La locura de los 1500 y los 5000 m frente a la penuria de los saltos de altura y longitud

Tras la celebración de la reunión de Londres perteneciente a la Liga de Diamante, en pasado día 23 de julio, las grandes competiciones hacen una pausa de casi un mes hasta el campeonato del mundo, que tendrá lugar el Budapest, del 19 al 27 de agosto. Tras Budapest, de la Liga de Diamante quedan las reuniones de Zúrich, Xianmen, Bruselas y Eugene, y algunas otras no incluidas en este circuito. Sin embargo, atendiendo a lo sucedido en temporadas pasadas, es más que probable que el grueso de grandes registros ya se haya realizado. En tiempos, las reuniones tras el gran campeonato del año eran algo así como una revancha, pero últimamente los atletas bajan mucho tras la gran competición de la temporada. Aunque las listas evidentemente no son definitivas, hay dos situaciones de este 2023 atlético que llaman la atención, por un lado el altísimo nivel del 1500 y el 5000 masculinos y, por otro, una gran pobreza de registros en los saltos de altura y longitud, en consonancia con los últimos años. Más abajo se adjuntan las listas del año, provisionales, de estas cuatro pruebas. La fuente es la página web de la World Athletics y se han dejado los enlaces del perfil de cada atleta.

La lista del año en los 1500 metros impresiona absolutamente. Nunca había habido tantos atletas por debajo de 3:30.00, nada menos que once. La mejor temporada en ese sentido hasta ahora había sido la de 2014, con siete atletas por debajo de ese tiempo. El tiempo del atleta 25º es de 3:32.10. Es probable que al final de la temporada sea menos de 3:32.00. El mejor atleta 25º en otros años hizo 3:33.01, en 2004. La lista está encabezada por el mejor en la actualidad, camino de ser uno de los más grandes de siempre, el noruego Jakob Ingebrigtsen (2000). Tras su plusmarca mundial de las 2 millas, 7:54.10, haciendo la segunda milla en 3:53.4, muchos pensaban que a estas alturas habría superado la plusmarca mundial de 1500 m, 3:26.00 en 1998, del marroquí Hicham El Guerrouj (1974). De momento ha hecho 3:27.14, plusmarca europea, y aventaja al segundo del año, el español Mohamed Katir (1998) en 1.75. El nivel es tan alto que pequeños detalles pueden determinar quién estará en la final y quién en el podio del Mundial. Esta mañana vimos cómo en el campeonato de España Adeel Mechaal (1991) superaba, en una carrera rápida, a Katir y a Mario García Romo (1999), que este año han corrido más de dos segundos menos que el campeón. En Budapest, es muy probable que veamos carreras muy rápidas desde la primera ronda. Los mejores no van a dar ninguna oportunidad con pruebas tácticas.

NTiempoAtletaAño PaísLugarFecha
13:27.14Jakob INGEBRIGTSEN2000NORChorzów16 07 2023
23:28.89Mohamed KATIR1998ESPOslo15 06 2023
33:29.02Yared NUGUSE1999EUAOslo15 06 2023
43:29.08Timothy CHERUIYOT1995KENOslo15 06 2023
53:29.11Abel KIPSANG1996KENChorzów16 06 2023
63:29.18Mario GARCÍA1999ESPOslo15 06 2023
73:29.26Azeddine HABZ1993FRAOslo15 06 2023
83:29.41Oliver HOARE1997AUSOslo15 06 2023
93:29.47Narve Gilje NORDÅS1998NOROslo15 06 2023
103:29.51Lamecha GIRMA2000ETILausana30 06 2023
113:29.64Josh KERR1997GBRLausana30 06 2023
123:30.30Reynold Kipkorir CHERUIYOT2004KENChorzów16 07 2023
133:30.42Andrew COSCORAN1996IRLChorzów16 07 2023
143:30.60Neil GOURLEY1995GBRLondres23 07 2023
153:30.92Elliot GILES1994GBRLondres23 07 2023
163:31.24Samuel TANNER2000NZLChorzów16 07 2023
173:31.28Vincent Kibet KETER2002KENChorzów16 07 2023
183:31.30Matthew STONIER2001GBRLondres23 07 2023
193:31.42Stewart MCSWEYN1995AUSLondres23 07 2023
203:31.43Adel MECHAAL1990ESPLondres23 07 2023
213:31.49Isaac NADER1999PORChorzów16 07 2023
223:31.54George MILLS1999GBRChorzów16 JUL 2023
233:31.81Adam SPENCER2001AUSLondres23 JUL 2023
243:32.00Andreas ALMGREN1995SUEOslo15 JUN 2023
253:32.10Robert FARKEN1997GERRehlingen28 MAY 2023

La situación de la prueba de 5000 m es muy parecida a la del 1500, con una gran cantidad de atletas en tiempos rapidísimos. En lo que va de temporada, ocho atletas han corrido por debajo de 12:50.00 y dieciocho en menos de 13:00.00. El siguiente año con más atletas sub12:50 fue 2012, con seis. El año con más sub13 fue 2006, con diecinueve, pero es probable que esta temporada se supere. El 25º de esta temporada ha hecho 13:01.48. El siguiente 25º más rápido fue en 2010, 13:04.02. Resulta difícil pronosticar lo que puede suceder en el Mundial, entre otras cosas, porque el que quizá es el máximo favorito, Jakob Ingebrigtsen, campeón el año pasado, todavía no ha corrido ningún 5000. Mucho dependerá de lo rápida que sea la carrera y aun así hay unos cuantos capaces de ganar en el entorno de 12:40.

NTiempoAtletaAñoPaísLugarFecha
112:40.45Berihu AREGAWI2001ETILausana30 06 2023
212:41.61Joshua CHEPTEGEI1996UGALausana30 06 2023
312:41.73Yomif KEJELCHA1997ETIOslo15 06 2023
312:41.73Jacob KIPLIMO2000UGAOslo15 06 2023
512:42.18Hagos GEBRHIWET1994ETIMónaco21 07 2023
612:42.70Telahun Haile BEKELE1999ETIMónaco21 07 2023
712:45.01Mohamed KATIR1998ESPMónaco21 07 2023
812:46.02Jacob KROP2001KENMónaco21 07 2023
912:52.97Luis GRIJALVA1999GUAFlorencia02 06 2023
1012:54.40William KINCAID1992EUAFlorencia02 06 2023
1112:55.16Joe KLECKER1996EUAFlorencia02 06 2023
1212:55.46Nicholas KIPKORIR1998KENMónaco21 07 2023
1312:55.47Thierry NDIKUMWENAYO1997ESPMónaco21 07 2023
1412:56.09Jimmy GRESSIER1997FRAMónaco21 07 2023
1512:56.18Selemon BAREGA2000ETIFlorencia02 06 2023
1612:56.46Mohammed AHMED1991CANFlorencia02 06 2023
1712:56.99Grant FISHER1997EUAFlorencia02 06 2023
1812:58.44Samuel TEFERA1999ETIFlorencia02 06 2023
1913:00.17Richard ETIR2003KENNobeoka04 05 2023
2013:00.38Benard KIBET1999KENNobeoka04 05 2023
2113:00.68Cornelius KEMBOI2000KENHeusden-Zolder15 07 2023
2213:00.90Emmanuel Korir KIPLAGAT2002KENNobeoka04 05 2023
2313:01.40Brian FAY1998IRLHeusden-Zolder15 07 2023
2413:01.41Birhanu BALEW1996BRNLausana30 06 2023
2513:01.48Michael Kiplangat TEMOI2005KENNobeoka04 05 2023

La cruz del atletismo actual son, sin duda, los saltos de altura y de longitud. Cuando el cubano Javier Sotomayor (1967) realizó 2.45 m, en el estadio Helmántico de Salamanca, el 27 de julio de 1993, se decía que la barrera de los dos metros y medio estaba cerca. Treinta años después, tan solo el incombustible qatarí Mutaz Essa Barshim (1991), campeón olímpico en 2021, y mundial en las tres últimas ediciones, ha logrado acercarse. El 5 de septiembre de 2014 superó los 2.43 m. Barshim ha saltado trece veces por encima de 2.40 m, la última en 2018. En las últimas diez temporadas, tan solo cinco atletas se han elevado más arriba de 2.40 m. El propio Barshim, el ucraniano Bohdan Bondarenko (1989), 2.42 m en 2014, su compatriota Andri Protsenko (1988), 2.40 m en 2014, el canadiense Derek Drouin (1990), 2.40 m en 2014, y el ruso Aleksesy Dmitrik (1984), también 2.40 m en 2014. Barshim encabeza nuevamente la lista mundial del año, con 2.36 m, que corresponde al 39º atleta de todos los tiempos. En 1980, el alemán Gerd Wessig (1959) se proclamó campeón olímpico con 2.36 m, entonces plusmarca mundial. Bashir tiene ya treinta y dos años y no es previsible que supere su mejor prestación y tampoco se vislumbra a nadie capaz de acercarse a Sotomayor. Tal vez su hijo Jaxier (2007), que con quince años ya ha saltado 1.99 m podría acabar siendo el sucesor de su padre. Sería la primera vez que ocurriese.

NMarcaAtletaAñoPaísLugarFecha
12.36Mutaz Essa BARSHIM1991QATChorzów16 07 2023
22.35JuVaughn HARRISON1999EUALondres23 07 2023
32.34Gianmarco TAMBERI1992ITAChorzów16 07 2023
32.34Tobias POTYE1995ALEChorzów16 07 2023
52.33Joel BADEN1996AUSMelbourne04 03 2023
52.33Ilya IVANYUK1993RUSBryansk02 06 2023
52.33Sanghyeok WOO1996CORJeongseon25 06 2023
52.33Danil LYSENKO1997RUSBrest (BLR)02 07 2023
92.32Zhen WANG2001CHNNanjing27 05 2023
102.31Luis Enrique ZAYAS1997CUBSan Vito al Tagliamento03 06 2023
102.31Hamish KERR1996NZLÜberruhr18 06 2023
122.30Vernon TURNER1998EUANorman, OK (USA)13 05 2023
122.30Luis CASTRO RIVERA1991PURGarbsen (GER)21 05 2023
122.30Ryoichi AKAMATSU1995JPNTokio22 07 2023
152.29Brandon STARC1993AUSBrisbane01 04 2023
152.29Dzmitry NABOKAU1996BLRBrest (BLR)09 06 2023
152.29Thomas CARMOY2000BELChorzów25 06 2023
182.28Donald THOMAS1984BAHNassau06 07 2023
182.28Alperen ACET1998TURKraljevo (SRB)22 07 2023
202.27Tawan KAEWKAM1999TAIPhnom Penh12 05 2023
202.27Norbert KOBIELSKI1997POLPoznan20 05 2023
202.27Romaine BECKFORD2002JAMAustin09 06 2023
202.27Joel CLARKE-KHAN1999GBRLondres23 06 2023
242.26Lushane WILSON1998JAMKingston28 01 2023
242.26Oleh DOROSHCHUK2001UCRLeópolis27 05 2023
242.26Shelby MCEWEN1996EUAEugene09 07 2023
242.26Sarvesh Anil KUSHARE1995INDBangkok15 07 2023
242.26Tomohiro SHINNO1996JPNYamaguchi (JPN)30 07 2023
242.26Takashi ETO1991JPNIYamaguchi (JPN)30 07 2023

Cuando el estadounidense Bob Beamon (1946) sorprendió al mundo atlético, y a él mismo en primer lugar, con su salto de 8.90 m en los Juegos Olímpicos de 1968 se dijo que duraría hasta el siglo XXI. No fue así, porque en 1991 su compatriota Mike Powell (1963), en su memorable duelo con Carl Lewis (1961) en el Mundial de Tokio, se iba a 8.95 m. Lo que probablemente nadie esperaba es que cuando casi se ha alcanzado el primer cuarto del siglo XXI, el registro de Beamon siga siendo el segundo más largo de la historia. Los 8.42 m que el indio Jeswin Aldrin (2001) tiene como mejor marca mundial del año corresponden al 58º atleta de todos los tiempos. En los últimos diez años, ningún saltador de longitud ha superado los 8.70 m, y tan solo cuatro han superado los 8.60 m, el jamaicano Tajay Gayle (1996), 8.69 m en 2019, el día que se proclamó campeón del mundo en Qatar, el cubano Juan Miguel Echeverría (1998), 8.68 m en 2018, el surafricano Luvo Manyonga (1991), 8.65 m en 2017 y el griego Miltiades Tentoglou (1998), 8.60 m en 2021. Este año el campeón de Estados Unidos de salto de longitud, prueba selectiva para el campeonato del mundo, fue Marquis Dendy (1992), con 8.14 m. Jesse Owens (1913-1980) saltó 8.13 m en 1935.

NMarcaAtletaAñoPaísLugarFecha
18.42Jeswin ALDRIN2001INDVidyanagar 02 03 2023
28.41. SREESHANKAR1999INDBhubaneshwar18 06 2023
38.40Yu-Tang LIN2000TPEBangkok15 07 2023
48.38Miltiadis TENTOGLOU1998GREVolos09 07 2023
58.37Wayne PINNOCK2000JAMBaton Rouge12 05 2023
68.36Maykel MASSÓ1999CUBLa Habana21 05 2023
78.34Marquis DENDY1992EUAGaborone29 04 2023
88.32Simon EHAMMER2000SUIOslo15 06 2023
98.27Chenault Lionel COETZEE1997NAMWindhoek15 04 2023
98.27Tajay GAYLE1996JAMKingston08 07 2023
118.26Hiromichi YOSHIDA1999JPNYokohama21 05 2023
118.26Carey MCLEOD1998JAMAustin07 06 2023
118.26Jianan WANG1996CHNShenyang28 06 2023
148.24Mattia FURLANI2005ITAHengelo04 06 2023
158.23William WILLIAMS1995EUAWalnut15 04 2023
168.22Kemonie BRIGGS1996EUAWalnut15 04 2023
168.22Anvar ANVAROV2000UZBGenève10 05 2023
188.21Ingar BRATSETH-KIPLESUND1996NORGaborone29 04 2023
188.21Malcolm CLEMONS2002EUASan José (CR)22 07 2023
208.19Jeremiah DAVIS2001EUAGainesville14 04 2023
218.18Arnovis DALMERO2000COLBogotá31 03 2023
218.18Yuhao SHI1998CHNShenyang28 06 2023
238.17Xinyu WEI1996CHNQuzhou21 06 2023
248.16Cordell TINCH2000EUAPueblo, CO (EUA)25 06 2023
258.15Alejandro A. PARADA05 JULCUBLa Habana12 03 2023

Uno de los factores que se consideran clave para esta mejoría en mediofondo y fondo son las nuevas zapatillas, cuyos ecos de la polémica que generaron cuando salieron al mercado se van apagando. Este nuevo material permite optimizar mejor la energía de carrera y disminuye el riesgo de lesiones. Sin duda es un punto a favor, pero parece que la tecnología no ha contribuido a mejorar la penuria de los saltos de altura y longitud. No hay que dejar de tener en cuenta que nos encontramos probablemente ante las mejores generaciones de la historia del 1500 y del 5000. Cuando John Carlos (1945) y Lee Evans (1947-2021) superaron las plusmarcas mundiales de los 200, 19.7 (19.92) y 400 m, 44.0 (44.06), finalmente no homologadas, en las pruebas de selección olímpica de 1968, en la altitud de Echo Summit, muchos se lo atribuyeron a las zapatillas multiclavos. En México, poco después, demostraron que corrían igual o más con calzado permitido.

Micheline Ostermeyer, una pianista campeona olímpica

La gran triunfadora de los Juegos Olímpicos de Londres en 1948 fue la neerlandesa Fanny Blankers Koen (1918-2004), que igualó el logro de cuatro oros de Jesse Owens (1913-1980) en 1936. Blakers Koen se hizo con la victoria en los 100, los 200 m, los 80 m vallas y el relevo 4 x 100 m. Hubo, sin embargo, otra atleta que tuvo también un excepcional rendimiento, con tres medallas, dos de oro, y que además era pianista. La francesa Micheline Ostermeyer (1922-2001) ganó los lanzamientos de disco y peso y fue medalla de bronce en el salto de altura.

Micheline Ostermeyer nació el 22 de diciembre de 1922 en Rang-du-Fliers, una pequeña localidad en el paso de Calais. Su padre, Henri, era profesor e ingeniero, y gran aficionado al deporte, sobre todo a la gimnasia sueca. Su madre, Odette, era pianista. Ambos transmitieron a la joven Micheline sus grandes aficiones, cuya familia contaba con otros ilustres miembros, su abuelo materno, el compositor Lucien Laroche (1855-1912), y su tío abuelo, el escritor Víctor Hugo (1802-1885). En 1929 la familia se trasladó a Túnez, entonces dependiente de Francia. Allí comenzó a practicar piano. Dio su primer concierto a los 12 años. Con catorce se trasladó al conservatorio de París para continuar su preparación. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial se volvió a Túnez, donde seguía su familia, y empezó a hacer baloncesto y atletismo. En 1946, practicando según sus propias palabras cinco horas al día de piano y cinco horas a la semana de deporte, ganó el primer premio del Conservatorio de París y comenzó a entrenar más sistemáticamente. Aunque en Túnez había competido en velocidad, salto de altura, salto de longitud, lanzamiento de disco y de peso, se centró en el salto de altura y el lanzamiento de peso. En el campeonato de Europa de 1946, ambas pruebas tuvieron lugar a la vez. Ostermeyer fue quinta en el salto de altura y plata en el lanzamiento de peso, por detrás de la soviética Tatiana Sevriukova (1917-1981), gran dominadora de la época.

En los Juegos Olímpicos de 1948, Ostermeyer se inscribió en el lanzamiento de disco, que había retomado tan solo unas semanas antes, el lanzamiento de peso y el salto de altura. En el lanzamiento de disco fue mejorando en cada intento hasta que el último de 41.92 m le permitió pasar del tercero al primer puesto y hacerse con el oro, primera atleta francesa medallista olímpica. En el lanzamiento de peso, se benefició de la ausencia de Sevriukova. Entonces la Unión Soviética no pertenecía al Comité Olímpico Internacional (COI). La francesa se mostró muy superior y se impuso con nueva plusmarca olímpica de 13.75 m. Curiosamente, ese mismo día, 4 de agosto, Sevriukova hacía en Moscú 14.59 m, plusmarca mundial. Ostermayer remató su actuación deportiva en Londres con una medalla de bronce en el salto de altura. Durante su estancia en los Juegos, tuvo otra actuación, musical, con un concierto de piano en el Royal Albert Hall.

En los campeonatos de Europa de 1950 fue bronce en los 80 vallas, en los que venció Blankers Koen, y en el lanzamiento de peso. Diversos problemas físicos la obligaron a dejar el atletismo, aunque practicó baloncesto dos años más, mientras vivía en el Líbano.

En el ámbito nacional, fue campeona de Francia doce veces en diferentes pruebas, 60 m, 80 m vallas, relevo 4 x 100 m, salto de altura, lanzamiento de peso, lanzamiento de disco y pentatlón. Superó diecinueve plusmarcas nacionales, una en 80 m vallas, uno en salto de altura, diez en lanzamiento de peso, cuatro en lanzamiento de disco y tres en pentatlón.

En 1954 regresó a Francia a continuar su carrera como pianista. Recibió numerosas críticas porque entonces se consideraba poco serio que una pianista hubiese sido deportista. Curiosamente evitaba interpretar a Franz Liszt (1811-1886), pues consideraba que su música sonaba demasiado deportiva. Fue ocho años profesora en el conservatorio de Lorient, en Bretaña. En 1965, tras la muerte de su marido, lo sustituyó en el conservatorio de Saint Germaine en Laye, a diecinueve kilómetros de París, donde estuvo doce años. Posteriormente retomó su actividad como solista. Murió en Bois Guillaume, en Normandía, el 17 de octubre de 2001.

1960-1963, el trienio mágico del salto de altura con John Thomas y Valeri Brúmel

Entre el 30 de abril de 1960 y el 21 de julio de 1963, poco más de tres años, se mejoró la plusmarca mundial de salto de altura en nada menos que 12 centímetros. Nunca en la historia de la prueba se había dado una progresión tan importante en tan poco tiempo. Ese trienio coincidieron dos saltadores excepcionales, el estadounidense John Thomas (1941-2013) y el ucraniano, entonces soviético, Valeri Brúmel (1942-2002). Ambos tenían un dominio magistral de la técnica predominante de salto entonces, el rodillo ventral, y, sin duda se beneficiaron de la sustitución de la arena por la colchoneta en la caída.

John Curtis Thomas nació el 3 de marzo de 1941 en Boston. Con 1.96 m de estatura, comenzó a destacar muy joven en el salto de altura. En 1958 ya se elevaba por encima de 2.10 m. En 1959 sorprendió al mundo atlético con unos registros magníficos en pista cubierta, que entonces no se homologaban como plusmarcas mundiales, ni siquiera en sala. En un período de 42 días saltó 2.11, 2.125, tres veces 2.13 y 2.165 m, marca esta ligeramente superior a la plusmarca mundial absoluta. Se perdió la temporada al aire libre por un accidente en un pie en el hueco de un ascensor. Regresó muy fuerte en 1960, primero en pista cubierta con dos veces 2.17, 2.18 y 2.195 m, registros ya superiores al techo mundial, pero no homologables. Esto lo solucionó al aire libre, con cuatro plusmarcas mundiales oficiales en el espacio de dos meses. El 30 de abril superó 2.171 (2.17) m, un centímetro más que la anterior plusmarca mundial del ruso, entonces soviético, Yuri Stépanov (1932-1965). Stépanov había realizado este registro con un alza en la zapatilla de 5 cm. Aunque la marca se homologó, a partir de entonces solo se permitieron alzas de 13 mm como máximo. El 21 de mayo, Thomas repitió los 2.17 m, en realidad 2.178 m. El 24 de junio se fue a 2.184 (2.18) m. En Stanford, en las pruebas de selección olímpica , el 1 de julio, hizo su mejor competición se siempre. Saltó a la primera 2.195 y 2.232 m, pero la burocracia no consideró la primera marca y restó un centímetro a la segunda. Hasta el 1 de enero de 1963 se homologaban marcas de saltos y lanzamientos tanto en el Sistema Internacional como en pies y pulgadas. La medición en este último sistema del salto de Thomas fue 7’3 7/8 (7 pies, 3 pulgadas y 7/8, es decir, 2.232 m). El reglamento no permitía fracciones de octavos de pulgadas, de modo que hubo de redondearse a cuartos de pulgadas 7’3 3/4 o 2.229 m. A partir de 1963 solo se consideraron válidas las marcas en el Sistema Internacional, por lo que el salto de Thomas se redondeó al centímetro inferior, convirtiéndose en 2.22 m. El segundo y el tercero de las pruebas de selección fueron Joe Faust (1942), 2.134 m y Charlie Dumas (1937-2004), 2.108 m, el anterior campeón olímpico que acompañarían a Thomas a los Juegos Olímpicos de Roma.

Desde 1896, Estados Unidos solo había dejado de ganar el oro en salto de altura en 1948. En Roma pensaban continuar con la racha, pese al potente equipo soviético con el ruso Viktor Bolshov (1939), que en dos años había pasado de 1.95 a 2.15 m, el georgiano Robert Shavlakadze (1933-2020), acreditado en 2.13 m, y, sobre todo, el joven ucraniano de 18 años Valeri Brúmel, plusmarquista soviético con 2.17 m. La final olímpica de salto de altura tuvo lugar el 1 de septiembre, en una calurosísima tarde. Faust y Dumas, con problemas físicos, no pudieron dar lo mejor de sí. El primero ocupó la 17ª y última plaza con 1.95 m, mientras Dumas fue 6º con 2.03 m. Los soviéticos, sin embargo, tuvieron un rendimiento competitivo magnífico. Con el listón situado a 2.14 m Thomas se había quedado solo con los tres soviéticos. Lideraba Shavlakadze, que había saltado la altura a la primera, marca personal. Tanto Bolshov, como Brúmel, como Thomas lo habían hecho al segundo intento. Thomas era segundo por menos saltos previos. Sin embargo no pudo con 2.16 m, cosa que sí hicieron Shavlakadze, a la primera, y Brúmel a la segunda. Shavlakadze se proclamaba sorprendentemente campeón olímpico, con dos marcas personales, mientras Brúmel demostraba también una gran capacidad competitiva pese a su juventud. El contrapunto fue John Thomas, también muy joven, al que su bronce supo a poco. La reacción de los aficionados estadounidenses fue tan desfavorable que llevó a Thomas a declarar Esta fue la primera vez que me di cuenta de que a la gente no le gustaba yo, le gustaban los ganadores. Thomas había saltado por encima de 2.16 m diez veces.

John Thomas no volvió a alcanzar la forma de 1960, si bien se mantuvo regularmente en 2.18 o 2.19 m. En 1964 volvió a los Juegos Olímpicos tras haberse impuesto en las pruebas de selección. Allí se enfrentaría a un Valeri Brúmel, que ya no era un joven inexperto, sino el plusmarquista mundial con unos superlativos 2.28 m.

Valeri Nikoláievich Brúmel nació en la localidad siberiana de Razvedki el 14 de abril de 1942, en el seno de una familia de geólogos que estaban explorando la zona. Siendo Valeri muy joven, se trasladaron a la ciudad ucraniana de Lugansk. Con 16 años ya saltaba 2 m. En 1960, tras su medalla de plata en Roma, realizó tres plusmarcas europeas en seis semanas, 2.18, 2.19 y 2.202 (2.20) m. En enero de 1961, en pista cubierta, superó a Thomas al saltar 2.25 m, que no se homologaron Oficialmente su primera plusmarca mundial fue el 18 de junio de 1961, cuando saltó en Moscú 2.236 (2.23) m. Continuó el 16 de julio con 2.243 (2.24) m y con 2.25 m el 31 de agosto en la Universiada de Sofía (Bulgaria). Continuó mejorando en 1962. El 22 de julio, en Palo Alto, en el encuentro entre Estados Unidos y la Unión Soviética realizaba 2.26 m. Un desconocido John Thomas ocupaba la última posición con 2.05 m. Este encuentro entre los dos superpotencias tuvo lugar entre 1958 y 1985, con periodicidad variable y en aquellos años 60, en plena Guerra Fría, se le daba mucho valor. El 9 de septiembre en Moscú subía hasta 2.27 m. En el medio de las dos plusmarcas mundiales se proclamó campeón de Europa al aire libre 2.21 m, 8 cm más que el segundo, el sueco Stig Petterson (1935). Tercero fue Robert Shavlakadze. La última plusmarca mundial de Brumel tuvo lugar el 21 de julio de 1963, en Moscú, durante el encuentro Unión Soviética-Estados Unidos. Se elevó hasta 2.28 m. El líder soviético Nikita Jruschov (1894-1971), presente en el palco, no pudo evitar abrazar efusivamente al diplomático estadounidense Averrel Harriman (1891-1986).

En 1964 se volvía a encontrar a John Thomas en la final olímpica de salto de altura. La diferencia entre ambos parecía insalvable. Brúmel había saltado 2.28 el año anterior y 2.24 m ese año. Los 2.22 m (en realidad 2.23) de Thomas eran de 1960. En 1964 llegó a los Juegos de Tokio con 2.18 m, aunque había saltado 2.20 en pista cubierta. A la hora de la verdad, la prestación de ambos fue muy pareja. En la clasificación, el ucraniano se mostró inseguro. Estuvo a punto de quedarse fuera en 2.03 m, si bien pasó 2.06 m, marca para la final, a la primera. En la final, con 2.14 quedaban cinco atletas. Brúmel, Thomas, otro estadounidense de nombre cinematográfico, John Rambo (1941-2013) y los medallistas europeos Stig Petterson y Robert Shavlakadze. Rambo se colocó en cabeza al superar la altura a la primera. Petterson necesitó dos intentos y los otros tres también pasaron, a la tercera tentativa. En la siguiente altura, 2.16 m, Petterson y Shavlakadze resultaron eliminados. Brúmel saltó la altura en el primer intento, Thomas en el segundo y Rambo en el tercero. Este no pudo con 2.18 m, que los otros dos superaron en el primer intento. Ambos derribaron tres veces el listón situado en 2.20 m. Brumel era campeón con más apuros de lo esperado.

En 1965, Brúmel se quedó en una mejor marca de 2.19 m. Este fue su último año en la elite. Todo terminó bruscamente el 4 de octubre de ese año, cuando sufrió una fractura complicada de la tibia derecha tras un accidente de motocicleta. Pocos días después recibía un telegrama con el siguiente texto A veces parece que un giro del destino quiere poner a prueba la fuerza de carácter de un hombre. No te dejes derrotar. Confío sinceramente en volverte a ver saltar. John Thomas. Pese a las circunstancias, ambos saltadores habían desarrollado una sincera admiración y amistad. Después de 20 operaciones, en 1970, Brúmel fue capaz de saltar 2.06 m. Posteriormente hizo una tesis doctoral en Psicología del deporte, escribió cuatro obras de teatro, una novela y el guion de una película. Murió el 26 de enero de 2022. Thomas, por su parte, siguió compitiendo hasta 1967. Posteriormente trabajó en el departamento de ventas de la compañía de teléfonos Bell. Fue algo más longevo que Brúmel. Falleció el 15 de enero de 2013.

La plusmarca de Brúmel de 2.28 m duró oficialmente hasta el 3 de julio de 1971, cuando el estadounidense Pat Matzdorf (1949) saltó 2.29 m. Sin embargo, unos meses antes, el 8 de noviembre de 1970), el chino Ni Zhiqin (1942), que había nacido el mismo día que Brúmel, había realizado la misma marca que Matzdorf, pero entonces la República Popular China estaba excluida del ámbito de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, hoy World Athletics). El salto de altura había comenzado a cambiar con la victoria del estadounidense Dick Fosbury (1947) en los Juegos Olímpicos de 1968, con su entonces particular estilo que acabó llevando su nombre. El 11 de julio de 1973 el también estadounidense Dwight Stones (1953) se convertía con 2.30 m en el primer plusmarquista mundial con estilo Fosbury. Nunca se sabrá qué habría sucedido si Brumel hubiese estado en buenas condiciones en los Juegos de México y hubiese batido a Fosbury. ¿Se habría adoptado el nuevo estilo con la misma rapidez?

Ruth Beitia, la atleta española más laureada

El 11 de agosto de 2012 fue una fecha clave en la carrera deportiva de la saltadora de altura cántabra Ruth Beitia (1979). La atleta de Santander disputaba la final olímpica de los Juegos de Londres, con muchas opciones de estar en el podio, tras su oro en el campeonato de Europa al aire libre una semanas antes. Con 33 años eran sus terceros Juegos Olímpicos. En Pekín, cuatro años antes, había sido cuarta. Su mejor registro, plusmarca española, era de 2.02 m, conseguidos en 2007. Había acudido a Londres con un mejor salto de 2 metros esa temporada. En la competición olímpica repitió esta marca en la final, al primer intento. Tenía un nulo en la altura anterior, 1.97 m. En ese momento del concurso quedaban otras tres atletas en liza las rusas Anna Chicherova (1982) y Svetlana Shkolina (1986), que no tenían nulos, y la estadounidense Brigetta Barrett (1990), acreditada en 2.01 m, y que había saltado 2.00 m a la segunda. La siguiente altura, 2.03 m, no fue obstáculo para Chicherova, la única en superarla a la primera. Barrett dio la gran sorpresa al pasar el listón al segundo intento mientras Shkolina lo hacía en el tercero. Chicherova aún mejoró con 2.05 m, mientras que Barrett y Shkolina terminaban su participación en 2.03 m con la plata y el bronce olímpicos. Beitia se quedaba fuera del podio en una de sus mejores competiciones, presuntamente la última de su vida atlética. La decepción fue enorme. Sin embargo, pese a haber pasado de largo la treintena, tras unos meses de reflexión decidió continuar hasta los siguientes Juegos. No quería terminar su carrera deportiva sin haberse subido al podio olímpico. Una sabia decisión, pues lo mejor estaba por llegar. Y de qué manera.

Ruth Beitia Vila nació en Santander el 1 de abril de 1979. Comenzó a practicar atletismo muy joven. Cuando tenía once años se cruzó en su vida atlética la persona que iba a ser fundamental en su carrera deportiva, el entrenador Ramón Torralbo (1954), un antiguo jugador de balonvolea y atleta, 2.01 m en salto de altura y 14.45 m en triple salto, que entrenaba al hermano mayor de Ruth, José Antonio. Torralbo dirigiría la carrera de Ruth los siguientes 27 años y la convertiría en la atleta española más laureada. Accedió rápido a la elite española. En 1998, con 19 años, igualaba con 1.89 m, la plusmarca española de la exbaloncestista Carlota Castrejana (1973), quien se acabaría dedicando con mucho éxito al triple salto. En estos primeros años de su carrera atlética, Beitia mantuvo una dura pugna con la navarra Marta Mendía (1975). Ambas elevaron la plusmarca española hasta 1.94 m, en 2001, en el campeonato de España de pista cubierta en el que se impuso Mendía. A partir de entonces, Beitia seguiría progresando en solitario.

En el ámbito internacional, no obstante, el camino de Beitia hasta la cumbre fue más largo. Su primer éxito llegó precisamente en 2001, cuando se proclamó campeona de Europa sub23, con 1.87 m. En 2003, en el transcurso del Campeonato de España de Federaciones Autonómicas, la cántabra superaba la barrera de los 2 m. Tras elevarse por encima de 1.97 m, que ya era plusmarca española, pidió subir el listón a los 2 m y lo sobrepasó al tercer intento. No obstante, unos días después, en el Mundial al aire libre ocupaba la 11ª posición. En 2004 participó en sus primeros Juegos Olímpicos, si bien no alcanzó la final. Los éxitos internacionales comenzaron a llegar en pista cubierta. Fue segunda en el Europeo de 2005, tercera en el Mundial de 2006, tercera en el Europeo de 2007. Ese año 2007 establecía dos nuevas plusmarcas españolas, 2.01 m, en pista cubierta, y 2.02 m al aire libre. En los campeonatos, en esta última modalidad, se acercaba al podio. Fue sexta en el Mundial de 2007 y cuarta en los Juegos Olímpicos de 2008. En pista cubierta continuó abonada el segundo puesto, con platas en los Europeos de 2009 y 2011 y en el Mundial de 2010. Al aire libre volvió a ser cuarta en el Mundial de 2009. Se quedaba a las puertas del oro en sala y a las puertas del podio al aire libre, pero esto iba a cambiar.

La Asociación Europea de Atletismo (EAA) había decidido transformar el Campeonato de Europa de atletismo en bienal, en lugar de cuatrienal. De esta manera, uno de cada dos campeonatos tendría lugar en año olímpico. El de 2012 fue el primero que coincidía con los Juegos. Eso hizo que hubiese numerosas ausencias. En el salto de altura, Beitia consiguió su primera medalla en un campeonato al aire libre y fue de oro. Estaba también decidida a estrenar su medallero olímpico particular, pero, como se comentó más arriba, aparentemente se quedó a las puertas. Esa tremenda decepción hizo que cambiase sus planes de retirarse y la siguiente olimpíada, es decir, el tiempo hasta los siguientes Juegos Olímpicos, fue la más fructífera de su carrera atlética.

En 2013 se proclamaba campeona de Europa en pista cubierta y, otra vez aparentemente, bronce en el Mundial al aire libre, por detrás de Shkolina, de Barrett y empatada con Chicherova. En 2014 fue bronce en el Mundial en sala y brillante campeona de Europa al aire libre. Con las mejores en liza, Beitia se encaramó a la primera posición con un salto de 2.01 m, entonces mejor marca del año, 2 cm más que la rusa María Kuchina, ahora Lasitskene, (1993).

Bajó algo su rendimiento en 2015, con sendos quintos puestos en el Europeo en sala y el Mundial al aire libre. Se recuperó con fuerza en 2016, al ser plata en el Mundial en sala y oro en el Europeo al aire libre, curiosamente en Amsterdam, donde 15 años antes había ganado el Europeo sub23. Pocas semana después llegó el momento por el que Beitia llevaba cuatro años esperando, los Juegos Olímpicos de Río. Eran los cuartos en los que participaba la cántabra y sería su tercera final olímpica. El concurso de altura no se resolvió con grandes registros, pero sí con gran emociòn. Las cuatro primeras atletas saltaron la misma altura, 1.97 m. Todas ellas hicieron tres nulos en 2.00 m. Beitia se coronó campeona olímpica por menor número de nulos, por delante de la búlgara Mirela Demireva (1989) y de una de las mejores saltadoras de la historia, que volvía tras numerosos problemas físicos, la croata Blanka Vlašić (1983), acreditada en 2.08 m en 2009. Cuarta fue la estadounidense Chaunté Lowe (1984).

Por tercera vez, España ocupaba lo más alto del podio en el atletismo olímpico. Antes de Beitia solo lo habían conseguido el barcelonés Daniel Plaza (1966) en los 20 Km marcha y el soriano Fermín Cacho (1969) en los 1500 m, ambos en 1992. La decepción de Londres se transformó para la saltadora cántabra en una oportunidad, cuyo resultado no pudo ser mejor, con dos oros en el Europeo al aire libre, un oro en el Europeo de pista cubierta, un bronce y una plata en el Mundial en sala, un aparente bronce en el Mundial al aire libre y el oro olímpico de Río. En estos cuatro años, de 2013 a 2016 superó el palmarés de toda su anterior carrera. Aún ganaría una plata en el Mundial bajo techo en 2017, antes de retirarse por problemas físicos. Su última competición fue el Mundial de 2017, donde llegó a la final pero, lesionada, no pudo evitar la última posición. En el momento de su retirada de la media luna de saltos el público le tributó un merecidísimo homenaje.

Diplomada en Fisioterapia y Técnico en Actividades Físicas y Animación Deportiva, es profesora de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universidad Europea del Atlántico (Santander). Fue diputada en el Parlamento Regional de Cantabria de 2008 a 2019. La historia podría haber terminado aquí, pero queda aún una parte muy importante. En 2019, la rusa Svetlana Shkolina, bronce olímpico en 2012 y campeona mundial en 2013, era desposeída de todos sus logros atléticos entre 2012 y 2014 por haberse detectado sustancias prohibidas de forma diferida en una de sus muestras. Dos años más tarde, Beitia era reconocida oficialmente como bronce olímpico en los Juegos de 2012 y subcampeona mundial al aire libre en 2013. Siempre se dice que es bueno devolver lo que corresponde al atleta, pero que nada compensa la gloria del podio perdido. Probablemente si Ruth hubiese tenido la gloria en el escalón más bajo del podio, se habría retirado y nunca habría disfrutado de estar en lo más alto y de convertirse en la atleta española más laureada.

Sara Simeoni, paradigma de competidora de gran altura

El principal objetivo de cualquier atleta es dar lo mejor de sí en la mayor competición a la que pueda aspirar. Uno de los mejores ejemplos en el atletismo de alto nivel es el de la saltadora de altura italiana Sara Simeoni (1953), que fue capaz de realizar su mejor registro en los campeonatos de Europa al aire libre de 1971, 1974 y 1978 y en los Juegos Olímpicos de 1972 y 1976. En total fue finalista olímpica en cuatro ocasiones y medallista en tres, incluyendo un oro. Ninguna otra saltadora ha igualado este palmarés. Incluso en los Juegos Olímpicos de 1984 saltó 2.00 m por primera vez en seis años, tras unas temporadas previas llenas de problemas físicos.

Sara Simeoni nació en Rivoli Veronese, provincia de Verona, el 19 de abril de 1953. Cuando era niña su primer interés fue el ballet, pero la desecharon por ser demasiado alta y tener los pies demasiado grandes. Enseguida transformó ese desventaja en ventaja, pues comenzó con el salto de altura. El 1966 saltó 1.25 m con un extraño estilo, que fue puliendo hasta terminar en la entonces reciente técnica de Fosbury. Su primera gran competición internacional fueron los Campeonatos de Europa Junior (entonces sub19 en categoría femenina) de 1970, donde ocupó la quinta posición con 1.70 m, su mejor marca. Ese año fue por primera vez campeona italiana al aire libre. Lo sería un total de catorce veces, además de una en pentatlón y diez en pista cubierta.

Con 18 años logró clasificarse para el campeonato de Europa absoluto al aire libre de 1971, donde fue 9º con 1.78 m, 2 cm más que su mejor marca previa. En 1972 se presentó en los Juegos Olímpicos con una mejor marca de 1.80 m. En la final del salto de altura terminó 6ª con 1.85 m, la misma marca que la 4ª clasificada y a 7 cm de la sorprendente ganadora, la alemana de 16 años Ulrike Meyfarth (1956), que se impuso con plusmarca mundial de 1.92 m.

En los años siguientes, no obstante, la alemana se estancó y estuvo muchos años fuera de la élite, mientras Simeoni continuaba progresando sin pausa. En el Europeo al aire libre, con un salto de 1.89 m, 3 cm mejor que su plusmarca personal previa, ganaba la medalla de bronce. La ganadora fue la plusmarquista mundial, la alemana Rosemarie Ackermann (1952), entonces conocida por su apellido de soltera, Witschas, quien con 1.95 m añadía 1 cm a su plusmarca mundial. Ackermann, que saltaba con rodillo ventral, había sido 7ª en los Juegos Olímpicos. Ulrike Meyfarth ocupaba una discreta 7ª posición. Después del campeonato, la italiana superaría por primera vez 1.90 m.

Ackermann llegó a los Juegos Olímpicos de 1976 siendo plusmarquista mundial con 1.96 m, 6 cm más que el mejor registro de Simeoni, que seguía en 1.90 m. Sin embargo, con una competidora como la italiana, la plusmarca mundial no era ningún seguro. La final olímpica fue tremendamente reñida. Ambas atletas saltaron 1.91 m a la primera, que en el caso de Simeoni era su mejor marca. La italiana estaba por delante, pues la alemana tenía un nulo en 1.89 m. También la búlgara Yordanka Blagoeva (1947) superó 1.91, pero a la segunda. De las tres, tan solo Ackermann se elevó por encima de 1.93 m, al segundo intento, y se llevó el oro olímpico, con Simeoni plata y Blagoeva bronce.

El 26 de agosto de 1977 Rosemarie Ackermann hacía historia al convertirse en la primera mujer en superar los 2.00 m en el salto de altura. Simeoni también mejoró esa temporada, hasta 1.93 m. Sin embargo, su gran salto cualitativo ocurriría la temporada de 1978, cuando el 4 de agosto mejoraba la plusmarca mundial de la alemana con 2.01 m, 8 cm mejor que su registro de la anterior temporada. Se esperaba un gran duelo entre ambas saltadoras en el Europeo al aire libre de ese mismo año. Y la competición no defraudó. Simeoni hizo un nulo en 1.97 m, mientras Ackermann superaba a la altura a la primera. Con el listón en 1.99 m ya no quedaban más saltadoras. Aquí se invirtieron los papeles, con ambas por encima de este registro, pero la alemana con un nulo. El título se jugó en 2.01 m, la plusmarca mundial de entonces. Simeoni consiguió igualar su mejor salto a la segunda, mientras Ackermann hacía tres nulos.

La alemana encabezó la lista mundial de 1979 con 1.99 m, 1 cm más que Simeoni. Su siguiente gran duelo tendría lugar en los Juegos Olímpicos de 1980, pero para entonces Ackermann ya no estaba en su mejor momento. La italiana conseguiría su mayor éxito deportivo con el oro olímpico en Moscú, saltando 1.97 m. La alemana solo pudo ser 4º con 1.91 m. Tras su victoria olímpica, los problemas físicos hicieron que el rendimiento de Simeoni se volviese irregular. Aun así, pudo ser bronce en el Europeo al aire libre de 1982, con 1.97 m, la misma altura que la segunda, la rusa, entonces soviética, Tamara Bykova (1958). La victoria fue para una renacida Ulrike Meyfarth, que superó con 2.02 m la plusmarca mundial. En el primer Mundial al aire libre de 1983, Simeoni no pasó a la final, que ofreció un gran duelo entre Bykova y Meyfarth, con victoria de la primera. Bykova, que entre 1983 y 1984 estableció tres plusmarcas mundiales, 2.03, 2.04 y 2.05 m no pudo tomar parte en los Juegos Olímpicos de 1984 por el boicot del Bloque del Este. En estos Juegos, la final de salto de altura femenino se convirtió en una dura pugna entre Meyfarth y Simeoni. Ambas franquearon los 2.00 m al primer intento y se quedaron solas en el concurso. La italiana no superaba esta altura desde 1978. En ese momento esta ocupaba la primera posición, pues había hecho menos saltos, con el mismo número de nulos en la misma altura. Sin embargo Meyfarth fue la única que pudo con los 2.02 m y se hizo con el oro olímpico.

Simeoni siguió compitiendo hasta 1986, año en que aún pudo saltar 1.94 m, si bien no pasó de la clasificación en el Europeo al aire libre. Además fue campeona de Europa en sala en cuatro ocasiones, dos veces campeona mundial universitaria y otras dos veces vencedora en los Juegos del Mediterráneo. Siempre dando lo mejor de sí en la alta competición, sin duda Sara Simeoni es el ejemplo de cómo sacar el mejor partido de sí misma.

Ulrike Meyfarth, dos oros olímpicos separados por doce años

Un caso sorprendente en el atletismo es el de la saltadora de altura alemana Ulrike Meyfarth (1956). Meyfarth sorprendió al mundo atlético ganando la medalla de oro olímpica en 1972 en el salto de altura, con tan solo dieciséis años. Continúa siendo la campeona olímpica más joven en una prueba individual de atletismo. Tras su inesperada victoria olímpica, su progresión se cortó de raíz. Resurgió con fuerza a principios de los 80 y terminó su carrera siendo de nuevo campeona olímpica en 1984, dieciséis años después. En aquel momento fue la ganadora olímpica de salto de altura de más edad de la historia.

Ulrike Nasse-Meyfarth nació el 4 de mayo de 1956 en Frankfurt. Con quince años, en 1971, ya saltaba 1.80 m, con estilo Fosbury. Ese año fue segunda en el campeonato de Alemania. En 1972 mejoró hasta 1.85 m y consiguió la clasificación para los Juegos Olímpicos. Ante su público, en Múnich, la joven Ulrike, que entonces medía 1.84 m (llegaría a 1.88), se clasificó sin problemas para la final al saltar a la primera la mínima de 1.76 m. Hubo nada menos que 23 atletas que superaron la altura para estar en la final. La alemana comenzó a saltar en 1.71 m y fue pasando a la primera 1.71, 1.76, 1.79. 1.82, 1.85 y 1.88 m. Con este registro ya solo quedaban otras dos atletas, la búlgara Yordanka Blagoeva (1947) y la austríaca Ilona Gusenbauer (1947), plusmarquista mundial con 1.92 m, que llevaba varios nulos, uno de ellos en 1.88 m. Solamente Meyfarth, a la segunda, pudo superar la siguiente altura, 1.90 m, con lo que se convirtió en campeona olímpica. Ya sola en la competición igualó, 1.92 m, la plusmarca mundial de Gusenbauer, pero no pudo deshacer el empate pues hizo tres nulos en 1.94 m. La alemana ganaba el oro olímpico igualando la plusmarca mundial, una marca 7 centímetros mejor que la suya de antes de los Juegos.

La joven Ulrike se convirtió en una celebridad. Con 16 años es muy complicado digerir la fama y esto acabó pasándole factura. Al año siguiente, en el campeonato de Europa junior, entonces sub19 para mujeres, solo pudo ser segunda, con 1.80 m. La campeona, su compatriota Elena Murdinger (1955), había sido décima en la final olímpica del año anterior. Meyfarth no consiguió mejorar hasta 1978, cuando saltó 1.95 m el 12 de agosto. Había sido 7ª en el Europeo al aire libre de 1974 y no se había clasificado para la final de los Juegos Olímpicos de 1976. Entretanto la alemana del Este Rosemarie Ackerman (1952), campeona olímpica en 1976, había llevado la plusmarca mundial a 2.00 m en 1977. En el Europeo al aire libre de 1978. Ackerman vio como la italiana Sara Simeoni (1953) se iba hasta 2.01 m, mientras ella era segunda con 1.99 m. Meyfarth fue quinta, con 1.91 m.

El boicot de Alemania Occidental a los Juegos Olímpicos de Moscú, en 1980, no permitió a Meyfarth disputar sus terceros Juegos. En el verano de 1981 conseguía, con 1.96 m, una nueva marca personal con la que se impuso en la Copa del Mundo. En 1982, la alemana volvía definitivamente a la élite de la prueba de altura. En el Europeo de pista cubierta se llevó la victoria con 1.99 m, que mejoraba por 3 cm su marca al aire libre. En la temporada estival se superó hasta 2.00 m. En el Europeo al aire libre se impuso con una nueva plusmarca mundial de 2.02 m, 5 centímetros más que las otras dos medallistas, la rusa, entonces soviética, Tamara Bykova (1958) y Sara Simeoni. Bykova consiguió derrotar a Meyfarth el año siguiente en el primer Mundial al aire libre, 2.01 frente a 1.99 m. Unos días después, el 21 de agosto, en Londres, ambas compartían la plusmarca mundial con 2.03 m. El empate duró 5 días, pues el 26 de agosto, Bykova saltaba 2.04 m y el 22 de junio de 1984 se iba a 2.05 m. Un mes después, la búlgara Lyudmila Andonova (1960) mejoraba en 4 cm su marca personal, con una nueva plusmarca mundial de 2.07 m.

El boicot de los países del Este frustró el duelo en los Juegos Olímpicos de 1984 entre Bykova, Andonova y Meyfarth, que había ganado por segunda vez el oro en el Europeo en pista cubierta de ese año. La mayor rival de Meyfarth en los Juegos de Los Ángeles era Sara Simeoni. Ambas pasaron 1.90 m para estar en la final. Las dos saltaron 2.00 m a la primera, con el mismo número de nulos previos. En 2.02 m, que para la italiana habría supuesto marca personal, mientras Meyfarth superaba el listón a la primera, Simeoni hizo tres nulos. Doce años después de su oro en Múnich, la alemana volvía a lo más alto de un podio olímpico. La italiana también hizo historia, pues era su cuarta final olímpica. Había estado en 1972, donde fue 6ª, en 1976 ganó la plata, el 1980 el oro y en 1984 la plata. No había vuelto a saltar 2.00 m o más desde 1978.

Con una diplomatura en Deportes, Meyfarth, que se retiró tras los Juegos de 1984, siguió vinculada al atletismo dando clases de Educación Física o como entrenadora de atletismo. Para la posteridad queda su doble victoria olímpica separada por doce años.

El inexorable avance del estilo Fosbury tras los Juegos de México

Se han cumplido estos días 50 años de la celebración de los Juegos Olímpicos de México. De entre las muchas hazañas atléticas conseguidas, hubo una que cambió la forma de competir en esa modalidad. Ocurrió en el salto de altura. Por primera vez un atleta en una gran competición saltaba de espaldas al listón. Que se llevase el oro no hizo sino acelerar su implantación por todo el mundo. Fue tal su impacto, que su nombre quedó inmortalizado con su estilo, el estilo Fosbury o Fosbury Flop, en inglés. En los Juegos de México, Fosbury fue el único que empleó su entonces particular forma de saltar. Dieciséis años después, en Los Ángeles tan solo uno de los 12 finalistas utilizaba el ya obsoleto rodillo ventral (3 de 16 cuatro años antes).

Richard Douglas Dick Fosbury nació en Portland, la ciudad más populosa de Oregón, el 6 de marzo de 1947. Comenzó a practicar salto de altura a los 16 años. El estilo generalizado entonces era el rodillo ventral, en sus dos versiones, la paralela, en la que el atleta pasaba la cabeza y el tronco al mismo tiempo abrazando el listón, y la zambullida, en la que la extremidad cefálica y la superior pasaban el listón antes que el tronco y  la inferior. Incapaz de asimilar los movimientos coordinados para practicar rodillo ventral, Fosbury recurrió al viejo estilo de la tijera, empleado por la entonces plusmarquista mundial Iolanda Balas (1936-2016), y fue evolucionando hasta individualizar la modalidad que llevaría su nombre saltando de espaldas al listón.

Fosbury pudo desarrollar y perfeccionar su nuevo estilo de salto gracias a la progresiva sustitución de la arena o la paja de la caída por colchonetas de espuma. Hasta los Juegos Olímpicos de 1964 no hubo colchonetas en la zona de caída. Los atletas solían caer de pie o de bruces. Sin colchoneta, caer de espaldas resultaba arriesgado. Algún atleta lo hacía, pero viniendo de un giro, como el estadounidense John Thomas (1941- 2013), que llevó la plusmarca mundial de 2,17 a 2,22 m en los años 60.

Su peculiar estilo no reportó a Fosbury grandes éxitos inicialmente. En categoría junior llegó a 1,969 m. No obstante, ya entonces su forma de saltar había llamado la atención. Un diario local lo bautizó como Fosbury flop. Alguien habló de una convulsión en el aire. Cuando entró en la Universidad del Estado de Oregón, su nuevo entrenador Bernie Wagner (1924 – 2013) lo intentó convencer para cambiar al rodillo californiano. Tras probarlo, Fosbury volvió a su estilo, cada vez más depurado, y consiguió una mejor marca de 2,08 m en 1965, lo que cerró cualquier debate. Un año antes de los Juegos, la mejor marca de Fosbury era 2,102. Esta altura no hacía presagiar lo que sucedería en México. Por entonces la nueva modalidad de salto había captado la atención de los medios deportivos nacionales. Fue portada de la revista Track and Field news en febrero de 1968, mientras Europa aparecía ajena a la revolución que se estaba gestando.

Fosbury realizó su mejor temporada en el mejor año, el año olímpico de 1968. En junio mejoró su marca a 2,16 m. En las pruebas de selección olímpica, tras llevar su marca a 2,18 y a 2,21 m, esta a la primera, fue 3º con la misma altura que sus rivales, cuyos intentos sobre 2,18 fueron menos. Los tres estadounidenses habían hecho la mejor marca del año, lo que los convertía en favoritos.

La impecable actuación de Fosbury en la final olímpica fue la mejor tarjeta de presentación de su innovador estilo. Superó a la primera todas las alturas, mejorando con 2,22 m su marca personal y la plusmarca olímpica. En la siguiente altura, 2,24 m, ya solo quedaba en concurso, además de él, su compatriota Ed Caruthers (1945), que tenía varios nulos previos. Caruthers no pudo con 2,24 m, mientras Fosbury superaba el listón a la tercera tentativa. Ya ganador del oro olímpico, trató de superar la plusmarca mundial de 2,28 m de Valery Brumel (1942-2003) con 1 cm más, pero falló en sus tres intentos.

La victoria de Fosbury con su nueva forma de saltar suscitó todo tipo de debates. Una vez confirmado que no infringía ningún reglamento, la discusión se basó en su efectividad. En Europa hubo inicialmente un importante rechazo, pero pronto se demostró que el estilo Fosbury conseguía que el centro de gravedad del atleta en el momento del salto estuviese por debajo de su cuerpo, lo que apuntaba, como así fue, a que las marcas mejorarían.

Fosbury_Flop_English
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Fosbury tuvo hizo una buena temporada en 1969, con una mejor marca de 2,195 m, pero fue su último año en la élite. Su estilo, no obstante, se fue imponiendo inexorablemente. El atleta que superó a Brumel como plusmarquista mundial fue el estadounidense Patrick Marzdorf (1949), quien saltó en 1971 2,29 m con rodillo ventral. También probó el Fosbury, modalidad con la que saltó 2,24 m. El primer saltador que ganó un gran campeonato con estilo Fosbury fue el lituano, entonces soviético, Kentustis Shapka (1949), oro en el Europeo al aire libre de 1971. En los Juegos de Múnich de 1972, 28 de los 40 participantes en el salto de altura lo hicieron con estilo Fosbury, si bien de los tres medallistas, solo el de bronce, el estadounidense Dwight Stones (1953) practicaba el nuevo estilo. Stones fue el primer plusmarquista mundial con estilo Fosbury, con 2,30 m y posteriormente 2,31 y 2,32 m. Repitió bronce en los Juegos de 1976, donde los tres medallistas ya saltaban de espaldas, y fue 4º ocho años después, en Los Ángeles.

El sucesor de Stones como plusmarquista mundial fue el ucraniano, entonces soviético, Vladimir Yashchenko (1959 – 1999), quien saltó 2,33, 2,34 y 2,35 m en sala con rodillo ventral. Campeón de Europa en sala en 1978 y 1979 y al aire libre en 1978, una lesión de rodilla en 1979 cortó de raíz su progresión. Fue el último plusmarquista mundial con el viejo estilo y el que más alto ha saltado con rodillo.

A partir de los 80, el rodillo ventral se convirtió en un estilo en vías de extinción, hasta que desapareció completamente hacia finales de la década. Su último representante de élite fue el chino Liu Yunpeng (1962), 7º en los Juegos de Los Ángeles con 2,27 m.

En categoría femenina, quien destronó a Iolanda Balas, que saltaba con tijera, fue la austríaca Ilona Gusenbauer (1947) que hizo en 1971 1,92 m con rodillo ventral. Justo un año después, en los Juegos Olímpicos de 1972, la alemana de 16 años Ulrike Meyfarth (1956) fue la primera campeona olímpica y plusmarquista mundial, 1,92 m, con el nuevo estilo Fosbury. La subcampeona de esa competición, la búlgara Yordanka Blagoyeva (1947) superó con 1,94 m el registro de la alemana saltando con rodillo ventral, el mismo estilo que practicaba la alemana Rosemarie Ackermann (1952). Ackermann, con un perfecto rodillo ventral paralelo, llevó el tope universal de 1,94 a 2,00 m, convirtiéndose en la primera mujer en superar esta altura. Fue oro en el Europeo de 1974 y campeona olímpica en 1976.

La derrota de la alemana frente a la italiana Sara Simeoni (1953) en el Europeo de 1978 marcó el declive del viejo estilo en categoría femenina. Simeone se convertiría en campeona olímpica 2 años después con Ackermann lesionada y el rodillo ventral desapareció de las competiciones femeninas.

El escaparate mundial de los Juegos Olímpicos de México convirtieron a Fosbury en el autor de la revolución en el salto de altura. Sin embargo, aunque el estadounidense creó y desarrolló su estilo de forma independiente, no fue el primero en aplicarlo. En 2000, el escritor deportivo Rial Cummings descubrió una fotografía de un periódico del 24 de mayo de 1963 en la que el atleta Bruce Quande, en una competición escolar, practicaba el salto de altura de espaldas al listón.

Quande

Quande dejó de hacer salto de altura tras el Instituto. En 1963 Fosbury ya se dedicaba al salto de altura, pero aún no había comenzado a desarrollar su estilo. Probablemente la aparición del salto de espaldas al listón era inevitable. En 1966, sin conocer la actividad atlética de Fosbury, la canadiense Debbie Brill (1953), que llegaría a superar 1,99 m en 1984, comenzó a saltar con un estilo que llamó el plegamiento de Brill, básicamente similar a lo que estaba haciendo Fosbury. Pero el oro olímpico del estadounidense permitió que el mundo se diese cuenta de que había un nuevo estilo que superaba al anterior. A pesar del brillo cegador en los Juegos de los fantásticos velocistas estadounidenses, de Bob Beamon y de la primera hornada de fondistas africanos, la actuación de Fosbury añadió la estrella probablemente más duradera del firmamento mexicano.

El sueco Stefan Holm (1976), campeón olímpico en 2004, mostrando los diferentes estilos de salto, más alguno suyo particular.

Iolanda Balas, 154 competiciones invicta

Si hay un nombre en el atletismo unido indefectiblemente a la palabra victoria, ese es el de Iolanda Balas (1936-2016). La atleta rumana consiguió entre 1957 y 1967 154 victorias consecutivas. En toda su carrera estableció 14 plusmarcas mundiales, desde 1,75 a 1,91 m. Cuando realizó este último registro, la diferencia con la segunda mejor atleta de siempre era de 13 cm.

Iolanda Balas nació en la ciudad rumana de Timisoara, el 12 de diciembre de 1936. Los cambios de fronteras sucedidos con la decadencia y posterior desaparición de los Imperios Austrohúngaro y Turco, habían hecho que grupos humanos se quedasen fuera de sus países de origen. Esto le sucedió a la familia de Balas, que era de origen húngaro, etnia con una importante presencia en Transilvania, territorio rumano al que pertenecía Timisoara.

Durante la Segunda Guerra Mundial el padre de Balas fue hecho prisionero por los soviéticos. Una vez liberado, solo se le autorizó volver a Hungría, mientras su hija se quedaba en Rumanía. La joven Iolanda comenzó a practicar salto de altura a los 12 años, gracias a la ayuda de la exatleta Luiza Ernst. Su elevada estatura, 1,85 m, y sus largas piernas le permitieron optimizar un estilo de tijera modificado, apenas practicado en una época donde la mayoría de los saltadores utilizaban el rodillo ventral o el rodillo californiano. Su primera gran competición fue el Campeonato de Europa de Berna, en 1954, donde fue medalla de plata. Poco antes de los Juegos de Melbourne 1956 estableció su primera plusmarca mundial con 1,75 m. Acudía a la ciudad australiana como una de las favoritas, pero le pudo la inexperiencia y solo pudo ser 5ª, con 1,67 m, la misma marca que la 2ª y la 7ª.  La ganadora, la estadounidense Mildred McDaniel (1933-2004) hizo además nueva plusmarca mundial con 1,76 m.

Aquel 1 de diciembre de 1956, día en que se celebró la final olímpica, fue la última derrota de la rumana hasta junio de 1967. Entre medias, 154 victorias consecutivas, que algunos estadísticos reducen a 140, y otras 13 plusmarcas mundiales, 12 de ellas consecutivas. Su mejor salto fue 1,91 m, realizado el 16 de julio de 1961, que duró 10 años como plusmarca mundial. Fue la primera mujer en superar 1,80 y 1,90 metros. Ganó el oro en los campeonatos de Europa de 1958 y 1962. En los Juegos de Roma 1960 se impuso con la mayor ventaja de la historia de los Juegos, 14 cm. Tras caer sus dos últimas rivales en 1,73 m (ambas compartieron la plata con 1,71 m), Balas aún intentó 5 alturas más, de las que superó 4 y se proclamó campeona olímpica con 1,85 m. Fue la primera medalla del atletismo rumano en unos Juegos. Desde entonces, Rumanía ha ganado 35 medallas en atletismo, 11 de oro. En los Juegos de Tokio, aun con problemas físicos, Balas volvió a ganar, con 1,90 m, 10 cm mejor que la segunda clasificada. A partir de entonces las lesiones le impidieron competir con asiduidad. No pudo tomar parte en el Europeo de 1966 por esta razón. Se retiró en 1967, el mismo año que perdió su imbatibilidad. Su plusmarca mundial duró hasta que el 4 de septiembre de 1971, la austríaca Ilona Gusenbauer (1947) superó a rodillo 1,92 m.

Posteriormente fue profesora de Educación Física. Presidió la federación de atletismo de su país de atletismo de 1988 a 2005. Falleció el 11 de marzo de 2016.

Este es un documental (en rumano) sobre Iolanda Balas. Viéndola saltar más de 1,90 con ese estilo tan peculiar, cayendo en arena, uno se pregunta cuánto habría podido saltar con estilo Fosbury.