Janis Lusis, el atleta conciliador

Acaba de dejarnos el atleta letón Janis Lusis, uno de los mejores lanzadores de jabalina de la historia, campeón de Europa en 4 ocasiones y trimedallista olímpico, con una presea de cada color. Lusis había nacido en la localidad letona de Jelgava el 19 de mayo de 1939. De niño vio cómo los soldados alemanes que habían invadido su país asesinaban a su padre en 1944. Pese a ello, nunca guardó ningún resentimiento hacia Alemania. De hecho uno de sus mejores amigos fue su rival germano Klaus Wolfermann (1946).

Lusis apareció en la escena internacional en 1961, cuando fue el 10º mejor lanzador de jabalina de ese año con un mejor marca de 81.01 m con la jabalina antigua. El líder de la temporada fue el italiano Carlo Lievore (1937-2002) con 86.74 m, entonces plusmarca mundial. Ambos se enfrentaron al año siguiente en el campeonato de Europa de Belgrado. El italiano parecía en buena forma, tras realizar la mejor marca de los participantes en la clasificación, pero en la final solo pudo ser 6º. Lusis se fue a 82.04 m y ganó con más de 4 m de ventaja sobre el segundo. A finales de esa temporada mejoró su marca hasta 86.04 m, el mejor lanzamiento de ese año.

Dos años después, en los Juegos Olímpicos de Tokio, el gran favorito era el noruego Terje Pedersen (1943), que un mes antes se había ido a unos extraordinarios 91.72 m. Pero el nórdico no cumplió las expectativas y se quedó a 21 cm de pasar a la final, donde sí estaba Lusis. Bajo una lluvia considerable, aderezada con viento cambiante, el letón, representando a la Unión Soviética, se colocó líder con 80.57 m en su segundo lanzamiento. No mejoró y en la cuarta ronda se vio superado por el finlandés Pauli Nevala (1940) con 82.66 y por el húngaro Gergely Kulcsár (1934), con 82.32. Ya no habría cambios y Lusis se hizo con la medalla de bronce. Dos años después, en el campeonato de Europa de Budapest, fue Lusis quien derrotó a los atletas que le precedieron en Tokio, al renovar su título de campeón con unos buenos 84.48 m.

El año olímpico de 1968 fue el mejor año deportivo de Lusis. El 25 de junio superaba por primera vez la plusmarca mundial, con 91.98. Era el gran favorito para el oro olímpico en México. Enseguida se colocó en la cabeza de la prueba, con 86.34 m, 4 cm por delante del finlandés Jorma Kinnunen (1941-2019). Las posiciones se mantuvieron hasta que Kinnunen llevó su marca personal hasta 88.58 m en la última ronda. Lusis tenía una única oportunidad, pero no la desaprovechó y se proclamó campeón olímpico con 90.10 m.

Kinnunen superó la plusmarca mundial de Lusis en 1969 con 92.70 m. Sin embargo en el campeonato de Europa de ese año, hubo un primer intento de hacer el Europeo bianual, su actuación fue discreta. Ocupó la 10ª posición, mientras Lusis conseguía su tercer oro, con unos excelentes 91.52 m, por delante de su viejo rival Nevala. Dos años después, en 1971, volvía a celebrarse el campeonato de Europa y Lusis hizo repóker de oros. Poco antes de los Juegos Olímpicos de 1972, el letón recuperaba la plusmarca mundial al lanzar 93.80 m. Era el gran favorito para repetir el oro olímpico, aunque, sobre el papel, tendría la resistencia de Klaus Wolferman, que una semana antes de los Juegos había lanzado 90.41. No hubo sorpresas y ambos se plantaron en la final sin problemas. Lusis empezó muy fuerte con 88.88 m en su primer intento, aunque Wolfermann no lo hizo mal, con 86.68 m. Lusis mejoró en el tercer intento con 89.54 m. El alemán añadió suspense en el cuarto, al acercarse con 88.40 m. En la quinta ronda Wolferman hacía marca personal de 90.48 m y se colocaba en cabeza. Lusis se encontraba con una situación parecida a la de 4 años antes en México, si bien aquí tendría dos oportunidades de superar al líder, al que le quedaba un intento. Su quinto lanzamiento fue el peor de la serie con 81.66. Wolfermann hizo 84.70 m en el último intento. Lusis realizó un lanzamiento larguísimo, pero insuficiente. Fue segundo con 91.46 m.

Lusis continuó en activo una olimpíada más. Fue 6º en el Europeo de 1974 y 8º en los Juegos Olímpicos de 1976, donde otro grande de la jabalina, y que además diseñaba artefactos, el húngaro Miklós Németh (1946) derrotó a Wolferman y consiguió el título. Casado con la campeona olímpica de lanzamiento de jabalina, Elvira Ozolina (1939), el hijo de ambos, Voldemar (1974) fue olímpico en la misma prueba que sus padres en 2000 y 2004. De 1962 a 1974, estuvo siempre entre los 7 primeros de la lista del año, 9 veces en primera posición, una vez segundo, quinto, sexto y séptimo. Lusis también probó el decatlón. Su mejor puntuación de 7764 le permitió se 5º mundial en 1962. El pasado 29 de abril a causa de un cáncer se iba el considerado uno de los mejores lanzadores de jabalina de todos los tiempos.

 

Y el coronavirus se llevó a Donato Sabia

Aunque la Humanidad lleva padeciendo plagas desde el principio de los tiempos, a nuestra sociedad, que disfruta de una prosperidad inédita en la historia, esta terrible pandemia del COVID 19 nos ha sorprendido. Habíamos relegado la muerte a un segundo plano. Ni nos imaginábamos que una enfermedad infecciosa nos podría cambiar la vida. Y, sin embargo, aquí estamos, con medio planeta confinado en sus casas y decenas de miles de muertos, de los que sus familias no se pueden ni despedir en la mayoría de los casos. El mundo del atletismo, como no puede ser de otra manera, no es ajeno a esta tragedia. Aunque hace dos días nos alegrábamos por la recuperación del antiguo atleta y aún entrenador Josep Molins (1933), hace unos días nos entristecíamos por la muerte de Santiago Llorente (1958-2020), subcampeón mundial junior de campo a través en 1977 y campeón de España de 10 000 m en 1986, y hoy hemos sabido de la desaparición de Donato Sabia (1963-2020), un notable corredor italiano de 800 m de los años 80.

Donato Sabia había nacido en Potenza, una ciudad de 70 000 habitantes del Sur de Italia, el 11 de septiembre de 1963. Comenzó combinando los 400 y los 800 m. En 1982, en categoría sub20, corría las dos vueltas en 1:47.29. Mejoró al año siguiente hasta 1:46.62. Ese año formó parte del cuarteto de 4 x 400 italiano que ocupó la 5ª plaza en el Mundial de Helsinki.

El año olímpico de 1984 fue el mejor de su vida. En invierno se proclamó campeón de Europa en sala de 800 m.

Ya en la temporada estival estableció una mejor marca mundial en la inusual distancia de 500 m con 1:00.08. Poco después realizaba su mejor tiempo de siempre en 800 m, 1:43.88, muy cerca de la plusmarca italiana de Marcello Fiasconaro (1949) de 1:43.7.

Acudió a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles con muy poca experiencia internacional. Sin embargo, en una durísima competición de muy alto nivel, consiguió entrar en la final. Fue 3º en la primera ronda con 1:47.04, 2º en cuartos de final con 1:44.90 y 4º, con 1:45.96 en la táctica segunda semifinal. En la final, marcada por el duelo entre el fenómeno brasileño Joaquim Cruz (1963) y el recuperado británico Sebastian Coe (1956), Sabia ocupó una excelente 5ª posición con 1:44.53.

Con tan solo 20 años, el futuro parecía pertenecerle, pero los problemas físicos, omnipresentes en el deporte, cortaron su progresión. Tras unos años muy complicados, consiguió recuperarse en 1988 y con una marca de 1:45.28 acudió a los Juegos de Seúl. Su rendimiento volvió a ser excelente. Era la última vez que se disputaban 4 rondas en unos Juegos. Su camino a la final fue 3º en la primera ronda con 1:47.84, 1º en su serie de cuartos de final con 1:46.58 y 3º en la primera semifinal con 1:44.90, su mejor marca desde 1984. En la final, ganada por el desconocido keniano Paul Ereng (1967), ocupó la 7ª posición con 1:48.03.

Pese a su edad de 24 años, su cuerpo no le permitió mucho más y se retiró a principios de los años 90. Había ingresado hacía unos días en el Hospital de San Carlos de su ciudad natal, aquejado de neumonía por COVID10. Desgraciadamente el proceso se complicó hasta su fallecimiento hoy 8 de abril. Unos días antes se había muerto su padre. Según el Comité Olímpico Italiano (CONI), se trata del primer finalista olímpico que se lleva esta enfermedad. Ojalá fuese el último.

Sirvan estas líneas como un sencillo homenaje a los que nos están dejando por esta pandemia y a todos sus familiares.

1948, Londres recupera los Juegos Olímpicos

En junio de 1939, el Comité Olímpico Internacional (COI) otorgó a Londres la organización de los Juegos Olímpicos de 1944. La capital del Reino Unido se había impuesto a Roma por 20 votos a 11. Detroit y Lausana habían obtenido respectivamente 2 y 1 voto. El 1 de septiembre de ese mismo año, la invasión alemana de Polonia marcó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la guerra más mortífera de la historia. A diferencia de los Juegos de la Antigüedad, no hubo tregua, y los modernos Juegos Olímpicos de 1940 y de 1944 no tuvieron lugar. Tras el final de la Guerra, en 1945, Londres no parecía la ciudad más adecuada para ser sede olímpica en 1948. Durísimamente castigada por la aviación alemana, la ciudad había perdido a 30 000 de sus habitantes, fallecidos, y decenas de miles de edificios se hallaban en ruinas. La contienda había costado al Reino Unido la cuarta parte de su riqueza. Aunque varias ciudades estadounidenses habían manifestado su deseo de organizar los Juegos, el COI se inclinaba por alguna ciudad europea. Las opciones más claras parecían Estocolmo o Lausana, de países que habían permanecido neutrales, o, incluso, París, que había salido bastante bien parada de la invasión alemana. Sin embargo, los buenos oficios de Lord Burghley (1905-1981), campeón olímpico de 400 metros vallas en 1928 y presidente de la Federación Británica de Atletismo (AAA), llevaron finalmente al COI a designar a Londres como sede olímpica para los Juegos de 1948. Era una forma de reinvidicarse tras la guerra y de subir la moral de la población. La ciudad se las arregló con lo que tenía. No se construyó ninguna instalación nueva.

El atletismo europeo, no obstante, ya se había reorganizado recuperando en 1946 los Campeonatos de Europa, cuya sede fue el mítico estadio Bislett de Oslo. Pese a los años de guerra la competición fue un éxito. Se superaron nada menos que 11 plusmarcas de los campeonatos. Los grandes vencedores fueron los suecos, con 22 medallas, 11 de oro, seguido de los soviéticos con 17 medalla, 6 de oro. Algunos de los triunfadores de Londres se dejaron ver el Oslo, como el checoslovaco Emil Zátopek (1922-2000), 5º en los 5000 m, o la neerlandesa Fanny Blankers-Koen (1918-2004), oro en 80 m vallas y en el relevo 4 x 100. Tal vez el gran protagonista de este Europeo fue el británico de 32 años Sydney Wooderson (1914-2006). Wooderson había sido campeón de Europa de 1500 m en la anterior edición de 1938. También en su momento había poseído las plusmarcas mundiales de 800 m, 800 yardas y la milla. Tras la guerra fue capaz de volver a ganar un oro continental, esta vez en 5000 m con 14:08.6, segunda mejor marca de siempre en ese momento. Los 10 000 m vieron la victoria del último de los finlandeses voladores, el plusmarquista mundial de la distancia Viljo Heino (1914-1998). Aunque España no participó, un atleta nacido en Huelva, el francés Raphaël Pujazón (1918-2000) se hizo con el oro en los obstáculos.

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Estadio Bislett en 1946. By Widerøes Flyveselskap / Vilhelm Skappel – Oslo byarkiv: image no. A-20027/Ua/0002/077 (Oslo byarkiv), via oslobilder.no., CC BY-SA 3.0 no, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2193757

 

Estos buenos resultados en el Europeo presagiaban que, pese a la precaria situación del mundo, los Juegos podrían ser un éxito. Acudieron 4104 deportistas de 59 países para 19 deportes. No se invitó ni a Alemania, ni a Japón. La Unión Soviética declinó su participación. Las pruebas atléticas tuvieron lugar en el Estadio del Imperio, con capacidad para más de 100 000 espectadores, construido en 1922. Posteriormente se llamó Estadio Wembley, hasta su demolición en 2003. En la actualidad hay otro estadio con el mismo nombre. La competición comenzó el 30 de julio y terminó el 14 de agosto. Tomaron parte 745 atletas de 53 países. Estados Unidos encabezó el medallero, con 27 metales, 12 oros, seguidos de Suecia, con 13 medallas, 6 de oro. No hubo ninguna plusmarca mundial, pero se superaron 14 plusmarcas olímpicas.

 

Empire Stadium
Estadio del Imperio, posteriormente Wembley, en 1948 https://britainfromabove.org.uk/en/image/EAW018311

 

La gran triunfadora de los Juegos fue Fanny Blankers-Koen. Ya con 30 años, la neerlandesa ganó las 4 carreras que tuvieron lugar en la categoría femenina, 100 m, 200 m, 80 m v y el relevo 4 x 100 m, igualando la hazaña de Jesse Owens (1913-1980) de los Juegos de 1936. La pianista francesa Michelle Ostermeyerer (1922-2001) fue la única otra atleta, hombre o mujer, que repitió oro en una prueba individual, al hacerse con la victoria en los lanzamientos de peso y disco.

Uno de los grandes duelos de los Juegos fue el que llevaron a cabo el estadounidense Mal Whitfield (1924-2015) y el jamaicano Arthur Wint (1920-1992). Whitfield derrotó a Wint en un muy disputado 800, mientras el jamaicano le devolvió la pelota en los 400 m, donde el estadounidense fue bronce. Se esperaba que desempatarían en el relevo 4 x 400, pero una mala entrega de los jamaicanos provocó que se quedasen fuera. Tendrían que esperar 4 años para superar a los estadounidenses.

Otro gran duelo tuvo lugar en los 5000 m entre Emil Zátopek y el belga Gaston Reiff (1921-1992). Zátopek había ganado los 10 000 m sin oposición, con casi 50 segundos de ventaja sobre el francés Alain Mimoun (1921-2013). Se esperaba que repitiese en los 5000 m, pero un trepidante final del Reiff relegó al checoslovaco a la segunda posición.

La velocidad y las vallas tuvieron un dominio total de los atletas estadounidenses. El favorito para ganar el oro en los 110 metros vallas, Harrison Dillard (1923-2019) no consiguió clasificarse para los Juegos en esta prueba. Sí lo hizo en los 100 m, donde se impuso contra todo pronóstico. Mel Patton (1924-2014) se hizo con la victoria en los 200 m, William Porter (1926-2000) encabezó el triplete estadounidense en las vallas altas y Roy Cochran (1919-1981) se llevó el oro en las bajas.

Otro país que hizo triplete fue Suecia en los 3000 m obstáculos, con la victoria de Tore Sjöstrand (1921-2011). En los 1500 m se echó de menos a Günder Hägg (1918-2004) y Arne Andersson (1917-2009), sancionados a perpetuidad por profesionalismo. Pese a ello, los atletas suecos hicieron doblete con Henry Eriksson (1920-2000) en lo más alto del podio.

En el maratón, Delfo Cabrera (1919-1981) se convirtió en el segundo argentino en ganar el oro en esta prueba, tras superar al agotadísimo líder de la prueba, el belga Étienne Gailly (1922-1971), en el propio estadio a falta de 400 m. Su compatriota, Juan Carlos Zabala (1911-1983), había ganado en 1932.

En los concursos destacó el triplete estadounidense en lanzamiento de peso, con victoria de Wilbur Thompson (1921-2013) y plusmarca olímpica  y el lanzador de disco italiano Adolfo Consolini (1917-1969) , oro también con plusmarca olímpica.

En el decatlón se produjo una gran sorpresa cuando el inexperto estadounidense de 17 años Bob Mathias (1930-2006) se proclamó campeón olímpico, título que repetiría 4 años más tarde.

En cuanto a España, que continuaba sufriendo los efectos de la Guerra Civil y el aislamiento internacional, envió un equipo de 8 atletas: José Luis Adarraga (1923-1990) en 800 y 1500 m, Gregorio Rojo (1920-2006) en 5000 y 10 000 m, Constantino Miranda (1925-1999) en 10 000 m y 3000 m obstáculos, Félix Erausquin (1907-1987) en lanzamiento de disco, Pedro Apellaniz (1924-2013) en lanzamiento de jabalina y Enrique Villaplana (1914-1983) en 50 Km marcha. En Londres se produjo un hito histórico para el atletismo español, pues se consiguió el primer finalista de la historia con el 8º puesto de Constantino Miranda, que bien pudieron ser dos, pues Villaplana fue 9º en la prueba larga de marcha a 19 segundos del 8º puesto.

Londres consiguió recuperar los Juegos, que con el paso del tiempo se irían convirtiendo en un enorme espectáculo mediático y de masas. En aquella ciudad, destruida por las bombas, los llamados Juegos de la austeridad (y se podría añadir de la dignidad) consiguieron que el movimiento olímpico tuviese continuidad