Jesse Owens y «el día de los días»

La irrupción de los velocistas estadounidenses Eddie Tolan (1908-1967) y Ralph Metcalfe (1910-1978) en los Juegos de Los Ángeles de 1932 continuó con otros velocistas de alto nivel en los años siguientes. El más exitoso de todos ellos fue James Cleveland Jesse Owens, nacido en Oakville, Alabama, el 12 de septiembre de 1913. Hijo de un trabajador agrícola y nieto de esclavos, cuando tenía nueve años, su familia, como otros cientos de miles, se trasladó al Norte, en busca de mejores oportunidades. La familia Owens se estableció en Cleveland, Ohio, donde el joven Jesse comenzó a practicar atletismo en la escuela, al tiempo que trabajaba para ayudar en la economía familiar. Comenzó a destacar en 1932 cuando corrió las 100 yardas (91.44 m) en 9.6, a 0.2 de la plusmarca mundial y los 200 m en 21.1. En 1933 igualó la plusmarca mundial de 100 yardas, aunque no se homologó, y saltó 7.60 m en longitud, prueba en la que fue campeón de Estados Unidos ese año. Ese otoño entró en la Universidad del Estado de Ohio. Dejó a su primer entrenador, Charles Riley (1878-1960), y comenzó con Larry Snyder (1896-1982). Con Riley, no obstante, seguiría manteniendo una excelente relación y continuaría siguiendo sus consejos. En 1934 repitió su título nacional en salto de longitud y fue segundo en los 100 m, prueba en la que hizo su mejor marca, 10.4. Lo cierto es que Owens se prodigaba mucho más en las 100 yardas que en los 100 m. Ese año mejoró en longitud hasta 7.81 m, a 0.19 m de la plusmarca mundial del japonés Chuhei Nambu (1904-1997).

El 25 de mayo de 1935, en Ann Arbor, Michigan, en los campeonatos de la Conferencia Oeste (Big Ten) tuvo lugar una de las mayores hazañas de la historia del atletismo. En 45 minutos Jesse Owens superaba tres plusmarcas mundiales, que se convertirían en cinco al añadir las distancias métricas, e igualaba otra. Sin embargo, el comienzo de la tarde no hacía presagiar lo que iba a suceder. Unos días antes, Owens se había golpeado la espalda en una caída. Tras unos días de descanso y fisioterapia le habían recomendado no competir, pero decidió hacerlo. El día anterior había corrido bien las semifinales pero al comienzo de esa tarde los dolores habían vuelto. Larry Snyder le dijo que no se sintiese obligado a correr. Sin embargo Owens estaba a las 15:15 en la salida de las 100 yardas. 9.4 segundos tras el disparo se había olvidado del dolor lumbar y había igualado la plusmarca mundial. Ya había hecho este tiempo tres veces anteriormente, pero esta era la primera ocasión que el registro se homologaba.

Metido en la vorágine de la tarde, Owens no volvió a tener molestias. A las 15:35 se hallaba presto a realizar su primer intento en el salto de longitud. Se había colocado una marca en 7.98 m, la plusmarca mundial de Nambu. Owens la sobrepasó por mucho. Con 8.13 m se convertía en el primer atleta en saltar más de 8 metros. Este registro permanecería en los más alto hasta el 12 de agosto de 1960, cuando el también estadounidense Ralph Boston (1939) saltó 8.21 m.

Si mucho tiempo para pensar, a las 15:45 Owens volvía a la línea de salida de una carrera, las 220 yardas (201.17 m) en línea recta. La plusmarca mundial era 20.6. El joven de Alabama la rebajaba hasta 20.3, que se consideró también plusmarca mundial de 200 m. A las 16:00, Owens completaba su hazaña con un nuevo techo universal de las 220 yardas vallas, con 22.6, también plusmarca mundial de la distancia métrica. Esa tarde quedó para la historia del atletismo como El día de los días.

Sin embargo, esa temporada de 1935, Owens se encontró con su némesis, su compatriota Eulace Peacock (1914-1996). El 4 de julio, en Lincoln, Nebraska, Peacock corría los 100 m en 10.2, que superaban la plusmarca mundial, pero el viento era excesivo. Owens solo podía ser tercero, superado también por Ralph Metcalfe, subcampeón olímpico en 1932. En el salto de longitud, Owens volvió a resultar derrotado, pese a saltar 7.98 m. Peacock se convertía en el segundo hombre en superar los metros, con 8.00. En total ambos atletas se enfrentaron en 10 ocasiones, en velocidad y salto de longitud. El saldo es favorable a Peacock por 10-3. Sin embargo, a finales de agosto sufrió una grave rotura de los músculos isquiotibiales, de la que nunca se recuperó completamente, pese a que siguió compitiendo hasta 1948.

En el año olímpico de 1936, Owens se mostró en gran forma. El 20 de junio en Chicago corría los 100 m en 10.2, nueva plusmarca mundial. El 4 de julio en Princeton. hacía su segundo mejor salto de siempre con 8.00 m. En las pruebas de selección olímpica, el 11 y 12 de julio, con Peacock fuera de forma, Owens se impuso con facilidad en los 100, los 200 m y el salto de longitud. Esperaba ganar tres oros en los Juegos de Berlín, que finalmente fueron cuatro.

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2 comentarios en “Jesse Owens y «el día de los días»

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