Bobby Morrow, el velocista blanco del triplete olímpico

Ayer nos dejaba el velocista estadounidense Bobby Morrow. Morrow se hizo con el triplete olímpico en 1956, al ganar el oro en los 100, los 200 m y el relevo 4 x 100 m. Solamente otros tres atletas han conseguido semejante hazaña, los dos primeros con el añadido del oro en el salto de longitud, los estadounidenses Jesse Owens (1913-1980) en 1936 y Carl Lewis (1961) en 1984, y el jamaicano Usain Bolt (1986) en 2012 y 2016. Morrow fue también el último velocista estadounidense blanco en poseer la plusmarca mundial de 100 m y en ganar el oro olímpico.

Robert Joseph Bobby Joe Morrow nació el 15 de octubre de 1935 en la localidad texana de Harlinger y se crio en una granja cerca de la vecina San Benito, en el lado estadounidense del río Grande. Tras iniciarse en el fútbol americano, comenzó a practicar velocidad en el Instituto de San Benito y, a continuación, en la Universidad Cristiana de Abilene, en el propio estado de Texas. En 1955 sorprendió en una competición en Abilene con tiempos de 9.1 en 100 y 20.6 en 220 yardas, ambos con viento a favor. En las semifinales había corrido en 9.4. Las plusmarcas mundiales eran de 9.3 y 20.6. Ese mismo año fue campeón de la AAU (Amateur Athletics Union) en la distancia más corta.

El año olímpico de 1956 fue el gran año de Morrow, que contaba entonces con 20 años. Igualó en tres ocasiones la plusmarca mundial de 100 m de 10.2. En los campeonatos universitarios de Estados Unidos (NCAA), obtuvo el doblete en los 100 y en los 200 m, con 10.4 y 20.6 respectivamente. En esta segunda prueba se lesionó uno de sus principales rivales, Dave Sime (1936-2016), que había corrido en 9.3 y 20.0 las 100 yardas y las 220 en línea recta. Sime no se pudo recuperar para las pruebas de selección olímpica. Cuatro años más tarde fue plata olímpica en 100 m en Roma. Morrow volvió a ganar los 100 y los 200 metros en las pruebas de selección con 10.3 (con un 10.28 dudoso automático) y 20.6. Acudiría a Melbourne con el objetivo de repetir los tres oros en velocidad de Jesse Owens.

Los Juegos tendrían lugar a finales de noviembre. Unos días antes una inoportuna infección intestinal estuvo a punto de terminar con el sueño olímpico de Morrow. Afortunadamente pudo recuperarse y el 23 de noviembre estaba en la línea de salida de su serie de los 100 m, que ganó con 10.4 (10.90 cronometraje automático no oficial). También se impuso en su serie de cuartos de final con 10.3 (10.55) y en su semifinal, al día siguiente, con 10.3 (10.52). En la final del 24 de noviembre Morrow, en gran forma, seguramente pensaba, además de en el oro olímpico, en la plusmarca mundial que tenía desde agosto su compatriota Ira Murchison (1933-1994), uno de sus rivales en la final, con 10.1. El tercer estadounidense, Thane Baker (1931), acreditado en 10.2, tampoco se lo pondría fácil al velocista de San Benito. El cuarto en discordia era el atleta local Hec Hogan (1931-1960), que también había corrido en 10.2. Un viento en contra de 2.5 m/s arruinó la posibilidad de una gran marca. Morrow se hizo con su primer oro con un tiempo de 10.5 (10.62), por delante de Baker, 10.5 (10.77), Hogan, 10.6 (10.77) y Murchison, 10.6 (10.79).

Los 200 m se iniciaron el 26 de noviembre. Se celebrarían 4 rondas. Morrow ganó su serie de la primera ronda con 21.8 (21.95). Se impuso también en su serie de cuartos de final, 21.9 (22.03), y fue segundo en la primera semifinal, 21.3 (21.43), tras Baker. En la final del 27 de noviembre, sus máximos rivales eran el anterior campeón olímpico, el también estadounidense Andy Stanfield (1927-1985), y Baker. Ambos eran coplusmarquistas mundiales con 20.6. Morrow los había derrotado en las pruebas de selección precisamente con 20.6, pero su marca no se homologó como plusmarca mundial, al no poder acreditarse el viento. No perdonó en la final olímpica y los volvió a batir, otra vez con 20.6 (20.75), con viento legal, de modo que igualaba la plusmarca mundial. Stanfield fue plata, 20.7 (20.97), y Thane bronce, 20.9 (21.03).

El último reto de Morrow eran los relevos 4 x 100 m, que tuvieron lugar entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre, con tres rondas. Estados Unidos utilizó el mismo cuarteto y en el mismo orden con Baker, Leamon King (1936-2001), Morrow y Murchison. Se hicieron con el oro en la final, con una nueva plusmarca mundial de 39.5, superando a la Unión Soviética y al Equipo Unificado de Alemania.

Morrow volvió a los Estados Unidos convertido en una celebridad. Fue portada de las revistas Life, Sport y Sports Illustrated. Esta última le concedió el galardón de mejor deportista del año. En la primavera de 1959, tras igualar su marca de 10.2 en 100 m y tras haber sido el año anterior campeón de la AAU de 220 yardas, decidió retirarse, pero retomó el atletismo al año siguiente para intentar ser de nuevo olímpico. Enseguida se puso en forma corriendo en 10.2, pero se lesionó y no pudo acudir a las pruebas de selección olímpica. Con 24 años se retiró definitivamente. Se trasladó a Houston y se dedicó a los negocios, pero acabó volviendo a San Benito. Fue muy crítico con la hipocresía del atletismo formalmente amateur, en que los beneficios que se generaban no iban a parar a los atletas. Falleció en su casa de San Benito el 30 de mayo de 2020

Mariano Haro, uno de los más grandes, en su 80 cumpleaños

Mariano Haro Cisneros, nacido en Valladolid el 27 de mayo de 1940, cumple hoy 80 años. Su actuación en la final de los 10 000 m de Múnich, sus peleas por la victoria primero en el Cross de las Naciones y después en el Mundial de Campo a través y su forma de correr valiente, tratando de dejar atrás a sus rivales, permanecen en la retina de muchos aficionados, aunque hayan transcurrido más de 4 décadas. En España, Haro se convirtió en un icono que trascendió, con mucho, al atletismo y al deporte en general. Los niños querían ser como Mariano Haro y fue fuente de inspiración de generaciones de atletas.

Cuanto Mariano aún no había cumplido un año, su familia se trasladó a la localidad palentina, entonces de 2500 habitantes, de Becerril de Campos, donde su padre había encontrado trabajo en una fábrica de tinas de cemento para vino. Mariano se crio corriendo por los campos de su pueblo, tratando de emular a su padre, que había sido corredor de campo a través. Comenzó a trabajar como albañil a los 13 años, a 15 kilómetros de Becerril. Alternaba la carrera y la bicicleta como medios de transporte. En marzo de 1959, el delegado sindical (solamente existía entonces el Sindicato Vertical) invitó a los mozos del pueblo a participar en una carrera. Mariano, que no quería quedar mal con el delegado, accedió a participar con la idea de retirarse. Lo motivaba que pagaban la comida. Una vez en la carrera se vio delante, por lo que decidió seguir y acabó ganando.

Tras su inesperada victoria, a punto de cumplir los 19, Haro decidió probar en el atletismo y comenzó una fructífera relación con Gerardo Cisneros (1933), el entrenador palentino de fondistas. Los éxitos no se hicieron esperar, sobre todo en el campo a través. En 1960, con menos de un año entrenando, Haro se proclamaba subcampeón de España junior (entonces sub22). Al año siguiente consiguió subir un peldaño en el podio, haciéndose con el oro en la categoría. Ese año de 1961 se estrenaba la categoría junior en el Cross de las Naciones, un mundial oficioso organizado por la Unión Internacional de Campo a través de 1898 a 1972. (A partir de 1973, la IAAF, hoy World Athletics, heredó la competición y la transformó en campeonato mundial). Haro tuvo una excelente actuación al alcanzar el tercer peldaño del podio. Ese año, en pista, conseguía bajar de 15 minutos en los 5000 m, al correr en 14:50.8.

El paso a categoría absoluta en 1962 tuvo para Haro un sabor agridulce, pues se proclamó campeón de España de campo a través, pero abandonó por problemas físicos en el Cross de las Naciones. Su victoria en el Nacional fue la primera de las 11 ocasiones en que se hizo con la victoria en este campeonato. Las 10 siguientes fueron en 1963, 1968, 1969, 1971, 1972, 1973, 1974, 1975, 1976 y 1977. En el Cross de las Naciones pudo desquitarse del abandono el año anterior en 1963, cuando se hizo con la medalla de bronce. Era la mejor actuación española tras el segundo puesto del albaceteño Antonio Amorós (1927-2004), primer español finalista en un campeonato de Europa, 8º en 10 000 m en 1958 con 29:31.0, plusmarca nacional y primer sub30 de la historia.

Haro no conseguiría mejorar la actuación de 1963 en el Cross de las Naciones hasta 1972. En 1964, otro español, el alcarreño Francisco Aritmendi (1938-2020) se proclamaba vencedor de esta prueba, Sin embargo, Haro consiguió varias veces entrar entre los 15 primeros: 11 en 1964, 6º en 1968, 10º en 1969, 8º en 1971. En la pista, su progresión fue más lenta. En 1962, había resultado seleccionado para los 5000 m del campeonato de Europa de Belgrado. Sin embargo, estando en el servicio militar, no obtuvo a tiempo el correspondiente permiso y cuando llegó a Yugoslavia, ya se habían celebrado las semifinales de su prueba. El delegado, Pablo Hernández Coronado (1897-1997), que era directivo del Real Madrid, dijo que tenía mucha influencia y que conseguiría que Haro entrase directamente en la final. No fue posible, lógicamente. Lo único que le pudieron ofrecer fue participar en otra distancia que quedase por celebrar, pero solo quedaba el 4 x 400.

Dos años después, en el año olímpico de 1964, Haro aún estaba a cierta distancia de los dos plusmarquistas españoles de 5000 m, Aritmendi, 13:53.4, y de 10 000 m, el jienense, guipuzcoano de adopción, Fernando Aguilar (1938-2013), 28:59.0. Las mínimas olímpicas eran 14:02.0 y 29:25.0 y Haro acreditaba entonces 14:08.0 y 29:59.8. Aún se encontraba lejos de los registros de los mejores. Con 24 años su futuro en la pista era algo incierto.

En 1966 corría en 13:53.8 y 29:29.0. Acudió al campeonato de Europa, pero no pudo acceder a la final de los 5000 m. Para los Juegos de México, la Federación Española exigió unas mínimas bastante duras, de 13:40.0 y de 28:50.0. Viéndolo muy complicado, Haro siguió el consejo del plusmarquista español de los 5000 y los 3000 m obstáculos, el vigués Javier Álvarez Salgado (1943) de que intentase ser olímpico en obstáculos, distancia en la que se pedían 8:38.0 para ir a los Juegos. El 10 de agosto, en Riazor, en un control local, Salgado hacía 8:37.6, plusmarca española, y Haro 8:39.8. A la Federación también le valían dos tiempos por debajo de 8:42.0, así que el palentino tendría que repetir. Una semana después, en el mismo escenario, Salgado superaba su plusmarca española, 8:36.4, y Haro se iba a 8:37.2. Ambos serían olímpicos.

En los grandiosos Juegos de la Ciudad de México, las pruebas largas se vieron muy perjudicadas por la altitud de 2240 m. Salgado tuvo, no obstante, una buena actuación, al ocupar la 10ª posición en la final. Haro fue 5º en su semifinal, pero decidieron descalificarlo por apoyar la mano en el obstáculo (?). No habría pasado a la final, de todos modos. De este modo sus primeros Juegos resultaron decepcionantes, pero aún quedaba mucho bueno.

El salto de calidad de Haro en la pista comenzó en 1969. El 12 de agosto en La Coruña conseguía su primera plusmarca española, 28:58.8, superando nada menos que al campeón olímpico, el keniano Naftali Temu (1945-2003). En 1970 mejoró hasta 28:34.2, en el estadio Bislett, en un cerradísimo duelo con el estadounidense Frank Shorter (1947), que aguantó todos los tirones del español y lo acabó batiendo con 28:32.8. El público agradeció la entrega de Haro, coreando su nombre al terminar la carrera. Sexto fue el plusmarquista mundial, el australiano Ron Clarke (1937-2015), con 29:00.4, que ese día cerraba su brillante carrera deportiva. Unos días antes, Haro había obtenido una resonante victoria en el 10 000 de la semifinal de la Copa de Europa, en Zúrich, que también mereció que el público corease su nombre.

En 1971, por fin, Mariano Haro entraba en la élite mundial. La gran cita del año eran los 10 000 m del campeonato de Europa, una final directa con 35 atletas. El británico David Bedford (1949), plusmarquista europeo con 27:47.0, se encargó de imponer un ritmo durísimo, con un parcial de 13:54.4. Se mantuvo en cabeza hasta la última vuelta. A falta de 300 m, el finlandés Juha Väätäinen (1941) salió como un obús y se fue irresistible hacia la meta. Se colgó el oro con 27:52.78, tercera mejor marca de siempre, mientras Haro era 5º con unos excelentes 27:59.34.

La mejoría de Haro en dos años había sido de 1 minuto, lo que había permitido al español codearse con los mejores. La siguiente cita era la más importante, los Juegos Olímpicos de 1972. El año comenzó muy bien para el español. En la última edición del Cross de las Naciones, conseguía la medalla de plata, tras el belga Gaston Roelants (1937). Al aire libre, su primer éxito fue superar la plusmarca española de 5000 m, que tenía Salgado. Haro se había prestado poca atención a esta distancia. Su mejor marca hasta el año anterior era de 13:47.2. El 29 de junio en Helsinki, mejoraba hasta 13:38.8. El 14 de julio en Crystal Palace, en el campeonato de la AAA, estaba dispuesto a atacar los 13:28.4 de Salgado. En una carrera muy rápida, ganada por Bedford con 13:17.21, el palentino fue 4º con 13:26.03.

En el 10 000 de los Juegos de Múnich se celebraban por primera vez semifinales, que tuvieron lugar el 31 de agosto. Haro fue segundo en la segunda semifinal, con una nueva plusmarca española de 27:55.89, por detrás del veterano tunecino Mohamed Gammoudi (1938), 27:54.69, su mejor marca. La final, el 3 de septiembre, fue una carrera espectacular. Nuevamente Bedford salió como una bala Cuando iban 4500 metros el finlandés Lasse Viren (1949) tropezó y se fue al suelo, arrastrando en su caída a Gammoudi. El tunecino se quedó fuera de la carrera, pero Virén se recuperó y alcanzó el grupo, que seguía encabezado por Bedford, en menos de 200 metros. El británico seguía delante al pasar el 5º Km, 13:44,0 y continuó liderando la prueba hasta poco después de pasar el 6º Km. En ese momento en Viren se colocó en cabeza por primera vez. El ritmo se había ralentizado notablemente. A falta de 2 Km Viren seguía en primera posición de un grupo de 5 en el que además estaban Haro, el etíope Miruts Yifter (1944), el belga Emiel Puttemans (1947) y el estadounidense Frank Shorter (1947). A poco más de 2 vueltas del final, Haro, se colocó primero, pero aguantó poco más de 200 metros. A falta de 600 metros se vio sobrepasado por Viren, Puttemans y Yifter. El finlandés aceleró progresivamente y ya no se modificaron las posiciones. Entró vencedor, con una nueva plusmarca mundial de 27:38,35. Haro se quedó a un peldaño del podio. Fue 4º con 27:48.14, 6ª mejor marca mundial de siempre en ese momento.

Haro corrió también la 4ª serie semifinal de 5000 m. Fue 3º con 13:35.44, pero no corrió la final. Su actuación en Múnich sigue siendo la mejor de un fondista español. En 1996, en el maratón olímpico de Atlanta, el vitoriano Martín Fiz (1963) igualó a Haro con su 4º puesto

Haro ya no volvería a mejorar sus registros en las pruebas oficiales de fondo en pista. Sin embargo aún le esperaban años muy buenos. En 1973 el Cross de las Naciones dio paso al Mundial de Campo a través. Haro, que había sido segundo el año anterior en la primera competición, repitió plata en el primer Mundial, en el mismo segundo que el ganador, el finlandés Pekka Paivarinta (1949). El palentino siguió peleando por el cetro mundial de campo a través, pero volvió a quedarse a las puertas. En 1974 se quedó a 0.8 del belga Eric de Beck (1951) y en 1975 llegó 1.0 segundo detrás del escocés Ian Stewart (1949).

En pista, Haro fue 8º en el 10 000 del Europeo de 1974. En 1976 volvió a los Juegos Olímpicos. Se clasificó para la final con 28:11.66, 3º en la primera semifinal. En la final, donde Virén renovó su oro de 1972, el español fue 6º con 28:00.28, su mejor tiempo desde 1972.

Haro siguió compitiendo hasta 1979. En 1978 aún fue 3º en el campeonato de España de campo a través. En el ámbito nacional fue 11 veces campeón nacional en pista: 5 en 5000 m (1962, 1964, 1965, 1969, 1970), 9 en 10 000 m (1962, 1964, 1965, 1969, 1970, 1971, 1973, 1974, 1975) y 1 en obstáculos (1967). Fue además campeón de gran fondo en 1975.

Tras retirarse fue alcalde de Becerril de Campos desde 1979 a 2003.

Don Mariano, que tenga Vd un muy feliz cumpleaños. Ha hecho Vd muy felices a muchos aficionados al atletismo y ha sido la referencia de numerosísimos atletas. Que cumpla Vd muchos más.

Agradezco a Jorge González Amo la información que me proporcionó sobre en protagonista de esta entrada, en una larga y agradable conversación telefónica en la que además repasamos los grandes atletas de los 60. También agradezco a Gerardo Cebrián algún detalle más que se me había quedado en el tintero, en una conversación telefónica que tuvimos por otra razón.

Paco Grande ha hecho un excelente programa de Conexión Vintage dedicado a Mariano Haro

https://www.rtve.es/alacarta/videos/conexion-vintage/conexion-vintage-pioneros-del-deporte-espanol-mariano-haro-joaquin-blume/1910950/

¿Y si la final olímpica de 1500 en 1968 hubiese sido al nivel del mar?

La mañana de ayer, mi amigo Juan Botella me lanzó un reto a propósito de un tuit del doble medallista olímpico de 1500 m Nick Willis (1983).

Prometí hacer un hilo, pero después pensé que el tema daba para una entrada de este blog, que, por cierto, acaba de superar las 60 000 vistas (muchas gracias a todos). Creí que me llevaría menos tiempo. De hecho, había asegurado a Juan que lo terminaría el día de ayer. En cualquier caso, después de haber escrito si el mejor Coe habría podido ganar al mejor Cruz en 1984 y de la marca que podría haber hecho Seb Coe en 1500 en el año mágico de 1981, esta será la tercera entrada de atletismo-ficción.

Dediqué una entrada muy amplia a la final olímpica de 1500 de México, centrándome en la trayectoria de sus dos protagonistas, Kip Keino (1940) y Jim Ryun (1947), que aparecen en esta reciente fotografía con Juan Botella.

Keino, Juan, Ryun
Kip Keino, Juan Botella y Jim Ryun

Aunque la mejor prueba de ambos atletas era el 1500 (o la milla), su aproximación a la distancia era justamente opuesta. El estadounidense era un mediofondista puro, poseedor de las plumarcas mundiales de las 880 yardas, 1:44.9 (equivalente a 1:44.2 en 800 m, más rápido que el tope mundial de 1:44.3), los 1500 m, 3:33.1, y la milla, 3:51.1. Keino, por su parte, hacía compatibles los 1500 m con distancias más largas. Había sido plusmarquista mundial de los 5000, 13:24.2 en 1965, distancia en la que había ocupado la 5ª plaza en la final olímpica de 1964. Además era entonces el vigente poseedor del primado universal de los 3000 m, 7:39.6. En 10 000 m había realizado el excelente registro de 28:06.4. Acreditaba 3:36.7 en los 1500 m, al paso de una milla, y 3:53.1 en la milla a 1131 metros de altitud. Evidentemente su valía real en ambas pruebas era mejor y se desenvolvía muy bien en altitud.

El año anterior de 1967, Keino había resultado derrotado de forma contundente en el 1500 de un encuentro entre Estados Unidos y la Commonwealth  en Los Ángeles, en una pista de tierra. Sabedor de que el estadounidense tenía un final rapidísimo, tras un pase de 1:00.9 la primera vuelta, el keniano imprimió un ritmo durísimo, con pases de 1:56.0 y 2:53.5, momento en que Ryun tomó la cabeza y acabó en unos extraordinarios 3:33.1. Keino, desfondado, solo pudo hacer 3:37.6.

Poco después en Londres, el keniano volvió a resultar derrotado en una milla. Ryun era capaz de mantener ritmos muy intensos y acabar más fuerte que sus rivales. Los tiempos fueron 3:56.02 y 3:57.36. Parecía el claro favorito para el oro olímpico, pero la Ciudad de México estaba a 2250 m y Keino ya había mostrado que podía correr mucho en lugares muy altos. En aquel momento se desconocía el efecto de la altitud sobre el rendimiento atlético. Hoy sabemos que la menor resistencia al aire y la disminución de la aceleración de la gravedad favorecen las pruebas explosivas y, por el contrario, la menor presión parcial de oxígeno dificulta las pruebas de largo alcance. Probablemente en los 800 m ambos factores se compensan, mientras que en distancias superiores el efecto negativo es dominante.

En las pruebas de selección olímpica de su país, Ryun intentó clasificarse para los 800 y los 1500 m, pero algo disminuido físicamente por una reciente mononucleosis infecciosa, solo consiguió la clasificación para la prueba más larga. Keino llegó a México con el objetivo de mejorar a Paavo Nurmi (1897-1970), capaz de ganar el oro olímpico en 1500, 5000 y 10 000, si bien en Juegos diferentes, y se inscribió en estas tres distancias. La primera en disputarse fueron los 10 000 m. Tuvo que abandonar a falta de 3 vueltas, aquejado de fuertes dolores abdominales. Le diagnosticaron una colecistitis y le recomendaron no correr. No siguió el consejo médico, y tras ganar la medalla de plata en 5000 m, alcanzó la final de 1500 m, tras haberse clasificado fácilmente. Esta fue su trayectoria previa:

Final de 10 000 m abandonó a falta de 3 vueltas
Semifinal de 5000 m 1º 14:20.4
Final de 5000 m 2º 14:05.2
Serie de 1500 m 1º 3:46.96
Semifinal de 1500 m 2º 3:51.50 (detrás de Ryun)

El estadounidense, por su parte, estaba mucho más descansado. Había ganado su serie en 3:45.80 y su semifinal en 3:51.25. No perdía una carrera de 1500 m o de la milla desde 1965 y era el plusmarquista mundial en ambas distancias. Ryun calculaba que se ganaría con 3:39. La realidad fue muy distinta pues él mismo hizo 3:37,89 y no ganó. Esta marca era muy buena. Además de Keino y el propio Ryun, en aquel momento solamente ocho hombres más habían corrido más rápido.

Tras sus derrotas previas, Keino sabía que para ganar necesitaba una carrera muy rápida. De modo que, ayudado por su compatriota Ben Jipcho (1943), pasó el 400 en 56,6 y el 800, ya en solitario, en 1:55,3, con Ryun algo más 3 segundos por detrás en sexta posición. Es probable que el estadounidense pensase que Keino se desfondaría. Pero no sucedió así, pues el keniano dio paso al 1200 en 2:53,4. Ryun recuperó terreno mínimamente con 2:56,0, aún en cuarta posición, pero incluso en el último 300 fue más rápido el keniano, que se proclamó brillantemente campeón olímpico con 3:34,91, su mejor marca personal, casi 3 segundos por delante de Ryun, 3:37,89. Tercero fue el alemán Bodo Tümmler (1943) con 3:39,08.

Los resultados completos fueron:

1 Kip Keino KEN 3:34,91 OR
2 Jim Ryun USA 3:37,89
3 Bodo Tümmler RFA 3:39,08
4 Harald Norpoth RFA 3:42,57
5 John Whetton GB 3:43,90
6 Jacky Boxberger FRA 3:46,65
7 Henryk Szordykowski POL 3:46,69
8 Josef Odložil CHE 3:48,69
9 Tom Von Ruden USA 3:49,27
10 Ben Jipcho KEN 3:51,22
11 André Dehertoghe BEL 3:53,63
12 Marty Liquori USA 4:18,22

Bien, hasta aquí, los hechos. A partir de ahora entraré en el terreno de la especulación. En primer lugar, y aunque Nick Williams no lo pregunta en el tuit, habría que plantear lo que habría podido hacer Keino si hubiese corrido como en México, empleando la misma energía, al nivel del mar. Hay que tener en cuenta que el keniano nunca mejoró la marca de México. En el número de octubre-noviembre de 1968 de la revista Atletismo Español, puede leerse un estudio firmado por Antonio Hoyos en el que trata de corregir el valor de los registros conseguidos en los Juegos si hubiesen tenido lugar al nivel del mar. Cree que Keino habría podido correr en 3:31.5. Se basa en la diferencia entre la actuación de otros atletas en la final y sus marcas previas. Sin embargo, son muy pocos casos y la respuesta a la altitud es muy individual. Hoy tenemos más datos. En la siguiente tabla se muestran los mejores 1500 m en altitud y se comparan con la mejor marca al nivel del mar.

1500 altitud

Se trata de los mejores 1500 realizados en altitud, junto con la mejor marca del atleta y la diferencia entre ambos registros. Salvo el caso de Keino, el resto de los atletas, todos kenianos, realizaron su mejor marca en altitud en Nairobi, a 1795 m sobre el nivel del mar, donde se corría muy rápido pese a esta limitación La media de la diferencia entre los dos 1500 es de 2.94. Para aproximar más la pérdida en altitud se podría considerar la mejor marca del atleta el mismo año, pero dado que son 21 corredores, un buen número, tal vez se podría dar como buena esa pérdida de casi 3 segundos. Es decir, Keino podría haber estado en el entorno de los 3:31 largos, casi lo que le atribuían en el artículo antes reseñado. El rendimiento del keniano fue sorprendente, pues no solo llevaba muchas carreras encima, sino que su salud tampoco era la mejor para estar ganando un oro olímpico. Por cierto, la mejor marca mundial de 1500 m en altitud de Keino duró hasta 1992, año en que el obstaculista Moses Kiptanui (1970) hizo 3:34.0 en Nairobi, curiosamente su mejor marca de siempre en la distancia.

En cuanto a Ryun, como se señaló anteriormente, su marca de 3:37.89 fue muy buena. De hecho fue su segundo mejor 1500 de siempre entonces, aunque tenía dos pasos en la milla más rápidos. En la final, tal vez pudo haber corrido algo más rápido. Probablemente pensaba que Keino reventaría e inicialmente fue muy conservador. Su táctica no fue buena. Además, a Ryun la altitud le perjudicó, pues nunca tuvo opción de ganar el oro a un atleta inferior a él sobre el papel. La pista sintética pudo ayudarlo, pero no compensó la altitud. Para analizar la valía del estadounidense, hay que tener en cuenta que había conseguido la plusmarca mundial en una pista de tierra y con un pase del primer 400 en 1 minuto. Tal vez, con un ritmo más sostenido, podría haber hecho ese día menos de 3:32.5 y sustituyendo la tierra por material sintético quizá un segundo menos. En 1968 no había corrido tan rápido como el año anterior, el de la plusmarca mundial. Probablemente su entrenamiento iba dirigido al oro olímpico, no a mejorar las marcas. No hay que olvidar que había sufrido algunas semanas antes de los Juegos una mononucleosis infecciosa.

Ahora, para terminar el atletismo-ficción, hay que contestar la pregunta del título ¿Qué habría ocurrido si la final olímpica hubiese sido al nivel del mar? Si hubiese sido hoy, emulando lo que se hará (esperemos que se pueda) en Tokio, se habrían llevado las pruebas más largas de 800 a Acapulco. Pues bien, en una final al nivel del mar, si Keino hubiese corrido exactamente igual, Ryun se habría pegado a él, como en Los Ángeles, y la carrera habría acabado en 3:31. Sé que hay alguien que estuvo allí que me dirá lo contrario, pero Keino aquel día estaba en estado de gracia y creo que habría ganado igualmente, aunque por mucho menos que en la carrera real. Por supuesto, en ese hipotético 3:31 de Keino, si Ryun hubiese corrido como en México, tampoco lo habría alcanzado y probablemente habría estado en 3:34. Y con esto respondo a la pregunta de Willis sobre la equivalencia de los 3:37.82 del estadounidense en México.

Fanny Blankers-Koen, la estrella que esperó doce años para brillar

En 1936 una jovencísima atleta neerlandesa tomaba parte en los Juegos Olímpicos de Berlín, donde vio a Jesse Owens (1913-1980) ganar 4 medallas de oro. El antílope de ébano se convirtió en la referencia de Francina Koen, a quien todos llamaban Fanny. Poco imaginaba esta adolescente que en los siguientes Juegos ella sería la estrella y que igualaría la hazaña de Owens, pero quizá aun imaginaba menos que los siguientes Juegos no tendrían lugar hasta 12 años después. En ese tiempo el mundo se sumiría en la mayor locura de la historia.

Francina Elsje Blankers-Koen había nacido en el pequeño pueblo de Lage Vuursche, en provincia de Utrecht, el 29 de abril de 1918. En su casa se respiraba deporte, pues su padre había sido lanzador de disco y de peso. Antes de comenzar a practicar atletismo específicamente probó con numerosos deportes, natación, gimnasia, tenis… Para todos ellos mostraba un enorme talento. Finalmente en 1935 se decidió por el atletismo. Parece que tuvo que ver en ello su entrenador de natación, quien, pese a que Fanny era una excelente nadadora, le vio más futuro en el atletismo. Un antiguo saltador de triple, llamado Jan Blankers (1904-1977), que en 1940 se convertiría en su marido, comenzó a entrenarla de forma regular. Empezó en los 800 m, distancia en la que registró 2:29.0, plusmarca nacional, pero enseguida se pasó a la velocidad y a los concursos. Con tan solo un año de entrenamiento acudió a los Juegos Olímpicos de Berlín donde ocupó el sexto y el quinto puesto en las finales de salto de altura y del relevo 4 x 100 m respectivamente. En 1938 se celebró el primer campeonato de Europa femenino al aire libre. Fue la única ocasión en que hubo diferentes sedes para el Europeo masculino, París, y femenino, Viena. Koen, que había superado ese año su primera plusmarca mundial, 11.0 en 100 yardas,  fue tercera en los 100 y en los 200 m, en ambos casos precedida por la polaca Stanisława Walasiewicz (1911-1980), de quien tras su muerte se descubrió que padecía un estado intersexual, y por la alemana Käthe Krauss (1910-1970). Koen esperaba brillar en los Juegos de 1940, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial impidió que se celebrasen la edición de ese año y la de 1944.

La guerra fue especialmente dura para los Países Bajos, que sufrieron la ocupación alemana desde 1940, tan solo dos semanas después del compromiso de boda de Fanny con su entrenador, hasta 1945. La ocupación terminó con una terrible hambruna, el último invierno antes de la liberación, debido al bloqueo de suministros decretado por el agonizante régimen nacionalsocialista. Pese a ello Blankers-Koen continuó entrenando, se casó y tuvo un hijo durante ese durísimo período. Superó 6 plusmarcas mundiales, de salto de altura, 1.71 m, salto de longitud, 6.25 m, 80 m vallas, 11.3, 100 yardas, 10.8,  4 x 110 yardas y 4 x 200 m.

En la primera competición tras la guerra, los campeonatos de Europa de 1946, celebrados en Oslo, la neerlandesa se volvió con 2 oros, en 80 m vallas y el relevo 4 x 100, pero con un sabor agridulce. Durante la final del salto de altura tuvo que hacer una pausa para disputar la semifinal de 100 m. No se clasificó pues sufrió una caída, que la afectó el resto de la competición de altura, donde fue cuarta. En cualquier caso hay que tener en cuenta que en febrero de ese mismo año había tenido una hija. En 1947 ganó los títulos nacionales en 6 disciplinas, 100, 200 , 80 m vallas, salto de longitud, salto de altura y lanzamiento de peso. Para los Juegos Olímpicos de Londres, en 1948, decidió tomar parte en 4 pruebas 100, 200 m, 80 m vallas y relevos 4 x 100. Un sector de la prensa la criticó por no estar en casa cuidando a sus hijos, otro decía que con 30 años era demasiado mayor para ganar un oro olímpico. Y no solo la prensa. También recibió muchas cartas personales criticando su decisión de ir a Londres.

En la castigada capital del Reino Unido, la primera prueba que disputó fueron los 100 m, cuya final tuvo lugar el 2 de agosto. Blankers-Koen se hizo con su primera victoria con 11.9, batiendo a la británica Dorothy Manley (1927) y a la australiana Shirley Strickland (1925-2004), que daría mucho que hablar en las dos siguientes ediciones de los Juegos. Al día siguiente comenzaron los 80 metros vallas. Tuvo que enfrentarse a la favorita local, la británica Maureen Gardner (1928-1974), a la que consiguió batir por centímetros en la final del 4 de agosto, ambas con 11.2. Shirley Strickland repitió bronce. El 6 de agosto, Blankers-Koen se hacía con su tercer oro en la final de los 200 m, con 24.4, la primera vez que se disputaba esta prueba en los Juegos en categoría femenina. La tercera, la estadounidense Audrey Patterson (1926-1996), se convirtió en la primera mujer de raza negra en ganar una medalla olímpica. El 8 de agosto Blankers-Koen recibía el testigo de forma defectuosa en la carrera de relevos 4 x 100 para la última posta en cuarta posición. Una grandísima remontada le permitió hacerse con su cuarta victoria e igualar a su admirado Jesse Owens. Había corrido 11 carreras en 8 días.

La neerlandesa se convirtió en la heroína de los Juegos y en una celebridad mundial. La prensa, tras haberla criticado duramente, se rindió a sus pies. Ahora resaltaban su edad y su condición de madre, mamá voladora, holandesa voladora… Su fama le permitió convertirse en embajadora del deporte femenino, entonces aún muy cuestionado. Su carrera atlética, no obstante, continuaba. En el Europeo de 1950 de Bruselas casi igualó su gesta olímpica con oros en 100, 200 m, 80 m vallas y plata en el relevo 4 x 100 m. En 1952 acudió a Helsinki, su tercera cita olímpica, en los 100 m y los 80 m vallas. Una infección cutánea la obligó a no presentarse en su semifinal de 100 m. En la final de vallas sufrió una caída que la dejó fuera de la carrera. Aún compitió hasta 1955, año en que ganó 58º título nacional, en lanzamiento de peso.

Además de las plusmarcas mundiales reseñadas anteriormente también consiguió igualar la de 100 yardas, 10.8 en 1948, otra vez 80 m vallas, 11.0, también en 1948, 11.5 en 100 m, plusmarca mundial igualada, el mismo año, 24.2 en 220 yardas en 1950 y 4691 puntos en pentatlón en 1951.

Tras su retirada trabajó con la federación de su país hasta 1968. En 1999 la entonces IAAF, hoy World Athletics, la nombró la mejor atleta femenina del siglo XX. Murió el 25 de enero de 2004. En sus últimos años padeció enfermedad de Alzheimer.

Fanny Blankers-Koen fue una amante del deporte a quien una terrible guerra y una no menos terrible hambruna no le impidieron perseguir su sueño olímpico. Fue una estrella que tuvo que esperar doce años para poder brillar con todo su esplendor.