Grandes triunfadores en los Campeonatos de Europa de pista cubierta

Del 2 al 5 del próximo mes de marzo tendrá lugar en Estambul la 37ª edición de los Campeonatos de Europa de pista cubierta, que se celebraron por primera vez en Viena en 1970, hasta 1990 con periodicidad anual, a partir de entonces pasaron a ser bienales. La IAAF, hoy World Athletics, organizaba desde 1987 el Campeonato del Mundo de pista cubierta, cada dos años. Esto hizo que inicialmente los años pares hubiese Europeo y los impares Mundial, hasta que se cambió en 2004, cuando se pasó el Mundial a los años pares. De este modo hubo dos Mundiales en años consecutivos, 2003 y 2004, mientras el Europeo hubo de esperar de 2002 a 2005. De 1966 a 1969 tuvieron lugar los Juegos Europeos en pista cubierta, competición antecesora de los Campeonatos, cuya primera edición fue en la ciudad alemana de Dortmund y la tercera en Madrid en 1968.

El primer Europeo, de 1970, fue un éxito con seis mejores marcas mundiales superadas (la plusmarcas mundiales en sala no se reconocerían hasta 1987) y una igualada. Destacó especialmente la mejor marca mundial de 3000 m del británico Ricky Wilde (1945-2019), 7:46.85, por delante del alemán Harald Norporth (1942), subcampeón olímpico de 5000 m en 1964, 7:49.50, y del español Javier Álvarez Salgado (1943), 7:52.45, mejor marca española, hasta el 1 de enero de 1987, y, oficialmente, efímera plusmarca nacional, hasta el 22 de febrero de ese año, en que se superó. España tuvo una muy buena actuación con otras dos medallas, plata en 800 m para Juan Borraz (1946) y bronce en salto de longitud para Rafael Blanquer (1945). En total, durante la historia de esta competición, España ha ganado 119 metales, 33 oros, 48 platas y 18 bronces. Ocupa el puesto histórico 9º, a un oro de Italia. De las 37 ediciones, cuatro tuvieron lugar en suelo español, San Sebastián en 1977, Madrid en 1986 y 2005 y Valencia en 1998.

Aunque no siempre los mejores han tomado parte en este campeonato, ha habido unos cuantos ilustres que han dominado en diferentes épocas su especialidad en estos campeonatos. En categoría masculina, el atleta más laureado es el ucraniano Valeriy Borzov (1949), que competía con la Unión Soviética. Ganó siete oros, todos ellos en los 60 metros lisos, de 1970 a 1977, con la excepción de 1973, año en que no participó. Borzov es uno de los mejores velocistas europeos de siempre, doble campeón olímpico de 100 y 200 m en 1972, así como campeón de Europa de 100 m en 1969, 1971 y 1974 y de 200 m en 1971.

Un clásico de estos campeonatos fue el alemán Thomas Wessinhage (1952) en los años 70 y 80. Es el atleta que más medallas ha obtenido en esta competición, con un total de doce, seis de oro. Fue campeón del relevo 4×720 m en 1972 y 1973, prueba que ya no se disputa, y de 1500 m en 1975, 1980, 1981 y 1983. Al aire libre fue campeón de Europa de 5000 m en 1982 y llegó a tener, con 3:31.58, la segunda mejor marca de 1500 m de siempre en 1980.

Seis medalla de oro se llevó también de estos campeonatos el saltado de triple georgiano, entonces soviético, Viktor Saneyev (1945-2022), en los años 1970, 1971, 1972, 1975, 1976 y 1977. Saneyev fue uno de los mejores triplistas de siempre, con tres oros y una plata olímpicos y dos oros continentales al aire libre.

El campeón olímpico de salto de altura en 1984, el alemán Dietmar Mögenburg (1961) fue un habitual del Europeo en sala, donde se hizo con ocho medallas, cinco de oro, una de plata y dos de bronce. Se proclamó campeón en 1980, 1982, 1984, 1986 y 1989. En 1982 fue también campeón de Europa al aire libre.

También con cinco oros, y un bronce, figuran el velocista polaco Marian Woronin (1957) y el mediofondista español José Luis González (1957). Ambos coincidieron por primera vez en el Campeonato de Europa Junior de 1975, donde obtuvieron sendos bronces, el polaco en 100 m y el español en 3000 m. Woronin, que en 1984 fue plusmarquista europeo con 10.00 (9.992), ganó los 60 m lisos en el Europeo en sala en 1979, 1980, 1982 y 1987. En 1982 ganó los 50 m lisos, que, por las reducidas dimensiones de la instalación de Grenoble, se celebraron en lugar de los 60 m. Su mayor logro individual al aire libre fue un bronce en 100 m en el Europeo de 1978. Por su parte, González ganó los 1500 m en 1982, 1985 y 1986 y los 3000 m en 1987 y 1988. Al aire libre fue subcampeón mundial de 1500 m en 1987.

En categoría femenina, la atleta más laureada es la lanzadora de peso checa, entonces checoslovaca, Helena Fibingerová (1949), con once medallas, ocho de oro y tres de plata. Fibingerová ganó en 1973, 1974,1975, 1977, 1980, 1983, 1984 y 1985. Todavía posee la plusmarca mundial en pista cubierta, 22.50 m desde 1977. Al aire libre su mayor logro fue el oro en el primer Campeonato del Mundo de 1983.

La neerlandesa Nelli Cooman (1964), de fulgurante salida, se hizo con ocho medallas en estos Europeos bajo techo, seis oros y dos bronces, todas en 60 metros. Sus victorias sucedieron en 1985, 1986, 1987, 1988, 1989 y 1994. Fue plusmarquista mundial de la distancia con 7.00. Al aire libre fue bronce en 100 m en el Europeo de 1986.

La alemana Marlies Göhr (1958), campeona mundial de 100 m en 1983 y varias veces plusmarquista mundial, compitió también con mucho éxito en la pista cubierta. Fue medallista en nueve ocasiones, con cinco oros, dos platas y dos bronces. Se llevó la victoria en 60 m lisos en 1977, 1978, 1979, 1982 y 1983.

Cinco oros, junto con una plata y un bronce, ganó también la rumana Doina Melinte (1956), campeona olímpica de 800 m en 1984. Fue oro en 800 m en 1982 y 1989 y en 1500 m en 1985, 1988 y 1990.

A partir del día 2 de marzo volveremos a tener la oportunidad de ver esta competición en la que nunca están todos los que son, pero en la que los que están suelen hacerlo muy bien.

Historia de la plusmarca mundial de 3000 metros en pista cubierta

El 15 de febrero, la reunión atlética en sala de la localidad francesa de Lievin tuvo un resultado inesperado en la prueba de 3000 m. El obstaculista etíope, acreditado en 7:58.68, Lamecha Girma (2000) superaba la plusmarca mundial del keniano Daniel Komen (1976) por 1.09, con una superlativa marca de 7:23.81. Este tiempo es el tercero absoluto de toda la historia, tan solo superado por la plusmarca mundial al aire libre del propio Komen de 7:20.67 y por los 7:23.09 del marroquí Hicham El Guerrouj (1974). Con 22 años, Girma ha sido dos veces subcampeón del mundo, en 2019 y 2022, y subcampeón olímpico en 2021, siempre en obstáculos. Muy cerca de él entró el español, nacido en Marruecos, Mohamed Katir (1998), con nueva plusmarca europea absoluta y cuarta mejor marca absoluta de siempre, 7:24.68. Katir se encaramó a la élite cuando en 2021, en el transcurso de 33 días, superó las plusmarcas españolas de 5000 m con 12:50.79, de 1500 m con 3:28.76 y de 3000 m con 7:27.64, lo que cronométricamente lo convertían en el tercer, segundo y tercer europeo de siempre respectivamente. Poco después en los Juegos Olímpicos fue octavo en los 5000 m. En 2022 se centró menos en los grandes cronos y más en la competición. Fue bronce mundialista en 1500 m y plata continental en 5000 m.

Hasta el 1 de enero de 1987 la Federación Internacional, entonces IAAF, hoy World Athletics, no consideró las marcas en pista cubierta como plusmarcas sino como mejores marcas. La primera mejor marca mundial de 3000 m en sala conocida fue de 8:52.4 por el estadounidense George Bonhag el 4 de marzo de 1911. Mejoró el 6 de diciembre del mismo año hasta 8:35.0. Bonhag había ganado los 1500 m marcha en los Juegos Intercalados de Atenas de 1906. En los Juegos de 1908 fue plata en las tres millas por equipos y en 1912 sería oro en los 3000 m por equipos. Algo más de 10 años después, su compatriota Joseph Ray (1894-1978) corría la distancia en 8:31.4 el 18 de febrero de 1922. Un año después, el 10 de febrero, mejoraría hasta 8:31.2. Ray sería bronce en el 3000 por equipos en los Juegos Olímpicos de 1924. Precisamente, la estrella de estos Juegos, el finlandés Paavo Nurmi (1897-1973) superaría en su gira por Estados Unidos en 1925 el tiempo de Ray. Nurmi corrió en 8:26.8 el 15 de enero y en 8:26.4 el 12 de marzo. El 19 de marzo de 1927, uno de los rivales de Nurmi, el sueco nacido en Finlandia Edvin Wide (1896-1996) hacía en la distancia 8:22.4. Entre 1920 y 1928, Wide se hizo con una plata y cuatro bronces olímpicos en pruebas de fondo.

La mejor marca de Wide en los 3000 m en sala duró 27 años, hasta el 6 de febrero de 1954, en que el estadounidense Horace Ashenfelter (1923-2018), campeón olímpico de obstáculos en 1952, realizaba 8:17.7. Ashenfelter fue el último plusmarquista mundial estadounidense y la suya la última plusmarca mundial, en realidad mejor marca, conseguida en suelo estadounidense. Desde 1957 hasta 1970, los alemanes del Este dominaron la distancia. El 23 de febrero de 1957, Klaus Richtzenhain (1934), subcampeón olímpico de 1500 m unos meses antes en Melbourne, corría en 8:16.4. Poco más de un año duró como mejor marca. El 16 de marzo de 1958, su compatriota Friedrich Janke (1931) mejoraba hasta 8:09.4. Janke sería cuarto en 5000 m en los Juegos Olímpicos de 1960 y subcampeón de Europa de 5000 m en 1962. A Janke le sucedió el que probablemente es el mejor corredor de siempre de 3000 m en pista cubierta, al menos cronométricamente otro alemán, Siegfried Herrmann (1932-2017). Al aire libre, pese a correr en 3:39.0 los 1500 m y en 13:30.0 los 5000 m, nunca subió al podio en una gran competición, En pista cubierta destacó por mejorar en siete años la mejor marca mundial de 3000 m en 20 segundos. El 22 de marzo de 1959 se convertía con 7:58.7 en el primer atleta en correr la distancia en menos de 8 minutos bajo techo. El 16 de febrero de 1964 recortó 0.1 a su mejor marca mundial. El 14 de febrero de 1965 se iba a 7:53.2. Su último tope mundial fue 7:49.0 el 27 de febrero de 1966. Herrmann fue segundo, tras el alemán occidental Harald Norporth (1942), subcampeón olímpico de 5000 m en 1964, en el 3000 de los primeros Juegos Europeos de Pista Cubierta, celebrados en 1966. Aún hubo otro alemán del Este, que remató esta racha germana en los 3000 m en sala. El 16 de febrero de 1969 Berd Diesser (1946), medallista de bronce continental en 5000 m en 1966, mejoraba hasta 7:47.8.

El 15 de marzo de 1970, en la final del primer Campeonato de Europa de 3000 m, competición que sucedía a los Juegos Europeos, el británico Richard Wilde (1945-2019) se hacía brillantemente con el oro superando la mejor marca mundial, 7:46.85. Wilde tuvo un corto recorrido en pista. Posteriormente se dedicó al maratón y al campo a través, pero esta victoria siguió siendo su mayor logro. El belga Emiel Puttemans (1947), subcampeón olímpico de 10 000 m, fue el primer plusmarquista mundial oficial. El 10 de febrero de 1973 registró 7:45.2. Ocho días después rebajó su marca a 7:39.2. Esta mejor marca se convirtió en la primera plusmarca mundial de 3000 m en pista cubierta el 1 de enero de 1987. No se consiguió superar hasta el 21 de febrero de 1992, cuando el keniano Moses Kiptanui (1970) hizo 7:37.31. Tres años después, el 12 de febrero mejoró hasta 7:35.15. Al aire libre Kiptanui fue tres veces campeón mundial de obstáculos, plusmarquista mundial de esta prueba, de los 3000 m lisos y de los 5000 m, pero no consiguió ser campeón olímpico. A Kiptanui lo sucedió uno de los más grandes, el etíope Haile Gebrselassie (1973) con 7:30.72 el 4 de febrero de 1996 y 7:26.14 el 25 de enero de 1998. Solo unos días duró este tiempo en lo más alto de las listas, puesto que el 6 de febrero el keniano Daniel Komen se iba a 7:24.90, que se mantuvo como plusmarca mundial 25 años. Komen venía de ganar el año anterior el 5000 del campeonato del mundo y de realizar la plusmarca mundial de 3000 m al aire libre de 7:20.67.

Parece que ha comenzado una nueva edad de oro en el mediofondo. Hay muchos atletas que están corriendo muy rápido. Son tiempos para volver a disfrutar de una modalidad atlética que llevaba mucho tiempo estancada.

Progresión de la mejor marca / plusmarca mundial de 3000 m en pista cubierta


8.52.4George BonhagEUANueva York4 Mar 1911

8.35.0George BonhagEUANueva York6 Dic 1911

8.31.4Joseph RayEUANueva York18 Feb 1922

8.31.2Joseph RayEUANueva York10 Feb 1923

8.26.8Paavo NurmiFINNueva York15 Ene 1925

8.26.4Paavo NurmiFINNueva York12 Mar 1925

8.22.4Edvin WideSUEFiladelfia19 Mar 1927

8.17.7Horace AshenfelterEUANueva York 6 Feb 1954

8.16.4Klaus RichtzenheinRDADortmund23 Feb 1957

8.09.4Friedrich JankeRDABerlín16 Mar 1958

7.58.7Siegfried HerrmannRDABerlín22 Mar 1959

7.58.6Siegfried HerrmannRDABerlín16 Feb 1964

7.53.2Siegfried HerrmannRDABerlín14 Feb 1965

7.49.0Siegfried HerrmannRDABerlín27 Feb 1966

7.47.8Bernd DiessnerRDABerlín16 Feb 1969

7.46.85Richard WildeGBRViena15 Feb 1970

7.45.2Emiel PuttemansBELLeiden10 Feb 1973
*7.39.2Emiel PuttemansBELBerlín18 Feb 1973

7.37.31Moses KiptanuiKENSevilla21 Feb 1992

7.35.15Moses KiptanuiKENGante12 Feb 1995

7.30.72Haile GebrselassieETIStuttgart4 Feb 1996

7.26.14Haile GebrselassieETIKarlsruhe25 Ene 1998

7.24.90Daniel KomenKENBudapest6 Feb  1998

7:23.87Lamecha GirmaETILievin14 Feb 2023
* Primera plusmarca mundial oficial desde el 1 de enero de 1987

Fuente: http://trackfield.brinkster.net/Main.asp?P=S

Renuncias a los Europeos de pista cubierta

Esta semana ha habido un pequeño revuelo en el universo tuitero atlético por la noticia de la renuncia a participar en los campeonatos de Europa de los dos mejores mediofondistas españoles del momento, Mohamed Katir (1998), bronce mundialista en 1500 m y subcampeón de Europa de 5000 m, y Mario García Romo (1999), cuarto en el Mundial y bronce europeo al aire libre, también en 1500 m. Ambos han acreditado una gran forma en esta temporada invernal. Katir ha corrido los 1500 m en 3:35.48, tercera mejor marca mundial del año, si bien la World Athletics no ha incluido pases de la milla más rápidos, mientras Romo batió hace unas horas la vieja plusmarca española de la milla de José Manuel Abascal (1958), de 1983, con 3:51.79, 0.97 menos que el cántabro, con un pase de 3:35.98 en los 1500 m. Además ha registrado 7:34.74 en 3000 m. tercer mejor tiempo europeo del año. Es comprensible la decepción de los aficionados, al tratarse de dos atletas candidatos al podio. Sin embargo, la pista cubierta en general, y el campeonato de Europa en particular, no suelen ser un fin en sí mismo para la mayoría de los atletas. El gran campeonato por antonomasia en atletismo y en la mayoría de los deportes son los Juegos Olímpicos, y un peldaño por debajo los Campeonatos del Mundo al aire libre. Para los atletas europeos, el campeonato continental al aire libre probablemente se encuentra en el tercer lugar, pese a haber bajado mucho en el contexto mundial, sobre todo en las carreras. En tiempos, algunas pruebas de un Europeo tenían un nivel casi olímpicos, como los 10 000 de los campeonatos de 1971 y de 1978, con sendas victorias de atletas finlandeses, Juha Väätäinen (1941) y Martti Vainio (1950), respectivamente.

Ha habido grandes atletas que apenas han tocado la pista cubierta. Por reducirlo solo al ámbito del medio fondo, dos de los grandes de siempre, los británicos Steve Ovett (1955) y Steve Cram (1960) no tomaron parte en ningún Europeo en sala. Sí lo hizo su compatriota Seb Coe (1956), campeón en 800 m en 1977, cuando aún era poco conocido. No compitió en ninguna edición más, si bien llegó a realizar dos mejores marcas mundiales, entonces no se consideraban plusmarcas mundiales, en 800 y una en 1000 m. Tampoco el español Fermín Cacho (1969) se prodigó demasiado bajo techo. Fue subcampeón de Europa en 1990 y mundial en 1991 en 1500 m, cuando aún no estaba entre los mejores. Tan solo volvió en una ocasión al Mundial, sexto en 1995.

Dado que los protagonistas de la renuncia son mediofondistas, vamos a tomar como referencia los campeones de Europa en sala en su prueba, los 1500 m. Desde 1970 se han celebrado treinta y seis ediciones. La competición fue anual hasta 1990. Al aire libre, la competición continental comenzó en 1934. Inicialmente fue cuatrienal. Hubo un primer intento de hacerla bienal con las ediciones de 1969 y 1971, pero se volvió a cuatrienal hasta 2010. Desde entonces es bienal. Tan solo cuatro atletas han ganado la medalla de oro en ambas competiciones. El alemán Thomas Wessinghage (1952), un clásico de la pista cubierta, fue campeón en 1975, 1980, 1981 y 1983. Al aire libre se llevó en oro en los 5000 m del Europeo de 1982. Su compatriota Jens Peter Herold (1965) se hizo con la victoria en ambos campeonatos el mismo año, 1990. El obstaculista francés Mahiedine Mekhissi-Benabbad (1985) dominó esta distancia en los Europeos con cuatro oros en 2010, 2012, 2016 y 2018. El logro pudo ser mayor si no se hubiese quitado la camiseta cuando entró ganador en 2014, pero resultó descalificado. Precisamente ese año participó también en el 1500 del Europeo al aire libre, donde se hizo con la victoria. En 2015 había ganado en continental en sala. Finalmente el noruego Jakob Ingebrigtsen (2000), fue doble campeón de Europa al aire libre de 1500 y 5000 m en 2018 y 2022, así como oro bajo techo en 2021 en 1500 y 3000 m y también dos años antes en esta última distancia.

Ha habido atletas que han dado el mismo valor a la pista cubierta que al aire libre, otros han tomado parte en estos campeonatos de forma intermitente, otros lo han hecho en las primeras etapas de sus carreras deportivas… Ha habido de todo. La Federación Española (RFEA) no obliga a acudir a las competiciones invernales en pista. Es una buena política. El sitio que dejan los mejores siempre se puede ocupar con otros, sobre todo los que están empezando, para los que estos campeonatos sí tienen importancia.

El monstruo de las sustancias prohibidas en el atletismo

Después de más de seis años escribiendo este blog, es la primera vez que voy a dedicar una entrada íntegramente al consumo de sustancias prohibidas en el atletismo. Ya había hablado de la final de 100 m de los Juegos Olímpicos de 1988, la carrera más sucia de la Historia, pero esta vez haré unas reflexiones muy personales sobre esta enorme lacra del atletismo.

Fue precisamente la descalificación de Ben Johnson (1960) en la final de 100 de Seúl lo que me hizo tomar conciencia del enorme problema que suponían las drogas en este deporte. Hasta entonces, el posadolescente que era entonces pensaba que era algo marginal, que los atletas de alto nivel no consumían porque los controles funcionaban. Pura ingenuidad juvenil. Es cierto que el caso Johnson removió los cimientos del atletismo, que venía de dos boicots olímpicos. El duelo por la supremacía en el hectómetro entre el canadiense y un gran enemigo Carl Lewis (1961) ocupaba grandes espacios en la prensa y en la televisión. Nunca hubo un positivo tan célebre. En aquellos años 80 se hablaba de las autotransfusiones, que no se habían prohibido hasta 1985, del extraño potencial de los países del Este, especialmente de unas féminas exageradamente musculadas, y era un secreto a voces el uso ilegal de la hormona de crecimiento, completamente indetectable entonces. Sobre la cuestión de las autotransfusiones había habido un caso de un positivo curioso en la final de 10 000 m de los Juegos de 1984. El finlandés Martti Vainio (1950), campeón de Europa de la distancia en 1978, resultó desposeído de su plata olímpica por encontrarse restos de anabolizantes en su orina. Aquello resultaba extraño. Los anabolizantes en período competitivo no tenían ningún sentido. La explicación más probable era que los hubiese consumido en invierno, se extrajese sangre entonces y se la transfundiese poco antes de los Juegos. Lo que no se esperaba era que los anabolizantes del pasado resurgiesen en el momento menos oportuno.

El positivo de Johnson llevó a las federaciones atléticas a cambiar los métodos de detección del consumo de drogas. Entre otras medidas se instauraron los controles por sorpresa. Sin embargo, el dragón tiene demasiadas cabezas, como cuenta el historiador Roberto Quercetani (1922-2019) en su magnífica Historia del atletismo, más cabezas de las que la World Athletics puede cortar. En los años 90, los registros de medio fondo y fondo experimentaron una progresión difícil se explicar, como cuenta el gerente del club Correcaminos y organización de las pruebas de fondo en Valencia Juan Botella (1972) en su libro El derecho a la fatiga. En esos años el consumo de eritropoyetina, un estimulante natural de la formación de glóbulos rojos, se convirtió en habitual, hasta que se pudo detectar en 2003. Hacia el final de esa década también se pusieron en marcha los controles de sangre y los pasaportes biológicos. Pero las trampas continúan. La innovación del que se salta las reglas va muy por delante de los métodos de detección. ¿Debemos resignarnos? ¿Tendremos que acostumbrarnos a dudar absolutamente de todo y de todos?

Los motivos para bordear el reglamento dependen de cada persona. Probablemente, el más importante es la vanidad, por delante del dinero. ¿Cómo se explica, si no, el nada desdeñable consumo de anabolizantes por deportistas aficionados que, ni siquiera, compiten? ¿O los casos de positivos en competiciones de veteranos? Hace pocos años en la San Silvestre, que se celebra el 30 de diciembre y no el 31, de Salamanca hubo un rumor, falso, de que habría controles y automáticamente tuvieron lugar unas cuantas bajas. Pero es, sin duda, el dinero lo que mueve al consumo de sustancias prohibidas en el atletismo de alto nivel. Juan Botella cuenta en su libro una historia apócrifa de un atleta de calidad al que le falta un punto para ser de los mejores. Acaba sucumbiendo a la tentación y decide saltarse las normas. La diferencia económica entre ser sexto en unos Juegos o entrar en el podio es tan grande como la tentación.

El consumo de estas sustancias ha generado un comercio muy lucrativo, con medios para eludir los controles, al menos durante un tiempo que no es corto. En ese campo no es posible competir. Ahora bien, el atleta cuando elige la trampa hace un cálculo de rentabilidad. ¿Y que pasa si acabo dando positivo pese a todos los cuidados que tengo? Me sancionarán. No podré competir durante al menos dos años. Pero a poco que me salga bien, habré ganado mucho más dinero del que podría sin ayudas ilegales. Por tanto, me arriesgo. Esta reflexión probablemente sea la clave para abordar la lucha contra las drogas desde otro punto de vista, desde un punto de vista disuasorio. Si al atleta que da positivo, confirmado, se le anulan todas las marcas, se le retiran todos los honores y se le obliga a devolver todo el dinero de patrocinadores, clubes, becas o premios, es posible que se lo piense dos veces antes de cruzar el límite. Hay quien argumenta que esto va contra la presunción de inocencia, porque se presupone que el atleta ha consumido drogas desde que comenzó en el atletismo, pero también se dijo en su momento que el análisis de sangre obligatorio iba contra los derechos humanos. Contra los derechos humanos no, pero contra la justicia sí que va el recibir premios y honores que pertenecen a otros. Ya sin entrar en que las sustancias prohibidas sean perjudiciales, las normas hay que cumplirlas. Si un motociclista va a GP con una máquina de 600 cc está fuera. En el atletismo, lo mismo.