Michael Johnson, único doble campeón olímpico de 200 y 400 metros (y II)

En 1996, el estadounidense Michael Johnson (1967) dominaba a placer los 200 y los 400 metros. Había conseguido nada menos que seis oros en los campeonatos del mundo al aire libre, dos en 200 m, dos en 400 m y dos en el relevo 4 x 400 m. Sin embargo, todavía le faltaba un oro olímpico individual. En 1992, una infección alimentaria lo había dejado fuera de la final de los 200 m, si bien ganó en oro en el relevo 4 x 400 m. Tampoco había superado las plusmarcas mundiales de sus pruebas individuales favoritas, aunque estaba muy cerca, a 0.07 de los 19.72 del italiano Pietro Mennea (1952-2013) en 200 m y a 0.10 de los 43.29 de su compatriota Harry Butch Reynolds (1964) en la vuelta a la pista. En el Mundial de 1995 demostró que podía ganar los dos oros de las pruebas individuales y el del relevo largo, de manera que planificó su temporada para hacer lo mismo en los Juegos Olímpicos de Atlanta.

Comenzó corriendo algunas competiciones en pista cubierta. Su mejor marca fue 44.66, a 0.03 de su plusmarca mundial. Al aire libre comenzó muy fuerte con 44.41 en abril y 19.83 en mayo. En las pruebas de selección olímpica se impuso con 43.44 en los 400 m, mientras Reynolds era segundo con 43.91. En los 200 m su superioridad fue aun más manifiesta. Hizo 19.70 en las semifinales, que no se pudo homologar por un viento a favor a 2.7 m/s. En la final con viento legal, consiguió superar por fin la plusmarca mundial de Pietro Mennea, al terminar en 19.66, 0.47 menos que Jeff Williams (1965), y 0.48 mejor que el campeón olímpico Mike Marsh (1967). Un mes más tarde comenzaban los Juegos. Johnson no tuvo rival en los 400 m. No consiguió mejorar su marca, pero sí ganar con plusmarca olímpica, 43.49, casi un segundo menos que el británico Roger Black (1966), plata con 44.41. En los 200 m tampoco dio opción. El namibio Frankie Fredericks (1967) hizo unos buenos 19.98 en la segunda semifinal, mientras Johnson ganaba la primera con 20.27. Parecía que podría haber cierta competencia, pero a la hora de la verdad, y aunque ambos hicieron la mejor carrera de su vida, el estadounidense fue muy superior. Ganó el oro superando su anterior plusmarca mundial, 19.32. Fredericks, con 19.68, pasaba a ser el segundo mejor atleta de siempre. Con este logro, Johnson se convertía en el primer atleta en ganar las dos pruebas individuales. En categoría femenina ya lo habían conseguido la estadounidense Valerie Brisco-Hooks en 1984 y la francesa Marie-José Pérec (1968) en 1992.

No pudo, sin embargo, Johnson igualar su actuación en el Mundial del año anterior, ya que una lesión le impidió tomar parte en el relevo 4 x 400 m. Se recuperó en la temporada y aún hizo tres carreras más. Dos 400, con victoria y un 200 en el que perdió contra Fredericks, 19.97 frente a 20.02.

En 1997 surgió la polémica sobre quién era el hombre más rápido del mundo, si el canadiense campeón olímpico de 100 m Donovan Bailey (1967) con su plusmarca mundial de 9.84 o Johnson con sus 19.32. Se organizó una carrera de 150 m en Toronto el 1 de julio de ese año. El estadounidense no terminó pues se lesionó en el medio de la competición, mientras Bailey hacía 14.99. Johnson se recuperó para defender su título de campeón del mundo de 400 m. Es esta última etapa de su carrera atlética, aunque siguió tomando parte en carreras de 200 m, no volvió a la gran competición en esta distancia. La IAAF, hoy World Athletics, había decidido invitar a los campeones de la edición anterior, a mayores de los tres atletas autorizados por país y por prueba. Esto permitió a Johnson participar, pues no se había recuperado de la lesión cuando se celebraron las pruebas de clasificación. Volvió a ganar con 44.12, su mejor marca ese año, por delante del ugandés David Kamoga (1968). No disputó el relevo, donde el equipo estadounidense resultó descalificado a posteriori en 2009, tras la confesión de uno de sus miembros, Antonio Pettigrew (1967-2010), de que se había administrado hormona del crecimiento de 1997 a 2003.

En 1998, sin grandes campeonatos, Johnson realizó 43.68, mejor marca del año. La temporada siguiente, ya con treinta y un años, conseguiría el logro que le faltaba. Johnson se presentó en Sevilla, donde se celebraba el Mundial al aire libre, con una mejor marca de 43.92. Solo había corrido cuatro pruebas de 400 m, de las que en una ocasión se retiró. Su actuación fue un monólogo, con el resto de los atletas peleando por la segunda plaza. Fue el único atleta que bajó de 44 segundos, pero a lo hizo en semifinales, 43.95. En la final corría contra el cronómetro, que paró en una nueva plusmarca mundial de 43.18. Lejano segundo fue el brasileño Sanderlei Parella (1974), con 44.29.

Johnson se convertía en el segundo atleta en categoría masculina en poseer las plusmarcas mundiales de los 200 y los 400 m. En los años 60, el también estadounidense Tommie Smith (1944), campeón olímpico de 200 m en 1968, registró 20.0 (1966) y 44.5 (1967). Johnson ganaría también el oro en el relevo 4 x 400 m, pero, como en la anterior edición del Mundial, la confesión de Antonio Pettigrew en 2008 supuso la anulación de la victoria de Estados Unidos diez años después.

En 2000, Johnson planeó terminar su carrera deportiva repitiendo el doblete olímpico de 1996, con el añadido del relevo. Se presentó en Sacramento, donde se celebrarían las pruebas de selección, con 19.91 en 200 y 43.92 en los 400 m. Se clasificó fácilmente en esta última distancia, con 43.68, casi un segundo menos que Alvin Harrison (1974). Los 200 m se anunciaron como un apasionante duelo entre Johnson y Maurice Greene (1974), campeón mundial de 100 y 200 m y plusmarquista mundial del hectómetro, 9.79. Johnson impresionó en la primera ronda con 19,89. En la semifinal cedió ante John Capel (1974), 20.03 frente a 20.14, con Greene tercero, 20.30. En la final, Johnson parecía el primero con 50 m de carrera, pero a falta de 120 m se paró lesionado, lo mismo que Greene, unos metros más adelante. Capel fue el primero, con su mejor marca personal, 19.85.

Más de dos meses después en Sydney, Johnson volvió a ser muy superior al resto de competidores. Realizó 43.84 para ganar, 0.56 menos que Alvin Harrison. Por tercera vez para el equipo estadounidense y segunda para Johnson, la confesión de Antonio Pettigrew lo dejó sin oro en el relevo 4 x 400 m. Johnson decidió devolver la medalla antes de que la descalificación del equipo estadounidense fuese oficial.

Johnson se retiró esa misma temporada, con tres plusmarcas mundiales en pruebas olímpicas, ocho oros en los mundiales y cuatro oros olímpicos, que, en ambos casos pudieron ser más. Tras su carrera deportiva, ha seguido vinculado al atletismo, como comentarista en la BBC y en Daily Telegraph. En 2018 sufrió un ictus del que se ha recuperado. Ha estado recientemente en España, donde ha concedido alguna entrevista.

Michael Johnson, único doble campeón olímpico de 200 y 400 metros (I)

Uno de los grandes velocistas de la historia es el estadounidense Michael Johnson. Dominó primero los 200, después los 200 y los 400 m y finalmente los 400 m durante más de una década. Es el único atleta masculino que ha ganado el oro olímpico en los 200 y en los 400 m y también que ha repetido victoria en los 400 m en los Juegos. En categoría femenina la estadounidense Valerie Brisco-Hooks (1960) ganó los 200 y los 400 m en los Juegos de 1984. La francesa Marie-José Pérec (1968) lo hizo en los Juegos de 1992 y volvió a ganar los 400 m en 1996. La bahameña Shaunae Miller (1994) también ganó dos oros olímpicos en 400 m, 2016 y 2020. En sus inicios, a finales de los 80 todavía resonaban los ecos del positivo por estanozolol del canadiense Ben Johnson (1960) en la final olímpica de 100 m de 1988. Por ello, durante sus primeros años a Michael Johnson se le conocía como el otro Johnson o Clean (limpio) Johnson. Posteriormente se ganó los sobrenombres de El Pato, por su forma de correr, y El expreso de Waco, por la localización de su universidad.

Michael Duane Johnson nació el 13 de septiembre de 1967 en la ciudad tejana de Dallas. Comenzó a practicar atletismo en 1987, al entrar en la Universidad Baylor, en Waco, Texas. Esa temporada realizó unos magníficos registros de 20.41 en 200 m y 46.29 en 400 m. En Baylor se encontró al que sería su entrenador el resto de su vida deportiva, Clyde Hart (1935), que era el director de la sección de atletismo de la universidad. Comenzó muy bien el año 1988, con dos marcas de 20.07 y una de 20.09 en 200 m, así como 45.23 en 400 m. Sin embargo una lesión lo dejó fuera de las pruebas de selección olímpica, donde hubo que correr en 20.05 para clasificarse y para quedar eliminado, pues tanto el tercero como el cuarto empataron en esa marca. No mejoró en 1989, un año en el que compitió poco. En 1990 se graduó en Contabilidad y se incorporó a la elite mundial, con mejores registros de 19.85 en 200 m, mejor marca del año, y 44.21 en 400 m, tercera mejor marca del año. En total corrió un 100, veinte 200 y cuatro 400. Solo cosechó dos derrotas, en el 100 y en un 200. Corrió cuatro veces por debajo de 20.00 en 200 y el peor registro en sus cuatro 400 fue 44.58.

En 1991 Johnson tomaría parte en su primer campeonato del mundo. Pese a mejorar en los 400 m hasta 44.17, mejor marca del año, prefirió centrarse únicamente en los 200 m, distancia en la que se impuso con facilidad, 20.01. 0.33 más que el segundo clasificado, el namibio Frankie Fredericks (1967). Terminó la temporada imbatido y con mejor marca del año de 200 m, 19.88.

Tras su gran temporada en 1991, Johnson era el gran favorito para el oro olímpico en 1992. Sin embargo la fatalidad se coló en su camino. La temporada había comenzado muy bien para él. Se impuso en los 200 m de las pruebas de selección olímpica con 19.79, muy cerca de la plusmarca mundial del italiano Pietro Mennea (1952-2013), 19.72 (1979). Segundo con 19.86 entró Mike Marsh (1967). Unos días después, Johnson mejoraba en 400 m hasta 43.98. Tres semanas antes del comienzo de los 200 m en los Juegos de Barcelona, Johnson corrió los 200 m en Salamanca, donde registró 19.91. Esa noche sufrió una intoxicación en un restaurante, de la que no se recuperó a tiempo. No pudo acceder a la final olímpica, donde se impondría Marsh, tras haber marcado en su semifinal 19.73. Johnson tuvo como premio de consolación el oro en el relevo 4 x 400 m con 2:55.74, plusmarca mundial.

Después de su decepción olímpica, Johnson prefirió los 400 m para el campeonato del mundo al aire libre, al que llegó con 43.74, realizados en el campeonato de Estados Unidos. No dio opción y se hizo con el oro, 44.65, plusmarca de los campeonatos, 0.48 menos que su compatriota Butch Reynolds (1964). Ganó también el oro en el relevo 4 x 400 m, haciendo la última posta en 42.91. El tiempo de 2:54.29 superaba la plusmarca mundial del año anterior en los Juegos de Barcelona.

En 1994, sin grandes campeonatos, no mejoró en 200 m, 19.94, ni en 400 m, 43.90, pero logró su mejor marca de siempre en 100 m, 10.09. En 1995 se preparó para conseguir el triplete en el Mundial al aire libre, 200, 400 y relevo 4 x 400 m. Previamente había superado, en la temporada invernal, sus primeras plusmarcas mundiales individuales, en 400 m en sala. El 10 de febrero hacía 44.97 y el 3 de marzo 44.63. Tras proclamarse campeón de Estados Unidos en junio, con 19.83v y 43.66, el 9 de agosto ganaba el oro en el Mundial en 400 m, con 43.39, a 0.10 de la plusmarca mundial de Butch Reynolds, segundo en la carrera a 0.83. Dos días después se hacía con la victoria en la final de 200 m, igualando su marca de 19.79. El 13 de agosto conseguía su tercer oro, en el relevo 4 x 400 m.

En Barcelona, la adversidad le impidió conseguir sus objetivos, ahora, en Atlanta, Michael Johnson tendría la gran oportunidad de proclamarse campeón olímpico de 200 y 400 m, algo inédito en categoría masculina.

¿Hacia dónde van los 10 000 metros en pista?

Dentro de los cambios que parece quiere hacer la World Athletics (WA) en el atletismo, además de la marcha, hay otras pruebas en el punto de mira, entre ellas los 10 000 m en pista. Se trata de una distancia que cada vez se disputa menos en las reuniones atléticas. Probablemente el éxito de la carrera de 10 km en ruta y sus importantes premios ha transferido el interés de los atletas de la pista a la carretera. En los últimos años las mejores marcas se han conseguido en carreras fuera del gran circuito como la plusmarca mundial de Joshua Cheptegei (1996), 26:11.00, en Valencia el 7 de octubre de 2019, los 26:33.87 del estadounidense Grant Fisher (1997) en la ciudad californiana de San Juan de Capistrano el 6 de marzo de 2022, o los campeonatos etíopes de la distancia que se celebraron en Hengelo (Países Bajos) en 2022, Selemon Barega (2000) 26:44.73, y de 2023 en Nerja (Málaga), Berihu Aregawi (2001) 26:50.66. El único 10 000 de alto nivel que se ha disputado en una reunión del circuito fue el de Ostende (República Checa) en 2021 con Joseph Kiplimo (2000) como ganador, 26:33.90. En categoría femenina se mantiene la reunión de Hengelo, donde la neerlandesa Sifan Hassan (1993) hizo plusmarca mundial, 29:06.82, el 6 de junio de 2022, superando los 29:17.45 de la etíope Almaz Ayana (1991) desde la final olímpica de 2016. Dos días más tarde en la misma pista, en el seno del campeonato etíope, Letesenbey Gidey (1998) se iba a 29:01.03, actual plusmarca mundial. La mejor marca de 2023 es también de la etíope Gudaf Tsegay (1997), campeona del mundo, en su campeonato nacional en Nerja, 29:29.73.

Los 10 000 metros son una distancia con solera que ha dado grandes momentos al atletismo. La prueba deriva de las 6 millas (9656.06 m), que fue oficial en los Juegos de la Commonwealth hasta 1966 y en el campeonato de Estados Unidos en años no olímpicos hasta 1973. En categoría masculina los 10 000 m fueron olímpicos por primera vez en 1912, con victoria del finlandés Hannes Kolehmainen (1889-1966). El primer plusmarquista mundial reconocido fue el francés Jean Bouin (1888-1914), 30:58.8, que perdió un gran duelo con Kolehmainen en los 5000 m de esos Juegos. Los finlandeses continuaron dominando la prueba hasta los años 40. En los años 20 Paavo Nurmi (1897-1973) y Ville Ritola (1886-1982) se repartieron los oros olímpicos, 1920 y 1928 para el primero y 1924 para el segundo y se arrebataron las plusmarcas mundiales, dejándola Nurmi en 30.06.2 en 1924, muy cerca de la barrera de la media hora. Esta barrera no se rompió hasta 1939, cuando otro finlandés, Taisto Mäki (1910-1979) corrió en 29:52.6. El último de los finlandeses voladores fue Viljo Heino (1914-1998), campeón de Europa en 1946, que pronto se vio superado por el checo, entonces checoslovaco Emil Zátopek (1922-2000), doble campeón olímpico en 1948 y 1952, año en que hizo triplete con el 5000 y el maratón. Fue el primer atleta en correr por debajo de 29 minutos, 28:54.2 en 1954. Los soviéticos Vladimir Kuts (1927-1975) y Pyotr Bolotnikov (1930-2013) fueron los siguientes campeones olímpicos, en 1956 y 1960 respectivamente. Este último dejó la plusmarca mundial en 28:18.2 en 1962. Poco después, en 1965 el australiano Ron Clarke (1937-2025) sorprendía con unos estratosféricos 27:39.4. Sin embargo, nunca consiguió el oro olímpicos. El año anterior, siendo ya plusmarquista mundial con 28:15.6, fue bronce en una carrera ganada por el sorprendente estadounidense Bill Mills (1938). En 1968, perjudicado por la altitud mexicana entró el sexto, con victoria del keniano Naftali Temu (1945-2003). El finlandés Lasse Virén (1949) hizo reverdecer los laureles de su país con una doble victoria olímpica en 1972, con plusmarca mundial de 27:38.4, y en 1976. Fue quinto en 1980, donde se impuso el rapidísimo etíope Miruts Yifter (1944-2016). No hubo un gran dominador en los 80. Se bajó por primera vez de los 27 minutos en 1993, con los 26:58.38 del keniano Yobes Ondieki (1961). Ese año se dio a conocer internacionalmente, ganando el Mundial, uno de los grandes de siempre el etíope Haile Gebrselassie (1973), oro olímpico en 1996 y en 2000 y campeón mundial en 1993, 1995, 1997 y 1999. Superó tres veces la plusmarca mundial hasta dejarla en 26:22.75. Acabó su carrera de forma muy exitosa en el maratón, mientras en la pista otro etíope igualaba sus logros. Kenenissa Bekele (1982) fue campeón mundial de 2003 a 2009 y olímpico en 2004 y 2008. Llevó la plusmarca mundial hasta 26:17.53. El británico Mo Farah (1983) se hizo con los dos siguientes oros olímpicos, 2012 y 2016) y con los mundiales de 2015 y 2017. En 2019, 2022 y 2023 el campeón fue el actual plusmarquista mundial, Joshua Cheptegei, al que se le escapó el oro olímpico en 2021, al resultar batido por Selemon Berega.

En categoría femenina la historia es mucho más corta. La primera plusmarca mundial homologada fue de 32:17.20 para la rusa, entonces soviética, Yelena Sipatova (1955) el 19 de octubre de 1981. La primera mujer en bajar de 32 minutos fue la estadounidense Mary Decker (1958), 31:35.3 en 1982. La noruega Ingrid Kristiansen (1956) hizo 30:59.42 en 1985 y 30:13.74 en 1986. Fue la primera campeona de Europa, en 1986, y mundial en 1987. La rusa, entonces soviética, Olga Bondarenko (1960) se hizo con el oro olímpico en 1988, primera vez que se disputaba la prueba. Desde entonces ha habido un gran dominio etíope con victorias de Derartu Tulu (1972) en 1992 y 2000, Tirunesh Dibaba (1985) en 2008 y 2012 y Ayana en 2016. Otra etíope, aunque nacionalizada neerlandesa, Sifan Hassan ganó en 2021. Completan los oros olímpicos la portuguesa Fernanda Ribeiro (1969) en 1996 y la china Xing Huiba (1984) en 2004. La plusmarca de Kristensen duró hasta el Mundial de 1993, cuando la sorprendente china Wang Junxia (1973) se impuso con 29:31.78. Se mantuvo en lo más alto hasta 2016, cuando Ayana se fue a 29:17.45 en la final olímpica.

Toda esta historia no se repetirá si la WA degrada la prueba. En su mano está volverla a hacer atractiva para los atletas incluyéndola en las reuniones o dejarla morir. Esperemos que los peores presagios no se cumplan y la prueba vuelva a sus mejores tiempos. Todavía no hemos visto mujeres por debajo de los 29 minutos y la barrera de los 26 no está tan lejos para los hombres.

Sydney 2000, 800 metros, cuando solo cuenta el final

Tras no poder participar en los 800 m de los Juegos Olímpicos de 1996 por cuestiones administrativas, el danés de origen keniano, campeón del mundo el año anterior, Wilson Kipketer (1972) demostró que estaba en condiciones de ganar. Ese 1 de septiembre de ese año se convertía en el tercer hombre en romper la barrera de 1:42.00, al correr en Rieti en 1:41.83, la tercera mejor marca de siempre. La siguiente temporada de 1997 fue histórica para Kipketer y para los 800 metros. En el Mundial de pista cubierta, sorprendió al superar la plusmarca mundial en sala, 1:44.84 del keniano campeón olímpico en 1988 Paul Ereng (1967), en su serie eliminatoria, 1:43.96. Tras una semifinal tranquila, 1:48.49, en la final se fue a unos superlativos 1:42.67. Al aire libre volvió a ser campeón del mundo. Previamente había igualado la plusmarca mundial absoluta de Seb Coe (1956), 1:41.73. Posteriormente la superó en dos ocasiones, 1:41.24 y 1:41.11. Un ataque de malaria frenó su carrera deportiva en 1998. Lastrado por este problema, se hundió en la última recta de la final del Europeo al aire libre, mientras el joven alemán Nils Schumann (1978) se hacía con el oro con mejor marca personal, 1:44.89.

La temporada de 1999 comenzó con una derrota en el Mundial en sala, donde Kipketer fue plata a 0.02 del surafricano Johan Botha (1974), que se impuso con 1:45.47. Al aire libre, sin embargo, realizó una temporada perfecta, con pleno de victorias en doce carreras y una mejor marca de 1:42.27. Por tercera vez se proclamó campeón del mundo de la distancia al aire libre, con algunos apuros ante otro surafricano, Hezekiel Sepeng (1974), subcampeón olímpico en 1996. Esta vez los 0.02 fueron en favor de Kipketer, 1:43.30 frente a 1:43.32. El año olímpico de 2000 comenzó con plusmarca mundial de 1000 m en pista cubierta, 2:14.96. Al aire libre, sin embargo, las cosas no fueron tan bien. Antes de los Juegos Olímpicos tan solo compitió en tres ocasiones, en los 800 m. El 15 de junio se impuso en Helsinki, 1:44.27. Estuvo sin competir hasta agosto. El 25 fue tercero en Zúrich, detrás del argelino Djabir Said-Guerni (1977), 1:43.25, y del suizo André Bucher (1976), 1:43.31, 0.04 menos que Kipketer. Bucher volvió a derrotarlo tres días después en Gateshead, 1:44.62, frente a 1.44.66, otra vez 0.04 de diferencia.

Kipketer no volvió a competir hasta los Juegos de Sydney, donde no había un claro favorito. El mejor marquista del año era Bucher, 1:43.12, seguido de Said-Guerni, 1:43.25 y de Kipketer, 1:43.35. Otros cinco atletas habían bajado de 1:44.00 ese año. La primera ronda transcurrió sin sorpresas. El joven ruso Yuri Borzakovski (1981) consiguió la mejor marca 1:45.39, seguido de Kipketer 1:45.57. Las semifinales fueron muy parejas. El ganador de la primera fue Nils Schumann, 1:44.22, mejor marca personal, seguido de Bucher, 1:44.38. De esa primera semifinal, también se clasificaron para la final el atleta de Bostwana Glody Dube (1988), 1:44.70, plusmarca nacional, y Sepeng, 1:44.85. Said-Guerni se imponía en la segunda semifinal, 1:44.19, seguido de Borzakovski, 1:44.33, mejor marca personal. En la tercera Kipketer entraba en primera posición, 1:44.22, por delante del italiano Andrea Longo (1975), 1:44.49, acreditado en 1:43.74 ese año. No había un favorito claro en la final. Se esperaba una carrera rápida, pero sucedió lo contrario. Y cuando eso ocurre, las oportunidades se igualan. Bucher tomó la cabeza la primera vuelta, aunque fue Longo, colocándose al lado del suizo, el que marcó la primera vuelta en 53.43. Tras correr la curva por fuera, el italiano intentó sobrepasar a Bucher durante toda la contrarrecta. Finalmente, a falta de 200 m, consiguió la primera posición tras sacar a su rival de la pista, lo que le costó la descalificación. Longo entró delante en la última recta, con el resto de atletas muy cerca, Bucher segundo, Schumann tercero y Kipketer, algo retrasado, por fuera aprestándose a cambiar de ritmo. En un durísimo tramo postrero, a Kipketer le faltaron metros para alcanzar a Schumann, que superó a todos sus rivales a falta de 50 metros. Tercero fue Said-Guerni. Los tiempos fueron 1:45.08, 1:45.14 y 1:45.16. Resultó la final de 800 m más lenta desde 1980. Los siete primeros, posteriormente seis tras la descalificación de Longo, entraron en 0.75.

Schumann, que había llegado a los Juegos con la 23ª marca del año, se convertía, con 22 años, en el primer atleta en ganar el oro continental y olímpico al aire libre en los 800 m. Posteriormente lo conseguiría también Borzakovski. Llegó a la cúspide en Sydney. Campeón de Europa junior (sub18) en 1997, campeón de Europa en pista cubierta y al aire libre en 1998 y también continental sub23 en 1999, el alemán se mantuvo entre los mejores dos temporadas más. Fue quinto en el Mundial al aire libre de 2001 y bronce en el Europeo de 2002, año en que hizo 1:44.16, su mejor marca de siempre.

Kipketer, por su parte, también había dado lo mejor de sí. Se perdió la temporada de 2001. En 2002 fue capaz de correr en 1:42.32. Ganó el Europeo al aire libre, derrotando a Bucher, campeón del mundo el año anterior, y a Schumann en una carrera muy lenta. En 2003 volvió a ser plata en el Mundial en sala, mientras al aire libre, con muchos problemas físicos, ocupó la cuarta plaza. En 2004 tenía su última oportunidad de ganar el oro olímpico. Sin embargo, ya no era el atleta de antaño. Había corrido en 1:43.88, sexta mejor marca del año, pero solo había podido ser cuarto en Zúrich. Demostró, sin embargo, su enorme capacidad competitiva y consiguió entrar en el podio olímpico. Tras ganar su serie eliminatoria, 1:44.69 y su semifinal, 1:44.63, peleó por el oro en una final cuya primera vuelta se pasó en 51.84. A falta de 20 metros se encontraba en cabeza, pero finalmente resultó superado por Borzakovski, viniendo desde atrás, 1:44.45, y el surafricano Mbulaeni Mulaudzi (1980-2014), 1:44.61, 0.04 menos que Kipketer.

Kipketer se retiró en 2005 sin el gran premio olímpico. En 1996 dominaba la prueba con gran superioridad, pero la burocracia le impidió acudir, en 2000 dejó que la carrera fuese demasiado lenta y en 2004 peleó bravamente y estuvo a punto de conseguirlo, pero ya no era su mejor versión. Por su parte, Schumann supo dar lo mejor de sí en el mejor momento y se llevó un oro continental y un oro olímpico haciendo en ambos casos su mejor marca, en semifinales en el caso de los Juegos.