Armand Duplantis, cada vez más cerca de las nubes

Ya no es novedad que uno de los mejores atletas de cada temporada desde 2018 sea el saltados de pértiga sueco, nacido en Estados Unidos, Armand Mondo Duplantis (1999). Duplantis coronó la temporada invernal pasada con una nueva plusmarca mundial de 6.20 m, que le sirvió para ganar el campeonato mundial en pista cubierta de Belgrado. Desde entonces han sucedido muchas cosas. Sin contar las clasificaciones de los campeonatos, en 2022 tomó parte en dieciocho competiciones, en 2023 en diecisiete. Solamente ha resultado derrotado en dos ocasiones, en Bruselas la temporada pasada y en Mónaco esta.

El denso verano de 2022 se saldó con un oro en el campeonato del Mundo, el único que le faltaba en su colección, y su segundo campeonato de Europa al aire libre. El Mundial tuvo lugar en julio. El 22 se clasificó con 5.75 m. En la final, dos días más tarde, mostró una enorme superioridad. Con un nulo en 5.87 m, superó los 6.00 m a la primera, donde fallaron los tres rivales que todavía quedaban. No intentó la plusmarca mundial directamente. Previamente solo necesitó un intento para irse por encima de 6.06 m. A continuación se colocó el listón en 6.21 m. En su segundo salto, superó la plusmarca mundial. Era la primera vez que lo hacía al aire libre. La diferencia con el segundo clasificado, el estadounidense Chris Nilsen (1998), fue de 27 centímetros.

La siguiente parada, algo menos de un mes más tarde tuvo lugar el campeonato de Europa al aire libre. En la clasificación hizo dos saltos, uno nulo, en 5.65 m, suficiente para llegar a la final. En la ronda definitiva tampoco tuvo rival. Comenzando en 5.65 m, salvó cinco alturas sin nulos, la última 6.06 m plusmarca del campeonato. No siguió compitiendo. El segundo, el alemán Bo Kanda Lita Baehre (1999), se quedó en 5.85 m.

Terminó la temporada con una inesperada derrota ante el filipino Ernest John Obiena (1995), que había sido tercero en el Mundial, en la reunión de Bruselas, 5.91 m frente a 5.81 m. Seis días después ganó en Zúrich con 6.07 m.

En el invierno de la temporada que concluye no tomó parte en el campeonato de Europa. Tan solo compitió en cuatro ocasiones, todas ellas en febrero, que culminó con una nueva plusmarca mundial de 6.22 m en el módulo de Clemont Ferrand.

Al aire libre, tras siete victorias, cinco por encima de seis metros, el 21 de julio solo pudo ser cuarto en la reunión de Mónaco, con 5.72 m, por detrás de Chris Nilsen, 5.91 m, de Obiena, 5.82 m, y del australiano Kurtis Marschall (1997). 5.82 m. En el Mundial, un mes más tarde, volvió a mostrarse superior, si bien sus rivales no se lo pusieron fácil. No tuvo problemas para clasificarse, con 5.75 m. En la final se encontró con un Obiena en buena forma. Duplantis llegó a los 6.00 m con tan solo cuatro saltos, sin fallo alguno. Obiena superó esta altura al segundo intento. El sueco pasó a la primera 6.05 m. Obiena, tras un nulo en esta altura, se dejó dos intentos para 6.10 m, que, a diferencia de Duplantis, que lo hizo a la primera, no salvó. La competición acabó con tres nulos en 6.23 m. Marschall y Nilsen compartieron el bronce en un concurso de gran nivel.

Tras proclamarse campeón mundial por segunda vez consecutiva, Duplantis conservó la forma y el 14 de septiembre remató la temporada de la mejor manera posible. En Eugene, se elevaba un centímetro más sobre su plusmarca mundial previa, la nueva 6.23 m, la séptima de su carrera deportiva.

Con veintitrés años Duplantis ha saltado seis metros o más en setenta y cuatro ocasiones. No pierde un gran campeonato desde que fue segundo en el Mundial al aire libre de 2019. Los límites que le pronosticaban alcanzaría hace años ya los tiene al alcance de la mano. Apunta a que el futuro será mejor.

Armand Duplantis y los grandes del salto con pértiga

En 2018 el saltador de pértiga sueco, nacido en Estados Unidos, Armand Mondo Duplantis (Lafayette, Louisiana, 10 de noviembre de 1999) se proclamó campeón de Europa absoluto con una marca de 6.05 m. Ese año, el plusmarquista español de la prueba durante los años 80, el barcelonés Alberto Lobito Ruiz (1961), afirmaba que podría llegar a saltar 6.25 m. Desde entonces, Mondo ha ido cumpliendo expectativas y ya solo le faltan 5 cm para alcanzar esa altura estratosférica. Tras su gran temporada de 2018, en 2019 el sueco saltó 6 m y fue subcampeón mundial absoluto al aire libre en Doha, empatado con el vencedor, el estadounidense Sam Kendricks (1992), que ese año había hecho mejor marca personal 6.06 m. En el Mundial ambos saltaron 5.97 m a la primera, pero Duplantis tenía más nulos en la anterior altura. Ninguno superó 6.02 m. Desde el punto de vista competitivo, el año 2020 fue perfecto para el sueco. Pese a las restricciones por la pandemia fue el primero en las 16 competiciones en que tomó parte. Además estableció dos nuevas plusmarcas mundiales absolutas, superando los 6.16 m que el francés Renaud Lavillenie (1986) había saltado en 2014. El 8 de febrero, Duplantis se encaramaba a 6.17 y una semana después se iba a 6.18 m. Los Juegos Olímpicos se aplazaron a 2021. Antes, en marzo, se celebró el campeonato de Europa de pista cubierta donde se hizo con el oro. En los Juegos Olímpicos se impuso al estadounidense Chris Nielsen (1998) por 5 cm en 6.02 m. En lo que llevamos de 2022 Duplantis ya ha tenido tiempo para proclamarse campeón del mundo en sala con 6.20 m, que superaba por un centímetro su propia plusmarca mundial, realizada unos días antes. Su ventaja sobre el segundo, el campeón olímpico de 2016, el brasileño Thiago Braz (1993), fue de 25 cm.

El salto con pértiga es la especialidad atlética más sensible a la tecnología. Duplantis no podría saltar tan alto sin las modernas pértigas de hojas de fibra de vidrio, fibra de carbono y resina, que les confiere una perfecta combinación de resistencia y flexibilidad. Las pértigas se fabricaron sucesivamente de madera, bambú, aluminio, acero y fibra de vidrio. Estados Unidos dominó completamente la prueba hasta los años 70. De 1896 a 1968 los atletas de este país ganaron todos los oros olímpicos y un total de 33 medallas. Uno de los grandes de siempre, sin embargo, como les pasó a muchos atletas de su generación, no pudo disputar los Juegos Olímpicos. Cornelius Dutch Warmerdan (1915-2001), un estadounidense de padres neerlandeses, considerado el rey del bambú, llevó la plusmarca mundial de 4.54 a 4.77 m el 23 de mayo de 1942. Este salto se mantuvo en lo más alto de las listas mundiales durante 15 años. En 1957, su compatriota Bob Gutowski (1935-1960), registró un centímetro más. Gutowski había sido plata en los Juegos Olímpicos el año anterior, detrás de otro estadounidense, Bob Richards (1926), pastor protestante. Richards nunca consiguió una plusmarca mundial en la prueba, pero es el único atleta que ha ganado dos oros olímpicos en este concurso, en 1952 y en 1956. Además fue bronce en 1948.

La pértiga de aluminio, así como su sucesora, de acero, tuvieron un corto recorrido. A principios de los 60 irrumpió la pértiga de fibra de carbono, que revolucionó la prueba. El 2 de julio de 1961, Don Bragg (1935-2019), también estadounidense, realizó la única plusmarca mundial con pértiga de acero, 4.80 m. Meses después se proclamaría campeón olímpico. Desde ese día de 1961 hasta el 21 de junio de 1969, se superaron 16 plusmarcas mundiales, hasta 5.44 m. Todos los protagonistas, menos uno, el finlandés Pentti Nikula (1939) fueron estadounidenses. El primer atleta en superar los 5 metros fue Brian Sternberg (1943-2013), que en 1963 saltó 5.00 y 5.08 m, entonces no se iba de centímetro en centímetro. Su carrera atlética tuvo un trágico final, pues ese mismo año un accidente en sus entrenamientos le produjo tetraplejia. Sternberg perdió la plusmarca mundial a manos de John Pennel (1940-1993). Pennel se elevó unas semanas después hasta 5.13 y 5.20 m. En 1966 realizó 5.34 y en 1969 cerró la década con 5.44 m. No tuvo suerte en los Juegos Olímpicos. En 1964 con una lesión lumbar fue 11º y en 1968 saltó 5.40 m, que le habrían dado la plata, pero, según la regla de la época, abolida el año siguiente, si la pértiga pasaba por debajo del listón, como sucedió, el salto era nulo. Ocupó la quinta posición. Los campeones olímpicos de 1964 y 1968, Fred Hansen (1940) y Bob Seagren (1946) fueron los rivales de Pennel en la lucha por saltar más alto, con dos plusmarcas mundiales para el primero y tres para el segundo en esa década de los 60.

La enorme hegemonía estadounidense tocó a su fin a partir de la década de los 70. No obstante no desapareció de forma abrupta. Tanto en los Juegos Olímpicos de 1972 como en los de 1976, los plusmarquistas mundiales del momento eran de Estados Unidos, Bob Seagren que había saltado 5.63 m en 1972 y Dave Roberts (1951), que en junio de 1976 se había ido a 5.70 m. Pero el primero, al que la IAAF, hoy World Athletics, le prohibió el día anterior a la competición utilizar su nueva pértiga, resultó derrotado ante el alemán Wolfgang Nordwig (1943). Por su parte a Roberts, que solo intentó tres alturas, le perjudicó un nulo en 5.35 m, una táctica equivocada y un cambio súbito de tiempo atmosférico. Fue tercero, con 5.50 m, empatado con el ganador el polaco Tadeusz Ślusarski (1950-1998). Otro polaco, Władysław Kozakiewicz (1953) era el favorito, junto a los franceses Thierry Vigneron (1960) y Philippe Houvion (1957), para el oro olímpico en 1980. El polaco, en mayo de ese año, había superado la plusmarca mundial de Roberts con 5.72 m, pero resultó sobrepasado por Vigneron, 5.75 m en dos ocasiones, y Houvion, 5.77 m, unos días antes de los Juegos. A la hora de la verdad, Kozakiewicz demostró ser un excelente competidor y se hizo con el oro con 5.78 m, pese a la hostilidad del público de Moscú, al que le dedicó un expresivo gesto. Los franceses estuvieron por debajo de lo esperado con Houvion cuarto y Vigneron séptimo.

En 1983 se celebró en Helsinki el primer campeonato del mundo al aire libre. En el salto de pértiga se produjo la presentación internacional del que sería el mejor de la historia en esta modalidad, el ucraniano, entonces soviético, Sergei Bubka (1963). Bubka, que tenía 5.72 m como mejor marca, se hizo con el oro con 5.70 m. El plusmarquista mundial, 5.81 m, el ruso, entonces soviético, Vladimir Polyakov (1960) solo pudo ser décimo. Bubka inició en 1984 la serie de plusmarcas mundiales que realizaría durante una década. En total superó 17 plusmarcas al aire libre y 18 en pista cubierta, en varios casos estas fueron superiores a aquellas, pero entonces la IAAF no consideraba como absolutas las plusmarcas mundiales en sala. Comenzó el 15 de enero de 1984 con 5.81 m bajo techo. Al aire libre arrancó el 26 de mayo de ese año con 5.85 m. La barrera de los seis metros cayó pronto, el 13 de junio de 1985, en París. Sus topes fueron 6.15 m en sala el 21 de febrero de 1993 y 6.14 m al aire libre el 31 de julio de 1994. Hasta ese año, solamente el ruso Radion Gataullin (1965), con 6.02, y él mismo habían superado los seis metros. Fue seis veces campeón del mundo al aire libre. No le fue tan bien en los Juegos Olímpicos. No participó en 1984 por el boicot del bloque del Este, ganó el oro en 1988, en 1992 sorprendentemente hizo tres nulos seguidos, dos en 5.70 y unos en 5.75 m, en 1996 estaba lesionado y en 2000, ya lejos de sus mejores momentos, no pasó a la final.

Desde 1998 la IAAF considera plusmarcas mundiales absolutas las conseguidas en los concursos en pista cubierta si son superiores a las realizadas al aire libre, por tanto los 6.15i de Bubka se convirtieron en plusmarca absoluta. No se superó hasta el 15 de febrero de 2014, 21 años más tarde, cuando Lavillenie hizo 6.16 m. Lavillenie fue campeón olímpico en 2012 y subcampeón, tras Thiago Braz 2016. Desde 1968, tan solo dos estadounidenses han vuelto a ser campeones olímpicos de la prueba Nick Hysong (1971) en 2000 y Timothy Mack (1972) en 2004. Esta temporada al aire libre Duplantis tiene la ocasión de seguir acercándose a esos 6.25 m que pronosticó Lobito Ruiz hace cuatro años y de proclamarse campeón mundial al aire libre, el único título que, a sus 22 años, todavía no tiene.

Alberto «Lobito» Ruiz, el señor de las alturas en los 80

El salto con pértiga en España dio un enorme salto cualitativo con el bilbaíno Ignacio Sola (1944). Sola llevó la plusmarca española de salto con pértiga de 4,25 a 5,20 m, en 5 años. Con esta última altura fue 9º en la final olímpica de los Juegos de México de 1968, después de igualar su anterior mejor marca de 5,10 y superarla en dos ocasiones, 5,15 y los mencionados 5,20. Con su salto de 5,10 fue por unos minutos plusmarquista olímpico de la prueba. Sola mantuvo el tope nacional durante casi 10 años, hasta 1978, año en que el barcelonés Roger Oriol (1957) saltó 5,22 m. Oriol superó la plusmarca española 7 veces más, hasta 5,40 m en 1981. Se mantuvo en competición hasta mediados de los 80, si bien pronto se vio ensombrecido por su compañero de entrenamiento Alberto Ruiz.

Alberto Lobito Ruiz Benito nació en Barcelona el 22 de diciembre de 1961, de padre granadino y madre soriana. Se crio en el Nou Barris. En el Instituto de la Verneda, donde estudiaba, se encontró con un profesor de Educación Física que le cambió la vida. Se trataba de Hans Ruf (1940). Hans Ruf, de madre española y padre alemán, había nacido en Schweinfurt (Baviera), pero vivió en Barcelona desde muy joven. Ruf había practicado salto de pértiga, prueba en la que llegó a ser dos veces subcampeón de España, en 1958 y 1959. Posteriormente se hizo entrenador de atletismo y acabó creando una gran escuela de salto con pértiga, si bien también entrenaba velocistas y otros saltadores. El caso es que Ruf consiguió inculcar al joven Alberto la atracción por el salto más complicado. Y los resultados no se hicieron esperar. En 1977, con 15 años, saltó 4,02 m. Tan solo 3 años después ya superaba 5,11 m y en 1981 igualaba a Sola con 5,20 m. Al año siguiente, con 5,30 m se situaba a solo 10 cm de la plusmarca española de Oriol.

A mediados de los 80 el atletismo se había hecho muy popular en España. Es probable que inicialmente tuviese algo que ver la moda del pedestrismo de primera ola, importado de Estados Unidos, entonces no se llamaba running, sino footing o jogging, pero hubo otros factores mucho más importantes. Uno de ellos fue, la rivalidad entre José Luis González (1957) y José Manuel Abascal (1958), incorporados en la élite mundial del medio fondo. Por otro lado, la empresa Unipublic, organizadora de competiciones deportivas, bien asentada en el ciclismo, decidió, de la mano del antiguo directivo del atletismo, José María Fernández Matinot (1940-2013), apostar por este deporte. Se organizaron en España reuniones en muchas ciudades, algunas de altísimo nivel, como la de Vallehermoso de 1987, cuando Edwin Moses (1955) vio terminada una racha victoriosa de más de 9 años. La televisión, entonces inmersa en una guerra con el fútbol y con mucho espacio que cubrir, secundó la apuesta de Unipublic y se volcó en el atletismo, de modo que las retransmisiones atléticas acabaron siendo ubicuas.

En este escenario favorable, la irrupción de Alberto Ruiz como plusmarquista español tuvo una repercusión inédita hasta entonces. Resultaba muy atractivo para el aficionado ver reuniones atléticas celebradas en España que acababan con alguna plusmarca nacional. Alberto Ruiz se estrenó el 13 de julio de 1983 en el efímero trofeo MAM, en Madrid, con un salto de 5,41 m. Nueve días después, en un campeonato de España plagado de ausencias en Anoeta se iba a 5,45 m.

En 1984 consiguió tres nuevos topes españoles. El 29 de mayo, en el Trofeo Villa de Madrid, subió a 5,46 m. El 24 de junio en el Estadio Joan Serrahima, en el campeonato provincial de Barcelona, saltó 5,51 m y 6 días después, en el Campeonato de España, en el mismo escenario añadió a su marca 4 cm, hasta 5,55 m.

Volvió a la carga el 30 de junio de 1985, al saltar en Manresa 5,60 m, registro al que añadió 1 cm en el mismo lugar el 3 de julio del año siguiente.

Esos 5,61 m acabaron siendo la mejor marca de Alberto Ruiz de siempre, pero siguió manteniéndose en muy buena forma, hasta su retirada en 1996. En 1991, 1992 y 1993 aún fue capaz de saltar 5,60 m. Mantuvo su plusmarca española, que mejoró un total de 21 cm, hasta 1989, en que Javier García Chico (1966), otro producto de la factoría Ruf, subió a 5,65 m. La carrera de García Chico alcanzó su cénit con el bronce olímpico en 1992, en Barcelona, con su mejor marca de 5,75 m. En esa misma competición, Alberto Ruiz ocupó la 10ª posición, si bien 8 años antes, en los Juegos de Los Ángeles, ya había sido 9º, igualando a Sola.

 

Fue, además, 6º en los Juegos Mundiales en Sala de 1985, 6º en el Europeo en sala en 1985 y 7º en el Campeonato del Mundo en sala en 1989. En cuanto a competiciones nacionales fue 7 veces campeón de España al aire libre y 5 en sala. Llegó a correr los 100 m en 10,57 (1985) y los 200 en 20,9 (1985).

Diplomado en Estudios Sociales y entrenador nacional de atletismo, Alberto Ruiz ha sido tutor de residencia del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés, donde también es entrenador. Desde 2001 es el jefe de prensa de la Federación Catalana de Atletismo. Alberto es, además, un gran aficionado a la historia del atletismo. Con su mejor marca de 5,61 m habría encabezado la lista española del año en 15 de los últimos 18 años.

Armand Duplantis, el niño volador

El 14 de agosto de 1983, un ucraniano, entonces soviético, se proclamaba contra todo pronóstico campeón del mundo de salto con pértiga, haciendo su mejor marca, 5,70 m. Este joven que no cumplía los 20 hasta el 4 de diciembre de ese año, se llamaba Sergei Bubka (1963) y en los años siguientes se convertiría en el mejor saltador de pértiga de la historia. Treinta y cinco años después, otro niño volador llamado Armand Mondo Duplantis se hacía con el oro en el campeonato de Europa de salto con pértiga, realizando su mejor marca, 6,05 m, sin haber cumplido aún los 19 años.

Armand Duplantis nació en la ciudad estadounidente de Lafayette, Luisiana, el 10 de noviembre de 1999, de padre estadounidense y madre sueca. Debido a la nacionalidad de su madre, Armand representa a Suecia en las competiciones internacionales. Su padre y entrenador, Greg Duplantis (1962), había sido él mismo saltador de pértiga de alto nivel, con una mejor marca de 5,82 m. Su madre, de soltera Helena Hedlund, había sido heptatleta y jugadora de balonvolea. Su hermano mayor Andreas (1993) es también saltador de pértiga, con una mejor marca de 5,42 m, su otro hermano Antoine (1996) es jugador de beisbol. Su hermana pequeña Joanna (2002) también práctica pértiga.

Armand entró en el mundo del atletismo a los 4 años con una pértiga especialmente fabricada para él. Superó por primera vez los 3 m a la edad de 9 años, los 4 m a los 13 y los 5 m a los 15 años, en 2015. Ese año comenzó la temporada con un mejor salto de 4,74 y la terminó con 5,30 m. Con esta altura se proclamó campeón mundial juvenil (sub18) en la ciudad colombiana de Cali, en una cerrada pugna con el ucraniano Vladyslav Malykhin (1998), que realizó la misma marca. En 2016 subió hasta 5,51 m y fue bronce en el Mundial Junior (sub20). En 2017 se incorporó, con un salto de 5,90 m, a la élite mundial. Fue con cierta holgura campeón de Europa junior (sub20) y en su primera competición en categoría absoluta, el Mundial de Londres al aire libre, ocupó la 9ª plaza.

El gran año de Duplantis de 2018 comenzó con el 8º puesto en el campeonato mundial en sala. Al aire libre se hizo con el oro en el Mundial sub20 con 5,82 m, 27 cm más que el segundo clasificado. Previamente había mejorado su marca personal hasta 5,93 m, altura con la que presentó su candidatura al oro en el campeonato de Europa absoluto. La final tuvo lugar el 12 de agosto y resultó un concurso magnífico. Los máximos rivales de Duplantis eran a priori el francés plusmarquista mundial Renaud Lavillenie (1986), que lideraba la lista europea con 5,95 m, y el polaco Piotr Lisek (1992), segundo en la misma lista con 5,94 m. En 5,80 m, Duplantis hizo su único nulo de la competición, mientras Lavillenie tras dos nulos decidió dejar su único salto para 5,85 m, que consiguió superar. También lo hicieron a la primera Duplantis y el sorprendente ruso, acreditado en 5,80 m, Timur Morgunov (1996). Lisek, tras un nulo en 5,85 m, intentó los 5,90 m, que pasó al primer intento igual que Duplantis y Morgunov. Lavillenie no intentó esta altura. Quedaban estos 4 atletas en competición, junto con otro polaco, Paweł Wojciechowski (1989), mejor marca de 5,93 m (2017), que tenía un nulo en 5,85 m y había dejado sus dos intentos para 5,95 m. De los 5 supervivientes, tan solo el francés había conseguido superar esta marca previamente y lo volvió a hacer, junto con Duplantis, en su primer intento. Wojciechowski resultó eliminado, mientras Morgunov y Lisek, tras un nulo, se fueron por los 6,00 m. que era la siguiente altura. Lisek se quedó fuera, no así el ruso quien, junto con Duplantis subían por primera vez en su vida de 6 m, ambos en su primer intento. Morgunov superaba su registro previo por 20 cm. Tras un nulo, Lavellenie se la jugaría en 6,05 m, pero ni él ni Morgunov fueron capaces de saltar más alto. Duplantis, por su parte, hacía marca personal por tercera vez en la tarde, además a la primera. No continuó saltando.

Con tan solo 18 años y 68 kg de peso, Mondo se convertía en el 4º atleta de la historia, tras  Lavellenie, 6,16i m, Bubka 6,15i m , y el australiano Steve Hooker (1982), 6,06 m, en plusmarquista del campeonato de Europa y en el primer atleta sub20 en superar los 6 m. Los de 2018 han sido unos campeonatos de Europa con dos grandes protagonistas adolescentes, Duplantis y el noruego Jakob Ingebrigtsen (2000). Ya habíamos hablado de las posibilidades futuras del noruego. De Duplantis ha dicho el explusmarquista español de salto con pértiga Alberto Lobito Ruiz (1961) que puede llegar a saltar 6,25 m. El futuro, que parece pertenecerle, nos lo dirá.

Final olímpica de salto con pértiga 1936, las medallas de la amistad

Hablar de los Juegos de Berlín es hablar de Jesse Owens (1913-1980). El atleta estadounidense desafió las teorías raciales del nazismo haciéndose con 4 oros. Los Juegos de 1936 ofrecieron, sin embargo, otros momentos mágicos como la plusmarcas mundiales en 1500 m del neozelandés Jack Lovelock (1910 – 1949) o en triple salto del japonés Naoto Tajima (1912-1990), que además fue bronce en la mítica final de salto de longitud. Otros dos japoneses fueron, sin duda, los grandes protagonistas de la final de salto con pértiga, pese a que no se hicieron con el oro.

Poco antes de los Juegos, en Estados Unidos había llamado la atención la historia de superación de George Varoff (1914-2002), hijo de unos humildes inmigrantes ucranianos que destacaba como violinista igual que como saltador de pértiga. Se convirtió en favorito para el oro olímpico cuando con 4,43 m superó por 4 cm la anterior plusmarca mundial. Era la época del bambú y de caída en arena. Pero Varoff ni siquiera tuvo la oportunidad de acudir a Berlín. En las exigentes pruebas de selección olímpica solo fue 4º, con 4,26 m, muy lejos de los 4,34 m que Bill Graber (1911-1996), Bill Sefton (1915-1982) y Earl Meadows (1913-1992) compartieron en la primera posición. Los tres se convirtieron en favoritos para la victoria olímpica. Sus máximos rivales serían los japoneses Shuhei Nishida (1910-1997) y Sueo Ōe (1914-1941).

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Sueo Ōe y Shuhei Nishida en 1930 (foto Wikipedia)

No hubo sorpresas en la clasificación, celebrada 4 horas antes de la final, y los 5 candidatos al oro estaban en la final del 5 de agosto. Bill Graber fue el primero en caer, en 4,25 m, altura que franquearon sus 4 rivales. Sin embargo, de ellos, solo Meadows fue capaz de saltar por encima de 4,35 m, nueva plusmarca olímpica que le sirvió para vencer. Entonces los nulos no contaban, por lo que había 3 atletas para las medallas de plata y bronce, Bill Sefton y los japoneses Nishida y Ōe. Se bajó el listón a 4,15 m, altura que no pudo superar el estadounidense y sí, a la primera, sus dos rivales. Un oficial japonés decidió que los dos saltadores no seguirían desempatando, sobre 4,25 m, y que se diese la plata a Nishida por no tener nulos en 4,25 m. La organización lo aceptó.

 

Quienes no lo aceptaron fueron los dos amigos quienes, una vez en casa, llevaron sus medallas a un orfebre para que las cortase y uniese las mitades de plata con las de bronce. Cada uno se quedaría con una de estas medallas de la amistad.

La medalla de la amistad (Wikipedia

 

Ambos atletas siguieron compitiendo tras los Juegos de Berlín. Nishida, ya con 41 años, fue bronce en los Juegos Asiáticos de 1951. Oe, que en 1937 había establecido una nueva plusmarca nacional de 4,35, se vio envuelto en una contienda mucho menos amistosa con los estadounidenses en 1941 y falleció en la batalla de Wake Island. El recuerdo de ambos amigos y su medalla de la amistad, sin embargo, sí que pervivirán en el mundo atlético como ejemplo de los mejores valores del deporte.