Julius Korir y el dominio keniano en los 3000 metros obstáculos

El 10 de agosto de 1984, en Los Ángeles, doce atletas se alineaban en la salida de la final olímpica de los 3000 m obstáculos. No había un favorito claro. El plusmarquista mundial, el keniano Henry Rono (1952-2024), 8:05.4 en 1978, ya no competía. El alemán Patriz Ilg (1957), campeón de Europa en 1982 y del mundo en 1983 se había lesionado esa temporada. El subcampeón mundial, el polaco Bogusław Mamiński (1955), no había acudido a los Juegos por el apoyo de su país al boicot decretado por la Unión Soviética. Tenía con 8:13.43 la mejor marca del año en aquel momento. El más rápido de los finalistas esa temporada era el británico Colin Reitz (1960), con 8:13.76, realizada el 21 de junio en Oslo, precisamente detrás de Mamiński. Reitz había sido medallista de bronce en el Mundial de 1983. Un atleta con el que había que contar era el veterano estadounidense Henry Marsh (1955), ganador de las pruebas de selección olímpica, 8:15.91. Décimo en los Juegos Olímpicos de 1976 y acreditado en 8:12.37, el año anterior, en el Mundial, cuando iba segundo, había tropezado y caído en el último obstáculo. Aun así llegó octavo a la meta. Le gustaba correr en la cola del grupo y avanzar en la última vuelta.

La prueba había comenzado el seis de agosto, con tres series clasificatorias, donde llamó la atención el keniano Julius Kariuki (1961). Con una mejor marca previa de 8:29.00, se impuso en la tercera serie, que se tomó como una reunión atlética, 8:19.45. Entraban seis atletas por puestos y el sexto clasificado, el finlandés Tommy Ekblom (1959) registró exactamente diez segundos más. Las otras dos series fueron la primera para el estadounidense Brian Diemer (1961), segundo en las pruebas de selección, 8:17.00, mejor marca personal, y para el keniano Julius Korir (1961), que ese año había sido segundo en el campeonato universitario de Estados Unidos, 8:19.85, mejor marca personal.

Las semifinales se corrieron a buen ritmo, ambas por debajo de 8:20.00. El ganador de la primera fue el plusmarquista español Domingo Ramón (1958), 8:19.08, por delante del francés Pascal Debacker (1960), 8:20.34, de Tommy Ekblom, 8:20.54, de Marsh, 8:20.57, del británico Roger Hackney (1957), 8:20.77, y de Kariuki, 8:21.07, que conseguía entrar por tiempos. Ramón había sido cuarto en la final olímpica de 1980, 8:15.78, plusmarca española entonces vigente. Desde los Juegos de 1980, se había visto muy castigado por las lesiones, si bien consiguió la medalla de bronce en el Europeo de 1982. En el Mundial había sido décimo. La segunda semifinal resultó aun más rápida, con seis hombres por debajo de 8:19.00. Korir entró el primero con marca personal de 8:17.40, precediendo al neozelandés Peter Renner (1959), 8:18.12, también mejor marca personal, a Diemer, 8:18.36, a Reitz, 8:18.62, al francés nacido marroquí Joseph Mahmoud (1955), 8:18.62, y al tunecino Féthi Baccouche (1960), 8:18.70, mejor marca personal.

En la final Baccouche se colocó en cabeza en los primeros compases. Poco antes del primer kilómetro, que cruzó en 2:47.40, Peter Renner se colocó primero, con todo el grupo compacto, salvo Marsh, unos tres segundos por detrás. El neozelandés seguía delante en el segundo kilómetro, más rápido, en 5:32.51, unos metros por delante de Korir. En ese momento el grupo iba bastante estirado, con Marsh y Domingo Ramón muy retrasados. En la penúltima ría, Korir sobrepasaba a Renner, que pagó su esfuerzo y acabó undécimo, tras una última vuelta lentísima, 8:29.81. Al toque de la campana, al keniano lideraba un compacto grupo, donde Marsh se había colocado segundo. En la contrarrecta, el estadounidense trató de superar a Korir, quien, no obstante no dio opción, con un cambio seco en el último 200, que lo llevó a la meta en unos excelentes 8:11.80, mejor marca del año en aquel momento y quinta de siempre. Por detrás Mahmoud superaba en la última recta a Marsh y Diemer hacía lo propio casi en la línea de meta. El francés ganaba la plata, 8:13.31 y Diemer, 8:14.06, dejaba a Marsh, 8:14.25, fuera del podio. Reitz entraba quinto, 8:15.48, y Domingo Ramón, tras una gran remontada, sexto, 8:17.27, su mejor marca desde 1980, 0.20 menos que Kariuki, séptimo. Debacker fue octavo, 8:21.51, Ekblom noveno, 8:23.95, Hackney décimo, 8:27.10 y Baccouche duodécimo, 8:43.40, por detrás de Renner.

Korir había protagonizado y ganado una superlativa final, a la que llegó siendo casi un desconocido. Es cierto que había ganado el oro en los Juegos de la Commonwealth en 1982, tras haber sido ese mismo año subcampeón africano, por detrás del medallista de bronce olímpico, el etíope Eshetu Tura (1950). En 1983 había ocupado la séptima posición en el Mundial. Su oro olímpico, sin embargo, no tuvo continuidad. Aunque siguió compitiendo hasta 1997 no volvió a participar en ningún gran campeonato. Tampoco consiguió mejorar su marca en obstáculos. Se quedó cerca, con 8:12.74 en 1986 y 8:12.80 en 1977. En 1991 registró 13:22.07 en 5000 m, 27:34.96 en 10 000 m y 1h00:31 en medio maratón. Lo que nadie se podía imaginar entonces es que con Korir se iniciaba un apabullante dominio keniano en la distancia, que se extendió hasta 2019. Durante ese período, Kenia consiguió ocho oros olímpicos, cinco platas y cuatro bronces, con dos tripletes. En el campeonato del mundo, de 1991 a 2019, los atletas nacidos en Kenia, incluyendo a Stephen Cherono (1982) nacionalizado qatarí con el nombre de Saif Saaeed Shaheen, se hicieron con quince oros consecutivos, algo inédito en la historia del atletismo.

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