminar. Dos semanas después de los Juegos superó la plusmarca mundial de 800 m con 1:49.7, si bien nunca se dedicó plenamente a esta distancia. Un caso muy curioso es el del británico Sydney Wooderson. Como tantos de su generación, la Segunda Guerra Mundial le impidió pelear por la gloria olímpica. Fue plusmarquista mundial de 800 m, 1:48.4, de la milla, 4:06.4, campeón de Europa de 1500 m en 1938 y de 5000 m en 1946, con 14:08.6, segunda mejor marca de siempre entonces, después de haber pasado la guerra.

No volvió a haber otro mediofondista que dominase las dos pruebas hasta los años 60, con la irrupción de Peter Snell. El neozelandés tuvo una carrera atlética corta, con tan solo cinco años en la élite, pero absolutamente intensa. Llegó a los 800 m de Juegos de 1960 siendo un perfecto desconocido, con una mejor marca de 1:49.2 en 880 yardas (804.67 m). El gran favorito para el oro era el atleta belga Roger Moens (1930), que en 1955 había superado los imposibles 1:46.6 de Rudolf Harbig, con 1:45.7. Una lesión le había impedido disputar los Juegos de 1956, donde se impuso el estadounidense Tom Courtney (1933), que añadió otro oro en 4 x 400. Snell mejoró su marca en las series, 1:48.1 y en la semifinal, 1:47.2, batiendo a Moens. En la final parecía que Moens sería el ganador, pero no pudo impedir que el neozelandés se le colase por el interior y se proclamase vencedor con 1:46.3. En 1962, Snell decidió competir también en la milla, distancia en la que se convirtió en plusmarquista mundial con 3:54.4. Esa misma temporada registró 1:44.3, también plusmarca mundial, en un 800, al paso de las 880 yardas, que terminó en 1:45.1, también tope universal. Acudió a los Juegos de 1964 con intención de hacer el doblete en 800 y 1500 m. Curiosamente nunca había disputado la distancia métrica larga. Consiguió su objetivo con tiempos de 1:45.1 y de 3:38.1. Después de su éxito olímpico, superó otras dos plusmarcas mundiales 2:16.6 en 1000 m y 3:54.03 (3:54.1) en la milla. El paso de 3:37.6 por los 1500 m fue su mejor marca de siempre. Había planificado atacar el tope mundial de esta distancia para 1965 pero se lesionó y se retiró.

Poco después de la retirada de Snell, se encaramaba a la élite el joven Jim Ryun. Olímpico en Tokio en 1500 m, en 1966 corría las 880 yardas en 1:44.9, tiempo equivalente a 1:44.2 en la distancia métrica, superior a la plusmarca mundial de Snell, si bien no se tomó el tiempo oficial en los 800 m. Poco después corría la milla en 3:51.3, que mejoró al año siguiente con 3:51.1. Ese 1967 también superó la plusmarca mundial de 1500 m con 3:33.1. Era el gran favorito para el oro olímpico en 1968, pero, probablemente perjudicado por la altitud de la sede en Ciudad de México, se vio superado por el imponente keniano Kip Keino (1940), que lo batió con 3:34.91, frente a 3:37.89 del estadounidense. Los años siguientes fueron duros para Ryun, debido a numerosos problemas físicos. No obstante, se recuperó bien para los Juegos de 1972. Trató de clasificarse en los 800 y los 1500 m. En la primera distancia fue cuarto en las pruebas de selección, pese a correr en 1:45.2, a 0.9 del ganador, David Wottle (1950), que igualaba la plusmarca mundial de 1:44.3. Lo peor para Ryun estaba, sin embargo, por llegar, pues una caída en su serie de 1500 m terminó con su segunda participación olímpica. Ya no se recuperaría de este golpe.

Dos de los grandes mediofondistas de los 60, el tanzano Filbert Bayi (1953), plusmarquista mundial de 1500 m, 3:32.16, y de la milla, 3:51.0, y el neozelandés John Walker (1952), plusmarquista mundial de la milla, 3:49.4, y campeón olímpico de 1500 m en 1976, fueron los protagonistas de la final de los Juegos de la Commonwealth de 1974, donde Bayi fue oro con la plusmarca mundial referida, y Walker segundo con 3:32.52. Unos días antes habían coincidido en la final de los 800 m de la misma competición, ganada por el keniano John Kipkurgat (1944) en 1:43.91, mientras Walker era bronce con 1:44.92 y Bayi cuarto con 1:45.32, sus mejores marcas de siempre en ambos casos. Ninguno volvió a dedicarse a los 800 m.

En los Juegos Olímpicos de 1976 la victoria en los 1500 m, como se ha señalado, fue para Walker, mientras que el oro en los 800 m fue, junto con el de 400, para el fenómeno cubano Alberto Juantorena (1950). Segundo en ambas pruebas fue un atleta belga que bien pudo haber cambiado la historia del mediofondo a finales de los 70 y principios de los 80. Desgraciadamente Ivo van Damme (1954-1976) fallecería a finales de ese mismo año en un accidente de coche. Van Damme era un corredor de 800 m, cuarto en el Europeo Junior de 1973, carrera que ganó Steve Ovett, que en 1975, con 1:45.31, mejoraba la plusmarca nacional belga de Roger Moens. Ese año había sido subcampeón de Europa en sala, puesto que mejoró en el año olímpico al proclamarse campeón en la misma competición. En 1976, antes de los Juegos, había corrido los 1500 m en 3:37.9. También había progresado en 800 m a 1:45.07. En Montreal sorprendió con sendas platas en 800 m con 1:43.86, superando al gran favorito, el estadounidense Rick Wohlhuter (1948), plusmarquista mundial de las 880 yardas con 1:44.1, y en 1500 m, con 3:39.25, a 0.1 de Walker. Poco después de los Juegos corría los 1500 m en 3:36.26. Con 22 años, era previsible que le quedase una gran progresión en ambas distancias. Su trágica muerte se lo impidió.

El medio fondo de finales de los 70 y principios de los 80 es el enfrentamiento entre Steve Ovett y Seb Coe. Ovett comenzó a destacar antes con su plata en el Europeo absoluto de 1974 en los 800 m y su quinto puesto en la final olímpica de 1976. En 1977, en una carrera memorable, se impuso a los mejores del momento en el 1500 de la Copa del Mundo de 1977. Ese año, Coe conseguía su primer éxito con el oro en el Europeo de pista cubierta. En 1978 ambos eran los favoritos en los 800 m del Europeo al aire libre. Coe se decidió por una táctica que acabaría siendo suicida. Se colocó en cabeza y pasó el primer 400 en 49.54. Ovett lo sobrepasó en la cotrarrecta y parecía que iba a ganar, pero se vio superado por el sorprendente alemán Olaf Beyer (1957). Coe a duras penas terminó tercero. Ovett, que con 1:44.09 hacía su mejor marca de siempre, ganó con cierta facilidad el 1500. En 1979, Coe monopolizaba las plusmarcas mundiales de los 800 m, 1:44.33, 1500 m, 3:32.03, y milla 3:48.95. Se esperaba impacientemente el duelo entre ambos en los Juegos Olímpicos de 1980, más cuando poco antes Ovett había corrido la milla en 3:48.8 y los 1500 m en 3:32.09, homologados según las normas de la época en 3:32.1, y por tanto, oficialmente, igualaba la plusmarca mundial. Se esperaba que Coe, que sobre el papel era muy superior a cualquier rival, ganase el oro en 800 m, y Ovett, que llevaba 45 victorias consecutivas en los 1500 m y en la milla, fuese el primero en los 1500 m. Pero Coe hizo una de las peores carreras de su vida y resultó batido por su rival en un 800 muy táctico. Pudo, no obstante, rehacerse moralmente y consiguió ganar en los 1500 m, donde Ovett pareció algo desmotivado y solo pudo ser tercero. Tras los Juegos, Ovett corría los 1500 m en 3:31.36. En 1981, Coe realizó unos extraordinarios 1:41.73 en 800 m, y mantuvo con su rival una dura pugna, a distancia, por la plusmarca mundial de la milla. El 19 de agosto registraba 3:48.53. Ovett contraatacó el 26 de agosto con 3:48.40, pero Coe mejoró dos días después hasta 3:47.33.

El año 1982 fue un punto de inflexión en el enfrentamiento entre ambos atletas, con la aparición de serios problemas físicos, que en el caso de Ovett le harían perder la temporada. Ya no volvería a ser el mismo. Aún en 1983 superó una nueva plusmarca mundial de 1500 m, 3:30.77, pero se había quedado fuera del podio en el primer Mundial de la prueba. En 1984 consiguió llegar a las finales olímpicas de 800 y de 1500 m, donde fue último en la primera y no terminó la segunda. Coe pasó una etapa muy complicada, aquejado de una seria enfermedad parasitaria, la toxoplasmosis, pero logró recuperarse. En 1982, ya enfermo, sin saberlo, resultó derrotado en la final de 800 m al aire libre por el sorprendente alemán Hans Peter Ferner (1956). Tuvo también problemas en 1983, hasta que finalmente se hizo el diagnóstico de su problema. Consiguió, no obstante, recuperarse para disputar los Juegos de 1984. Fue plata en un 800 de altísimo nivel, detrás del inabordable brasileño Joaquim Cruz (1963), oro con 1:43.00, 0.64 menos que el británico, y se convirtió en el primer hombre en ganar dos oros olímpicos en 1500 m. En una carrera rota por el aguerrido español José Manuel Abascal (1958), Coe se impuso en los últimos 200 m a su talentoso compatriota Steve Cram (1960) con plusmarca olímpica de 3:32.53, mientras Abascal pudo aguantar el bronce. En 1986, Coe consiguió su único título en 800 m en un gran campeonato, el oro europeo. Además fue planta en 1500 m. Ese año aún corrió los 1500 m en 3:29.77, a 0.31 de la plusmarca mundial del marroquí Said Aouita (1959).

Seb Coe fue el último atleta en poseer las plusmarcas mundiales de 800 y 1500 m. Desde entonces el único atleta de élite que ha tenido grandes resultados en ambas pruebas es el argelino Taoufik Makhloufi. Pese a sus numerosos problemas físicos, Makhloufi ha sido campeón olímpico de 1500 m en 2012 y subcampeón de 800 y 1500 m en 2016. En 2019 fue subcampeón mundial de 1500 m. Acudió a los Juegos de 2020, pero no llegó a salir en su serie por una lesión en la rodilla. Sus mejores marcas son 1:42.61, de la final olímpica de 2016, y 3:28.75.

Y hasta aquí los hechos, ahora hay que ir con las opiniones. Revisando la historia de ambas pruebas, se aprecia que el número de atletas de alto nivel que han destacado en 800 y en 1500 m no es muy grande. Nada que ver con los atletas de 5000 y 10 000 m por ejemplo. Pese a estar ambas encuadradas en medio fondo, se trata de distancias que, en general, requieren un método de entrenamiento diferente. La mayoría de los dobles campeones olímpicos son de antes de 1921, cuando el atletismo era muy distinto al actual. Desde entonces solo Peter Snell se ha llevado los dos oros y ha habido otros dos, Coe y Makhoulfi, con oro y plata. Así que el podio histórico de para quien esto escribe es:

1 Peter Snell: es el único atleta con tres oros olímpicos en pruebas de medio fondo, además de plusmarquista mundial de 800 m y la milla. Su plusmarca de 800 m supuso una mejora de 1.4 respecto a la anterior. Probablemente no tuvo el primado mundial de 1500 porque era una prueba a la que apenas dedicaba atención.

2. Seb Coe: estaría en el primer lugar si no hubiese fallado en la final olímpica de 1980. Su mejor marca en aquel momento, del año anterior, era 1:42.33. En carreras tácticas, Copa de Europa, Copa del Mundo, ante rivales de mucha calidad, se había mostrado inabordable. En Moscú, el segundo más rápido había corrido en 1:43.9, el francés José Marajó (1954). Coe fue víctima de su propia ansiedad. En el lado contrario está la formidable recuperación tras su seria enfermedad, que le permitió una soberbia actuación en los Juegos de 1984.

3. Jim Ryun: pese a contar solamente con una plata olímpica, restó 2.5 a la plusmarca mundial de 1500 y 3.0 a la de la milla, además de correr las 880 yardas más rápido que la plusmarca mundial de 800 m de la época. Probablemente le sacó poco partido a los 800 m. Habría sido magnífico un duelo en la final de México con el australiano Ralph Doubell (1945), el campeón ese año.

Tokio 1964, los primeros Juegos Olímpicos en Asia

La ciudad de Tokio había resultado elegida sede de los Juegos Olímpicos de 1940, los Juegos de la XII Olimpíada, designación para la que también había optado inicialmente Barcelona. Debido a la guerra con China, en 1938 Tokio renunció a la organización de los Juegos, que se encargaron a Helsinki. Finalmente, la Segunda Guerra Mundial hizo que esta edición y la siguiente se cancelasen. Pese a la destrucción sufrida por la guerra, Japón no renunció a su objetivo de tener una sede olímpica. En 1959, en la primera votación, el Comité Olímpico Internacional, volvió a encargar a Tokio la organización de unos Juegos. Serían en 1964. Los japoneses trataban de mostrar al mundo su sorprendente recuperación económica. Tokio se sometió a una concienzuda operación de modernización. Las competiciones de atletismo tuvieron lugar entre el 14 y el 21 de octubre en el Estadio Nacional de Japón, terminado 6 años antes. Fueron los primeros Juegos en que se prohibió la participación de la República Surafricana por su política de apartheid. No volverían hasta 1992. La paz y la reconstrucción de Japón tuvieron su máxima expresión simbólica cuando el atleta Yoshinori Sakai (1945 – 2014), que había nacido el día en que Hiroshima sufrió el lanzamiento de la primera bomba atómica, encendía el pebetero.

El nivel atlético de los Juegos fue altísimo, con 8 plusmarcas mundiales, 4 en la categoría masculina y 4 en la femenina. Fueron los Juegos de Bob Hayes, de Peter Snell, de Billy Mills, de Abebe Bikila, de Valeri Brumel, de Fred Hansen, de Al Oerter, de Wyomia Tyus, de Betty Cuthbert, de Ann Packer, de Mary Rand, de Iolanda Balas o de las hermanas Press. Estados Unidos fue el gran triunfador, con 24 medallas, 15 de oro, seguido de la Unión Soviética con 18 metales, 5 oros. Fueron los últimos Juegos en los que las pruebas de atletismo se disputaron en una pista no sintética.

En categoría masculina, una de las grandes estrellas de los Juegos fue el estadounidense Bob Hayes (1942 – 2002), que se impuso en los 100 m con unos excelentes 10,06, homologados como plusmarca mundial igualada 10,0. La IAAF no diferenciaba entonces entre marcas manuales y electrónicas, pese a que los 10,06 de Hayes tenían un valor intrínseco muy superior a cualquier 10,0 manual. El estadounidense ya había corrido en 9,91 en la semifinal, algo inédito entonces, si bien con viento a favor de 5,28 m/s. Repitió oro en el relevo 4 x 100, con 39,06 (39,0), plusmarca mundial. Se le cronometró un último 100 lanzado en 8,9. Tras los Juegos, Hayes fichó por el equipo de fútbol americano Dallas Cowboys, donde jugó 9 temporadas y ganó un anillo.

Estados Unidos hizo pleno en velocidad con la victoria de Herry Carr (1941 – 2015), que también se pasó al fútbol americano, en 200 m con 20,36 (20,3) y Mike Larrabee (1933 – 2003) en 400 m con 45,15 (45,1). Ambos formaron parte del equipo estadounidense que se hizo con el oro en el relevo 4 x 400 con plusmarca mundial de 3:00,7.

Sorprendentemente fueron también para Estados Unidos los títulos olímpicos de las dos carreras de fondo en pista. En 5000 m, el gran favorito era el francés Michel Jazy (1936), subcampeón olímpico de 1500 m en 1960, que había preferido la prueba más larga para evitar al neozelandés Peter Snell. En una frenética última vuelta parecía que Jazy sería oro, pero en la recta final acabó fuera del podio. El estadounidense Bob Schul (1937) ganaba con 13:48,8, con 37,8 en los últimos 300 m. Quinto fue un keniano, que daría mucho que hablar, llamado Kip Keino (1940).

 Y en los 10 000 m hubo otro estadounidense que dio la sorpresa. Billy Mills (1938), que nunca había bajado de 29 minutos, en una accidentada última vuelta, ser llevó el oro con 28:24,4, por delante del tunecino Mohamed Gammoudi (1938) y del gran favorito, el australiano plusmarquista mundial con 28:15,6, Ron Clarke (1937 – 2015).

El festival estadouniense se extendió a las competiciones de vallas, con los oros de Hayes Jones (1938), bronce en los anteriores Juegos, en 110 m vallas con 13,67 (13,6) y del plusmarquista mundial, 49,1, Warren Rex Cawly (1940) en 400 m vallas con 49,6.

El plusmarquista mundial de los 800 m, las 880 y y la milla, el recientemente fallecido neozelandés Peter Snell (1938 – 2019) se coronó el rey del mediofondo con sus victorias inapelables en los 800, distancia en la que revalidaba el oro con 1:45,1, y los 1500m, con 3:38,1.

El belga Gaston Roelants (1937), 4º en los Juegos de 1960 y campeón de Europa en 1962, se hizo con la medalla de oro en los 3000 m obstáculos en 8:30,8. El maratón, que cerraba el programa atlético, mostró la confirmación del etíope Abebe Bikila (1932 – 1973) como uno de los mejores maratonianos de siempre. Tras su triunfo en Roma, 4 años antes, corriendo descalzo, renovó su título en Tokio, con mejor marca mundial de 2h12:11,2, tres semanas después de haberse operado de apendicitis.

Las victorias en la marcha fueron para el británico Ken Matthews (1934 – 2019) en los 20 Km con 1h29:34 y para el italiano Abdon Pamich (1933) con 4h11:12,4.

En el salto de altura tuvo lugar un gran duelo entre el ucraniano, entonces soviético, Valeri Brumel (1942 – 2003) y el estadounidense John Thomas (1941 – 2013), resuelto a favor del primero con ambos empatados en 2,18 m. El plusmarquista mundial, el estadounidense Fred Hansen (1940) fue, con 5,10 m, el campeón del salto con pértiga.

Pese a una operación de rodilla dos meses antes de los Juegos, el campeón olímpico 4 años antes, plusmarquista mundial y gran dominador del triple salto, el polaco Jósef Szmidt (1935) pudo renovar su título, con 16,85 m. En la final de salto de longitud, en una tarde muy lluviosa y con viento cambiante, saltó la sorpresa con la victoria del galés Lynn Davis (1942). Davis, que se había clasificado para la final con mucha dificultad, realizó con 8,07 m su mejor marca hasta entonces y batió al plusmarquista mundial (8,34m) y anterior campeón, el estadounidense Ralph Boston (1939) y al campeón de Europa, el ucraniano entonces soviético, Igor Ter-Ovanessyan (1938), con mejor marca personal de 8,31 m.

Con problemas cervicales y, una vez más, sin ser el favorito, el estadounidense Al Oerter (1936 – 2007) conseguía su tercer oro en el lanzamiento de disco. En el lanzamiento de peso hubo una cerrada pugna entre dos estadounidenses, el plusmarquista mundial Dallas Long (1940) y el joven Randy Matson (1945). Long se impuso por 20,33 contra 20,20 m. El oro en lanzamiento de jabalina fue para el finlandés Pauli Nevala (1940), mientras en el martillo venció el bielorruso, entonces soviético, Romuald Klim (1933 – 2011). El alemán Will Horldof (1940) ganó el oro en el decatlón con 7887 puntos.

En categoría femenina se disputaron un total de 12 pruebas, 100 m, 200 m, 400 m, 800 m, relevo 4 x 100, 80 m vallas, salto de longitud, salto de altura, lanzamiento de disco, lanzamiento de peso, lanzamiento de jabalina y pentatlón. Con respecto a los Juegos anteriores se añadieron los 400 m y la prueba combinada. Tal vez las atletas más destacadas en ese momento fuesen las hermanas ucranianas, entonces soviéticas, Tamara (1937) e Irina Press (1939 – 2003), pero lo sucedido dos años más tarde envolvió sus logros en la sombra de una duda. Tamara, campeona olímpica de lanzamiento de peso en 1960 y plusmarquista de esta modalidad y del lanzamiento de disco, se hizo con los oros de estas dos pruebas con 18,14 y 57,27 m . Irina, por su parte, se imponía en el pentatlón con 5246 puntos, nueva plusmarca mundial. Ambas atletas, sin embargo, se retiraron súbitamente en 1966 poco antes de que las pruebas de verificación de sexo fuesen obligatorias.

La estadounidense de 19 años Wyomia Tyus (1945) fue la ganadora en los 100 m lisos con 11,49 (11,4). Cuatro años más tarde se convertiría en la primera atleta (hombre o mujer) en repetir oro en la distancia. Los 200 m fueron para otra estadounidense, Edith McGuire (1944), con 23,05 (23,0), probablemente mejor que la plusmarca mundial manual de 22,9. El concurso de ambas campeonas olímpicas no pudo impedir, sin embargo, que el equipo estadounidense perdiese la final del relevo 4 x 100 ante las polacas, ganadoras con 43,69 (43,6), nueva plusmarca mundial. Una de las relevistas del cuarteto polaco, Irena Kirszenstein (1946 – 2018), acabaría siendo probablemente la mejor atleta polaca de todos los tiempos, aunque sería conocida por su nombre de casada Irena Szewińska.

Una de las grandes atletas australianas de siempre, Betty Cuthbert (1938 – 2017), tras su triplete 8 años antes en los Juegos de Melbourne, de 100, 200 y 4 x 100 m, añadió un oro más a su colección al convertirse en la primera campeona olímpica de 400 m, con 52,01 (52,0). Segunda fue la británica Ann Packer (1942), con 52,20, que tres días después se imponía en los 800 m con 2:01,1, nueva plusmarca mundial oficial. La coreana Sin Kim-dan (1938) había corrido en 1:58,0 pero su tiempo no se llegó a homologar por la IAAF. Tras los Juegos Packer se retiraría.

La alemana plusmarquista mundial de 80 m vallas Karin Balzer (1938 – 2019) ganó el oro en esta prueba. La invencible rumana Iolanda Balaș (1936 – 2016) renovaba el título de salto de altura conseguido 4 años antes, saltando 1,90 m. La británica Mary Rand (1940) se hacía con la victoria en el salto de longitud con plusmarca mundial de 6,76 m, derrotando a la futura Irena Szewińska . En los días siguiente obtuvo otras dos medallas, plata en pentatlón y bronce en el relevo 4 x 100 m. La jovencísima rumana Mihaela Peneș (1947) fue la campeona olímpica de jabalina, con 60,54 m, y la de menos edad en el atletismo de estos Juegos.

España llevó a los Juegos un pequeño equipo de 6 atletas Rogelio Rivas (1944) en 100 m, Francisco Aritmendi (1938) en 5000 m, Fernando Aguilar (1938 – 2013) en 5000 y 10 000 m, Luis María Garriga (1945) en salto de altura, Ignacio Sola (1944) en salto con pértiga y Luis Felipe Areta (1942) en salto de longitud y triple salto. El mejor fue este último que consiguió un excelente 6º puesto en la longitud, con lo que se convirtió en el segundo finalista olímpico español. El primero había sido Constantino Miranda (1925 – 1999), 8º en los obstáculos de 1948. Ignacio Sola también pudo entrar en la final, donde fue 15º. Aún faltaban unos años para el despegue del atletismo español.

En resumen, unos grandes Juegos Olímpicos, con un nivel muy alto en todas las modalidades. Tokio repite este año. El reto, al menos igualar sus Juegos de hace 56 años.

Peter Snell, tal vez el mejor mediofondista de siempre

Anteayer nos dejó, a punto de cumplir los 81 años, el mediofondista neozelandés Peter Snell. Snell fue uno de los grandes del mediofondo de siempre, con sus tres medallas de oro olímpicas, dos en 800 m y una en 1500 m, en los Juegos de 1960 y de 1964. Su carrera atlética en la élite duró 5 años, en una época en la que el atletismo era amateur. Fue un corredor de 800m y 1500m que cambió el entrenamiento del mediofondo. Hasta entonces los corredores de 800m se parecían más a los de 400m. Fue el último mediofondista en ganar los 800 y los 1500 m en unos Juegos Olímpicos.

A mediados de los años 50, los mejores corredores mundiales de 800 m se fijaron como objetivo superar la mítica plusmarca mundial que el alemán Rudolf Harbig (1913-1944) había establecido en 1939 con 1:46,6. Finalmente el belga Roger Moens (1930) resultó el elegido para superar el registro imposible. En 1955 fue capaz de correr nada menos que en 1:45,7. Una lesión le impidió disputar la victoria olímpica en 1956, pero en 1960, completamente recuperado, era el gran favorito.  La final apuntaba un duelo entre Moens y el jamaicano George Kerr (1937-2012). Nadie reparaba en un joven neozelandés de 21 años que había llegado a los juegos con 1:49,2 en 880 yardas (804,67 m), pese a que había batido a Moens en la semifinal con 1:47,2 (1:47,34), mejorando sus 1:48,1 (1:48,22) de la primera ronda.

En la final el suizo Christian Wägli (1934-2019) se colocó en cabeza desde el inicio y se mantuvo hasta los últimos 100m, momento en que Moens lo sobrepasó. Parecía que por fin ganaría el oro olímpico, pero, a falta de 20 metros, Peter Snell se le echó encima por la cuerda y consiguió vencer inesperadamente, con nueva plusmarca personal, 1:46,3.

Peter Snell NZL 1.46,3 (1:46,48)
Roger Moens BEL 1.46,5 (1:46,55)
George Kerr JAM 1.47,1 (1:47,25)
Paul Schmidt RFA 1.47,6 1:47,82)
Christian Wägli SUI 1.48,1 (1:48,19)
Manfred Matuschewski RDA 1.52,0 (1:52,21)

¿Quién era este fenómeno neozelandés al que deberían haber prestado más atención? Peter George Snell había nacido en Opunake, a unos 250 Km de Wellington (Nueva Zelanda) el 17 de diciembre de 1938. En su adolescencia jugó al rugby, al golf, al bádminton y, sobre todo, al tenis. También practicaba atletismo, pero sin un entrenamiento específico. A los 18 años su mejor marca en las 880 yardas era 1:59,8. Al año siguiente mejoró hasta 1:54,0 y se encontró al que sería su mentor, el entrenador Arthur Lydiard (1917-2004). Lydiard le aseguró al joven Peter que, dada su gran velocidad, mejorando la resistencia podría llegar muy lejos. A partir de entonces la fructífera relación entre ambos llevó a Snell a lo más alto, pese a que su biotipo (1,80 m y 80 Kg) no era el habitual en un mediofondista. Se presentó en Roma como un atleta anónimo y acabó con un oro olímpico conseguido de manera brillante.

En 1961, centrado aún unicamente en los 800 y las 880 yardas, Snell derrotó a Moens en varias reuniones. En 1962 comenzó a correr la milla, sin dejar la prueba más corta. El día de Año Nuevo marcó en la distancia en 4:01,3. El 27 de enero, en la pista de hierba de 352 metros de Wanganiu (NZ) superó la plusmarca mundial del australiano Herb Elliott (1938) por una décima, con 3:54,4, con un ritmo creciente en cada una de las cuatro vueltas, 1:00,7, 59,9, 59,0 y 54,8 (3:39,3 en 1500 al paso). Una semana después, el 3 de febrero, en la pista de hierba de Chistchurch, se hizo con la plusmarca mundial de las 880y, 1:45,1, y de paso pulverizó la plusmarca de Moens, al registrar en la marca de los 800 m, 1:44,3. Este tiempo permanece en la actualidad como plusmarca nacional de Nueva Zelanda.

En los Juegos de la Commonwealth, celebrados a finales de ese 1962, Snell se hizo con el doblete en las 880y y la milla. No se disputarían las distancias métricas hasta 1970. Tras un año de 1963 de transición en el que compitió en varias ciudades de Estados Unidos, se preparó concienzudamente para ser campeón olímpico en las dos distancias del mediofondo, lo que no se conseguía desde que Albert Hill (1889-1969) lo hiciera en 1920. Para ello incrementó en las 10 semanas previas su número de kilómetros, con una media diaria de 23. Hay un detalle curioso en la trayectoria de Snell. Su primer 1500 fue el de la primera ronda de los Juegos de Tokio de 1964. Hasta entonces solamente había corrido la milla.

Su entrenamiento dio muy buen resultado. El calendario era muy duro, ya que obligaba a correr seis carreras en una semana. Snell lo hizo con tiempos de 1:49,8, 1:46,9, 1:45,1, 3:46,8, 3:38,8, 3:38,1. La final de 800 tuvo lugar el 16 de octubre. La situación era completamente distinta de la de 4 años atrás. Ahora era el absoluto favorito y no decepcionó. Su victoria se cimentó en el cambio que realizó a falta de 250m, sobrepasando al keniano Wilson Kiprugut (1938), en cabeza desde la salida. Snell ganó con parciales de 400m de 52,8 y 52,3, haciendo la segunda mejor marca de siempre, lo que da una idea de su superioridad. Los resultados fueron:

Peter Snell NZL 1.45,1
Bill Crothers CAN 1.45,6
Wilson Kiprugut KEN 1.45,9
George Kerr JAM 1.45,9
Thomas Farrell USA 1.46,6
Jerry Siebert USA 1.47,0
Dieter Bogatzki FRG 1.47,2
Jacques Pennewaert BEL 1.50,5

La final de los 1500 m se celebró el 21 de octubre, tras dos rondas previas. La carrera se desarrolló a ritmo medio con pases de 58,0, 2:00,5 y 2:59,3. A falta de 200 m, un enorme cambio de ritmo de Snell lo llevó a la meta en primera posición con una gran superioridad sobre el resto de sus rivales.

1 Peter Snell NZL 3.38.1
2 Josef Odlozil TCH 3.39.6
3 John Davies NZL 3.39.6
4 Alan Simpson GBR 3.39.7
5 Dyrol Burleson USA 3.40.0
6 Witold Baran POL 3.40.3
7 Michel Bernard FRA 3.41.2
8 John Whetton GBR 3.42.4
9 Jean Wadoux FRA 3:45.4

Unos días después de los Juegos, el 12 de noviembre se convirtió en plusmarquista mundial de los 1000 m, con un tiempo de 2:16,6. Poco después, el 17 de noviembre, en la pista de ceniza de Auckland, Snell superó su plusmarca de la milla, con 3:54,1. Pasó los 1500 en 3:37,6, que sería su tope personal, probablemente de valor similar a los 3:35,6 que tenía entonces Herb Elliott como primado mundial. El pase de los 3/4 de milla había sido de 2:54,3, que apuntaba un tiempo en torno a 3:52.

Al año siguiente se preparó precisamente para intentar superar el registro de Elliott en la distancia métrica, pero se lesionó en abril y poco después se retiró. Posteriormente trabajó como relaciones públicas en una compañía tabacalera. En 1971 se trasladó a Estados Unidos, donde acabó fijando su residencia y donde obtuvo el grado de doctor con una tesis sobre fisiología del ejercicio en la Universidad del Estado de Washington. Esto le sirvió para hacerse profesor en la Universidad de California,  Davis, donde ya había estudiado. En 1993 obtuvo la nacionalidad estadounidense. Continuó practicando deporte, sobre todo carreras de orientación y tenis de mesa, modalidades en las que destacó en la categoría de veteranos.

En los últimos meses había comenzado con problemas cardíacos. Un episodio de pérdida de conocimiento mientras conducía le provocó un accidente de circulación. Estaba prevista su presencia en el homenaje a la milla en la reunión de la IAAF el mes pasado en Mónaco, pero sus problemas de salud no se lo permitieron. Falleció en su casa de Dallas el 12 de diciembre de 2019.

El impacto de su figura en su Nueva Zelanda natal queda muy bien reflejado en este vídeo, de diferentes noticiarios anunciando su fallecimiento.

Snell fue un revolucionario del mediofondo. Hizo compatibles el 800 y el 1500, cuando entonces los corredores de 800 rendían mejor en los 400 m. Aunque después de él hubo grandes mediofondistas que lo hicieron muy bien en ambas distancias, ninguno pudo repetir su doblete. Sebastian Coe (1956) estuvo cerca en 1980 y 1984 con sus dos oros en la distancia larga y sus dos platas en la corta. Hay que pensar que en los años 60 el atletismo era completamente amateur, aunque pudiese haber dinero bajo cuerda. ¿Qué podría haber hecho en un entorno hiperprofesionalizado como el actual?

Nota 1: Me ha gustado mucho recordar los éxitos de este gran atleta, pero muy poco el motivo por el que lo he hecho

Nota 2: Dedico esta entrada de Jorge González Amo, antiguo plusmarquista español de 1500 m y gran admirador de Snell. Jorge tiene su tríada oceánica con Herb Elliot, Peter Snell y Ron Clarke

Nota 3: El 3 de diciembre el blog superó las 50 000 visitas. Quiero daros las gracias a todos los que me leéis. Disfruto mucho haciendo las entradas. Me agrada que generen interés.

Yardas, décimas de segundo y la plusmarca de Juantorena que pudo no serlo

El origen de casi todas las actuales distancias atléticas está en la milla. El pedestrismo en el Reino Unido es el predecesor del atletismo en pista , con la milla (1609,344 m) como distancia predilecta. La popularidad alcanzada por esta medida hizo que la prueba se trasladase a pistas construidas alrededor los campos de fútbol y rugby, que podían albergar más público, con mejor visión que en la calle. La longitud más apropiada dadas las dimensiones de los terrenos de juego era un cuarto de milla o 440 yardas (402,336 m). A partir de ahí surgieron no solo las 440 yardas, sino también las 220 yardas (201,168 m), las 880 yardas (804,672 m), las 3 millas (4628,032 m) o las 6 millas (9656,064 m), precursoras de los actuales 400, 200, 800, 5000 y 10000 metros. Hasta el 1 de enero de 1977 las distancias anglosajonas (o imperiales) fueron oficiales y convivieron, muchas veces generando cierta confusión, con las métricas. De hecho en los Juegos de la Commonwealth no se disputaron las distancias métricas hasta 1970. A partir de 1977, solo se reconoció la milla como oficial, de modo que el resto de las distancias anglosajonas, salvo las 2 millas, cayeron en el olvido.

Por otro lado a partir de los años 60 se generó otra importante confusión entre los registros cronometrados manualmente y los cronometrados de forma electrónica. El cronometraje automático se utilizó por primera vez en los Juegos de Los Ángeles 1932, pero hasta los Juegos de Tokio 1964 se empleó únicamente como apoyo en caso de duda. El cronometraje oficial era el manual, con el que había notables diferencias. Por ejemplo, en la final de 400 metros de los Juegos de Roma 1960 se otorgó a los 2 primeros, Otis Davis (1932) y Carl Kaufmann (1936-2008), el registro oficial de 44,9, plusmarca mundial. Los tiempos reales no oficiales fueron, sin embargo, 45,07 y 45,08. A partir de 1964 se consideró oficial la marca automática, redondeada a la décima inferior. Estos registros se consideraban iguales a los similares realizados manualmente. Por ejemplo, la IAAF consideró de igual valor el tiempo de Bob Hayes (1942-2002) en Tokio 10,05, oficialmente 10,0, que el registro manual de Armin Hary (1937) de 10,0. Ambos se homologaron como plusmarcas mundiales. Posteriormente, las marcas en distancias mayores de 800 m se homologaban redondeando a la décima superior. Así, como ya hemos contado, Seb Coe (1956) y Steve Ovett (1955) compartieron la plusmarca mundial de 1500 m con 3:32,1, pese a que el tiempo real del primero fue 3:32,03 y el del segundo 3:32,09. A partir del 1 de enero de 1977, los registros de distancias de 400 metros o inferiores se homologaron incluso retrospectivamente en centésimas. Desde entonces las plusmarcas  mundiales solo se homologarían con cronometraje electrónico. Se mantuvo el redondeo a la décima inferior en 800 m y a la superior en pruebas más largas hasta el 1 de enero de 1981.

Las distancias en las que hubo más problemas fueron las 880 yardas y su equivalente métrico, los 800 metros. En más de una ocasión el plusmarquista mundial de 800 m no era el atleta que había corrido más rápido la distancia. Hasta los años 80, la prueba de 800 metros estaba dominada por atletas anglosajones, tanto británicos, estadounidenses, neozelandeses o australianos. La prueba de la media milla era muy popular entonces en esos países. En los intentos de plusmarca mundial en ocasiones había cronometraje en la marca de 800 metros, pero no siempre. Solamente a efectos estadísticos, la diferencia entre ambas distancias se ha establecido en 0,7 segundos. Realmente si se considera velocidad constante la diferencia es 0,6, pero en el 800 (o las 880 yardas) la segunda vuelta suele ser mucho más lenta que la primera. Esta es la progresión de la plusmarca de 880 yardas. Entre paréntesis está el pase de 800 metros cuando se conoce. En negrita los pases que fueron plusmarca mundial de 800 metros, y en cursiva los pases no homologados que habrían sido plusmarca mundial de 800 metros:

1:52.5 (1:51,9) Ted Meredith USA Stockholm 08 07 1912

1:52.2 Ted Meredith USA Philadelphia 03 05 1915

1:51.6 Otto Peltzer ALE London 03 07 1926

1:51.3 Ben Eastman USA Stanford 09 04 1932

1:50.9 (1:50,0) Ben Eastman USA San Francisco 04 06 1932

1:50.9 Chuck Hornbostel USA Chicago 17 06 1933

1:50.9 Glenn Cunningham USA Chicago 17 06 1933

1:49.8 (1:49,1) Ben Eastman USA Princeton 16 06 1934

1:49.6 Elroy Robinson USA New York 11 07 1937

1:49.2(1:48,4) Sydney Wooderson GBR London 20 08 1938

1:49.2 Doug Harris NZL Wanganui 25 01 1947

1:49.2 Mal Whitfield USA Berea 19 08 1950

1:48.6 (1:47,9) Mal Whitfield USA Turku 17 07 1953

1:48.6 (1:47,9) Gunnar Nielsen DEN Kobenhavn 30 09 1954

1:47.5 Lonnie Spurrier USA Berkeley 26 03 1955

1:46.8 Tom Courtney USA Los Angeles 24 05 1957

1:45.1 (1:44,3) Peter Snell NZL Christchurch 03 02 1962

1:44.9 Jim Ryun USA Terre Haute 10 06 1966

1:44,6 Rick Wohlhuter USA LA 17 05 1973

1:44.1 Rick Wohlhuter USA Eugene 08 06 1974

Ben Eastman (1911-2002) habría conseguido en dos ocasiones la plusmarca mundial de 800 m con 1:50,0 y 1:49,1, pero el reglamento exigía 3 cronometradores y solo había uno. La marca realizada en 880 yardas sí se homologó como plusmarca mundial igualada de 800 m, al ser mayor distancia. La verdadera confusión llegó, no obstante, en los años 60 y 70. En 1966, Jim Ryun (1947), entonces junior, había corrido las 880 yardas en una nueva plusmarca mundial de 1:44,9, con una rapidísima segunda vuelta (53,3+51,6). El tope mundial de 800 metros pertenecía a Peter Snell (1938), con 1:44,3. Estadísticamente el tiempo de Ryun se convirtió a 1:44,2 en 800 m, más rápido que el de Snell, aunque el tiempo real no se conoce, pues no se cronometró. De esta forma en neozelandés mantuvo su plusmarca mundial.

Más problemas. Oficialmente el primer atleta en correr los 800 metros en menos de 1:44,0 fue el italo-surafricano Marcello Fiasconaro (1949), que el 27 de junio de 1973 realizó en Milán 1:43,7. ¿Pero fue realmente el primero? El 17 de mayo de ese mismo año, el estadounidense Rick Wohlhuter (1948) había superado la plusmarca de 880 yardas con 1:44,6. No contó con cronometraje en los 800 metros. La conversión estadística para los 800 metros sería 1:43,9, de modo que habría sido el primer sub1:44 de la historia. Sin embargo, Wohlhuter corrió la prueba a un ritmo sorprendentemente constante, con cada vuelta a 52,5, por lo que es más probable que el pase por el 800 fuese 1:44,0. En cualquier caso 0,3 mejor que el primado mundial de 800 m de entonces.

Wohlhuter continuó con la mala costumbre de hacer plusmarcas mundiales de gran valor en las 880 yardas sin cronometrar el pase por los 800 metros. El 8 de junio de 1974 marcó en la media milla 1:44,1 (51,0 + 53,1). El tiempo en los 800 metros, desconocido. Aplicando la corrección estadística habría sido 1:43,4, 1:43,5 con velocidad constante. Es decir, claramente superior a los 1:43,7 de Marcello Fiasconaro. Wohlhuter era el favorito para el oro en los Juegos de Montreal, pero allí se encontró a un inabordable Alberto Juantorena (1950), que ganó con plusmarca mundial oficial de 1:43,5 (en realidad 1:43,50). ¿Qué plusmarca era mejor, la de 800 metros o la de 880 yardas? Pues no es fácil determinarlo. Por un lado, no sabemos el tiempo real de Wohlhuter en 800 m el día de su plusmarca y por otro el tiempo de El Caballo es electrónico. De todos modos no es descabellado pensar que un cronometraje manual oficial hubiese dado a Wohlhuter 1:43,4, por lo que, ateniéndonos a las normas de la época, Juantorena no habría sido plusmarquista mundial, aunque probablemente sus 1:43,50 eléctricos son mejores que los estimados 1:43,4 manuales.

La IAAF, con buen criterio, acabó poniendo orden en el caos de las yardas y las décimas, al excluir la mayoría de las distancias imperiales de las pruebas oficiales y al generalizarse el cronometraje electrónico.

Los bicampeones olímpicos de 800 metros (y II)

A mediados de los 50 los mejores atletas de 800m estaban preparados para superar la plusmarca de Rudolf Harbig de 1:46,6. El encargado de llevarlo a cabo fue el belga Roger Moens (1930). El 3 de agosto de 1955 en Oslo corrió la distancia en 1:45,7, 0,2 más que el noruego Audun Boysen (1929-2000), segundo. El pase por el 400 fue de 52,0. Moens, lesionado, no pudo acudir a los Juegos de Melbourne 1956. El ganador fue el estadounidense Tom Courtney (1933), que se impuso en un final muy apretado al británico Derek Johnson (1933-2004), 1:47,7 por 1:47,8. Boysen fue 3º. Courtney se acercó peligrosamente a la plusmarca de Moens en 1957, cuando realizó 1:45,8 (50,7+55,1), pero para los Juegos de Roma 1960 ya se había retirado. El 800 de los Juegos parecía que sería un duelo entre un recuperado Moens y el jamaicano George Kerr (1937-2012), que alternaba con éxito el 400, 45,8 y el 800, 1:46,4. Kerr ganó la primera semifinal, tras dos rondas previas, con 1:47,1. En la segunda, el vencedor fue un neozelandés desconocido llamado Peter Snell (1937), que realizó 1:47,2, su mejor marca. Ya había mejorado en la primera ronda. Moens fue segundo, pero no dio demasiada importancia al joven Snell. En la final el suizo Christian Wägli (1934) se colocó en cabeza desde el inicio y se mantuvo hasta los últimos 100m, momento en que Moens lo sobrepasó. Parecía que por fin ganaría el oro olímpico, pero al falta de 20 metros Peter Snell se le echó encima por la cuerda y consiguió vencer inesperadamente, con nueva plusmarca personal, 1:46,3. Moens se despedía de los Juegos sin el oro olímpico y Snell comenzaba su fructífero reinado en las dos vueltas:

  1. Peter Snell NZL 1.46,3
  2. Roger Moens BEL 1.46,5
  3. George Kerr JAM 1.47,1
  4. Paul Schmidt RFA 1.47,6
  5. Christian Wägli SUI 1.48,1
  6. Manfred Matuschewski RDA 1.52,0

Peter George Snell había nacido en Opunake, a unos 250 Km de Wellington (Nueva Zelanda) el 17 de diciembre de 1938. Fue un corredor de 800m y 1500m que cambió el entrenamiento del mediofondo. Hasta entonces los corredores de 800m se parecían más a los de 400m. Arthur Lydiard (1917-2004), el entrenador de Snell , basaba la preparación de la prueba en mejorar la resistencia sin descuidar la velocidad. Snell se presentó en los Juegos de Roma con una marca discreta de 1:49,2 en las 880y, pero demostró que su método de entrenamiento funcionaba.

En 1961 Snell derrotó a Moens en varias reuniones. En 1962 comenzó a correr la milla. El día de Año Nuevo corrió la distancia en 4:01,3. El 27 de enero, en la pista de hierba de 352 metros de Wanganiu (NZ) superó la plusmarca mundial de Elliott por una décima, con 3:54,4, 3:39,3 en 1500 al paso. Una semana después, el 3 de febrero, en la pista de hierba de Chistchurch, se hizo con la plusmarca mundial de las 880y, 1:45,1, y de paso pulverizó la plusmarca de Moens, al correr el 800 al paso en 1:44,3. Curiosamente eligió los Juegos de Tokio para hacer su primer 1500. Hasta entonces solamente había corrido la distancia británica. Llegó a Tokio con intención de realizar el doblete en ambas pruebas del mediofondo, cosa que no se conseguía desde que Albert Hill (1889-1969) lo hiciera en 1920. Para ello incrementó en las 10 semanas previas su número de kilómetros, con una media diaria de 23. Su entrenamiento dio muy buen resultado, ya que se llevó los dos oros, tras correr seis carreras en una semana con los tiempos 1:49,8, 1:46,9, 1:45,1, 3:46,8, 3:38,8, 3:38,1. Su victoria en 800 se cimentó en el cambio que realizó a falta de 250m, sobrepasando al keniano Wilson Kiprugut (1938), en cabeza desde la salida. Snell ganó con parciales de 400m de 52,8 y 52,3, haciendo la segunda mejor marca de siempre, lo que da una idea de su superioridad. Los resultados del 800 fueron:

  1. Peter Snell NZL 1.45,1
  2. Bill Crothers CAN 1.45,6
  3. Wilson Kiprugut KEN 1.45,9
  4. George Kerr JAM 1.45,9
  5. Thomas Farrell USA 1.46,6
  6. Jerry Siebert USA 1.47,0
  7. Dieter Bogatzki FRG 1.47,2
  8. Jacques Pennewaert BEL 1.50,5

Unos días después de los Juegos, el 17 de noviembre, en la pista de ceniza de Auckland, Snell superó su plusmarca de la milla, con 3:54,1. Pasó los 1500 en 3:37,6, que sería su tope personal, probablemente de valor similar a los 3:35,6 que tenía entonces Herb Elliott (1937) como primado mundial. Al año siguiente se preparó precisamente para superar el registro de Elliott, pero se lesionó en abril y poco después se retiró. Posteriormente trabajó como relaciones públicas en una compañía tabacalera. En 1971 se trasladó a Estados Unidos, donde obtuvo el grado de doctor con una tesis sobre fisiología del ejercicio. Esto le sirvió para hacerse profesor en la Universidad de California, en Davis. En 1993 obtuvo la nacionalidad estadounidense.

A Snell le sucedió en México otro atleta oceánico, el australiano Ralph Doubell (1945) que ganó el oro igualando la plusmarca mundial. No pudo defender su título por lesión. En Múnich 1972 triunfó in extremis el estadounidense David Wottle (1950), que en las pruebas de selección de su país también había igualado la plusmarca mundial de Snell y Doubell. Wottle se pasó al circuito profesional, por lo que tampoco pudo correr en los siguientes Juegos. El vencedor en Montreal fue, como se ha dicho, el primer ganador no anglosajón, el cubano Alberto Juantorena (1950) quien además hizo plusmarca mundial, 1:43,50. 3 años después el británico Sebastian Coe (1956) asombró con unos excelentes 1:42,33. Sin embargo no pudo conseguir el oro olímpico en Moscú 1980. Tras una carrera desastrosa tácticamente se vio superado por su compatriota y rival Steve Ovett (1955). Ovett fue el último ganador anglosajón de los 800m. En 1981 Coe volvió a sorprender con 1:41,73. En 1984 en Los Ángeles optaba otra vez al oro olímpico tras 2 años muy complicados, pero nada pudo hacer ante el fenómeno brasileño Joaquim Cruz (1963) que corrió sucesivamente las 4 rondas del 800 en 1:45,66 (eliminatoria), 1:44,84 (cuartos de final), 1:43,82 (semifinal) y 1:43,00 (final, oro y plusmarca olímpica).

Cruz era el plusmarquista mundial junior con 1:44,3. En 1983 había sido bronce en el primer campeonato mundial. Tras los Juegos se quedó a las puertas del primado mundial de Coe al correr en 1:41,77. Tuvo una buena temporada posolímpica que lideró con 1:42,49, aunque sufrió alguna derrota importante, como la de Zürich contra Steve Cram (1960). Después se pasó 2 años casi inactivo por diferentes problemas físicos. Se recuperó a tiempo para defender su título en los Juegos de Seúl 1988, pero un desconocido keniano llamado Paul Ereng (1967) le ganó el oro viniendo desde atrás con 1:43,45, su mejor marca personal. Para Cruz la plata en Seúl fue su última gran actuación. Ereng tampoco mantuvo la forma mucho tiempo, pues en los Juegos de Barcelona 92 ya no pudo entrar en la final. El oro fue para otro keniano, William Tanui (1964).

En 1995 irrumpió con fuerza un keniano nacionalizado danés llamado Wilson Kipketer (1972). Superó en 1997, tras igualarla previamente, la plusmarca mundial de Seb Coe, al marcar 1:41,24 y 1:41,11 3 días después. Fue campeón del mundo en 1995, 1997 y 1999. Sin embargo no pudo ser oro olímpico. En Atlanta 1996 el COI consideró que no había completado los trámites de su nacionalidad danesa. El ganador fue el noruego Vebjørn Rodal (1972), en una carrera con 4 atletas por debajo de 1:43. En Sidney 2000, Kipketer no estaba como en los años anteriores y solo pudo ser plata en un 800 muy táctico ganado por el alemán Nils Schumann (1978). Kipketer aún ganaría el bronce en Atenas 2004. El oro fue para el ruso Yuri Borzakovski (1981). En Pekín el vencedor fue el keniano Wilfred Bungei (1980).

Un año después de los Juegos de Pekín, otro keniano, de 20 años, superaba, con 1:42,01, la vieja plusmarca africana de Sammy Koskei (1961), 1:42,28 en 1984. Su nombre, David Lekuta Rudisha, nacido el 17 de diciembre de 1988 en Kilgoris, Narok County. Su padre, Daniel Rudisha (1945), había sido medalla de plata en los Juegos de México en el relevo 4 x 400. En 2010 realizó en dos ocasiones la plusmarca mundial de 800m, con 1:41,09 y 1:41,01. Ganó el oro en el Mundial de Daegu 2011 y en los Juegos de Londres fue el protagonista de la mejor carrera de 800m de siempre y probablemente una de las mejores carreras de la historia de cualquier distancia. Corriendo en cabeza desde el primer metro volvió a superar la plusmarca mundial, 1:40,91, primer registro por debajo de 1:41,00. El resto de los finalistas mejoraron todos sus marcas personales, menos el sudanés Abubaker Kaki (1989), que con 1:43,32 fue penúltimo. El británico Andrew Osagie (1988) fue último con 1:43,77. Hay una entrada muy buena en el blog de Soy Cobarde sobre esta carrera. Estos fueron los resultados:

1 David Lekuta Rudisha KEN 1:40,91
2 Nijel Amos BOT 1:41,73
3 Timothy Kitum KEN 1:42,53
4 Duane Solomon USA 1:42,82
5 Nick Symmonds USA 1:42,95
6 Mohammed Aman ETH 1:43,20
7 Abubaker Kaki SUD 1:43,32
8 Andrew Osagie GBR 1:43,77

Tras los Juegos Olímpicos Rudisha sufrió numerosos problemas físicos, que le impidieron alcanzar la forma de Londres. No pudo competir en el Mundial de 2013 por lesión. Ganó, pese a no estar en su mejor momento, en el Mundial de 2015 en una magistral demostración estratégica. En 2016 volvió con fuerza a los Juegos de Río. Se le vio muy bien en la serie y en la semifinal, que ganó con 1:43,88. No fue el tiempo más rápido, sin embargo, pues el francés Pierre-Ambroise Bosse (1992) y el argelino oro en 1500 en Londres Taoufik Makhloufi (1988) realizaron 1:43,85, con un primer 400 en 52,03, causando ambos una magnífica impresión. En la final, el keniano Alfred Kipketer (1996) salió excesivamente rápido, marcando 49,32 en la primera vuelta. En la contrarrecta, Rudisha se puso en cabeza, seguido del valiente francés Bosse. El keniano mantuvo con cierta comodidad el liderato y se hizo con el oro con 1:42,15, plusmarca mundial del año. Bosse no pudo aguantar el ritmo y se vio superado por Makhloufi, 1:42,61, y el estadounidense Clayton Murphy (1995), 1:42,93.

1 David Rudisha  KEN 1:42,15
2 Taoufik Makhloufi  ARG 1:42,61
3 Clayton Murphy  USA 1:42,93
4 Pierre-Ambroise Bosse  FRA 1:43,41
5 Ferguson Cheruiyot Rotich  KEN 1:43,55
6 Marcin Lewandowski  POL 1:44,20
7 Alfred Kipketer  KEN 1:46,02
8 Boris Berian  USA 1:46,15

Rudisha ha vuelto a lo más alto. Si su condición física se mantiene podría intentar mejorar la plusmarca mundial. Bosse fue muy valiente. Probablemente el premio de su mejor marca personal se antoja escaso. Tendrá más oportunidades. En cuanto a Makhloufi, con 1:42,61 se lo va a poner muy difícil a Asbel Kiprop (1989) en el 1500. Podría ser que en lugar del keniano fuese el argelino el que igualase a Seb Coe repitiendo oro en unos Juegos.