Brendan Foster, un todoterreno del medio fondo y fondo

En la primera mitad de los años 70, no era fácil predecir la explosión del medio fondo británico que tendría lugar muy pocos años más tarde. Desde la mítica plusmarca mundial de la milla de Roger Bannister (1929-2018), 3:59.6, primer tiempo por debajo de 4 minutos, tan solo otro británico, Derek Ibbotson (1932-2017) había conseguido estar en lo más alto de esta distancia, 3:57.2 en 1957. Oficialmente ningún británico había sido plusmarquista mundial de los 1500 m y el último medallista olímpico en esta distancia, Jerry Cornes (1910-2001), había ganado la plata en 1932. Mejor papel habían desempeñado los británicos en el campeonato de Europa, con las victorias en 1500 m de Sydney Wooderson (1914-2006) en 1938, el propio Bannister en 1954, Brian Hewson (1933-2022) en 1958 y John Whetton (1941) en 1969. En el Europeo de 1971, los 1500 fueron para el italino Francesco Arese (1944), 3:38.4. En tercera posición entró en británico Brendan Foster (1948), con 3:39.2, a 0.2 de la plusmarca de su país. Foster acabaría convirtiéndose en uno de los grandes fondistas de su país en esa década de los 70, campeón de Europa y medallista olímpico.

Brendan Foster nació el 12 de enero de 1948 en la localidad de Hebburn, al norte de Inglaterra, próxima a Newcastle. Comenzó corriendo 400 m, pero con quince años decidió ir probando distancias mayores, dado su razonable éxito en campo a través. Se fue moviendo hasta los 1500 m y la milla. En 1967 realizó 4:07.4 en esta última distancia. Se perdió la siguiente temporada por lesión. En 1969 corrió los 1500 m en 3:47.1, lejos todavía de los mejores, pero todo cambiaría al año siguiente. La temporada de 1970 fue su punto de inflexión como atleta. En julio tendrían lugar los Juegos de la Commonwealth, en Edimburgo. Por primera vez se disputarían las distancias métricas en lugar de las imperiales. Foster fue segundo en las pruebas de selección, detrás de Whetton, con marca personal de 3:42.8. En Edimburgo, se clasificó fácilmente para la final. La final tuvo un altísimo nivel, con victoria del campeón olímpico, el keniano Kip Keino (1940), 3:36.68, por delante del neozelandés Dick Quax (1948-2018). Foster fue sorprendentemente bronce con 3:40.63.

Foster continuó su progresión en 1971, año del Europeo de Helsinki. La Asociación Europea de Atletismo (EAA) había hecho un intento de celebrar Europeos cada dos años, que no prosperó. Foster se ganó su plaza en el Europeo, al ser tercero en el Campeonato Británico de la Amateur Athletics Association (AAA). Llegó al Europeo con una mejor marca de 3:39.4 y se fue con 3:39.2 y la medalla de bronce. Unos días después era segundo en una carrera de las dos millas, en la que el belga Emiel Puttemans (1947) hacía 8:17.8, mejor marca mundial y Foster con 8:24.8 mejor marca nacional. El año olímpico de 1972 estuvo a punto de no serlo para Foster. En los campeonatos de la AAA solo pudo ser cuarto, en una excelente carrera en la que Peter Stewart (1947) hizo plusmarca británica, 3:38.22. El segundo Ray Smedley (1951), 3:38.52, y el tercero John Kirkbride (1947), 3:38.68, también superaron el anterior tope nacional. El tiempo de Foster, 3:39.25. Los federativos británicos decidieron, no obstante, esperar al encuentro del Reino Unido con Finlandia y España para cerrar la selección. Foster aprovechó la oportunidad y fue segundo con 3:42.0, detrás del finlandés Pekka Vassala (1948), 3:41.2, mientras Kirkbride acababa quinto con 3:48.7. Foster se ganó el pasaporte olímpico. Su actuación fue muy buena. En su semifinal superó la plusmarca británica, 3:38.20. En la final, en la que Vassala, 3:36.33, sorprendió a Keino, campeón en 1968, 3:36.81, Foster fue quinto con 3:39.02.

Los Juegos, no obstante, no dejaron a Foster un buen sabor de boca, pues esperaba más, y decidió empezar a competir en distancias más largas. En 1973 compitió poco. Aun así, ganó el campeonato de la AAA de 5000 m con 13:23.71 y superó la mejor marca mundial de las 2 millas con 8:13.68 (8:13.8). La temporada de 1974 se presentaba atípica, pues a finales de enero tenían lugar los Juegos de la Commonwealth, en Christchurch, Nueva Zelanda. Foster correría los 5000 y los 1500 m. Sus resultados fueron magníficos. El 29 de enero era segundo en los 5000 m, con 13:14.6, tercera mejor marca de siempre, a 0.2 del ganador el keniano Ben Jipcho (1943-2020). Ambos estaban el 2 de agosto en la final de los 1500 m y, aunque ambos mejoraron marca, el protagonista fue el tanzano Filbert Bayi (1953), que en una trepidante carrera restó casi un segundo a la plusmarca mundial, 3:32.16. Jipcho fue tercero, 3:33.16, y Foster ocupó una poco visible séptima plaza con 3:37.64, que era plusmarca británica. En tan solo cinco años la plusmarca británica lo sería también mundial, por primera vez. La temporada continuó en verano para Foster con nuevos éxitos, plusmarca mundial de 3000 m 7:35.1 y una brillante victoria en los 5000 m de Europeo, con 13:17.2, corriendo todo el tiempo en cabeza.

En el año 1975, de transición para los Juegos de 1976, Foster realizó plusmarca nacional de los 2000 m, 5:03.93, y corrió su primer 10 000 con un gran tiempo de 27:45.43. Además venció en los 5000 m de la final de la Copa de Europa. La temporada olímpica comenzó con sendas victorias en el 5000 y el 10 000 de las pruebas de selección. En los Juegos consiguió su única medalla olímpica, bronce en los 10 000 m, por detrás del inabordable finlandés Lasse Virén (1949), oro en los anteriores Juegos, 27:40.38, y del portugués Carlos Lopes (1947), 27:45.17. El tiempo del británico fue 27:54.92. En los 5000 m, Foster se impuso en su semifinal, con una nueva plusmarca olímpica de 13:20.34, que duraría ocho años. En la final, con una durísima última vuelta, con una recta final agónica, no pudo, sin embargo, entrar en las medallas, y fue quinto con 13:26.19, 1.43 más que el ganador, Lasse Virén, que completaba cuatro oros en dos Juegos en las pruebas de fondo en pista. Tras los Juegos ganó los 5000 m del campeonato AAA.

Foster competiría durante otro ciclo olímpico, pero ya centrado en los 10 000 m. En 1977 fue campeón de la AAA en esa distancia con 27:45.66, con un pase de plusmarca mundial de 13:38.7. Seis semanas más tarde conseguía mejorar hasta 27:36.62, tercera mejor marca mundial de siempre en aquel momento. En 1978 superó la plusmarca europea, 27:30.30, corriendo en cabeza desde la cuarta vuelta, con ritmo muy uniforme, 13:45.1 y 13:45.2. Fue oro en los Juegos de la Commonwealth y, sorprendentemente, se quedó fuera del podio en el Europeo, pese a realizar unos magníficos 27:32.65, en una carrera de altísimo nivel en la que se impuso un desconocido finlandés de 1.92 m de estatura llamado Martti Vainio (1950), con 27:30.99, aún vigente plusmarca de los campeonatos. En 1979 corrió en unos buenos 27:41.43. No tuvo una buena actuación en los Juegos de 1980, con un discreto 11º puesto en la final de los 10 000 m. Ese 1980 fue su último año en la pista. En 1981 fue uno de los fundadores del Great North Run, medio maratón, en la actualidad uno de los más multitudinarios, que transcurre entre Newcastle y South Shields. Tomó parte en las dos primeras ediciones, con el puesto 20º en 1981 y 18º en 1982. Este año se retiró definitivamente con un maratón en 2h17:59.

Tras su retirada fue ejecutivo de Nike hasta que fundó su propia compañía de material deportivo, Nova International, que en 2002 se vendió a Marks and Spencer. Fue comentarista de atletismo de la BBC de 1983 a 2017. Siempre ha gozado de gran prestigio dentro del mundo del atletismo, como lo demuestran sus condecoraciones como Miembro de la orden del Imperio Británico o la Orden de Oro al mérito de la World Athletics.

Las primeras atletas campeonas olímpicas en cada prueba, de 1928 a 2008

El programa olímpico femenino en atletismo ha tenido una trayectoria dura y accidentada para conseguir igualar al masculino. En los Juegos de París de 2024, por primera vez en la historia, el programa masculino y femenino serán el mismo, con la excepción de la prueba combinada, que seguirá siendo heptatlón en categoría femenina, y las vallas cortas, que en mujeres son 100 m por 110 m en los hombres. El Comité Olímpico Internacional (COI), tras varios intentos, ha conseguido suprimir los 50 kilómetros marcha masculinos y los sustituye por un extraño maratón mixto de marcha.

El atletismo femenino se inició en los Juegos de 1928, celebrados en Amsterdam. Curiosamente fue en estos Juegos también donde se configuró el actual programa atlético masculino. En la entrada dedicada a estos Juegos, ya se habló de las primeras campeonas olímpicas de la historia del atletismo. Con un exiguo programa que incluía 100 m, 800 m, salto de altura, lanzamiento de disco y relevo 4 x 100 m, los primeros oros fueron respectivamente en cada una de estas pruebas la estadounidense Betty Robinson (1911-1999), la alemana Lina Radke (1903-1993), la canadiense Ethel Caterwood (1908-1987), la polaca Halina Konopacka (1900-1989) y las relevistas canadienses Ethel Smith (1907-1979), Bobbie Rosenfeld (1904-1969), Myrtle Cook (1902-1985) y Jane Bell (1910-1998). Tras finalizar los 800 m, algunas atletas terminaron muy afectadas en el suelo, sin duda con exceso de ácido láctico. El COI tomó la drástica decisión de eliminar esta prueba del programa. No se recuperaría hasta 1960.

En los siguientes Juegos, Los Ángeles 1932, se añadieron los 80 m vallas y el lanzamiento de jabalina. Curiosamente ambos oros fueron para la misma atleta, la portentosa Babe Didrikson (1911-1956). Didrikson superó su propia plusmarca mundial en la final de vallas. Además fue plata en el salto de altura. Tras los Juegos se dedicó al baloncesto, al béisbol y acabó siendo golfista profesional.

No hubo cambios en el programa hasta 1948, en los Juegos de Londres. Las nuevas pruebas fueron los 200 m, el salto de longitud y el lanzamiento de peso. Todas ellas se habían disputado ya en los primeros campeonatos de Europa, en 1938. En general, la Asociación Europea de Atletismo (EAA) siempre ha sido más innovadora que el COI, al menos en cuanto a incrementar el programa atlético femenino. La neerlandesa Fanny Blankers-Koen (1918-2004) fue la triunfadora absoluta de los Juegos con sus cuatro oros en 100, 200 m, 80 m vallas y relevo 4 x 100 m, convirtiéndose de paso en la primera campeona olímpica en 200 m. La pianista francesa Michelle Ostermeyer (1922-2001) hizo doblete en el lanzamiento de disco y en el de peso, primera vez olímpico, y ganó el bronce en el salto de altura. La húngara Olga Gyarmati (1924-2013) fue el primer oro en salto de longitud.

El programa femenino se mantuvo hasta 1960, con la reintroducción de los 800 m, que en el campeonato de Europa llevaban disputándose desde 1954. La ucraniana Lyudmila Shevtsova (1934), representando a la Unión Soviética fue la primera campeona de esta segunda y definitiva etapa. Había sido bronce en el Europeo de 1954. En 1964 se añadieron el pentatlón, oficial en el Europeo desde 1950, y los 400 m, que ya se habían disputado en el Europeo de 1958. La rusa Irina Press (1930-2004), representando a la Unión Soviética, campeona de 80 m vallas en 1960, fue la primera campeona en la combinada. En los 400 m, se llevó el oro la australiana Betty Cuthbert (1938-2017), que cuatro años antes había ganado los 100, los 200 y el relevo 4 x 100 m.

Las siguientes novedades no llegarían hasta 1972, con la incorporación de los 1500 m y del relevo 4 x 400 m y la sustitución de los 80 m vallas por los 100 m vallas. Las tres pruebas ya habían tenido lugar en el Europeo de 1969. La rusa Lyudmila Bragina (1943), representando a la Unión Soviética, fue la primera campeona de 1500 m. El relevo 4 x 400 m fue para el equipo de Alemania del Este formado por Dagmar Käsling (1947), Rita Künhe (1947), Heika Seidler (1949) y Monica Zehrt (1952), oro en la prueba individual. La también alemana del Este Annelie Ehrhardt (1950) se hizo con el primer oro de los 100 m vallas.

El tiempo pasaba y el COI continuaba reticente a hacer cambios en las pruebas femeninas. En 1974, la EAA introdujo los 3000 m en el Europeo, y en 1978 lo hizo con los 400 m vallas. Tuvieron, sin embargo, que pasar doce años para que el COI moviese ficha. En 1984, en Los Ángeles, se añadieron los 3000 m, el maratón, los 400 m vallas y se cambió el pentatlón por el heptatlón. Todas estas pruebas ya habían tenido lugar en el Europeo de 1982. La rumana Maricica Puică (1950) se impuso en un controvertido 3000, en el que la gran favorita del público, la estadounidense Mary Decker (1958) se quedó fuera por una caída. La otra favorita, la surafricana Zola Budd (1966), representando al Reino Unido, se hundió en la última vuelta abucheada por el público que la consideró culpable de la caída de Decker. Otra estadounidense, Joan Benoit (1957) obtuvo una gran victoria en un maratón de altísimo nivel, con la campeona mundial, la noruega Grete Waitz (1953-2011), segunda y la portuguesa campeona de Europa Rosa Mota (1957) tercera. La ausencia de las atletas del Este benefició a la marroquí Nawal El Moutawakel (1962), oro en 400 m vallas, y a la australiana Glynis Nunn (1960), ganadora del heptatlón.

El único cambio en 1988 fueron los 10 000 m. Curiosamente se mantuvieron los 3000 m. No se sustituyeron por los 5000 m hasta 1996. La ganadora fue la rusa, entonces soviética, Olga Bondarenko (1960), campeona de Europa de 3000 m y subcampeona de 10 000 dos años antes. En 1992 también hubo una sola novedad, los 10 kilómetros marcha, que, una vez más, ya habían sido oficiales en el Europeo de 1986. El oro fue para la china Chen Yueling (1969). Uno de los cambios en 1996 fue el ya referido de los 3000 por los 5000 m, donde se impuso otra china, Wang Junxia (1973), discípula de Ma Junren (1974), plusmarquista mundial de 3000 y 10 000 m, plata en esta prueba en estos Juegos. La otra novedad fue el triple salto, en el que venció la ucraniana Inessa Kravets (1966), campeona y plusmarquista mundial que en 2000 recibió una sanción de dos años por el uso de esteroides.

En 2000 se completaron los saltos y los lanzamientos, con el salto con pértiga y el lanzamiento de martillo. Además se disputaron los 20 kilómetros en lugar de los 10 kilómetros marcha. La antigua heptatleta estadounidense Stacy Dragila (1991), plusmarquista y campeona mundial, se impuso en el salto con pértiga. El lanzamiento de martillo fue para la malograda polaca Kamila Skolimowska (1982-2009), de diecisiete años. La china Wang Li Ping (1976) se hizo con el oro en los 20 kilómetros marcha, prueba en la que la española María Vasco (1975), bronce, se convertía en la primera atleta española medallista olímpica.

Finalmente, en los Juegos de 2008, celebrados en Pekín, se introdujeron los 3000 m obstáculos, cuya primera campeona fue la rusa plusmarquista mundial Gulnara Samitova Galkina (1978), que en la final se superó a sí misma y se convirtió en la primera mujer en correr la distancia por debajo de nueve minutos.

Tras su inclusión en el Europeo de 2018 y en el Mundial de 2019, el siguiente paso lógico tendría que haber sido hacer olímpicos los 50 kilómetros marcha femeninos. Sin embargo, la World Athletics, siguiendo presiones del COI, primero sustituyó la prueba en ambas categorías por los 35 kilómetros marcha, que tuvieron lugar en el Mundial y el Europeo de 2022. Pero esto tampoco ha convencido al COI, por lo que, como se ha indicado, en los Juegos de 2024 solo habrá la prueba individual de 20 kilómetros y un sorprendente maratón mixto de marcha por relevos, con dos relevistas, hombre y mujer. De momento no se sabe nada del decatlón femenino.

Primeras campeonas olímpicas en cada prueba

PruebaAtletaPaísMarcaAño
100 mBetty RobinsonEUA12.21928
200 mFanny Blankers-KoenNED24.41948
400 mBetty CuthbertAUS52.01964
800 mLina RadkeALE2:16.81928**
1500 mLyudmila BraginaURS4:01.381972
3000 m*Maricica PuicăRUM8:35.961984
5000 mWang JunxiaCHI14:58.881996
10 000 mOlga BondarenkoURS31:05.211988
MaratónJoan BenoitEUA2h24:521984
80 m v*Babe DidriksonEUA11.71932
100 m vAnnelie EhrhardtRDA12.591972
400 m vNawal El MoutawakelMAR54.611984
3000 m oGulnara Samitova GalkinaRUS8:58.812008
4 x 100 mCanadáCAN48.41928
4 x 400 mAlemania del EsteRDA3:22.951972
10 km marcha*Cheng YuelingCHI44:321992
20 km marchaWang LipingCHI1h29:052000
Salto de alturaEthel CaterwoodCAN1.5951928
Salto con pértigaStacy DragilaEUA4.602000
Salto de longitudOlga GyarmatiHUN5.6951948
Triple saltoInessa KravetsUCR15.301996
PesoMichelle OstermeyerFRA13.751948
DiscoHalina KonopackaPOL39.171928
MartilloKamila SkolimowskaPOL71.162000
JabalinaBabe DidriksonEUA43.691932
Pentatlón*Irina PressURS52461964
HeptatlónGlynis NunnAUS63901984
*Los 3000 m, 80 m vallas, 10 km marcha y pentatlón se sustituyeron respectivamente por los 5000 m, 100 m vallas, 20 km marcha y heptatlón

** Esta prueba no se volvió a celebrar hasta 1960. La primera campeona en esa segunda etapa fue Lyudmila Shevtsova (URS) 2:04.3

El otro atletismo de los Juegos Olímpicos de Berlín

Los Juegos Olímpicos de 1936, celebrados en Berlín, han pasado a la historia como sinónimo de Jesse Owens (1913-1980). La soberbia actuación del atleta estadounidense hizo que pasase algo desapercibido el otro atletismo unos Juegos con un nivel muy alto. El programa masculino disputado fue muy similar al actual, con la única excepción de la marcha, en que solo tuvieron lugar los 50 kilómetros. En cuanto al programa femenino, fue casi testimonial. El Comité Olímpico Internacional (COI) no acababa de promocionar el atletismo femenino y en Berlín, al igual que cuatro años antes en Los Ángeles, solamente hubo los 100 m, los 80 m vallas, el relevo 4 x 100 m, el salto de altura y los lanzamientos de disco y jabalina. Estados Unidos fue el gran triunfador del atletismo en los Juegos, con 25 medallas, 14 de oro, seguido de Alemania con 16 metales, 5 de oro, y de Finlandia, con 10, 3 oros. Se superaron 20 plusmarcas olímpicas, de las que 6 fueron también mundiales.

Estados Unidos hizo casi pleno en la velocidad, con los oros de Owens en 100 y 200 m, el del relevo 4 x 100 m y el de Archie Williams (1915-1993) en los 400 m. Esa misma temporada había superado las plusmarcas mundiales de las 440 yardas (402.34 m), 46.5, y de los 400 m al paso, 46.1. En la final olímpica se impuso por la mínima al británico Godfrey Brown (1915-1995). Aunque los tiempos oficiales fueron de 46.5 y 46.7, el cronometraje automático mostró que la diferencia real fue de 0.02, 46.66 frente a 46.68. También Estados Unidos dominó las vallas con las victorias de Forrest Towns (1914-1991) en los 110 m y de Glenn Hardin (1910-1975). Ambos eran plusmarquistas mundiales con 14.1 y 50.6 respectivamente. El primero igualó su plusmarca mundial en la semifinal. Poco después de los Juegos se fue a unos entonces impresionantes 13.7. Los estadounidenses resultaron derrotados por los británicos en el relevo 4 x 400 m. Sorprendió que presentasen un equipo sin Williams, sin Hardin y sin el medallista de bronce en la prueba lisa James LuValle (1912-1993).

Otro estadounidense ganaba, tras cuatro oros británicos consecutivos, los 800 m. John Woodruff (1915-2007), acreditado en 1:49.9, a 0.1 de la plusmarca mundial, venció en una final muy complicada, en la que, estando encerrado, se paró con 300 m de carrera y remontó hasta la primera posición. El canadiense Phil Edwards (1907-1971) se hacía con su quinta medalla de bronce en tres Juegos. Había sido bronce en 4 x 400 m en 1928 y 1932 y bronce en 800 y 1500 m en 1932. En los 1500 m tuvo lugar un gran duelo entre el anterior campeón olímpico, el italiano Luigi Beccali (1907-1990), el estadounidense plusmarquista mundial de la milla Glen Cunningham (1909-1988) y el neozelandés Jack Lovelock (1910-1949), resuelto a favor de este último con 3:47.8, plusmarca mundial, 0.6 menos que Cunningham, plata, y 1.4 menos que Beccali, bronce.

Los finlandeses voladores continuaban por entonces dominando el fondo mundial. Berlín no fue una excepción y Finlandia se hizo con los oros en 5000, 10 000 y 3000 m obstáculos. En 5000 m el oro fue para Gunnar Höckert (1910-1940), por delante del anterior campeón, su compatriota Lauri Lehtinen (1908-1973). El joven estadounidense Lou Zamperini (1997-2014), octavo, a 24 segundos del ganador, llamó la atención por su última vuelta de 56 segundos. Sirvió en la Guerra del Pacífico, unos años más tarde, donde sobrevivió a 47 días a la deriva y a dos años como prisionero de guerra. Las películas Unbroken (Angelina Jolie, 2010) y Unbroken: path to redemption (Harold Crock, 2018) cuentan la historia de este atleta. En los 10 000 m hubo triplete finlandés con Ilmari Salminen (1902-1986), Arvo Askola (1909-1975) y Volmari Iso-Hollo (1907-1969). Este último se haría con el oro en obstáculos, que ya había conseguido en 1932. Ese año también había sido plata en 10 000 m.

El coreano Sohn Kee-chung (1912-2002), plusmarquista mundial de la prueba, fue el ganador del maratón, con su compatriota Nam Seung-yong (1912-2001), en tercera posición. Sin embargo, en aquel momento Corea estaba bajo dominación japonesa. Ambos fueron obligados a competir con nombres japoneses, Son Kitei y Nan Shoryu, bandera e himno japoneses. En 1948, Sohn fue el portador de la bandera de Corea del Sur en la ceremonia de inauguración de los Juegos de Londres, si bien su gran momento llegó en los Juegos de 1988, celebrados en Seúl, cuando fue el encargado de entrar en el estadio con la antorcha olímpica. El británico Harold Witlock (1903-1985) fue oro en los 50 Km marcha.

En cuanto a los saltos, además del salto de longitud, ganado por Jesse Owens, los estadounidenses ganaron el salto de altura y el salto con pértiga. El plusmarquista mundial, 2.07 m, Cornelius Johnson (1913-1946) fue el primer campeón olímpico en superar 2 metros en la final. Ganó con 2.03 m. El salto con pértiga fue para Earie Meadows (1913-1992), con 4.25 m. Los japoneses Shuhei Nishida (1910-1997), segundo, y Sueo Oe (1914-1941), tercero, en prueba de su amistad, al llegar a casa llevaron sus medallas a un joyero, que las partió a la mitad y fundió cada mitad de una medalla con la mitad de la otra, de manera que cada uno de los amigos tuvo media medalla de plata y media de bronce. Fue otro japonés, Noto Tajima (1912-1990), el vencedor en el triple salto, con una nueva plusmarca mundial de 16.00 m.

En los lanzamientos, los alemanes mostraron un gran dominio, con tres de cuatro medallas de oro. Hans Woelke (1911-1943) se impuso en el peso con 16.20 m, prueba en la que el plusmarquista mundial Jack Torrance (1912-1969), 17.40 m, solo pudo ser quinto con 15.58 m. Karl Hein (1908-1982) fue oro en lanzamiento de martillo con 56.49 m y Gerhard Stöck (1911-1985), que había sido bronce en el lanzamiento de peso, derrotó a los finlandeses en el lanzamiento de jabalina, con 71.84 m. El estadounidense Ken Carpenter (1913-1984) se impuso en el disco. Su compatriota Glenn Morris (1912-1974) ganó el decatlón con nueva plusmarca mundial de 7900 puntos (7254 en la tabla de 1985).

Los oros del exiguo programa femenino se repartieron entre Estados Unidos, dos, los mismos que Alemania e Italia y Hungría, con un oro cada país. La estadounidense Helen Stephens (1918-1994) fue la ganadora de los 100 m, 11.5, por delante de la anterior campeona olímpica, la entonces polaca y más tarde estadounidense Stanisława Walasiewicz (1911-1980), también conocida como Stella Walsh, 11.7. Tras su muerte, en la autopsia se descubrió que padecía un estado intersexual, que, según las normas de la época, no le habría permitido competir en categoría femenina. Stephens cerró el relevo estadounidense 4 x 100 m que ganó la final con nueva plusmarca mundial de 46.9. La tercera posta de este relevo corrió a cargo de Betty Robinson (1911-1999), primera campeona olímpica de 100 m ocho años antes. Robinson pudo recuperarse de un gravísimo accidente de avión en 1931 y volver a ganar un oro olímpico. La italiana Ondina Valla (1916-2006) fue la ganadora en los 80 m vallas. La húngara Ibolya Csák (1915-2006) venció en el salto de altura con 1.60 m. La plusmarquista mundial de lanzamiento de disco, 48.31, la alemana Gisela Mauermayer (1913-1995) fue la campeona en esta prueba, 47.63 m. Otra alemana, Tillie Fleischer (1911-2005) se impuso en el lanzamiento de jabalina, 45.18 m.

Los Juegos de Berlín dejaron grandes momentos para la historia del atletismo. El olimpismo se volvería a reunir en 1940, en Tokio. Sin embargo, nada sucedería como se había planeado. Tokio renunció a organizar los Juegos en 1938. El COI designó entonces a Helsinki sede de los Juegos. La Segunda Guerra Mundial impidió que se celebrasen los Juegos de 1940 y los de 1944, adjudicados a Londres. Fue Londres la siguiente ciudad que organizó los Juegos, pero en 1948. Una de las pocas atletas que había participado en los Juegos de Berlín, la neerlandesa Fanny Blankers-Koen (1918-2004), fue la estrella de Londres, igualando el número de medallas de oro de Jesse Owens.

Reflexiones sobre la entrada número 300

Dado que esta entrada hace un número redondo, el 300, aparco esta semana la serie de los años 30, a la que falta escribir sobre El otro atletismo en los Juegos de Berlín, y me voy a dedicar a algo más personal, sobre el blog y sobre cómo surgió mi interés por la historia del atletismo. Desde siempre he disfrutado sobremanera aprendiendo Historia, así con mayúsculas. Como pongo en el encabezamiento de este blog Conocer el pasado permite comprender el presente, pese a que la Historia probablemente sea la disciplina más manipulada, de una forma absolutamente maniquea. El maniqueísmo vende explicaciones muy simples para problemas muy complejas y permite a la persona estar en el lado correcto de la Historia.

En el caso del atletismo, poco tiempo después de empezar a practicarlo, allá en marzo de 1983, con quince años, comencé a interesarme por los grandes atletas del pasado. Entonces las fuentes de información eran muy limitadas. Al poco, descubrí que había una revista especializada llamada Atletismo Español, pero no se vendía en los kioscos de Santiago de Compostela. Para el día a día de los resultados estaban las crónicas de Pedro Molero en el Marca y para los grandes logros de los atletas los reportajes de Ángel Cruz (1956) en As, pero estos no siempre se publicaban de forma programada. De modo que haciendo búsquedas, hablando con gente de atletismo, iba reuniendo alguna información. Recuerdo cómo amablemente el gran estadístico Alfonso Posada (1931-2022) me había facilitado los resultados, que hoy se consiguen dándole a un botón, de los Juegos de Montreal y de Moscú. También, en una ocasión, el delegado del atletismo de Santiago y juez, Jesús Alonso Braña (1944-2015), me había prestado unos cuantos ejemplares de Atletismo Español, que me parecieron un auténtico tesoro y que, por supuesto, le devolví. En el otoño de 1984 me llevé una doble alegría. En el kiosco que había debajo de mi casa, me quedé estupefacto cuando vi a la venta esta revista:

Rápidamente busqué los recursos económicos para hacerme con ella. Creo que hubo alguna época en que me la sabía de memoria. Lo mejor no fue conseguir la revista, sino que a partir de entonces todos los meses habría un número de Atletismo Español que caería en mis manos. Algunas semanas después, mi padre llegaba a casa con otro tesoro, el libro de José Luis López (1963), actual comentarista de atletismo en Movistar plus, que entonces contaba con tan solo 21 años. Se trataba de una completísima crónica, con todos los resultados y un detallado análisis de cada una de las competiciones del año olímpico de 1984, centrado en los Juegos de Los Ángeles.

José Luis López repitió en 1985, año milagro del 1500, con un anuario similar, que yo no conseguí. Entretanto, en Atletismo Español, Ángel Cruz comenzaba su Historia Mundial del Atletismo por entregas. Todos los meses, en el medio de la revista había ocho páginas extraíbles dedicadas a las hazañas de Jim Thorpe (1887-1953), de Paavo Nurmi (1897-1973) o de Jesse Owens (1913-1980), entre otros muchos.

En aquella segunda mitad de la década de los 80, el periodista de El Correo Gallego, el periódico local, Emilio Navaza (1948) me abrió las puertas de su sección y me permitió colaborar con ellos con publicaciones que le enviaba de vez en cuando. He de decir que, salvo alguna cuestión de estilo, nunca me modificó nada que lo que le mandé. Un punto de inflexión en cuanto a material sobre atletismo llegó en 1992, poco antes de los Juegos de Barcelona, con la publicación del mejor libro sobre la historia del atletismo mundial del maestro Roberto Quercetani (1922-2019), cuya primera edición en español, de mayo de 1992, se titulaba Historia del Atletismo Mundial 1860/1991. Para el aficionado al atletismo, el libro es absolutamente maravilloso. Con un estilo narrativo tremendamente ágil, uno se podía imaginar, antes de que existiese Youtube, carreras históricas como la final olímpica de 1500 m de 1968. Con crónicas completísimas y análisis muy detallados, no deja atrás ningún rincón del atletismo de élite desde los inicios.

La llegada de Internet, a mediados de los 90, junto con algunas escapadas a países de habla inglesa, me permitió conseguir mucho material interesante, como The complete book of the Olympics, de David Wallechinsky (1948), World Record Breakers in Track&Field Athletics, de Gerard Lawson (1958), Running with the Legends de Michael Sandrock (1948), o la biografía de Seb Coe (1956) Born to run, entre otros muchos. Por otro lado, la aparición de Youtube hizo posible que se pudiesen contemplar los vídeos de innumerables carreras del pasado. Inevitablemente, el surgimiento de los foros en Internet tuvo un sitio para el atletismo. En los primeros 2000, el club Paris puso en marcha uno en la página elatleta.com. Descubrí una sección titulada De quién hablamos. Se trataba de un concurso informal en el que el participante que hubiese acertado la pregunta anterior debía a su vez preguntar sobre un atleta, que tenía que cumplir determinados criterios, dando pistas sobre su trayectoria. El primero en acertar se llevaba el punto y tenía, a su vez, que preguntar por un nuevo atleta. Había que añadir una semblanza de cada atleta acertado. Unos cuantos nos hicimos adictos y sufrimos síndrome de abstinencia cuando por motivos de viaje nos teníamos que alejar del ordenador. No había entonces Internet en los móviles. Conocí muy buenos aficionados al atletismo. El concurso terminó de la mejor manera posible, con una cena de participantes en Madrid, el día de la reunión de Vallehermoso en 2005.

La tecnología continuó su avance. Los móviles comenzaron a tener Internet y aparecieron las redes sociales. En 2012, poco antes de los Juegos de Londres, mi amigo Ignacio Romo (1966), uno de los sabios patrios del atletismo, me invitó a unirme a Twitter. Mi opinión entonces de las redes sociales era bastante negativa. Me parecía el lugar donde muchos hacían pública su vida privada, a menudo con detalles demasiado personales. Finalmente vencí mis reticencias y me abrí una cuenta en Twitter, pero con el mismo alias que en De quién hablamos, Luis Montes. Luis Montes es el Comisionado Lunar saliente de la novela de Isaac Asimov (1920-1992) Los propios dioses, en mi opinión la mejor del autor, que, por cierto, estoy releyendo estos días por cuarta vez. Enseguida comencé a seguir a buenos aficionados al atletismo, muchos de ellos viejos conocidos en De quién hablamos.

Tras algún tiempo en Twitter hubo quien me sugirió hacer un blog sobre atletismo. Era una idea que llevaba tiempo rondando por mi cabeza, pero no estaba seguro de tener la constancia suficiente para mantenerlo. Tras darle algunas vueltas, decidí intentarlo. El 17 de julio de 2016 se publicaba la primera entrada del blog Historias del atletismo. En parte elegí este nombre como muestra de respeto al blog de Juan de Juan Historias de España, que sigo desde hace unos 15 años. La primera entrada fue sobre la Milla del siglo, el duelo en los Juegos de la Commonwealth de 1954 entre el británico Roger Bannister (1929-2018), primer atleta en correr la milla por debajo de 4 minutos, unos meses antes, y el australiano John Landy (1930-2022), quien superó el tiempo de Bannister pocos días después de la histórica carrera. Desde entonces he ido publicando entradas hasta hoy, que hace la número 300. En los últimos tres años escribo al menos una entrada por semana, con una media de algo menos de 100 visitas diarias. Este número es muy variable. Las visitas suben en agosto y marzo y bajan a finales de año. En el momento en que escribo esto, el número total de visitas es de 168 175. La más leída es una de las primeras, Cuando el atletismo tenía otros valores: Ezekiel Kemboi y Chris Brasher, sobre la injusta descalificación del keniano Ezekiel Kemboi (1982) en la final olímpica de obstáculos de 2016. Este hecho contrastaba con lo ocurrido sesenta años antes, cuando también se descalificó al ganador de los obstáculos, el británico Chris Brasher (1928-2002), pero los jueces se vieron obligados a recalificarlo, bajo amenaza de que los rivales del británico no subirían al podio en caso contrario. En general los temas que generan controversia son los que más se leen. Algo que me alegra sobremanera es que las dos entradas sobre mi entrenador, Maríano García Verdugo (1948), una biografía y una entrevista, se encuentran entre las más leídas. En el lado contrario hay algunas entradas que me han llevado mucho tiempo y que apenas han suscitado interés.

No puedo dejar de recordar a un lector que ya no está con nosotros, el antiguo lanzador de martillo Ángel Berruezo (1961-2023). Cuando me retrasaba en la publicación semanal enseguida me llamaba para ver si había sucedido algo y era el primero en retuitear.

Muchas gracias a todos mis lectores por su interés en el blog. Sin duda, el ver que lo que escribo interesa junto con lo bien que me lo paso escribiendo me motiva para seguir. He de confesar que algún domingo me levanto sin tener claro de lo que voy a escribir, pero siempre acabo encontrando algún tema interesante. Es un placer interaccionar con los que más saben de atletismo.

Jesse Owens y los Juegos Olímpicos de 1936

El 26 de abril de 1931 el Comité Olímpico Internacional (COI) se reunía en Barcelona para designar la sede de los Juegos Olímpicos de verano de 1936. Era la segunda y última vez que el COI se reunía en una ciudad candidata para organizar los Juegos, puesto que Barcelona era la ciudad favorida para hacerse con la designación. Contaba con el moderno estadio de Montjuic, inaugurado en 1929, con una capacidad para 60 000 espectadores, solo superada en aquel momento por el estadio londinense de Wembley. Su única contrincante era la ciudad de Berlín, previamente encargada de los Juegos de 1916 que no se celebraron por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Contra pronóstico, la capital de Alemania ganó holgadamente la votación, 43-16. Quizá el que España hubiese cambiado de régimen unos días antes tuviese algo que ver. En Alemania, la República de Weimar estaba agonizando. El 30 de enero de 1933, el líder del Partido Nacional Socialista, Adolf Hitler (1889-1945) se hacía con la cancillería de la República, que llevó progresivamente a su defunción y su sustitución por un régimen totalitario. Pese al ascenso de los nazis al poder, el COI mantuvo la sede de los Juegos, luego de que Hitler asegurase que no habría discriminación a los deportistas judíos, algo que ya empezaban a hacer en Alemania. El atletismo tendría lugar en un nuevo estadio con capacidad para 100 000 espectadores. Los Juegos se celebrarían del 1 al 16 de agosto.

En estas circunstancias, el SS Manhattan, un moderno crucero, zarpaba de Nueva York el 15 de julio de 1936, con los 382 deportistas estadounidenses que tomarían parte en los Juegos de Berlín, entre ellos Jesse Owens (1913-1980), que esperaba colgarse las medallas de oro de los 100, los 200 m y el salto de longitud. Nueve días más tarde, el 24 de julio, el barco atracaba en Bremerhaven, en el mar del Norte. Unas horas más tarde la expedición estadounidense se encontraba en Berlín. La tarea que aguardaba a Owens era titánica. Inicialmente en cuatro días tendría que disputar cuatro rondas de 100 m, cuatro rondas de 200 m, junto con la ronda previa y la final de salto de longitud. Al principio no sabía que tendría que disputar también el relevo 4 x 100 m. La clasificación de longitud estaba separada 15 minutos de las series de 200 m, y los cuartos de final de 200 m, 45 minutos de la final de salto de longitud.

El 2 de agosto comenzaba el periplo de Owens en los Juegos de Berlín con la primera ronda de los 100 m. Se impuso en la duodécima y última serie con 10.3, que igualaba la plusmarca olímpica. La tarde de ese día registró 10.2 ventosos, también mejor tiempo de la ronda. Al día siguiente, a las 15:30, se hacía con la primera semifinal, 10.4 ventosos, mientras su compatriota Ralph Metcalfe (1910-1978) ganaba la segunda con 10.5. En la final, a las 17:00, Owens, por la calle 1 no dio opción. Hizo la salida más rápida y, aunque Metcalfe fue remontando, no pudo alcanzar la primera posición. El tiempo de Owens, 10.3, fue 0.1 mejor que Metcalfe.

El 4 de agosto, a las 10:30, tenía lugar la clasificación del salto de longitud. La distancia para acceder a la final era 7.15 m, sobre el papel muy fácil para Owens. Pero las cosas se le complicaron. Pensando que todavía estaba en el calentamiento, un salto que él creía de prueba se contó como nulo. Su segundo intento resultó también nulo. Se encontraba en un serio problema. Se cuenta la historia, apócrifa, de que entonces se le acercó el alemán Lutz Long (1913-1943), quien le aconsejó que retrasase la batida. Owens se clasificó con unos excelentes 7.64 m, el mejor salto con diferencia de los participantes. La final, el mismo 4 de agosto por la tarde, fue un magnífico duelo entre Owens y Long. Al terminar la tercera ronda. El estadounidense ocupaba la primera posición con 7.87 m, pero el alemán estaba muy cerca, 7.84 m. Tras un nulo de Owens en la cuarta ronda, Long igualaba a Owens en el quinto intento, y se colocaba líder al tener un mejor segundo salto. Owens respondió con 7.94 m, a falta de un intento. Long cerraba la competición con un nulo, mientras Owens, ya campeón, se iba a 8.06 m, ventosos. Long fue el primero en felicitar calurosamente a Owens. Los dos atletas desarrollaron una honda y sincera amistad. El estadounidense siempre valoró que su rival se mostrase tan cercano a él en la Alemania de la discriminación racial. Ambos se cartearon hasta la muerte de Long, en 1943 en el frente de Italia en la Segunda Guerra Mundial. Owens sintió profundamente la muerte de su amigo y siguió en contacto con su familia.

Los 200 m fueron la prueba que Owens ganó con más autoridad. Las dos primeras rondas se mezclaron con la clasificación y la final de salto de longitud el 4 de agosto. Aun así realizó 21.1 y 21.1v en las series y los cuartos de final, en ambos casos mejor marca de los participantes y plusmarca olímpica. El 5 de agosto a las 15:05 se corrieron las semifinales. El estadounidense Mack Robinson (1914-2000) ganó la primera con 21.1, mientras Owens se imponía en la segunda con 21.3. En la final, ese mismo día a las 18:00 Owens fue muy superior. Ganó el oro con 20.7, 0.4 menos que Robinson.

La participación de Owens tendría que haber terminado ese 5 de agosto. Ese día, preguntado el entrenador del relevo estadounidense Lawson Robertson (1883-1951) si se incluiría a Owens en el cuarteto de 4 x 100, dejó claro que Owens ya había ganado suficientes medallas y que los componentes del relevo serían los que habían entrenado para ello, es decir, Sam Stroller (1915-1985), Marty Glickman (1917-2001), Frank Wykoff (1909-1980) y la duda entre Foy Draper (1911-1943) y Ralph Metcalfe. Dos días después Robertson había cambiado de opinión y excluyó a Stroller y Glickman del equipo, dando entrada a Owens y Metcalfe. Alegó que las otras delegaciones querían ver a los mejores en el relevo, algo que él mismo no puso en práctica en el relevo 4 x 400 m. Probablemente la verdadera razón fue que los atletas sustituidos eran judíos y la organización alemana recomendaba que los deportistas de esta etnia no tomasen parte en los Juegos. De esta manera, haciendo el primer relevo, tanto en la serie como en la final, Owens ganó su cuarto oro. En la serie los estadounidenses, con 40.0 igualaron la plusmarca mundial. En la final se superaron con 39.2.

Otra historia apócrifa es que, tras haber saludado a los vencedores de las pruebas anteriores, Hitler salió del estadio para no saludar a Owens en la final de 100 m. Los nazis consideraban que los atletas de raza negra eran subhumanos y no acababan de entender que los estadounidenses contasen con ellos. Sin embargo, ese día Hitler no había saludado a ninguno de los ganadores. De hecho, Owens se ganó al público alemán y se sintió bien tratado en Alemania. Fue mucho más crítico con la discriminación legal en su país y con que el presidente Franklin Delano Roosevelt (1882-1945) ni le enviase un telegrama de felicitación.

Pese a que se convirtió en una celebridad, la carrera atlética de Owens terminó abruptamente cuando su federación lo sancionó por no ir con el equipo estadounidense a un encuentro en Suecia. Owens prefirió volver a Estados Unidos para tomar parte en actividades más lucrativas. Tuvo numerosos trabajos, que combinaba con exhibiciones en que corría contra caballos, perros y motocicletas. Trabajó en la campaña del candidato republicano Alf Landon (1887-1987) a la presidencia de Estados Unidos en 1936. No encontró estabilidad financiera hasta que en los años 50 abrió una agencia de publicidad. En 1955 el presidente Dwight David Eisenhower (1890-1969) lo nombró embajador de buena voluntad para promover los valores del deporte por todo el mundo. En 1968 no apoyó en la forma las reivindicaciones de Tommie Smith (1944) y John Carlos (1945) sobre la discriminación racial en el deporte en el podio olímpico de los 200 m, si bien rectificó en 1972. Murió el 31 de marzo de 1980 de un cáncer de pulmón. En 1984, su compatriota Carl Lewis (1961) conseguía en los Juegos de 1984 repetir la hazaña de Owens en Berlín. Preguntado por su predecesor, Lewis contestó que él solo era un hombre, mientras que Owens era un mito.